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Young Justice

YOUNG JUSTICE #45
La llegada
Guión: Carlos Fortuny
Portada: Nahikari

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En algún lugar de la galaxia.

Una nave de pequeñas dimensiones esquiva un disparo láser por apenas unos milímetros. En su interior, una chica de cabello rojizo y piel verdosa se agarra a los mandos con fuerza. Su cuerpo, cubierto únicamente por un destrozado camisón, está totalmente tenso; no sabe muy bien lo que hace, solo que tiene que huir, ni tan si quiera sabe cómo ha conseguido escapar y robar esta nave, ni cómo puede pilotarla con cierta destreza.

Un disparo impacta en la nave, y aunque todo el daño es absorbido por el escudo, esto no evita un terrible traqueteo que anuncia que en cualquier momento la nave podría hacerse pedazos. La chica se pone aún más nerviosa, pero entonces el ordenador hace un pitido anunciando que se ha calculado una ruta, su única esperanza, un salto por el hiperespacio.

La chica pulsa un botón a la vez que otro impacto estalla en la parte trasera de la nave. Esta vez los escudos no han funcionado, aun así, la nave consigue saltar a hipervelocidad dejando algunas piezas por el camino.

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Casa de John Henry Irons, Metropolis.

-Necesitamos algo con gancho...- Dijo pensativa la joven Natasha Irons mientras limpiaba unas piezas de su armadura sentada en el suelo. Esta vestía bastante cómoda, con vaqueros y una camisa.

-El gran Zatara y sus ayudantes.- Respondió el joven mago. Era el primo de Zatanna, aunque su poder palidecía ante su prima. Como siempre, su atuendo era de lo más elegante, con un esmoquin recién estrenado. Su arrogante sonrisa mostraba cierta prepotencia mientras se balanceaba sobre dos de las patas de su silla.

-No se Nat... Tu tío dejó claro que no quería nada de grupos...- Respondió Lorena Márquez, ignorando por completo al joven. Estaba sentada en la cama y llevaba un vestido azul, y dividía su concentración entre Natasha y los deberes. Deberes que aún no había terminado por pereza y que tenían muchas posibilidades de quedarse a medio hacer.

-Mi tío es demasiado protector, no somos críos, somos superhéroes, y debemos cumplir con nuestro deber.- Respondió la joven orgullosa de sus palabras.

-Pero tiene cierta razón, somos jóvenes, ya habrá tiempo para salvar el mundo.- Dice Lorena repitiendo casi literalmente las palabras que antes les dijera el tío de Natasha.

-El espectacular circo de Zatara.- Exclama el joven acompañando sus palabras con un pequeño baile de sus brazos.

-Si no empezamos ahora, ¿Cuándo aprenderemos a ser héroes?- Preguntó Natasha ignorando nuevamente al joven.- Robin, Aqualad, Kid Flash, Wonder Girl, Speedy, todos empezaron cuando eran jóvenes, y todos son grandes héroes ahora.

Lorena se tiró completamente en la cama y lanzó su cuaderno a un lado con una sonrisa.

-Está bien, tú ganas.

-¡La liga de Zatara!- Gritó por fin el joven, abriendo sus manos como si se imaginara un gran cartel.

-¡Tú no vas ni a opinar sobre el nombre!- Dijo por fin Lorena tirándole una almohada al mago.

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Algún lugar de Metropolis.

En un viejo edificio abandonado, un joven ha decidido crear su base de operaciones en un sótano que tan solo protege con un candado. Ha equipado su cuartel general con un mapa de Metropolis, un ordenador antiguo y poco más. El resto del cuartucho lo ocupan un colchón tirado en medio del suelo, un espejo apoyado sobre una pared y unas cuantas latas de comida apiladas a un lado.

Una cucaracha se acerca rápidamente hacia las latas de comida, entre la suciedad apenas se la distingue del suelo. Entonces, como un borrón, un bumerán cruza la habitación atravesando al bicho e incrustándose en el suelo.

