ASOMBROSO SPIDER-MAN #440
Llegan refuerzos
Guión:
Ben Reilly, Alex García y Vicente de los Santos
PORTADA: Marta Plateada recostada sobre una alfombra de similar diseño al traje de Spiderman. Junto a ellas un montón de casquillos de balas y fotos de todos los miembros del Grupo Salvaje más algún otro cazador de recompensas.
Dolor. Eso era lo único que era capaz de asimilar Peter Parker en el momento
de recibir un fuerte golpe en el estomago. Fuera lo que fuera estaba
acabando con él, y su sentido arácnido no era capaz de reaccionar ante algo
que no veía.
Spiderman yacía en el suelo. La tela de su traje ya se había impregnado de
su sangre y estaba comenzando a ahogarse. La única visión que tenía en su
mente era la de su esposa y su hija.
- ¡¿ Así que toda la leyenda del trepamuros queda en esto eh!? - dijo
alguien
Spiderman no tenía ganas ninguna de seguir la conversación. Se centró y
consiguió esquivar un duro golpe. No sabía de donde venía, pero lo había
rechazado. Sentido Arácnido o pura suerte... eso no importaba en ese
momento.
- ¿Cómo demonios?
Una imagen comenzó a hacerse visible delante de Spiderman. Una gran armadura
hacía aparición en aquel callejón. Aquel tipo llevaba un cañón enorme en el
brazo derecho y al igual que su coraza, era de una tecnología bastante
avanzada.
- ¿Un sucedáneo de Iron Man?
- Muy gracioso Spiderman. Vengo a traerte la carta de despedida.
En ese momento un grupo de obreros se detuvieron al principio de la
construcción. Vieron a Spiderman tirado en el suelo y a su gran agresor.
- ¡Mirad! ¡Es Spiderman! - gritó uno de ellos
- ¡Joder se lo están cargando! - dijo otro
Un tercero cogió su llave inglesa y la alzó de manera desafiante
- ¡¡Hey tu!! ¿Por qué no te metes con tíos de tu tamaño? ¡Deja a Spiderman
en paz!
En ese momento el mercenario se dio la vuelta y de un rápido barrido acabó
con los obreros, que cayeron fulminados al suelo sin saber que les llegó a
matar. Con una sonrisa perversa aquel asesino se giró para rematar al
trepamuros, pero ya no estaba.
Spiderman había aprovechado aquella confusión para intentar huir. Estaba
rompiendo sus ideales, aquella frase del poder y la responsabilidad poca
utilidad tenía en aquel momento. Estaba fallando a sus principios, pero sus
principios no combinaban con su mujer y su hija.
"Dios como me duele... tengo que intentar llegar a un sitio seguro... ¿Por
qué no me toparé con Daredevil o el Caballero Luna..... o Thor si hace
falta"
Llegó hasta la azotea. Tensó su brazo y con ayuda de un salto y su dañada
agilidad lanzó una tela de araña que le columpió hacía un edificio contiguo.
Sus rodillas comenzaron a fallarle pero con un poco de fuerza consiguió
apoyarse sobre una antena de televisión.
"No puedo desmayarme... no ahora"
Su perseguidor apareció de nuevo. Aquella armadura tenía una mochila de
propulsión que hizo que la búsqueda del arácnido fuera increiblemente fácil,
aún más cuando no disponía al 100% sus facultades.
- ¡¡¡ Arañitaaaaaa!!! - gritó el sádico haciendo un salto en picado desde un
edificio contiguo y disparando su gran cañón.
Las balas comenzaron a destrozar literalmente la azotea. Spiderman saltó
como pudo metiéndose por la ventana del acceso al interior del edificio.
Cayó rodando por las escaleras hasta acabar tirado en el pasillo del piso.
- "Me encanta esta parte " -pensó el cazador
Acto seguido se precipitó sobre el edificio, atravesando el muro como si
fuera papel. Un tipo estaba tan tranquilo viendo la televisión cuando de
repente se vio asaltado por metralla de ladrillo y por un enorme intruso.
Éste ni siquiera se detuvo a ver si aquel pobre hombre estaba vivo. Destrozó
la puerta y accedió al pasillo.
