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DC Premiere

DC PREMIERE #4
Amanecer en Escarlata I
La única y sorprendente Liga de la Justicia: La batalla de Nanda Parbat

Guión: Tomás Sendarrubias

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Alguna parte del Tíbet,Cerca del Himalaya.

- Igual deberíamos haber avisado a alguien de que veníamos...

La voz de Blue Beetle, que se arrebuja en la parka térmica en la que se envuelve, parece desaparecer en la ventisca, arrastrada por el gélido viento y la nevada que impide que, incluso situada a escasos metros de ellos, su nave sea imposible de ver. A su lado, Booster Gold se encoge de hombros, activando su campo de fuerza, de forma que queda aislado del exterior.

- Tampoco nadie nos dio un número de teléfono con el que contactar. Ya me parece un milagro que hayamos podido llegar aquí.

- Suponiendo que aquí sea algún sitio-gruñe junto a ellos Fuego-. Y que no estemos en mitad de... bueno, de... de ningún sitio. Estoy congelada.

- Si quieres puedo ampliar mi campo de fuerza...-sonríe Booster, pero la mirada que Beatriz le lanza le hace incluso retroceder un paso-. También puedo no hacerlo, al fin y al cabo te llamas Fuego...

- ¡Eh, chicos! ¿Nadie me va a ayudar a descargar las Oreos?

La voz de Mister Milagro llega desde el Bicho, y aunque no se acerca a él, Fuego alza una mano y convoca una llamarada verde para señalarle su posición en plena ventisca.

- Propongo volver al Bicho, poner la calefacción y revisar el mapa-dice Blue Beetle, pero a su lado, el Hombre Elástico niega con la cabeza y se encoge de hombros.

- El mapa era claro. Bueno, todo lo claro que puede ser un mapa dibujado por la mano de un hombre poseído por el fantasma de un trapecista muerto... Lytta fue muy amable al convocar a Deadman para nosotros, Sue le ha mandado una cesta de magdalenas caseras en agradecimiento.

- Hace mucho que Sue no me manda magdalenas...-masculla Booster-. Oye, no estará enfadada por...

- Vomitaste en nuestro felpudo, Michael-asiente Ralph-. Fue algo... asqueroso.

- Pero tío, os pedí perdón. Os mandé una cesta de fruta. Y una tarjetita preciosa, pidiendo disculpas...

- Lo sé, Sue es una chica dura cuando se pone-asiente Ralph.

- ¿Por qué terminaste vomitando en su...? Nah, no quiero saberlo-masculla fuego.

- Chicos, las galletas pesan...

- Insisto en deberíamos volver al Bicho hasta saber donde está el camino-dice Beetle, tras un sonoro estornudo-. Creo que empiezo a sentirme mal.

- Los bichos sois débiles ante el frío. Por eso no hay hormigas en el Polo Sur...dice Booster, caliente y cómodo dentro de su campo de fuerza.

- Esta idea fue una locura desde el principio-protesta Fuego-. He perdido ya tres días de vacaciones para poder venir a... aquí. Siempre suponiendo que "aquí" signifique algo, claro, que sigo sin tenerlo claro. ¿Cómo estamos seguros de que era Deadman quien dibujó el mapa y no... no sé, el espíritu de Félix Faust?

- Porque lo convocó Destino, y es la maga más poderosa en el rollo del hocus-pocus y todo eso...-responde Mister Milagro, empujando hacia el centro del grupo una enorme caja de Oreos mantenida a flote por aparatos antigravitacionales-. Es algo así como la maga suprema y...

- Y hace poco fue poseída por Mordru y quiso matar a toda la Sociedad de la Justicia...-apostilla Blue Beetle, pero Mister Milagro continúa, ignorando a su compañero.

- Y porque si alguien se hubiera molestado en preguntarme en lugar de dejarme de mozo de carga y descarga, le podría haber dicho que mi Caja Madre ha ubicado Nanda Parbat a unas tres millas por un sendero que comienza... ahí exactamente-señala Scott Freeman, con una amplia sonrisa-. ¿En marcha? Estoy seguro de J´onn se alegrará mucho de vernos...

- Tres millas por la nieve en medio de esta ventisca-gruñe Beetle, avanzando finalmente tras Mister Milagro-. ¿De quien fue esta idea?

- Tuya-responde Booster, y Beetle suspira.

- Sabía que ibas a decir eso.

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-No podéis pasar.