- Qué asco...- Dice un joven de cabello rojizo limpiando el bumerán con una servilleta, para a continuación introducirlo en uno de los numerosos bolsillos de su chaqueta.

El joven se vuelve al espejo, su ropa es toda azul, botas, vaqueros y una chaqueta, enseguida se da cuanta de que le falta algo. Coge un pañuelo azul con dibujos de bumeranes y se lo ajusta al cuello.

-Es hora de que deshaga todo lo que tú has hecho papá...- Dice el joven Owen Mercy para si mismo.

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Casa de los Jordan, California.

Un joven de apenas 13 años, ataviado con el traje de Green Lantern, se cuela por la ventana de su habitación refunfuñando bastante molesto.

-Es un gran honor ser el primer Green Lantern junior, si, y como es tan honorable, quédate en casa y no hagas nada.- Protestó Howard Jordan mientras se tumbaba en su cama y se quitaba el anillo.

Hacía poco que había conseguido su anillo1, y nadie tenía muy claro cómo debían actuar con un Green Lantern jr.. Los Green Lantern eran un cuerpo de paz, pero eran guerreros al fin y al cabo, y no creían conveniente meter en eso a un niño. No obstante, el anillo lo había elegido, ¿Qué derecho tenían a no permitirle que se uniera al cuerpo?

-Howie, ¿Estás en casa?- Preguntó su madre desde abajo.

Howard guardó rápidamente el anillo en su bolsillo y se sentó en el escritorio abriendo el libro de matemáticas que andaba por allí. La puerta se abrió y entró su madre, Susan, la cual tenía una expresión un tanto cansada y unas pequeñas ojeras que se intuían sobre sus mejillas.

-¿Qué haces?- Preguntó con la mirada de un sabueso.

En ese momento Howard sabía que había hecho algo mal y su madre le había pillado, aun así, siguió con su plan original, aunque no con la convicción que habría querido.

-¿Estudiar?- Preguntó tímidamente.

-¿Con el libro al revés?- Preguntó la madre enarcando las cejas.

Un suspiro surgió del joven, en ocasiones temía que su madre descubriera que era un Green Lantern. Había dedicado gran parte de su vida a investigar al primer Green Lantern de la tierra, Hal Jordan, el tío de Howard, pero por una razón u otra, siempre había creído que el enmascarado esmeralda era su propio padre, Jim Jordan. Fuera como fuese, y aunque hubiera errado en descubrir la identidad secreta de su tío, su madre era una gran periodista y buena investigadora, y él no era precisamente el chico más precavido del mundo.

-Me has pillado.- Respondió el chico riendo y rascándose la cabeza. A lo que su madre soltó un sonoro bufido.

-En fin... si no estás haciendo nada hazme el favor de llevar a tu hermana a por golosinas...

-No es que yo estoy... eh iba... bah, está bien, llevaré a la enana...

-No tengáis prisa en volver, a lo mejor así consigo escribir algo.- Dijo la mujer dándole algo de dinero a su primogénito. Adoraba a sus hijos, pero la joven Jane podía ponerse bastante insoportable, y eso no ayudaba precisamente a que consiguiera de acabar un artículo con el que estaba estancada.

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Barrios bajos, Metropolis.

Hacía un buen rato que Owen patrullaba una pequeña sección de los barrios bajos que había decidido defender. No tardó demasiado en darse cuenta de lo difícil que era empezar la carrera como héroe. No disponía de tecnología ni medios para encontrar a villanos, así que se había limitado a meterse en uno de los peores barrios de Metropolis con la esperanza de poder ayudar a alguien, pero de momento había sido en vano.

Se había planteado detener a unos chicos de su edad que estaban haciendo pintadas en una pared, pero finalmente lo había descartado. Todos los muros de aquel barrio estaban llenos de graffitis, y no quería empezar su carrera deteniendo a graffiteros.

