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Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #35
Patria I
Colores Primarios

Guión: Tomás Sendarrubias

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El Pentágono, Washington D.C

-Bienvenido, señor Hall-dijo el Senador Carlston, levantándose del sillón en el que estaba acomodado y acercándose a Carter Hall, que le tendió la mano con el ceño fruncido. El senador Carlston era un hombre inmenso, que, como poco, igualaba a Carter en anchura de hombros y medía al menos diez centímetros más. Tenía la piel del color del chocolate, y el cabello rapado al uno, con un corte estrictamente militar. El traje gris carbón que llevaba, acompañado de una corbata negra y una camisa blanca trajo a Carter la imagen de los legendarios Hombres de Negro a la cabeza-. Es un placer conocerle, he oído hablar mucho de usted.

-Muchas gracias-replicó Carter, mirando a su alrededor, como si esperase que apareciese alguien más en la pequeña salita en la que se encontraban, decorada con toda la sobriedad que se esperaba del Pentágono, tres pequeños sillones, una mesita de cristal en un rincón, algunas revistas de información general en un revistero y una planta de plástico, así como dos láminas en blanco y negro colgadas en las paredes. En sí, toda la sala tenía un aire aséptico y circunstancial. Carter no dudaba de que se había preparado el habitáculo para aquella reunión en concreto, todo aquello tenía un aspecto demasiado "Ikea" para pensar que pudiera ser permanente-. La verdad es que estoy un tanto sorprendido por su llamada, Senador Carlston. Tampoco fue demasiado... explícito.

-Se trata de un tema que prefiero tratar en persona, señor Hall. Siéntese, por favor-dijo el Senador, señalando uno de los sillones, en el que tomó asiento Carter. Se sentía un tanto extraño, vestido con traje y corbata y reunido con uno de los senadores del gobierno Luthor-. De hecho, ahora que está aquí, hay una tercera persona muy interesada en poder charlar con usted.

-¿Ah sí?

-Así es-dijo alguien desde la puerta, y Carter giró la cabeza, levantándose sorprendido al ver como el propio Presidente de los Estados Unidos cruzaba la entrada-. Es un placer verte, Carter. Puedo llamarte Carter, ¿verdad?

-Luthor-masculló él, cerrando los puños en tensión-. Me temo que esta reunión acaba aquí, senador.

-Por favor, Carter-sonrió Luthor, encogiéndose de hombros-. Te aseguro que toda la reticencia que sientes en este momento ante mí esta basada en meros prejuicios. Quiero hablar contigo de patriota a patriota, los dos amamos este país profundamente, y eso nos une.

-Lex, los dos sabemos que todo lo que tú amas es a ti mismo, así que no...

-Señor Hall, le aseguro que en este momento, sus preocupaciones y las del Presidente Luthor son muy parecidas-intervino Carlston, tratando de mediar entre ambos-. Y de hecho, es lo mismo que me preocupa a mí, por eso estoy participando en esta reunión. Al menos, escuche al Presidente Luthor, señor Hall. Es su presidente, es lo menos que le debe como americano.

-Tienes cinco minutos-escupió Carter, con los ojos clavados en Luthor, que sonrió con seriedad, tomando asiento en el tercero de los sillones. Carlston y Carter ocuparon de nuevo sus lugares. Carter cruzó las piernas y miró el reloj-. Te quedan cuatro y cuarenta segundos.

-¿Por qué no estás con la JSA en Kahndaq?-preguntó directamente Luthor, clavando sus ojos en Carter.

-No es asunto tuyo-replicó, y el Presidente sonrió.

-Te equivocas, Carter-continuó-. Me temo que en estos momentos, la situación de la JSA se ha convertido en una cuestión de seguridad nacional. Se me puede acusar de muchas cosas, pero no de ser estúpido, y si hay algo de lo que estoy convencido, es de que estás tan en desacuerdo con el actual estado de la Sociedad de la Justicia como yo, y eso ha causado tu alejamiento de tus viejos compañeros. ¿Estoy equivocado?

-No-admitió Carter, ceñudo-. No estoy de acuerdo con el traslado de la JSA a Kahndaq, sigo creyendo que mi país es la prioridad, pero mis antiguos compañeros tomaron otra decisión que debo respetar. Fin de la historia.

