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Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #39
Crisis de familia IV
Guerra

Guión: Tomás Sendarrubias

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Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

-¿A nadie más le asquea todo esto?-gruñó Kendra, mirando a su alrededor. Se encontraba en uno de los mejores restaurantes de Dubai, en el último piso de uno de los más caros hoteles, desde donde disponían de las mejores vistas sobre la ciudad... y sobre el edificio que según los datos que había averiguado Oráculo, servía de refugio a Calculador, un inmenso recinto rodeado de palmeras. Bruce Wayne había realizado la reserva en el hotel para Kendra y sus dos acompañantes, Bette Kane y Michael Carter; Flamebird y Booster Gold.

-Bueno...-masculló Bette-, mi familia tiene dinero y en fin... todo esto no me resulta extraño...

-Kendra, cielo-rió Booster, tomando un sorbo del chianti que le habían servido, frío y afrutado-. Relájate y disfruta, esto es vida.

Hawkgirl enarcó una ceja y miró a Booster Gold, resoplando.

-A lo mejor se te ha olvidado, pero no estamos aquí para cenar...

El teléfono de Bette sonó, interrumpiendo la respuesta que Booster preparaba, y la muchacha descolgó rápidamente.

-¿Sí? Sí, todo correcto. Muy bien. Sí, tenemos ángulo. Sí. De acuerdo.

Flamebird colgó, y dirigió una mirada nerviosa a sus compañeros.

-Roy dice que él y Garth están preparados. Nos ponemos en marcha.

La muchacha miró por la ventana, y no pudo evitar sorprenderse al ver como una espesa niebla que parecía filtrarse desde el mismo suelo del desierto, envolvía el hotel y sus alrededores.

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Despacho de Amanda Waller, Pentágono. Washington D.C.

"El Muro" no pudo evitar sonreír al terminar de leer el memorándum que tenía entre las manos, marcado con el sello de las Naciones Unidas. Lo cerró, lo introdujo en uno de sus cajones, que cerró con llave, y se recostó en su asiento. Todo estaba en marcha, y al parecer, iba a ir incluso más deprisa de lo que esperaba. Naciones Unidas aceptaba poner a Jaque Mate bajo su tutela, de modo que la organización pasaba de ser exclusivamente norteamericana para convertirse en un cuerpo internacional. Aún quedaban pendientes muchos detalles, por supuesto, pero se había aceptado, de momento, la estructura paritaria entre blancas y negras, quedando los puestos de negras en manos de los metahumanos y los de blancas para los simples humanos, lo que garantizaba una organización equitativa, del mismo modo que se había estructurado de forma que la Realeza (como se llamaría al equipo principal, reyes, reinas, alfiles, torres y caballos de los dos colores) tuviera el mismo número de hombres que de mujeres. Y aunque no era una decisión en firme, la embajadora Rosenthal le había asegurado que su nombre ya sonaba para convertirse en Reina de Blancas.

Llamaron a la puerta, y Amanda, tras verificar que su pistola estaba donde siempre, al alcance de su mano sobre una repisa oculta bajo su escritorio, dio permiso para que entraran. Su ceño se frunció al ver aparecer a un hombre alto, fornido, vestido con un sobrio traje gris que no era capaz de ocultar sus músculos de luchador. Por un momento, Amanda se sintió desconcertada, hasta que finalmente unió ese rostro y un nombre en su mente.

-¿Carter Hall?-masculló-. ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Y por qué no me ha informado mi secretaria de que...?

-¿De que venía? Esto la ha convencido para dejarme pasar inmediatamente-dijo Carter, dejando sobre la mesa de Amanda una tarjeta, sellada y firmada por el Presidente Ross. Ella ni se molestó en aparentar que algo de aquello le gustaba lo más mínimo, mientras revisaba la tarjeta... y el documento acreditativo que Carter dejó junto a ella.

-Hall... ¿qué significa todo esto?

-Parece que Ross no termina de fiarse de ti, Amanda, y quiere tener a alguien de confianza vigilándote.

-¿Y ese eres tú?

-Estoy igual de sorprendido que tú-dijo Carter, dejando en la mesa un tercer documento, que hizo que los ojos de Amanda estuvieran a punto de salirse de las órbitas. Este mostraba el membrete de la ONU-. Me han confirmado como Rey de Negras de Jaque Mate, desde este momento, tú y yo estamos juntos en este proyecto.

