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Jaque Mate

JAQUE MATE #5
EL Ocaso de Kali Yuga V
Mahapralaya

Guión: Tomás Sendarrubias

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En el Tablero...

FICHAS BLANCAS (No metahumanos)

Rey de Blancas: Dmitri Pushkin
Reina de Blancas: Amanda Waller
Alfil de Rey: Bárbara Gordon
Alfil de Reina: Nigel Campbell
Caballo de Rey: Tariq al-Hajj Sehel
Caballo de Reina: Jacqueline Sylvard
Torre de Rey: Jade Nguyen
Torre de Reina: Ben Turner

FICHAS NEGRAS (Metahumanos)

Rey de Negras: Carter Hall
Reina de Negras: Jesse Chambers
Alfil de Rey: Arani Caulder
Alfil de Reina: Henry King Jr.
Caballo de Rey: Sebastien Faust
Caballo de Reina: Beatriz DaCosta
Torre de Rey: Li Shen
Torre de Reina: Brion Markov

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Ruhiputra Zila, golfo de Bengala, Bangla-Desh.

Sebastien siente la ola que se acerca como una vibración en su interior, un zumbido que le hace temblar incluso los empastes. Cuando el mar se alza a medio centenar de metros de altura ante él como una gran muralla de agua, lo primero que piensa es que ha perdido el control.

Cuando, aterrado, se da cuenta de que la espuma que corona la inmensa ola muestra lo que parecen ser siluetas de tigres blancos y dragones, y que las sombras del agua forman un rostro de ojos frenéticos, se da cuenta de que eso no es responsabilidad suya.

Solo tiene medio segundo para tomar una decisión. Si crea un escudo para desafiar el tsunami, perderá el control del hechizo de patrón climático, desatando la peor tormenta que la costa de Bangla-Desh ha tenido en su historia. Si no lo hace...

Siente el miedo de los dos hombres que pilotan el Shark III como un sabor acre en el aire, nota la presión del aire que precede a la propia ola... y alza las manos, maldiciéndose a sí mismo mientras libera las madejas del hechizo climático y concentra su poder mágico en crear una cuña de energía que corta la inmensa ola ante ellos...

-Ponedme con San Jano-ordena, entrando en la cabina empapado, mientras los dos peones de blancas que manejan el Shark III le miran, aún en shock.-. No sé qué está pasando, pero no me gusta.

Fuera, la tormenta sacude con fuerza el navío espía.

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-¡Fuego!-grita Tariq al-Hajj Sehel, y el equipo de peones bajo su mando se apresura a disparar sus fusiles de plasma contra las criaturas de barro y oscuridad que avanzan hacia ellos con paso firme pese a la fuerza del viento y la potencia de la tormenta que les rodea. Una andanada de plasma ardiente se estrella contra ellos, partiéndolos en trozos, amputando miembros de sombra y tierra mojada, reduciéndolos a escombros de sí mismos... pero poco segundos después, mientras los hombres de Tariq, todos vestidos con el uniforme de Blancas recargan sus armas de plasma, las sombras y el barro fluyen de nuevo, y las criaturas resurgen de la amalgama de barro en que se habían fundido.

-Caballo de Rey a Rey de Blancas-gruñe el árabe, preparando su propia arma para disparar junto a sus hombres-. Tenemos problemas en el cuadrante gamma. Necesitamos refuerzos...

-Rey de Blancas a Caballo de Rey-responde de inmediato Dmitri Pushkin a través de la línea interna-. Maniobra Massadah.

-Mierda-replica Tariq, haciendo un gesto a sus hombres para una nueva andanada de plasma-. La illaha illah´Lah wa Muhammadan rasulah´Lah...-comienza a musitar, iniciando una plegaria para encomendar su vida a Alá.

Maniobra Massadah significaba que no había posibilidad de refuerzos ni de ayuda. Significaba "aguantad como podáis".

