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Detective Marciano

DETECTIVE MARCIANO #41
Cuidado con lo que deseas II
Guión y portada: Marce Parra

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En los números anteriores: Un nuevo habitante llega a la ciudad de Gotham. Se trata de James Timothy Gordon, sobrino del famoso comisario Gordon. El problema es que sólo nosotros sabemos que quizás es algo más. El comisario y su sobrino parecen compartir un pasado que ninguno de los dos quiere rescatar. Cada uno tiene sus motivos. Los motivos del joven Gordon para regresar a Gotham quizás no sean tan loables como pudiera parecer. Hay cuentas pendientes que parece que tarde o temprano va a querer cobrarse.

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Kennedy Street, callejón sur. Cuatro de la mañana. Las luces de los coches de polícia y de una ambulancia iluminan las cintas que mantienen alejados a los pocos curiosos que se han acercado. Unos sanitarios junto a una camilla charlan con un policía que toma nota de su declaración.

De pié, junto al cuerpo, el detective Tom Burke y la agente Julie Andrew miran proceder al forense. Él es ya un experimentado detective, ella apenas una novata.

-Tony Falco, un don nadie. Trabajaba en un gimnasio de lucha libre. ¿Qué opinas Tom?

-Que es lo que parece, Julie. No es un robo, eso está claro, prácticamente lo han partido en dos. No hay mucha gente en esta ciudad capaz de hacer algo así.

-¿Un supervillano?

-Quizás Julie, no nos apresuremos. Esperemos el informe forense. Pero apostaría que sí. Uno muy fuerte.

El poli que estaba interrogando a los sanitarios se acerca después de dejar que se marchen.

-¿Qué tienes Frank?

-Poca cosa. Seguro que tú y Julie habeis sacado mucho más del difunto que yo de esos dos. No saben nada, pero nos han hecho un favor, han tocado lo menos posible para no contaminar la escena. Recibieron una llamada de aviso para atender a un herido en una pelea callejera en esta localización. Llegaron antes que la patrulla y comprobaron que estaba ya muerto.

Tom mira extrañado a su compañero

-Poco podíamos sacar, el investigador forense aún no ha terminado y apenas hemos echado un vistazo. ¿Quién llamó?

El agente Frank Tieri levanta la vista hacia el detective y le responde con una media sonrisa

-Con un poco de suerte, el asesino, está claro que no le importaba que encontrásemos el cadaver. No intentó ocultarlo y parece que se tomó su tiempo. Casi diría que disfrutaba por como lo ha dejado.

-Ojalá, tendríamos grabada su voz- Responde el detective Tom Burke.

Una limusina blanca se para en una esquina de la calle. Si no fuera por los pocos curiosos quizás hubiera pasado desapercibida, pero en aquel momento y a aquellas horas el efecto era el mismo como si hubiese estado iluminada por luces de neón.

La cara de la agente Julie Andrew pareció desencajarse al verlo. Se alejó sin decir palabra hasta situarse a la altura de la ventanilla trasera de la limusina. Cuando llegó junto al coche, el cristal se bajó unos centímetros. Una voz carrasposa salió por la oquedad.

-¿Qué hay dulce Ju? ¿Qué tal les va a tus amigos?

-Hasta ahora mal. Pero eso ya lo sabe, ¿verdad? Es cosa suya.

A pesar del tintado de los cristales la mirada que podía intuirse de aquellos ojos fríos, hacen recorrer un escalofrío por el cuerpo de Julie. Ella sabe que depende de ese ser y no le gusta.

-Tsk, tsk, Ju..., no hagas preguntas equivocadas, puede salirte caro. ¿Lo sabes, no? ¿qué tal tu niña? Un día tienes que presentármela.

-Ni lo sueñe.

-Me gustas Ju, me gusta tu aire desafiante, te hace..., parecer indomable. Por eso sigues viva. Por eso sigo contigo. Pero recuerda quien manda dulce Ju, recuérdalo...