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Cerca de Vilna, Lituania.

-Obvio-masculló Batman, serio bajo la máscara. A unos pasos tras él, Black Adam flotaba a varios palmos del suelo, y junto a él, se encontraba el resto del equipo de asalto. J´onn, Argent, Jesse Quick, Zatanna, Wildcat, Nightwing, Power Girl y Centinela. Y frente a ellos, agazapado sobre un risco, una oscura fortaleza de la antigua Orden de la Espada, los cruzados que habían ocupado la vieja tierra de Livonia para convertir a los paganos al cristianismo-. Vandal Savage siempre ha tenido un exagerado gusto por la ostentación...

-Dijo el hombre del tiranosaurio disecado en la Batcueva-masculló Nightwing, arrancando una sonrisa de varios de sus compañeros.

-¿Y como asaltamos el castillo?-preguntó Argent, mirando hacia la fortaleza mientras proyectaba un ariete de plasma plateado ante ellos, poniendo especial cuidado en tallar correctamente la cabeza en forma de cráneo de carnero-. Esta es mi sugerencia...

-¿Alguien más quiere bromear ante el refugio del asesino de mi madre?-intervino Jesse, tajante, haciendo que Argent bajase la mirada al suelo y disipara el ariete.

-Jesse, no...

-Déjalo, Dick-le interrumpió Toni-. Tiene razón.

-No hará falta asaltar el castillo-dijo Adam, alzándose algunos palmos más y señalando hacia delante. Lo que parecían varias siluetas falconiformes volaban hacia ellos-. Ya sabe que estamos aquí.

Como era de esperar, Black Adam y Jesse Quick fueron los primeros en reaccionar, lanzándose al ataque mientras Batman, con la capa ondeando a su alrededor, ajustaba los prismáticos de su máscara para cerciorarse de qué tipo de ataque estaban recibiendo.

"Robots", informó J´onn telepáticamente al equipo, siguiendo las directrices de Batman. "Tened cuidado, parecen tener tecnología de Apokolips."

"¿Otra vez Apokolips?", rezongó Wildcat. "Los dioses del Cuarto Mundo están resultando ser de lo más pesados..."

"Me preocupa más saber de dónde ha sacado Savage esa tecnología", comenta Nightwing, mientras ve como Black Adam la lanza un puñetazo al primero de los halcones metálicos, que estalla en el aire con una sonora explosión que arroja al monarca de Kahndaq contra el suelo, arrancando grandes terruños.

"¡J´onn! ¡Centinela! ¡Power Girl! ¡Argent ¡A primera línea!", ordena Batman a través de la conexión telepática. "Zatanna, Nightwing y Wildcat, en retaguardia. ¡Jesse...!"

Batman le iba a ordenar a Jesse que volviera hacia el equipo. Había visto el resultado de la explosión del halcón en Black Adam, y desde luego, no tenía ninguna intención de permitir que algo así les ocurriera a cualquiera de los demás, consciente de que terminarían despedazados. Pero Jesse se elevó del suelo a toda velocidad, consiguiendo encaramarse en el halcón y hundiendo sus manos en decenas de circuitos y cables, arrancándolos y saltando de nuevo al suelo antes de que el robot estallase.

"Sigue así", se limitó a decir, y casi pudo sentir como Jesse Quick sonreía.

A la orden de Batman, Power Girl, J´onn y Centinela alzaron el vuelo, mientras Argent alzaba un muro de materia plateada para proteger a sus compañeros. El poder de la Llama Verde arrasó a varios de los halcones metálicos de Savage, pero no pudo evitar que uno de ellos alcanzase de lleno con un rayo azulado a Karen, que lanzó un grito y cayó al suelo con violentas sacudidas y espasmos.

-¡Rewop Lrig, ecerapa iuqa!-gritó Zatanna, y de inmediato, Power Girl se desvaneció del lugar donde estaba y apareció junto a ella-. Tiene un ataque-masculló, viendo como la espalda de Karen se tensaba hasta el punto de que parecía que su columna iba a partirse en dos. "¡J´onn!"

