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PORTADA
Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #30
El Plan Destino. Parte 4
Rebelión

Guión: Tomás Sendarrubias

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Portada: En portada tenemos a Darkseid y el Espectro, frente a frente, enzarzados sujetándose por las manos, que desprenden rayos de pura energía. Al fondo, el cielo está rojo, cuajado de nubes de tormenta y relámpagos de extraños colores.

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Hartford.

-Debería estar con ellos-masculló enfurruñada Courtney, cogiendo en brazos a uno de los niños, que enseguida comenzó a juguetear con su máscara y su pelo.

-Si lo repites una vez más, te mandaré con ellos de una patada en el culo-masculló Ted, alzando a dos niños a pulso mientras ellos se mostraban encantados.

-¡Ha dicho culo!-exclamó el niño que tenía Stargirl en brazos, señalando a Wildcat boquiabierto.

-Muro, guapo. Ha dicho muro-corrigió Courtney, mirando a Ted con gesto de reprobación mientras dejaba al niño en el suelo. Desde el fondo de la sala, una enfermera les miraba con una sonrisa, y la muchacha se sintió levemente culpable por el disgusto que estaba manifestando. Ted había insistido en que los dos debían hacer esa visita al hospital de Hartford, donde se encontraban varios de los niños que habían resultado heridos en la guerra contra Imperiex, y a ellos se habían sumado algunos recién llegados por el conflicto contra los Parademonios. Courtney había protestado, se había negado, había buscado media docena de excusas, pero finalmente Wildcat la había llevado a aquel hospital prácticamente a rastras, y ahora, estaba allí, rodeada de niños que esperaban verla hacer milagros mientras no dejaba de pensar en sus compañeros y en lo injusto que resultaba que la hubieran dejado atrás. Aquello no resultaba muy justo para los críos, así que Courtney forzó una sonrisa y lanzó varias proyecciones lumínicas de estrellas desde su cinturón, haciendo las delicias de los niños, que aplaudieron entusiasmados.

Unos minutos después, las enfermeras hicieron su aparición para indicar a los niños que se acercaba la hora de la cena, y aunque protestaron de todas las maneras, tanto las enfermeras como Wildcat y Stargirl se mostraron inflexibles en ese aspecto, así que unos minutos después, los dos miembros de la JSA estaban solos en la sala, cada uno con un café de máquina en las manos.

-¿Has cambiado de opinión?-inquirió Ted, tomando un pequeño sorbo de aquel brebaje.

-No-replicó Courtney-. Pero los niños no tienen la culpa.

-Una decisión muy inteligente-sonrió él. Se disponía a seguir hablando cuando el retumbar de un trueno le interrumpió. El boxeador se acercó a la ventana y contempló el exterior, frunciendo el ceño bajo su máscara-. Mierda.

Fuera, el cielo se estaba cubriendo de unas peculiares nubes rojas. En las calles, la gente se detenía y miraba hacia el cielo. Un relámpago sesgó el firmamento tiñendo de rojo el reflejo de Wildcat en el cristal de la ventana.

-¿Qué está pasando?-inquirió Stargirl, acercándose a su compañero, que contemplaba el exterior con los brazos cruzados ante el pecho.

-Nada bueno, niña-respondió él-. Nada bueno. Sólo he visto esto una vez, hace mucho tiempo, y aún me produce pesadillas...

-¿Qué ocurrió entonces?

-Que Barry Allen murió-respondió Ted-. Y aún no sabemos quién lo mató.

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Thanagar.

-¿Pero qué...?

El Gran Mor de Thanagar se asomó a la ventana de la torre en la que tenía el centro de su gobierno. Alrededor de él, varios consejeros escrutaban el cielo, iluminado en aquellos momentos por Polaris. Varios soldados de Thanagar con alas y arneses de Nth Metal volaban en aquellos momentos sobre ellos, pero se habían detenido para observar, al igual que sus líderes, los extraños efectos que estaban teniendo lugar en el cielo del planeta. Nubes de color rojo se arremolinaban por doquier, desprendiendo relámpagos de extraños colores, mientras auroras boreales de color sangre ondeaban como seda sobre las torres de Thanagar, haciendo que el aire crujiera por las fuerzas magnéticas.

