CABALLERO LUNA VOL. 3 #68
La sombra de la Luna
Guión: Alex García
PORTADA: Marc Spector, vestido de Caballero Luna pero sin su máscara, lucha contra Marc Spector, vestido de chaqueta. Frenchie y Marlene observan al fondo.
Oficinas de SpectorCorp, 22:35.
Marc Spector estaba sentado en su despacho, trabajando; se había
quitado la chaqueta y aflojado su corbata para estar más cómodo
mientras revisaba varios informes de su compañía; un montón de papeles
cubría su mesa, casi ocultándola de la vista. Dio un largo sorbo a su
taza de café, saboreándolo largamente, como si fuese la primera vez
que probaba el café en años. Enfrascado como estaba en su trabajo,
apenas se dio cuenta de que alguien estaba llamando a la puerta con
los nudillos. Como estaba cansado de estar sentado, se levantó para
abrir la puerta, pero le sorprendió que allí no hubiera nadie.
Nuevamente oyó el sonido de unos nudillos, pero esta vez se dio cuenta
de que no golpeaban madera, sino cristal. Se volvió para ver al
Caballero Luna abriendo la ventana de su despacho.
- Ya que no me abre la ventana, he decidido hacerlo yo mismo - dijo el
Caballero mientras entraba.
Marc Spector se cruzó de brazos: había estado esperando este
encuentro, y estaba preparado.
- Bien, bien, así que es usted el Caballero Luna; es un placer
conocerle al fin - dijo Spector con sarcasmo.
- Dejémonos de historias y vayamos al grano - respondió el
encapuchado -; usted no es Marc Spector.
- ¿No lo soy? Pues debo ser su hermano gemelo, ¿No le parece?
- Es usted un impostor... - dijo el Caballero, que realmente ya no
sabía que decir, desconcertado como estaba al hablar con un doble
perfecto de sí mismo.
- ¿Yo soy un impostor? ¿Y qué hay de usted? ¿Cree que por ponerse
ese traje es el Caballero Luna? Pues resulta que está muerto, amigo
mío... yo lo sé mejor que nadie.
El pulso del Caballero Luna se aceleró al oír esas palabras: ¿Qué
sabía aquel hombre que parecía un reflejo de sí mismo sobre su muerte?
Como si leyese su mente, Spector dijo con una sonrisa:
- ¿Por qué no me obliga a decírselo?
El Caballero Luna avanzó, dispuesto a sacarle la verdad a golpes a su
doble, cuando de repente alguien llamó a la puerta.
- Señor Spector, ¿Puedo entrar? - Era una voz de mujer, sin duda su
secretaria.
- No hemos acabado aún - dijo el Caballero mientras salía por la
ventana.
- Efectivamente - respondió Spector, mirando a la ventana abierta -,
acabamos de empezar.
Mansión Spector.
En el tejado, Marlene Alraune contempló cómo el Lunajet aterrizaba
silenciosamente; del vehículo bajaron Jean Paul Duchamp - Frenchie - y
el Caballero Luna.
- Marc... ¿Le has visto? - preguntó ella. El Caballero Luna se quitó
la máscara.
- Ojalá no lo hubiese hecho - replicó él -; era como estar hablando
con... con un espejo. Y lo peor de todo...
- ¿Qué, Marc? ¿Qué es lo peor? - preguntó Frenchie.
- Lo peor de todo es... que no estoy tan seguro de que él no sea el
auténtico Marc Spector.
Salón principal de la Mansión Spector.
Marlene, Marc y Frenchie estaban sentados, mirando al vacío, cada uno
sumido en sus propios pensamientos.
Marc Spector estaba confuso; había vuelto de la muerte sólo para
encontrarse conque alguien idéntico a él había reclamado su nombre;
pero ¿Y si ese hombre no era un impostor, sino el verdadero? ¿Y si él
mismo era una copia, una sombra creada por Khonshu para seguir con la
misión encomendada al Caballero Luna original? Estaba a punto de
sufrir una crisis de identidad, peor aún que cuando empleaba otras
tres personalidades.
Frenchie meditaba sobre lo sucedido: al descubrir que el último año
de su vida era una mentira no había podido evitar alegrarse, puesto
que entre otras cosas había recuperado el uso de sus piernas, pero no
podía evitar preguntarse a sí mismo varias cosas; si Chloe, su amada,
evidentemente no era una Templaria, dedicada a proteger al heredero de
la Estirpe, ya que no existía, ¿Era falso también el amor que había
sentido por ella? Hacía tiempo que se habían separado... ¿Por
cansancio o porque les habían condicionado para ello? ¿O porque la
ilusión del amor se había desvanecido al fin? Tenía que averiguarlo...
Miró al hombre que tenía enfrente... era Marc, sin duda. Había pasado
muchos años junto a ese hombre como para tener dudas; el problema era
que el propio Marc empezaba a tener dudas de su propia identidad...
