DAREDEVIL #369
... y tendrás muchos
Guión:
Bergil
Portada: Dibujada por Lee Weeks. Se ve a Rabia, Red Norvell y Destructor Nocturno luchando con los matones de Ortega, mientras al fondo se ve el edificio en llamas. Al pie, un letrero pone ¿¡¿Dónde está Daredevil?!?
A pesar de lo avanzado de la hora, Matt Murdock se guía
trabajando en su despacho. No era el único. Oyó acercarse
a alguien a toda velocidad. Pisadas fuertes, respiración jadeante,
olor a pizza... no cabía ninguna duda, Foggy venía
a todo tren a comunicarle algo que, evidentemente, consideraba importante.
No se había equivocado. A los pocos segundos, su amigo abría
la puerta y entraba jadeando en el despacho. Apoyándose en el picaporte,
y doblado por la cintura intentaba recuperar el aliento para contarle lo
que tuviera que decirle.
Matt esperó pacientemente hasta que Foggy se repuso, y entonces
se dispuso a escuchar.
- ¡Dios mío, Matt, es terrible! -exclamó Foggy
sin más preámbulos.
- ¿Qué es terrible, Foggy? -preguntó Matt.
- ¡Está ardiendo, Matt!
- ¿Qué está ardiendo, Foggy? -volvió
a preguntar Matt, pacientemente.
- ¡El edificio, Matt! ¡El edificio que andaba intentando
conseguir Ortega! ¡Arde como una caja de cerillas! (1)
Matt apretó los puños con ira y no dijo nada. Su ceño
se frunció. Si no estuviese confinado a aquella silla de ruedas...
pero no, todavía era demasiado pronto. No estaba seguro de cómo
responderían sus piernas en semejante situación. Volvió
a prestar atención a Foggy.
- ... y la radio ha dado la noticia en el boletín de las once.
He venido en cuanto me he enterado. Parece que algunos superhéroes
andan por allí enfrentándose a un grupo de matones, presumiblemente
de la banda de Ortega.
- ¿Superhéroes? ¿Quiénes?
- Han dicho que están dos de los Nuevos Guerreros, Destructor
Nocturno y ese grandullón, Rabia... y ¡ah, sí!, un
tipo grande, con barba y melena, que emplea un martillo enorme como arma.
- ¿Thor? ¿Qué hace metido en una pelea de ese
tipo?
- Eso mismo pensé yo, Matt, hasta que dijeron que ese tipo es
pelirrojo.
Matt no dijo nada. Foggy no conocía a Red Norvell, y por tanto
no podía establecer la conexión que él acababa de
hacer; pero estaba casi seguro de que Norvell estaba metido en el fregado.
Aquel forzudo tenía más conchas que un galápago...
En cambio, el misterioso Daredevil no había hecho acto de presencia.
¿Por
qué?, se preguntó Matt. Pero no lograba concentrarse
del todo en lo que Foggy seguía contando. En aquellos momentos,
lo que de verdad le preocupaba era la situación de Betsy Beatty.
Su mente volvió a la conversación que habían mantenido
veinticuatro horas antes.
Melvin había llegado al apartamento que
compartían Matt y Karen en un estado de nervios lamentable. Matt,
que acababa de descubrir por pura casualidad cuál era el trabajo
secreto de Karen, no se esperaba que los acontecimientos fueran a dar un
giro tan sorprendente.
Después de entrar en la casa y de pedir ayuda, Melvin se quedó
de pie en silencio, retorciendo nerviosamente las manos. Matt decidió
darle tiempo, dejar que se tranquilizara. No serviría de nada apremiarle,
y probablemente se pondría más nervioso todavía. Finalmente,
Melvin empezó a hablar.
- Ha sido algo terrible. Terrible -repitió-. Se trata de Betty,
señor Murdock. Verá, habíamos quedado para cenar,
porque yo... yo... le había pedido que se casara conmigo, y ella
había accedido. Y Betty es muy puntual, muy cumplidora con ese tipo
de cosas. Jamás llegaría tarde a una cita acordada, si de
ella dependiera. Y menos a una como esta. Pero pasó el tiempo, y
ella no llegaba. Media hora, una hora... y nada. Desesperado, cuando ya
habían pasado casi dos horas, decidí ir a la policía.
"Muy bien", pensó Matt. "Así se hace, Melvin".