El marciano sintió la llamada telepática, y esquivó a uno de los halcones para descender en picado hacia Zatanna y los demás, abriendo Argent el campo para permitirle pasar. Sin pausa, se arrodilló junto a Power Girl, y utilizó su telepatía para bloquear los impulsos eléctricos del cerebro de la mujer, evitando los espasmos. Todo pareció temblar y Argent cayó de rodillas, aunque la barrera protectora no se desvaneció cuando uno de los halcones evitó a Centinela y su rayo impactó directamente sobre ellos.

-Me han temblado los empastes-masculló Nightwing-. ¿Con qué demonios los cargan?

-Armas de dioses-gruñó Batman, y mientras Centinela, Black Adam y Jesse conseguían tener controlados al grueso de la formación, dos de ellos los esquivaron, y al igual que había hecho su compañero, se dirigieron hacia el campo de fuerza.

"No resistiré tres disparos simultáneos"...pensó Argent, y Batman respondió de inmediato.

"¡Zatanna!"

Zatanna Zatara se concentró y notó que las energías místicas se acumulaban alrededor de ella. Se había enfrentado a Darkseid, y había tratado de influir incluso en el Muro de la Fuente, pero sabía que su magia actuaba de formas... peculiares ante la tecnología del Cuarto Mundo.

-Stobor soecahsed, datlas ne sazeip.

Una oleada de energía mágica brotó de Zatanna y alcanzó de lleno a los halcones, que comenzaron a vibrar, aunque no se desmontaron como pretendía la maga, sí que se tambalearon lo suficiente como para que J´onn, reduciendo su densidad, atravesara el campo de Argent e introdujera una de sus manos en uno de ellos, solidificándola después, lo que provocó un fuerte cortocircuito en el robot (y una descarga de energía que lanzó a J´onn a varios metros), dando opción a Jesse de correr hacia ellos y repetir lo que ya había hecho en algunos de los halcones.

"Nightwing, Wildcat, ¿estáis preparados?", preguntó Batman, y los dos asistieron. El halcón restante estaba preparándose para lanzarse sobre el campo de Argent, pero esta lo bajó repentinamente, y mientras la criatura descendía, Nightwing lanzó un batarang que se enredó en el cuello del halcón metálico, y de inmediato, se izó. Wildcat se disponía a seguirle cuando un grito de alarma de J´onn les hizo girarse a él y a Batman hacia su espalda, justo a tiempo de ver como el propio Vandal Savage saltaba sobre ellos.

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Atalaya de la Liga de la Justicia.

Mister Terrific se apartó de las pantallas del puesto de vigilancia de la Atalaya, se quitó la máscara y de frotó con dos dedos el puente de la nariz. A través de los sistemas de la JLA estaban siguiendo en tiempo real las situaciones en Lituania y los Emiratos, y de momento, todo iba según lo previsto. Pero él estaba agotado. El cansancio se transmitía también en la voz de Oráculo cuando hablaba a través de las conexiones, y hacía un rato que Pieter se había dormido sobre una de las sillas, y aunque había pedido que le despertasen en cuanto los dos equipos entraran en acción, Michael había preferido dejarle descansar. A su lado, Courtney daba cabezadas, pero se esforzaba por permanecer despierta, e incluso había preparado dos cafeteras, cuyos últimos posos se enfriaban en el fondo de la taza de Michael. El único que permanecía al cien por cien era Tornado Rojo, que seguía escaneando ficheros y ficheros. Terrific echó un vistazo a los listados y listados de familiares de héroes que habían considerado bajo riesgo, y por un momento, casi se alegró de no tener a nadie por quien preocuparse. No sabía como se hubiera tomado que Paula hubiera estado amenazada...

-Michael-dijo Tornado Rojo, y Michael se sorprendió al darse cuenta de que había cerrado los ojos-. Tengo algo, pero... No sé muy bien como interpretarlo.

-Pásamelo-ordenó Michael, inclinándose sobre el monitor que tenía más cerca, y viendo al instante una página de noticias de un periódico regional de Oregón. En el artículo que Tornado había seleccionado, se contaba como un matrimonio de Opal Creek había sido asesinado en su domicilio de forma brutal. Las autoridades habían considerado que se trataba de un ajuste de cuentas o de un crimen racial, y por lo que Tornado había anexado, el caso seguía abierto y sin avances.