La ventanilla vuelve a subirse y el coche se aleja de la mujer. El agente Frank Tieri se acerca hasta ella. Julie se vuelve y comienza a andar lejos de su compañero.

-¿Qué ocurre Julie? ¿Quién iba en ese coche?

-Nadie Frank. Un curioso, le he dicho que tenía que despejar la calle y se ha marchado.

-Llevas poco en el cuerpo pero ya te conozco bastante. Hemos sido compañeros de patrulla desde hace un año. A ti te pasa algo.

La policía se da la vuelta y mira desafiante a Frank. Sus gestos demuestran rabia contenida y una gran frustración. Su mirada expresa un gran miedo que no puede descubrir a los demás.

-Déjalo Frank, he dicho que ya está solucionado. Un curioso al que he echado. Punto y final.

-Lo que tu digas compañera, lo que tu digas.

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El día llegó. Con ténues rayos que atravesaban los resquicios de las cortinas inundando levemente la habitación de James. Sólo llevaba un día en Gotham y ya estaba cansado de aquella oscura ciudad.

El joven se levantó y dejó entrar la luz de la mañana. De día, a lo lejos, la ciudad no parecía tan repulsiva. Las agujas de los rascacielos art decó se perdían en la niebla que todas las madrugadas dejaba el río que atravesaba el famoso hogar del murciélago. Sí, decididamente no era un lugar feo, curioso, extraño, pintoresco, inculso misterioso, pero cargado de la belleza y la atracción que embuelve todo lo desconocido.

Esa mañana era importante para James, por un lado se presentaría en la comisaría central de Gotham. Por otro sentía la necesidad de buscar un lugar al que poder llamar hogar lejos de aquella familia que debía considerar como suya y que solo le traía recuerdos amargos.

Un par de golpes y una voz casi familiar a través de la puerta le sacaron de sus pensamientos y volvió a la realidad, de pié, frente a la ventana abierta, mirando la ciudad vieja con apenas un pantalón que le protegiera del frío de la mañana.

-Arriba jovenzuelo. Bárbara no nos esperará toda la mañana. Baja enseguida a desayunar o tendrás que conformarte con un desayuno de patrullero.

En el baño la ducha comenzó a funcionar sola. Lo más extraño no es que lo hiciera sino que James no parecía sorpendido. Se dijera que fuera lo más normal del mundo.

Cuando por fin bajó las escaleras pudo contemplar una escena que a la vez le llenaba de nostalgia y desprecio. Era la imagen de una familia. Padre e hija compartían un desayuno. Eso era algo que le habían arrebatado y que no volvería a tener. A la vez envidiaba la simpleza de la felicidad de compartir esos pequeños momentos que ahora le parecían tan importantes.

-¿Zumo,..., café?

Las palabras de la joven sentada en una silla de ruedas resonaron en su cabeza sin darles un aparente significado.

-Lo siento..., ¿decías...?

-¿Qué si quieres zumo, café u otra cosa primo? Decide rápido guapo, que llegamos tarde.

-...mmm, café, sólo por favor, ..., sin azucar.

El anciano sentado junto a la pelirroja le hechó un vistazo con curiosidad y pasó inmediatamente a dedicarle una mirada cómplice a su hija.

-Ves, Bárbara, el chaval es de los míos. Café solo y sin azucar.

-Papá, hace años que no tomas café solo. Te recuerdo que el médico te lo prohibió tajantemente, junto con la sal, el jamón, la...

-Ya está bien Barb, no hagas leña del árbol caído. ¿Qué va a decir nuestro invitado? Que sólo soy un viejo cascarrabias que sólo recuerda batallitas y no un comisario condecorado y en activo.

-Tomaré el café y una tostada, gracias.

Salir de aquella casa fue como una liberación para James. La conversación interminable de su tío y su prima intentando hacerle sentir que estaba en casa se le antojaba aburrida y repetitiva. Había llegado sin nada y sin nada quería marcharse de aquel lugar. No quería lazos ni ataduras, no de aquellas personas aunque fuesen su familia. Dejó que se marcharan mirando alejarse aquella mata roja mientras echaba a andar en busca de un taxi.