- ¿Arañita? ¿Dónde te escondes pequeña arañita?
No la encontraba. Aquel pasillo era demasiado estrecho para maniobrar
correctamente, se sentía agobiado y se estaba enfureciendo.
- No me hagas enfadar...
Comenzó a disparar a través del pasillo. Cientos de proyectiles hacían mella
en las puertas y paredes del edificio y un buen número de veces iban
acompañadas de gritos de dolor.
En ese momento Spiderman se precipitó contra su agresor. Sabía que no tenía
fuerzas pero no podía permitir que murieran mas inocentes. Se agarró
fuertemente a su espalda y accionó la mochila propulsora. Ambos salieron
disparados por el techo sin rumbo alguno. Dejaron atrás el edificio y
comenzaron a volar por la ciudad totalmente descontrolados.
- ¡Maldito insecto! - gritó su adversario mientras intentaba deshacerse de
él - ¡No puedes hacerme nada! ¡Soy invencible!
Un impacto en el pecho silenció por completo a aquel fanfarrón. Su armadura
comenzó a emitir sonidos extraños mientras cientos de chispas la rodeaban.
Intentó averiguar de donde procedía aquel disparo. Sintió temor y tuvo
razones para ello. Miró hacía el cielo y vio como un helicóptero mantenía la
posición mientras dos uniformados apuntaban contra él.
- Mierda... -murmuró
Spiderman estaba agarrado a su cuello como podía. Intentaba sacar fuerzas de
donde no las había para no perder la consciencia.
- Vamos a ver quien es invencible ahora - dijo el trepamuros
- ¡Jodete perdedor!
En ese momento el agresor pudo golpear a Spiderman en la cara, éste perdió
el conocimiento por completo y se precipitó al vació. Su adversario sonrió
con malicia justo antes de percatarse que dos nuevos proyectiles iban a
acabar con su fortuna. Spiderman en cambio se precipitaba al vacío sin
conocimiento.
- El bicho se va a romper el cuello - dijo Powell
- No mientras yo esté por New York - respondió Marta Plateada, líder del
Grupo Salvaje, mientras saltaba al vació.
Se lanzó del helicóptero con decisión y firmeza ante la mirada de su grupo.
Unió sus brazos al cuerpo para conseguir una caída más rápida. Llegó hasta
Spiderman y pudo agarrarle justo en el momento en el que su arnés atado a
una cuerda de puenting la balanceaba de nuevo hacía arriba.
El agresor cayó en picado estrellándose en el asfalto.
...Media hora más tarde...
Marta Plateada conversaba con un Detective y con un tipo enchaquetado. Dos
de sus hombres ayudaban a los bomberos a sacar al agresor de su armadura,
que había quedado echa añicos. El Helicóptero se había marchado con
Spiderman y los otros miembros del Grupo Salvaje.
- Será ingresado de inmediato en la Bóveda. Gracias por su trabajo Mrs.
Sable
- No me lo agradezca detective. Su ayuntamiento paga mi hinchada nómina para
intentar poner orden en todo esto.
- Si, a mi me da igual todo esto... yo solo quiero saber quien corre con
estos gastos - dijo el enchaquetado
- ¿Quién es usted? - preguntó el detective
- Curtis Meyham, de Control de Daños.
- Vaya... ¡los de Control de Daños...! - exclamó Marta con una sonrisa.
Llame a la embajada de Symkaria, ellos se lo solucionaran todo.
- Ya pero...
- Si me permite - interrumpió Marta dejando la conversación.
Sobre la armadura estaban Powell y Mutilador. Con la ayuda de los bomberos
habían conseguido arrancar el panel pectoral de la armadura, pudiendo
capturar a su tripulante.
- Gatling contraataca, ¿eh? - dijo Powell con una sonrisa
- Si... será que quiere probar de nuevo el amor sombrío del trullo -
respondió Mutilador
- ¡Eh tu... despierta!
Gatling había perdido el conocimiento por el impacto. Sus constantes vitales
eran mínimas pero seguía vivo. Marta llegó junto a ellos.