Frenchie temía que la historia volviese a repetirse.
Al principio Marlene Alraune dudaba de que el hombre a su lado fuese
Marc Spector, confusa como estaba al haber visto a otro hombre
idéntico a él. Luego lo miró, miró esos ojos cansados que sin embargo
tenían un brillo especial, un espíritu de lucha que no podía ser
reprimido fácilmente: fue entonces cuando reconoció al hombre que
había dado su vida años atrás para protegerla, el hombre que se alzó
de entre los muertos ante ella.
El hombre que estaba en esa sala era Marc Spector, sin duda.
- Marc - dijo -, no importa que ése hombre se parezca a ti... tú eres
el auténtico.
- ¿Cómo puedes estar segura, Marlene?
- Simplemente lo estoy - respondió mientras lo abrazaba.
Pasados unos minutos, Marc se separó de ella con renovado ímpetu.
- Frenchie - dijo -, empaqueta todas las cosas relacionadas con el
Caballero Luna, así como todo lo que demuestre que hemos estado aquí.
- Oui, Marc. ¿Puedo preguntar por qué?
- Nos mudamos - fue su única respuesta.
Afueras de New York.
- Bien, ya han visto la mansión; como ya les dije, está en bastante
buen estado a pesar del tiempo que lleva abandonada. ¿Qué opinan? -
preguntó un hombre bajo de unos cincuenta años.
- Soberbia - replicó Marc -; nos la quedamos.
Marlene y Frenchie no sabían qué pensar; de repente Marc había cogido
el teléfono y había llamado a una inmobiliaria. La agencia les llevó
hasta esa casa, antiguamente propiedad de una estrella de cine de los
sesenta que se había suicidado al descubrir que su marido le era
infiel con otra mujer. ¿Para qué quería Marc aquella casa?
- Bueno, no lo sé - dijo el hombre -, tengo varias ofertas por la casa
y...
Marc sabía, por el estado de la vivienda, que poca gente podría estar
interesada en vivir allí. Aún así, decidió seguirle el juego al hombre;
sacó un talonario de cheques y firmó uno. Marlene apenas pudo contener
una exclamación de sorpresa al ver el nombre de la firma, cosa que no
pudo hacer el vendedor al ver la cifra del cheque.
- Bu... bueno, supongo que usted necesita más la casa... - tartamudeó.
- Exacto.
- En ese caso - dijo, reponiéndose -, es suya. Le mandaré los papeles
para firmar mañana a primera hora, señor Grant.
Una vez el hombre se fue, Marc se encontró con los rostros preocupados
de Marlene y Frenchie.
- ¿Qué pasa?
- ¿"Grant"? ¿Como "Steven Grant"? Marc,
¿Qué te propones? - preguntó el francés.
- Calmaos - levantó las manos -; aún conservo varias cuentas de mi
identidad de Grant, y durante todo el asunto de Seth ingresé varias
cantidades en caso de que consiguiese adueñarse de mi compañía. Además,
no podemos usar los fondos de Spector, o quien quiera que sea el que
está usado mi nombre sospechará. Prefiero mantener el anonimato... por
ahora, así que de momento podéis volver a decir "hola" a Steven Grant.
- Marc, creo que la gente sospechará al ver que Marc Spector y Steven
Grant son idénticos - dijo Marlene.
- Ya pensaré en algo. Ahora tengo que irme; limpiad un poco la casa,
¿vale?
- ¿Adonde vas, Marc?
- A renovar mi licencia de conducir, francés. La necesitaré para
conducir el taxi...
- Oh, dios - dijo Marlene una vez Marc se había ido -. Está volviendo
a pasar, Frenchie. Se volverá loco otra vez, sin saber quién es en
realidad.
- Esto sólo durará hasta que consiga desenmascarar al impostor,
Marlene; por eso tenemos que ayudarle, para que esta pesadilla se
acabe cuanto antes.
- Espero que tengas razón.
- Y yo. Ahora voy a buscar el Lunajet y luego arreglaremos la casa un
poco, ¿vale?
- Está bien.
Sola, delante de la mansión, Marlene no pudo reprimir un escalofrío
que nada tenía que ver con el frío viento que soplaba.
Un taxi se paró ante la mansión. A Marlene no le costó mucho esfuerzo
reconocer el viejo vehículo; vestido con ropa de calle usada, Marc se
bajó del coche.
- Y...¡Jake Lockley ha vuelto! - dijo mientras sacaba unas bolsas del
coche.
- Steven... digo, Marc - Marlene no pudo evitar avergonzarse al darse
cuenta de que había caído en el error de volver a llamarle así -, me
preocupa que vuelvas a confundirte, a no saber quién eres...
- Y a mí también - respondió él, muy serio -, pero voy a necesitar
toda la ayuda que pueda, y sólo como Lockley puedo conseguir
información que el Caballero Luna no podría obtener a puñetazos.
