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PORTADA
Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...



Star Wars

STAR WARS #18
Acelerando hacia el final III
Guión y portada: Ben Reilly
Guía de Personajes

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REGIONES DESCONOCIDAS

Durante sus años de entrenamiento Darth Talia había acumulado una serie de huesos rotos, cortes, heridas y moratones que habrían sido suficientes para atormentar a una persona normal durante el resto de su vida. Ahora era todavía peor. La habían forzado al límite y más allá. Cuando parecía que iba a rendirse a la muerte la mentían en un tanque de bacta, un líquido que podía curar rápidamente las heridas. Luego, una vez curada, la sometían a la misma rutina una y otra vez, quebrándola no tanto físicamente sino mentalmente.

Estaba al borde del abismo. Lo único que la salvaría era tan simple como decirle a su Maestro que su fe en Lado Oscuro era suprema e inquebrantable. Pero no podía darle ni tan siquiera eso porque aunque lo hiciera su Maestro descubriría que era mentira. Desde que Luke Skywalker la había derrotado todo en lo que creía había sido puesto en tela de juicio. Sabía que era una guerrera Sith poderosísima, podría derrotar a cualquier ejército sin inmutarse y sin embargo había sido derrotada por un hombre. Todo lo que su Maestro la había enseñado era todo lo contrario que Luke Skywalker practicaba. Era un hombre débil, no mata a sus adversarios y sin embargo la había derrotado sin ninguna duda. ¿Cómo podía ser?

- ¡Grita perra!

Talia contuvo el grito con todas sus fuerzas. Las drogas impedían que reaccionara como haría habitualmente. Sin ayuda de la Fuerza no pudo impedir que su torturador le sumergiera la cabeza en aquel líquido viscoso que se metía en sus heridas y hacía que éstas picaran hasta la extenuación. Cuando ya no podía más notó cómo tiraban su cabeza para sacarla al aire a pesar de que ella se resistía todo lo que podía para mantenerse allí y acabar definitivamente con su suplicio.

- ¡Todavía no es tu hora de morir!

Volvieron a sumergirla pero esta vez introdujeron una extraña vara. Talia sabía para qué era, la había usado cantidad de veces así que apretó los dientes todo lo que pudo para resistir la corriente eléctrica que surgió de la vara. Pese a todo no pudo reprimir un grito de dolor al ser sacado de aquel líquido y tirada hacia la pared como un trapo. Talia tosió un poco de sangre y levantó la mirada para ver a su Maestro, Darth Aveng, complacido con la situación. Darth Aveng se agachó para situarse a la altura de Talia, le abrió la boca con una mano y situó la otra en una de las muelas de Talia. Luego tiró con toda su fuerza.

- AAAArrrrrrrrghhhh

Lord Aveng sonrió. Usando la Fuerza levantó a Talia del suelo y la hizo chocar violentamente contra la pared donde salieron automáticamente unos cables que se enrollaron alrededor de brazos y piernas para inmovilizarla.

- Espero que estés disfrutando de esto tanto como yo.

Como respuesta Talia escupió un poco de sangre.

- Entonces estarás preparada para la siguiente fase.

Darth Aveng le mostró una caja donde unas diminutas larvas parecían estar peleándose por un pedazo de carne.

- Supongo que no las reconocerás. Son una de mis últimas invenciones. Verás -dijo mientras le hacía una herida a Talia clavándole una uña- estas pequeñas se introducen en ti a través de tu sistema circulatorio -Darth Aveng abrió la caja y la acercó a la herida de su antigua aprendiz. Las larvas parecieron oler la sangre y se deslizaron velozmente hacia la herida-. Una vez dentro de tu organismo se van alimentando poco a poco de todos tus nutrientes, creciendo en tu interior hasta necesitar una fuerte de alimento mayor. ¿Adivinas que se comerán cuando tu propia comida no les alimente?

Talia retorció la cabeza en señal de asco. Aquellos bichos pequeños iban a comerse sus órganos internos.

