Anteriormente en Asombroso Spider-Man: Peter Parker ha recuperado a su hija recién nacida, May Parker, de las garras de Norman Osborn al que ha descubierto en realidad como un Scrier al mando de Judas Traveller que había orquestado la saga del clon como un modo de probar a Peter. Como compensación, además de su hija, Traveller trae de vuelta a Ben Reilly. Ahora Peter y Ben son una especie de profetas o elegidos para los Scriers pero han logrado desembarazarse de ellos... al menos momentáneamente. Mientras en Nueva York, la Rosa ha extendido su imperio, gracias a la ayuda de un mercenario y antiguo amigo llamado Maslow, a costa de la vida de Fortunato. También la ha emprendido contra la policía en un intento de que NewTech consiga un contrato millonario con la alcaldía de la ciudad. NewTech, la empresa creada por Thomas Andersen, donde Nick Carter, periodista del Daily Bugle, descubrió varios robots conocidos como Temerarios e informó a su hermano Kris, policía, de ello pero todavía no ha obtenido ninguna respuesta. Mientras tanto, el nuevo Duende de la ciudad, Ken Ellis periodista del Daily Buble, investiga las familias mafiosas que pueblan la ciudad que nunca duerme y ansía ser contratado por la Rosa o Kingpin y expandir así su investigación. Investigación que también están realizando Arthur Stacy y Jonah Jameson sobre Spider-Man y las extrañas muertes que siempre le suelen rodear, incluidas las de Gwen y George Stacy. Al mismo tiempo, las elecciones a la alcaldía de Nueva York están a al vuelta de la esquina, el actual alcalde ha empezado a temer al candidato independiente Thomas Ellis, quien se dice que puede estar a sueldo de la Rosa a de Kingpin. El actual alcalde también tiene problemas con un nuevo Conmocionador, que actúa como justiciero extremadamente violento y que acaba de tener un encontronazo con el Buitre. Y ahora... ¡al turrón!

NUEVA YORK - CUARTEL GENERAL DE LA ROSA

Las notas de la conocida melodía de Suicide is Painless rompen la el silencio del despacho de la Rosa, segundo jefe mafioso en importancia en la ciudad y en meteórico ascenso al primer puesto. La Rosa descuelga su teléfono móvil.

- Una ambulancia acaba de traer al Buitre al hospital -anuncia una voz femenina por el teléfono móvil-.

- ¿Lograron nuestros hombres colocarle el rastreador al Conmocionador?

- Sí, señor. ¿Debemos proceder?

- Manténganse a la espera -dijo mientras colgaba el teléfono y volvía a dirigirse a los tres hombres que tenía delante-. ¿Por dónde íbamos?

Aquellos tres hombres eran los enlaces que tenía la Rosa con sus matones de más bajo calado, una molestia necesaria en el juego del crimen organizado.

- Aún no nos había dicho qué quería.

- Ah sí cierto. He mandado a cada uno de vuestros pisos franco un paquete con nombres y fotos de miembros del cuerpo de policía de Nueva York. Tenéis veda libre para acabar con ellos cuando tengáis una oportunidad.

Los tres hombres se miraron nerviosamente dudando de qué hacer. Finalmente, el que ocupaba el centro se decidió a hablar.

- Jefe... no es que no queramos cumplir sus órdenes pero... matar polis, no es un buen negocio.

- Tampoco lo es contrariarme.

Instintivamente los tres hombres dieron un par de pasos hacia atrás.

- Pero comprendo sus dudas -continuó la Rosa-. Y les garantizo que tanto ustedes como sus hombres tendrán absolutamente toda mi protección. Ahora iros y cumplid con vuestras órdenes, dejadme el resto a mí.

Los tres hombres parecían querer seguir protestando pero vieron que no iban a conseguir nada más que enfadar a la Rosa y eso sí que sería verdaderamente peligroso así que decidieron callarse sus dedos y salir del despacho justo a tiempo de cruzarse con Allan, el secretario genéticamente alterado de la Rosa que entraba en ese mismo instante.