Se planteó seriamente volver a su ?guarida?, pero no podía rendirse, tenía que cumplir su misión, sería un héroe. Entonces, como si de un milagro se tratase, unos gritos que no venían de demasiado lejos lo alertaron. Casi con total seguridad, pensó que se trataba de una ventana cercana de un segundo piso.

Observó detenidamente el lugar. Un callejón sucio con una escalera de incendios que daba a las ventanas del piso del que provenían los gritos. Esta estaba demasiado alta como para llegar a ella, o lo habría estado para cualquiera que no fuese él.

Situado lo suficientemente cerca del muro, pudo subir por él corriendo y agarrarse finalmente a la escalera. Y es que Owen tenía supervelocidad, no como Flash, más bien podría considerarse su poder como un superacelerón, pues no podía mantener la velocidad; tan solo acelerar más rápido que cualquier hombre normal.

Una vez en la escalera, Owen subió al segundo piso y observó por la ventana consternado. Allí se encontraba una mujer atada a una cama y gritando mientras un hombre la violaba y le tapaba la cara con una almohada.

Con otro acelerón Owen se lanzó contra el hombre, tirándolo al suelo.

-¡¿Pero qué cojones?!- Exclamó el hombre dándose un fuerte golpe contra el suelo.

-Maldito violador, tranquila señorita lo tengo controlado.

Para sorpresa de Owen, la joven se soltó las manos y lo miró con rabia. Acto seguido le tiró un despertador.

-¡¿Qué coño te pasa?! ¡¿Qué le has hecho a mi novio?!

-¿Tu novio?- Preguntó Owen, que tardó un poco en entender. Entonces se levantó y empezó a retroceder hacia la ventana mientras la chica le lanzaba objetos.- Yo... lo siento... lo... ¡Estáis enfermos!

Owen salió con un acelerón de allí. Sin tener muy claro a donde se dirigía, acabó en el paseo marítimo.

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Casa de Jonh Henry Irons, Metropolis.

Natasha, Lorena y Zachary se encontraban tirados por el suelo de la habitación de la primera, llevaban un rato ojeando recortes y fotos de héroes adolescentes que la joven afroamericana iba coleccionando y guardando en una carpeta. La tele estaba puesta de fondo, pero ninguno le prestaba apenas atención, solo el joven mago la miraba de vez en cuando si aparecía alguna chica atractiva.

-No puedo creer que tengas a todos los speedys y no tengas nada sobre el mejor mago adolescente del mundo.- Protestó Zachary mientras ojeaba varios recortes sobre los pupilos de Green Arrow.

-Si no fuera porque tu prima quería que te quedaras a buen recaudo mientras estaba en Themyscira, ni habría sabido que existías.- Respondió la chica con una sonrisa2.

-Eso solo fue una excusa, realmente me dejó aquí porque este proyecto sin mí no tiene futuro.- Dijo el joven altanero.

-Yo creo que solo quería perderte de vista.- Bromeó Lorena sacando la lengua.

El mago adolescente la miró enfadado, pero Aquagirl pasó totalmente del tema volviendo a prestar atención a las fotos, en estos momentos contemplaba una de Young Justice.

-¿Y si uniéramos a Young Justice? Superboy, Impulso, Robin, Wonder Girl... entre todos formaríamos un gran grupo.- Sugirió Lorena visiblemente emocionada, ya que eran estos chicos los que le habían llevado a la determinación de convertirse en una superheroína.

-Young Justice no existe a día de hoy, y no creo que ninguno quiera unirse a nosotros.- Respondió cabizbaja Natasha. Ya había hecho algún vano intento de unirlos a su grupo, pero lo más normal sería que acabaran refundando el suyo propio. La joven no quería admitirlo, pero todos estos se encontraban a un nivel muy superior al suyo... De momento...

-Definitivamente deberíamos unir a Starfire o Power Girl, menudas pe...- Dijo sosteniendo unos pechos imaginarios, pero enseguida fue interrumpido por un almohadazo de Lorena.

-¡Ni se te ocurra terminar esa frase!