- ¿No vuelve en si? - preguntó observando al mercenario
- Shock traumático en el cerebro. Dudo que pueda volver a hablar - respondió
Powell encendiendo un cigarro.
- Quizás no pueda controlar ni cuando quiera ir al baño - dijo Mutilador con
una sonrisa
Marta le observó detenidamente y pasó de su presa. Powell y Mutilador le siguieron
- No es nuestro problema. Estamos aquí para cazar.
- Si, pero quizás este nos ayudara a saber quién está metido en todo esto -
dijo Powell
Marta se detuvo y se volvió hacía Powell, que no bajaba su peligrosa sonrisa
aún sabiendo lo que le iba a decir su jefa.
- No me digas como llevar esto, Powell
- Lo se lo se... perdona Jefa
- No me gusta que me llames "Jefa"
Los tres se detuvieron junto al agente de la ley, que estaba hablando por
radio. Al parecer nuevas explosiones y un ajuste de cuenta masivo se habían
producido en el puerto hacía tan sólo unas horas.
- Detective. Espero que se nos vayan informando de todos estos
acontecimientos. Tenemos que parar esta ola de violencia como sea.
- De acuerdo Mrs. Sable. Les mantendremos informados.
Y mientras tanto... lejos de toda esta guerra...
Por primera vez en meses se oyeron otros sonidos en el abandonado
laboratorio aparte del zumbido de las máquinas. Eran voces humanas.
Las cuatro figuras se hallaban en el centro de la sala, contemplando la
figura humanoide que flotaba dentro del tubo regenerativo.
- Una vez más debo preguntarlo -dijo uno de ellos-: ¿Creéis que esto es lo
correcto?
- Sin duda -respondió otro, asintiendo-. Necesitamos su guía, y éste no
tiene las mismas ataduras que el Primero.
Ante el nombre del Primero todos hicieron un breve gesto con las manos que
a un religioso le haría pensar que se estaban presignando.
- Está bien -concedió el primero, con rasgos de abatimiento en su voz-.
Confiemos pues en que este posea la sabiduría del Primero y nos guíe con
inteligencia.
- Sin duda lo hará -comentó el tercero-, no hay nadie mejor que el...
excepto el Primero, claro.
El monitor sobre la máquina mostró el aviso de que faltaban segundos para
el final de la operación que había llevado varios meses a las máquinas.
- ¿Y si el proceso no ha funcionado? ¿Y si...? - preguntó el cuarto
componente del grupo, bastante incómodo por su tono de voz.
- Desecha esas dudas de tu mente, hermano -respondió el primero que había
hablado-. Estás a punto de ver los resultados.
Un sonido similar a una alarma de bomberos retumbó por toda la sala,
mientras el enorme monitor cambiaba su mensaje en letras parpadeantes:
ESTADO DEL PACIENTE: ESTABLE. 100% DE LOS TEJIDOS LIMPIOS.
TRATAMIENTO FINALIZADO CON ÉXITO
TRATAMIENTO FINALIZADO CON ÉXITO
TRATAMIENTO FINALIZADO CON ÉXITO...
Los cierres de la puerta del tubo se soltaron con varios chasquidos y la
puerta se abrió violentamente debido a la presión del líquido acumulado, que
se esparció por todo el suelo. Con el fluido salió un hombre que cayó al
suelo, inmóvil.
Ninguna de las figuras se movió. Un terror reverencial se lo impedía. Sólo
el cuarto se atrevió a murmurar algo:
- ¿Está...?
Los demás sacudieron la cabeza. NO podía estar muerto; demasiadas cosas
estaban en juego. Pero no se movía... y desde donde estaban no podían ver si
respiraba.
El hombre tosió, y una convulsión sacudió su cuerpo. Entonces se dio cuenta
de que por primera vez en mucho tiempo no estaba soñando, no sentía su mente
aletargada por las drogas. Trató de abrir los ojos, pero la luz le hirió;
llevaba demasiado tiempo con ellos cerrados y tardaría en recuperarse, pero
eso no le importaba. Al fin era libre de su extraña prisión, y el sentir el
frío suelo contra su mejilla era el mejor regalo que nadie le podía haber
hecho.