- Pero no te preocupes. Están diseñadas para causarte el máximo dolor posible antes de matarte, siempre y cuando permitamos que eso último suceda y no prolonguemos tu agonía con inmersiones en los tanques de bacta -Darth Aveng se rió a carcajadas, la tortura era su mayor pasión-. Ahora debo irme, la última fase de mi plan está a punto de empezar y hay cosas que requieren mi atención.

Todos se fueron de la cela dejando a Talia extenuada, bordeando la desesperación total de saber que va a vivir una vida de torturas sin límite. Imposibilitada de movimientos intentó llamar una vez más a la Fuerza. Había varias técnicas que permitían controlar el nivel de sustancias químicas en el organismo pero exigían un mínimo de concentración que Talia no conseguía. Entonces ocurrió algo que no esperaba. Una de las correas metálicas que sujetaba su brazo derecho desapareció. Durante unos instantes no comprendió lo que había sucedido, ni cómo. Quizás todo era un engaño de Darth Aveng para capturarla una vez que se hubiera escapado y así torturarla aún más. No debería intentarlo, no quería caer en otro de los juegos de su antiguo Maestro. Tenía que quedarse, estaría más segura y no sufriría tanto.

Apartó esas ideas de su cabeza. No quería convertirse en una víctima miedosa, el miedo hacía más fuerte a su Maestro. Concentró toda su ira, todo su dolor, toda su rabia acumulada. La esperanza que le había sido atorgada al liberarse una mano bastó para poder concentrarse. Sentía de nuevo la Fuerza, podía apartar las drogas de su organismo no así las larvas que requerían un mayor esfuerzo del que no estaba segura de poder asumir. Quería romper sus ataduras metálicas pero estaba segura de que si lo hacía saltaría algún tipo de alarma. Así que intentó otra cosa. Relajó sus músculos y llamó a la Fuerza. Si alguien estuviera viendo la escena le parecería imposible. Talia estaba contrayendo su propio cuerpo de tal modo que se libraba de sus ataduras hasta quedar libre.

Ahora tenía que pensar en lo que hacer. La venganza era su prioridad número uno pero no creía estar preparada para enfrentarse a su Maestro y vencerle. Por lo que intuía, las cámaras de seguridad debían de haber fallado ya que n o se había presentado ni un triste guardia de seguridad. Tenía que irse pronto, salir del planeta y de la región. Ya volvería a por Darth Aveng. La puerta de la celda no representaba ningún problema con sus recuperados poderes, simplemente empujó y empujó con la Fuerza hasta que el metal cedió. Corrió hacia el hangar sorteando guardias pero antes de llegar se paró en seco y dio media vuelta. Tenía que ir antes a otro sitio.

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CORUSCANT

El planeta recubierto por una inmensa urbe estaba en crisis. El intento de asesinato de la Primera Ministro Leia Organa Solo sobre el senador Borsk Fey´lya había restringido todo el tráfico aéreo. Los controles creaban colas de naves que llegaban casi a salir del sistema por lo que muchas se veían obligadas a refugiarse en otros planetas a la espera de que la situación se normalizase. Pero la situación estaba lejos de normalizarse. Los Cuerpos de Seguridad de Coruscant apenas si tenían vagas pistas de dónde se encontraba Leia. Habían ofrecido una pequeña recompensa pero sólo consiguieron que un montón de gente de los bajos fondos afirmara haberla visto. El resultado era una tensión palpable por todo el planeta al que le preocupaba las desastrosas consecuencias políticas que tendría para la República.

Aquello tensión también se palpaba en el propio piso de Leia donde estaban alojados todos los estudiantes de la Academia Jedi. Habían tenido que permitir varios registros de los Cuerpos de Seguridad que buscaban pistas sobre el paradero de Leia. Luke les había ordenado quedarse allí protegiendo a Ben y a los gemelos Solo y por si a Leia se le ocurría volver. A Kyp no le había hecho gracia alguna. Le parecía una auténtica pérdida de tiempo. Deberían estar fuera, buscando a la Primera Ministro. Quedarse a proteger a dos bebes era una tarea indigna de un Jedi, no representaba ningún desafío y no lo ayudaría en su entrenamiento. Esto último era lo que más le molestaba. Desde que se había unido a la Academia Jedi había albergado la esperanza de usar sus talentos Jedi para encontrar a su hermano mayor que había sido reclutado como soldado de asalto1 sin embargo ahora se encontraba atrapado en Coruscant, sin posibilidad de seguir adelante porque su Maestro debía buscara su hermano, una medio aprendiz de Jedi que ni siquiera mostraba interés alguno en acabar su entrenamiento.