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Centro comercial Surfer Beach, California.

Llevaban un rato dando un paseo por un pequeño centro comercial local, pero Howard ya estaba cansado de aguantar a su hermana. Realmente había estado harto desde que habían salido de la casa y la niña había empezado a lloriquear por no ir a una tienda de juguetes para niñas que se encontraba en la dirección contraria del centro comercial.

-Howie me aburro...- Dijo la niña tirando de la camiseta de su hermano.

Howard no le prestó la más mínima atención, pues estaba totalmente absorto en el escaparate de una tienda de maquetas de aviones. Le habían fascinado desde pequeño, cuando su tío Hal empezó a regalárselas en cada visita como si se tratase de un pequeño ritual, y ahora se había convertido en su principal hobby. En particular se fijó en una maqueta extraordinariamente cara de un diseño especial de un F-16. Su paga no le daría ni de lejos para comprársela, pero intentaba quedarse con todos los detalles para reproducirlo con su anillo en casa.

-Vámonos Howie...- Dijo tirando más de su hermano.

-Está bien, está bien...- Cedió el joven Green Lantern dándole la mano a su hermana menor.

"Mientras antes volvamos a casa, antes podré crear ese F-16", pensó el joven, poniendo rumbo a casa con una sonrisa. Pero algo lo sacó totalmente de sus pensamientos, una fuerte explosión proveniente de la calle, y una gran cantidad de gritos.

El miedo poseyó totalmente a Jane, esta se abrazó fuerte a su hermano que seguía algo confuso. Multitud de gente entraba corriendo en el centro comercial asustada, y de entre toda aquel jaleo lo único que entendió Howard fue algo sobre una nave.

El chico metió la mano instintivamente en el bolsillo, encontrando su anillo, y enseguida supo lo que debía hacer. Se arrodilló con su hermana y la obligó a mirarle a los ojos.

-Jane.- Le dijo, pero la chica enterraba una y otra vez la cabeza en el pecho de su hermano. Este la sujetó con fuerza de los hombros.- ¡Jane!, quédate aquí ¿vale?

Howard subió a su hermana a un cochecito y metió unas monedas, con lo que enseguida este empezó a balancearse. Jane tardó un poco en comprender, pero cuando su hermano se fue a dar la vuelta esta le agarraba el brazo.

-¿Dónde vas?- Preguntó asustada con una lágrima recorriéndole la mejilla.

-No te preocupes, ahora vuelvo.- Respondió Howard con una sonrisa.

El joven se dio la vuelta para marcharse, pero enseguida volvió con su hermana, le dio unas cuantas monedas y un beso en la frente.

-Ahora vuelvo, no te muevas.- Dijo recalcando las últimas tres palabras.

Howard salió corriendo hacia la calle, agarrando con fuerza su anillo. No le fue fácil salir, pues seguía reinando la confusión y la gente se agolpaba para entrar, aun así logró su objetivo, y nada más salir pudo contemplar a qué venía tanto alboroto.

La carretera tenía ahora un enorme surco de unos tres metros y pico de ancho y muchísimos más de largo. A su izquierda solo había carretera destrozada con vehículos ardiendo y gente histérica. Su mirada hizo un barrido de izquierda a derecha, todo continuaba igual, a excepción de una nave a varios metros a la derecha, sin duda había causado todos esos daños aterrizando, o más bien estrellándose.

-¡Como mola!- Gritó el chico al ver la nave.- Creo que este es un trabajo para...- Empezó a decir. Entonces se dio cuenta de que quizás no fuera la mejor idea del mundo ponerse el anillo delante de la gente, le habían contado que los anillos disponían de un sistema que le permitía transformarse sin que nadie se diera cuenta. Algo relacionado con la percepción, pero no estaba muy seguro3.- ¡Bah! ¡Que más da!

Howard se puso el anillo al lado de la multitud, al parecer este funcionaba, porque la gente no hacía más que preguntarse de donde había salido aquel pequeño Green Lantern.