- ¿Gandalf?-masculla Blue Beetle, pero la mirada de Fuego hace que Ted baje los ojos y retroceda un par de pasos, mientras ella se acerca al hombre que se encuentra ante ellos, un anciano vestido con una túnica blanca, que sujeta una vara entre sus manos, y con una luenga barba gris. De hecho, lo único que, a ojos de Ted le diferencia de Gandalf son los ojos achinados y el color de la piel, amarilla como el pergamino.

- Venimos desde muy lejos-responde Beatriz, uniendo las manos ante su pecho y bajando la cabeza en señal de respeto-. Un amigo nuestro se encuentra aquí, y hemos recorrido un largo camino...

- Hemos visto la nave, venerables extranjeros-responde el monje, encogiéndose de hombros, y Booster lanza una risilla, fulminada de nuevo por la mirada de Fuego.

- Desde que está con Jaque Mate, se le está agriando el carácter-masculla Mister Milagro, y Booster asiente.

- No habéis sido convocados a Nanda Parbat por Rama Kushna-continúa diciendo el anciano-. Pero no os preocupéis, no habréis hecho el viaje en vano. Hay una aldea a unas millas al Este donde hacen el mejor queso de leche de yak de toda la región. Vienen muchos turistas a probar ese queso...

- ¿Cuánto son muchos?-pregunta el Hombre Elástico, pero el anciano se limitó a responder con una sonrisa beatífica.

- Venerable anciano-interviene Mister Milagro, acercándose a Fuego-. Hay un amigo nuestro tras estas paredes, un amigo que probablemente lleve mucho tiempo esperando aislado, en soledad. Y bueno, esto no es precisamente un sitio accesible... Si pudieran hacer la vista gorda un momento, y dejarnos entrar a verle... Estaríamos muy agradecidos a Rama Kushna...

- Rama Kushna escucha tus palabras-responde el monje, asintiendo con la cabeza-. Y accede, complaciente. Puede leer la bondad en vuestros corazones.

- ¿Veis? Sólo hacía falta pedirlo con educación-dice Mister Milagro, girándose hacia sus compañeros y lanzándoles una sonrisa de suficiencia que hizo que Blue Beetle pusiera los ojos en blanco.

- Además, he visto a Mister Milagro en televisión, y ser gran seguidor... nosotros estaríamos muy satisfechos si pudiera hacer un número para nosotros... la meditación continuada es tan dura...-sonríe el anciano, y con un gesto de su mano, la ventisca, que no había parado de azotarles, parece detenerse, permitiéndoles ver por primera vez que sólo unos metros les separan de las altas murallas de Nanda Parbat. Varios monjes, vestidos con túnicas blancas o naranjas, les observan desde lo alto de la muralla, y una amplia reja metálica se abre para permitirles entrar.

- Eh... Fuego... Bea...-masculla Ralph, acercándose a ella, estirándose de modo que la apartaba del resto del grupo.

- Ralph, si vas a hacer algún chiste sobre que yo también debería haber sido lo suficientemente famosa como para haberme ganado mi grupo de fans en el Himalaya, puedes dejarlo...

- No, simplemente iba a sugerirte que te cubrieras un poco... por lo que sé, los monjes de Nanda Parbat hacen voto de castidad, y bastante difícil debe ser como para venir nosotros y traerte con ese escote que...

Fuego ni siquiera se detiene antes de lanzar una sonora bofetada que impacta en el rostro del Hombre Elástico, distendiendo su mejilla y continuando hacia delante mientras se abrocha la chaqueta que lleva, con la enseña de Jaque Mate, hasta el cuello, avanzando sin dejar de farfullar. Atónito, Ralph se gira para encontrarse con los rostros enrojecidos de Booster Gold y Blue Beetle, que parecen estar a punto de estallar.

- Está bien, chicos, si seguís aguantando, os va a dar un aneurisma...

- ¡¡¡¡MWAH HA HA HA HAAAAAAAA!!!!

