Cementerio de Saint Marie, a las afueras de Toronto.

El sinuoso camino empedrado se abre paso entre la pequeña arboleda, a ambos lados del sendero descansan viejas lapidas, sobre las cuales rezan nombres ilegibles por el paso del tiempo. El viento azota la copa de los árboles, haciéndolos aullar rompiendo el sepulcral silencio que reina en recinto. Heather McNeil Hudson camina envuelta en su gabán color ocre y protegida por un paraguas, que a duras penas aguanta la envestida de la tormenta. Un relámpago ilumina el cielo cuando la mujer se detiene ante una tumba sobre la que se ha tallado el nombre de James McDonald Hudson, su difunto esposo. Un sonido atronador ensordece la escena unos segundos y la mujer exclama. -Se que estas ahí, no hace falta que te ocultes, Samuel-. A unos metros tras ella la figura de un hombres correctamente vestido con un traje negro, se aproxima a ella, dejando a tras las sombras en las que se ocultaba. -En este cementerio fueron enterrados todos sus seres queridos, le habría gustado descansar aquí-. Samuel Clarke da un ultimo paso aproximándose un poco mas al lugar que ocupa la mujer, junto a la lapida. -Debemos irnos Heather...-. -No es justo, ¿sabes?, el era el mayor héroe del país y mientras a kilómetros de aquí miles de personas se han dado cita para llorar los caídos en la batalla contra Omega Flight, mi marido ha sido enterrado en la clandestinidad...-, Clarke intenta hablar pero la viuda Hudson no le da pie a ello y se gira desafiante hacia él, con mirada desafiante, -...Pero no pasa nada por que el gobierno que me ha quitado a mi marido me lo va a devolver, ¿verdad?-. Tras estas palabras la mujer emprende el camino hacia la salida, seguida discretamente por ex director del Departamento H.

Una semana después.

Reserva Sarcee del Lago Athabasca. La caravana aparcada a las afueras del pequeño poblado, el de hogar a Michael Twoyoungmen, donde siempre reina la paz y la tranquilidad, rotas solo por algún herido o enfermo ocasional, del poblado, rebosa hoy de actividad. Hace unos minutos tres Hammer de color negro aparcaron cerca de la entrada, descendiendo de ellos una visita inesperada.

-Como esta Sr. Twoyoungmen-. El Shaman de los Sarcee sirve una taza de café caliente a Samuel Clarke, que se sienta ahora a su mesa, mientras sus guarda espaldas aguardan, de pie junto a la puerta. -Todo el que venga con buenas intenciones, es bienvenido a mi casa Sr. Clarke, pero por decirlo de manera convencional, el Departamento H y yo nunca nos hemos llevado bien y con la muerte de mis compañeros, nada me va a hacer volver, si es lo que busca-.

Samuel Clarke se despoja pausadamente de los guantes que cubrían sus manos, para luego calentárselas con el calor que desprende la calida taza de café. Tras tomar un sorbo la conversación continua, -En primer lugar me gustaría explicarle que, efectivamente, el gobierno requiere su ayuda, como la que ya prestara hace años, pero esta vez no es una petición del Departamento H, si no de su amiga y ex compañera, Heather...- Los ojos del hombre se abren de par en par, dirigiendo una atenta mirada hacia su visitante, que continua hablando. -Bien, veo que he logrado captar su atención (Toma un segundo sorbo de la taza de café), si Sr. Twoyoungmen, Heather, Judd y Mister Langkowski siguen con vida, así como varios componentes de los terroristas que atacaron al primer ministro, entre ellos Jean Marie Beaubier, a quien usted conoce como Aurora y ahora se hace llamar Crepúsculo (Se reclina sobre el respaldo de su silla). Desgraciadamente Heather no volverá a recuperar su rol de Vindicador si no que tomara un lugar mas burocrático, será el enlace con el gobierno, en cuanto a Judd y Walter, resultaron bastante afectados... nuestro pequeño amigo perdió la movilidad del noventa por ciento de su cuerpo y Sasquach sufrió daños cerebrales que le han hecho perder todo rasgo de humanidad, así pues la Sra. Hudson ha señalado su nombre como asesor del nuevo proyecto-.