-Kiar Am-llamó el Gran Mor, y uno de los hombres que estaba junto a él asintió con la cabeza-, quiero saber qué es lo que estoy viendo...

-Necesitaría mis instrumentos, Gran Mor-se excusó el hombre-. Pero parecen perturbaciones del campo magnético del planeta a gran escala...

-¡Dime algo que no sepa!-exclamó el dirigente, apartándose furiosos de las ventanas-. Necesito saber si las propiedades del Nth Metal se están viendo afectadas...

-No de momento-dijo alguien desde las puertas de la sala, y todos se giraron instantáneamente para ver allí a una mujer con armadura del ejército de Thanagar, con las alas plegadas en la espalda y sosteniendo un yelmo con forma de rostro de halcón-. Pero no es exclusivo de Thanagar.

-¿Qué quieres decir, Shayera Thol?-inquirió el Gran Mor mientras la mujer entraba en la sala.

-Todo el sistema de Polaris se está viendo afectado-explicó Shayera-, y estamos recibiendo noticias de otros sistemas en las que las perturbaciones se repiten.

-Necesito saber en profundidad qué es lo que está pasando-masculló el Gran Mor-. Shayera Thol, quiero toda la información ya. Quiero saber qué ocurre en Rann, en Colu, en todo el Universo...

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El Muro.

El poder del Rayo Omega que brotó de los ojos de Darkseid hubiera bastado para poner fin a la existencia de un planeta, pero cuando impactó en el pecho del Espectro, este ni siquiera se tambaleó, lanzando inmediatamente un fuerte golpe con sus puños contra el rostro del Señor de Apokolips. Escudos en forma de ankh aparecieron ante él, manifestados por el Yelmo de Nabú, y la carcajada de Darkseid hizo que los miembros de la Sociedad de la Justicia, que asistían atónitos a lo que ocurría, protegidos por una esfera creada por Alan Scott, sintieran escalofríos.

-Tenemos que hacer algo-dijo Ártemis, que apretaba la empuñadura de su arco con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos.

-Ahora sólo seríamos una molestia-replicó Centinela-. A no ser que nuestras oraciones ayuden a Hal...

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Apokolips.

-Esto es una jodida pesadilla-dijo Power Girl, mirando hacia las enormes paredes de una titánica construcción, un edificio sin ventanas cuya única apertura era una puerta con gruesas puertas de aleaciones de metal prácticamente indestructibles-. ¿Ahí dentro hay gente?

-Si este sitio te parece horrible, deberías ver Armaghetto-replicó Barda, con un deje amargo en su voz. Aquel lugar era el dominio privado de Desaad, la mano derecha de Darkseid y su especialista en torturas. Hasta allí habían sido conducidos buena parte de los miembros de la Sociedad de la Justicia, pero había mucho más allí. Big Barda conocía bien los dominios de Desaad, al igual que los de la Abuela Bondad, pues había sido criada por ellos como parte de las Furias Femeninas, hasta que por amor a Scott Free, Mister Milagro, les había traicionado y había escapado de Apokolips hacia la Tierra y luego hacia Nueva Génesis.

-¿Sabes? Creo que prefiero perderme esas vacaciones...-respondió Karen, mirando hacia atrás, donde Adam Strange y el Doctor Midnight comprobaban extraños instrumentos de origen ranniano.

-Unas setecientas personas, según los sensores-dictaminó Adam Strange.

-Setecientos prisioneros de un loco-dijo Pieter con los dientes apretados.

-Por suerte para nosotros, no hay demasiados guardianes ahí dentro, parece que Darkseid necesita a sus chicos en otro sitio-masculló Adam.