-Hay un factor que no podemos apartar tan a la ligera-respondió Luthor, volviéndose hacia el senador-. Frank, por favor, ¿puedes...?

-Claro-intervino Carlston, cogiendo un mando a distancia situado en la mesita de cristal que tenía al lado, y encendiendo con él el monitor de plasma. Con un parpadeo este se encendió, y de inmediato, en la pantalla aparecieron diversas imágenes de Black Adam. Carter supuso que muchas de ellas se habían obtenido a través de satélite-. Black Adam ha adquirido una importancia preponderante en la JSA en los últimos tiempos, especialmente desde la última confrontación con Darkseid, lo que ha llevado, como consecuencia más destacada al traslado del equipo a Kahndaq.

-Black Adam es un criminal-terció Luthor, inclinándose hacia delante-. Y gran parte de sus actos de terrorismo se han dado en suelo norteamericano.

-En realidad, Adam estaba influenciado por la personalidad de un criminal llamado Theo Adams y...

-Carter, que tus amigos crean eso no me sorprende. Jay Garrick y Alan Scott siempre han sido unos ingenuos, pero tú eres un hombre afianzado en la realidad-le interrumpió Luthor-. Da igual la excusa que trate de utilizar, o incluso aunque ese dato fuera verdad, sabes tan bien como yo que los intereses de Black Adam no son los intereses de Estados Unidos. Hay mucho en política internacional...

-Kahndaq ha apoyado durante años a Bialya y Qurac, lo sé-dijo Carter-. Pero esos vínculos están rotos.

-O eso dicen-continuó Luthor-. Tengo informes de inteligencia que afirman que aún existe proximidad entre Kahndaq, Bialya y Qurac. Y es posible que la red se extienda más allá de estos tres países, hasta Iraq, Afganistán, Pakistán e Irán.

-No te creo, Luthor-respondió Carter-. Y si eso ocurre, es sin conocimiento de Adam, estoy casi seguro de ello.

-Casi-dijo Luthor-. Ese es el quid de la cuestión. Casi.

-Los informes están disponibles si quiere verlos, señor Hall-intervino Carlston-. Todos ellos apuntan a lo mismo, Kahndaq está dando soporte logístico a células terroristas implantadas en Qurac. Estamos hablando de al-Qaeda, señor Hall. Y probablemente también Naga.

-Antes o después todo esto saldrá a la luz-continuó Luthor-. Y en ese momento, la mierda salpicará a todos los que rodean a Black Adam, y la JSA, los héroes más antiguos de América, los que han inspirado a todos los demás, se convertirán en aliados de un país terrorista.

-Es más-apoyó Carlston-. Con su presencia en Kahndaq, la Sociedad está dando legitimidad a un gobierno no democrático, de prácticas fundamentalistas y enemigo declarado de los intereses americanos en el Próximo Oriente.

-Y cuando todo esto estalle, y la cuestión no es si lo hará, sino cuando, todos tus antiguos aliados se verán cubiertos de mierda. Desde el primero al último, desde Garrick y Scott a esa niña tan mona de las estrellas, pasando por Mister Terrific, por muy listo que sea.

-¿Qué es lo que propones, Luthor?-masculló Carter, frotándose el puente de la nariz. Le estaba entrando un dolor de cabeza de lo más incómodo.

-Te propongo que te pongas al frente de un equipo de metahumanos completamente fieles a Estados Unidos, sancionados por el Congreso, el Senado y el Ejército. El proyecto ya está completo, Carter, y quiero que sepas que, contigo o sin ti, vamos a seguir con nuestros planes adelante. Pero contigo, sería todo mucho más fácil.

-Y deduzco que no se trata sólo de una cuestión de imagen. Este equipo metahumano... ¿entrará en acción?

-De forma inmediata-sentenció Carlston-. Llevamos trabajando meses en el proyecto "Fuerza de Julio" desde hace meses, la situación con Black Adam sólo nos ha obligado a hacerlo todo un poco más deprisa... y a tener claro cual será el objetivo de la primera misión.

-¿Quién formará parte del equipo?-inquirió Carter, y en ese momento, Luthor sonrió. Carter Hall aceptaría dirigir la Fuerza de Julio.