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Ted Kord tarda quince minutos en reconocerse a sí mismo que se ha perdido. No sería capaz de salir de aquel lugar nunca, y tendría que pasarse el resto de sus días lanzado a la búsqueda del Nirvana, vestido de naranja y musitando "Mani Padme Ohm". Primero habían cruzado el pequeño poblado que había tras las murallas, y luego habían entrado en el monasterio propiamente dicho, labrado en las laderas de la inmensa montaña. Habían cruzado las puertas. Luego, un gran salón. Luego un pasillo. Habían girado a la derecha. Habían subido unas escaleras. Luego, otro pasillo. Una sala con tres puertas, habían cogido la de la derecha. Y había un nuevo pasillo con unas nueve puertas... ahí Ted había empezado a despistarse. No sabía si eran nueve o diez, así que no sabía si habían entrado por la séptima o la octava. Habían vuelto a subir unas escaleras, y de pronto, estaban en una cueva. Habían girado a la izquierda. Luego a la derecha. De frente, y a la derecha de nuevo. O eso creía. Y luego, habían descendido por un estrecho túnel. Que daba en una amplia caverna con un lago en el centro sobre el que flotaba una bruma... una bruma que les había saludado, muy educada. Tras despedirse de la bruma, habían atravesado una puerta metálica, que llevaba a un pasillo cubierto de pequeñas teselas blancas y negras, que parecía girar en espiral sobre sí mismo. Ahí, Ted se había perdido del todo.

Ahora, estaban atravesando un pequeño recodo exterior, y podían ver el cielo sobre ellos mientras el viento movía decenas de campanillas de plata, sujetas en finos cordeles de unos postes de madera que forman un pequeño pasillo que conduce a otra puerta, de aspecto pesado, como de bronce, y con unos extraños signos grabados en ella.

- Os esperan tras esa puerta-indica el anciano guía, girándose hacia ellos con una sonrisa, y apartándose a un lado para permitirles pasar.

- Muchas gracias, muy amable. ¿Puede venir a buscarnos en un rato?-pregunta Ted, y nota un pellizco en un gemelo, encontrándose con la mano distendida de Ralph, que le mira con aire admonitorio.

- Compórtate, Beetle-dice-. Estás en un sitio sagrado.

- Oh, venga, tío-gruñe Ted-. No pienso aceptar lecciones de un tío cuya mayor virtud es mover la nariz...

- Ey, es mi capacidad innata de descubrir misterios. Además, a Sue le parece sexy.

- Sue lo odia, y lo sabemos todos. Le da grima. Repelús. Yuyu.

Ralph se dispone a contestar, pero la gran puerta de bronce que hay ante ellos se abre, y el anciano hace una pequeña reverencia, invitándoles a entrar. Asintiendo, y con Beatriz al frente, entran en la sala, una inmensa sala octogonal con todo el perímetro rodeado de lo que parecen ser docenas de velas, de diferentes colores y tamaños, pero que llenan la sala de una luz tenue, apagada y de un olor espeso y denso, a cera y especias. Cruzan el umbral, y la puerta se cierra tras ellos, con un chasquido seco. En el centro de la sala hay una pequeña mesa dorada, labrada con complejos diseños y rodeada de cojines de color rojo y dorado. Sobre la mesa, humea una tetera que despide un delicioso aroma, y seis pequeñas tazas de porcelana se distribuyen alrededor de la tetera. Y arrodillado junto a la mesa, vestido con una sencilla túnica blanca, sentado sobre sus talones, se encuentra J´onn. Beatriz siente un nudo en la garganta, pero es la primera en avanzar hacia él. El marciano alza los ojos y les mira, con gesto calmado, mostrándoles las palmas vacías de las manos.

- Venid-dice-. El té se enfría.

- J´onn-susurra Bea, y sin más, corre hacia él, arrodillándose a su lado y abrazándole, envuelta en lágrimas-. Estás bien, J´onn, estás...

- Recuperándome-responde él, devolviéndole el abrazo con calma, y apartándola suavemente para contemplarla-. Me alegra verte, Beatriz. Y a todos vosotros. Ted, Michael, Ralph, Scott... por favor, tomad asiento. El té se enfría.

Ellos asienten, distribuyéndose alrededor de la mesa, estrechando la mano del marciano o palmeando sus amplios hombros antes de acomodarse lo mejor posible entre los cojines, mientras J´onn sirve seis tazas del té, de color rojizo intenso, que continúa humeando en los vasos.

- Bebedlo mientras aún está caliente-dice el marciano-. Os vendrá bien después del frío que habéis debido pasar ahí fuera.

- Sí, bueno, podríamos haber aterrizado un poco más cerca, pero no he visto que este sitio esté bien preparado para las visitas-responde Mister Milagro, y a su lado, Beetle asiente con ganas-. Claro, que esto es un lugar sagrado, no un retiro vacacional...