-Bueno para nosotros, malo para alguien-intervino Karen-. ¿Tenemos algún plan?

-No hay más accesos al edificio que esa puerta-señaló Pieter, haciendo un vago gesto hacia donde suponía debía estar el portalón-. Ni salidas para basuras, ni para trabajadores, ni sistemas de ventilación. Debemos suponer que debe haber dentro algún tipo de patio o...

-No esperes nada-le interrumpió Barda-. Ahí dentro todo funciona con luz eléctrica, generadores de aire y sistemas de reciclaje de desechos. Este no es el momento de planes ni estrategias. Es la hora de hacer ruido.

-Me gusta esa idea-respondió Power Girl, con una vaga sonrisa.

Sin más palabras, Power Girl comenzó a volar hacia las torres de vigilancia de la prisión, gritando algo que Midnight entendió vagamente como "¡Jerónimo!". Cañones de plasma rasgaron el aire cuando los escasos defensores trataron de derribar aquel proyectil humano que con una gran habilidad sorteó aquellos rayos. Pero mientras Karen atraía el fuego de los cañones defensores, ocultos por las bombas de oscuridad del Doctor Midnight, sus compañeros llegaron a la puerta de la prisión.

-¿Cómo pensáis abrirla?-susurró Pieter, pero obtuvo su respuesta cuando la oscuridad que les rodeaba se vio rota por la energía que manaba del bastón de combate de Barda. Con un aullido, la inmensa mujer golpeó las puertas metálicas, y estas, gimieron. Los Parademonios que custodiaban la prisión trataron inmediatamente de reorientar los cañones, para atender aquella nueva amenaza, pero Karen se lanzó sobre una de las torres. Varios Parademonios echaron a volar hacia ella, tratando de detenerla mientras un trueno retumbó, al volver a golpear Barda las enormes puertas. El sonido de alarmas procedentes del interior sobresaltó a Adam Strange y al Doctor Midnight, preocupado por si ante su brusco ataque, Desaad decidía poner fin a las vidas de sus amigos. Pieter estaba acostumbrado a ser sigiloso, y a los planes bien organizados de Mr.Terrific, así que la sensación de participar en un ataque directo le hacía sentir extraño. Algo cayó cerca de ellos, algo que se convirtió en protoplasma al impactar contra el suelo, y Adam alzó los ojos para ver como otro Parademonio era abatido por Karen. Hubo un nuevo estallido, y las puertas se desencajaron ligeramente... lo justo para permitirles entrar-. ¡Karen, adentro-gritó Pieter a través del comunicador, y se arrojó al interior del edificio, sintiendo décimas de segundo después el movimiento del aire provocado por Kara al entrar volando.

-Estamos dentro...-masculló Power Girl, limpiándose con el dorso de la mano una herida que había recibido en la frente-. ¿Dónde vamos ahora?

-Vosotros buscad a vuestros compañeros-ordenó Adam, entregando a Karen un pequeño instrumento que señalaba, a través de un escáner genético, la posición de los miembros de la JSA prisioneros de Desaad-. Nosotros vamos a liberar al resto de los prisioneros.

Midnight y Power Girl asintieron, separándose de Big Barda y Adam Strange.

-¿Por donde?-preguntó Pieter, y Karen observó unos segundos la pantalla antes de acercarse a él y rodearle con uno de sus brazos.

-Mejor te llevo-respondió ella.

-Esto se está convirtiendo en una costumbre-masculló Pieter, aferrándose con fuerza a la cintura de Karen, que de inmediato comenzó a volar, atravesando un par de paredes en su camino.

-¿Eso es una queja?

-No, en realidad me encanta.