-Acompáñenos, señor Hall-dijo Carlston, incorporándose-. Le presentaremos a sus compañeros.

-Aún no he dicho que sí-respondió Carter, y esta vez, Luthor no se molestó en ocultar una sonrisa.

-Sabes que lo harás-dijo, levantándose para abrir la puerta. De inmediato, sus dos guardaespaldas, Hope y Mercy, hicieron su aparición, vestidas con sobrios trajes de chaqueta. Luthor las sonrió, y juntos los cinco se internaron en uno de los pasillos del Pentágono, hasta que llegaron a una inmensa puerta de acero cromado. Carlston pasó una tarjeta por un lector y la puerta se abrió, mostrando una inmensa sala en la que diversas personas de pintoresco aspecto parecían entrenar combate cuerpo a cuerpo. Cuando la puerta se abrió, todos se detuvieron, girándose hacia la entrada con curiosidad.

-Carter, te presento a la Fuerza de Julio-dijo Luthor, señalando a aquellas personas como si de un maestro de pista circense se tratase-. Señores, formen. Tienen aquí a su líder.

-Aún no he...

-Ya, ya, aún no has dicho que sí. Los dos sabemos que es cuestión de tiempo. Hora de las presentaciones.

Uno por uno, Luthor fue presentando a los miembros de la Fuerza de Julio a Carter. El primero de ellos le era familiar, sabía que la Liga de la Justicia había tenido sus más y sus menos con él. Tiempo atrás había sido un militar de duro carácter, el general Wade Eiling, pero había terminado transfiriendo su mente al cuerpo artificial de un antiguo enemigo de la Liga, Shaggy Man, y se había aliado con Luthor y Zazzala en los acontecimientos de la llegada de Mageddon. Era enorme, vestido sólo con unos pantalones militares de color caqui, y sus músculos eran como rocas talladas. Atendía al sencillo nombre de El General.

Junto a él, había una mujer de color. No tendría más de veinte años, y vestía un traje de armadura que a Carter le recordó de inmediato a la Estatua de la Libertad, con la corona incluida, y hasta sostenía una antorcha. La mujer le miraba con aspecto felino. Luthor la presentó como Miss Libertad.

Tres hombres idénticos, vestidos de cuero negro, con gafas oscuras y máscaras negras cubriéndoles la nariz, la boca y el mentón se encontraban junto a Miss Libertad. Sonriendo, el Presidente aludió a ellos como la Mayoría Silenciosa, y Carter se quedó sorprendido cuando le saludaron continuando cada uno las palabras del anterior.

Una mujer pelirroja era la siguiente. Su rostro estaba cruzado por una desagradable cicatriz que bajaba desde su cuero cabelludo hasta su barbilla. Su párpado izquierdo estaba cerrado y cubierto de tejido cicatrizado. Vestía de rojo y negro, y en su cinturón asomaban dos cuchillos de peligroso aspecto. Se hacía llamar simplemente Express.

Y por último, junto a ellos, había un hombre ataviado con un uniforme azul oscuro decorado con motivos de la bandera americana: estrellas en los hombros, y franjas azules, rojas y blancas en el pecho y los brazos. Luthor le presentó como el Mayor Victoria.

-La JSA les hará cachitos-dijo Carter-. Black Adam no tendrá ni que esforzarse.

-No son los únicos, Carter-respondió Luthor-. Pero me encanta que ya estés haciendo planes para tu no-equipo. Ven, te presentaré a nuestros invitados estrella.

Bajo la atenta mirada de la Fuerza de Julio, Luthor, Carlston y Carter atravesaron la sala en dirección a una puerta que había tras esta, entrando en una habitación mucho más pequeña. De inmediato, Carter percibió el polvo en el aire. La luz era tenue, apenas permitía atisbar el interior de la sala, a pesar de los agudizados sentidos de Carter. Como movido por un viento invisible, el polvo se arremolinó, y para sorpresa de Hawkman, tomó forma en el centro de la sala, una silueta humanoide, que adquirió, con movimientos fluidos unos rasgos que le resultaron familiares de inmediato.

-Por Dios... ¿Sandy?-masculló Carter, y la forma arenosa asintió.