- Bueno, hay un pueblo cerca donde hacen un gran queso de yak-dice J´onn, encogiéndose de hombros-. Pero no recibimos muchas visitas. Rama Kushna prefiere el silencio y la calma.

- Eso explica el hecho de que no os quisiera dejar entrar-interviene Ralph-. Un té estupendo, J´onn. Y bien, ¿todo va bien por aquí? ¿Todo guay?

- ¿Todo guay?-farfulla Booster.

- Todo bien, sí, gracias Ralph-asiente J´onn, tomando un sorbo de su taza-. Estoy haciendo grandes avances. De momento parece que está todo... dominado.

Ted resopla aliviado, y Ralph y Bea le miran de forma desaprobadora. Al darse cuenta de que le han escuchado, enrojece, y trata de esconderse bebiendo de su taza de té.

- Tiene razón Ralph, muy bueno el té. Podrían prepararnos un par de termos para llevar...

Con un sonido ligero de campanillas una puerta se abre, y un joven monje, apenas un niño, se acerca a ellos, llevando una bandeja.

- Señores-dice en inglés, con evidente esfuerzo-. Señor J´onn, los venerables extranjeros le han traído un manjar del exterior que quizá quieran compartir junto con el té de bienvenida.

- ¿Habéis traído...?-masculla J´onn, mirándoles atónito, y ellos asienten.

- Una caja grande-afirma Scott, encogiéndose de hombros-. Muy grande. La descargué yo. Solo. Sin nadie más.

El joven monje deja la bandeja plateada junto a la tetera, y todos miran las Oreos, sin decidirse mucho a tocarlas. Los ojos de J´onn se dirigen a las galletas, y luego a sus antiguos compañeros.

- Habéis traido... Oreos...

- Bueno, sí. Era un poco de cajón-interviene Michael-. J´onn... Oreos... Oreos... J´onn... Pero si no te parece apropiado... quizá deberíamos haber pasado por el pueblo del queso de yak...

- No... es... perfecto-masculla J´onn, y les mira, riendo-. Simplemente perfecto. Aunque estarían mejor con leche que con este té...

- J´onn-masculla Bea, y él la mira, sin dejar de reír. Y poco a poco, su risa se convierte en un llanto desaforado, mientras Fuego, reprimiendo sus propias lágrimas, le abraza.

- Lo que hice...-masculla J´onn, mientras sus compañeros se acercan a abrazarle-. ¿Cómo podréis perdonarme lo que hice?

- Tranquilo, J´onn-susurra Fuego-. Tranquilo.

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Huei-Xin sonríe mientras se aleja de la sala en la que ha dejado al Marciano con sus viejos amigos. Aunque el hecho de presentarse sin ser invitados a Nanda Parbat era de una etiqueta discutible, el anciano monje sabía que J´onn J´onnz saldría beneficiado del encuentro con sus amigos. Lo que había hecho era horrible, pero lo que más le estaba costando superar era el aislamiento de sus viejos amigos y aliados al que estaba sometido mientras trataba de dominar aquel lado oscuro que había surgido dentro de él... y del que realmente nunca podría liberarse.

Sale a uno de los patios interiores del monasterio, musitando una oración a Rama Kushna para que el alienígena, al que ha cogido un gran cariño mientras ha estado bajo su cuidado, tenga la fuerza necesaria para dominar la oscuridad que amenazaba con consumirle; pero su plegaria se ve interrumpida cuando la nieve ante él parece estallar y un resplandor le deslumbra mientras el aire atrona.

- ¡¡BOOM!!

Huei-Xin alza los ojos, pero ni siquiera puede asumir lo que tiene delante cuando las cuchillas de Hellhound se hunden en su pecho, atravesando sus pulmones. El anciano trata de apartarse, pero el asesino golpea de nuevo, desgarrando su garganta. Al menos dos docenas de los asesinos entrenados por la Liga se encuentran tras Hellhound, y lo último que Huei-Xin ve, antes de que la muerte enturbie sus ojos, es a medio centenar de miembros de la Liga de Asesinos aparece de aquel portal espacial tras Hellhound.

Una docena de gongs y campanas comienzan a sonar en los patios de Nanda Parbat, y Hellhound sonríe, crujiéndose los nudillos mientras ve como los monjes van rodeándoles en las diferentes atalayas y murallas. Entonces, una nueva docena de estallidos se escucha en otras partes de Nanda Parbat, y Hellhound está a punto de romper a reír.