-No entiendo qué interés puede tener esto para lo que estamos buscando, lo siento-masculló finalmente Mister Terrific, y Tornado Rojo se giró hacia él.

-Estoy revisando todos los datos biográficos existentes de las personas que han muerto violentamente en Estados Unidos en los últimos veinte días-dijo Tornado-. Las víctimas eran Peter y Shondra Shelton, pero el apellido de soltera de Shondra es Thunder.

-Mierda-masculló Michael-. Oráculo, necesito que me verifiques inmediatamente unos datos.

-Claro, dime-respondió ella.

-Necesito que me confirmes a través de cualquier fuente si Jakeem tiene una prima, tía o algo así que se llamase Shondra Thunder, o Shondra Shelton si utilizas el apellido de casada.

-Un momento-replicó Oráculo-. Vale, Shondra Shelton-Thunder, aparece como víctima de un asesinato racista en Oregón, y... efectivamente, Michael, es la prima de Jakeem. Sus padres eran hermanos. Aparece como una visitante frecuente de Jakeem en los tiempos en los que este estuvo en el centro de acogida, pero declinó hacerse cargo del muchacho. ¿Crees qué...?

-Mira el modus operandi-la interrumpió Mister Terrific-. A Peter Shelton le rompieron el cuello girándole la cabeza trescientos sesenta grados, y Shondra Shelton fue golpeada contra una pared hasta que su cráneo se quebró. Claro, que con la fuerza que parece mostrar nuestro atacante, es posible que bastase un golpe para conseguir esto.

-Deberíamos hablar con Jakeem...

-Courtney-llamó Michael a la muchacha, mientras hacía un gesto para que se acercase a él. La chica se incorporó y fue hacia el lugar donde Mister Terrific examinaba los datos-. ¿Te habló alguna vez J.J. de alguna prima? ¿Alguien de su familia?

-Sí-asintió ella tras pensarlo unos instantes-. Tenía una prima... Sandra o algo así. Pero llevaban algún tiempo sin hablar, J.J. le pidió que se ocupará de él, que le sacara del centro de acogida, y ella, tras darle largas algún tiempo, le dijo que no. Y bueno, ya sabes como es J.J...

-Oráculo, esos datos no estaban en mis registros-dijo Michael inmediatamente, volviéndose de nuevo hacia la proyección digital de Oráculo-. Esos datos de Jakeem no constaban en mi base de datos...

-Mierda-masculló Bárbara Gordon al otro lado de la línea de conexión.

Las cosas acababan de dar un giro muy feo.

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Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

La niebla se fue espesando, arrancando a los dubaitís de sus casas y trabajos para salir a las calles y observar ese fenómeno al que tan poco acostumbrados estaban, la espesa bruma que venía del mar, aún oliendo a salitre. Poca idea tenían ellos del esfuerzo que le estaba costando a Tempest convocar aquellas brumas que avanzaban a pasos de gigante por el entorno desértico, que parecía dispuesto a beberse toda la humedad que el atlante arrancaba del mar. Desde su ubicación en lo más alto del Burj Dubai, el edificio más alto del lugar, Tempest se concentró, y con un destello purpúreo en sus ojos, volvió a iniciar la letanía que llevaba a las nieblas a cubrir las calles de la ciudad.

-Preparados para el paso dos-dijo Arsenal, desenfundando las dos pistolas que llevaba en el cinturón-. Beast Boy...

Un halcón que volaba en torno a Roy descendió, cubierto por la niebla en dirección a un conducto de aire acondicionado, transformándose en una mosca cuando le quedaban unos centímetros para estrellarse contra el muro, y colándose entre las rendijas, que se abrieron en ese mismo momento.

-Oráculo, Gar está dentro-dijo Roy.

-De acuerdo-respondió Oráculo al otro lado de la conexión-. He conseguido engañar a los sistemas del edificio para abrir el conducto del aire acondicionado, pero tengo que liberarlo si no queremos que Calculador se de cuenta de que algo anda mal.

-Pasamos a silencio de radio-asintió Arsenal, cerrando la conexión con Oráculo. A su lado, Ártemis asiente, desenvainando una de sus espadas-. ¿Estás segura de querer participar en esto? El Doctor Midnight avisó de que todavía no estabas recuperada...