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-¡Dmitri!-grita Carter Hall golpeando el panel de control-. Jesse, salimos para Bangla-Desh en tres minutos, preparad Raptor 1 a 3, ¡ya!

-¡No!-replica a través de la línea de comunicaciones el Rey de Blancas-. Carter, esta es una operación de Blancas. ¡Veto cualquier intervención desde Negras!

-No es el momento de andar con trámites absurdos ahora, Dmitri-gruñe Jesse Chambers.

-No es un trámite, Jesse-interviene Amanda Waller-. Es el protocolo correcto.

-Waller, puedes meterte el protocolo por...-protesta el Rey de Negras, pero ella niega con la cabeza.

-Si Dmitri falla, la seguridad del resto del mundo es nuestra responsabilidad-gruñe Waller-. No sacrificaremos más efectivos hasta que no sepamos lo que está pasando en Bangla-Desh.

-Muy bien-responde Jesse-. Pero eso no indica que no podamos hacer nada. Henry-llama a su Alfil-, te quiero en Psyque en tres minutos.

-Por supuesto-asiente Henry King, Cerebro Junior.

Como si lo meditase unos segundos, Carter clava sus ojos en Waller, furioso, pero finalmente, toma asiento en su puesto, controlando la información recibida desde operaciones.

-No le quites ojo de encima-ordena Waller a Chesire, que está situada a su lado-. Si respira más fuerte de lo necesario, le quiero fuera de combate.

-Claro-asiente Jade, con una sonrisa cínica que atrae la atención de Bárbara, que tras pensar un momento, se vuelca en su posición.

-Bárbara-masculla Nigel, con el ceño fruncido-. Alguien está interviniendo una docena de satélites de televisión... ¿eres tú?

-Sí-susurra ella-. Si vamos a hacer esto, hagámoslo a lo grande.

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Beatriz DaCosta grita mientras olas de fuego verde brotan de sus manos, abrasando a varias criaturas de barro que se acercan a su equipo, atrincherados tras un promontorio de tierra artificial creado por Geofuerza, que gruñe por el esfuerzo. Hay otra voluntad en la tierra, tan poderosa o más que la suya, la voluntad que estaba creando a esas criaturas de barro y sombra con un hálito corrupto que hedía a divinidad caída.

-Kalki...Kalki...

Las criaturas reptan a hacia el equipo de Negras dirigido por Fuego. Debería solicitar la extracción de su equipo, pero ha escuchado la conversación entre Tariq y Dmitri, y sabe que la orden Massadah es aplicable a los cuatro equipos que forman el escuadrón de ataque. Una de las criaturas escupe y un líquido semejante al alquitrán alcanza al hombre que se encuentra a la derecha de Beatriz en el rostro. El sonido burbujeante y el olor ácido se mezclan con los gritos del Peón, y la propia Beatriz le sujeta cuando las rodillas le fallan, y ve de primera mano como su rostro se deshace en una mezcla sanguinolenta de carne, piel quemada y barro corrosivo.

Conocía a ese como a cada uno de los miembros de su unidad. Se llamaba Miguel Cortés, era argentino, y había formado parte de la policía local de Buenos Aires hasta que sus superiores le propusieron como integrante de Jaque Mate, ascendido por méritos. Tenía mujer, y un hijo de tres años. Y no sobreviviría a aquello.

Mascullando una oración en portugués, Beatriz gira con fuerza el cuello de Miguel Cortés, poniendo fin a su sufrimiento y esperando que, si llega el momento, alguien pueda hacer lo mismo con ella.

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Jacqueline da la orden a sus hombres de que se aíslen tras las máscaras osmóticas, justo a tiempo de evitar que unas nubes sulfurosas procedentes de lo que parecen ser serpientes que se arrastran sobre patas dispuestas en sus vientres de barro, los asfixien. A su lado, Tigre de Bronce, armado con un bastón de aspecto pesado, golpea a las criaturas que se acercan, con la suficiente habilidad como para mantenerles a raya. Los rifles de plasma de su escuadrón de Peones de Blancas cortan en pedazos a las criaturas, pero estas parecen rehacerse casi de inmediato.