Los dos miembros de la JSA recorrieron la prisión, enfrentándose a varios grupos de Parademonios y a algunas trampas, pero conseguían avanzar, continuar adelante. Sin embargo, ambos eran conscientes de que la seguridad de la prisión estaba bajo mínimos, y en algún momento, incluso pasó por sus cabezas la posibilidad de al acabar allí dirigirse a Armaghetto a continuar liberando prisioneros. Finalmente, cansados y con heridas menores, llegaron a un pasillo, al final del cual había una puerta de algún tipo de fibra de vidrio, traslúcida.

-Según el cacharro de Adam Strange, deberían estar ahí detrás...-masculló Karen, deteniéndose a escasos pasos de la puerta.

-El zumbido de las máquinas no me deja oír nada más-dijo Pieter-. Podrían estar solos con Desaad, o quizá haya ahí dentro diez escuadrones de Parademonios.

-¿Otra trampa?

-Está siendo demasiado fácil, a lo mejor Desaad se ha cansado de jugar con nuestros amigos y ahora quiere cambiar de juguetes...

-No sería la primera vez que nos metemos en una trampa a sabiendas...

-No, sólo quería estar seguro de que los dos lo teníamos claro-concluyó Pieter, encogiéndose de hombros. Karen avanzó despacio hacia la puerta, y de inmediato, como si su presencia hubiera sido detectada, dos pequeños cañones aparecieron en oquedades del techo, apuntando hacia el lugar donde se encontraba Power Girl. Pieter escuchó el sonido apagado de los paneles al moverse y el zumbido de la energía, y se arrojó hacia delante, apartando a Power Girl de la descarga de energía que la hubiera vaporizado-. Rayo de partículas-murmuró, mientras ella se sonrojaba y apartaba sutilmente una de las manos de Pieter de debajo de su trasero-. Errr... lo siento...

-Lo discutimos luego-respondió Karen, que dirigió su mirada de calor hacia las armas, derritiéndolas. Pieter comenzó a incorporarse, y en ese momento, con brusquedad, las puertas se abrieron, y un rayo de energía roja impactó de lleno en Midnight, que se vio arrojado varios metros hacia atrás, cayendo con un golpe sordo en el pasillo. De inmediato, Kara observó el interior de la sala, y vio a Desaad, envuelto en su túnica púrpura, con una sonrisa desquiciada en el rostro y sosteniendo un arma en cuyo extremo zumbaba la energía roja que había golpeado a Pieter.

-Juguetes nuevos...-siseó Desaad. Karen se preparó para recibir un impacto energético, pero jadeando como un perro, Desaad pulsó un interruptor sobre un panel a su izquierda y de inmediato, Karen aulló de dolor. Era como si se estuvieran clavando puñales en las sienes y la nuca, como si le sumergieran el cerebro en ácido. Los ojos le lloraban, y notaba que la sangre brotaba de sus labios, que se había mordido sin darse cuenta-. No pensarías que iba a atacarte físicamente-rió Desaad-. Será muy divertido probar contigo los inductores telepáticos, quizá pueda hacer que mates a tus amigos uno por uno... quizá la Abuela Bondad pueda organizar un combate público entre ese Black Adam y tú...

Desaad de acercó hacia Karen, que trataba de recomponerse, aunque le era imposible. Sus dedos se hundían en el suelo, que se agrietaba por la presión, pero no podía siquiera abrir los ojos. Había visto fugazmente a sus compañeros en el interior, encerrados en los diferentes aparatos de tortura de Desaad, pero... no podía hilvanar los pensamientos, el cerebro se le estaba abrasando...

-Voy a destruir tu mente, niña, y Darkseid te entregará a mi... vamos a pasar juntos muchas noches...

