Anteriormente en Star Wars Legado: El Imperio Yevethano ha interrumpido toda comunicación exterior. La Séptima Flota de la República y un grupo de representantes de los gobiernos B´sessn e imperial han sido enviados a la frontera del territorio yevethano para investigar el suceso. Han y Leia han formado un grupo de voluntarios para investigar en un planeta cercano cuando la flota invasora les sorprende...

EL IMPERIO YEVETHANO

Los repulsares hicieron elevarse al Halcón hasta salir del recinto del espaciopuerto tras lo cual Han activó los quemadores principales y el antiguo y modificado carguero corelliano salió disparando fuera de la atmósfera del planeta.

- Tenemos compañía -dijo Leia señalando los tres cruceros que eclipsaban el brillo de las estrellas-. Están lanzandos cazas.

- Perfecto -dijo Han levantándose y cediéndole su sillón a Leia-. Sigue intentando contactar con el X-303... y que la computadora de navegación prepare un salto al hiperespacio. Holden, ¿qué tal unas prácticas de tiro?

- Veamos lo duros que son esos cazas.

Los dos corellianos abandonaron la carlinga y se dirigieron a las torretas defensivas del Halcón. Ambos se colocaron los auriculares que les conectaban con el resto de la nave y encendieron las torretas cuyo visor de objetivos cobró vida señalando a los cazas que los estaban persiguiendo.

- ¿Todavía no hay señales del X-303? -preguntó Han-.

- Nada. Ni los sensores captan un mínimo rastro -respondió Leia-.

- ¿Qué está haciendo su primer oficial, coronel?

- Si le soy sincero nunca sé lo que hace.

- Los tenemos encima -anunció Leia-.

Los escudos del Halcón comenzaron a recibir los impactos de las armas de los cazas enemigos. Han y Holden devolvieron el fuego mientras Leia pilotaba el Halcón dirigiéndose hacia la luna del planeta en un doble intento de encontrar al X-303 y de salir del campo de interferencias que estaba interrumpiendo las comunicaciones a largo alcance. Han derribó a otro de los cazas y entonces empezó a oler a humo.

- ¿Qué es lo que se está quemando?

- El hiperimpulsor -dijo Leia-. Siempre es el hiperimpulsor.

- No es culpa mía.

- Nos estamos quedando sin opciones.

- Trata de despistarlos en la luna. Si nos libramos de algunos cazas quizás podamos ocultarnos.

- Nunca hay un campo de asteroides cuando hace falta.

Han volvió a concentrarse en disparar. Destruyó uno, dos, hasta tres cazas con escasos disparos pero cuando tenía ya al cuarto en el punto de mira el Halcón dio un giro brusco de 180 grados y empezó a girar sobre su eje como una peonza.

- ¡Leia!

- ¡Yo no he sido!

- Entonces...

- Draygo pilota la nave.

- ¿¡Mi nave!?

El Halcón atravesó la línea de cazas para dirigirse hacia los cruceros enemigos. Los cazas, una vez visto que aquel carguero era una loca maniobra se estaba acerando a una de sus naves capitales, se dispusieron a perseguirlo formando un enjambre detrás del carguero corelliano que iba a toda velocidad. Las naves capitales, que hasta ese momento se habían mantenido en un segundo plano, comenzaron un tímido contraataque para intentar que aquel loco piloto desistiese de su acercamiento. Sin embargo Draygo no cejó en su empeño, hizo desviarse del fuego enemigo al Halcón en unas maniobras prácticamente imposibles pero arreglándoselas de alguna manera para seguir en un vuelo directo hacia el crucero alienígena. Cuando éste se dio cuenta de que aquél piloto era más suicida de lo que cabría desear, abrieron fuego con todas sus baterías creando una salva de energía láser que oscureció las estrellas. Entonces Draygo se permitió un instante de regocijo y una tímida sonrisa torcida porque sabía que su plan había funcionado.