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Treinta minutos y una cartera vacía después James se encontraba a unos pasos de la entrada de la Unidad de Crímenes Especiales de la ciudad de Gotham. De pié,mirando al extraño edificio que aprovecha la esquina de la calle de un modo casi irreal se preguntaba qué le depararía el futuro detrás de esas cuatro paredes.

Dos personas le esperan en la puerta, destacan por ser una curiosa pareja, un viejo y una pelirroja en silla de ruedas.

-Hubieras llegado antes si hubieras aceptado acompañarnos James. ¿Tan mal conduzco?

-Qué quieres hija, yo soy solo un casi jubilado, pero este chico tiene una vida por delante y es listo, te ha visto conducir, ha visto mis achaques y ha sumado dos mas dos. Quiere llegar a viejo.

-Eres un tonto papá. Bueno, os dejo, yo tengo que irme, espero primo que te dejes ver. Tenemos que hablar.

-Supongo que sí Barb. Ya veremos.

La pelirroja se aleja con comodidad por la atestada calle pese a su silla de ruedas. La gente se aparta y la mira, pero no tanto para sentir lástima sino más para quedarse perplejos ante la alegría de vivir que transmite aquella guapa chica de pelo rojo confinada en una silla que para muchos sería una prisión y que sin embargo parecía llevar con la naturalidad del que se pone unos zapatos nuevos.

-Ven hijo, entremos te presentaré.

-No es por nada, pero no quiero favores, comisario.

-Aquí soy tu superior, de forma que déjame hacer.

El bullicio interior contrasta con la calma en el exterior del edificio. El constante ir y venir de policias, abogados, subalternos, delincuentes hacen que casi se confundan entre ellos. Los despachos destacan por su austeridad, apenas unas mesas con sillas y montones de papeleo acumulado. Los más afortunados rodeados por paredes tan finas que puedes oir todo lo que se habla entre ellas. El comisario Gordon lleva al jóven hasta una mesa con el nombre de Renee Motoya.

-Hola Renee, me gustaría que enseñaras a mi sobrino todo esto depués de presentarle al comisario en funciones.

La mujer se levanta de su asiento y se dirige al viejo policía. Es una mujer de apariencia fuerte, morena, hispana, se adivina que lo ha pasado mal pero que ha sabido superar las dificultades.

-De acuerdo comisario. ¿Cuándo se reincorporará? Le echamos de menos.

-Deja que este pobre anciano tenga un descanso aunque sea temporal, Renee.

Vuelve la mirada hacia el joven que lo acompaña en silencio.

- Sí, ja, anciando este tipo nos jubilará a todos. Encantado, soy Renné Montoya. Nos vimos en la partida.

-Sí, te recuerdo bien, la de las dobles parejas contra mi full. Soy James Timothy Gordon además del sobrino de mi tío, pero llámame JT.

El comisario Gordon se gira para dirigirse hacia la salida, tiene cierto aire cansado pero al mismo tiempo irradia tranquilidad, como de quien se ha quitado un peso de encima.

-Os dejo, tengo que disfrutar de mi baja mientras pueda. Hoy creo que iré a comprarle algo a mi Bárbara, se lo merece con lo mal que lo ha pasado.

Renné lleva a JT a través de los pasillos de mesas hacia un despacho acristalado que reza en la puerta, Capitán Margaret Saywer. Cuando entran encuentran a una mujer relativamente joven, entre papeleo, es rubia, de complexion media y cierto cansancio reflejado en sus marcadas ojeras.

-¿Capitana? Le traigo al nuevo. Gordon.

-No se quede como un pasmarote, hágalo pasar. Y usted, Reneé, ¿no tiene trabajo pendiente?

La detective mira a su capitana con cierta perplejidad antes de contestar un escueto sí y marcharse con cierto porte de indignación.

-Siéntese, por favor.., James, ¿puedo llamarle james? Sí..., bueno..., da igual. Tiene un expediente envidiable. Por lo que se ve continúa la saga familiar.