-¡Turner!-grita Jacqueline Sylvard, y tras golpear con todas sus fuerzas una probóscide pétrea que se acercaba a ellos con su vara y reducirla a pedazos, Tigre de Bronce se gira hacia ella-. Quedas al mando, quiero llegar al templo y ver qué ha pasado con Dmitri y los demás.

Por un momento, Ben piensa en la posibilidad de negarse, al fin y al cabo, en todo caso, esa sería su función, como Torre de Blancas, pero Jacqueline Sylvard era su mando directo, como Caballo de Blancas. Así que finalmente, asiente mientras Sylvard se echa al hombro su rifle de francotirador, y se arroja a una grieta del suelo, arrastrándose en dirección al templo donde, si todo es como parece, Kalki se ha convertido en un dios.

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"Shivasatki, vos sois el Padre y la Madre divinos, concededme vuestra devoción, destruid al hacedor de mal y la atrofiada Rueda de las Edades de la que sale el mal. Vestid los atuendos de Maya, ocultad la verdad dentro de vos. Permitid que vuestros deseos se conviertan en la sabiduría definitiva. Permitid que vuestros logros permanezcan eternamente. Fijad la forma de la no-forma con vuestro poder milagroso. Conquistad toda muerte y destino bajo vuestro tacón y dejad que la quietud sea ley eterna..."

La voz de Kalki resuena como si viniera de todas partes, mientras, ante los ojos de Dmitri, Li Shen y Arani, y de los Peones de ambos lados del tablero que conforman el equipo de asalto Alfa, la antigua construcción que había sido el refugio de Kobra, cambia. La piedra se vuelve fluida, y la luz oscila, como atraída por un agujero negro. La tormenta arrecia sobre ellos, aunque el agua parece no tocar en ningún momento a Asesina Zorra Fantasma, que permanece seca y perfectamente quieta envuelta en su capa verde.

-¡Padre!-grita Celsius, y su voz arranca ecos de las sombras, mientras estatuas de hueso y piedra aparecen flanqueando un pasillo que parece adentrarse en el interior de la propia tierra. Ante ellos, Kali, con la piel negra y la lengua roja, baila empuñando en cada una de sus manos un arma diferente. Más adelante Shiva, el avatar de la destrucción, empuñando su tridente y con la cobra enroscada alrededor del cuello, parece señalarles, mientras en el pedestal de la imagen las sombras trazaban los mil nombres de Shiva.

"Hara, Isha, Iswara, Maha-deva, Maheshvara, Rudra, Samba, Sambhu, Sankara..."

-Los ocho avatares de Vishnu-señala Li Shen, y Dmitri asiente, la conexión de la base de datos de su armadura ha realizado la misma identificación visual de las siguientes nueve estatuas, tal y como Sebastien Faust las había descrito poco después de los atentados de Kobra. Matsya el Pez, Varaha el Jabalí, Narasimha el Hombre-León, Vamana el Enano, Parashurama, Rama, Krishna y Buda...

-Venid-dice en inglés con fuerte acento indio alguien, una voz procedente de un arco que se ha abierto en la pared justo tras la imagen de Buda.

-Arani...cuidado-musita el Rey de Blancas, y la Alfil del Rey de Negras asiente, aunque en ningún momento su paso flaquea.

Lo primero que les sorprende al pasar al otro lado es que se encuentran bajo el cielo abierto, y la lluvia vuelve a caer sobre ellos. Lo segundo, la presencia de Kalki, sentado sobre un trono de hueso, en pleno centro de lo que parece ser un cráter deformado por la voluntad de aquel dios oscuro, pues cada centímetro de pared de piedra ha sido sustituido por miles de cráneos, fémures y costillas.