-Estamos haciendo grandes progresos con él, señor Hall-dijo Carlston-. El señor Hawkins se encontraba en un estado deplorable cuando... bueno, cuando lo encontramos. Su cohesión física se encuentra, como poco, debilitada, y su cordura no atraviesa el mejor de los momentos. Tenemos a un equipo de psicólogos, psiquiatras y un telépata trabajando para recuperarle...

-Deberíamos hablar con J´onn... o quizá Michael Holt pudiera...

-Tenemos a los mejores, Carter-dijo Luthor-. Y de hecho, el telépata que trabaja con nosotros es mucho mejor que vuestro Detective Marciano.

Luthor encendió un interruptor, y una de las paredes de la sala se cubrió de una repentina luminosidad y se volvió transparente. Carter sintió que el vello se le erizaba al ver tras el cristal la figura de un hombre sentado en una silla, con el cráneo tan inmenso y deformado que necesitaba un fuerte collarín para que su propio peso no le partiera el cuello.

-Carter, creo que ya conoces a Héctor Hammond-dijo Luthor-. El último miembro de tu equipo.

-Luthor, Hammond es un criminal...

-Que está ayudando a tu viejo compañero a no convertirse en una simple duna insensible y que se ha comprometido con su patria para evitar mayores problemas. El señor Hammond tiene ostensibles problemas físicos, y a cambio de su ayuda, desde LexCorp hemos prometido ayudarle a superarlos. Es una alianza con la que todos ganamos. Y como ya te hemos dicho, Carter, la Fuerza de Julio va a entrar en acción contigo o sin ti. ¿Qué decides?

-No pienso permitirte que lances a tus perros de presa sobre mis compañeros sin control-respondió Carter-. Así que tú ganas, Luthor. Dirigiré tu Fuerza de Julio.

-Estupendo-sonrió el Presidente-. Estupendo.

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Palacio de la Justicia, Shiruta, Kahndaq.

-¡Puajjjjj!-gruñó Hawkgirl, frotándose la boca con el dorso de la mano mientras se quitaba el yelmo y lo arrojaba a un rincón de su habitación-. Voy a necesitar un litro de Listerine para poder volverme a sentir humana... pero que asco...

-Atravesaste al illithyd gigante de lado a lado-rió Stargirl, sentándose en la cama de su compañera y encendiendo la televisión, buscando la MTV en el satélite-. Estás pringosa y verde, lo que necesitas es una ducha.

-¿Cómo has llamado al bicho?

-Illithyd. Es un calamar telepático que...

-Vale, le voy a decir a Michael que os prohíba jugar a Baldur´s Gate.

-¡Venga ya, Kendra!-rió Courtney, subiendo el volumen al aparecer el vídeo de Singles Ladies, con Beyonce bailando de forma espasmódica-. Le dimos una paliza a un calamar gigante telepático que apareció de golpe en pleno Nairobi, ¿no podemos bautizarle? A mi Illithyd me gusta.

-Me voy a la ducha-replicó Kendra, negando con la cabeza-. ¿No tienes tele en tu habitación?

-Sí, pero la tuya es más grande y suena mejor. Además, sabes que no te molestaré, estaré aquí calladita, viendo la MTV...

-Algún día de estos te enseñaré lo que es música de verdad...-concluyó Kendra, entrando al baño y cerrando la puerta tras de sí.

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-¿Seguro que quieres hacer esto?-masculló Ártemis, crujiéndose los nudillos.

-Si tienes dudas, cariño, siempre puedes rendirte-respondió Wildcat, sonriendo a la amazona.

-Gatito, de aquí a diez minutos vas a ser un felino castrado-gruñó Ártemis, poniéndose en posición defensiva.

-¡Comienza la fiesta!-exclamó Jakeem, dando una palmada mientras Wildcat lanzaba el primer ataque, un puñetazo directo a un costado de la amazona, que lo evitó sin mayor esfuerzo y sin cambiar siquiera la posición. Ambos se encontraban en un ring improvisado en el centro de la sala de entrenamiento en los subterráneos del Palacio de la Justicia. Durante el conflicto con el Calamar Telépata, Wildcat había hecho un comentario sarcástico sobre la forma de combate de la amazona, y habían decidido resolver sus diferencias con una prueba práctica.