Mirando a sus compañeros Kyp podía decir con orgullo que era el que más cerca estaba de convertirse en un verdadero Caballero Jedi. Sólo Gantoris podría oponérsele en combate pero Kyp dudaba de que fuera capaz de vencerle. El propio Maestro Skywalker le había dicho que su habilidad con el sable láser era mejor que la suya y que pronto podría llamarse Caballero Jedi. La impaciencia le consumía. Sabía que aquello no era propio de un Jedi pero todavía era un aprendiz. Había pensando en intentar aprender por si mismo, intentar pasar al siguiente escalafón de conocimiento pero el Maestro Skywalker les había advertido que debían estar siempre supervisados. El querer avanzar demasiado deprisa y por uno mismo es lo que había llevado a Anakin Skywalker a caer en el Lado Oscuro. Aunque había otra forma de aprender sobre seguro.

Se levantó del cómodo asiento en el que estaba. Miró a sus compañeros, cada uno estaba concentrado en sus ejercicios excepto Nichos y Cray que estaban acaramelados en el sofá. Ninguno le prestaba atención así que se dirigió hacia las habitaciones. La habitación de los bebés tenía la puerta abierta e Invierno vigilaba con atención. Utilizando la Fuerza para golpear la pared y así despistar a la alderaaniana, Kyp pudo pasar sin problemas. La siguiente puerta presentaba una mayor dificultad. Detrás se encontraba el holocrón Jedi donde se guardaban las enseñanzas del Maestro Jedi Qui-Gon Jinn, tendría que saber el código para poder entrar. El truco que pretendía realizar era difícil. Concentrándose en la Fuerza podía detectar qué teclas estaban más desgastadas, eso le daría los números pero el orden era más complicado. Tendría que percibir la esencia de quienes la habían pulsado y llevar su mente hacia el pasado.

Cuando acabó estaba totalmente empapado en sudor pero había valido la pena. Entró en la habitación. Estaba totalmente a oscuras. El holocrón flotaba en el medio. Kyp se acercó pero antes de que pudiera tocar el holocrón una hoja blancovioleta se paró a escasos centímetros de su garganta. Mara Jade Skywalker siempre había sido muy directa.

- Creía que Luke os había advertido de usar el holocrón sin su permiso.

- Yo. no. es decir yo sólo

- Si dices "buscaba el baño" me sentiré insultada. Ven, reúnte con tu compañero.

- ¿Quién?

Al otro lado de la habitación, Gantoris flotaba a varios metros del suelo cruzado de piernas. Kyp se acercó a él y se colocó en la misma posición.

- Me gustaría saber qué dirá Luke si supiera que sus alumnos no saben abrir una simple cerradura.

- ¿Qué?

- Os habéis equivocado en dos números muchachos. Tendréis que practicar más -Mara sonrió ampliamente lo que asustó a los aprendices, nunca sonreía-. Y qué mejor manera de practica vuestra concentración y resistencia que cambiarles los pañales sucios a nuestros queridos bebés.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió el la carcasa dorada del androide Cetrespeó irrumpió en la estancia.

- Ama Mara tengo que informarle. ¡oh cielos! Amo Kyp, amo Gantoris, ustedes no están autorizados a estar aquí.

- Ya me he ocupado de ellos Trespeó. ¿Qué ocurre?

- El Amo Han acaba de llegar a Coruscant.

- Está bien voy para allá. Trespeó, encárgate de que estos dos cuiden de los bebes en mi ausencia.