-Hola, hija-dice Kalki-. Me alegra verte aquí, en el final de todas las cosas.

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Isla de San Jano, Pacífico Sur. Base de Jaque Mate.

-¿Preparado?-pregunta Jesse desde la sala de control de Psyque, y ve a través de la ventana que su Alfil asiente. A la Reina de Negras aquella sala siempre le ha puesto un poco nerviosa, pero es consciente de que en aquellos momentos, Psyque puede ser lo único que les separe de un Apocalipsis potencial.

A unos metros de ella, Cerebro Jr se encuentra en el centro de una semiesfera perfecta, formada por paneles cerámicos y nanotecnología destinada a amplificar sus poderes psíquicos. Con un último suspiro, Henry se sujeta a las sienes lo que parece ser una corona llena de afilados bordes y agujas, y ahoga un gemido cuando la nanotecnología de la Corona comienza a funcionar. Conexiones sinápticas chasquean y la energía le recorre de arriba abajo cuando agujas de apenas micras de grosor atraviesan su piel y su hueso para hundirse de forma directa en su cerebro.

-Henry...-masculla Jesse, y su voz suena por los altavoces de Psyque.

-Estoy bien, Jesse-responde él, sin mover los labios. Su voz suena directamente en la mente de la Reina de Negras.

Y eso es precisamente lo que incomoda a Jesse Chambers. Psyque ha sido desarrollada específicamente para amplificar los poderes de su Alfil, de Cerebro Jr, lo suficiente como para ponerle en contacto prácticamente con cualquier mente viviente y en cualquier lugar de la Tierra. Carter y ella misma habían desarrollado la idea, pero había algo en ella que jamás había terminado de convencer a Jesse, y es que al principio de su carrera, Henry King Jr había seguido los pasos de su padre, un criminal conocido simplemente como el Cerebro con el que la JSA y el All Stars Squadron (donde habían estado los padres de Jesse, tanto Johnny Chambers como Libby Lawrence, conocidos en aquellos tiempos como Johnny Quick y Liberty Belle) habían tenido varios encuentros. Jesse sabía que eso era algo completamente injusto, y que Henry hacía mucho tiempo que caminaba por el lado de los buenos... pero no se sentía bien dándole todo ese poder.

-Le tengo-dice Henry, y toda reticencia desaparece de la Reina de Negras-. Sus pensamientos son... alienígenas, Jesse. Fluyen de forma que escapan a mi poder, a mi propio entendimiento... pero aún son humanos.

-Lobotomízale-ordena Jesse, pero Henry niega con la cabeza.

-Es un dios-gruñe-, no puedo entrar en sus pensamientos... y cada vez son más extraños, Jesse, menos humanos... dentro de poco no podré hacer nada...

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Ruhiputra Zila, golfo de Bengala, Bangla-Desh.

-Padre-masculla Arani, avanzando hacia Ashok Desai, flanqueada por Dmitri Pushkin y Li Shen, y sobre el trono de huesos, Kalki sonríe, escrutando con sus ojos centelleantes y gélidos a sus tres invitados.

-Arani-dice él, y una grieta se rompe en el suelo, dejando brotar un gas ácido y pestilente, que hace que Dmitri active el sistema de depuración de aire de su armadura, mientras Celsius se cubre la boca con una máscara de osmosis. Al igual que la lluvia, el gas parece ignorar a Asesina Zorra Fantasma-. Es un placer volver a verte, hija. Póstrate de rodillas ante Kalki y queda en paz contigo misma, hija. Tus pecados serán expiados en el Mahapralaya que vendrá.

-Desiste, padre-responde Celsius, y una lengua de fuego brota de su mano, impactando de lleno en Kalki, que arde por un instante como una antorcha de mimbre, sorprendiendo a Dmitri. El cristal polarizado del visor de su armadura ajusta de inmediato la luz, y se sorprende de nuevo a ver que, en medio de aquel holocausto, Kalki continúa sentado, como si nada hubiera ocurrido. Tan rápido como ha ardido, el fuego se extingue, y Kalki se inclina hacia delante.