- El Duende acaba de posarse en la azotea -anunció-.

- Excelente. Iré ahora mismo.

CASA DE LOS PARKER

- Estate quieto -dijo MJ mientras intentaba acabar de medir a Ben Reilly-.

- Me haces cosquillas.

- No seas crío, ya tenemos suficientes bebés en casa.

- Creo que May se acaba de ofender por ese comentario -dijo Peter que sostenía en brazos a su retoña-.

- No me refería precisamente a May.

- Lo que no sé es por qué estoy haciendo esto.

- Necesitas un traje de superhéroe nuevo.

- Ya tengo un traje de superhéroe.

- De hace cuanto, ¿una década?

- Eh, lo actualicé el año pasado.

- Es casi el mismo diseño que el de Peter. Ahora tendrás uno distinto.

- Podrías volver a llevar el de la Araña Escarlata -sugirió Peter-. Los Vengadores te ayudarían con todo el tema de ser tomado por villano... si alguna vez aparecen de nuevo.

- No es...

- ¡Absolutamente no! -dijo MJ levantándose y estirando un poco la espalda-. Ese traje era sólo una sudadera con un pijama rojo por debajo.

- ¿Y? -preguntaron al unísono Peter y Ben-.

- Es muy... de los noventa y los 90 pasaron hace mucho. Son el siglo pasado, ¿os acordáis?

- A mi me parece que fue ayer -dijo Ben-. Bueno, creo que son horas de ir a dar una vuelta por la ciudad. ¿Vienes?

Peter miró a MJ.

- Ve, ya acuesto yo a la niña

El Duende, Ken Ellis, esperó pacientemente en la azotea donde la Rosa le había convocado para una reunión. Aquella era la oportunidad que Ken había estado esperando desde que se había encontrado con un piso franco del Duende Verde repleto de material y había ideado el plan para hacerse pasar por criminal y conseguir información del mundo del crimen organizado.

- Llega puntual. Eso me gusta -dijo la Rosa que acababa de llegar a la azotea-.

- ¿Para qué me ha llamado? -dijo Ken que se alegró de que el aparato distorsionador de voz enmascarase el tono de duda y miedo que emanaba de su voz natural-.

- He seguido tu carrera con atención y pareces estar dotado para este trabajo, mucho más que de lo que Macendale nunca estuvo. Pero no te he llamado por eso. Toma -dijo mientras le lanzaba un paquete del tamaño de un libro-. ¿Conoces a Thomas Ellis verdad?

- ¿El candidato independiente a la alcaldía?

- El mismo. Es un viejo amigo de la familia y quiero darle un regalo para desearle suerte en su carrera política.

- ¿Un regalo? Mis honorarios son elevados para un simple trabajo de mensajería.

- Demuéstreme que es capaz de hacer un "simple trabajo de mensajería" y hablaremos sobre su incorporación a mi equipo de confianza.

- ¿Sólo entregar el paquete?

- Sin ser visto. Su presencia podría traerle problemas a mi amigo, y eso es algo que no bajo ningún concepto quiero.

- Trato hecho. Le llamaré cuando entregue el paquete.

- Perfecto -dijo la Rosa mientras veía cómo el Duende activaba su deslizador y salía volando. Pasados unos segundos y cuando la figura del Duende ya desaparecía en la lejanía, la Rosa cogió su teléfono móvil e hizo una llamada-. Va hacia allí, disponedlo todo.

Columpiándose en telaraña, los dos hombres-araña charlaban animadamente cuando...

- ¡Eh dominguero cuidado por donde vas! -gritó Peter justo a tiempo de esquivar un helicóptero de la policía que surcaba el cielo nocturno de la ciudad-. ¿Qué?

- ¿Dominguero? -preguntó Ben que acompañaba a Peter en la vigilancia-.

- ¿Qué? Es una expresión totalmente respetable.

- Si tú lo dices.

