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PORTADA
Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #29
El Plan Destino. Parte 3
Señor del Destino

Guión: Tomás Sendarrubias

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Portada: En portada vemos una imagen de Darkseid rodeado por los cuerpos caídos de la JSA. Sostiene entre las dos manos el Yelmo de Nabú, y tras él, vemos una imagen de Apokolips con los pozos de energía humeando al fondo.

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Apokolips

La mayoría de los seres humanos hubiera muerto de miedo sólo al contemplar el rostro de Darkseid. Si además, como en aquel momento, el señor de Apokolips estuviera sonriendo levemente, hasta los más valientes hubieran sentido como su sangre se helaba en las venas. Darkseid observó el Yelmo de Nabú y sintió como la fuerza del Señor del Orden fluía desde la máscara dorada, bañándole. Las puertas de la nave se abrieron y una nueva legión de Parademonios entró, viendo a su señor alzado sobre los vencidos enemigos.

-¡Darkseid Es!-aullaron al unísono, alborozados.

-Lleváoslos-ordenó Darkseid, haciendo un vago gesto hacia los cuerpos que yacían a sus pies-. Desaad estará encantado de tener juguetes nuevos.

Los siervos de Darkseid se apresuraron a obedecer a su señor, recogiendo del suelo los cuerpos de Flash, Hawkman, Black Adam, Doctor Destino y Mister Terrific. Se detuvieron cuando la voz de Darkseid volvió a sonar.

-Esos dos son para la Abuela Bondad-ordenó, señalando a Michael y Héctor-. Y encontrad a los dos que faltan, no me gustaría que sufrieran daño alguno accidentalmente cuando hay tanto que podemos hacerles de forma voluntaria. Y tú-dijo señalando a uno de los Parademonios al azar-. Muere por Darkseid.

El señalado ni siquiera se lo pensó, alzando de inmediato su arma de plasma hacia su barbilla, gritando "¡Morir por Darkseid!", y entonces, disparó. Su cuerpo decapitado cayó al suelo, pero ni sus compañeros ni el propio Darkseid le prestaron atención ninguna. Al fin y al cabo, aquello no era más que un preludio de lo que le esperaba a todo el Universo.

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Chicago

Estaban perdiendo.

Hawkgirl sólo había sido la primera en caer, ahora los Parademonios habían conseguido destruir el cañón del tanque lumínico, y estaban masacrando a los soldados. Wildcat estaba acorralado junto a otros tres soldados, y solo el genio de Jakeem Thunder evitaba que todos ellos fueran aniquilados por los Parademonios voladores.

-¡Al!-gritó Wildcat por el comunicador-. ¡Necesito una mano! ¡O una manaza!

-¡No es tan fácil!-protestó Atom-Smasher, acosado por una decena de Parademonios que le acribillaban con sus rifles de plasma. El tamaño que había adquirido Al evitaba que los disparos fueran mortales, pero ya empezaban a afectarle mientras trataba de decidir qué hacer. Si encogía, los Parademonios le freirían, pero si le derribaban en aquel tamaño, podría llevarse por delante un par de edificios.

-¿Te valgo yo?-gritó Stargirl, cayendo violentamente sobre los Parademonios que rodeaban a Wildcat, lanzando rayos de energía con el Cetro Cósmico, volviendo luego a cobrar altura para evitar que los Parademonios la alcanzaran. Courtney hizo una finta, preparándose para volver a descender, asegurándose de que Hawkgirl seguía bajo la protección de Jakeem Thunder. Y de pronto, Darkseid apareció.

La imagen del Señor de Apokolips estaba ante ellos, ocupando todo el firmamento, con lo brazos cruzados ante el pecho.

-¡Darkseid!-exclamó Oráculo, conectada con Courtney-. ¡Está sobre Gotham!

-Nosotros también le tenemos aquí-respondió Stargirl, manteniéndose a una prudente distancia de él.

