ASOMBROSO SPIDER-MAN #443
Alta tensión I
Guión:
Ben Reilly y Xumer
Peter piensa durante un momento en que había algo de amargo cuando él y Mary
Jane hacían el amor. No desde siempre. Sólo desde hacía varias semanas, era
como si la pasión de los primeros tiempos de matrimonio se hubiera pasado y
ya no hubiera esa confidencia que antes tenían. Como si existiera una
distancia cada mayor entre ambos.
Mientras se lava frente al espejo ve como Mj le da la espalda e intenta
conciliar el sueño. Podría ser que ya no quisiera hablar mas con él. Era
algo que le atormentaba, la relación con su esposa siempre se había basado
en un sincero dialogo, si eso fallaba ¿que ocurriría con su matrimonio?.
Hacía unos días MJ había hecho un amago de irse. Afortunadamente había
vuelto a casa, no sabría qué hacer sin ella pero ¿qué era lo que les
esperaba a los dos?. MJ parecía no entender por qué hacía las cosas que
hacía, por qué se ponía el traje y si no la convencía de que ser Spider-Man
era necesario, no tendrían futuro juntos.
Visita un momento a la niña antes de abrir el doble fondo del armario y
sacar el traje que seguidamente se iba a enfundar. Había veces que pensaba
que Spiderman era una valvula de escape a sus frustraciones, pero en esos
momentos recordaba la promesa que se había hecho a si mismo y su animo de
fortalecía.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Maxwell Dillon se mira al espejo. Apenas reconoce los ojos rojos que le
devolvían la mirada. Luego coge un puñado de pastillas azules y se las
traga.
Y le da un trago a una botella de alcohol.
Se tumba en la cama durante unas dos horas, totalmente vestido y sin poder
dormir.
Cuando le empiezan a hacer efecto las pastillas (o bien dejan de hacer
efecto otras, no esta claro), decide apresuradamente salir del hotel.
Mira distantemente su traje de combate.
No, hoy no se lo pondría. No quería meterse en líos. Se viste
cuidadosamente, durante un instante siente un mareo, esta a punto de caer,
pero consigue sentarse en la cama hasta que se le pasa. Toma cuatro
pastillas de otro tipo al anterior, estas le sentaban mejor. Decide
guardarse el bote en el bolsillo.
Añoraba utilizar sus poderes, pero no quería que le descubrieran, por eso
intentaba mantenerse lo suficiente drogado como para no pensar en ello...
Se olvida de coger la botella.
- ¿Habéis estado muerto alguna vez? Si este es tu caso llama al 906789789,
queremos saber tu historia.
No puedes evitar soltar un bufido cuando oyes esto. Realmente a qué tipo de
personas les puede interesar semejante bazofia de programa. Si quieren saber
lo que es la muerte que prueben a empalarse con un deslizador de un
supervillano, ya verán lo que se siente.
- ¿No le gustan este tipo de programas? -dice el barman mientras acaba de
secar un vaso-.
- Digamos que la muerte no me parece algo con lo que jugar en un estúpido
programa de TV. Es algo más serio.
- Uh... claro.
Pides otro chupito, el décimo quinto si no mal recuerdas. Querrías
preocuparte de cómo vas a asimilar tanto alcohol pero sabes que eres el clon
de un persona que podría levantar un tanque sin problemas, no crees que un
poco de alcohol de más vaya a afectar. Además ¿qué es lo peor que podría
pasar?. Podrías morir claro pero visto lo visto hoy en día ni siquiera eso
es definitivo.
