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PORTADA
Su familia murió por estar en el sitio equivocado en el momento equivocado. Lo ha perdido todo y no le queda más que la venganza. Ese día Frank Castle murió para convertirse en EL CASTIGADOR.
 
Castigador

CASTIGADOR VOL. 3 #33
Herencia Justiciera IV: Libertad
Guión: Vicente de los Santos

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PORTADA: Un cementerio cubierto de hojas otoñales. Vemos en primer plano una tumba donde tras leer dos fechas, podemos leer el nombre de “Frank Castle”. En la lápida hay pintado con un spray un cráneo blanco.

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Nueva York. Medianoche

Un coche se detuvo ferozmente con un pequeño derrape. Una discusión acalorada procedía del interior y poco a poco iba trasladándose a la calle cuando sus ocupantes abandonaron el vehículo que parecía echar humo como si estuviera exhausto. Los dos jóvenes que bajaron del coche se internaron en un parque, dividiéndose y corriendo como si les fuera la vida en ello. Uno de los inesperados corredores de fondo golpeo con el hombro a un anciano que paseaba con su perro faldero, provocando el susto de este y el recital de insultos por parte de la persona mayor, pero nada pareció importarle a aquel chaval que llevaba una desgastada camiseta de Public Enemy. Mientras corría adentrándose en la frondosa arboleda pensó donde demonios se habría metido su colega, pero en fracciones de segundo dejó de pensar en él y volvió a centrarse en su agónica carrera hacía la libertad.

Dejó los árboles y se encontró con una amplía explanada que durante el día servía de improvisada pista de circulación para bicicletas y patines. Continuó la marcha hasta que un tiro de advertencia le hizo parar el seco. Una figura salió de los árboles, dejando que sendos punteros láser bailasen por el cuerpo de aquel chaval. Aquel individuo, ataviado con un traje negro de kevlar con un cráneo negro y el rostro cubierto por una mascara no parecía tener intenciones de titubear a la hora de abrir fuego.

- Culpable – dijo el vigilante – culpable de matar a Yori Hitonani en su tienda de ultramarinos. Culpable de robar su dinero y dos botellas de whisky.

- ¡Venga ya Punisher! – Exclamó el joven nervioso - ¡No está muerto y además no estaba sólo... Freddie también venia!

- Tú eres más importante que ese Freddie en la jerarquía de hombres de Velásquez. ¿Verdad?

- ¡Que va tío! ¡Te equivocas en serio! – volvió a exclamar sintiendo como el sudor comenzaba a recorrerle la frente.

- Sabes que no me equivoco – respondió el vigilante sacando un par de esposas de su cinturón mientras con la otra mano continuaba apuntando a su víctima.

- ¡En serio tío! ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Puedo contarte algo de Velásquez?

El individuo armado indicó con la pistola la posición de las esposas que acababa de tirar cerca del joven delincuente. Este se percató de lo que sucedía y parecía extrañado con aquella situación.

- Así que... ¿es verdad lo que dicen en las calles?

- ¿Qué dicen en las calles? – preguntó Bourne1 - ¡Y ponte las esposas!

- Eres un Punisher falso. El auténtico tendría a Freddie hablando y a mi muerto...

Bourne quitó el seguro a una de las pistolas y dejó que el puntero láser le marcase la frente al joven, que sintió como manchaba los pantalones con una cascada de miedo en forma de orina. Sabía que había apostado demasiado alto y quizás podía ver su muerte mucho más cercana de lo que creía.

- Tu amigo no es más que un carterista que no lleva ni dos meses con tu jefe. Tu sabes más cosas, eres más interesantes y de momento te mantendré con vida hasta que piense la forma en la que voy a matarte... ¡ahora ponte las jodidas esposas si no quieres que intente averiguar si puedo acertar con dos balas en el mismo agujero que le haga a tu cráneo!

El joven se tiró al suelo, aterrado, y se colocó las esposas esperando que aquel nuevo justiciero no siguiera el mismo modo de actuación que su predecesor.

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Horas más tarde... en un viejo apartamento del bronx.

Podría haber tenido una casa mejor, el dinero que había ganado en su etapa de mercenario anti terrorista le hubiera permitido sin duda alguna gozar de una casa de dos plantas con vistas a un parque en lugar de a una cancha de baloncesto desde donde decenas de camellos pasaban a lo largo del día burlándose de la ley y tentando la inocencia de sus jóvenes compradores. Aquel apartamento tenía un cuarto de baño minúsculo, con un fuerte hedor continuo que provenía de la solera de las tuberías. Algo que parecía ya algo cotidiano para su inquilino. De la misma manera el sofá cama era incapaz de recordar la última vez que había tenido sabanas limpias y la nevera el tiempo que llevaba de ermitaño aquel paquete de queso en lonchas.