Los refuerzos han llegado, y con ellos, Sensei.

Nanda Parbat será suya.

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El estruendo de la lucha se cuela incluso en el interior de muchas de las habitaciones del Monasterio. Inanna no es una guerrera, es una caligrafista, su labor en Nanda Parbat es iluminar con sus bellos trazos muchos de los poemas y textos que se componían en el Monasterio. Y ahora, está asustada. Estaba sola en la biblioteca cuando comenzó el ataque, y sus instrucciones indicaban que, en el caso de que escuchase el sonido de las campanas, debía correr hacia las cámaras subterráneas, donde estaría segura, pero había unos pergaminos del siglo IX, anteriores incluso a la invasión mogol de China, unos pergaminos que contenían un viejo poema de amor entre la Luna y el Mar que Inanna no tenía ninguna intención de abandonar en la biblioteca, al alcance de cualquiera que pudiera atacar Nanda Parbat.

Queda deslumbrada y aturdida por la luz y el estallido sónico cuando un portal se abre en la propia biblioteca, y una mujer, envuelta en seda verde, aparece a escasos pasos de ella. Es hermosa, con el cabello de un rojo intenso y los ojos verdes, y una piel de aspecto suave, casi imposiblemente blanca. Sonríe a Inanna, y entonces, su boca se curva en una extraña sonrisa, y una lengua bífida asoma por sus labios, un instante antes de que escupa una sustancia viscosa que impacta de lleno en el rostro de la caligrafista. Inanna grita cuando su rostro comienza a deshacerse mientras la mujer de cabellos rojos se acerca a ella, rompiéndole el cuello con un gesto casi descuidado.

Sin borrar la sonrisa de su cara, Susurro A´Daire se dirige hacia el interior del Monasterio.

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- ...así que, Booster apareció en mi casa, recién llegado de la fiesta, apestando a bourbon y...

- ¿Es necesario contar esa historia ahora, Ralph?-pregunta Michael, con los ojos bajos, mientras lanza risitas a su lado.

- Por eso Sue está enfadada contigo-comenta Fuego, y tras un segundo de silencio, Booster asiente, arrancando una nueva carcajada de Blue Beetle.

- ¡Necesitamos vuestra ayuda! ¡Nanda Parbat está bajo ataque!

El grito de Mister Milagro hace que sus compañeros estén a punto de tirar las tazas, la tetera, las galletas y la misma mesa, salvo J´onn, que se limita a mirarle extrañado.

- Scott, ¿qué....?-comienza a decir Fuego, pero J´onn le hace un gesto para que guarde silencio.

- ¿Boston?-pregunta el Marciano-. ¿Boston Brand?

- ¡Sí!-exclama Mister Milagro-. ¡Rama Kushna me envía a pedir vuestra ayuda! ¡La Liga de Asesinos está atacando Nanda Parbat!

Algo rechina en el hombro de Mister Milagro, un sonido semejante al de los engranajes de un reloj, y de pronto, la mirada de Scott cambia, cuando la Madre Caja de Nueva Génesis expulsa al fantasma de su interior...

- ¿Qué?-pregunta Mister Milagro, y en ese momento, es Ralph Dibny el que se incorpora bruscamente, mirando hacia la puerta.

- ¡Ahí fuera está muriendo gente!-grita el Hombre Elástico, aunque en realidad quien de verdad grita es Deadman.

- La Madre-Caja detecta actividad de tecnología del Cuarto Mundo-masculla Scott-. Al menos cinco señales de Boom Tubo...

- Tenemos que ponernos en movimiento-ordena J´onn, mientras Dibny/Brand abre la puerta de la sala, lanzándose hacia el exterior. En cuanto la puerta se abre, el sonido de la batalla que está teniendo lugar en el exterior llega hasta ellos.

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Fuego observa la batalla que se desarrolla a su alrededor durante unos segundos. Puede ver a los guerreros de Nanda Parbat enfrentándose a los miembros de la Liga de Asesinos en el patio y en las murallas que rodean el monasterio. Un asesino con la frente quebrada por el golpe de una de las varas de los monjes, cae a menos de dos metros de ella, y puede asistir a sus últimos estertores antes de que se quede completamente quieto. Desde luego, los monjes de Nanda Parbat no estaban indefensos.