-Bastante humillante ha sido no poder participar en la batalla contra el verdadero enemigo-siseó Ártemis, seria-. Lo menos que puedo hacer es enfrentarme a este enemigo, aunque sea un enemigo menor.

Arsenal se disponía a responder, pero una puerta que estaba a unos centímetros de ellos se abrió con un chasquido, y una enorme serpiente verde esmeralda se asomó por el hueco.

-Adelante. Los inhibidores electrónicos ya están colocados. Calculador está ciego a todo lo que ocurra en su edificio.

Doce minutos después, Calculador no dejaba de reírse, sentado ante media docena de monitores de alta resolución en los que podía ver con todo lujo de detalles como Beast Boy, Ártemis y Arsenal por un lado, y Flamebird, Hawkgirl y Booster Gold por otro, se encontraban trabados en diferentes puntos del palacete que ocupaba desde su llegada a Dubai tras escaparse de El Cairo. Sabía que en algún momento, la JSA se daría cuenta de que había robado sus datos del sistema informático de Mister Terrific, y sin duda le encontrarían, así que se había preocupado por protegerse bien, y por buscar una vía de escape. Sabía que antes o después sus asaltantes conseguirían liberarse de sus trampas y llegarían hasta él, así que pulsó unos códigos en una de las pantallas, y en un lateral de la sala, con un sonoro BOOM, apareció un portal que le conduciría a un lugar seguro, lejos de Dubai y de los héroes.

Cuando el puñetazo impactó contra su mandíbula, arrojándole al suelo en dirección contraria al portal, Calculador no tenía claro si le dolía más el golpe o la sorpresa. Atónito, contempló a la Cazadora, de pie a un par de metros de él, de espaldas al Boom Tubo, y apuntándole con una ballesta.

-¿Cómo...?-comenzó a mascullar Noah Kuttler, pero sin darle tiempo a concluir la pregunta, Cazadora disparó, y la flecha atravesó el gemelo de Calculador, hundiéndose en el suelo y arrancándole un grito-. ¡¡Hija de puta!!

-Eso ha sido solo un tiro de aviso-dijo Helena Bertinelli, poniendo otro pivote en la ballesta-. El próximo, te dejará sin pelotas. Supongo que para alguien que se hace llamar Calculador y se pasa el día encerrado con un montón de ordenadores, no supondrá mucho problema, pero supongo que aún le tienes cierto cariño a tu cosita, así que... dime, Noah. ¿Dónde están todos los datos que robaste de Mister Terrific?

-Estás loca si piensas que...

La segunda flecha partió de la ballesta con un ?clic? y se clavó en su muslo, a unos centímetros de la femoral. Calculador volvió a gritar.

-Mis compañeros son reacios a dejar cadáveres a su paso, Calculador-dijo Cazadora, cargando una nueva flecha-. Yo no tengo ese problema. Así que habla.

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Castillo de Vandal Savage, Lituania.

Batman esquivó por pocos palmos la espada de Vandal, que hendió el suelo a su lado. Savage recuperó enseguida una postura de defensa, con los labios torcidos en una sonrisa cruel. Estaba ataviado con una armadura de aspecto ligero, y sostenía con una mano una inmensa espada que cualquier otra persona hubiera tenido que manipular con las dos.

-Hacía mucho tiempo, Bruce...-dijo Savage con una sonrisa que heló la sangre en las venas de Nightwing, que sin más, le arrojó un batarang alto, cargando él por lo bajo mientras Batman atacaba por otro ángulo al guerrero, en un ataque coordinado en el que se leían sus años de lucha juntos. Pero Savage se revolvió, rápido como una serpiente, y contra la previsión de Nightwing, desvió el batarang con la espada, lo que le permitió agarrar el tobillo de Dick y arrojarlo contra Batman, cayendo los dos al suelo desmadejados.

-Egavas, emreud-gritó Zatanna, pero Vandal se volvió hacia ella con una sonrisa, evitando un puñetazo de Wildcat, al que alcanzó con el filo de la espada de refilón, haciendo que el boxeador cayera al suelo con un grito de dolor. Sin más palabras, una aguja voló de la mano de Savagel, hundiéndose profundamente en el cuello de Zatanna, que le miró con los ojos desorbitados mientras trataba de llevar aire a sus pulmones, pero el sabor de la sangre le inundó la garganta.