La puerta se abrió y James Bourne entró tirando la mochila al suelo. Se dirigió al fregadero y bebió agua apoyándose de sus dos manos. Aprovechó para echarse algo de agua a la cara. Se acercó a la única ventana del salón, casi apresada por un gran letrero de neón del club que había bajo sus pies.

Se quedó mirando a dos tipos que reían abiertamente, sentados en un banco cerca de la cancha de baloncesto. Seguramente dos camellos, o dos pandilleros de poca monta. Pensó en volver a ponerse el traje de kevlar y salir ahí fuera a partir unas cuantas caras, pero no tenía fuerzas. No se sentía con la motivación suficiente, aquella muerte inocente2 le atormentaría siempre...aunque intentara redimirse limpiando las calles y haciendo de aquel sitio un lugar más seguro. Recordó a Frank Castle, el Castigador original y pensó como demonios obtenía las fuerzas para seguir su lucha a diario... aquello no era como la lucha anti-terrorista... era peor...

Se acercó a la mochila y sacó el traje. Seguía escuchando las risas de aquellos dos pandilleros, contempló el cráneo blanco, que le miraba con sus dos cuencas vacías como si estuviera rechazando que no fuera Frank Castle quien portase tal insignia. Tras una o dos vacilaciones, dejó caer el traje y se dirigió a la ducha...

A pesar de no contar con agua caliente, Bourne dejó el cuarto de baño casi veinte minutos después. Se acomodó en un viejo sofá y sacó una bolsa de frutos secos y una cerveza de la mochila. Encendió el viejo televisor en blanco y negro que tenía e intentó distraerse un rato, pero el programa que apareció en primer lugar le hizo olvidar por completo el mando a distancia...

“Es por tanto que considero que la figura del Castigador en nuestra sociedad no es más que un reflejo satisfecho de la violencia que ha generado el nuevo milenio”

Aquellas palabras provenían de un rollizo hombre calvo con un ridículo bigote el cual sufría la crueldad de los focos del plató, que se traducía en auténticos goterones de sudor que le recorrían toda la cabeza. Junto a él había otro hombre de menor dimensión, lleno de arrugas y canas que intentaba en todo momento abortar la conversación de su contertuliano sin que pareciese forzado. Junto a ellos una conocida presentadora de televisión que de alguna manera intentaba alejarse del olor a sudor de aquel psicólogo y a su vez mantener el ritmo del programa.

“El Castigador era un reflejo de la libertad que ansían los neoyorquinos, amigo mío. Una figura como podría ser la de personajes históricos de la vieja Europa...”

“¿Me está diciendo que el Castigador vendría a ser el Robin de los Bosques? Por dios Dr. Herbert no me haga perder el tiempo. No es más que un perturbado mental que dolido por una perdida familiar ha hecho de su insulsa vida una guerra contra todo crimen... es un caso patológico”

“No estoy de acuerdo”

“¿Acaso da a entender que comparte los métodos de vigilante del Castigador? Tortura, extorsión, chantaje, asesinato, robo de vehículos, secuestro... podría perder toda la noche citando actos de ese “caballero de la paz” doctor...”

“Y yo podría contrarrestarle con zonas limpias de camellos, reducción de la venta de armas en diversos puntos de la cocina del infierno, desmantelamiento de grupos violentos, estudios estadísticos de la bajada de violencia y atraco a tiendas de inmigrantes y un largo etcétera que no desemboca más que en seguridad ciudadana.”

“¿Me está diciendo entonces que deberíamos despedir a todos los funcionarios de la fuerza de la ley y pagarle la suma de todas las nominas al Castigador y a un puñado de matones que hagan su trabajo a su misma forma?”

“Por supuesto que no Dr. Froilwan, solamente quiero hacer hincapié en el simbolismo de dicho vigilante en la sociedad, no mostrando únicamente los puntos negativos que aparecían para llegar a tal causa. Al contrario de lo que acaba de opinar y argumentar, yo castigo los actos llevados a cabo por este individuo, pero sin duda alabo el tesón que ha derivado en la sensación de seguridad urbana que tanto tiempo se tenía perd...