- Caballo de Negras a Jaque Mate... Caballo de Negras a Jaque Mate...-llama por el intercomunicador, pero no recibe más que estática como respuesta-. Maldita ciudad mágica...-gruñe, y dos llamaradas de fuego verde brotan de sus manos para alcanzar a un trío de asesinos que estaban a punto de rodear a un monje vestido de naranja, poco más que un niño. Mister Milagro pasa a su lado a toda velocidad, volando sobre sus discos antigravitatorios y lanzando aquí y allá bombas de plasma coherente, sembrando el caos entre los atacantes. Puede ver el resplandor dorado de Booster a su derecha, y a Blue Beetle saltando y disparando con su pistola aturdidora a su izquierda.

"Fuego, detrás de ti"

Beatriz se gira inmediatamente, y ni siquiera tiene que mirar a su objetivo para saber de qué se trata, lo ha podido ver en su mente a través de los ojos de J´onn. Era una de las ventajas de trabajar con un telépata, como bien había entendido Hawkman a la hora de reclutar a Cerebro Junior para la agencia. Sus bolas de fuego impactan de lleno en uno de los asesinos de la Liga, que había descendido por las paredes como una araña para situarse a su zaga.

"J´onn... ¿Cuántos hay?", pregunta Bea.

"Son un ejército. Y siguen llegando."

"Estamos en problemas muy serios. Necesitamos ayuda."

"No creo que nadie pueda llegar a tiempo a ayudarnos. ¿Por qué de pronto estás pensando en "Murieron con las Botas Puestas"?"

"Porque así es como me siento. J´onn... ¿dónde está Ralph?"

"Dentro", responde J´onn, "Deadman le ha llevado dentro."

- Eh, zorra de pelo verde.

Beatriz se gira justo en el momento en el que una cuchilla vuela a su lado, haciéndole un corte limpio en una de las mejillas. A unos pasos de ella, Hellhound sonríe, con más cuchillas entre los dedos. Arroja con un gesto dos nuevas hojas hacia Fuego, que las evita saltando a un lado, pero se encuentra allí con que Hellhound se ha movido y la espera. El puño del asesino se hunde en el vientre de Bea, que cae de rodillas sin aliento. Una nueva cuchilla aparece en la mano del asesino, y cae a toda velocidad hacia el cuello de Fuego, pero se ve detenido por una mano de fuerza titánica. Hellhound lanza un gemido de dolor cuando su cúbito y su radio son reducidos a esquirlas por la mano de J´onn, que se vuelve material a su lado. No dice una sola palabra, pero golpea con la misma fuerza el rostro del asesino con su cabeza. Nota el estallido de los cartílagos mientras Hellhound se derrumba como un muñeco roto.

- ¿Estás bien?-pregunta J´onn, ayudando a Bea a incorporarse, y ella asiente.

- He caído en una trampa de principiante-gruñe ella, mirando el cuerpo caído-. ¿Está vivo?

- Sí-responde él-. Y no sé si esa pregunta debería ofenderme. ¿Se la hubieras hecho al antiguo J´onn?

- No. Pero aún no conozco del todo al nuevo. Mierda.

- ¿Qué?-pregunta J´onn girándose en dirección al lugar donde Beatriz mira fijamente, y comparte la sensación de ella cuando ve a Sensei, el maestro de artes marciales de la Liga de Asesinos, sujetando los cuerpos yacientes de Blue Beetle y Booster Gold.

- Una situación interesante-dice el anciano, con una espada apoyada en la garganta de cada uno de los héroes-. Si noto que te metes en mi mente, Marciano, les hago una boca nueva a tus amigos.

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Boston Brand, ocupando el cuerpo de Ralph Dibny corre por los pasillos del interior del Monasterio, cruzando salas llenas de pergaminos, y otras que huelen a especias, en dirección a una de las torres, sin dejar de escuchar en ningún momento la voz de Rama Kushna en su cabeza. Y por todo su camino, encuentra cuerpos muertos, con marcas de quemaduras ácidas. La diosa sabía lo que los atacantes buscaban, y Boston Brand debía impedir que se lo llevaran: el Orbe de Rama Kushna. Y el asesino que han enviado a recogerlo, ha dejado un reguero de cadáveres inocentes a su paso. No hay guerreros de Nanda Parbat, no hay monjes luchadores. Bibliotecarios, ancianos, niños, enfermos, miembros del servicio, jóvenes aprendices... Esos habían sido las víctimas.