Hubo un estruendo en la sala, y Karen, a través de sus ojos convertidos en rendijas, vio algo que volaba a toda velocidad hacia ellos desde el interior de la sala. La voz de Desaad se interrumpió en seco, y escuchó un crujido como si alguien retorciera un puñado de tallarines secos. Segundos después, la presión sobre su mente comenzó a aligerarse, y notó un roce amistoso en su rostro. Se esforzó por abrir los ojos, y vio a Jay arrodillado junto a ella, con quemaduras por electricidad en buena parte de su cuerpo. Aturdida, Karen vio a Pieter renqueando en el interior de la sala, ayudando a Carter a ponerse en pie. A Karen no le costó mucho imaginar lo que había ocurrido, Pieter probablemente se había deslizado en el interior de la sala, utilizando alguno de sus cacharros para impedir que el ataque subsónico de Desaad le afectara. Obviamente, sólo había tenido que hacer una cosa.

Liberar a Black Adam.

A unos pasos detrás de ella, el señor de Kahndaq sostenía en vilo por el cuello a Desaad, que trataba de zafarse. El maestro torturador podía notar que varios de sus huesos se habían roto, la boca le sabía a sangre (de lo que deducía que las costillas le habían perforado los pulmones), y podía atisbar como los huesos de su brazo habían roto los músculos y tejidos de su brazo derecho.

-Darkseid...-comenzó a decir, pero Black Adam no le dejó terminar de hablar. Con un movimiento de su mano, rompió el cuello de Desaad, que aún tuvo tiempo de emitir un último gemido ahogado, mientras Black Adam le dejaba caer al suelo, desmadejado.

-Le has matado...-masculló Jay, y Adam asintió.

-Cuando hayamos terminado con esto, asumiré los sermones que consideréis adecuado-le interrumpió Black Adam. Era obvio que Desaad se había ensañado con él, pero ni siquiera las torturas de Desaad habían acabado con la fuerza que movía a aquel hombre. Jay se encogió de hombros, desde el momento en que había visto la mirada de Black Adam sobre Desaad, había sabido que este era hombre muerto.

-¿Estáis bien?-inquirió Karen, incorporándose.

-No-respondió Carter, apoyado en una de las mesas del torturador-. Pero tenemos que seguir.

-Quiero haceros un reconocimiento médico a todos-dijo Pieter-. Han barrido el suelo con todos nosotros, quiero descartar heridas internas y...

-El universo se está yendo a la mierda, doc-le interrumpió Carter-. Eso tendrá que esperar. Necesitamos nuestras armas... y ropa...

-Yo estoy encantada-sonrió Karen-. De hecho, de un rato a esta parte, Black Adam me cae mucho mejor...

-¿No podéis dejar nunca de hacer bromas?

La voz de Barda sonó desde el principio del pasillo, y los miembros de la JSA se giraron, viendo como la guerrera y un herido Adam Strange se acercaban a ellos. A pesar de su tono duro, la mujer mantenía una leve sonrisa, al fin y al cabo había pasado mucho tiempo junto a Mister Milagro, Blue Beetle y Booster Gold.

-Yo también me alegro de verte-masculló Carter.

-Lo veo-respondió Barda, lanzando una sonrisa irónica-. Encontremos vuestra ropa y vuestras armas. Tenemos mucho que hacer. Hay un ejército de antiguos prisioneros deseando ser dirigidos hacia la batalla...

-Pues otorguémosles lo que piden-intervino Black Adam, cruzando los brazos ante el pecho-. Encontremos a Destino y a Terrific y destruyamos el Boom Tubo de una vez.

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El Muro.

La muerte de Desaad sorprendió a Darkseid, que frunció el ceño bajo el Yelmo. No tenía aquello planeado, y no le gustaban las sorpresas. Su pensamiento voló a Apokolips, y sintió como los prisioneros escapaban de la fortaleza de su maestro torturador, guiados por parte de la JSA, Adam Strange y la traidora de Barda, y se dirigían hacia los dominios de la Abuela Bondad. Glorious Godfrey se había escondido de la turba, pero la Abuela Bondad se preparaba para hacer frente al ataque, aunque no estaba preparada para ello, para resistir los envites del Espectro había asimilado centenares y centenares de Parademonios.

-¿Qué ocurre?-inquirió Atom-Smasher, al ver que el titán parecía titubear.