- Pero no llegué a entrar, señor Murdock. ¿Por
qué iban a creerme? Al fin y al cabo, ¿quién soy yo?
Nadie más que un tipo que solía disfrazarse de guerrero antiguo
para cometer delitos, un tipo que tenía la cabeza algo trastornada.
¿Y si pensaban que esto no era más que otra de mis fantasías?
Compréndalo, señor Murdock -dijo Melvin, alzando la barbilla-:
sé que lo que hice entonces estuvo mal. Me arrepentí y creo
que he pagado mi deuda con la sociedad. Pero los antecedentes están
ahí. Puede que los policías no hicieran caso de ellos, y
sí a mí. Pero, ¿y si no? ¿Y si se no me creían,
o peor aún, se reían en mi cara? No lo soportaría,
señor Murdock. No, sabiendo el peligro en que se debe encontrar
Betty. ¿Y si perdía el control... y acababa entre rejas?
¿En qué ayudaría eso a la pobre Betty? Así
que me quedé fuera, dando vueltas, pensando en qué podría
hacer, y no se me ocurrió otra cosa que venir aquí. Usted
es una persona inteligente, señor Murdock. Es honesto, es una buena
persona. "Si alguien puede ayudar a Betty, ése es el señor
Murdock", pensé. Y vine aquí tan rápidamente como
pude.
Matt había escuchado en silencio la larga parrafada de Melvin.
El tono de su voz, temblorosa al principio y más firme al final,
unida al descenso de su ritmo cardíaco, le dijeron a Matt que Melvin
se había tranquilizado un tanto. El abogado ciego meditó
unos momentos en silencio, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
- De acuerdo, Melvin. Pensemos con calma. ¿Hay algún
detalle que hayas pasado por alto? ¿Algún posible compromiso
anterior de Betty? ¿Alguna nota que te haya dejado en casa, explicando
por qué no acudió a la cita?
- No, señor Murdock. Betty no es de ese tipo de mujeres. Sólo
algo verdaderamente importante le impediría acudir a la cita. Y,
en cualquier caso, me lo diría personalmente, cara a cara, y no
mediante una hoja de papel. Aun así, he mirado por la casa, la he
revuelto de arriba abajo, y no hay ningún mensaje, ninguna nota...
nada. Y no quiero pensar en que Betty haya dado marcha atrás. Me
volvería loco, no podría soportarlo, después de todo
el valor que hube de reunir para pedirle que se casara conmigo. No, señor
Murdock: algo le ha ocurrido, algo malo.
- Bien, de acuerdo. Asumamos esa hipótesis. ¿Se te ocurre
quién puede estar detrás de esto? No sé, alguien que
quiera vengarse, que tenga cuentas pendientes contigo... o alguien que
quiera encargarte algún trabajo, o a quien se lo rechazaste en el
pasado...
- No, señor Murdock, todo eso quedó atrás hace
mucho tiempo. Soy un hombre nuevo, una persona honrada. Los que me conocen
saben que por nada del mundo volvería a vestir aquel traje y a hacer
las cosas que hice en el pasado. ¡No! -dijo, sacudiendo con energía
la cabeza-. El Gladiador está muerto, y así es como debe
seguir. A no ser... -se interrumpió, meditando.
- A no ser... ¿qué? -le animó Matt.
- Bueno, verá... hace unos días recibí una llamada
en la tienda. Una voz me dijo algo de que no me había olvidado,
y que ajustaríamos cuentas, o algo así, no lo recuerdo bien...
pero no me gustó nada.
- ¿Quién era?
- No lo sé, señor Murdock. Colgó antes de que
pudiera averiguarlo.
- A falta de pistas mejores, tendremos que asumir que esa misteriosa
llamada está relacionada con la desaparición de Betty. ¿Reconociste
la voz?
- No del todo, señor Murdock. Juraría que la he oído
antes en alguna parte, pero no soy capaz de recordar dónde ni cuándo.
- De acuerdo, Melvin. Ve a casa y descansa. Mañana hablaremos.
- Está bien, señor Murdock -dijo Melvin, resignado-.
Confío en usted.
Cuando Matt se quedó solo, pensó durante unos minutos.
Luego se dirigió al teléfono y levantó el auricular.
