ASOMBROSO SPIDER-MAN #431
Ruptura y comienzo
Guión:
Ben Reilly
PORTADA: aparecen la Rosa y Fortunato sentados en un sillón
Una de las ventajas de su nueva trabajo era que tenía algo de dinero en el
bolsillo. La otra ventaja era que podía compaginar su amor a la ciencia con
el trabajo y eso era lo que hacía ahora mismo. La ciudad de Nueva York había
sido agraciada con la construcción de un nuevo complejo tecnológico
denominado NewTech propiedad de Thomas Andersen, un ricachón que quería
extender su ya considerable fortuna.
- ¿Podrás sacar fotos de todo esto sin mi ayuda?
La pregunta era de Nick Carter que había venido a cubrir la noticia junto a
Peter que venía en calidad de fotógrafo. La mala leche que tiene se debe a
que le fastidió bastante que Peter le corrigiera un artículo.
- Creo que me las arreglaré.
- Perfecto, voy a saludar a un conocido.
Nick se alejó un poco acercándose a una pareja de policías. Peter reconoció
al primero, era Jonathan Ridley, una de los cientos de policías que tenían
manía a Spider-Man. En cuanto al otro policía Peter no sabía nada de él,
aunque se parecía un poco a Nick. Nick y el policía miraron hacia él y Nick
indicó de mala gana que se acercase.
- Bien, Peter Parker te presento a Kris Carter, mi hermano.
"Así que por eso se parecían".
- Encantado -dijeron tanto Peter como Kris-.
- Disculpa a mi hermano -dice Kris-. A veces se olvida de sus modales tan
duramente inculcados en su cabeza.
- Déjalo ya hermano.
- Tienes que aprender a relacionarte con la gente y a no avergonzarte de
tener un hermano policía como yo no lo hago por tener un hermano periodista.
- Sí bueno, lo que tu digas.
"Tierra trágame" pensó Peter. Estar en medio de una discusión entre hermanos
no era lo que él tenía por el ideal de una tarde, prefería enfrentarse al
villano de turno.
- Si me disculpan...
La voz provenía del escenario que habían montado para hacer la presentación
oficial de la empresa. Peter se esforzó por coger una buena posición y
preparó su cámara.
- En primer lugar quiero darles la bienvenida a NewTech, soy Sean Kory,
Vicepresidente de la compañía y espero que estén pasando una tarde agradable
en nuestra compañía. Como pueden ver, la fábrica que NewTech ha instalado en
la ciudad contiene lo último en tecnología...
Al tiempo que decía estas palabras, una pantalla gigante se encendió
mostrando un recorrido virtual por dentro de la instalación. "Brillante"
pensó Peter.
- Contamos con los mejores técnicos que nos ayudarán con sus maravillosos y
por qué no decirlo, a veces locos proyectos. Como sabrán, nuestra empresa
empezó siendo no más que una fábrica de armas en Europa pero pronto y
gracias a la inagotable labor de nuestro Presidente, el señor Thomas
Andersen, pudimos mejorar poco a poco hasta llegar a ser una de las
compañías líderes en el sector de la Investigación y el Desarrollo.
Actualmente contamos con más de 50 complejos de Investigación y Desarrollo
por todo el mundo pero éste es el primero que realizamos en esta costa de
los Estados Unidos de
América.
- Que aburrimiento -dijo Nick al lado de Peter mientras habría la boca en un
sonoro bostezo-.
- Para acabar -siguió hablando el Vicepresidente- tengo el honor de
presentarles al Sr. Thomas Andersen, Presidente de NewTech
La gente comenzó a aplaudir en cuento un señor corpulento y de facciones
duras subió al escenario acompañado de un gigantesco guardaespaldas, el
típico armario que siempre llevan al lado los hombres de negocios.
- Bienvenidos -dijo el propietario-. Es un placer para mí estar en esta
ciudad para abrir una de mis nuevas empresas.
El tono en el que lo dijo sonaba más a amenaza que a otra cosa. El
Vicepresidente se apresuró a intervenir y siguió hablando durante dos horas
más explicando con todo detalle las actividades que NewTech llevaría a cabo.
Cuando acabó, todos pudieron despertarse del letargo que habían sufrido.
- Bien, vamos a ver si conseguimos una entrevista -dijo Nick mientras se
abría paso a empujones entre toda la gente para llegar hasta Thomas
Andersen-. Sr. Andersen, Nick Carter del Daily Bugle.
- No me gustan los periodistas.
- Pero Sr. Andersen sólo serán dos preguntas...
- Fuera de aquí.
En ese momento el guardaespaldas de Thomas empujó a Nick contra el suelo.
- Ya le ha oído, ¡fuera!
Nick se levantó e hizo amago de golpear al guardaespaldas pero Peter le
cogió la mano a tiempo.
- No vale la pena -dijo-.
- Calla Parker, este tipo se merece una buena paliza.
- Estúpidos, no os acerquéis al Sr. Andersen sin su permiso o la próxima vez
os haré picadillo, ¿entendido?
- Entendido -dijo Peter-.
El guardaespaldas se fue y Kris se acercó.