Howard no hizo demasiado caso de la multitud y se acercó a la nave. Estaba totalmente fascinado. Para alguien a quien le encantaban los aviones una nave era lo más de lo más, aunque quedaba algo por debajo de su anillo súper molón, pensó rápidamente.

El joven empezó a rodear la nave. Parecía un caza, no creía que tuviera más de un ocupante, y estaba muy dañada. Probablemente por el impacto, había perdido gran parte de la zona trasera, pero la cabina parecía estar bien. Howard se acercó a esta intentando mirar a través de lo que parecía un material similar al cristal, pero entonces toda la puerta delantera salió volando llevándose al Green Lantern Jr. por delante.

-¡Ouch!, creo que prefiero no pensar en lo que habría pasado sin el escudo activado.- Dijo el joven, que había creado con su anillo una especie de oso de dibujos animados que le retiraba la puerta de encima.

La cabina del piloto, ahora sin puerta, humeaba. De ella surgió una enorme mano metálica. Apoyándose en esta, un enorme robot de algo más de dos metros de alto bajó de la nave. Este era casi completamente azul, con un torso y unas extremidades exageradamente anchas, a pesar de su tamaño. Sus botas, guantes y cinturón eran amarillos, así como el enorme círculo de su pecho.

-Identificación:... ¡¡Pii piii!! Green Lantern. ¡¡Pii piii!! Modo de actuación:... Eliminar. ¡¡Pii piii!! - Dijo con la voz propia de una computadora.

-Supongo que no podemos ser amigos...- Dijo con una sonrisita tonta Howard.

Un disparo dorado surgió del pecho del robot, pero el Green Lantern Jr. consiguió esquivarlo a tiempo.

-¿Sabes? Iba a darte el beneficio de la duda respecto a tu forma de aparcar, pero lo de querer matarme, no te lo puedo pasar.- Dijo Howard mientras creaba un escudo con el que detuvo otro disparo del robot.

No era la figura más grácil del mundo, pero el robot era bastante rápido para su tamaño. Se lanzó sobre el pequeño lantern y empezó a lanzarle puñetazos, pero estos eran detenidos por un robot de tamaño similar que emergía del anillo del joven.

-Esto es mejor que ningún videojuego, yyy....- Dijo a la vez que su robot creado por la energía del anillo le lanzaba un gancho, el cual hizo que el enemigo se derrumbara.- ¡KO! ¡Green Lantern es el ganador!

Del anillo de Howard surgió una grada que empezó a ovacionarlo mientras él se inclinaba ante ellos una y otra vez, hasta que un enorme puño robótico salió disparado desde su enemigo haciendo que el joven atravesase un muro.

Una vez más, la energía del anillo había protegido al joven, pero la fuerza del golpe había hecho que el campo se debilitara, proporcionándole un gran dolor en las costillas.

-Esto no mola nada.- Dijo el joven saliendo de los escombros con una de sus manos en las costillas.- Creía que seríamos amigos, pero tú lo has querido.

Un F-16 igual que el de la tienda se formó alrededor del joven y salió disparado hacia el robot que volvía a disparar otro rayo con el pecho. Howard viró el avión a la derecha esquivando el rayo con una bonita pirueta, para acto seguido fijar su objetivo.

-Pfff, objetivo fijado.- Dijo por la una radio de energía.- Líder verde, zorro tres.- Dijo a la vez que lanzaba un misil de energía al robot que impactó en pleno pecho de este e hizo que estallara en pedazos.

El joven Green Lantern miró satisfecho los restos del robot. Entonces pudo observar por el rabillo del ojo como un láser salía disparado hacía él. Gracias a dios sus reflejos fueron lo suficientemente rápidos y pudo activar su escudo, aunque la fuerza de la explosión lo lanzó contra un muro haciendo que se le cortara la respiración durante unos segundos.

Cuando logró recuperar el control, miró en la dirección de la que había venido el rayo. Provenía de la nave alienígena en cuya cabina ahora estaba Jane.

