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Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise en una misión de cinco años, para llegar donde nadie ha llegado antes.

Star Trek: Historias de la última frontera

STAR TREK: HISTORIAS DE LA ULTIMA FRONTERA #2
La última cacería
Guión: Luis Capote

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Portada: Dividida en cuatro partes, dos blancas y dos negras, como escaques de un tablero.

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Lo había rastreado durante varias semanas. Esta vez no escaparía. Demasiado tiempo había pasado desde la última vez en que había tenido a su adversario al alcance de sus armas. Por fin, había localizado una estación de seguimiento operativa, con la cual había rastreado a Lokai, pues tal era el nombre de su adversario, cerca del ecuador. Encontrar un transporte terrestre funcional había sido misión casi imposible. El abandono de la civilización era ya patente, y casi había sucumbido en tres ocasiones, a los ataques de fieras salvajes que, cada vez tenían más lejano el recuerdo de que debían mantenerse alejadas de las ciudades y, consecuentemente, se volvían más osadas. El medio negro pagaría también por eso.

El consejero Bele hizo aterrizar su transporte tras unas colinas, fuera de la vista de la ciudad de la que procedía la señal de Lokai. Con sumo cuidado, ocultó el vehículo y aprestó sus armas. Normalmente, alguien como él no utilizaría instrumentos tan bastos, pero los milenios de persecución lo habían vuelto, muy a su pesar, inseguro. Él, que se mostraba siempre orgulloso de sus orígenes y posición, no había sido capaz de doblegar a aquel ser inferior, que había corrido de planeta en planeta, buscando aliados para su perversa rebelión, forzándole a actuar muchas veces con violencia, llegando a la comisión de actos de piratería, como cuando, no ha mucho, había secuestrado a aquella nave de la Federación, la Enterprise, para llevar por fin a Lokai a la justicia. A eso se veía reducido, a la condición de bucanero estelar. El medio negro pagaría también por eso.

Esperó a que la estrella rectora de su mundo se ocultara y avanzó, siguiendo un camino paralelo a la vieja y ya casi borrada ruta de entrada a la ciudad. No pudo evitar pararse un instante para contemplar la ruina en la que se había convertido aquella urbe. Siempre había hablado con su esposa de visitarla, en otro tiempo y otro lugar que cada vez estaban más borrosos en su memoria. Luego se convirtió en un asentamiento para los otros, los primeros conflictos... Creía que podría disfrutar de la larga vida de su raza y de su posición, pero ellos se lo arrebataron... Él siempre se había preciado de ser abierto y progresista, de manera que apoyó la política de asentamientos de los medio negros en sus propias ciudades. Una pequeña concesión en nombre de la concordia, habían sido sus palabras. Aunque supusiera perder una maravilla como la que había sido aquella hermosa urbe. Las palabras se le atragantaron. Ojalá pudiera volver atrás en el tiempo y borrarlas, pero no podía. El medio negro pagaría también por eso.

El domo de energía que recubría la ciudad por las noches ya no estaba, así que pudo introducirse en las callejuelas exteriores y avanzar hacia el centro, al origen de la señal. Sus pasos se hicieron más cautos. Evitó transitar por las zonas de mayor penumbra, donde acechaban los predadores nocturnos. Al doblar una esquina, lo vio: allí estaba Lokai. Dormitaba, apoyado en la pared de un edificio derruido. A su lado reposaban sus escasos enseres. Por un momento estuvo a punto de gritar, pero sosegó sus nervios y avanzó un poco más. Pronto todo habría terminado. La muerte de Lokai marcaría el fin de los medio negros y él quedaría como único habitante de su mundo natal. Cumpliría la misión encargada diez milenios antes por unos gobernantes fenecidos largo tiempo ha. Tales eran sus pensamientos cuando apuntó con una de sus armas a la cabeza de su dormido adversario. Acarició el disparador y flexionó las piernas para hincar una rodilla en tierra. Al hacerlo, sus pies resbalaron y derrapó, asumiendo la posición deseada. Sin embargo, el ruido despertó a Lokai. Disparó, pero su enemigo había logrado alzar un campo mental que le permitió desviar el tiro. La última cacería volvía a empezar otra vez, y el medio negro pagaría también por eso.

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EL HOLOPUENTE DE BARTOLO O ¡QUÉ CALOR HACE, MANOLO!

Este número tiene una explicación muy especial. Se trata de retomar a los dos personajes que aparecían en el episodio de la tercera temporada Que este sea su último campo de batalla, que puede contarse entre los mejores de una serie que en esta etapa final tuvo bastante altibajos. Se trataba de un alegato sobre el racismo y el apartheid con bastante mala leche, pero muy adecuado para unos tiempos en los que la situación de los afroamericanos y, por extensión, de muchos no blancos, anglosajones y protestantes en determinados estados de la Unión, no parecía tan distinta de lo que sucedía en la Sudáfrica de Pieter Botha y compañía en los ochenta. Los habitantes de Cherón, el planeta donde se desarrolla la persecución, está habitado por humanoides que son medio blancos y medio negros. Lokai es un medio negro, porque su mitad diestra lo es; Bele es un medio blanco por idénticas razones. El segundo pertenece a la élite gobernante de Cherón, en tanto que el primero es un rebelde que se niega a aceptar la situación discriminadora e intenta una y otra vez sublevar a sus conciudadanos, huyendo del planeta para buscar aliados en su causa. Bele recibe la orden de perseguirle y lleva a cabo esa tarea durante diez mil años. Cuando por fin se encuentra con su adversario a bordo del Enterprise y consigue desviar la nave hacia su planeta, perseguidor y perseguido descubren que la guerra civil ha exterminado a todos sus congéneres, pero deciden continuar con el conflicto. Como curiosidad, el personaje de Bele estaba interpretado por el actor Frank Gorshin, recientemente fallecido y mucho más popular por su papel de Edward Nigma, el Acertijo, en la serie sesentera de Batman. Y ahora, pasemos a las cartitas, que para eso está esta sección.

Ben Reilly acertó que los protagonistas del episodio anterior eran Hikaru Sulu, el timonel de la Enterprise y su hija Demora, que al correr del tiempo ocuparía su puesto en en Star Trek: Generaciones, la séptima película de la saga en la que se enlazaba la historia entre la vieja y la nueva generación. Para ti irá la copia de Turist Omer uzay yolu en cuanto mandes tus datos postales.

José González dice que el relato está bien, pero no aporta nada y que afortunadamente es corto... y mucho me temo que las cosas seguirán así... aunque se aceptan ideas para tratar algunos otros temas. También acierta con la identidad de los protagonistas, que es más de lo que puede decir Mr. Multiplexor.

Y hasta aquí podemos leer. Nos vemos en el próximo número, que tendrá un tono un poco más jocoso.

 
 
   
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