A la mañana siguiente, Ben Urich se presentó
en su casa al amanecer. Matt ya estaba en la calle, esperando que Melvin
llegara. Si a Ben le extrañó que un ciego en silla de ruedas
pudiera bajar a la calle en un edificio sin ascensor, no dijo nada. Conocía
a Matt Murdock desde hacía demasiado tiempo como para extrañarse
de nada que tuviera que ver con él.
- Hola, Ben.
- Hola, Matt -dijo el periodista, estrechando la mano que le tendía
el abogado. Las estrecharon con fuerza.
- ¿Tienes lo que te pedí?
- Sí, Matt, aquí lo tienes -dijo Ben, sacando un paquete
del tamaño de dos o tres cajetillas de cigarrillos puestas juntas.
- ¿Tan pequeño? -dijo, asombrado Matt-. Pensé
que sería más grande.
- Je. Pues esto no es nada. Para lo que se estila ahora, esto es un
verdadero mamotreto. Tendrías que ver, y perdona por la expresión,
las cosas que fabrican los malditos japoneses. Pero ya me conoces, estoy
chapado a la antigua... ¿Para que lo quieres?
- Melvin Potter está recibiendo llamadas amenazadoras, y...
- ¿Potter? ¿Estamos hablando de ese Potter? ¿El
que solía ponerse armadura y casco, y lanzar sierras circulares
desde sus antebrazos?
- Sí, Ben.. o, mejor dicho, no. Sí, en el pasado puede
que hiciera esas cosas, pero, como me dijo él mismo anoche, el Gladiador
está muerto.
- ¿Y tú le creíste? Recuerda que tiene un antecedente
de esquizofrenia...
- ... parecido al mío. Sí, ya lo sé. Pero sí,
le creí. Es un hombre nuevo, Ben.
- Vale, vale -dijo Ben, levantando los brazos desde el codo con las
palmas hacia Matt, mientras el cigarro en la comisura de su boca generaba
más y más ceniza-. Si tú lo dices, te creo. Decías
que...
- Que está recibiendo llamadas, y que, aunque reconoce la voz,
no logra situarla. Quiero este aparato para conectarlo al teléfono
de la tienda y que grabe las llamadas, por si... para cuando -rectificó-
vuelvan a llamar. Es posible que no saquemos nada, pero... ¿quién
sabe?
- Hablando del rey de Roma... ¿no es ese Melvin Potter?
- Sí, es él -dijo Matt, colocando el paquete que le había
dado Ben en su regazo y esperando a que Melvin le subiera a al camioneta-.
Es mi chófer, de momento.
De camino a la oficina, Matt le explicó a Melvin
qué es lo que tenía que hacer con aquel aparato.
- Y sobre todo, Melvin, no te pongas nervioso. Actúa con naturalidad...
- O sea, que no me cabree...
- ¡No! Perdona, Melvin, no he querido decir eso. Lo que quiero
decir es que... demonios, no es fácil de explicar. Lo que quiero
decir es que tienes que actuar como si no tuvieras grabadora, como si siguieras
solo y desesperado. Si tienes que enfadarte, pues te enfadas. Al fin y
al cabo, eso es lo que ellos esperan de ti. Pero tampoco te enfades hasta
el punto de...
- ¿Perder el control? No se preocupe, señor Murdock.
Ya he tenido bastante descontrol en mi vida para varias personas. Mantendré
la calma.
Una vez ya en el despacho, Matt se enfrascó en
los expedientes, pero no lograba concentrarse en ellos. En ese momento
sonó el altavoz del interfono:
- Señor Murdock, está aquí la señorita
Walkers.
- Está bien, Rose. Hágala pasar.
Segundos después, la puerta se abrió para dejar paso
a Betsy Walkers, vestida más seductoramente que nunca. El perfume,
penetrante pero indudablemente barato, saturó las fosas nasales
de Matt.
"Evidentemente, esta lagarta sigue intentando engatusarme de algún
modo y por alguna razón que no alcanzo a comprender todavía.
A ver si esta vez descubro algo".
Fue inútil. Tras dos horas de conversar con Betsy
Walkers, Matt seguía como al principio... excepto por el molesto
dolor de cabeza provocado por la charla incesante de la mujer. Seguía
sin saber qué era exactamente lo que pretendía. Cuando se
fue, se alegró de poder volcarse de nuevo en el trabajo.