Entonces notó las manos, frías manos que intentaban agarrarle, y en un
momento de pánico se incorporó y saltó, fuera del alcance de sus supuestos
enemigos. Desgraciadamente débil como estaba y casi ciego, no puedo evitar
golpearse contra varias de las máquinas. Se incorporó a duras penas.
- Por favor, Señor -dijo una voz masculina-, no tenéis nada que temer de
nosotros. Hemos venido a ayudaros, como los leales siervos que somos.
- ¿S...siervos, habéis dicho? -se llevó la mano a la cabeza, aún estaba
confuso y casi tenía la sensación de estar soñando-. Yo no tengo ningún
siervo.
- Seguidores, pues -dijo otra voz-. Sólo queremos ayudaros, de verdad. Os
ayudaremos a restablecer vuestras fuerzas y os pondremos al corriente de lo
que queráis saber... si venís con nosotros -a pesar de su pobre visión notó
como su interlocutor le extendía una mano.
El hombre vaciló. Seguía bastante confuso, sobre todo acerca de dónde
estaba y quién era exactamente, entre otras cosas. Se llevó la mano a la
barbilla y descubrió que una espesa barba se había formado en su cara. "Debe
haber pasado mucho tiempo".
Podía distinguir cuatro formas borrosas frente a él que no hacían ningún
movimiento amenazador y no consideró que fuesen a dañarle. Pensando que en
peores situaciones había estado dijo:
- Qué demonios -y a tientas cogió la mano que le ofrecían.
Fin del Interludio.
Embajada de Symkaria en New York
Lentamente comienza a sentir el aroma de la sala. Intenta mover un brazo
pero está bastante dolorido. Lo ve todo borroso pero al momento reconoce a
Marta Plateada, intentando levantarse rápidamente.
- Shhh.. tranquilo Spiderman. Estás entre amigos
Spiderman se lleva las manos al rostro. Su mascara sigue puesta, al
contrario que su traje.
- También puedes tranquilizarte con eso, no hemos roto tu identidad secreta.
El hombre de arena entra en la sala acompañado del Tío de Marta.
- ¿Qué tal hombre araña?
- Me duele todo.....
- ¡Ja ja ja ja... como en los viejos tiempos eh!
Marta coge una carpeta con informes que traía su tío y comienza a
observarlos
- Spiderman, espero que puedas ayudarnos en esto.
- Teléfono ...
- ¿Perdón? - dijo Marta un poco confundida
- N..Necesito un teléfono - respondió Spiderman dolorido
- Ah.. de acuerdo - dijo Marta
Le dio un teléfono móvil y le dejaron solo. Spiderman se incorporó como pudo
y cogió el teléfono. Justo antes de marcar vio la fecha. ¡2 días después de
su enfrentamiento con Gatling!. Llamó rápidamente, no cogían el télefono...
saltó un contestador.
"Este es el contestador de Peter, Mary Jane y la pequeña May. En estos
momentos no nos encontramos en casa. Déjanos un mensaje si te apetece o
vuelve a intentarlo luego."
Se llevó las manos a la cabeza. Sabía que lo estaba perdiendo todo. Estuvo
así cinco minutos hasta que Marta entró de nuevo en la sala, esta vez sola.
- Lamento que tenga que molestarte y apartarte de tus problemas. Pero esto
es grave.
Spiderman le miró con resignación.
- ¿Qué sucede? ¿La Guerra de Bandas?
- Así es. Al parecer ya estás puesto en el tema. Dime que sabes
Spiderman estaba allí, pero Peter Parker estaba a miles de kilómetros,
perdido en una confusión, temiendo haber perdido algo mas que la dignidad en
la batalla.
- La Rosa quiere apoderarse de la ciudad, Kingpin está por medio y toda la
ciudad es un caos.
- Sabes más bien poco - respondió ella pasando unos folios de su carpeta.
- ¿Qué más?
Marta se acercó a él y le entregó unos cuantos papeles con nombres, cifras y
fotos.
- Parece ser que no solo son los mafiosos. Hay algo más metido en todo esto,
y apuntamos hacía New Tech y el propio Ayuntamiento
- ¿Qué me estás contando?