El joven permanece de pie delante de la mesa de la capitana Saywer mientras echa un vistazo a través de la ventana de la oficina.

-Podría decirse que sí. Aunque no es una rama familiar de la que me sienta especialmente orgulloso.

La capitana mira a su nuevo subordinado con aire de curiosidad y extrañeza.

-No entiendo. Entonces, ¿qué hace aquí?

Imperturbable el joven aparta ligeramente dos pestañas de la persiana para mirar mejor la calle.

-No lo comprendería aunque se lo explicara. De echo yo tampoco lo entiendo muy bien. Quizás quiero una explicación, o quizás solo quiero demostrar algo.

-¿A su tío? Le compadezco, tiene el listón muy alto. El Comisario Gordon es una leyenda en esta ciudad.

El silencio se apodera de la oficina. James sigue mirando por la ventana mientras la capitana empieza a ojear unos papeles hasta que parece que ha encontrado el que buscaba.

-Sea como sea aquí estamos. Bien, empiezas la semana que viene, tu compañero será de forma provisional el sargento Tom Burke. Aprende de él, es de los mejores.

James sale del despacho sin despedirse a su alrededor empieza a sentir las miradas de los que serán sus compañeros., sin embargo no siente complicidad o respeto sino una inundación de pensamientos ajenos.

"¿Ese es el sobrino del supercomisario? Le creía más alto".

"Veremos cómo se defiende en el estercolero de Gotham, esto no es ninguna comisaría de pueblo"

"No es más que un niñato, no le doy ni tres semanas"

"mmm, ..., no está mal, nada mal, buen culo."

Baja los escalones de la salida como quien se quita un peso de encima. Pasa junto a los coches de policía aparcados frente al edificio. Los policías toman un bocado antes de salir a la ronda. James se para al oir lo que dicen la radio de una de las patrullas. Su móvil empieza a sonar.

(...el sospechoso responde al alias de "Mr. Frío"...)

-Hi, primo. Soy Barb. ¿Qué tal el examen?

-¿Cómo has sabido cuándo salía?

(...la zona de South Kensington está acordonada...)

-Tengo mis medios muchachote. ¿Te veré por casa o ya te buscaste un tugurio en el que quedarte? Seguro que ya te han recomendado alguno. Conozco algunos muy límpios. Sólo tendrás que apartar alguna cucaracha que intente quitarte el mando de la TV.

James se queda parado junto al coche, mirando con interés la radio que no para de dar datos.

-Esto..., pues no, aún no he tenido tiempo de buscar nada. Yo..., mira, lo siento Barb, te llamaré en otro momento. ¿De acuerdo?

Sin dejar responder a la muchacha, James cuelga y guarda el movil en el bolsillo. Mira a la policía salir en apoyo de sus compañeros al tiempo que levanta la mano.

-¡Taxi!

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Zona de guerra, es el único título que puede darse a lo que encuentran al llegar a lo más cerca que le permite el atasco formado. Una zona de guerra completamente helada.

Toda la manzana cubierta por un manto de nieve y hielo. Coches destrozados, edificios con cristales rotos, y al fondo, justo delante de la Wayne Tower, una escalinata helada que se pierde en la neblina húmeda que cubre todos los edificios de más de diez plantas con un cielo gélido y blanquezino.

James Timoty Gordon mira el espectáculo desde una de las terrazas de la torre Twins, una aberración arquitectónica con dos cuerpos que giran sobre sí mismos y un solo pie para sostenerlos.

Desde allí el espectáculo es aún más sorprendente. Por encima de la neblina se oculta toda una sección de la Wayne Tower convertida en un auténtico palacio de hielo de cuento de hadas. Dentro, la actividad parece frenética.

- Ja, ja, ja. ¿Quién ríe ahora murcíelago?

Un batarang cruza el aire gélido del interior del patio central antes ajardinado y ahora convertido en un espectáculo de formas heladas hasta llegar a la sién de Mr. Frío que se tambalea y cae de espaldas.

