CAPITAN AMERICA #459
Preludio a la Cronotormenta
Guión:
Luis Capote
NOTA ACLARATORIA: Los acontecimientos relatados en este número se producen y entrelazan con los de Vengadores #407
Se está haciendo tarde, pensó el Capi mientras enfilaba su motocicleta en
dirección a la mansión. Sharon, la Agente 13, lo estaría esperando, o eso
quería creer. Había sido un día muy intenso, tanto que apenas notaba la
falta de sueño de las noches precedentes. Demasiadas emociones, demasiados
cabos sueltos, demasiadas implicaciones para poder asumirlas de golpe y
porrazo. Pensaba en Rachel1 y en que todo había empezado cuando inició su
búsqueda y se topó con un cargamento de armas destinado a extremo oriente en
el que podía haber implicada demasiada gente importante. No era la primera
vez que tenía que enfrentarse a los poderes públicos... mejor dicho, se
corrigió mentalmente, a quienes manipulaban al interés general en pro de su
propio beneficio, con resultados catastróficos2. Combatir a megalómanos
hiperpoderosos era una cosa, pero tener que remover la basura del país era
algo bien diferente. Su mente recordó el desprecio con el que el falso Nick
Furia había dicho aquellas palabras: "Ahora no vamos atacando de frente,
porque tampoco lo hacen nuestros enemigos. Eso queda para los imbéciles para
que los que existe tu club social, necios como Kang o Gravitón." La voz no
era la de su amigo, pero los pensamientos quizá sí lo eran... no hacía tanto
que Furia había intentado hacerse con el control de la antigua Stark
Internacional3... quienquiera que fuera el director de aquella trama
conocía lo bastante para hacer creíble un s.d.v. del Coronel. Si DePaul
tenía razón y había una implicación del gobierno a los más altos niveles,
tendrían acceso a la información necesaria sobre Furia ¿También podrían
llegar hasta él? Tal vez. Tal vez no. La incertidumbre fortaleció su
determinación de llegar hasta el final del asunto y llevar a los
responsables del mismo ante la justicia.
Entró como de costumbre por la verja hasta alcanzar la mansión. Guardo la
motocicleta en el lugar de siempre y se dirigió al recibidor. Allí, Jarvis
lo recibió con la cortesía habitual
- Buenos días, Capitán. Espero que esta jornada haya sido fructífera.
- Más que la última, Jarvis ¿Ha llegado ya la señorita Carter?
- ¿Peggy? Aún no se ha ido de su puesto, Capitán.
- No... no me refería a Peg, Jarvis... Edwin. Hablaba de Sharon.
- ¿Sha...? Capitán...
- Está viva. Va a venir hacia aquí, y en la excitación de las últimas
horas olvidé que Peggy no lo sabe.
- Con el debido respeto, Capitán, creo que inconscientemente ha tomado usted
la decisión más acertada. Ms. Carter, Peggy, es una mujer fuerte. Es mejor
que no le oculte por más tiempo que su hermana está viva.
- Como siempre, agradezco el consejo, pero debe de ser Sharon la que se lo
diga. Creo que es algo en lo que debemos permanecer al margen.
Jarvis asintió con la cabeza y no dijo nada más. Apreciaba mucho a Peggy y
deseaba fervientemente que no sufriera, pero creía que no le haría demasiada
gracia saber que había llorado inútilmente la muerte de su hermana. Mientras
regresaba a la cocina, sus pensamientos pasaron de su amiga al Capitán,
intuyendo que su confusión habría sido bien grande, habida cuenta que Sharon
era su prometida. Luego pensó en su madre y en Glory y se preguntó qué
podría impulsarle a él a hacerles ver que había muerto o a la inversa, cómo
se tomarían ellas que él volviera a sus vidas en parecidas circunstancias.
Al Capitán, concluyó, le esperaba una tarea que se presumía difícil.