-Abandonad ya esa bola de barro inane-dijo Darkseid-. La charada ha terminado.

La voz de Darkseid atronó, y al mismo instante, se escuchó la enorme explosión de un Boom Tubo. Ante la atónita mirada de los soldados y de la Sociedad, los Parademonios volaron a toda velocidad hacia la entrada del tubo, cubriendo su retirada con descargas de sus rifles de plasma. Segundos después, los miembros de la JSA y el ejército contemplaban atónitos los restos de protoplasma de los Parademonios destruidos y las consecuencias materiales del ataque.

-¿Qué demonios...?-masculló Ted, mientras Courtney tomaba tierra a su lado. Jakeem y Al, llevando a Kendra en brazos se acercaron también a ellos-. ¿Qué ha querido decir con lo de la charada?

-¿Habéis visto lo que tenía en las manos?-masculló Jakeem, rascándose la cabeza.

-Estaba demasiado ocupada intentando no mearme encima-replicó Courtney.

-Era el casco del Doctor Destino-continuó el muchacho-. El cubo dorado ese que suele ponerse en la cabeza...

-Mierda-masculló Ted-. Creo que hemos metido la pata hasta el fondo. Necesitamos a Alan ya. Y que un médico mire a Kendra...

-Está bien-respondió Jakeem-, ya me lo ha dicho el genio. La herida está casut... caut... cuta...

-Cauterizada-le corrigió Al-. ¿Qué os enseñan hoy en día en el colegio?

-A pasar de carrozas como tú-replicó Jakeem, encogiéndose de hombros y sacando un chicle de su bolsillo.

-¿Podrán encargarse los soldados solos de... todo esto?-intervino Courtney, haciendo un gesto vago que abarcaba todo su alrededor.

-No les va a quedar más remedio-respondió Ted-. En estos momentos no podemos elegir.

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Apokolips

-¡Alzad vuestras voces gloriosas porque Darkseid lo ha conseguido!¡Darkseid, señor de Apokolips y el Universo!¡Darkseid Señor del Destino!¡Acudid a Darkseis y postraos ante él! ¡Morid por Darkseid!¡Morid por Darkseid!¡Darkseid Es!

El sonido de la voz de Glorious Godfrey sonaba por todas partes, repetido desde docenas de lugares simultáneamente, tan untuoso que Power Girl pensó que si lo escuchaba mucho tiempo terminaría con una subida de azúcar. A cada una de sus palabras, los Parademonios lanzaban clamores de fervor, y más de uno decidía honrar a Darkseid de la forma que este prefería, muriendo por él. Kara y Pieter se encontraban entre las ruinas de lo que parecía ser una antigua factoría de productos alimenticios para los Parademonios, y observaban el exterior desde una de las grietas en las paredes.

-Si sigo escuchando mucho tiempo esa voz, yo misma terminaré muriendo por Darkseid...-masculló Power Girl, que sin darse cuenta había reducido a arena un trozo de piedra entre sus dedos.

-No lo descartes-replicó el Doctor Midnight, tan serio que Power Girl se volvió sobresaltada hacia él. Pieter estaba sentado con las piernas cruzadas, manipulando unos pequeños objetos a tientas-. He analizado la voz de ese hombre, y resuena en una frecuencia que afecta directamente el hipotálamo y el bulbo raquídeo. Si lo escuchamos mucho tiempo, estaremos más que dispuestos a morir por Darkseid. Toma-dijo, entregándole un pequeño aparato, del tamaño de un botón de camisa-. Esto interferirá esa frecuencia y evitará que nos convirtamos en cosas sin cerebro.

-Tapones ultratecnológicos-masculló Kara, cogiéndolo y ajustándolo en uno de sus oídos-. Eso de Señor del Destino no me ha gustado nada.

-Fue derecho a por Héctor-opinó Pieter-. Creo que nos ha tendido una trampa. Los Parademonios atacaron al Doctor Destino no por azar, ni porque quisieran eliminarle primero, sino porque sólo le buscaban a él.

