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Titanes

TITANES #43
Lucha de Titanes II
... primero lo vuelven loco

Guión: Tomás Sendarrubias

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Portada: En portada vemos a Donna derrumbada en el suelo. Circe se alza sobre ella, sosteniendo una copa, como brindando. El la penumbra del fondo aparecen las siluetas de los Titanes Míticos.

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Themyscira

En sus sueños, Richard Grayson vuela. Suelta el trapecio, gira en el aire. La fuerza de la gravedad tira de él mientras sus músculos se tensan, las piernas recogiéndose contra el pecho, los brazos alrededor de las rodillas. Escucha los gritos del público, muy lejos, muy distantes, y cuenta las vueltas. Una, dos, tres... un esfuerzo más... cuatro. Su cuerpo se extiende como un resorte, completamente en tensión, extiende los brazos mientras cae, y se aferra a la barra del trapecio de nuevo. Escucha la ovación del público, puede incluso imaginar la sonrisa de sus padres al ver como el más joven de los Grayson Voladores ejecuta la compleja acrobacia sin aparente esfuerzo...

Los golpes en la puerta sacan a Dick de su sueño. Quizá otra persona se hubiera encontrado más aturdida, pero a él le había entrenado el mejor. Inmediatamente había desterrado cualquier resto de somnolencia y se encontraba completamente alerta. Se incorpora, echando mano a los pantalones del uniforme, pulcramente doblado sobre una repisa a los pies de la cama, y tras ponérselos, abre la puerta.

-Philippus-masculla Dick, al ver a la amazona de piel negra, ataviada con una túnica de color blanco y un manto púrpura-. ¿Qué ocurre?

-Será mejor que me acompañes, Dick-dice ella-. Donna y el atlante han desaparecido.

-¿Qué?-masculla Nightwing, pero no deja tiempo a la amazona a contestar. Vuelve a entrar en su habitación, y en pocos segundos, ha terminado de ponerse el uniforme y se encuentra junto a Philippus recorriendo los pasillos del palacio en dirección al dormitorio que había ocupado Garth. Sentada sobre la cama sin deshacer siquiera está Menalippe, que sonríe levemente a Dick cuando entra. Asomada a la terraza, y tan tensa como la cuerda de un arco, se encuentra Aquila, la guerrera que viste la armadura de Shim´tar, y dirigente de Themyscira junto a Philippus, que cuando escucha entrar a Nightwing en la habitación, se gira hacia ellos.

-Espero que puedas explicar por qué vuestro compañero ha secuestrado a la Princesa Donna... Sabe que te hago personalmente responsable de cualquier cosa que le ocurra.

-Eso no es justo, Aquila-interviene Menalippe, sin dar tiempo a Nightwing a responder las acusaciones de Shim´tar-. Los Titanes llegaron aquí preocupados por Donna, Richard Grayson es como un hermano para la Princesa, como ella misma ha admitido muchas veces, y Eulía nos ha dicho que Donna vino aquí voluntariamente.

-¿Eulía?-masculla Nightwing.

-Una de las custodias del palacio, acompañó a Donna hasta aquí-explica Philippus-. ¿Crees que la desaparición de Donna tiene que ver con los... problemas que estaba teniendo?

-Es lo que más preocupaba a Donna estos días, así que tengo que presuponer que sí-responde Nightwing, mirando el mobiliario de la habitación. Una fina capa de vaho cubre el espejo de cuerpo entero bordeado de conchas marinas que se encuentra frente a la cama, y Richard frunce el ceño al ver restos de escarcha sobre una consola de mármol veteado de verde sobre la que descansa una jarra plateada. Richard se acerca a la jarra, y tomándola en sus manos, observa el interior. Dentro, flotan pequeños trozos de hielo-. La magia de Tempest suele crear alteraciones en la humedad y la temperatura de su entorno, y es especialmente hábil en lo que a teleportaciones se refiere.

-Es decir, que realmente, vuestro amigo se llevó a Donna-le interrumpe Shim´tar.