Pensar en la muerte te lleva de nuevo a los sucesos de los últimos días. El
despertar otra vez dentro de un tanque era como revivir una de las antiguas
pesadillas de cuando no eras más que un esclavo del Chacal. Claro que eso
fue mejor a cuando te diste cuenta de lo que en realidad eras. Habían pasado
tantas cosas desde aquellos locos días. Te habías construido algo parecido a
una vida cuando adoptaste el nombre de Ben Reilly pero en realidad no habías
comenzado a vivir de verdad hasta que llegaste a Nueva York. En tus cinco
años de éxodo y pese a alguna que otra aventura de mayor o menor
importancia, tu vida había consistido en negar la influencia de Peter
Parker; era más bien una no-vida. Pero cuando volviste a Nueva York todo
cambió, por fin pudiste quitarte todas tus dudas de encima, despreocuparte
por qué parte de la vida te la dictaba la conciencia de Peter o la dictabas
tú y avanzar. Claro que no todo podía ir bien y de nuevo el Chacal se cruzó
en tu camino, aunque por lo que has descubierto últimamente no era el mismo
Chacal que te había creado.
Luego de eso, bueno, todo se fue al garete. Estúpidas luchas contra clones
contra rivales vueltos de la tumba y después la muerte. El descanso
eterno... y una mierda. Resulta que el gran tipo que había orquestado todo
el lío en el que se había convertido su vida había decidido que tu muerte no
debía de haber ocurrido en su gran plan. Así que ni corto ni perezoso te
regenera gracias a sus grandes poderes mágicos y a su gran tecnología. Uno
no deja de pensar a qué escuela deben mandar a esos "grandes" seres del
universo... si tu quieren resucitar al menos deberían preguntar o pedir
permiso.
- ¡Pero mira lo que tenemos hoy aquí!. ¡Si es una de esas nenazas rubias
yanquis! -dice un borracho-.
Oh sí. El pelo. Esa es otra. Al parecer no basta con resucitarte si no que
tienen que llamar al peluquero de Beckham para que te de un tinte
permanente. Bueno, al menos sabes que si te quedas calvo no será por culpa
del tinte... probablemente sea por el escocés borracho que te está
revolviendo el pelo como quien toca la zambomba.
- ¿Qué me dices?. ¿No nos interpretas ese patriótico himno yanqui?
- Tengo mal la voz para cantar. Demasiado alcohol y carretera para mis
pobres cuerdas vocales.
No cabe duda de que como respuesta es bastante original. Lo suficientemente
original como para que el borracho empiece a reírse y te eche su apestoso
aliento encima. Lo que no consiguió el Duende Verde puede que lo consiga ese
espantoso hedor de, por lo menos, las profundidades más oscuras y sucias del
averno.
- ¡Nos ha salido graciosa la rubiales!
Sigue revolviéndote el pelo. Sin parar, sigue y sigue como un conejito de
Duracell que se ha tomado unas pastillas de más y le ha dado un subidón. Te
repites a ti mismo que tienes que tener paciencia... mucha paciencia...
paciencia... paciencia... pero no para, dale que te pego al pelo y a
llamarte nenaza...
Se acabó la paciencia.
Le golpeas con el codo rompiéndole la nariz. El borracho cae. Sus compañeros
de borrachera lo ven. La pelea tiene que empezar.
El borracho genérico número 2 coge el palo de billar para atizarte pero
esquivas el golpe agachándote y contraatacas rápidamente con un barrida.
Borracho genérico número 3 rompe una cara botella de whisky. Detienes su
puñetazo con tu brazo derecho y luego le pegas suavemente en las
costillas... más que nada para evitar matarlo y eso. El cuarto borracho se
te lanza encima y sólo tienes que cogerlo en pleno vuelvo y lanzarlo contra
una de las mesas del bar. Los demás borrachos te rodean preparados para
darte una buena tunda... así que utilizando tu fantástica agilidad arácnida
saltas y caes grácilmente sobre la barra para a continuación notar el frío
acero del cañón de una recortada. Te preguntas dónde demonios está tu
sentido arácnido y justo en ese momento notas su estridente sonido en tu
cabeza. Tal vez no seas tan resistente a la bebida como creías.
- ¡Nada de armas! -grita el barman-.
- ¡Callate!. Este marica de circo va aprender lo que es bueno.