-Ups jiji- Fue lo único que alcanzó a decir la niñita.

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Paseo marítimo, Metropolis.

Owen se compró un refresco en un kiosco de la playa y se limitó a sentarse mirando el mar. Apenas había nadie y esto le daba cierta tranquilidad.

Mientras daba sorbos a su bebida pensaba en el increíble ridículo que acababa de hacer en su primera aparición, pero sobretodo, en lo degenerada que podía ser la gente.

-Deja de pensar en eso, no tienes la culpa, solo eran unos enfermos...- Pensó en voz alta.- ¿qué esperabas? ¿Qué te cayera una oportunidad del cielo?- Se preguntó mientras encestaba la lata vacía en una papelera.

Inesperadamente sus palabras se hicieron realidad. Una nave cayó del cielo directamente al mar, deslizándose por este y acabando su aterrizaje de emergencia en mitad de la playa. Tal fue su impacto, que creó un enorme surco tras de ella que enseguida rellenó el agua marina.

El joven Mercer observaba boquiabierto la nave aun humeante. Se le había presentado frente a él la oportunidad de ser un héroe, y no tenía ni idea de qué hacer. Si bien era una ocasión de oro, no esperaba que su primera misión fuera una invasión alienígena. Sin embargo, enseguida se sacó esa idea de la cabeza, estaba adelantando acontecimientos, y más valía que se diera prisa si no quería que algún otro héroe se le adelantara.

Antes de que el joven se atreviera a acercarse, una rampa se abrió en la parte trasera de la nave, y una figura emergió de ella. Era una chica de piel verdosa vestida con solo un camisón. Sus piernas apenas soportaban el peso de su cuerpo, y al intentar bajar por la rampa, tropezó y rodó hasta la arena. Owen se olvidó de todo, pues solo veía a una chica en problemas. Enseguida corrió hacia ella ante la asustada mirada de quienes se encontraban allí.

-Eh chica, ¿estás bien?- Le preguntó cogiendo suavemente el cuello de la chica y apoyando la cabeza de esta en sus rodillas.

La chica abrió los ojos, y su mirada solo indicaba miedo. Intentó huir, se levantó, pero las piernas le volvieron a fallar, aunque esta vez no cayó al suelo. Owen la cogió suavemente, no permitiendo que se golpeara otra vez.

-Tranquila, no voy a hacerte daño.- Se limitó a decir el joven dejando ver una tímida sonrisa.

La joven tembló un poco entre sus brazos mirándolo fijamente a los ojos. Permanecieron así unos instantes que parecieron años, y finalmente, la joven enterró su rostro en el pecho de Owen mientras sollozaba.

-Ya... ya está... todo está bien...- Se limitó a decirle Owen, que no tenía ni idea de que se supone que tenía que decir en este caso.

Segundos después la gente empezó a gritar señalando al cielo. Una segunda nave había aparecido. Esta era de dimensiones algo menores, como un caza. Después de mantenerse unos metros por encima de la playa, finalmente descendió, aterrizando suavemente.

La joven miró la nave aterrada y la señaló con el dedo, mientras Owen asentía y la dejaba sentada sobre la rampa.

-No te preocupes, yo me encargo.- Le respondió serio sacando dos de sus bumeranes.

Un robot surgió de la nave, descendiendo con paso lento pero decidido. Prestó especial interés en la chica, para acto seguido mirar al joven que se acercaba a él. El robot lanzó un disparo. La arena dificultaba un poco la movilidad de Owen, no obstante, consiguió esquivarlo por poco con un acelerón. El láser causó una pequeña explosión en el paseo marítimo, reventando un puesto de perritos. Afortunadamente, el dueño consiguió apartarse a tiempo, evitando daños graves.

-Mierda...- Masculló el joven mirando hacia el paseo marítimo. No debía preocuparse solo de la chica de piel verdosa, sino también del resto de civiles, aunque afortunadamente no quedaban demasiados.