- Hermanito, siempre metiéndote en problemas de los grandes.
- ¡Cállate!
Y Nick se fue muy enfadado.
- ¿Qué le ocurre? -pregunta Peter-.
- Nick siempre ha tenido un carácter especial. Lo pasó muy mal de pequeño,
siempre se estaba peleando con los mayores, quería hacerse valer por encima
de todo pero siempre acababa igual de mal.
- Lo siento -dijo Peter sin saber exactamente lo que decir-.
- Tranquilo, no es culpa tuya. Ojalá Nick dejara de intentar impresionar a
todo el mundo y se dedicara a hacer lo que mejor sabe hacer.
- Ya, bueno, tengo que irme al periódico a revelar unas fotos.
- De acuerdo, hasta luego.
Y ahora nos vamos a la mansión de Fortunato, jefazo mafioso de la ciudad. Lo
encontramos sentado en un sillón bebiendo tranquilamente una copa de vino.
- Mr. Fortunato -dice uno de sus ayudantes-. La Rosa se encuentra aquí y
quiere verle.
- Dile que no quiero verle.
El ayudante se va pero vuelve inmediatamente.
- Señor, insiste en verle.
Fortunato tira la copa al suelo.
- ¡Dile que pase!.
- Sí señor.
La Rosa entra y se sienta sin pedir permiso en otro de los sofás que tiene
Fortunato.
- Muy bien, ¿qué es tan importante que no puede esperar?
- Vengo a romper nuestro acuerdo, a partir de ahora te retirarás de
cualquier actividad relacionada con el mundo criminal.
- ¿En serio? -dijo Fortunato con una pizca de ironía en su voz-. ¿Y cómo
piensas lograr que haga eso?
- Ya lo he hecho.
- ¿Sí? -esta vez la ironía era palpable-. Me gustaría recordarte que fui yo
quién te concedió una parte de mi territorio para que la gobernases a tu
antojo y fui yo quien te concedió la identidad de la Rosa y también te
recuerdo que yo sé quién se esconde tras esa estúpida máscara. Podría
delatarte inmediatamente y acabar así con tu vida.
- No puedes delatarme.
- ¿Qué me lo impide? -dice Fortunato divertido por la situación-.
- Aunque no lo sepas, en el falso techo de esta habitación se encuentra un
buen amigo mío con un cuchillo dirigido a tu cabeza. No le costaría mucho
matarte.
Fortunato miró hacia arriba pero no vio nada.
- Muy bien Rosa -dijo de mala gana-. Has podido colar a uno de tus agentes
en mi casa sin que nadie se diera cuenta te felicito.
- Gracias.
- Pero lo que no entiendo es cómo te las vas a ingeniar para mantenerle ahí
todo el tiempo sin que nadie lo capture.
- No pienso hacerlo. Mi amigo es sólo la parte que me permitirá salir de
aquí con vida. Hay otra parte que desconoces.
- ¿Sí?. Ilústrame...
- Hace pocos minutos algunos de tus hombres se han visto envueltos en...
digamos una situación poco recomendable con los míos. Algunos otros que
estaban realizando cierta operación en un banco han sido apresados por la
policía.
- Eso sólo son más razones para revelar tu identidad.
- Sí pero ¿qué pensarían los demás capos?. El poderoso Fortunato no puede
vencer a los hombres de un antiguo subordinado, tiene que recurrir a otras
tretas, es un cobarde.
Fortunato le miró encolerizado. Sabía que tenía razón. Si revelaba la
identidad de la Rosa después de lo que le había hecho a sus hombres podría
tomarse todo como un acto de cobardía, de miedo hacia lo que pudiera
hacerle. Y los demás capos podrían intentar algo contra él y ya había
suficientes problemas ahora mismo en el mundo de la mafia.
- ¿Qué quieres? -preguntó un poco más nervioso Fortunato. La Rosa le había
pillado en una mala situación-.
- Que te retires del mercado de Nueva York, ahora me pertenece. En caso
contrario quiero una pelea justa, no revelarás mi identidad.
- Puedo concederte eso. A partir de ahora somos rivales.
- Entendido.
Y la Rosa se fue. Cuando salió de casa entró en su coche y sacó un teléfono
móvil.
- La guerra ha empezado.
En ese instante los hombres de la Rosa entraron en acción y las calles se
convirtieron en un infierno.
En el despacho de Fortunato, éste esperó durante unos segundos antes de
hacer llamar a sus hombres para que inspeccionaran la mansión. No
encontraron ni rastro del amigo de la Rosa.
- Muy bien, quiero que digáis a todos los que trabajan para mí que maten
absolutamente a cualquier hombre fiel a la Rosa, ¿entendido?
- Sí señor.
- Ahora fuera, quiero meditar.
Los ayudantes de Mr. Fortunato así lo hicieron. Tras pensarlo un momento
cogió el teléfono.
- Tengo un trabajo para ti. Quiero que asesines a la Rosa.
La Rosa quería una pelea justa y la iba a tener.