Mientras, Steve había tomado el camino de sus habitaciones, confiando en
descansar un poco antes de la llegada de Sharon. Olvidó decirle a Jarvis que
la guiara hasta allí, evitando un encuentro con Peggy. Ella merecía saber
que su hermana pequeña estaba viva, pero tenía que ser ésta la que se lo
dijera. No quería tomar la iniciativa porque desconocía cual era la postura
de Sharon sobre el particular. La desconocía como desconocía todo lo de
aquella mujer que había significado tanto y que ahora era casi una
desconocida. Habían zanjado sus diferencias y quería creer que ella no había
olvidado del todo la vida que habían compartido, pero Steve se preguntaba
qué quedaba de la antigua Sharon en esta nueva y endurecida personalidad de
su redivivo ex amor. Sumido en sus pensamientos, entró en la habitación
cerrando la puerta tras de sí y a oscuras, se tumbó en la cama, intentando
poner en claro sus sentimientos. Una vez amó a Sharon como a su vida. Cuando
ella desapareció se acostumbró al dolor y el tiempo lo fue mitigando. Luego
apareció Bernie. Y después Rachel. Amaba a Rachel y se había embarcado en su
búsqueda, dispuesto a demostrarle que él no estaba en lo alto de ningún
pedestal, pero el regreso de Sharon lo volvía todo del revés ¿Amaba a
Sharon? ¿Amaba a la nueva Sharon? Cuando el teléfono sonó, lo cogió de un
salto. Jarvis le comunicaba que un coche de SHIELD transportaba a la Agente
13 de camino a la mansión. Mecánicamente, el Capitán le respondió pidiéndole
que llevara a la visitante al gimnasio y se mantuviera cerca de Peggy.
Una vez se encontró en el gimnasio, se mantuvo ocupado haciendo sus
habituales ejercicios acrobáticos. Su cuerpo los ejecutaba como actos
reflejos y sólo los buenos conocedores de su estilo advertirían que se movía
con el automático puesto. Su mente estaba fija en la puerta, y cuando esta
se abrió se dirigió, sin prisa pero sin pausa, hacia ella, plantándose ante
Sharon Carter, la Agente 13, cuando ésta la cruzó.
- Buenas noches, Capitán ¿Deseabas verme?
- Buenas noches, Agente 13. Tenemos que hablar.
- Espero que sea importante. No me hace gracia dejar el trabajo a
medias, y
mucho menos venir desde el sudeste asiático en un transporte de SHIELD. Y tú
mejor que nadie deberías saberlo.
- Sharon - continuó el Capi, consciente de que las formalidades
habían
terminado - No te habría hecho venir sin una buena razón, y la tengo. Tú
quieres saber quién enviaba las armas a la zona para mantener el conflicto
indefinidamente. Yo quiero averiguar hasta donde alcanza esa red. Ambos
queremos saber qué es lo que pasa en SHIELD.
- ¿Tienes un indicio? - su expresión cambió sensiblemente, pero Rogers no
estaba seguro de que hubiera dejado de ser del todo hostil - Cuéntame...
- Hace unos días tropecé casualmente con una operación de tráfico de armas.
Contra todo pronóstico, apareció implicado un agente de SHIELD que apuntó
hacia altos cargos gubernamentales. Hoy he tenido la confirmación de que
decía la verdad. De alguna forma, alguien desde un nivel muy alto ha estado
desviando armamento fabricado para SHIELD hacia una zona de conflicto.
- ... y alimentando una guerra. Lo sé. Lo descubrí en cuanto llevaba unos
días en la zona. Tendría que ser tarada para no haberme fijado en los
modelos de armas que llevaban algunos soldados. entonces me quedé aislada
tras las líneas enemigas. Si me dices que alguien de la casa estaba
implicado, sólo confirmas mis sospechas.
- ¿Sospechas acerca de SHIELD?
- Sí. Me envían a una misión, descubro que mi agencia puede estar implicada
y
me hacen borrar del mapa. Sin contactos, sin recursos, en medio de un país
en guerra, con un gobierno hostil.
- No podemos afirmar que todo SHIELD esté implicado, Shar.
- ¿No? - atajó Carter mirando a Rogers con frialdad - Ya viste cómo me
trató
la Condesa cuando pisamos el Helitransporte4. Preferí confiar en Cráneo
antes que en cualquiera de ellos, y volvería a hacerlo, sobre todo ahora que
Furia está muerto.
- Precisamente por eso estás aquí. Quiero que me ayudes a descubrir qué es
lo que está pasando en la agencia.
- ¿Qué...? ¿Te has vuelto...?
- Escúchame, Sharon. Hoy por hoy eres una agente libre. Desconfías de SHIELD
y deseas averiguar la verdad. Cuando te dejé, antes de enfrentarnos a
Onslaught, no quisiste acompañarme, porque aspirabas a ayudar a los que,
como tú, habían sido oprimidos por un régimen cruel5. Averiguar quién
maneja los hilos es tan importante como empuñar un arma en unos arrozales.
- Entonces déjame a mí los arrozales y dedícate tú a ejercer de detective.
