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Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...



Star Wars

STAR WARS: LEGADO #51
La larga noche
Guión: Ben Reilly
Guía de Personajes

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Anteriormente en Star Wars Legado: Jacen ha sido ejecutado por los Vong mientras éstos se preparan para ejecutar la segunda parte de su plan.

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DAGOBAH

Jaina Solo soltó una maldición en voz alta por la enésima vez que metía el pie en un supuesto pequeño charco y el pie se hundía en el charco hasta la rodilla. Su mono de vuelo estaba ya totalmente empapado por el agua sucia y el barro, y eso que sólo había recorrido unos metros desde donde había posado su Ala-A.

- ¿Estás bien? -preguntó Corran Horn desde su Ala-X, mientras intentaba sacar su unidad R2 del caza y posarla sobre suelo firme-.

- Perfectamente -contestó malhumorada-. Sólo pienso que esta misión es una absoluta pérdida de tiempo.

- La Maestra Tionne ha encontrado datos que sugieren que el Maestro Yoda tuvo una vez una Academia Jedi en este planeta, mucho antes de que tuviera que exiliarse. Tu tío no encontró nada en sus visitas a este planeta...

- Me pregunto por qué -le interrumpió mientras tenía que saltar a la orilla salvando un lago de distancia-. Esto es una absoluta bola de barro.

- Puede. Pero fue el hogar de un Maestro Jedi hace muchos años. Escucha... yo tampoco creo que encontremos nada pero vale la pena intentarlo. Nos dividiremos y cubriremos el terreno más rápidamente.

- De acuerdo.

Jaina siguió avanzando, internándose en el planeta. Tenía que salvar plantas, ramas de árboles y constantes charcos. En la Fuerza, podía sentir la vida del planeta. Sabía por qué Yoda había elegido ese planeta. Pese a su aspecto el planeta rebosaba de vida y también... había algo oscuro ahí.

- ¿Maestro Corran? -llamó Jaina pero Corran ya estaba demasiado lejos-. Genial, nunca hay un Maestro Jedi donde puedes necesitarlo.

Siguió la sensación de oscuridad que la perseguía y dio con un árbol gigantesco y antiguo, muy antiguo. En aquel lugar reinaba el Lado Oscuro. Se dio cuenta de que en medio del árbol, por entre varias ramas, había una entrada a lo que parecía una cueva. El origen de la oscuridad estaba ahí dentro.

- Puede que esta no vaya a ser mi mejor idea.

Entró en la cueva. Había algo seductor en la oscuridad, un susurro que no dejaba que se alejase. Tuvo que apartar varias serpientes para entrar, y deslizarse entre el musgo. La niebla se había filtrado en el interior de la cueva y era difícil ver algo. Pero tenía que seguir avanzando.

- Puedes matarlo -dijo una voz femenina al final de la cueva-.

- ¿Qué? ¿Quién está ahí?

- Puedes matarlo. Decir que fue un accidente. Nadie lo sabría.

Jaina sintió una fuerte presión en el pecho, como si le faltase el aliento y estuviera ahogándose. Sentía... miedo ¿Qué era exactamente aquélla cueva?

- Nadie lo sabría.

- ¿Por qué iba a matarle? -preguntó Jaina que sin darse cuenta se adentraba cada vez más en la cueva-.

- Es el responsable de la muerte de tu hermano. Le abandonó en el planeta.

Desde cierto punto de vista era verdad. Corran la había sacado del planeta, no antes de que su hermano la hubiera dejado inconsciente pero Corran no le convenció de que no se quedara, se rindió fácilmente. Demasiado fácilmente, Corran era uno de los primeros alumnos de la Academia Jedi y un excelente Maestro Jedi. ¿Por qué no había intentando con más vehemencia que Jacen se fuera del planeta? Jaina sentía cómo la ira crecía en su interior.

- No puedo matarle.

- Tú quizás no, pero yo sí.

La niebla se disipó de repente, atraído por un remolino. Jaina pudo ver a su interlocutora: era ella misma, sólo que sus ojos no eran los suyos, eran ojos amarillos. Ojos de Sith.

- Yo puedo matarle. Déjame.

- ¡Jamás! -dijo Jaina que activó su espada de luz y la interpuso entre su yo oscuro y ella, en posición de defensa-.

- Eres débil. Siempre tan obediente, tan responsable, nunca queriendo quedar mal con los demás. Si te libraras de todas tus obligaciones, descubrirás que lo que de verdad quieres es cortarle la garganta. Tu destino es convertirte en mí, abrazar el verdadero poder de la Fuerza, de otro modo no sobrevivirás a lo que te depara. No te dejes destruir como hizo Jacen.