-¿Ese era tu sacrificio para el dios viviente, hija? ¿Su propia carne mortal?

-No eres un dio, padre, eres un loco.

Kalki sonríe, y una llama brota de su mano, alcanzando de lleno a Arani, que arde devorada por las llamas con tanta rapidez como antes lo hiciera él. De inmediato, Dmitri activa parte de los sistemas de su armadura, y rocía a Celsius con espuma de nitrógeno, que apaga el fuego casi de inmediato, dejando lo que parece ser un cadáver prácticamente carbonizado.

-Ublyudok-gruñe Dmitri, volviendo instintivamente a su ruso nativo-. Era tu hija, hijo de puta...

-Un sacrificio más en el camino de la divinidad-responde Kalki, incorporándose y alzando las manos. La tormenta ruge en las alturas, y un relámpago cae desde el cielo, golpeando el suelo a espaldas de Desai, arrojando grandes pedazos de cascotes y polvo a su alrededor-. Soy un dios viviente, Dmitri Pushkin de Leningrado. Arrodíllate ante mí.

-Le hemos cambiado el nombre en aras de la libertad-replica el antiguo Rocket Red, activando los motores de sus guantes, y arrojando sendas andanadas de energía nuclear a Kalki-. Ahora se llama San Petersburgo... otra vez.

Pero Kalki alza una mano, y la energía del Rey de Blancas se disipa. Los ojos de Ashok Desai se clavan el Dmitri, y Asesina Zorra Fantasma aprovecha para recoger los restos, aún humeantes de Arani y apartarlos de las grietas de gas humeante.

-Serás torturado durante eones, insecto-masculla Ashok Desai, y las sombras que envuelven su trono se arrojan hacia Dmitri, que activa las defensas de la armadura, pero los tentáculos mágicos atraviesan el campo magnético de la armadura, enredándose en el Rey de Blancas, que siente el gélido helor de la oscuridad incluso a través de la armadura. Ve la oscuridad, y más allá de ella, el nada que traerá el mañana, la Rueda de las Eras detenida y dominada por una sola divinidad oscura y caída, la tormenta de Kalki. Las almas rotas en fragmentos le atraviesan como cuchillas, congelando su espíritu y mostrándole un yermo infinito, el mundo del Mahapralaya, la gran destrucción.

-Libérale, padre.

Desai se gira sorprendido, y los zarcillos de sombras liberan a Dmitri, que cae al suelo sin aliento y mareado. Por un instante, cree haberse vuelto loco, pues ante Kalki se encuentra Celsius, apoyada en Asesina Zorra Fantasma, aún con quemaduras en la piel, pero básicamente ilesa.

-Te he matado, hija, te he matado...-gruñe Kalki, y ella asiente.

-Pero no puedo morir, padre-responde Arani-. Tus experimentos... tus experimentos y los de Niles me han convertido en el ser que no puede morir. Me recogiste de las aguas, me convertiste en tu Reina Kobra, pero nunca te preguntaste por qué, padre. Destruye el mundo a mi alrededor, invoca tu Mahapralaya, pero no esperes una nueva edad de oro, porque yo permaneceré, y seré el ancla de esta edad. Padre, yo soy Kali-Yuga.

-No...-balbucea Kalki...

-¡Le tengo!-grita Cerebro Jr en el interior de Psyque, y de inmediato, un rayo de energía telepática brota de la Isla de San Jano, cruzando el mundo a la velocidad del pensamiento...

Y Kalki se tambalea al sentir que su mente se parte por la mitad, que la parte de él que aun es humana adquiere mayor peso, mayor gravedad, desgajándose de la parte divina, que se desliga de aquella rémora mortal.