- La gente utiliza constantemente esa expresión.

- En los partidos de béisbol no paro de escucharla.

- ¡Pues la volveré a poner de moda!

- Uh... ¿no deberíamos seguir al helicóptero y ver que pasa?

Peter respondió afirmativamente aunque durante todo el trayecto siguió intentando convencer a Ben de la importancia de recuperar el término "dominguero" lo que hizo que Ben empezase a dudar de si era realmente un clon de Peter o quizás él estuviese empezando a desvariar tanto como él... porque alguna de las cosas empezaban a tener sentido.

Ambos llegaron a su destino, un antiguo edificio de apartamentos que estaba completamente rodeado por la policía.

- ¿Vas tú o voy yo? -dijo Ben pegado a la pared del edificio de enfrente-.

- Yo tengo más don de gentes. Espera aquí.

Peter se dejó caer desde las alturas hasta aterrizar ruidosamente justo encima de un coche de policía, que cedió bajo su peso, y haciendo que todos los agentes de la zona se girasen hacia él y le apuntasen con sus armas.

- Eh... perdón.

- Bajad las armas -dijo el detective Goddard-. Si quisiera hacer daño habría sido menos ruidoso.

-¿Qué ha pasado aquí? -preguntó Peter intentando obviar su poco afortunado aterrizaje-.

- Robo a mano armada en una licorería. Una patrulla acude al lugar y los muy idiotas de los ladrones abren fuego. Han mandado a los chicos al hospital, son los quintos de hoy y estos son los únicos a los que hemos podido cercar.

- Entonces a qué esperáis.

- Tu colega entró hace cinco minutos.

- ¿Daredevil?

- No, el otro Spider-Man con el que andas últimamente.

- ¿Uh? Acabamos de llegar.

- Pues alguien entró ahí balanceándose con una telaraña.

- ¿Llevaba mi uniforme?

- Sólo lo vi a lo lejos pero... ¿quién podría ser?

Peter accionó sus lanzarredes y fue hacia el edificio. Había poco gente con la que se pudiera confundir, uno de ellos era Veneno y si ese era el caso Ben iba a necesitar toda su ayuda.

- Ben... ¿me recibes? -dijo a través de la radio que habían instalado en sus trajes pero sólo recibió como respuesta el crispante ruido de la estática-. Maldito trasto.

El edificio había sido desalojado por la policía aunque, por el aspecto que lucía, llevaba bastante tiempo sin ser habitado. Peter fue avanzando pegado al techo buscando en cada rincón de aquel desolado lugar hasta encontrarse con lo que parecían dos hombres totalmente envueltos en telaraña y que habían quedado inconscientes. Peter se aseguró de que podía respirar a través de la telaraña y siguió avanzando buscando a Ben. De pronto empezó a escuchar ruido de golpes bastante por encima de donde se encontraba. Peter aceleró sus movimientos y fue desplazándose en telaraña hasta llegar a la escalera principal del edificio justo en el momento en el que, a la altura del último piso, Ben atravesaba una pared y caía al vacío. Peter actuó rápidamente y extendió una telaraña por todo el ancho de la escalera donde Ben se posó con brusquedad.

- ¿Estás bien? -preguntó-.

- ... no -dijo mientras se retorcía-.

Peter notó como la telaraña se movía justo cuando el atacante de Ben se posaba sobre ella. No era Veneno, aunque Peter se sorprendió cuando vio que era un chaval de apenas quince años que poseía seis brazos. Aunque eso no fue lo más sorprendente. Lo más sorprendente fue cuando de las manos de aquellos seis brazos salieron igual números de hebras de telaraña que se dirigieron hacia Peter.

TELARAÑAS POR AQUÍ, TELARAÑAS POR ALLÍ... QUE ASCO DE DESVÁN

Bueno, casi tres años después volvemos a las andadas, espero poder terminar la saga actual y llegar al 450 antes de que acabe el año... aunque puede que no lo consiga jejeje