James apagó la televisión y se llevó las manos a la cabeza. No pasaba un minuto donde se preguntara porque demonios había aceptado entrar a formar parte de esta comedia3, de esta campaña mediática que aplacase la ira y el hambre del pueblo, que volviese a dar sentido a la palabra seguridad, pero estableciendo una serie de parámetros que lo convirtieran en algo legal. Pensó si podría haber algún tipo de trampa en todo esto, en los motivos por los que SHIELD le había encontrado y le había ofrecido tal papel como método para limpiar la culpa que le había retirado del panorama defensivo. Volvió a escuchar las risas en el exterior y por un momento la locura le hizo pensar que quizás se estaba riendo de él. Agarró la semiautomática y pensó abrir la ventana y volarle la cabeza a aquellos dos posibles camellos. Dos tipos menos y más aire para el mundo... pero no fue así. Se quedó a mitad de camino, empuñando el arma de fuego y volviendo a preguntarse que demonios hacía alli... y porqué demonios era el nuevo Punisher.

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La bóveda

Había recorrido aquel pasillo en numerosas ocasiones, y aquella sabía que no iba a ser la última vez. Alex Prowsky entró en un despacho llevando un informe. Esperó cinco minutos para que el individuo sentado detrás del escritorio terminase de hablar por teléfono, y mientras tanto observó algunas fotografías de parajes africanos que adornaban la pared.

El otro individuo colgó y esperó un inicio de conversación por parte del recién llegado. Esté tomó asiento mientras abría una carpeta donde al inicio podía leerse el nombre de Frank Castle.

- Creo que no es un momento adecuado para trasladar al prisionero - comentó Alex mientras ordenaba unos informes que pretendía enseñar a su superior.

- ¿Qué sucede? - preguntó inquieto el hombre del despacho

- Hemos detectado un tumor maligno situado en el craneo del sujeto. Algo inusual que no sabemos si tenía seguimiento médico de algún tipo.

- ¿Inusual? - volvió a preguntar esta vez más interesado en el tema.

- Inusual debido al tamaño del mismo. Tenemos los informes médicos de cuando el sujeto estuvo internado en Rykers y no existe indicio alguno de dicho tumor. Ademas...

- ¿Además?

- He contactado con colegas del Hospitan de Saint George y tras analizas las radiografias están conmigo en el mismo diagnostico.

El enchaquetado mostró una cara que el portador de aquel informe entendió perfectamente. Quería saber ya la información y dejar de un lado cualquier rodeo, hipótesis y demás adornos.

- Frank Castle - respondió tomando saliva - debería estar muerto...

El silencio conquistó aquella sala. Se podía escuchar el teléfono del despacho contiguo e incluso con algo mas de atención podría notarse el propio respirar entrecortado del joven médico.

- Eso es imposible - dijo el enchaquetado reanudando la conversación.

- ¿Qué Frank Castle deba estár muerto? - preguntó Alex

- No - respondió secamente su compañero - Aplazar el traslado. Tenemos ordenes directas. Quieren que sea trasladado a un emplazamiento clasificado, totalmente secreto.

- Claro... - bufó entre dientes el joven médico mientras se ponía en pie. El otro individuo permaneció sentado, marcando con la mirada la posible trayectoría del joven. Éste se detuvo antes de salir y se dio la vuelta.

- Sabe.... hace cuatro años unos atracadores intentaron robarle el bolso a mi madre. La tiraron al suelo y le partieron la cadera y la rodilla a patadas por no llevar suficiente dinero...

El joven detuvo la conversación, sin mostrar el rostro a su superior.

... Apareció Frank Castle... la autopsia de ese caso dijo que uno de ellos había sufrido contusiones en el craneo que le dejaron vegetal de por vida. Otro sufrió heridas masivas de bala en ambas rodillas...

... El último quedó con vida, fue el que entró en comisaría para intentar denunciar lo que había pasado...

- ¿Intentar? - preguntó extrañado.

- Si... Castle le había cortado la lengua... la Policía de aquel distrito pudo saber quien había sido el autor del ajuste de cuentas porque él le tatuó en el pecho con un machete el craneo blanco con el que se le conoce....

El hombre enchaquetado se levantó y cogió el paquete de tabaco. Se disponia a cerrar la conversación y a salir de allí para intentar matar algo de estres a base de dañar sus pulmones. Alex se volvió para terminar de igual manera aquella inesperada charla.