Deadman encuentra a la mujer ante la última puerta, con los cadáveres de cuatro guerreros de Nanda Parbat a sus pies. La puerta, una enorme doble hoja de madera oscura con remaches de bronce y sellos grabados a fuego es lo último que se interpone en su camino. Pero hay poderosos hechizos que defienden esa sala, Deadman los puede sentir. La mujer se gira hacia él, y por un momento, queda turbado por su belleza. Los cabellos rojos, los ojos verdes... aunque con pupilas verticales. La imagen de una mortífera cobra aparece en la mente de Boston cuando ella sonríe.

- Aléjate de esa puerta-dice Deadman, con la voz de Ralph Dibny, y Susurro A´Daire sonríe mientras su piel de alabastro se convierte en un manto de escamas doradas.

- Está escrito en el Libro de Apokolips-sisea ella-. "La Serpiente llegará a las Puertas del Edén y tomará el Fruto Prohibido de la Diosa Resplandeciente, y será el momento del Amanecer Escarlata, cuando comience la Era de Apokolips sobre la Tierra". Dime, hombre muerto. ¿Cómo piensas impedírmelo?

Brand ni siquiera se molesta en responder, sus brazos salen disparados hacia Susurro, envolviéndola con su cuerpo elástico, tratando de asfixiarla, de impedirle que pueda respirar. Grita cuando ella escupe su saliva ácida, que quema y burbujea en su pecho, pero mordiéndose los labios y pidiendo disculpas interiormente a Dibny (al fin y al cabo será él el que tenga que curarse cuando llegue el momento) por lo que está haciendo. Aprieta su abrazo, y Susurro vuelve a escupir, y esta vez, incluso trata de morder, desgarrando uno de los brazos de Ralph con sus colmillos venenosos. Por un momento, Susurro A´Daire deja de moverse, y Deadman se permite pensar que ha triunfado. Y entonces, ella estalla. El cuerpo distendido del Hombre Elástico vuela varios metros, chocando con una pared y cayendo al suelo, con quemaduras graves. Ante la puerta, Susurro A´Daire resplandece mientras apaga el campo de fuerza de su cinturón, tecnología de Apokolips entregada por el Profeta.

- Nada, hombre muerto-murmura ella-. No puedes hacer nada.

Susurro se gira hacia la puerta, y nota la vibración mágica de los hechizos que protegen la estancia en la que quiere entrar, uno de los sancta sanctorum de la presencia de Rama Kushna en Nanda Parbat. Susurro sonríe, y su lengua bífida recorre el quicio de la puerta. Incluso protegida por los hechizos, la madera crepita y burbujea por el ácido, pero Susurro sabe que no bastará. Extrae una pequeña caja metálica de uno de los bolsillos interiores de su túnica, y la apoya en la puerta. De inmediato, la Caja empieza a crujir, mientras tentáculos de nanotecnología se expanden desde la Caja por las puertas, y la tecnología de otro mundo se enfrenta a la magia de la Diosa de la Iluminación.

Hay un chasquido y la puerta se abre.

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J´onn y Bea no tienen tiempo de reaccionar cuando los diferentes patios de Nanda Parbat comienzan a retumbar con el estallido de los Boom Tubo, y los miembros de la Liga de Asesinos comienzan a retirarse, dejando tras de sí un reguero de cadáveres, de monjes de Nanda Parbat pero también de sus propios hombres. Un portal aparece tras Sensei, pero el anciano permanece quieto, sujetando sus espadas sobre los cuellos de Beetle y Booster.

- Y bien, ¿cómo va a terminar esto?-pregunta Sensei, y Fuego y J´onn se miran, sin saber muy bien qué hacer.

- Traed a Kai-ordena Sensei, y dos de sus hombres se acercan al cuerpo derrumbado de Hellhound, levantándolo y desapareciendo con él a través del túnel de luz que hay tras Sensei. Este sonríe, y al instante, un grito se congela en el rostro de Bea, que sabe lo que va a ocurrir ahora.

La espada de Sensei se hunde en el vientre de Booster Gold, que se sacude incluso sin sentido como se encuentra. Hay un relámpago verde y rojo cuando Mister Milagro aparece volando de algún sitio y golpea de lleno a Sensei, extendiendo un campo de gravedad que hace que el anciano experto en artes marciales caiga al suelo, a varios pasos de Beetle, el malherido Booster... y del Boom Tubo, que se cierra tras ellos. Sensei trata de moverse, pero nota los tentáculos telepáticos de J´onn entrando en su mente, impidiéndoselo. Beatriz corre hacia Michael, y sin más, pone sus manos sobre la herida de su vientre. Conoce ese tipo de heridas, mortales y dolorosas, destinadas a acabar con la vida de una persona pero hacerlo de forma lenta, agónica. Nota que las lágrimas escapan de sus ojos cuando pone sus manos sobre la herida, y brota una llamarada mientras cauteriza la herida para evitar que se desangre. Booster Gold lanza un grito agónico que retumba en las montañas que rodean Nanda Parbat, antes de volver a desmayarse.