-¡No lo sé!-exclamó Centinela-. ¡Pero quizá no tengamos otra oportunidad! ¡Atacad con todo lo que tengáis!

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Apokolips.

Big Barda y Adam Strange habían reunido un ejército, un ejército que ahora, en ausencia del dios que regía el lugar, trataba de destruir cualquier rastro de él. Las estatuas eran derribadas, los carteles arrancados, y los repetidores que mantenían la letanía "Darkseid Es" quedaron reducidos a poco más que nada. Algunos Perros de Guerra trataron de impedirlo, pero los Parademonios parecían haberse extinguido, así que estos no resultaron ser un obstáculo muy importante para Barda, que estaba encantada de tener oponentes a los que castigar, como si aquello la ayudara a olvidar el peligro que corrían su esposo y el resto de los habitantes de Nueva Génesis. Cuando la veía, Jay se alegraba infinitamente de estar junto a ella y no enfrente.

-Allí-señaló la mujer, apuntando con uno de sus bastones una inmensa torre de cristal oscuro y una piedra que parecía basalto-. El orfanato de la Abuela Bondad.

-Ese nombre me da escalofríos-musitó Pieter-. Y Héctor y Michael están ahí dentro...

Carter aterrizó ante ellos, y Jay era casi capaz de imaginarse al detalle el rostro inexpresivo bajo la máscara, ocultando la preocupación que sentía por el estado de su hijo.

-No tenemos ni idea de lo que podemos encontrarnos ahí dentro, debemos estar preparados para...

El impacto sónico de un Boom Tubo interrumpió a Hawkman, que de inmediato tomó una pose defensiva, alzando la maza sobre su cabeza. Varios de los recién liberados dieron un respingo, y algunos incluso se arrojaron al suelo, mientras Power Girl, Black Adam y Adam Strange tomaban altura.

-Uno de los tubos teleportadores de Darkseid-dijo Pieter-. Y por el sonido, diría que alguien acaba de abandonar ese lugar.

-Así que la Abuela Bondad huye...-masculló Barda.

-Bueno, no está mal del todo que alguien haga algo coherente...-masculló Karen.

-Jay, Pieter, acompañadme, vamos a investigar ese sitio-ordenó Carter-. Black Adam y Karen, quiero que vayáis con Barda, Adam Strange y los prisioneros liberados, quiero que acabéis de una vez por todas con el centro de control de esos condenados Boom Tubo...

-¿Quién dice "condenado" hoy en día?-masculló Power Girl, encogiéndose de hombros.

-Podría ser de ayuda ahí dentro-dijo Barda, pero Carter negó con la cabeza.

-No hay nadie ahí dentro, se han marchado-dijo-, estoy de acuerdo en eso con Pieter. Y no tengo ninguna intención de obligarte a enfrentarte a tu vida ahí dentro... Quizá en el centro de control de los Boom Tubo haya guardias, y nadie pelea como Big Barda...

-De acuerdo, hombre pájaro-rió Barda-, guiaré a los libres a la hipotética batalla.

Flash se lanzó a toda velocidad hacia el orfanato, seguido por Hawkman y Doctor Midnight. Las puertas del edificio estaban abiertas, como una siniestra invitación que no dudaron en aceptar, aunque al instante se arrepintieron de haberlo hecho. El hedor era insoportable, y los muertos aparecían por doquier. Al parecer, la Abuela Bondad y los suyos se habían asegurado de no dejar ningún cabo suelto antes de marcharse, ejecutando a los "internos", e incluso a los niños que educaba la Abuela, los futuros Perros de Guerra seguidores de Darkseid.

-Si el cacharro que nos ha dado Adam funciona, Michael debería estar en el tercer piso-dijo Flash, mirando la pantalla digital de tecnología ranniana-. Pero no hay nada sobre Héctor...

-Mi hijo está vivo, lo puedo sentir-respondió Carter-. Buscad a Michael y aseguraos de que está bien, yo encontraré a Héctor.