-No-responde Nightwing-. Eso significa que Garth se marchó con Donna. Conozco a Garth desde hace años, y sé que él jamás la hubiera puesto en peligro. Es más... Si Garth no acudió al resto de nosotros, o al menos a Roy y a mi, sólo puede ser porque Donna se lo impidiese por algún motivo.

-¿Y qué motivo podría hacer que Donna no os avisase de sus intenciones?-pregunta Menalippe.

-Hay dos posibilidades. O bien que no quisiera ponernos en peligro, o que fuera algo tan personal que no quisiera implicarnos, y que acudiera sólo a Garth porque le necesitaba. O las dos cosas al mismo tiempo. Si tuvo la impresión de que su actual situación era un ataque es posible que decidiera actuar por sí sola.

-Ángel Oscuro...-masculla Philippus, pero Nightwing se encoge de hombros.

-No necesariamente. No es la única enemiga de los Titanes capaz de este tipo de ataques. Pero vamos a averiguarlo, eso seguro. ¿Podríais enviar a alguien a buscar a mis compañeros? Y quiero aquí a G´Nort para ayer.

-¿G´Nort? ¿El perro?-farfulla Shim´tar, sorprendida-. Está custodiado en los sótanos, su comportamiento...

-Es un Green Lantern-responde Nightwing-. Por increíble que parezca. Y ahora, le necesitamos. Supongo que hoy los dioses tienen un talante bromista...

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Nueva Cronos.

Los vientos cósmicos azotan a Donna con tal fuerza que la amazona tiene la impresión de que le van a arrancar la carne de los huesos. Siente las cadenas que la sujetan a la más alta de las agujas de Nueva Cronos en las muñecas y en los tobillos, e incluso con el vendaval atronando en sus oídos, es capaz de escuchar los gemidos de Tempest, que cuelga tras ella de la misma inmensa columna de alabastro, aún inconsciente. Los ojos le lagrimean, le escuecen, y nota la boca seca, los labios cortados y sangrando. Trata de abrir lo ojos, pero apenas puede ver nada que no sean puntos de luz y sombras antes de verse obligada a cerrarlos de nuevo.

-Lamento que esto tenga que ser así, Donna.

La voz de Ceo suena directamente dentro de la cabeza de Donna, y casi inmediatamente, el azote de los vientos cesa. El roce de una mano de piel suave recorre el rostro de la amazona, mientras un líquido helado se vierte entre sus labios, apagando su sed, al menos de momento. Donna abre los ojos, y ve frente a ella el rostro de Ceo, el Titán de la Luna. De inmediato, la belleza del Titán le corta el aliento, como siempre que se había encontrado ante él. La frente despejada, los ojos grandes, ligeramente almendrados y del color gris del acero, los pómulos y el mentón fuertes, como tallados en mármol, los labios gruesos, el cuello firme, y los músculos tensos como cables de acero, más desnudo que vestido, con un faldellín azul por todo atavío. Su piel morena parece irradiar un resplandor pálido, y en el brillo de sus ojos y la curva de sus labios, Donna puede leer una inmensa y conmovedora tristeza.

-Ceo...-masculla Donna, con voz rasposa-. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué significa todo esto...?

-Calla, princesa-susurra Ceo, acercando sus labios a la mejilla de Donna, que no puede evitar sentir una ola de calor por todo su cuerpo-. No sabes el dolor que me causa verte así. No sabes lo que lamento... no poder ayudarte...

-Ceo, basta-. Donna siente como la furia comienza a remplazar la languidez que la invadía. Con un gran esfuerzo, aparta su rostro del Titán, para mirarle directamente a los ojos-. Por el amor de Hera, dime qué está ocurriendo y por qué me habéis atacado de una forma tan... tan odiosa.

-Aunque sepas lo ocurrido, princesa, no podrás evitar lo que ha de venir, ¿te proporcionará el conocimiento algún solaz?-la mirada de Donna es suficiente respuesta para Ceo, que no puede evitar una sonrisa triste-. Todo comenzó con la Profetisa. Llegó a nosotros hace algún tiempo y se reunió con Cronos y Rea. Donna, cuando volvieron a mostrarse ante nosotros, estaban pálidos. Son los mayores de entre nosotros, probablemente los más poderosos y lo que aquella mujer les mostró les aterrorizó.