-¡No!-grita Kalki, y su pecho se abre, un portal al abismo de las criaturas que le convirtieron en lo que es ahora, que le condujeron a la locura del último avatar de Vishnu. Las criaturas brotan, todas ellas sombra y desesperanza, avanzando como depredadores hacia Dmitri y Celsius, pero Li Shen si interpone, empuñando sus dagas, con la capa verde ondeando tras ella y musitando en la vieja lengua de las Kitsune. La luz que brota de ella corta la oscuridad como un cuchillo caliente la mantequilla. Sobre ellos, la tormenta se disipa, como llevada por un viento recién aparecido-. ¡No!

Y en ese momento, un estallido retumba en el cráter, y el cráneo de Ashok Desai estalla, repartiendo sangre, esquirlas de hueso y fragmentos de cerebro en un radio de varios metros. Las criaturas extradimensionales que brotaban de su pecho, gritan y se colapsan sobre sí mismas, desapareciendo.

Dmitri, Li Shen y Arani alzan sus miradas, y ven a Jacqueline Sylvard descolgarse utilizando varias cuerdas y poleas por la pared del cráter, con su rifle de francotiradora al hombro.

-Aquí Rey de Blancas-dice Dmitri, conectando con el Tablero mientras se sentaba sobre unos fragmentos de roca, quitándose el casco-. Solicito recuento de bajas y extracción. Blancas cierran.

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Edificio de las Naciones Unidas, Manhattan. Nueva York.

-Por fin-masculla Carter, quitándose la corbata mientras sale de la sala de plenos de las Naciones Unidas. Dmitri y Amanda le siguen, como representantes de la Realeza de Jaque Mate, habiendo dejado a Jesse en San Jano, siguiendo los estatutos de la organización que marcaban que un miembro de uno de los Reyes debía permanecer siempre en el Tablero.

-Está hecho-asiente Dmitri, asintiendo y cogiendo una botella de agua mientras toma asiento sobre un sillón, en una de las salas privadas del interior del edificio. En pocos minutos tendría lugar la rueda de prensa donde se daría a conocer la llamada Resolución 113 de las Naciones Unidas, la legalización definitiva de Jaque Mate como organización internacional. Aunque en principio había habido algunos países que se habían opuesto, especialmente por la mayoría estadounidense en la Realeza, después de que su conflicto con Kalki fuera retransmitido a nivel internacional vía satélite (con Bárbara Gordon interviniendo las señales de los satélites para hacerla pública), habían decidido aceptar-. Ahora solo nos queda enfrentarnos al peor enemigo del ser humano... la prensa.

-¿Dices eso después de enfrentarte a un Dios Viviente?-gruñe Carter, sonriendo, y Dmitri asiente-. Brindaré por eso contigo en cuanto volvamos a San Jano. Amanda, no sé como te desenvuelves entre estos... tiburones.

-Cada uno tiene su lugar, Carter-responde Amanda, encogiéndose de hombros-. Y este es el mío.

Un zumbido interrumpe la conversación, y Carter saca la tarjeta comunicadora de su bolsillo. Una imagen tridimensional de Arani Caulder, vestida con el uniforme de Alfil Negro se forma sobre la tarjeta.

-Rey de Negras-dice Carter.

-Carter, tenemos problemas-dice Arani-. Avistamiento de esporas de Starro en Tierra de Fuego, Argentina ha solicitado la participación de Jaque Mate. La Reina de Negras está preparando la intervención, pero solicita permiso de Blancas para apertura.

-Blancas acceden-dice Amanda, volviéndose hacia los dos Reyes-. La rueda de prensa deberá esperar, supongo que tenemos que salvar el mundo.

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TABLERO DE JUEGO

Final de la primera saga de Jaque Mate, final de la presentación del grupo, y final de la saga que ha traído de vuelta (aunque por poco tiempo) a Ashok Desai, alias Kalki. Y no sé si más tarde... o más temprano... pero estoy seguro de que volverán, aún quedan muchas historias que contar...

 
 
   
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