-Y se lo hemos servido en bandeja.

-Debemos asumir que Héctor, Jay, Carter, Michael y Adam han caído-continuó-. Y creo que también podemos imaginar lo que Darkseid quería de Héctor...

-El Yelmo de Nabú-dijeron los dos al mismo tiempo.

-Eso es malo... muy malo-masculló Kara.

-Realmente los poderes del Yelmo nunca han sido evaluados, pero sabemos que son inmensos. Y el poder del que Darkseid dispone por sí mismo no es despreciable precisamente. Con el Yelmo de Nabú en sus manos, dispone del poder de un dios...

-Darkseid es un dios con yelmo o sin él-respondió Kara-.Nos cuesta asimilarlo, pero es así.

-Pues más vale que nos esforcemos, porque no me hace ninguna gracia que un dios del tipo de Darkseid tenga en sus manos uno de los objetos mágicos más poderosos del Universo. Es un conquistador, un nihilista...

-¿Y qué podemos hacer los dos solos contra él?

-Poco-aceptó Pieter-. Debemos liberar al resto de la Sociedad de la Justicia.

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Apokolips

-El poder...-masculló Darkseid, sosteniendo en sus manos el Yelmo de Nabú.

-Habéis triunfado de nuevo, señor-dijo Desaad, observando a Darkseid desde el interior de su capucha púrpura-. Como era de esperar, por supuesto.

-Es embriagador-continuó diciendo Darkseid, como si no hubiera escuchado las palabras de su psicofante-. Podría dejarme de llevar en perderme en el poder que emana del Yelmo para toda la Eternidad... Pero no-dijo finalmente, apartando sus ojos del Yelmo-. Es hora de comenzar el juego. Es hora de cerrar viejas heridas...

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Nueva Génesis

Lightray, sentado junto a un estanque y rodeado de álamos plateados, leía los textos de uno de los viejos poetas de Nueva Génesis, disfrutando de la magia de las palabras y la musicalidad de los sonidos que reverberaban en su mente. Él y Mister Milagro tendrían que comparecer pronto ante Highfather para defender cada uno a un poeta distinto, y Lightray estaba dispuesto a ser el ganador.

-¡Ya llega!

La voz de Metron arrancó a Lightray de su arrobamiento, y se giró a tiempo de ver como el Espacio-Tiempo se arrugaba, distendía y finalmente rompía al hacer su aparición Metron, sobre su Silla-Mobius. El nuevo dios más acostumbrado a viajar por el tiempo se mostraba estoico normalmente, pero en aquellos momentos, estaba extremadamente nervioso, y casi al borde del pánico.

-¿Metron?-masculló Lightray, pero no tuvo tiempo de ordenar ni un solo pensamiento más cuando la ola de energía procedente de Apokolips recorrió Nueva Génesis a la velocidad de la luz, dejando tras ella un mundo convertido en cristal.

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Apokolips

Cuando la descarga eléctrica atravesó su cuerpo, Flash no pudo evitar gritar. Sus músculos y tendones se contrajeron con tal brusquedad que por un momento pensó que sus huesos se romperían. Un segundo más que antes, lo notó perfectamente. Nueve segundos de descarga eléctrica y luego cesó. La boca le sabía a sangre, sin duda se había mordido la lengua con las convulsiones. Con un esfuerzo abrió los ojos, y como las otras veces se encontró con el rostro sonriente de Desaad.

-Fascinante-dijo-. ¿Sabes que durante micras de segundo has dejado de existir? Parece que con la motivación necesaria podrías acceder a la Fuerza de la Velocidad lo suficiente como para escapar de la realidad, lástima que las ataduras sean de un metal que absorbe todo tipo de vibración.