Los jefes del hampa, con la única excepción
de Cabello de Plata, que estaba representado por Escorpia, acudieron a
la reunión convocada por Wilson Fisk. Ninguno se fiaba en absoluto
de la bondad de las intenciones de los demás, y mucho menos de las
del anfitrión. Pero, al igual que la Rosa. ninguno podía
permitirse el lujo de no acudir. Los apretones de manso, cuando se produjeron,
fueron fríos y breves. No había razón alguna para
mostrar una cordialidad que no existía en absoluto.
Los murmullos en la sala se acallaron cuando la inmensa figura de Fisk
hizo su aparición y se dirigió a la cabecera de la mesa.
Tomó asiento y miró en silencio a todos los presentes.
- Muy bien, caballeros y damas -dijo-. Comencemos.
El día terminaba y Matt no había tenido
más noticias de Melvin. Los secuestradores de Betty, si es que efectivamente
había sido secuestrada, no daban señales de vida. Fue en
ese momento cuando Matt oyó acercarse a Foggy a todo tren.
A medianoche, la radio no había dado más noticias. Y
Daredevil seguía sin aparecer. Matt no dejaba de preguntarse por
qué.
Si de Daredevil dependiera, no habría problema
en solucionar las dudas de Matt. Pero no dependía de lo que quisiera
o dejara de querer. Tenía los brazos atados a la espalda, y acababa
de recobrarse de un largo período de inconsciencia. ¿Qué
había ido mal? Estaba entre las sombras, esperando que la pelea
entre el Buitre y Urraca Asesina terminarse para encargarse del vencedor,
cuando, de repente, un golpe del Buitre envió a Urraca entre los
bultos que había en un extremo de la nave. Desde donde se encontraba,
Daredevil no podía ver el lugar en que había caído
Urraca.
- ¡Levántate, vamos! -aulló el Buitre- ¿O
es que no has tenido ya suficiente?
Pero nadie le respondió. Daredevil comenzó a extrañarse,
cuando oyó un débil ruido a su espalda. Comenzó a
volverse, pero ya era tarde: un golpe en la nuca le dejó inconsciente.
Cuando recobró el conocimiento, pudo ver a Urraca y el Buitre
sonriendo torvamente.
- Fuiste muy astuto, Toomes, al aconsejarme que siguiéramos
la pelea mientras este incordio se confiaba.
- Por supuesto, Maddicks. Al fin y al cabo, hay bastante botín
para los dos, ¿no?
- Claro, claro.
Saltaba a la vista que ninguno de los dos tenía la menor intención
de repartir el botín con el otro, pero ambos se guardaron muy mucho
de decirlo en alta voz.
- Y ahora -dijo el Buitre, adelantando la mano hacia la máscara
de Daredevil-, vamos a averiguar quién está detrás
de la máscara, antes de enviarle al infierno.
La reunión de los hampones ya llevaba varias horas,
y no habían conseguido llegar a ningún punto de acuerdo.
"Al menos", pensó la Rosa, sudando por debajo de su máscara,
"no nos hemos matado entre nosotros".
En ese momento, un serie de explosiones destrozaron el edificio en
que se encontraban.
(1) Para saber de qué
habla Foggy, lee Historias de Midgard en los números 512
y 513 de El poderoso Thor.
Bienvenidos a Derecho
de réplica, el correo de los lectores
de la colección de Daredevil. Este mes tenemos una carta
de Carlos Díaz, que paso a contestar. Carlos empieza por señalar
que a veces pienso que no haces otra cosa que escribir los números
de MarvelTopia, no me explica cómo puedes sacar un número
al mes de tus series sin fallar, más anuales y colaboraciones con
Peter en Quasar, y redondea la cosa llamándome monstruo.
Bueno, todo se debe a una dieta equilibrada, un modo de vida sana...
y la práctica, más que nada. Si vierais al comienzo... tenía
problemas para escribir un sólo número de Poderes Cósmicos
al mes. Luego, Carlos ataca con las preguntas, para que no parezca tan
pelota... ¿Cuándo recuperará Daredevil su poder?