Peter acabó de trabajar un poco más tarde de lo acostumbrado y llamó a su
mujer para decirle que no iba a ir a cenar esta noche ya que quería
balancearse un poco e ir más temprano para la cama. Quién lo iba a decir,
finalmente parecía que Peter Parker estaba volviéndose un poco más precavido
y quizás un poco más viejo.
Fue balanceándose por la ciudad deteniendo a pequeños carteristas. Nada que
no pudiera solucionar con un poco de telaraña. Sin embargo cuando ya estaba
a punto de volver encontró algo que le llamó la atención. Una limusina
llevaba un coche detrás que claramente la estaba siguiendo. Algo le decía
que iba a tener problemas esa noche. Peter divisó otros dos coches que de
vez en cuando cambiaban de calle pero que siempre volvían a la misma calle
donde estaba la limusina. Parecía claro que estaban intentando acorralarla
en algún sitio. Los fue siguiendo poco a poco hasta que tal y como había
pensado los tres coches acorralaron a la limusina en un callejón. De los
coches salieron varios hombres armados.
- ¡Disculpad amigos! ¿Es privada esta fiesta? -dijo Spider-Man mientras
golpeaba a varios de los malhechores-.
- ¡Es Spider-Man!
- ¿En serio?. ¿Dónde? -dijo Spider-Man mientras seguía golpeando una y otra vez-.
- Deben de estar compinchados, volvamos a ver a Fortunato.
- ¿Trabajáis para Fortunato?. Deberíais decirle que Spider-Man lo está
buscando aunque esperad... en la cárcel no podréis hablar con él, es una
pena.
Aprovechando que estaba en un callejón Spider-Man fue saltando de pared en
pared mientras soltaba su telaraña creando una gran red que atrapó
enteramente a los ladrones.
- ¡Sí!. El poder arácnido triunfa de nuevo. Ya puede irse señor y tenga
cuidado -le dijo al hombre de la limusina-.
- Gracias Spider-Man, muchas gracias.
La limusina aceleró. En ese momento Spider-Man recibió el impacto de un rayo
bastante conocido.
- Conmocionador...
- Estás perdiendo reflejos insecto. Antes habrías esquivado ese rayo.
- Sí bueno, será que me estoy haciendo viejo.
"Y también porque mi sentido arácnido no está en su mejor momento. Realmente
debería preocuparme un poco más en arreglar mis poderes."
- Bueno insecto, tú no eras mi objetivo pero ya que has impedido el
asesinato de la Rosa, mi jefe se contentará con tu cabeza.
- ¿No me digas que el de la limusina era la Rosa?. Quizás Jameson va a tener
razón y todo con esas editoriales que publica en su panfleto.
"Pero un momento, ¿La Rosa y Fortunato no eran aliados?
- Eh, Conmi, ¿por qué Fortunato quiere acabar con la Rosa?
- No lo sé ni me importa. A mí sólo me interesa el dinero.
- Sí, había olvidado que eres un auténtico cabeza hueca.
El Conmocionador comenzó a disparar sus rayos pero Spider-Man los lograba
esquivar utilizando su gran agilidad y su sentido arácnido.
- Sigues teniendo tan mala puntería como siempre Conmi. Así jamás lograrás
hacerme daño.
- ¿Tu crees?
La mirada del Conmocionador delató la trampa, había estado derribando partes
de las paredes del callejón que se precipitaban hacia Spider-Man a gran
velocidad.
- Esto me pasa por bocazas.
Spider-Man saltó hacia el suelo y extendió una gran red evitando que las
paredes se le cayeran encima.
- Um... qué situación más divertida, ¿verdad Spider-Man?.
- Sí, la h***** de divertida.
- Tienes encima unos escombros muy interesantes que se podrían caer si
utilizo una de mis vibraciones.
- Ajá... pero primero tendrías que preocuparte por ti mismo.
Desde el suelo Spider-Man extiende su telaraña que impacta en el pie del
Conmocionador. Rápidamente Spider-Man tira de la telaraña y el Conmocionador
cae al suelo.
- Has subestimado mi inteligencia arácnida, colchoncito.
- Estúpido insecto -dijo mientras disparaba una y otra vez sus rayos
intentando atrapar sin éxito al trepamuros-. No me harás quedar como un
idiota.
- Me parece que para eso es demasiado tarde.
Spider-Man esquiva un rayo más y lanza su telaraña que impacta sobre los
ojos del Conmocionador. Acto seguido se abalanza sobre él y le golpea en el
estómago dejándolo inconsciente.
- Y ahora a envolverlo para los de azul, se pondrán muy contentos de verte
Conmi...
Minutos después Jonathan Ridley y Kris Carter llegan al lugar.
- ¡Otra vez ese estúpido simio con pijama que se cree estar por encima de la
ley!. Si pudiera cogerle le retorcería el pescuezo -dice Jonathan muy
enfadado mientras que Spider-Man contempla todo desde la pared-.
- O quizás no se pongan tan contentos como pensaba.
Próximo número: La Rosa vs. Fortunato y Spider-Man por medio
DAILY BUGLE
Con este número se inicia el enfrentamiento entre la Rosa y Fortunato que
seguirá durante algunos números más. Hala no sé qué más decir. Ciao.
ben_reilly@terra.es