Jay abrió la boca, quería responder, pero lo único que consiguió fue que un borbotón de sangre le cayera por la barbilla, goteando hasta el suelo. Se encontraba en uno de los laboratorios de Desaad. Le habían despojado de sus ropas, y estaba sujeto por manos y pies a unos aros de metal conectados a una batería eléctrica de gran potencia. Carter estaba allí también, encerrado en un tubo de cristal reforzado, se había desmayado tras el último experimento de Desaad sobre privación de oxígeno y su sustitución por diferentes mezclas de gas. Ahora yacía desmadejado sobre sus propios vómitos. Y en el centro de la sala, tumbado y sujeto por resistentes bandas de metal, se encontraba Black Adam. Sus ojos estaban abiertos, y contemplaba a Desaad con tal odio que este había decidido centrar la mayor parte de sus experimentos en éste. Simplemente, estaba probando su tolerancia al dolor con todo un surtido de elementos que a Jay le parecían más material de bricolaje que de cirugía.

-Bien-comentó Desaad, apartándose de Jay y dirigiéndose hacia la mesa en la que yacía Adam-. Volvamos contigo, mi silencioso amigo. Veamos como funcionan los nervios de tu boca.

Desafiante, Black Adam abrió la boca, haciendo que Desaad se detuviera sorprendido. Pocas veces se había encontrado con un prisionero tan colaborador. Sin embargo, se repuso enseguida de la sorpresa, e insertó unos pernos de algo parecido a la goma entre las mandíbulas del señor de Kahndaq. Jay cerró los ojos, no quería ver lo que vendría a continuación. Pero había algo que tenía muy claro, algo que había visto en la mirada de Black Adam. Si en algún momento conseguía liberarse, Desaad pagaría con creces todo lo que estaba haciendo.

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Themyscira

El sol se ponía por Occidente, tiñendo de rojo las aguas del océano frente a las costas de la Isla de las Amazonas. No mucho antes, la reina Hipólita había sido incinerada en una enorme pira en esa misma playa, y ahora, el lugar en el que la reina había iniciado su viaje al Elíseo, servía de lugar de reunión para que un grupo de héroes planease su próximo paso. Diana de Themyscira se encontraba allí, al igual que Ártemis de las Bana Mighdal, y la guerrera Shim´tar. Y con ellas, Centinela, Atom-Smasher, Wildcat, Stargirl, Hawkgirl y Jakeem Thunder, miembros de la Sociedad de la Justicia de América.

-¿Seguro que estás bien, Alan?-preguntó Diana-. Tenemos sanadoras en Themyscira, podemos...

-Gracias, Diana-interrumpió él, negando con la cabeza-. Estoy agotado, pero no tenemos tiempo de pararnos demasiado. Pero prometo que cuando todo esto acabe, vendré a pasar unos días en vuestro mejor balneario, cortesía de la casa real-. Alan sonrió levemente, y luego, retomó su pose seria-. Bueno, debemos asumir que nuestros compañeros han caído ante Darkseid. Quizá incluso hayan muerto. Lo que sabemos seguro es que ahora tiene el Yelmo de Nabú y eso nos pone en una situación difícil, a nosotros y a todo el Universo. Sabemos que en manos de un mortal, el Yelmo otorga unos poderes formidables. No tenemos ni idea de lo que puede hacer en manos de un dios. Y Darkseid además de un dios, es un loco.

-¿Y qué hacemos ahora?-inquirió Courtney, que se había sentado en una de las rocas de la playa. Distraída, se llevó una de las manos al costado, palpando el vendaje y las gasas que cubrían su herida-. ¿Nos vamos a Apokolips?

-De momento, tú y yo nos quedamos en tierra, enana-intervino Wildcat, despeinando a la muchacha-. Alguien tiene que guardar el fuerte.

-Oh, venga ya...-protestó ella, pero Alan le hizo un gesto y ella guardó silencio.