Cualquier persona que estuviera en tu situación estaría literalmente cagada
con el miedo. Claro que tu te has enfrentado a androides tipo mazinger Z,
seres con cuatro brazos mecánicos y a una inspección de hacienda. Si te
apuntan a la cabeza con una arma en lo único que piensas es que la situación
parece sacada de una peli de John Woo. Así que, comentarios
chorras aparte, reaccionas por costumbre. Primero te agachas a toda
velocidad evitando el disparo; luego coges el arma por el cañón y haces que
apunte hacia otra parte, preferiblemente donde no haya gente aunque en este
caso no es imprescindible; por último agarras a tu agresor por el cuello y
lo levanta un palmo del suelo... para bajarme un poco los humos.
- Bonita escopeta.
Esta es la parte que más te gusta. Poco a poco vas doblando la escopeta y
con una poca de maña logras que parezca una giraja de esas. Todo el mundo se
queda boquiabierto. Te dejas caer al suelo y te diriges hacia la salida.
Todos se apartan. En el último mento le tiras unos cuantos billetes al
barman.
- Perdón por el paquete que le dejo.
Spiderman se balancea en telaraña por la ciudad mientras echa un vistazo
debajo suyo para intentar detectar cualquier tipo de problema. La ciudad
estaba inusualmente tranquila esta noche; justo lo que no quería. La
tranquilidad le ayudaba a pensar y no quería pensar ahora. Quería
simplemente surcar el cielo nocturno de Nueva York, sentir el suave frío de
la brisa y atrapar a unos maleantes para defender el modo de vida americano.
Pensar le llevaría de nuevo a su casa, a junto de MJ y le traería muchos
problemas, problemas que ya le empezaban a abrumar.
Al pensar de nuevo en los asuntos inconclusos que le esperarían de nuevo en
casa siente otra vez una desazón en su interior. Él no estaba acostumbrado
sentirse culpable cada vez que se ponía el traje, se suponía que con él
debería sentirse libre no atrapado...
Tenía que hablar con alguien. Necesitaba hablar con alguien...
Su primera opción es Matt Murdock, Daredevil. Pero para cuando llega a su
apartamento ve las luces apagadas y recuerda que su amigo ahora compartía su
vida con Karen Page. Si las luces estaban apagadas es que posiblemente ambos
dormían.
No quería ser una molestia.
Decide recurrir a Johnny Storm, la Antorcha Humana, esperando que esta noche
no hubiera ligado con ninguna rubia...
Llega a la Torre de los 4 Fantasticos. Siempre le resultaba curioso llegar a
un edificio con un enorme 4 en la fachada. Si hubiera llegado a ingresar en
el equipo durante los primeros años, ¿hubieran cambiado el 4 por un 5?.
Siempre había fantaseado con la idea.
Llama a una ventana a través de la cual ve a Ben Grimm tomando una cerveza
mientras ve un partido de baseball. Este se gira y
sonrie al ver a su amigo.
Mientras abre la ventana grita hacía la cocina.
- ¡Eh, Alicia, trae unos nachos, el cabeza red ha venido a ver el partido!
- Hum... Hola Ben. Realmente había venido a ver a Johnny, quería hablar un
tema personal con él.
- ¡Pero si aun no ha empezado! ¡Y esta noche juegan los Red Sox!
- El baseball no es lo mio. ¿Puedo utilizar el telefono para avisar a
Johnny?
- ¡Claro, cabeza red! ¿Seguro que no quieres una cerveza?
- No, muchas gracias. Tengo que mantenerme en forma para la Viuda Negra.
- Ja ja ja... Ese es mi cabeza red. Marca la extensión 0 y después del
pitido el 4.
- Gracias.
En ese momento llega el sobrino de Ben, Franklin Richards, que venía a ver
también el partido. Al padre de este nunca le entusiasmo el deporte y la
Cosa se veía en la obligación de educar al chico. Peter habla brevemente con
Johnny, quedando en la azotea.
Totalmente drogado, nuestro protagonista pone los pies en un bar. Era un
lugar apestoso e inmundo, pero a Maxwell no le importaba lo mas mínimo.