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No podía creerse lo que estaba viendo. Sabía que había criaturas viles el Universo, se había enfrentado a muchas y había comido con otras pero nunca se había encontrado con tales seres retorcidos llenos de maldad y vileza. Se hacían llamar periodistas. A su llegada a Coruscant se había encontrados con decenas de ellos de todas las razas de la galaxia. Le estaban esperando para coger la imagen del marido de la asesina más famosa de toda la historia porque eso era lo que era Leia para ellos, una asesina, no habría juicio ni nada, ya estaba condenada por la prensa. Cosas como la presunción de inocencia no les importaban. Se armó de valor y se aseguró de que la carga de su desintegrador estuviese a tope. por si se le agotaba la paciencia.

- Vamos allá Chewie

- Rooorrghggh

- No, no puedes abrasarlos con los motores del Halcón a plena potencia

- ¿Graaaaaaaaaaao?

- Tampoco a media potencia. Salgamos de una vez

La compuerta del Halcón se abrió. Decenas de cámaras flotantes grababan su imagen. Algún político había tenido la amabilidad de mandar tres guardias de seguridad que estaban al fondo intentando controlar a los periodistas sin conseguirlo de ninguna forma ante el gran número de éstos. Inmediatamente Chewbacca se puso a rugir ferozmente, intentando apartar a los reporteros pero éstos no debían de tener ganas de conservar sus brazos porque no se apartaban del camino. Entonces llegó ella, melena rojiza al viento quien estuviera observando el cielo en aquel instante sólo podría ver una plataforma a unos diez metros de altura. Ningún ser humano podría saltar esa altura y caer sin romperse una pierna como mínimo. Pero Mara Jade Skywalker estaba lejos de ser una humana normal.

- Mara

- Solo

- Ahora somos familia, puedes llamarme Han

- Claro que puedo, Solo -cogió su sable láser y lo encendió. Rápidamente todos los periodistas se apartaron-. Bien, vamos a ir hacia el turboascensor. si alguien se acerca podrá aparecer en un programa de testimonios contando cómo le corté el brazo.

Todos los reporteros se apartaron y Mara, Han y Chewbacca pudieron llegar sin problemas hasta el turboascensor donde ya pudieron relajarse, libres del acoso de la prensa.

- ¿Cómo están las cosas? -preguntó Han-.

- Luke ha salido a buscarla -dijo Mara-. Pero Coruscant es demasiado grande, incluso para él. No sé si podrá encontrarla.

- Si algo me ha repetido tu marido durante todos estos años es que el tamaño está en tu mente. Además contamos con ayuda.

- ¿Ayuda? ¿Qué tipo de ayuda?

- Si te lo dijera no me creerías2 Ahora contactemos con Luke y veamos lo que ha descubierto.

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El bar el Extranjero era uno de esos casos aislados de Coruscant. Situado en la calle Vos Gesal del barrio Uscru, nadie podría imaginarse qué tipo de clientela albergaba. Fuera, los letreros mostraban chicas de alterne que invitaban a las diversas razas a entrar en el club y pedir lo disponible o más. El Extranjero era un puro error en Coruscant. Los barrios superiores ,donde se encontraba el club, normalmente albergaban los locales más prestigiosos y respetables donde las gentes de buenas voluntad y dinero venían a divertirse. Se decía que el Extranjero había sido uno de esos club respetables, antes, mucho antes incluso de que un Maestro Jedi y su joven Padawan entraran persiguiendo a una cazadora de recompensas. El club había cambiado de dueño varias veces, ahora pertenecía a un tal Berny, un celoide de múltiples brazos que era simplemente el perfecto barman. Jaster lo había conocido años atrás, cuando todavía era soldado de asalto. Se habían caído bien, sobre todo porque Jaster le había salvado de unos mercenarios barabels. Desde aquella Berny le había ofrecido el club como un lugar seguro donde siempre tendría comida gratis. aunque Jaster nunca había estado tan hambriento como para atreverse a probarla.