- No puedo, Sharon. Lo he intentado, pero llamo demasiado la atención, y
eso no sólo no ayuda a la investigación sino que está atrayendo el peligro
sobre demasiada gente. Es un trabajo que requiere sigilo, la cualidad de un
espía, y no he conocido nadie que iguale tu capacidad.
Carter no contestó. Lo miró a los ojos con expresión casi suplicante. Luego
sacudió la cabeza y habló nuevamente.
- Vámonos fuera de aquí. Necesito tomar el aire.
Subieron hasta la azotea del edificio. La noche había caído sobre la ciudad,
y por todas partes se observaba el titilar de miles de luces, provenientes
de los edificios vecinos. Ninguno había pronunciado palabra, y al llegar,
Sharon se sentó en el borde, dejando las piernas colgar. El Capitán
permaneció en pie, esperando algo, pero sin saber exactamente el qué.
- ¿Tienes idea de lo que me estás pidiendo?
- Lo sé
- No, no lo sabes. Me estás pidiendo que averigüe quién y por qué me
robaron la vida que tenía, y que una vez lo haga no le meta un tiro entre
las cejas.
- ¿Crees que yo no me lo pregunto, Sharon? - respondió Steve mientras tomaba
asiento a su lado - Durante todo este tiempo te he llorado, recordado y
maldecido a los que te arrebataron de mi lado. Descubrir que estabas viva ha
hecho que me pregunte quién pudo gastarnos una broma tan cruel. No quiero
que sufras más, pero si yo continúo solo, más personas inocentes se verán
envueltas en este desastre. No puedo forzarte a aceptar, sólo te ruego que
medites tu respuesta.
Sharon se volvió hacia él y lo miró de nuevo. De sus ojos había desaparecido
la expresión de súplica y Steve atisbó cómo a ellos afloraba un gesto de
comprensión.
- Maldito seas, Steve - musitó - Acepto. Y no se te ocurra darme las jodidas
gracias. ¿SHIELD pondrá pegas?
- Después de lo de anoche, pude sacar sin mucha insistencia el compromiso
por parte de Val de tu colaboración en la investigación. La agencia se
mantendrá al margen. A todos los efectos, sigues siendo una agente libre.
- ¿Hay alguien más investigando por su cuenta?
- La gente de Código Azul. Su jefe, el Teniente Stone, es un oficial muy
competente, y un buen hombre. Tendrás acceso a la información de la que
disponen los Vengadores.
- Los chicos en pijama se preocupan por el tráfico de armas. Un cambio
interesante respecto del grupo que conocía.
Steve no contestó a la ironía. ¿Tendría razón Furia? ¿Cuándo se habían
dedicado los Vengadores a una cosa como la compra y venta de mercancía
ilegal? Recordó de repente las palabras de Spider-Man: alguien tenía que
enfrentarse a los Kingpins del mundo, ya que ellos no lo hacían6. ¿Esa
era la imagen que daba el grupo? Era algo sobre lo que meditar, pero el
ruido de una puerta que se cerraba tras de ellos lo devolvió al mundo real.
Era Peggy. El Capi sintió como si el mundo se abriera bajo sus pies, e
intentó hablar pero la recién llegada se le adelantó.
- No te preocupes, Steve. Todo va bien. Hola, Sharon.
- Hola. Peg - respondió la joven al tranquilo saludo de su hermana mayor.
- ¿Lo... lo sabías? - inquirió el Capitán - ¿Sabías que ella estaba viva.?
- Perdóname, Steve - respondió Peggy - Sabía que Sharon no había muerto en
aquella misión. Dugan me lo confió justo después de que Madre Noche y el
Reverendo Sangre me controlaran mentalmente usando los dolorosos recuerdos
de aquel día7, pero me pidió que no te lo revelara. Lo siento de veras.
Steve sintió una presión en la base del estómago semejante a un puñetazo,
pero ninguno de los golpes de sus adversarios podía llegar a hacerle tanto
daño como aquella revelación. Se levantó y miró a los ojos a su vieja amiga,
pero no pudo articular palabra.
- Sé que es difícil aceptarlo - siguió hablando Peg, sin dejar de mirarle a
los ojos - pero Dugan sabía como yo sabía que de haber conocido la verdad,
habrías removido cielo y tierra hasta dar con ella. y por aquel entonces,
Sharon había sido dada por desaparecida y no quise crearte falsas
esperanzas, Steve. Quisiera que me perdonaras, pero no puedo pedírtelo,
amigo mío.