-¿Qué vieron?

-Nuestro fin, Donna-dice Ceo-. El fin de los Titanes del Mito. Y todo era culpa tuya.

-Así que es eso...-masculla Donna-. Vais a matarme por unas estúpidas profecías...

-Estamos aterrorizados, Donna-protestó Ceo-. La Profetisa repitió ante todos nosotros lo que ya había mostrado ya a Cronos y Rea, nos mostraron el destino que nos aguarda si no desapareces, princesa. Tus obras nos devolvían al Abismo, nos exiliaban de nuevo al Tártaro. Y no podemos permitirlo, princesa.

-Esto es una locura. ¿Por qué iba yo a arrojaros al Tártaro de nuevo?

-¡Apareciste tal y como la Profetisa anunció, Donna! ¡Venías para destruirnos!

-¡Vine porque me atacasteis, Ceo!

-¡Ceo!

La voz de Febe interrumpió a Donna, y el Titán de la Luna se apartó inmediatamente de la amazona al escuchar a su hermana-esposa. Donna bajó los ojos, y vio a la Titánide, tan bella como hermoso era Ceo, envuelta en sedas azules. Las leyes físicas de Nueva Cronos eran extrañas, así que Troia no podía asegurar cual era la situación de Febe respecto a la aguja de la que pendían ella y Tempest, y ante la que volaba Ceo.

-¡Febe!-exclama Ceo, descendiendo y posándose ante su hermana-esposa-. ¿Has oído lo que Donna dice? ¡Afirma que la atacaron y por eso vino a Nueva Cronos!

-¿No ves que miente, hermano-esposo?-escupió Febe-. La Profetisa nos advirtió de que Donna Troy sería como una serpiente ponzoñosa, que llegaría escupiendo infamias y mentiras. Es el heraldo de nuestra destrucción, Ceo, y es una imprudencia el que te acerques a ella siquiera, si no quieres que confunda tu mente con sus mentiras. Deberíamos haberla destruido ya, Cronos es un estúpido al permitir que siga viva, deberíamos...

-Si no es destruida según los rituales adecuados, su esencia podría revivir y la amenaza no cesaría. Creía que esa idea había quedado clara, hermana.

-¡Cronos!-exclaman al mismo tiempo Ceo y Febe, volviéndose para ver como su hermano había aparecido tras ellos, probablemente procedente de una de las grietas espaciales de Nueva Cronos.

-Donna Troy debe morir-dice el mayor de los Titanes-. Pero se hará como debe hacerse. La Profetisa lo ha advertido con claridad, cualquier error en la destrucción de la amazona puede significar el Apocalipsis para nosotros. Y ahora, retiraos.

Por un momento, un fuego helado se enciende en los ojos de Ceo y Febe, humillados por el tono de voz del mayor de sus hermanos, pero finalmente, los dos bajan la cabeza y se alejan, aunque Ceo no puede evitar lanzar una mirada hacia Donna, e incluso musita una oración el Caos, Padre de Todo, para que el destino de Troia no sea la muerte cruel en el ara del sacrificio.

Cronos observa unos instantes a Donna, envuelta de nuevo en los vientos cósmicos que rodeaban Nueva Cronos. Había algo en el sufrimiento de la amazona que le resultaba inmensamente atractivo. El siseo de unas ropas contra el suelo hace que el Titán del Tiempo se vuelva hacia una de las escaleras que llevan a la plataforma en la que se encuentra él, escaleras que según el punto de vista, subían, bajaban o simplemente se encontraban en paralelo a él. La Profetisa se acerca a él, envuelta en un manto verde y con los cabellos violáceos ocultos en la capucha.

-¿Qué dicen los Hados, Profetisa?-inquiere Cronos, y al llegar a él, la Profetisa tiende una mano para acariciar su curtido rostro antes de besarle.

-Que Donna Troy debe ser sacrificada-responde finalmente ella-. Obraste bien enviando esas visiones a la amazona, Titán. Vino aquí como esperábamos que hiciera.