- No debiste hacer eso bats. No debiste.

Desde el suelo Mr. Frío parece accionar un dispositivo. Inmediatamente la sala se vuelve loca. Comienzan a surgir autnénticas lanzas heladas por todas partes hasta que por fin una de ellas acierta en su objetivo y saca a Batman de su escondrijo haciendolo caer deslizando por el suelo helado.

-No debiste...

Batman comienza a incorporarse en el suelo helado. Mr. Frío está a unos metros de él, de pié, apuntándolo con una pistola helada y mirada perdida con las pupilas completamente dilatadas.

-¿Qué te ha pasado Frío? Este circo no es propio de ti.

- Nada que te importe rata voladora. Empieza a rezar porque aquí y ahora se acabaron tus salidas nocturas.

Una exalación y un sorprendido Mr. Frío cae golpeado por un puño que no ha visto llegar. Entre él y Batman se interpone un civil. Los dos tipos disfrazados miran al recien llegado con perplejidad.

- ¿Estás bien Bruce?

- Yo..., ¿cómo demonios?, ¿quíen eres tú?

Mientras un murciélago se levanta del suelo con ayuda del extraño Mr. Frío va reincorporándose.

- Ups, creo que voy a interrumpir un reencuentro entre viejos amigos. Pero que le voy ha hacer, el tiempo ha anunciado ventisca.

Del arma de Mr. Frío sale un rayo que acierta directamente al extraño llevándose también por delante al aún perplejo Batman. Ambos pasan a través de la pared y caen al otro lado de la calle. Atraviesan un coche que explota junto al cordón policial que contiene a los curiosos, siguen su camino sin detenerse haciendo un surco en el suelo de asfalto hasta llegar a una boca de incendio que empieza a regar toda la zona. Las explosiones se encadenan entre los coches aparcados dejando heridos entre los que antes contemplaban la lucha desde la barrera.

La mayor fuerza del impacto se la ha llevado el extraño que ha protegido con su cuerpo a Batman sin poder, sin embargo, evitar que el impacto deje al murciélago inconsciente y con unos cuantos huesos rotos.

El agua moja el cuerpo del extraño. Sus ropas están destrozadas. Imperturbable mira como por las escaleras del palacio de hielo empieza a bajar su señor. Entonces algo sucede. El extraño mira a su alrededor. El agua ha apagado lo peor del fuego en los coches pero no parece que mire hacia ningún lugar en concreto y sin embargo se lleva las manos a los oidos y se encoge hasta caer al suelo arrodillado cómo si un millón de gritos sonaran a la vez en el interior de su cabeza.

"¡Que alguien nos ayudeee!"

- "¡Socorroooo!"

- "¡Un médico! Necesito un médico."

Mr. Frío llega cerca del extraño, lo mira y echa un vistazo a su alrededor. Apenas escucha casi susurros. El ruido de las alarmas de los edificios cercanos ahoga los gritos.

- Reconozco que estoy sorprendido. Eres un tipo muy duro. No hay mucha gente capaz de sobrevivir a un impacto así. ¿Quién eres?

James no deja de sudar. No recuerda como se metió en este lío. De pronto se vio a sí mismo golpeando a Mr. Frío y a Batman junto a él. De algún modo sabía que bajo la máscara del murciélago se escondía un amigo, Bruce. Un amigo al que no podía recordar. Después vino aquel golpe helado, caliente, doloroso, incapaz de resistirse a él se había dejado llevar. Luego el dolor al sentir sobre su piel el fuego de los coches quemándose y por último el alivio al sentir el agua calmando sus quemaduras.

Ahora estaba allí, en el suelo, sin saber muy bien si Bruce habría sobrevivido al impacto e inundado por una miriada de pensamientos de otras personas que le atravesaban el cerebro como agujas. Y en su mente un solo pensamiento, escapar de allí, volverse invisible, huir a toda prisa de aquellas voces que parecía por la actitud de Mr. Frío que sólo sonaban en su cerebro.