-He pedido ayuda a unos amigos para lo que vamos a hacer. Conocemos lo suficiente a Darkseid como para imaginar lo que va a hacer, podemos suponer que va a intentar conquistar el Universo.

-¿No es eso lo que lleva intentando desde hace ni se sabe cuanto?-masculló Jakeem, pero Alan continuó hablando.

-Intentará asaltar de nuevo la Fuente-dijo-. Querrá sobrepasar el muro de los Titanes Prometéicos y conseguir el poder sobre toda la creación. Y nosotros vamos a impedirlo.

-Ártemis y yo vamos con vosotros-dijo Wonder Woman, y Ártemis asintió-. Shim´tar y Philippus se encargarán de Themyscira. Pero aún no sé como vamos a llegar hasta la Fuente...

-Eso es cosa mía-respondió Alan-. Bueno, y de Jakeem.

-¡Eh!-exclamó Stargirl-. ¿Es que J.J sí va?

-Es lo que tiene tener poderes de verdad-replicó el muchacho-. Y no me llames J.J, es Jakeem.

-Necesitamos el poder del genio y sólo le obedece a él, pero si tuviera elección, se quedaría también en la Tierra-respondió Alan-. Y nuestros aliados deben estar a punto de llegar...

Como si hubieran estado esperando aquellas palabras, una sombra pasó volando sobre ellos. Alzaron la mirada, y vieron atónitos una alfombra que volaba sobre ellos, descendiendo suavemente, y con tres personas de pie sobre ella, una mujer morena vestida con ropas de mago de cabaret, un hombre de mediana edad con gabardina, y un veinteañero con chaqueta de cuero y gafas oscuras. La alfombra se posó suavemente, y la mujer sonrió.

-Arbmofla ecerapased-dijo la mujer, y en ese momento, la alfombra se esfumó.

-Zatanna-saludó Wonder Woman, y la maga asintió con la cabeza-. Faust y el Doctor Occult... un extraño grupo, Alan.

-Necesitaremos magia para llegar a la Fuente, y ellos son los que estaban más disponibles-respondió Centinela.

-Vaya-protestó el joven, Faust-. Pensé que había sido porque éramos los mejores en lo que hacemos.

-Bueno-dijo Hawkgirl, encogiéndose de hombros y empuñando su maza-. Si vamos a salvar el Universo, es mejor que lo hagamos cuanto antes. No me gustaría que todo se fuera por el desagüe con todos los episodios de Urgencias que quedan inéditos.

-Carrozas...-masculló Jakeem, negando con la cabeza.

-Yo os guiaré-dijo Occult, serio-. Estoy acostumbrado a realizar largos viajes místicos. Zatanna, si tienes la bondad...

-Por supuesto-replicó ella, extendiendo las manos-. Latrop, eterba.

El aire zumbó, y un disco de luz apareció ante ellos. Un rayo verde brotó del anillo de Alan, y un relámpago púrpura indicó el paso del genio de Jakeem. Mezclándose, las dos energías formaron un sendero que se adentraba en el infinito.

-Adelante, damas y caballeros-dijo Zatanna-. El Expreso Místico va a partir.

-¿Desde cuando te dedicas al humor, Zee?-inquirió Wildcat mientras sus compañeros comenzaban a adentrarse en el portal.

-Desde que estoy casi segura de que todos vamos a morir-replicó ella, cruzando la última el portal, que se cerró tras ella.

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Apokolips

-¿No hace mucho que no oímos al telepredicador?-masculló Kara, apoyándose en una pared, pero apartándose al instante al darse cuenta de que estaba llena de restos de los Parademonios a los que habían vencido ella y Midnight, que trataba de contener la hemorragia nasal causada por el golpe de uno de estos.

-Algo ha cambiado en el aire-respondió Pieter-. Y creo que no es nada físico, es más... espiritual.

-Como si papá Darkseid no estuviera en casa-asintió Power Girl-. ¿Por qué eso no me hace sentir demasiado tranquila?