Jaina sintió el odio recorrer su cuerpo.

- No te atrevas a decir su nombre.

- Él aceptó su destino. ¿Por qué no puedes hacerlo tú?

- ¡¡Porque tengo miedo vale!! Siempre fuimos un equipo. Ahora estoy sola y la galaxia me da miedo.

Decirlo en voz alta sorprendió a la propia Jaina. Sí echaba de menos a su hermano, sí se sentía culpable de su muerte por no haber hecho más para impedirlo pero sobre todo echaba de menos la sensación de seguridad que le deba estar con él. Juntos podían sobreponerse a todo y ahora estaba sola.

- Tú nunca estarás sola.

- ¿Jacen?

Aquella voz era la de su hermano sin ninguna duda. Y al tan sólo oírla, al tan sólo escuchar el suave sonido de la voz de su hermano Jaina sabía que todo iba a salir bien. Nunca estaría sola, de un modo u otro, en la Fuerza, su hermano estaría con ella. Seguían siendo un equipo. Un equipo contra el Lado Oscuro.

- ¡Te convertirás en mí! ¡Te estaré acechando todos y cada uno de tus días hasta que te rindas a mí!

- Te estaré esperando -dijo y salió de la cueva caminando, no ya como una aprendiz sino como una Jedi de pleno derecho-.

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YAVIN IV - ACADEMIA JEDI

Ben Skywalker entró en la habitación de su hermana. Inmediatamente los recuerdos afloraron en su mente. Aquélla habitación no había sido la suya pero, por su aspecto, bien le podía haber podido pertenecer. Las cuatro camas estaban a medio hacer con ropa desperdigada por todos los lados. Las piezas electrónicas se amontaban en las mesas y varias de ellas estabas esparcidas por el suelo. Durante el primer año de entrenamiento, los aprendices Jedi tenían que residir en la Academia aprendiendo lo básico de varios Maestros Jedi y algunos padawan antes de que, una vez terminado el año, fuesen asignados a un Maestro para proseguir su entrenamiento. El año de Ben había sido movido y pronto tuvo que marcharse a Coruscant a recibir otro tipo de formación alejada de la de los Jedi, pero recordaba con añoranza las largas noches hablando con sus compañeros de habitación y las ocasionales escapadas nocturnas para entrenar en el bosque.

- Debería estar preparándome para la ceremonia -dijo su hermana-.

Y Ben no podía estar más de acuerdo con ella. Vestida con un mono de vuelo que había visto mejores días, su pelo rubia mostraba signos de no haber sido lavado en días, la grasa cubría buena parte de su cara y las manos tenían cortes y magulladuras, signo de haber estado lidiando con un caza en bastante mal estado.

- Quería hablar contigo. Vas a empezar una parte muy importante de tu entrenamiento y...

- Yo sólo quiero saber quién va a ser mi Maestro. Querría que fuese el Maestro Katarn, después de papá es el mejor espadachín de la Orden. Tampoco me importaría que fuera el Maestro Durron, si es que Ganner ha pasado las pruebas claro. Sé que ha tenido encontronazos con papá y mamá pero creo que si me entrena puede ser una buena oportunidad para que zanjen sus discusiones.

- Anna...

- ¿Qué?

Ben se rió. En realidad su hermana no había cambiado mucho en aquél año en la Academia. Seguía hablando por los codos y no había aprendido en absoluto a tener paciencia. Ben se compadecía de quien tuviera que domarla para convertirla en Caballero Jedi. ¿Realmente él había sido así en alguna ocasión? Mucho se temía que sí.

- Nada. El Maestro que te elija será el adecuado pero tienes aprender a tener paciencia.

- Lo sé -dijo con cara de fastidio, como si fuera algo que oyera demasiado a menudo-.

- No pasa nada. Con tus años yo tampoco podía estarme quieto -dijo abrazándola y revolviéndole el pelo-. Pero he aprendido un poco desde aquélla, tú harás lo mismo y para que te ayude a centrarte en las lecciones importantes: ten.

Ben le tendió su espada de luz.

- Como sabes esta espada perteneció a nuestra madre, nuestro padre y nuestro abuelo antes de que me fuera legada -dijo mientras veía cómo Anna se iba a revolver su armario, en busca de algo que Ben no acertaba a distinguir-. Es un modelo antiguo pero fiable y muy manejable y... ¿se puede saber qué haces?