No puedo decirlo, compréndelo, sería descubrir cosas. Sólo
digo que un número de aniversario está a la vuelta de la
esquina... y hasta aquí puedo leer. ¿Descubrirá
que @#%& (huy, que pena, parece que se le estropeó el teclado)
está bajo el nuevo traje? No comment. ¿Se lo dirá
Peter (Parker, no García)? Y a ti, ¿quién te ha
dicho que el bueno de Spidey sabe lo que hay bajo esa máscara? ¿Quien
amenaza al Gladiador? Como muy bien ha dicho Melvin, el Gladiador está
muerto y enterrado. En cuanto a sus interlocutores, sólo puedo decir
que ya han aparecido antes en la colección del cuernecitos. ¿Sacarás
a más villanos basados en aves, como el Hombre Loro, el Avestruz
o el Hombre Pollo? Ah, pero ¿tú también has visto
una pauta?
Y casi al cierre de edición llega otra carta, ésta de
Fordcopp.
Comenta que acabo de recibir el numero de Daredevil #368 y me
lo he estado leyendo con bastante atención, lo que más me
gusta es que uses todos esos personajes que yo conocí en la época
en que Marv Wolfman, Peter David, Roger Stern, Jim Owsley (Priest) entre
otros dejaban que leyeses un tebeo de Spiderman sin hacerte vomitar como
sucede hace mucho tiempo , estos personajes a los que me refiero son Cabello
de plata o la Rosa que eran unos villanos secundarios con vidilla y personalidad
que no se ceñían a la pelea de turno o a la larga e intrascendente
subtrama que nunca se cierra... No sabes lo que me alegra que estés
de acuerdo con el estilo que he intentado dar a la serie, con mucho más
juego de secundarios (fijos) que en las demás que escribo. Creo
que esa es una de las grandes bazas del personaje, que comparte con Spider-Man:
que su vida civil es casi tan movida como la superheroica. Añade
que la trama que estás usando del nuevo Daredevil esta quedándote
bastante bien, espero que sigas así y no la cagues (XD)... porque
te esta dando la oportunidad de usar muchos personajes sin que la situación
chirríe , pero espero que te quede conexo y coherente , la verdad
es que solo me he leído los dos o tres últimos números
de DD (pues más vale que remedies eso cuanto antes, porque,
con Thor, ésta es la serie de las que escribo en que más
se siguen los acontecimientos de un número a otro) y por lo leído
no creo que la vayas a cagar porque se ve que conoces bien el universo
que circunda al amigo Murdock, así que no podré echarte en
cara fallos de la serie (maldición!!)... ademas no creo que hubiese
muchos fallos que pasasen por la criba de Peter y Carlos... Dímelo
a mí... Indica que lo que mas gracia me ha hecho del numero es
esa reinterpretación del cliché “no es un pájaro,
no es un avión... es Superkoko (¿?)...” en este párrafo
surrealista: “Aquello estaba convirtiéndose en una molesta costumbre:
primero el Búho, luego el Buitre, ahora aquel tipo... ¿Cómo
se llamaba? ¿El Cuervo? ¿El Grajo? No, era algo parecido...
¡Ya estaba! ¡Urraca! En efecto, era Simon Maddicks, la Urraca
Asesina, ...” y que es genial leer los números de Mtopia
solo por momentos como este... Pues espero que encuentres más
momentos como éste, porque si algo intento en los números
que llevo escritos es meter escenas que alivien la tensión dramática;
en algunos casos, soy yo mismo el que se parte de risa cuando, transcurrido
algún tiempo, releo esos episodios (pienso, por ejemplo, en el encuentro
entre el Hombre Imposible y el Señor del Fuego en el primer número
de Poderes Cósmicos). Fordcopp duda acerca de si realmente
existía un personaje que se llamase la Urraca Asesina, (que
sí existía; tengo poco talento a la hora de inventar personajes
nuevos, al contrario que Xumer, el guionista de series como Factor-X),
y me felicita por rescatarlo del ostracismo con una expresión que
no me atrevo a reproducir por si hay niños leyendo esto. Se despide
diciendo que ya te he martirizado bastante con mis tonterías
y graves desequilibrios mentales... Pues si vieras los míos...
Venga, no seáis tímidos y escribid. Imitad a Carlos y
a Fordcopp. Aquí me tenéis para resolver cualquier duda que
pueda surgir sobre el discurrir de la colección.
En el próximo número: ¿Averiguaréis
por fin la identidad del nuevo Daredevil? (Yo ya la sé, faltaría
más) ¿Qué les ha ocurrido a los jefes del hampa? ¿Qué
ocurrirá con el incendio? Todo ello en Daredevil
# 370. Nos vemos en el número de Septiembre.