Se sienta y pide una copa de licor. Se introduce varias pastillas mas en la
boca. Era la única forma en la que no echaba de menos utilizar sus
increibles poderes. Él que podía ser un Dios tenía que comportarse como la
escoria humana que le rodeaba.
El mundo estaba lleno de malditos superheroes, hijos de perra que no tenían
nada mejor que hacer que joderle cuando utilizaba sus poderes....
Liquida la copa de un solo trago y se pide otra. Oye unos pasos que se
dirigen en su dirección y se gira inquietamente.
- Tranquilo, tigre- le dice una mujer pintarrajeada-. ¿No quieres compañía?
- No.
- Estoy segura de que podría hacerte feliz... Si tienes dinero.
Maxwell se lo piensa. Hacía muchisimo tiempo que no practicaba sexo.
Teniendo sus poderes el sexo pasaba a ser algo menor, pero... No quería que
le pillaran los heroes, no hasta que hubiera elaborado un buen plan. Y...
- Tengo pasta de sobra.
- Enseñamela, tigre.
De malos despertares, Ben Reilly podría hacer un par de libros con varias
escalas. En la cima de todos estaría el despertarse con el maldito sonido
del sentido arácnido. ¿A qué no adivináis cómo se despierta Ben en el motel
de mala muerte donde dormía?
El martilleante sonido del sentido arácnido le despierta de golpe y le hace
ponerse en guardia inmediatamente. Al principio pensaba que se trataría de
alguno de los pirados del bar que venía buscando camorra pero la túnica
negra y el que estuviera volando le dijo al perspizcaz Ben que podía
tratarse de unos de los malditos...
- Scriers... sigh... Sois como el chapapote, una vez que lo pisas no hay
quien se lo quite de encima.
La Antorcha sube volando por uno de los conductos de emergencía. Arriba de
todo le esperaba Spiderman.
- Hola Johnny.
- Huolas, Pete -responde el chico portada de las revistas del corazón-
¿que te traé por aquí?
- Nada, estaba dando un paseo y... La verdad es que he discutido con mi
mujer.
- Mujeres... ¿Quien las entiende?
- Yo creía que si que lo hacía. Al menos a mi media naranja.
- Ingenuo. Me he acostado con tantas que he perdido la cuenta, pero sigo sin
saber que demonios ocurre dentro de sus cabecitas. Y las alienígenas son las
peores
- Ya. La mía me presiona para que cuelgue las mallas.
El semblante de Johnny Storm cambia de humor.
- Bof. Eso es bastante fuerte, tio- dice, serio.
- Si, pero tenemos una niña y bueno...- Spidey se rasca la cabeza. Nunca
había querido agobiar a la Antorcha con sus problemas y ahora ya no había
marcha atrás, aunque se estaba arrepintiendo de haberlo hecho.
Johnny mira fijamente a Spiderman. Con una especie de respeto extraño que
nunca antes había sentido hacía su amigo.
- Es un asunto complicado. No me gustaría estar en tu pellejo, pero...
- A veces pienso lo mismo. Pero la pequeña me tiene loco, miro esos ojitos
diminutos y me pregunto si tengo derecho a dejarla huerfana.
- Mira... quizás yo no sea con quien necesitas hablar, a fin de cuentas me
casé con una Skrull y ahora mi relación con ella es... complicada. Me
acuerdo de cuando Reed y Sue tuvieron a mi sobrino, aunque de aquella
todavía era un cabeza hueca
- ¿Era?
- Muy gracioso. En fin, todo aquello cambió nuestro grupo, incluso los tres
se fueron a vivir fuera del edificio Baxter y adoptaron unas identidades
secretas pero nunca abandonaron su "trabajo". Sé lo mucho que significa ser
un heroe para tí... Y la
diferencia que marcas a diario. No se si el mundo sería el mismo sin un
Spiderman.
Peter y Johnny se miran directamente a los ojos. El aracnido se acerca hasta
su amigo y le tiende la mano. El otro la estrecha efusivamente con una
sonrisa.