- No te preocupes, Peg - respondió al fin - Hiciste lo que creíste mejor
para todos - y poniendo su mano sobre el hombro de ella, añadió - Han sido
muchas sorpresas. Tendréis mucho de lo que hablar, así que me voy abajo.
Sharon se había puesto en pie y vio como Rogers desaparecía por las
escaleras que llevaban al interior. Por su parte, Peggy se había quedado
inmóvil y había cambiado su tranquila expresión por otra de creciente
angustia. Ninguna de las dos sabía como romper el silencio hasta que por
fin, Peg se decidió.
- Hola otra vez, hermanita - dijo con la voz rota
- Peg... yo... me alegro mucho de verte - y la abrazó con fuerza - la dama de
hierro había dejado paso a unas emociones sumamente humanas.
- Cuando Dugan me lo dijo - sollozó - fue como si Dios hubiera escuchado mis
plegarias. No me importaba que estuvieras desaparecida. Había recuperado la
esperanza. Sólo lamento lo de Steve.
- Sssshhhh - la cortó Sharon - Quizá sea mejor así, Peg. No queda mucho de
la Sharon Carter que él conoció. Tenías razón al decir que habría ido en mi
busca de haber sabido la verdad, y se habría encontrado con una extraña. Él
ha podido rehacer su vida.
- ¿Eso crees, Shary? - Puede que Steve haya seguido viviendo todos estos
años, pero sé perfectamente que nunca ha dejado de pensar en ti. Para él, el
reencuentro habrá sido tan duro como para ti. Os conozco bien a los dos. Lo
suficiente como para saber que aún sentís algo el uno por el otro.
- Estuve en su apartamento, Peg - dijo Sharon sin transmitir emoción
alguna - Había fotos de otras mujeres. Él sólo ama mi recuerdo.
- Creo que estás buscando una excusa para no tener que enfrentarte a lo que
sientes. Y no creas que has cambiado tanto como para no reconocer cuándo
estás intentando mentirme, hermanita.
- La misma Peg de siempre ¿hm? - contestó Sharon con una leve sonrisa que,
acto seguido, se esfumó - Steve fue mi ancla, la esperanza a la que me
aferré en los peores momentos, pero no puedo negar la realidad: no soy la
misma, Peg. La persona que todos conocían desapareció, y no va a volver. Las
cosas no van a volver a la normalidad, porque no hay normalidad a la que
retornar.
- Te entiendo, hermanita. Pero recuerda que tomes la decisión que tomes, no
estarás sola.
Sharon respondió abrazándola de nuevo, pero de improviso, el cielo nocturno
pareció oscurecerse un poco más sobre ellas. Ambas levantaron la cabeza
hacia aquella sombra, pero no tuvieron ocasión de gritar.
Mientras, el Capitán había regresado al interior de la mansión, y se dirigía
a su cámara cuando al pasar ante la habitación de Ojo de Halcón, la puerta
se abrió y dejó salir a un frustrado arquero8. Los acontecimientos que se
sucedieron se relatan en otro lugar, pero al final de la velada, la mansión
tenía un visitante inesperado, Kang el Conquistador, que había pronunciado
unas fatídicas palabras:
- Oh, si lo es. Vengadores, si aprecias sus vidas, debéis ayudarme a luchar
contra mi contrapartida. Luchareis junto a mí... si queréis volver a ver con
vida al Hombre de Hierro y a la Avispa.
Daba inicio la Cronotormenta.
1.- Su compañera y amante, Rachel Leighton, Iguana.
2.- Por ejemplo, la mítica saga en la que el Capi se enfrentaba al Imperio Secreto y descubría que el Número Uno del mismo no era otro que el principal funcionario de los Estados Unidos de América.
3.- Pasó en Iron Man 128-129, coincidiendo con la primera crisis alcohólica de Tony Stark.
4.- En la saga Primer Signo.
5.- En Capitán América nº 454
6.- Lo dijo en Vengadores nº 318
7.- Se vio en Vengadores nº 325
8.- Pero lo que hablen el Capi y Ojo de Halcón es algo que podéis leer en Vengadores #407
BARRAS DE PAN Y SOPA DE ESTRELLAS
Enlazamos aquí con los acontecimientos de la serie Los Vengadores. Sólo
queda decir que ¡nos vemos en la cronotormenta! Y pasemos a las cartas, si
es que hay alguna. pues no, no la hay, así que ¡hasta la próxima!