Sin dar opción de réplica, Hawkman extendió las alas, saliendo por una de las ventanas del edificio hacia el exterior.

-Adelántate-dijo Pieter, y no bien dijo la última sílaba, Flash se lanzó escaleras arriba, esquivando cadáveres, intentando ignorar el olor y las imágenes que le bombardeaban como si de una pesadilla se tratara. Un niño atravesado por púas de hierro, una mujer seccionada verticalmente en dos... Los seguidores de la Abuela Bondad se habían esmerado.

-¡Michael!-exclamó, al llegar al lugar indicado por el rastreador de Adam Strange. Allí estaba Mister Terrific, aún sujeto a una de las paredes por unos pesados grilletes en la muñecas, casi desvanecido. Pero aún respiraba, lo que tranquilizó al menos de momento a Jay. Entonces, se dio cuenta del estado de sus piernas, y una maldición escapó de sus labios. Al parecer, la Abuela Bondad le había dispensado a Michael un trato parecido al que ellos mismos habían recibido de Desaad, aunque de un modo menos científico. Le habían destrozado las piernas, probablemente con algún tipo de martillo pesado, los huesos asomaban astillados, y la carne parecía una masa sanguinolenta.

-¿Jay?-susurró Michael, tratando de abrir los ojos.

-No te esfuerces, Michael-le interrumpió Jay, acercándose-. Pieter está en camino, te pondrás bien...

-No lo dudo-respondió Michael-. La Abuela Bondad me dejó muy claro que no moriría, se aseguró de verme sufrir y de dejar un mensaje para vosotros... esto es lo que pasa con los que se enfrentan a Darkseid... pero, ¿sabes una cosa?-dijo, forzando incluso una sonrisa, mientras Flash trataba de abrir los grilletes-. Soy el tercer hombre más inteligente del mundo. Hablo treinta lenguas vivas y doce muertas, tengo quince titulaciones, tres doctorados y cinco ingenierías... Puedo prescindir de las piernas por un tiempo...

-Ese es mi chico-masculló Flash, tratando de tragarse las lágrimas y rezando porque Pieter apareciera pronto.

-¡Héctor!-gritó Hawkman, sobrevolando el exterior del orfanato, un yermo situado tras este en el que al parecer la Abuela Bondad de deshacía de los cadáveres de los fallecidos bajo su dominio. Allí abajo había auténticas montañas de cuerpos en diversos estados de descomposición, desde una alfombra pálida de huesos secos reducidos casi a polvo a los que debían haber sido arrojados pocas horas antes, con la sangre seca aún en las heridas. Carter casi prefería no encontrar a su hijo que encontrarlo ahí, pero algo en su interior le empujaba a buscar en aquel lugar-. ¡Héctor!

Hubo un resplandor abajo, breve y casi imperceptible, pero la vista de Carter Hall era lo suficientemente aguda como para que llamara su atención ese mínimo reflejo. Descendió en picado, y el corazón le dio un brinco en el pecho cuando vio, casi aplastado por otros cuerpos, el rostro, hinchado y amoratado de su hijo. Con un grito ahogado, Hawkman apartó los cuerpos que había sobre Héctor, aliviado al percibir un apagado movimiento en el pecho de Héctor.

-¿Papá?-masculló este, con los ojos entreabiertos, velados por una especie de telaraña.

-Estoy aquí, Héctor, estoy aquí-respondió Carter, abrazando a su hijo, tratando de acomodarlo en sus brazos-. Tranquilo, todo va a salir bien, todo va a...

-Te estaba llamando-gimió Héctor y un hilillo de sangre brotó de sus labios-. Quería verte, quería...

-Héctor...

-Quería pedirte perdón, papá... Sé que no he sido el hijo que tú y mamá esperabais...

-No digas eso, hijo, no es cierto.