-Porque sabemos que si Darkseid se marcha de Apokolips es sólo porque ha encontrado una forma de hacernos mucho daño.

-Nos va a joder vivos.

-Justo.

-Bien, es bueno tener las cosas claras desde el principio.

-Tenemos que encontrar a los demás.

-Supongo que para eso os ayudaría saber donde se encuentran...

Antes de que el Doctor Midnight hubiera podido siquiera reaccionar, Power Girl ya se había lanzado a toda velocidad sobre la persona que les había hablado, y que debía haberles seguido sigilosamente por el callejón. Kara estaba alzando un puño para descargarlo sobre ella, cuando se dio cuenta de que aquel rostro embozado le resultaba familiar... muy familiar. Aprovechando ese momento de duda, la desconocida se zafó con excepcional maestría del ataque de Kara.

-Si vuelves a hacer eso te saco las tripas-escupió la recién llegada, quitándose la capucha.

-¿Barda?-masculló Kara, observando a la enorme mujer, que bajo la capa neutra llevaba una pesada armadura.

-Y no está sola-apuntó Pieter, señalando hacia un rincón del callejón, del que salió un hombre vestido de rojo.

-Siento no haber salido antes, pero esperábamos la reacción de Power Girl y hemos pensado que Barda estaba mejor preparada que yo para asumir su bienvenida.

-Adam Strange-dijo Kara, reconociendo al hombre-. Pensé que habías vuelto a Rann tras lo de Imperiex...

-Algunos de nosotros pensamos que Darkseid podía planear algo gordo aprovechando que estábamos tocados por Imperiex y Brainiac 13-respondió Adam-. Parece que no nos equivocábamos.

-Y ahora que ya nos conocemos todos-le interrumpió Barda-, ¿qué tal si hacemos algo para detener a Darkseid? Mi marido se encuentra convertido en cristal, y así no me sirve de nada.

-¿Qué?-preguntaron al mismo tiempo Kara y Pieter.

-Darkseid ha convertido Nueva Génesis y a todos sus habitantes en cristal-explicó Adam Strange-. Parece que ha comenzado a sacarle partido al Yelmo de Nabú, y podemos suponer que piensa seguir adelante. Además, la telemetría de mi nave nos ha permitido descubrir que ha alterado el rumbo de un cuerpo celeste, un cometa que ahora se dirige derecho a Nueva Génesis.

-¿Y por qué estáis aquí en lugar de intentando detenerlo?-preguntó Kara.

-Porque hace tiempo que la Madre Caja predijo todo esto-suspiró Barda-. Los datos que barajaba le permitieron adelantar que esto ocurriría, y se puso en contacto conmigo para avisarme de que, llegado el momento, lo primero que debía hacer era ayudar a liberar la Sociedad de la Justicia, aunque eso significase la destrucción de Nueva Génesis. Así que dejémonos de tonterías y de charlas, y salvemos a vuestros compañeros para que pueda irme a tratar de ayudar a mi marido.

-Amén, hermana-respondió Kara, sintiendo que Barda hablaba en su idioma-. Salvemos a la JSA.

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El Muro

Ni siquiera aquellos que alguna vez habían viajado a través de las dimensiones que utilizaba el Doctor Destino para sus desplazamientos estaban preparados para aquel viaje a través de los pliegues y costuras del Universo. Finalmente, el sendero desembocó en un nuevo portal, y se encontraron ante el inmenso muro que protegía la Fuente. Allí, formando parte del Muro se encontraban los Titanes Prometéicos, que eones atrás habían intentado asaltar la Fuente y ahora formaban parte del propio Muro. Tiempo atrás, el propio Darkseid había formado parte de ese Muro, pero había sido liberado en circunstancias que aún no estaban del todo claras.

-Ostias-siseó Jakeem-. Oye... si estamos en el espacio... ¿Cómo puedo respirar?