- Gracias, cerilla. Muchas gracias.
Y en ese instante todas las luces de Nueva York comienzan progresiva pero
inexorablemente a apagarse.
Maxwell sube detrás de la mujer, esta le llevaba de la mano indicandole el
camino por la pensión ratonera que habían elegido. Antes había pagado las
horas que pensaba estar allí.
- Desnudate- le dice la prostituta mientras que le da la espalda.
Empieza a quitarse la camisa. No podía decir que no estuviera en forma,
había tenido tiempo de sobra en la Boveda para aumentar su musculatura. Era
quizá la única distracción que tenía allí. Y Maxwell era realmente obsesivo,
aun con las distracciones.
Nota un pinchazo en el cuello.
- Ahora, tigre- oye como le dice la mujer en su nuca-. Me vas a dar todo el
dinero que tienes...
- Je.
- ¿De que coño te ries, gilipollas? Dame toda la pasta.
- Yo quería pasar desapercibido, pero se ve que no va a poder ser.
- ¿Que co...
La mujer deja de hablar cuando electricidad en estado puro pasa por su
cuerpo, quemandole el cerebro y provocandole una breve pero muy dolorosa
muerte.
- Bueno... Tendré que hacerlo sin el traje- murmura Electro-. Lastima...
El Scrier flotaba delante de la ventana del motel donde Ben se hospedaba.
Ben gruñía, molesto por tener que levantarse en medio de la noche para
recibir a uno de los encargados de su resurreción. Abrió la ventana de
golpe.
- Amo...
- Ben
- Amo Ben...
- No, que me llames Ben te digo.
- Ben Te Digo...
- Ah, pégate un tiro.
- Sí amo.
"Seguro que no lo hace"
- Espera. Olvida eso que te he dicho -"por si acaso" pensó-.
- Ben Te Digo, la orden me ha enviado para rogarte que vuelvas a nuestro
templo. Necesitamos tu guía ahora que tu hermano nos ha abadonado.
- ¿Y por qué no volvéis a molestar a Peter?
- Porque el amo nos mandó no volver a molestarle.
- ¡Yo también lo he hecho!
- Pero... usted fue recreado para servirnos de guía en la misión que nuestro
amo nos encomendó. Su misión en la vida es guiarnos como la de nuestro
primer amo fue encontrar un ser digno de convertirse en su igual.
"Siempre cuenta con los retorcidos argumentos de las religiones"
- Escucha. Yo no puedo ser vuestro líder, guía o como quiera que querráis
llamarme.
- Pero usted nos lo prometió
- Acababa de salir de mi tanque de curación. Con el mareo que tenía habría
votado al partido republicano si me lo hubieran dicho.
- Entiendo. ¿Es su respuesta definitiva?
- Sí. Nos os guiaré. Tendréis que encontrar el camino por vosotros mismos.
Al lado de ese Scrier aparecieron de pronto dos más.
- ¿Te convences ahora?
- Sí.
- Ya no hay otra salida.
- Entiendo.
Los ojos de los Scriers comenzaron a brillar y el sentido arácnido de Ben se
volvió loco. De los brillantes ojos de los Scriers salieron un par de rayos
que hicieron saltar por los aires el motel.
Final de este episodio.
DAILY BUGLE
Holadola, bienvenidos de nuevo, despedimos a Alex y Vicente y damos la
bienvenida a Xumer como coguionista de la serie. Esperamos impacientes
vuestras cartas y amenazas de muerte (bueno, éstas no tan impacientes) por
lo que como siempre os pedimos que escribáis a la dirección que se indicará
por algún lado :) si no escribís prometo soltar un rollo patatero sobre yo
que sé, cualquier coñazo que se me ocurra
Y nada más ya
Que la Fuerza os... ah no, eso es de la otra serie... mmm... ¿Qué las Redes
os acompañen? En fin, supongo que valdrá ¡¡Que las redes os acompañen!!
Ben Reilly.