Anna encontró finalmente lo que buscaba y se lo lanzó a Ben que lo cogió al vuelo.

- ¿Una espada de luz? ¿De doble hoja? ¿Cómo? ¿Cuándo?

- Es lo que he estado haciendo últimamente. Saqué los diseños de la base de datos y me lo puse a construir. Pero me gusta tu regalo.

- Sí, supongo que sí. ¿Sabes esa lección sobre paciencia? Tienes que aprenderla, rápidamente. Se supone que no debes construir tu espada de luz sin supervisión.

- Lo siento. Me aburría.

- Está bien. Supongo que habrá más gente que necesite una espada de luz en esta Academia. Ahora tengo que irme, Galen quiere hablar conmigo. Que la Fuerza te acompañe hermanita.

Anna asintió. Ben se fue de la habitación. Su Maestro, Galen, le había mandado llamar hacía unos minutos para que acudiera a una de las salas de meditación de la Academia. Cuando llegó, Galen permanecía sentado en el suelo con las piernas cruzadas y sumido en la meditación habitual de los Jedi.

- Perdone por llegar tarde, Maestro -dijo Ben mientras cruzaba las piernas y se sentaba enfrente de su Maestro-. Quería hablar con Anna antes de la ceremonia.

- ¿Cómo está? ¿Está nerviosa?

Ben repasó mentalmente lo que acaba de ocurrir en la habitación de su hermana.

- Nerviosa no es la palabra que yo emplearía. Pero está bien, sí. Ansiosa diría yo.

- ¿Y tú? ¿Estás nervioso?

- Estoy bien.

- De acuerdo. Comencemos entonces tus pruebas.

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Luke Skywalker contempló de nuevo el Gran Salón de la Academia. En aquella estancia, muchos años atrás, se había celebrado la destrucción de la primera Estrella de la Muerte. Ahora servía para las celebraciones y las reuniones multitudinarias de la Academia, como la ceremonia en la que los Maestros elegían a sus nuevos padawans. También, según lo que Luke podía sentir actualmente, serviría en un futuro para reunir a todos los Jedi. Había una guerra en el horizonte y los Jedi tendrían que tomar parte. Pero esa era una preocupación para el futuro. Ahora tenía otras prioridades.

- Leia -dijo Luke mientras abrazaba y besaba a su hermana en la mejilla-.

- Acabo de llegar.

- ¿Cómo está Han?

- ¿Todavía no ha hablado contigo?

- No.

- Dale tiempo. Es testarudo y sólo han pasado un par de meses desde lo de Jacen. En el fondo sabe que tú no tuviste la culpa de nada.

- Si hubiera habido alguna manera de...

- Lo sé. Cambiemos de tema, ¿querías que viniera para la ceremonia?

- Sí. Necesito tu ayuda. Quiero que seas la Maestra de Anna.

- ¿Yo? Pero si apenas puedo ser una Jedi por mí misma, mucho menos entrenar a otra. Hay otros Maestros mucho más cualificados para esta tarea.

- Es posible, pero parte de tus responsabilidades como Jedi son transmitir lo que has aprendido. Y creo que tener una relación Maestra - discípula te ayudará a que finalmente te aceptes como Jedi... y te llevará a entender las decisiones que a veces tenemos que tomar los Jedi.

Leia miró hacia otro lado, no pudiendo mirar a su hermano gemelo a la cara.

- A veces esto de la Fuerza resta demasiada intimidad.

- Sólo sé que Han no es el único que tiene problemas entendiendo por qué Jacen hizo lo que hizo.

- A veces por la noche me despierto y por un segundo creo sentir su presencia pero luego la sensación desaparece. Luke, era tan joven -las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. No había contención Jedi alguna- Tenía toda una vida por delante, ¿por qué tenía que morir? ¿De qué han servido tantas batallas si al final mi propio hijo no ha podido disfrutar de la paz?

Luke abrazó a su hermana. No tenía respuestas para ella pese a su supuesto gran conocimiento y sabía que, de tenerlas, tampoco habrían sido consuelo para su hermana.

- ¿Ves? Como Jedi no doy la talla, no soy capaz de controlarme. Seré una Maestra horrible.