-Gracias a mi anillo-respondió Centinela, escrutando su alrededor, preocupado. Comenzó a decir algo más, pero guardó silencio cuando Darkseid apareció frente a ellos, un Darkseid enorme, titánico, pero esta vez no era una proyección, sino una criatura real de energía y poder puro, enorme... y al mismo tiempo, poco más que una mota ante el inmenso Muro, como si este se hubiera adaptado a su nuevo asaltante.

-Hormigas-dijo Darkseid, y su voz retumbó en todo el cosmos. Todos pudieron ver como sostenía en sus manos el Yelmo de Nabú, que había crecido en consonancia con su portador-. Seréis testigos de mi ascenso.

Sin darles la mayor importancia, Darkseid se giró hacia el Muro, y por primera vez, se puso el Yelmo de Nabú.

-¿Qué hacemos?-preguntó Ártemis, que de pronto se sentía impotente ante algo de aquellas proporciones.

-Atacar-ordenó Alan-. Atacar con todo lo que tengamos.

-¡DETENTE!

Aquella voz que sonó procedente de todas partes hizo que la voz de Darkseid, terrible hasta aquellos momentos, quedase reducida a un mero zumbido. Entre Darkseid y el Muro había aparecido una enorme figura, de tamaño y poder abrumadores, un titán pálido, terrible, con una capa verde con capucha...

-Ese rostro...-masculló Atom-Smasher-. ¿Por qué me resulta familiar?

-Porque le has visto docenas de veces-respondió Diana en un susurro-. Es Hal Jordan...

-El Espectro-concluyó Centinela.

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JUSTICIA PARA TODOS

¡Hola de nuevo! No sé si esto os estará gustando (espero que sí), pero debo reconocer que yo me lo estoy pasando como un enano. ¿Hacemos un nuevo Quién es Quién?

  • Desaad: El torturador jefe de Darkseid, un tipo de la peor calaña. No hay mucho más que decir sobre él.

  • Big Barda: Al principio, Barda fue criada en Apokolips por la Abuela Bondad para servir a Darkseid, pero se enamoró del hijo de Highfather, Mister Miracle (en un intento de alcanzar algo parecido a la paz, Darkseid y Highfather habían intercambiado a sus hijos, Orión se crió con los Nuevos Dioses y Scott Free/Mr.Miracle en los "amorosos" brazos de la Abuela Bondad). Barda y Scott huyeron de Apokolips, y durante un tiempo, y en la Tierra, se relacionaron con la Liga de la Justicia de los tiempos de Maxwell Lord. Últimamente, mientras Mr.Miracle pasaba su tiempo con los Nuevos Dioses, Barda y Orión se unieron a la Liga de la Justicia para hacer frente a la amenaza de Maggedon.

  • Adam Strange: Un arqueólogo humano que fue atrapado accidentalmente por el Rayo Zeta de los extraterrestres de Rann. Allí, se convirtió en una especie de héroe galáctico, y en los últimos tiempos formó parte de la coalición contra Imperiex, junto a entidades como Máxima y Mongul.

  • Zatanna: La hechicera oficial del Universo DC, hija del difunto mago Zatara, heredó de él sus poderes, que focaliza hablando al revés. Ha formado parte de la Liga de la Justicia en varias encarnaciones de esta.

  • Faust: Uno de los místicos más inquietantes de DC, es el hijo del villano Félix Faust, que entregó el alma del niño al demonio Neribos a cambio de poder. Pero el poder le fue entregado al joven Faust, que recuperó su alma durante la saga del Día del Juicio, volviendo a sacrificarla para encender las llamas del Infierno.

  • Doctor Occult: Miembro de la llamada "Brigada de la Gabardina" de los Libros de Magia (junto a John Constantine, el Fantasma Desconocido y el fanático Myster E), es un hechicero en posesión de algo llamado "Señal del Siete", que afecta a todo poder místico.

    Bueno, espero comentarios.

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