-Jakeem esto no es un espectáculo, es un entrenamiento...-dijo Jay, pasando un brazo por encima de Joan, que sonrió.

-Sí, claro-respondió Jakeem-. ¿Eso son palomitas, señor Garrick?

-Estos niños han perdido todo el respeto a sus mayores-gruñó Jay, tendiéndole las palomitas a Alan, sentado junto a ellos observando las evoluciones de Ártemis y Ted en la lona.

-Espero que Pieter esté preparado-masculló Centinela, cogiendo algunas palomitas-. Porque alguno de los dos va a salir herido.

-Y va a ser Ted-intervino Joan, viendo como el boxeador recibía una patada en el plexo solar que le lanzó contra las cuerdas, pero consiguió evitar una dirigida a su cabeza.

-¿Lo estás grabando todo, Michael?-preguntó Jay, viendo las T-Esferas de Mister Terrific revolotear por la sala, y se giró para ver como éste entraba en la sala. Un nudo se formó en la garganta de Jay al ver a Michael en la silla de ruedas que utilizaba cuando no utilizaba el exoesqueleto que se había diseñado.

-Hasta el mínimo detalle-respondió, acercándose a ellos-. Ártemis y Ted podrán revisarlo después y descubrir sus errores para paliar sus puntos flacos, y estoy seguro de que Adam querrá verlo cuando vuelva de Nairobi.

-Muy amable al encargarse de todo el papeleo...-dijo Joan.

-¿Amable? Tiene un viejo pique con un alto mando del ejército keniata y quería asegurarse de dejar bien clara su incompetencia, así es nuestro Adam. Michael, ¿podrías prepararme una edición de coleccionista?-sonrió Jay, viendo como Ártemis arrojaba de nuevo a Ted a la lona-. Los extras los podremos grabar en la enfermería. ¿Dónde está Pieter?

-Con Lytta-respondió Michael-. Tuvo una pequeña herida en Nairobi, y necesitaba un par de puntos de sutura.

-¿No están pasando mucho tiempo juntos esos dos...?-comenzó a decir Jay, recibiendo un codazo de Joan, que iba a decir algo, cuando de repente, las luces de la sala se apagaron.

-¿Qué demonios?-masculló Alan, mientras una llama verde brotaba de su anillo, iluminando su entorno-. Michael, ¿no se supone que esto no debería pasar?

-Y no debe pasar-replicó Mister Terrific-. Los sistemas están diseñados a prueba de pulso electromagnético, podríamos aguantar con energía una explosión nuclear. T-Esferas 1 a 4, análisis de entorno. T-Esferas 5 y 6, análisis de sistemas.

Wildcat y Ártemis bajaron del ring, y la amazona recogió su cinturón con las dagas, maldiciéndose a sí misma por haber dejado el arco en su habitación.

-Nos han hackeado-masculló Michael, analizando los datos transmitidos por las esferas.

-Se supone que eso tampoco debería ser posible, ¿no?-gruñó Wildcat.

-Tenemos que asumir que esto es un ataque-dijo Michael-. Jay, necesito que me lleves hasta mi exoesqueleto...

-Eso no será necesario, Michael.

Varias de las luces de la sala de entrenamientos volvieron a encenderse, y los miembros de la JSA vieron aturdidos delante de ellos a Hawkman. Carter sostenía su maza con la mano derecha y una pequeña ballesta en la izquierda. A su lado se encontraba Miss Libertad, mirándoles ceñuda.

-Carter...-masculló Jay-. ¿Qué está pasando aquí?

-Hemos dominado vuestros sistemas, Jay. Lo siento, de verdad, pero estamos haciendo lo correcto. No queremos haceros daño a vosotros, sólo hemos venido a por Black Adam.

-Adam es uno de los nuestros, Carter-replicó Ted, enfadado-. Y tú simplemente preferiste marcharte. Estamos llevando la justicia más allá de las fronteras de Estados Unidos. Nosotros estamos haciendo lo correcto.