- ¿En que momento podemos decidir en que lugar del bando está cada persona? - preguntó Alex.

- Hijo... - respondió el fumador - En el momento en el que pasas al otro bando dejas de obtener la oportunidad de volver, aunque entres de nuevo a la fuerza...

El fumador dejó el despacho y a Alex en el pasillo, apretándo con fuerza el informe mientras observaba como el resto del personal de aquel centro de control de supervillanos seguía haciendo su trabajo. Apretó el puño y reanudó la marcha. Debía seguir en el lugar correcto del bando.

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Celda de Frank Castle

Apoyado sobre la pared, Frank esperaba... no sabía exactamente que estaba esperando pero era la única forma que tenía de hacer pasar el tiempo. Ya había hecho sus flexiones... quizás demasiadas de las que tenía planeado en un principio...pero poca cosa más tenía para hacer en aquella celda. Intentó averiguar quien tendría en la celda de al lado, aquello estaba demasiado bien insonorizado. La puerta era un sistema de seguridad sofisticado con una camara que le grababa en todo momento. Él lo sabía... pero le daba igual. No tenía una lima que esconder ni tampoco le importaba que le vieran como dormia...

El único momento de contacto con al vida real era la entrega del almuerzo y la cena. No tenía reparo en alimentarse ya que en Vietnam había comido cosas peores. Aprovechaba para pedir más comida porque sabía que se la entregaban, y un estomago bien lleno era un aliciente para dormir una siesta y perder más horas.

No obstante no era capaz de encajar más de dos horas seguidas dormido. Tenía lagunas en la mente de lo que había pasado. De aquella cosa que parecía hablarle en sueños... pensaba que tenía al simbionte tras la pelea con Veneno4 pero no sabía si había sido verdad o un sueño... si aquella masacre en el rancho que repetía cada noche era mentira. Si el olor a la sangre, si aquellos agentes de SHIELD muertos o aquel tipo verde putrefacto eran reales o habían sido causados por algún tipo de droga. Ya había probado casi todas las drogas mientras se infiltraba en grupos mafiosos, y no era capaz de saber si todo aquello había acabado con una redada y un poco de mala suerte a la hora de huir.

Por lo normal no recibia visitas. Recordaba voces de cuando estuvo inconsciente, algo tosco y poco definible de no ser por el constante dolor de cabeza que tenía. La única voz que escuchaba a lo largo del día era las que se le venian a la cabeza recordando todas las operaciones, recordando la voz de Micro, de todos aquellos que de manera eventual se habían convertido en compañeros de guerra... y para cuando quería recordar la voz de su mujer y sus hijos no encontraba nada... solamente oscuridad...

Sin embargo aquella mañana fue diferente. Dos agentes armados hicieron escena tras un largo proceso de apertura de la celda. Entraron dos tipos enchaquetados que miraron con cierta desconfianza al vigilante que se encontraba tumbado en la cama, admirando el ya recorrido techo.

- Castle... vas a ser trasladado.

Se levantó calmadamente. Sabiendo que un mal movimiento podría poner nerviosos a los agentes. Conocía como funcionaba aquello y en parte colaboraba para aligerar lo máximo posible lo que fueran a hacerle.

- ¿Silla eléctrica? - preguntó Castle

- No ha llegado esa suerte todavia - respondió uno de ellos. - Te trasladan a otro lugar. - Hizo una seña a un tercer agente que entró con un sistema de reducción de prisionero basado en unas esposas energéticas diseñadas por industria Stark.

Frank no opuso resistencia alguna y dejó que le pusieran las esposas. Salió de la celda y quedó parcialmente cegado con las potentes luces del pasillo. Pudo observar algunas otras puertas, volviendo a preguntarse quien estaría en su interior. El sequito comenzó a caminar por aquel largo pasaje.

- ¿El tipo de verde...? - preguntó Frank

- Callate - respondió uno de los agentes armados - Sigue andando

Frank le miró... se quedó fijamente mirándole a los ojos como si no le hubiera gustado la orden. El agente le apuntó con el arma de manera amenazante, salvando aquel momento los dos agentes trajeados.

- ¡Basta ya! ¡Castle camina y cierra el pico! - respondió uno de ellos haciendo un ademán para que el prisionero caminara.

- Solamente preguntaba por el tipo verde....

- Es confidencial Castle... ya sabes como funciona esto - respondió el agente que le había empujado.