- Todo esto no es solo por el interés de La Rosa. Apostaría a decir que ha
sido una marioneta todo el rato
- ¿Kingpin? - dijo Spiderman
- Quizás - respondió Marta - El caso es que en el noticiario de hoy New Tech
ha prometido disponer de medios para paliar esta avalancha de caos, haciendo
acusaciones muy fuertes contra el sistema de gobierno de la ciudad. Aparte
Kingpin parece dispuesto a pararle los pies tanto a la Rosa como a los
seguidores de Fortunato
Spiderman se puso en pie e intentó buscar su traje. Marta se dio cuenta de
lo que pretendía su invitado.
- Tu traje estaba destrozado, lo hemos tirado. Ahora te traerán ropa. De
momento quédate con la bata.
- De acuerdo...
- Bien. El caso es que el caos está comenzando a generalizarse por toda la
ciudad y tenemos que ir directamente a por el gran premio.
- ¿Qué haces tu metida en todo esto?
- El Ayuntamiento me contrató. Me dio carta blanca para buscar gente con la
que parar todo esto
- ¿y? - preguntó Spiderman
- Castigador enjaulado, Paladín fuera del país, Solo no contesta a mis
llamadas... ni siquiera se que habrá sido de Deathlok. Solo cuento con mi
Grupo Salvaje y contigo Spiderman
- Todo el mundo cuenta conmigo....
En ese momento sonó el teléfono móvil. Spiderman se lo entregó a Marta pero
ésta se lo devolvió.
- No me suena el número - dijo Marta
Spiderman observó la llamada entrante. Era de su casa. Miró a Marta y esta
comprendió al instante que tenía que hacerse la loca un rato.
- ¿Si? - contestó Spiderman
- Peter....
- Cariño....
- No Peter... nada de Cariño...
- Pero... ¿Qué te pasa?
- Te odio. No quiero verte NUNCA mas
- click -
Spiderman dejo caer el teléfono al suelo. Se llevó las manos a la cara y
rompió a llorar. Marta se acercó lentamente y le puso un brazo por el
hombro.
- No se porque estarás pasando amigo, pero no creo que pueda darte ningún
buen consejo.
- ... ya ... - contestó Spiderman intentando contener el sollozo.
- Solamente te digo que tienes un don que puede parar cientos de muertes en
esta ciudad. No te vengas abajo ahora.
- No puedo ir más abajo... ya no más - respondió Spiderman.
Epilogo:
Una explosión en una tienda de licores. El alcohol se convierte rápidamente
en llamas apoderándose de todo el local y parte de la calle. Se oyen sirenas
de bomberos, pero son tantas las llamadas de socorro que seguramente tarden
en llegar al local. Dos minutos más tarde un tipo sale corriendo, envuelto
en llamas.
En la acera de enfrente, en un deportivo azul con líneas blancas, dos
individuos se regocijan con el espectáculo.
- Joooder FunBoy... esto si que es adrenalina pura!
- Cállate Skan... te dije que cogieras alguna botella de Vodka antes de
explotar la tienda...
- Hostia puta se me olvidó Skan... te juro que lo había oído pero es que
estaba tan empalmado con todo esto que...
El llamado FunBoy le da un tortazo a Skan para que se silencie. Se adelanta
para sentir las llamas en su cuerpo y aprovecha para sacar un mechero y
encenderse un cigarro.
THUMB! Algo se lleva a Skan hacía las tinieblas. FunBoy no se percata y
sigue de pie atento a su obra maestra.
- ¿Verdad que es precioso Skan?
- Skan... ¡joder puto perro respóndeme!
FunBoy se da la vuelta en busca de su torpe compañero, para descubrir con
asombro una fuerte tela de araña que le cubre la cara por completo. No le da
tiempo a reaccionar y al momento se ve por lanzado por los aires, hacía un
callejón oscuro. Como si un pescador recogiera su trofeo.
A partir de ahí tan sólo se oyen unos breves gritos de miedo y dolor, que
apenas son evidentes junto al crujir de las llamas.
Continuará...
DAILY BUGLE
¡Escribidnos!