- Anciano-dice J´onn, acercándose a Sensei, vigilado de cerca por Mister Milagro-. Tienes mucho que explicarnos.

- No tengo nada que decir, Marciano-responde Sensei-. La Serpiente ha obtenido la Manzana. Es el Amanecer Escarlata, el Día de Apokolips ha llegado.

- ¿Qué tiene que ver todo esto con Apokolips?-pregunta Mister Milagro, y Sensei le mira, sonriendo, pero no responde-. J´onn...

- No puedo entrar más en su mente...

- Si es algún tipo de prejuicio moral, ese tipo acaba de atravesar a Michael...

- Scott, hay algo que me impide profundizar más. No puedo leer su mente. Es como un libro cerrado.

- Necesitaremos tiempo-dice Fuego-. Y sé donde podremos interrogarle.

- Jaque Mate-dice Scott, y Beatriz asiente-. Voy con vosotros.

- ¡Se muere!-grita Beetle, abriendo los ojos de pronto, sobresaltando a Bea, cuyas manos se encienden-. ¡Ralph Dibny se muere!

- ¡Brand!-responde Beatriz-. ¿Dónde está Ralph?

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La luna brilla sobre el cielo despejado de Nanda Parbat cuando Scott Free se deja caer, agotado sobre un sillón de sorprendente aspecto victoriano, situado en una sala cercana a la habitación en la que los monjes están atendiendo a Michael y a Ralph. Beatriz se ha dormido en otro sillón parecido, y J´onn observa el exterior desde una balconada.

- Desde luego, no esperábamos que la visita saliera así-dice Scott, y J´onn asiente.

- Si no hubierais estado aquí, hubiera muerto mucha más gente. Y probablemente no tuviéramos a Sensei. Has estado mucho rato en esa sala de la que robaron el Orbe, Scott. ¿Por qué?

- La tecnología que utilizaron para romper los hechizos de protección de la sala-dice Scott, quitándose la máscara y arrojándola a un rincón-. Era tecnología del Cuarto Mundo. Como una versión corrupta de la Madre Caja. J´onn... necesito saber qué tiene todo esto que ver con Apokolips. Y... te necesitaríamos ahí fuera.

- No-niega el Marciano-. Aún no puedo abandonar Nanda Parbat, Scott, no estoy curado del todo. No sé qué podría ocurrir si... No puedo atreverme ni a pensarlo. Además, hay viejos odios entre la Liga de Asesinos y Nanda Parbat, no podemos descartar un nuevo ataque. Me quedo aquí, y Ted se quedará conmigo, al menos hasta que Ralph y Michael estén bien. Ya hemos avisado a Sue, está en camino.

- Me alegra que estén aquí contigo-asiente Scott-. ¿Qué querrá la Liga de Asesinos del Orbe de Rama Kushna?

- Según nos contó Brand, el Orbe de Rama Kushna es una esfera capaz de almacenar dentro de sí cualquier tipo de energía mágica. Una especie de... almacén y transmisor, capaz de transmitir el poder mágico de una persona a otra. Deberíamos avisar a Zatanna, a Blue Devil, a la Encantadora y a los demás.

- Lo haremos desde San Jano-afirma Scott-. J´onn...

- ¿Sí, Scott?

- Va a ser una noche muy larga. Y tenemos muchas galletas. ¿Habrá alguna forma de conseguir leche?

- Estoy seguro de que sí, Scott. Seguro que sí.

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Torre Blacksword, Metrópolis.

Susurro A´Daire se arrodilla ante la imagen proyectada por una docena de monitores holográficos. Unos ojos resplandecientes, amarillos, rodeados de marcas semejantes a circuitos. En sus manos, sostiene el Orbe de Nanda Parbat.

A unos pasos de ella, sobre un pedestal, una máscara roja preside la habitación.

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DCorreo

La trama de Amanecer Escarlata continúa... ¡¡en Titanes!!

 
 
   
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