Todo que en silencio durante varios segundos, creando una calma algo tensa entre ambos hombres. Michael camina despacio hacia la posición que ocupa su visitante para hacer una simple pregunta; -¿Por qué?-. -Bueno vera, una vez firmada el acta de registro de súper humanos el gobierno quiere demostrar su poder creando un nuevo grupo de héroes que se encarguen de hacer que los extraviados vuelvan al redil...- La explicación de Samuel Clarke es interrumpido por Shaman, -Es decir que el gobierno quiere que seamos sus perros y que nos opongamos a los que se enfrenten al registro... Eso no me sorprende, pero mi pregunta era, ¿Por qué ha vuelto Heather a trabajar con el gobierno?-. Clarke sonríe de manera irónica.

En algún lugar, al norte de Canadá.

Todo es oscuridad y silencio hasta que un leve zumbido inunda aquel habitáculo. El mecanismo que abre y cierra las puertas blindadas, empieza a temblar y en unos segundos la oscuridad es rota por leves rayos de luz que penetran desde el exterior.

La nieve que la tormenta escupe desde el exterior anuncia la llegada de una figura femenina, ataviada con pesado abrigo de piel cuya capucha cubre su rostro. Sin titubeos emprende el camino que se alza ante ella, el oscuro y lóbrego pasillo la conduce durante minutos a través de las sombras hasta que toca a su fin en el umbral de una gran estancia repleta de extraños artilugios mecánicos. Equipos electrónicos emiten extrañas luces y sonidos, mientras la mujer deambula entre ellos, buscando algo mas importante y que no tarda en hallar... Una cabina de unos dos metros y medio de alto se alza ante ella, en su interior una sustancia verde arropa a una figura humana, un niño de unos dos años flota dormido en aquel líquido, mientras decenas de conductos adheridos a su cuerpo controlan sus constantes vitales. La mujer alza sus manos enguantadas y retira la capucha que le cubre el rostro. Delphine Courtney acaricia dulcemente la cabina de vidrio y esboza una leve sonrisa: -Pronto estaremos juntos amor mío-.

Ottawa. Queens Juliette Hospital.

La zona de urgencias bulle de movimiento, ambulancias entran y salen, celadores y enfermeras llevan de un lado a otro, camillas que portan pacientes, todo es movimiento en aquel lugar. El Dr. Ryan Philips camina despacio entre aquella vorágine de personas, aquel caos controlado al que llama trabajo. Varias puertas abatibles se abren a su paso en el deambular de varios pasillos, hasta que alcanza una zona donde apenas es audible cualquier sonido, un área de espera donde visitantes aguardan para ver a sus seres queridos hospitalizados. Varias habitaciones con puertas entre abiertas se muestran ante él, pero solo una llama su atención.

El sol que se cuela por la ventana le ciega por unos segundos, desorientándolo, hasta que la enfermera le da los buenos días y le ofrece una carpeta. -¿Como ha pasado la noche nuestra paciente, Laura?-. La joven enfermera expresa un gesto de negación en su rostro, así que el doctor alza la carpeta y la ojea. "John Doe" reza en el encabezado de aquel informe sobre el estado de salud del paciente. -¿Cuanto mal se cometió el día del "atentado terrorista", verdad?... (Añade el medico mientras ojea detenidamente el informe)... Ojala este pobre hombre despierte pronto y arroje luz sobre su identidad, aunque con tales daños cerebrales, lo dudo-. El Dr. Philips devuelve la carpeta a la enfermera que vela por John Doe y tras esbozar una sonrisa de aprobación se marcha por el camino que le condujo hasta el lugar.

DEPARTAMENTO ALPHA

Con este número concluye la saga "Deconstrucción", que pone punto y final a una época del grupo de héroes canadienses, pero a su vez es el punto de inicio para un nuevo futuro que llevara a Alpha Flight a nuevos horizontes.

Reaper.