-Esto me duele a mi más que a vosotros, pero sé que lo entenderéis-dijo finalmente Carter, y en ese momento, disparó la ballesta contra un asombrado Jakeem Thunder, que vió atónito como un pivote se hundía en su hombro. Jakeem miró asombrado a Carter, y trató de decir algo mientras se arrancaba el dardo, pero no lo consiguió. El mundo comenzó a girar a su alrededor, y de pronto, cayó al suelo, inconsciente.

-¡Carter!-gritó Alan, arrodillándose junto al desmayado Jakeem-. ¿Qué estás haciendo?

Lady Libertad no esperó siquiera respuesta, y apuntó con la antorcha a los miembros de la JSA. Un pulso magnético barrió la sala, arrojando al suelo a Ártemis, Flash, Joan y Wildcat. La Llama Verde cubrió a Centinela, protegiéndole del ataque.

-Lo siento, Alan-masculló Hawkman, y una nueva flecha voló desde la ballesta, atravesando la protección de Centinela para clavarse en su vientre. De inmediato Alan se maldijo a sí mismo. Carter le conocía lo suficiente como para saber que la debilidad de la Llama Verde era la madera, de modo que casi se sentía estúpido por sorprenderse al ver el pivote de madera sobresalir de su vientre. El veneno hizo efecto casi inmediatamente, y cayó inerte al suelo.

-Encárgate de que los demás no despierten-ordenó Carter a Lady Libertad, que asintió, acercándose a los caídos para inocularles la droga antes de que despertaran. Hawkman, circunspecto, se acercó al panel de control del ordenador principal de la sala de entrenamientos, desde allí, y gracias al fichaje de última hora de Luthor para su Fuerza de Julio, tendría acceso a todos los sistemas del Palacio de Justicia, al igual que les había dado el control de los sistemas hasta ese momento hasta el punto de poder utilizar la tecnología de Cadmus para teleportarse directamente al interior del Palacio.

-Calculador-masculló Carter-. Ponme en línea con el resto del equipo.

-Marchando-respondió Calculador desde su refugio en El Cairo, tecleando en su ordenador las órdenes necesarias para conectar a Carter con los demás.

-Equipo Beta, informe de estado-ordenó Hawkman, y a través del intercomunicador, recibió la respuesta de Mayor Victoria, Express y el General.

-Tenemos al Doctor Midnight y a la hechicera-informó el Mayor Victoria.

-Traedlos a los sótanos-ordenó Carter-. Equipo Gamma, informe de estado.

-Las chicas han caído-dijo Mayoría Silenciosa, y tras él, se escuchaba el siseo de Arenero-. La de las alas tiene un par de...

-Si le pones una mano encima me encargaré yo mismo de descuartizarte-le interrumpió Carter- ¿Héctor?

-Black Adam aún no está aquí-respondió Héctor Hammond, apareciendo a su lado gracias a los teleportadores de Cadmus-. Tenemos tiempo de prepararle una bienvenida.

Carter asintió y reinició los equipos informáticos, dejando a un lado la maza. Le dolía la cabeza y tenía un nudo en el estómago. Accedió a los sistemas de defensa del Palacio, a los mapas, a los datos en los que trabajaba Michael, a las comunicaciones con el exterior. Ahora era el señor absoluto del Palacio de Justicia.

-Muy bien-dijo finalmente, abriendo de nuevo los comunicadores para que toda la Fuerza de Julio le escuchara-. Vamos a hacer lo que debemos, y lo vamos a hacer de forma rápida y eficaz, antes de que nadie se de cuenta siquiera de que estamos aquí. Recordad que lo que estamos haciendo es el equivalente de un casus belli, estamos violando la soberanía nacional de un territorio reconocido por las Naciones Unidas.

-Un nido de terroristas-intervino Express, pero Hawkman la ignoró.

-El más mínimo error supondrá un problema internacional para la Casa Blanca, y no nos han mandado aquí para eso, ¿de acuerdo? Estamos haciendo justicia.

Carter guardó silencio, pensó en decir algo más, pero finalmente desistió.

Ahora, sólo les quedaba esperar a que Black Adam volviera.

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JUSTICIA PARA TODOS

Nuevo arco de JSA. No pensaríais que el gobierno de EEUU iba a dejar que sus héroes estrella se marcharan así por las buenas, ¿verdad?

¡Que lo disfrutéis!

 
 
   
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