- Marc...
- Relájate, rubia, todo está en orden. Y ya sé cómo resucitar a Grant.
Sígueme.
- Sorprendente - dijo Frenchie. Los tres estaban en el cuarto de baño,
que había cobrado mejor aspecto después de una limpieza intensiva.
Pero lo que había sorprendido al francés no era eso, sino la
transformación que había sufrido su amigo: con el pelo teñido de negro
y echado hacia atrás, unas gafas y una perilla falsa, era difícil de
creer que ese hombre fuera Marc Spector.
- Afortunadamente - dijo Marc -, en mi época de Grant fui bastante
discreto, así que hay pocas fotos mías, con lo que con suerte nadie
relacionará a Grant con Spector. Además, siempre podemos decir que
existe algún parentesco entre los dos... quizás primos lejanos.
- Con suerte... - le recordó Marlene.
- No podemos fiarnos de otra cosa - alguien golpeó la puerta de la
entrada -. Bien, el servicio ya ha llegado. Vamos a recibirles,
¿Queréis? .
- ¿Servicio? ¿Cómo has encontrado gente tan pronto? - preguntó
Marlene, extrañada.
- Imagino que serán gente de confianza ya que inevitablemente
averiguará tu identidad secreta.
- Tranquilizaos - dijo Marc mientras abría la puerta -; son gente de
total confianza.
Un hombre y una mujer, de edad avanzada, estaban en la puerta,
sonrientes. Marlene y Frenchie les reconocieron inmediatamente.
- ¡Nedda! ¡Samuels! - dijo Marlene mientras los abrazaba -, ¡Cuánto
os he echado de menos!
- Y nosotros a usted, señorita Alraune - Samuels miró a Marc -.
Curioso cambio de imagen, señor.
- No es muy bueno si me habéis reconocido, amigo.
- Hemos trabajado mucho tiempo con usted como para no reconocerle
aunque se disfrace, señor - dijo Nedda.
- Bueno, ya que estáis aquí - dijo Frenchie - pasad, yo os traeré
las maletas.
- No será necesario, señor. Una joven encantadora, que tengo entendido
va a trabajar aquí con nosotros, nos trajo en coche; ahora está
aparcando e insistió en que ella traería las maletas.
- ¿Has dicho una joven? - el corazón de Jean Paul se aceleró; sólo
podía tratarse de una persona. En ese momento pudo ver a una mujer
joven, de cabello moreno, que cargaba con varias maletas.
- Podrías echarme una mano, Jean Paul - sonrió -, sobre todo ahora
que puedes caminar de nuevo.
- ¿¿Chloe??
PRÓXIMO NÚMERO: Steven Grant vuelve, y Jake Lockley conduce de nuevo
su taxi. Continúa el misterio de Marc Spector y el Caballero Luna se
enfrenta a lo que queda del Imperio Secreto. ¿Y el retorno de
Medianoche?
LUNABASE
Bueno, tenemos carta (¡La primera! ¡Bieeen!),
curiosamente de uno de los editores, Carlos Correia. Paso a responder:
Hola, Alex!
Te escribo al correo del Caballero Luna para felicitarte.
Tras los tres números de Pablo, en los que sólo pasaba una cosa por
número (y encima, esa cosa era la muerte de uno de los protagonistas),
entre el número de Peter y los tuyos habéis conseguido arreglar el desaguisado.
Felicidades.
Graacias. De verdad que sí. Aunque aún no he terminado...
y sí, claro que acabaré algún día. Ya falta menos...
Quería preguntarte un par de cosas sobre la serie:
- ¿Volverá Marc a tener varias personalidades, o
te vas a quedar en una sola? ¿O lo harás según te dé por ahí, es decir,
con una principal y las otras simplemente cuando sean necesarias?
"Pos" lo segundo, es decir, seguirá siendo Marc,
pero debido a los acontecimientos se verá forzado a volver a ser Grant
y Lockley. Procuraré que no vuelva a chiflar con el tema de sus personalidades...
- ¿No crees que, entre tanta resurrección y cambio
de personalidad, necesita una cita con Doc Samson? ;D
Podría, podría ser. Pero no creo que Marc se fiase de
un tío que tiene el pelo verde... ;D
- ¿Volverá la Mosca a escena?
No desde que se lo cargó el Azote (ya sería mucho
retconear, ya). Y no, no creo que vaya a crear una nueva...
- ¿Saldrá el peor enemigo del Caballero, el temible
Kavanagh? ;DDD
Puess... me estaba planteando el cargármelo, pero tengo
miedo de que luego me retconeen la historia...
- ¿Se nota mucho que escribo esta carta esperando
que tu escribas a mis series?
Qué va, qué va... un día de estos lo hago, prometido.
Y nada más. Los que queráis seguir el ejemplo de Carlos
(que 'pa' eso es el editor, jeje), no tenéis más que escribir
a alexmola@hotmail.com.