-Te llamaba, papá, creía que no iba a poder verte antes de morir... No digas nada, por favor, no... ya he muerto una vez, ¿sabes? Quien sabe, quizá pueda volver a hacerlo... o pueda reunirme con Inza y Ken, con Nabú... o pueda descansar. Eso estaría bien... descansar... Papá, dile a Lytta que la quiero...

Con un suspiro, los ojos de Héctor se cerraron, y el traqueteo de su pecho cesó por completo. Un grito se formó en la garganta de Carter, pero este se mordió los labios, abrazando simplemente a su hijo, y esperando que, como quería, finalmente pudiera descansar.

Así lo encontraron Jay, Pieter y Michael, a quien el primero llevaba en brazos. Guardaron silencio durante varios minutos, hasta que finalmente Carter se incorporó, apretando la maza entre sus puños.

-Vamos a ir a por Darkseid-dijo Carter-, y vamos a hacerle pagar por la muerte de mi hijo.

-No sabemos donde está, Carter, no creo que...-masculló Pieter, pero Hawkman le interrumpió.

-Tenemos los sensores rannianos para encontrarles. Tenemos dos expertos en tecnología. Y tenemos el Boom Tubo-dijo-. Busquemos a nuestros compañeros y hagámosle pagar a Darkseid por todo lo que nos ha quitado durante generaciones.

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El Muro.

Darkseid se tambaleaba bajo el empuje del Espectro y el poder de la JSA. Había dudado, y habían aprovechado su debilidad, y ahora, aquellos mosquitos le acosaban con sus ataques inanes, aunque molestos. El verdadero peligro era El Espectro, uno de los seres más poderosos del Universo, y lo único que se interponía entre Darkseid y el Muro de la Fuente. Pero incluso aquel ser tenía debilidades, y Darkseid estaba dispuesto a aprovecharlas.

Dagas de luz con forma de cruz ansada volaron desde los ojos de Darkseid, clavándose en el Espectro, que de pronto, se tambaleó aturdido. Ferris Aircraft... Coast City... Parallax... el Green Lantern Corps destruido bajo sus propias manos... Waverider y Extant... Había intentado olvidarlo todo, pero el poder del Yelmo de Nabú volvió a sacar aquellos recuerdos a la luz. La parte del Espectro que era Hal Jordan se vio aplastada por la culpa y el dolor por la pérdida, vio de nuevo la muerte de cada uno de los habitantes de Coast City muertos en manos del Superman Cyborg, Hank Henshaw. Y luego vio como uno tras otro los miembros del Green Lantern Corps morían en sus manos. Y luego los Guardianes, cuando absorbió el poder de la Batería Central, convirtiéndose en Parallax...

-¡Hal!-gritó Diana, al ver que el Espectro titubeaba e hincaba una rodilla en el suelo.

Pero fue inútil, ni siquiera la voz de una antigua amiga como la princesa de las Amazonas consiguió apartar a Hal de la trampa mental dispuesta por Darkseid. El señor de Apokolips no vaciló un instante, y un rayo de fuerza oscura brotó de sus ojos, el Efecto Omega amplificado por el poder del Yelmo de Nabú. El Espectro se tambaleó, hincó la otra rodilla, y cayó.

Todo el Universo pareció detenerse un momento, mientras Darkseid se alzaba sobre el caído Espectro. Los propios miembros de la JSA, junto a Zatanna, Occult y Faust observaron atónitos como, plantando uno de sus pies sobre el pecho del Espectro, y mirando hacia el Muro, dijo una sola palabra.

-Antivida.

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JUSTICIA PARA TODOS

Bueno, un número extenso... y duro, al menos para mi. Héctor Hall ha sido un personaje que me ha gustado mucho desde los tiempos de Infinity Inc anteriores a Crisis Infinitas, hasta pegué un salto en el sillón cuando vi que era el nuevo Doctor Destino en la JSA de Geoff Johns. Pero en fin, sin sacrificios, no hay avances... ¡Espero que os guste!

 
 
   
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