-Esta espada la forjaron para Gengis Khan-dijo Vandal acercándose a la maga y alzando el enorme espadón-. Durante mucho tiempo, la usó para extender su gran imperio. ¿Qué se siente al morir en manos de la historia?

Savage descargó un fuerte golpe con la espada, pero de pronto, Zatanna no estaba allí, y lo único que percibió fue una ráfaga de viento en el rostro.

-La velocista...-siseó, y en ese momento, Black Adam cayó desde el cielo sobre él, mientras Centinela y Argent trataban de hacer frente en solitario a los halcones robot. Batman empujó a Nightwing fuera de la lluvia de cascotes provocada por el enfrentamiento entre los dos inmortales, y se estaba asegurando de que Wildcat estaba bien cuando algo le golpeó brutalmente desde la espalda. El cuerpo sin sentido de Black Adam.

-¿Creéis que no estoy preparado para vosotros, Wayne?-rió Savage. Su espada estaba manchada por la sangre de Black Adam-. Conozco hechizos anteriores al alzamiento de los dioses que dieron su poder a Khem-Adam y...

-No te enrolles, tío-gruñó Jesse, y una lluvia de puñetazos a toda velocidad cayó sobre Vandal Savage, dando tiempo a Batman a apartarse su camino. Finalmente, el guerrero consiguió atrapar uno de los puños de la velocista, dando un violento tirón para arrojarla al suelo.

-Estoy listo para luchar con vosotros...-gruñó-. Será un placer comerme su hígado, señorita Chambers...

Un enorme martillo impactó en la espalda de Savage, arrojándole a varios metros por encima de Jesse antes de volver a la mano que lo había lanzado. Antes de que hubiera siquiera reaccionado, dos fuertes ataques sónicos impactaron de lleno en Vandal, pero ni aún así él soltó la espalda, incorporándose para hacer frente a la segunda oleada. Acero, Canario Negro, Jakeem Thunder, Cyborg, el Hombre Elástico, Bushido, Geofuerza y Animal Man. Y de entre ellos, avanzó Troia, ataviada con la armadura que había utilizado Hipólita en sus últimos días, y desenvainando su espada.

-Esta es la espada de mi madre, asesino-dijo Donna, avanzando mientras Savage, con una sonrisa, volvía a alzar su arma-. Y perteneció a Perseo, con ella cercenó la cabeza de la Medusa. Eres muy valiente con los simples mortales, veremos si eres capaz de hacer frente a una guerrera de Themyscira...

-¿Nos ha llamado simples mortales?-masculló Nightwing, incorporándose y sintiendo una punzada de dolor en el tobillo.

-Forma parte del papel, supongo-replicó Batman, siguiendo con atención las evoluciones del combate entre Troia y Vandal. "No tenemos tiempo para esto", pensó, y J´onn transmitió sus pensamientos. "Ahora está distraído, es nuestro momento."

"Donna se pondrá furiosa, lo sabes, ¿verdad?", protestó J´onn, y Batman se limitó a asentir. "Ahora..."

Veloz como un rayo, Jesse apartó a Donna de las cercanías de Savage, y en ese momento, una lluvia de relámpagos mágicos, rayos gravitacionales, sonido y shurikens impactaron de lleno contra Savage, que cayó al suelo para ser embestido por Animal Man, utilizando la fuerza de un rinoceronte, y siendo después envuelto por el Hombre Elástico. Antes de que pudiera reaccionar, el Hombre Elástico le envolvió en su cuerpo, atándole, hasta que finalmente, Batman le puso un disruptor neural, con lo que Savage, cayó al suelo, aunque en ningún momento apartó su mirada sanguinolenta de Batman.

-¡Era mi lucha!-gritó Donna, furiosa, plantándole cara a Batman, pero este se dio la vuelta.

-Era nuestra lucha. Savage ha herido a varios de los nuestros, y no voy a permitirme más bajas-Batman extrajo un pulsador de su cinturón, y de inmediato, un holograma con el rostro de Mister Terrific apareció ante ellos-. Michael, hemos terminado aquí.