-El Tiempo es mi dominio-dice él-. Fue un trabajo fácil convencer a mis hermanos y hermanas de que el destino de los Titanes depende de esa mujer humana...

-Y así es-le interrumpe ella-. Cuando Donna sea sacrificada, mi señora Hécate podrá tomar su cuerpo y su forma, y la supervivencia de los Titanes del Mito estará asegurada más allá de las Edades del Tiempo...

-Y nunca jamás volveremos a pisar el Tártaro-dice Cronos, no pudiendo evitar sentir un escalofrío.

El viento vuelve a azotar a Donna, arrancándole las lágrimas. Sin embargo, incluso a través de esta, puede ver a la Profetisa que se alza junto a Cronos. Mareada por las extrañas perspectivas, sin embargo, la amazona pudo ver como la capucha verde que cubre el cabello de la Profetisa resbala en un descuido de esta, y de inmediato reconoce aquellos cabellos. Pese a todo, no puede evitar sentir cierta tranquilidad, al menos sabe a quien se enfrenta. Circe. Donna sonríe antes de perder el sentido de nuevo.

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En algún lugar del Cosmos.

-Si vuelves a sacudir esta burbuja, perrito... te parto el cuello-masculla Power Girl tratando de recuperar el equilibrio, al igual que el resto de sus compañeros, que se han venido abajo después de un nuevo giro en seco de la burbuja de energía manejada por G´Nort.

-Si me partes el cuello, pechitos, no podré mantener la burbuja y moriréis todos en el espacio-responde G´Nort, riendo por lo bajo-. Así que deberías ser amable conmigo, ¿qué te parece si tú y yo f...?

-G´Nort, cállate-le interrumpe Jesse Quick-. Si sigues así, yo misma te sujetaré para que Karen pueda hacer contigo lo que quiera.

-¿Me lo prometes?-ríe el Green Lantern, sacando la lengua y salpicando con algunas babas su uniforme.

-¿Si mato al perro Argent podrá llevarnos?-rezonga Jesse, cruzando los brazos ante el pecho.

-Recuérdame que en cuanto volvamos a la Tierra, intente que S.T.A.R adapte el T-Jet para vuelos interplanetarios a velocidad subluz-masculla Arsenal, situado junto a Nightwing. En un rincón de la burbuja, recogido sobre sí mismo, Creeper lanza un ronquido, profundamente dormido-. Batboy, ¿cuando hemos permitido que este grupo se convirtiera en un circo?

-Estamos viajando al espacio profundo en una burbuja de energía hecha por G´Nort-responde Nightwing-. ¿No crees que estamos mejorando?

-No sé qué me da más miedo, Dick, que eso haya sido una broma o que estés hablando en serio.

-¿QUIéN lE HA dadO Un BOcaDo A ESe plaNeTA?-gruñe Creeper, desperezándose y señalando más allá de la burbuja verde translúcida en la que viajan, hacia un planeta con silueta de luna menguante... algo que no según las leyes de la física no debería existir.

-¿Eso es Nueva Cronos?-pregunta Flamebird, sintiendo un escalofrío.

-Sí-responde Argent, asintiendo-. ¿Nerviosa?

-Me siento como pez fuera del agua-acepta Bette-. Me siento superada muchas veces cuando estamos en la Tierra... todo este asunto cósmico me anula completamente.

-Lo harás bien-anima Toni-. Mira a Dick y a Roy, ellos no tienen tampoco poderes, y han sobrevivido a docenas de situaciones como esta. Además, te está entrenando el mejor, eso tiene que servir de algo.

-Chicos, basta de cháchara-interrumpe Nightwing, girando el cuello de modo que se escucha un chasquido mientras las vértebras se recolocan-. Tenemos trabajo.

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CORREO DE LOS TITANES

Bueno, chicos, este número me toca más cortito. Estaba en una duda, no sabía si seguir con el número (con lo que me iba a quedar bastante largo) o dividirlo en dos (con lo que me quedaría uno más corto). Finalmente, he optado por lo segundo, para poder preparar con más tiempo las escenas de Nueva Cronos. Así que nada, ¡el mes que viene más!

 
 
   
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