Owen corrió esquivando varios disparos de su atacante, mientras rodaba por la tierra para que fuera más difícil el que le dieran. Finalmente, logró llegar a su objetivo, y ahora el mar se situaba a su espalda, donde no habría civiles en peligro. A la mente de Owen acudió enseguida la joven a la que intentaba proteger, y con un vistazo rápido vio que se escondía tras la nave con mirada temerosa. Este instante fue suficiente para que un disparo del robot estallara en la tierra a escasos centímetros de Owen, lo que hizo que el joven diera un par de vueltas en el aire y cayera finalmente al agua.

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Casa de Jonh Henry Irons, Metropolis.

Los tres jóvenes miraban atentamente la televisión. En ella anunciaban el aterrizaje de varias naves extraterrestres en la costa de Metropolis. No había ninguna imagen clara, pues los reporteros aún no habían podido llegar al lugar de los hechos, pero al parecer diversas explosiones dejaban claro que una lucha estaba llevándose a cabo en el lugar. Natasha dejó de mirar la televisión, su mirada era serena pero no podía ocultar la emoción del momento.

-¿Nat?- Preguntó Lorena al ver que la chica había dejado de prestar atención a la televisión.

-Es hora de que nos demos a conocer.- Dijo la joven seria saliendo de la habitación, pero se detuvo justo en el umbral.- Preparaos, nos vamos en tres minutos.

Natasha salió de la habitación, dejando en ella a Zachary y Lorena, que se miraron ilusionados.

-¿Por fin entraremos en acción?- Preguntó Lorena mirando fijamente al chico, quien parecía estar igual o más motivado que ella. Zachary era realmente molesto en muchas ocasiones, pero parecía que por fin coincidían en algo, o eso había creído hasta que escuchó la respuesta del chico.

-¿Te vas a cambiar aquí?- Lo que parecía ilusión pura por hacer el bien, no era más que la que podría tener cualquier salido.

Lorena se puso totalmente roja y agredió al chico a base de almohadazos.

-En serio... ¡Te mataba!- Gritó la chica algo histérica.

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Paseo marítimo, Metropolis.

Owen yacía en la orilla algo atontado después del golpe que había recibido, mientras que el robot se acercaba a la chica de piel verde.

La joven gritó y pataleó cuando el robot la descubrió y la cogió de un brazo.

-¡¡Pii piii!! Identificación:... M'gann M'orzz. Modo de actuación:... ¡¡Pii piii!! Capturar. ¡¡Pii piii!! Volvamos a casa.- Dijo el robot.

M'gann se agitó sin poder soltarse. Rápidamente lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas al brazo que la agarraba, el cual se partió en dos como si de una barra de pan se tratara. La chica cayó al suelo y retrocedió a gatas como pudo.

El robot alzó su ahora única mano y empezó a lanzar fuego a la chica, que se hizo un ovillo y empezó a chillar aterrorizada. El robot se acercaba a ella a paso lento pero decidido, hasta que un bumerán se clavó en su brazo.

-Eh, deja a mi chica.- Le dijo Owen en actitud chulesca.

El robot se giró hacia él y sin mediar palabra disparó su láser del pecho, pero esta vez Owen pudo esquivarlo gracias a un acelerón mientras lanzaba varios bumeranes.

Mientras esquivaba los ataques y lanzaba bumeranes, Owen se acercó lo suficiente para enviarle una patada, pero enseguida comprendió que no había sido buena idea. El daño lo recibió él mismo en el pie, lo que además destrozó sus defensas, permitiendo que el robot le endiñara un puñetazo que hizo rodar varios metros al joven.

Esta vez el robot se dirigió a Owen, olvidando por un momento a M'gann.

-Identificación:... ¡¡Pii piii!! Desconocida. Modo de actuación:... ¡¡Pii piii!! Eliminar.- Sentenció el robot apuntando con su mano a Owen, que miraba con el rostro desencajado.