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Isla de los Titanes, Nueva York.

Rose Wilson seguía pendiente de los monitores de vigilancia. Hacía un rato que Delfín se había dado cuenta de que Rose la había encerrado con Lian y Cerdian en los subterráneos de la Torre, y algo menos de tiempo desde que había dejado de tratar de averiguar por qué lo había hecho. Ahora, Delfín estaba contando un cuento atlante a los niños, con Lian mirándola con los ojos abiertos de par en par mientras ella cantaba una vieja canción de cuna repleta de los singulares sonidos del mar, acunando a Cerdian en sus brazos.

Rose se apartó de los monitores de un salto, justo a tiempo de evitar que un extintor le aplastase el cráneo. No había puesto los pies aún en el suelo cuando ya había desenvainado sus dos espadas, y adoptó una posición de defensa, asegurándose de mantener una pared a su espalda. A su alrededor no había nadie, peor todos sus sentidos le decían que había alguien allí, alguien sediento de sangre, que venía dispuesto a acabar con ella y luego llegar a Delfín, Lian y Cerdian. Y desde luego, Rose no estaba dispuesta a que eso sucediera, ni siquiera sobre su cadáver. Lanzo un ataque con ambas espadas hacia delante, un ataque preventivo para no permitir que su atacante, aunque invisible, consiguiera acercarse, pero sus espadas sólo atravesaron el aire. Miró a su alrededor, evitando incluso parpadear, tratando de distinguir alguna pista que le indicara dónde se encontraba su enemigo. La mesa central de la sala voló desde donde se encontraba, y Rose se agachó evitándola, mientras daba una voltereta hacia delante y una de sus espadas volaba para clavarse hasta la empuñadura en uno de los indicadores de la pared. Inmediatamente, la alarma de incendios se activó, y los aspersores situados en el techo llenaron la sala de una intensa llovizna. Rose aguzó la vista, tratando de distinguir alguna silueta entre el agua, pero no había nada. Superfuerza, intangibilidad, invisibilidad... Rose sintió un escalofrío, estaba peor de lo que pensaba. Y en ese momento, la espada que ella misma había clavado en la pared, voló hacia ella y atravesó su hombro, arrojándola varios metros hacia atrás y haciéndola golpear el destrozado panel de control y resbalar sobre el suelo mojado. A pesar del atroz dolor que le atravesó el brazo y el pecho, Rose sonrió.

-Te tengo, cabrón-dijo, y con la mano libre, arrancó varios de los cables que habían quedado al descubierto, y aún chispeantes, los arrojó al suelo mojado mientras con un salto, se situaba sobre el panel, evitando así quedar electrocutada. El suelo de la sala se llenó de chispazos mientras la electricidad se extendía por el suelo... sin resultado.

Un fuerte dolor recorrió las piernas y los brazos de Rose, como si alguien hubiera introducido un puñal caliente en su bulbo raquídeo y el dolor atenazase sus extremidades. Aferrándose con el brazo sano al hueco de un monitor, evitó caer al suelo electrificado, pero de pronto, dejó de ver. A su alrededor todo se volvió negro, y una nueva oleada sacudió su cuerpo. Y en ese momento, supo a lo que se enfrentaba. Sabía lo que había en la sala con ella. Rose sintió que se desvanecía, que caía...

Y algo detuvo su caída. Rose abrió los ojos, y su mirada se aclaró, viendo que la sostenía un chico de rasgos afables pero duros, ataviado con una chaqueta de cuero y con una llamativa S roja en el pecho.

-¿Superboy?-preguntó Rose, a punto de desmayarse.

-Tranquila, estoy contigo-dijo Kon-El, sin dejar de mirar a su alrededor-. Impulso ya está aquí, y el resto de Young Justice llegará enseguida.

-Se ha ido-dijo ella-. Superboy... no es Vandal... no es... no es... Sé a lo que nos enfrentamos...

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JUSTICIA PARA TODOS

La acción continúa a ritmo de vértigo, no os paréis y seguid al próximo número de Crisis de Familia, en Titanes 49. Iris Allen amenazada, la verdad sobre Destino... y la vida de un Titán nunca volverá a ser la misma.

 
 
   
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