Sin embargo sí que había usado el club como lugar de reunión. Ahora esperaba a Gozniak quien regresaba de las Regiones Desconocidas. Para no llamar la atención, Jaster y su compañero Brizca habían acudido sin sus armaduras mandalorianas. Era extraño, la armadura se había convertido en una especie de segunda piel para él y andar ahora sin ella le hacía sentirse desnudo y desprotegido. Menos mal que Gozniak llegó rápidamente. Se sentó el asiento libre de la mesa y pidió un vaso de whisky corelliano. Jaster sacó de su bolsillo un aparato del tamaño de su mano, lo puso sobre la mesa y accionó el interruptor que tenía.

- La burbuja está activada. Nadie nos oirá. ¿Cómo ha ido?

- Trampeé las ataduras de Darth Talia para que pudiera escaparse y facilité su huída del planeta. No se dio cuenta de mi presencia.

- Perfecto. ¿Se llevó los discos de información?

- Sí. Y me aseguré de que nadie notase la copia.

- Bien. Ahora sólo hay que esperara a que la República tenga esos discos y se lanzarán encima de Darth Aveng y su Imperio.

- No lo entiendo -dijo Brizca-. Si no queremos el resurgir de los Caballeros Jedi, ¿por qué vamos a ayudar a la República a acabar con los Sith?

- Los Sith son todavía más peligrosos. Al contrario que los Jedi utilizan su poder sin restricciones, son un enemigo muchísimo más duro. Si conseguimos que luchen entre sí, quizás tengamos la suerte de que se maten los unos a los otros -Jaster se llevó la mano rápidamente al desintegrador. Luke Skywalker acaba de entrar en el club. Probablemente estaría buscando a su hermana y no a ellos pero no había que arriesgarse-. Vámonos, tenemos compañía indeseada.

Los tres mandalorianos se levantaron rápidamente y fueron hacia la puerta de atrás para escapar del Maestro Jedi.

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Su información le había llevado hasta aquí, el club El Extranjero. No sabía si era fiable aunque todos sus sentidos así se lo indicaban. Según lo que había averiguado, unos cazadores de recompensas habían encontrado a Leia y la retenían en espera de que Coruscant aumentaran la sustanciosa recompensa que habían ofrecido por su captura. Suponía que no la retenían en el mismo club, un local de esa clase en un nivel tan alto sería el primer lugar donde los cuerpos de seguridad investigarían. Sin embargo el jefe de los cazadores de recompensas quizás sí estuviera ahí. Desplegando sus sentidos Jedi se fijó en todos los presentes. Tres hombres se escapan del club por la puerta trasera alterados por la presencia del Maestro Jedi pero éste no sentía que tuvieran nada que ver con su hermana así que decidió dejarles ir; al fin y al cabo había mucha gente que tenía cosas que esconder a un Maestro Jedi.

Luke se dirigió, acompañado por su fiel androide Erredos, hacia la barra para hablar con el dueño que ejercía de barman. Se sentó en taburete libre junto a un wookie y a un dug. Llamó al camarero.

- ¿Qué desea tomar? -preguntó el camarero de múltiples brazos-.

- Déme uno de esos -dijo señalando un líquido mitad rosa mitad verde-. Me han dicho que por aquí se pueden encontrar cazadores de recompensas interesantes, ¿es verdad?

- No. no sé de qué me está hablando.

- ¿Sabes quién soy?

- Lu. Luke Skywalker. el Jedi.

- Entonces sabrás que sé cuándo mientes -el barman dio varios pasos hacia atrás asustado-. Ahora, háblame de esos cazadores de recompensas que estoy buscando.

El barman estiró uno de sus brazos y cogió una pequeña hoja de plastipapel que entregó a Luke. En la hoja había una dirección. Luke saludó y se fue de club. Cogió su comunicador y habló con Mara y Han que se iban a encontrar con él. Bajó en un turboascensor hasta los niveles inferiores y caminó durante quince minutos hasta llegar a una calle abandonada donde la luz del sol parecía no haber entrado. Al final de la calle había un edificio en ruinas custodiado por dos gamorreanos y un twi´lek. Desplegó sus sentidos Jedi, podía sentir a Leia dentro de la casa, estaba asustada, confusa y llena de miedo. Podía sentir el Lado Oscuro dentro de ella.