- Puede que no confíes en tus habilidades pero al menos deberías confiar en mi criterio -dijo Luke con una media sonrisa en la cara-. Serás una gran Maestra, ya lo verás

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Tras un largo viaje que la había llevado desde el Núcleo Profundo hasta los mismísimos extremos del Borde Exterior, Mara Jade Skywalker sentía la necesidad de llegar a su hogar y dejarse caer lentamente sobre su cama para dormir durante siglos. Había contactado con su antiguo socio contrabandista, Talon Karrde, para intentar conseguir información sobre lo que ocurría en el territorio de los Yuuzhan Vong. La misión había sido un éxito y toda la información estaba en manos ahora de la República, por un módico precio.

Al menos, en su viaje de vuelta, había recibido buenas noticias. Corran le había informado de que Jaina había pasado sus Pruebas y aquella misma noche iba a ser investida como Caballero Jedi. Le hubiera gustado ser ella misma la que la hubiera expuesto a la cueva de Dagobah y ver cómo superaba las terribles visiones que seguramente le había proporcionado aquel lugar, pero su misión tenía prioridad. Además había partido días después de la muerte de Jacen y había considerado que Jaina no estaba preparada en esos momentos para hacer frente a un Vong en el caso de que hubieran tenido que cruzarse con uno. Aún así le hubiera gustado estar con ella.

Sonrío para sus adentros mientras cruzabas los pasillos de la Academia. Era totalmente cierto que los años la habían cambiado. Si ahora pudiera ver a la fría, cínica y por otro parte ingenua Mara Jade que había sido Mano del Emperador y que había pasado muchos años llorando la muerte de Palpatine, no tendría más remedio que gritarle, echándole en cara todo lo que se estaba perdiendo de la vida. Luke la había rescatado de un mundo de tinieblas para llevarla a la luz.

Por eso, cuando entró en el cuarto de la Academia que compartían, lo que vio no le gustó. Quizás había sido algo aprendido de Han pero cuando Luke estaba preocupado siempre acudía a reparar su caza Ala-X o, como en este caso, a realizar mejoras en Erredós.

- ¿Qué le pasa al viejo cabeza cubo? -preguntó Mara desde la entrada mientras se agachaba para darle un beso en la mejilla a su marido-.

- He actualizado sus sistemas de nuevo y sustituido un par de servos que se habían quedado anticuados. Ahora estoy trabajando en sus bancos de memoria, tengo que expandirlos o podrían llegar a colapsarse. Creo que lleva demasiado tiempo sin que le borren la memoria.

- Por lo que he visto puede que sume más décadas que nosotros dos juntos -Erredós protestó con varios silbidos agudos-. Eh, no te ofendas. Las llevas muy bien.

- ¿Cómo ha ido el viaje?

- Le entregué a Kalenda todo lo que conseguimos, que no es poco. Vamos a tener problemas muy serios.

- ¿Tan grave es?

- Deberíamos reunir a las tropas.

- Ya he hecho algo parecido. He convocado a algunos Maestros para hablar en privado sobre lo que los Jedi podemos hacer en esta situación.

- De acuerdo -Mara siguió mirando a su marido arreglar a Erredós. Estaba demasiado cansada para una aproximación sutil-. Entonces... ¿qué es lo que te preocupa?

- Los bancos de memoria de Erredós, quería hacer un volcado total a los nuevos pero la cantidad de información no concuerda. Parece que no tengo acceso a ciertas partes.

- Sí claro, yo estaba hablando de la memoria de Erredós.

- ¿Sabes? A veces esa aproximación tan directa tuya puede llegar a ser un incordio.

- Me lo han dicho y esto de acuerdo con ellos. Ahora dime, ¿qué es lo que te preocupa?

- Es Jacen.

- Luke, ya hemos hablado de ello. No hay nada que pudieras hacer.

- Lo sé, no es eso. Es algo de lo que Jacen y yo hablamos cuando él se convirtió en Jedi. He estado repasando las grabaciones de su ejecución y creo que antes de que los disparos le alcanzaran él...

Luke no acabó la frase. Distraído como estaba dividiendo su atención entre su mujer y Erredós no se dio cuenta de que había activado el holoproyector del droide. Como hacía más de tres décadas, la activación hizo que se cayera de culo por la sorpresa. La imagen, parpadeante y llena de interferencias mostraba a una mujer joven, pequeña y embarazada inconsciente en el suelo. Mara y Luke la miraron fijamente.

- Tiene gracia -dijo Mara sin dejar de mirar la imagen de la mujer mientras la cabeza no dejaba de darle vueltas-. Pero juraría que esa mujer se parece mucho a...

- Leia.

- Sí. Luke, ¿es esa tu madre?

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LA TASCA DE MOS EISLEY

Bueno, otro numerito...

 
 
   
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