Esperó hasta el último momento, transfirió toda la energía de escudos y armas a los motores mientras escuchaba los gritos de Han quejándose porque su torreta había quedado de repente sin potencia, e hizo que el Halcón realizase un súbito ascenso totalmente vertical esquivando la salva de fuego que se llevó por delante a la mayor parte de los cazas que les perseguían que no pudieron apartarse a tiempo de la trayectoria.

- Buena maniobra -dijo Han mientras volvía a abrir fuego con su torreta ahora que volvía a tener energía-. Sabía que lo harías bien.

- No lo parecía desde aquí -dijo Draygo desde la carlinga-.

- No quería que te confiaras demasiado. Esta nave no es como esos cazas militares que sueles pilotar.

- Sin duda -dijo Draygo que había echo virar al Halcón para dirigirse nuevamente hacia la luna-.

- ¿Soluciones creativas Holden? -dijo Han-.

- Y no sabes la mitad. Su expediente es "peculiar"

Draygo se acercó a la superficie del satélite en un intento de alejarse del resto de cazas que les seguían persiguiendo. Notó el tirón de la gravedad en los mandos y descendió hasta un valle poblado por la niebla. Fue atravesando la espesa niebla casi a ciegas ya que el ordenador de navegación no podía procesar concisamente los accidentes geográficos debido a las interferencias.

- Tengo una señal -dijo Leia manipulando el tablero de comunicaciones-. Es el X-303

- Localízalos -dijo Draygo mientras hacía ascender al Halcón. Ya desde donde se encontraba podía ver la silueta triangular del crucero de la Nueva República que enviaba una escolta de cazas para protegerles. Holden y Han volvieron a la carlinga asumiendo el segundo los mandos y llamando a su nave el primero.

- Prepara el salto para reunirnos con la flota inmediatamente -ordenó Holden-.

- Coronel, hemos recibido un mensaje de las naves alienígenas. Quieren establecer una reunión.

- No me parecieron muy comunicativos hace unos instantes.

- Se han excusado. Dicen que nos confundieron con una nave yevethana. En el momento en el que nos identificamos como una nave de la Nueva República cesaron cualquier intento de aproximación.

Holden miró a Leia que se encogió de hombros. Realmente no tenían nada que perder.

- De acuerdo. Avisa a la flota y a Coruscant, tenemos una reunión que formalizar.

Las estancias del embajador B´Sessn y su aprendiz eran muy austeras. Sólo estaban adornadas con velas, dos camas (una a cada lado de la habitación) y el escritorio donde ahora se encontraba el embajador revisando una tarjeta de datos. La puerta de la habitación se abrió, era su discípula, Kilena, que acaba de volver de su expedición. La aprendiz se dirigió hacia su cama y buscó debajo de su almohada un extraño objeto de aspecto orgánico. Pulsó repetidamente hasta que cambió de su color verde inicial hasta un tono más violeta que indicaba que estaba en funcionamiento y que, a partir de ahora, sus conversaciones iban a ser totalmente privadas pese a cualquier medio espía que pudiera haber en la habitación.

- ¿Han sacado algo útil de tu viaje? -preguntó sin dejar de manipular la tarjeta y sin volverse para mirar a su aprendiz a la cara-.

- He establecido contacto directo con el agresor.

- ¿Cuál es tu veredicto?

- Contacto positivo.

- Mmm... ya nos hemos equivocado antes, con consecuencias terribles tanto para nosotros como para aquellos objeto de nuestro error debo añadir.

- Estoy segura. Pude observar sus armaduras, sus naves... usaban tecnología orgánica.

- Ese tipo de tecnología no es extraña a esta galaxia.

- No a este nivel. El aspecto de las naves agresoras... eran exactamente iguales a las que aparecen en los textos antiguos de la biblioteca.

El embajador se volvió hacia su aprendiz por primera vez.

- Se comunicaron con esta nave. Revelaron su nombre: Yuuzhan Vong. A los miembros de esta Nueva República no les dice nada ese nombre pero a ti... ¿sabes lo que significa?

- Han vuelto.

LA TASCA DE MOS EISLEY

Bueno, otro numerito...