- "Mi pierna, mi pierna"

- "¿Dónde está mi hijo? Dios mío, ¿Dónde está?"

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡CAAAAAALLLLAAAAAAOOOOOSSSS!!!!!!!!!

El grito del extraño hace temblar el suelo, rompe los critales cercanos. Mr. Frío cae al suelo sorprendido. Su mente sábe con certeza que el extraño ha gritado callaos pero sus oídos han oído un grito desgarrador e ininteligible que no provenía de nada de este mundo. Un instante después el extraño no estaba y un puño invisible que no venía de ninguna parte le golpeaba repetidamente hasta dejarlo incosciente.

Batman recupera la consciencia justo a tiempo para ver entre el dolor a un Mr. Frío caer al suelo incosciente imposiblemente golpeado por el aire.

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James mira desde lo alto del edificio Twins como Batman desaparece de la escena antes de que la Unidad de Crímenes Especiales de Ghotam se lleve al prisionero a un furgón de contención. Un solo pensamiento surca su mente.

¿Qué soy?

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En el próximo episodio: Continuarán las aventuras de James Timothy Gordon, ¿Descubrirá por fin quién es? ¿Quién es el hombre de la limusina? ¿Se integrará James en su nuevo trabajo? ¿Cómo va a solucionar su problema la familia Gordon?

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CORREO MARCIANO

"Cambiamos de protagonista, de lugar... de donde coño te has sacado a ese tio?!? Existia? Se lo ha inventado J'onn? Sigue vivo por ahi? Ah, no me gusta que uses fechas reales. Debería habertelo dicho. La proxima vez, pon "hace cinco años" o cosas por el estilo

Feo

Carlos"

Pues no, no existía, me lo he inventado. J'onn sigue vivo, ya supongo que sabrás cómo sigue vivo. Y bueno, lo de las fechas..., también lo he pensado yo. Con lo aperiódico que se ha vuelto esto cada uno podría poner su serie en el lugar y tiempo que le diese la gana y probablemente nadie lo notaría.

Pasamos a la carta número dos.

"El comienzo es algo confuso, en el sentido de que aun no se entiende demasiado bien a donde pretendes llegar con ello, me refiero a lo del sobrino del Comisario Gordon.

Me gusta las ideas que trasmites en el interludio de la conversación entre Nightwing y Batman, la sorprendente revelación de que el Marciano no sabía hablar, seguramente se podrían encontrar pruebas que desmontaran esa teoría, pero francamente tu idea me parece tan divertida que prefiero tragarme el anzuelo sin dudar. A lo largo de la conversación no me ha gustado como has mezclado a Bruce y Dick en las explicaciones cuando simplemente uno de ellos podía haberlo explicado todo, hace que sea confuso recordar quien esta hablando (por el contexto de la conversación) y les resta personalidad diferenciada al explicar lo mismo y de la misma forma.

A proposito, ya que metes a la familia Gordon por medio te aviso que según la continuidad Barbara ya esta saliendo con Dick Grayson. Yo no lo sabía y casi meto la pata en los números de los Titanes.

Aaaahm... En la aclaración del "Continuara" final he captado donde estaba situada la acción. Quizá deberias haber incluido eso al principio para colocar mejor al lector.

Sivana se cargo a Gizmo en Outsiders, es que no hay nada mejor que ser un genio del mal para hacer cosas malvadas... A proposito, a Sivana lo he metido en el siguiente arco argumental de Titanes. Y paradojicamente también mata a alguien. Alguien importante.

Je je je... Comentas en el correo que el villano NO es Brainiac. Dificilmente podría ser él ya que muere al final de "Our Worlds At War"... ¿Que los villanos siempre resucitan? Superman lleva a Brainiac al Big Bang... Si eso no es capaz de matarlo...

Hum... Se me ha ocurrido una idea tangencial para resucitarle.

Xum"

Pues no, Brainiac no es el malo. El cómo y por qué he metido a la familia Gordon… otro día

Marce Parra

marceparragamero@yahoo.com

 
 
   
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