Era increíble que en el primer día que saliera a las calles para actuar como justiciero fuera a morir. Era la única idea que pasaba por la mente del chico, que aun sabiendo que iba a morir, no miró hacia otro lado. Afrontaría su muerte como un hombre.

Cuando creía que le iban a calcinar, un rayo rojo surgió del pecho del robot atravesándolo por completo. Los ojos del robot se apagaron y su mano cayó como un peso muerto. Afortunadamente para Owen, la máquina se quedó en pie, pues no estaba seguro que de caer hubiera podido esquivarlo. El chico se asomó un poco por un lado del robot para descubrir a la chica detrás, ella había hecho aquello, fuera como fuese.

-Estooo... Gracias...- Se limitó a decir Owen.

No estaba seguro de si la chica le comprendía, pero le pareció que bajaba la cabeza avergonzada.

Owen se levantó sacudiéndose la arena y recogió algunos bumeranes incrustados en el robot, para después dirigirse a la chica. Pero entonces, tres personas llegadas del cielo se interpusieron en su camino. Una chica totalmente cubierta por una armadura robótica, un chico en smoking y con sombrero de copa, y una muchacha con una especie de traje de baño.

-¿Capitán Bumerán?- Preguntó Lorena dubitativa.

-El Capitán Bumerán es bastante ma...- Empezó a decir Natasha pero Zachary no la dejó terminar.

-¡¿Que más da?! ¡Ahora le demostraremos a todos los maleantes que Metropolis está bajo nuestra protección! ¡Anera elaeplog!- Gritó Zatara.

La arena enseguida cumplió las ordenes del muchacho, y como si de una manguera de arena se tratara, un gran chorro de esta lanzó a Owen hacia atrás.

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1.- La unión de Howard Jordan a los Green Lantern se relatará en un futuro.

2.- Podemos ver a Zatanna en Themyscira en Wonder Woman178 a causa de lo acontecido en Crisis de Familia.

3.- Esta cualidad del anillo la añadió Ben Reilly en su Linterna Verde 150.

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LA ESCUELA

Lo primero de todo es sin duda una disculpa a Carlos Correia, ya que esperaba tener esto para Noviembre, y entre unas cosas y otra se me ha ido retrasando el tema, espero que al menos el retraso haya servido para que las varias revisiones que ha sufrido le hayan echo ganar puntos al fic que nos ocupa.

Ahora me gustaría comunicar brevemente lo contento que estoy de ser participe de DCTopia, fue en Agosto cuando descubrí la página y me leí absolutamente todos los números de DCTopia. Cada autor tenía sus cosas, pero de todos ellos me gustaría resaltar las historias de Marce Parra y Ben Reilly, a cargo de Detective Marciano y Green Lantern, una pena que ninguno disponga de demasiados número. Y por supuesto al autor que sin duda me ganó por completo, sirviéndome de fuente de inspiración, Tomas Sendarrubias, sinceramente no tengo palabras para describir sus fics, para mi él mejor escritor de fics que he leído hasta la fecha.

Dicho esto y centrándonos en el fic que nos ocupa, ¿porque empezar con Young Justice? Bien, DCTopia se ha perdido el inminente crecimiento de personajes que ha tenido DC últimamente, y esta me parecía una buena cabecera para introducir a jóvenes héroes, los cuales siempre son necesarios, no por nada son el futuro.

Así pues, aunque hay una formación bien definida, intentaré que el título sirva para presentar a diferentes jóvenes héroes que piden su lugar en DCTopia, como si se tratara del filial de un gran equipo de fútbol. El porque de la selección de los personajes lo daré en números posteriores que bastante me estoy enrollando, lo que si diré es que estos al ser introducidos por mi pueden tener variaciones en su origen o forma de ser, aunque intentaré respetar en la medida de lo posible la forma de ser del personaje.

Por último, pero no por ello menos importante, agradecer a Nai no solo su portada, la cual a quedado genial, sino también su apoyo y revisiones del texto.

Cualquier cosa me tenéis via Facebook o en chfortuny@yahoo.com

 
 
   
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