El grupo llegó a una sala donde chequearon las escasas pertenencias del Castigador y donde nuevamente pasó un escaner detector de armas, residuos sobrenaturales y radiación. La caja que entregaron al otro agente llevaba tan solo el deteriorado traje de kevlar que tantas batallas había compartido con el justiciero. Frank se quedó mirando la maltrecha calavera blanca con restos de sangre seca mientras un nuevo agente armado reforzaba el sistema de esposas energéticas.

Se abrió una puerta principal y Frank vio la luz del día. Cerró los ojos para evitar quedar cegado nuevamente y poco a poco fue abriendo los ojos para ver entre otras cosas la furgoneta blindada que se encargaría de su traslado. A su lado dos motocicletas y varios agentes de SHIELD que miraron con odio y recelo al vigilante.

- ¿Qué les pasa a esos? - preguntó Castle

- Mataste a muchos de sus amigos cabrón - respondió uno de los agentes armados que rapidamente fue mandado a callar por parte de uno de los trajeados.

Uno de los agentes de SHIELD abrió la puerta de la furgoneta. El habitáculo preparado para el traslado de castle costaba de una silla con esposas energéticas, forrada con rejas hechas de una fuerte aleación combinada con un refuerzó estático capaz de proteger aquel vehículo de una gran explosión. La cabina separada totalmente de dicha parte de la furgoneta, con el mismo sistema de seguridad. Frank observó la furgoneta y dejo mostrar una estupida sonrisa al ver tanto detalle.

- ¿Qué te hace tanta gracia? - preguntó un agente de SHIELD.

- Seguro que con el Duende Verde no teneís tanta seguridad... - respondió Frank con una sonrisa. - ... Tengo un amigo al que le encantaría ver este cacharro con ruedas...

Nadíe continuó la charla. Procedieron a meter al vigilante en el camión y tras revisar cuatro veces el plan de traslado salieron de aquel lugar por aire, enganchando la furgoneta a un potente helicoptero.

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Dos horas más tarde la furgoneta avanzaba por el desierto de Nevada. Monitorizada via satelite con un enlace directo a la base principal de SHIELD. Castle dormitaba sentado en la jaula energética, diferentes pensamientos aparecian cada vez que se despertaba, algunos más confusos que otros, más importantes que otros y casi todos con la misma ansiedad. Intentó hablar con los conductores pero descubrió que estaba totalmente aislado.

Pensó en morderse la lengua y acabar con todo rapidamente, pero no tenía fuerza para hacerlo. Le habían inyectado algo seguramente para dejarlo totalmente fuera de combate. Sin duda eran listos y le conocían perfectamente.

La siguiente posible cabezada se vio alterada con un frenazo. Sintió como se perdía el control del vehículo y acto seguido comenzaba a dar volteretas. El sistema de contención era tan bueno que Castle permaneció en su sitio, sintiendo la gravedad de las múltiples volteretas del vehículo. La insonorización era tan buena que no pudo oir lo que pasaba en el exterior... Estuvo a punto de perder el conocimiento en varias ocasiones pero se mantuvo. Sabía por el cierre de la furgoneta que ésta había volcado y estaba con el lado izquierdo clavado dios sabe donde... Las celulas energéticas seguían activas por lo que no podía liberarse y además apenas tenía fuerzas. No sabía que demonios iba a hacer... hasta que se abrió la puerta.

Frank quedó deslumbrado por la luz del sol que entró rapidamente en la parte trasera de la furgoneta. Pudo oler perfectamente el olor del humo pero no fue capaz de adivinar la silueta de aquella persona que había abierto la furgoneta. Lo único que podía acertar es que si aquel tipo iba a por él, lo tenía en bandeja.

Aquel individuo sonrió... y acto seguido encendió un comunicador para avisar de su victoria.

- Aqui Delta... tenemos al Castigador.

Continuará

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1.- Bourne es el apellido de la identidad secreta del mercenario SOLO

2.- En su serie propia, Bourne mató un inocente por error. Razón por la cual dejó la carrera de contra-terrorista.

3.- En anteriores episodios marveltopicos, SHIELD ofreció a Solo ocupar el puesto de Castigador.

4.- En anteriores episodios marveltópicos, Punisher se enfrentó a Venom y creyó quedar poseido por residuos del simbionte.

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BODYCOUNT

Tras mucho tiempo regreso a la serie. No prometo mucha continuidad debido al trabajo y al poco tiempo libre, pero si aseguro muchas muertes :D

 
 
   
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