- No puedes pasar -le dijo el twi´lek cuando Luke intentó cruzar la puerta-.

Luke extendió las palmas de sus manos. Inmediatamente una misteriosa fuerza empujó a los dos guardias gamorreanos y el twi´lek apartándonos de la puerta. El ser de las dos largas colas encefálicas fue el primero en recuperarse de la sorpresa y sacó su desintegrador. Sin embargo éste salió volando y se estrelló contra la pared estallando en añicos. Ante esto ninguno de los tres guardias intentó detener a Luke. Leia estaba cuatro pisos más arriba de la entrada así que Luke subió las escaleras despacio hasta encontrarse con un grupo de cazadores de recompensas que le cerraban el paso. Su líder era un ser de más de tres metros, con una musculatura marcada sobre todo en sus cuatro brazos.

- Ríndete. Te tenemos rodeado -varios cazadores de recompensas se colocaron alrededor de Luke con sus desintegradotes apuntándole-. Por muy Jedi que seas no podrás desviar todos los disparos.

- Apártate. No conseguirás nada enfrentándote a mí

- ¿Eso crees eh? Mi familia mató a muchos de tus compañeros Jedi en el pasado. Yo Kaduh te mataré ¿qué dices a eso?

- Disparad

El ruido de los desintegradotes ahogó la habitación. Kaduh calló, todos sus compañeros habían obedecido la orden mental de dispararla a las rodillas que no aguantaron más el peso de su corpulento dueño. Luke pasó por encima de Kaduh y siguió hasta el fondo no sin antes ordenar a los restantes cazarecompensas salir del edificio. Al fondo del pasillo estaba la habitación de Leia. Abrió la puerta. La habitación estaba a oscuras salvo por un resplandor blancoamarillo. Luke comprendió rápidamente lo que ocurría. Con la velocidad de todo su entrenamiento Jedi llevó su mano derecha al cinturón y desenfundó su sable justo a tiempo de parar la arremetida que su hermana había lanzado contra él.

CONTINUARÁ

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PRÓXIMO NÚMERO: ¡¡Lucha entre hermanos!!

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1.- Sólo para recordar, los padres de Kyp fueron asesinado cuando protestaron públicamente por la destrucción de Alderaan. El hermano mayor de Kyp fue obligado a entrar en las tropas de asalto donde se le aplicó la media reglamentaria para estos casos: el lavado de cerebro.

2.- Se refiere sin duda a la aparición de Anakin Skywalker en números anteriores.

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LA TASCA DE MOS EISLEY

Holadola

Primeramente agradecer a todos los que votaron Star Wars #16 como mejor número del mes de Julio. Muchas gracias. Además creo que es la primera vez que ocurre que gane una serie de Marvel Tales así que doble honor.

Vayamos con los comentarios del número anterior. Esto es lo que dice José González:

//Este numero me ha parecido un tanto pesado. Me he sentido como Wedge Antilles a bordo del Lusankya, aburrido, ansioso de acción. Tanta intriga política cansa. Y más en mi caso, que olvido parte del argumneto a los diez minutos :)\\

Bueno, acción tampoco te encontrarás en este número (más que nada porque es un número de poner a los personajes en su sitio para seguir avanzando la trama). De todos modos acción tendrás y en grandes cantidades dentro de muy poco, cuando cambiemos al Rollo 6 :P

Y este mes contamos con la colaboración única de Kurt Busiek rehaciendo a su manera uno de los elementos claves de la saga:

- Leia. Leia es mi hermana

- Tu instinto te sirve bien. Cuando erais pequeños (ver Episodio 3 o no) os apartamos de vuestro padre, Darth Vader (ver Episodios 1, 2, 3, 4, 5 y 6 para comprender la historia) que se había pasado al Lado Oscuro (ver Episodios 2 y 3) por causa de las maquinaciones del Emperador (ver Episodios 1, 2, 3, 5 y 6) Yo, Obi-Wan Kenobi (ver Episodios 1, 2, 3, 4, 5 y 6) ZZZZZZZZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

 
 
   
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