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PORTADA
Esta es la historia de un hombre que una vez fue mundano pero que se redimió. Buscando la curación de sus hábiles manos, el cirujano Stephen Extraño se vio envuelto en los caminos de la magia y su vida cambió para siempre. Primero como Señor de las Artes Místicas y luego como Hechicero Supremo, combate contra fuerzas sobrenaturales que el mundo ignora.
 
Doctor Extraño vol. 4

DOCTOR EXTRAÑO VOL. 4 #3
La otra Gran Manzana Guión: José González

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En el cielo nocturno, los rostros trabsparentes de Konshu, Odin, Zeus, Mefisto y otros.

Más abajo en la portada, entre las aguas de los muelles, nadan atlantes.

Más abajo y a la derecha, la Estatua de la Libertad flota orgullosa sobre su pedestal.

Abajo del todo, en Ellis Island, fantasmas de inmigrantes hacen cola.

Aquí y alla vuelan pequeñas hadas.

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Hay un mundo, a la vuelta de la esquina de tu mente, donde la realidad es un intruso y los sueños se hacen realidad. Puedes escaparte hasta él a voluntad. No necesitas contraseña secreta, varita mágica ni lámpara de Aladino; sólo hace falta imaginación y curiosida por las cosas que nunca existieron.

(Enciclopedia de las cosas que nunca existieron. Michael Page/Robert Ingpen)

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Wong sube con cuidado las escaleras. Lleva una bandeja con una tetera humeante, taza, plato y cucharilla. El aroma de la mezcla de té y flores inunda sus fosas nasales y enmascara los olores habituales de la particular casa.

En el Sancta Sanctorum de Extraño, hasta los olores son tan peculiares; pues la magia impregna el lugar haciendo del mismo un ambiente diferente y único.

Camino de la habitación conocida especialmente por el diseño de su ventanal, el oriental se encuentra con el buen doctor que viene por el pasillo. Viste su uniforme de trabajo, salvo su capa.

- Ah, te lo agradezco; pero voy a dar una vuelta por la manzana.

- No me advertiste de que ibas a salir, Stephen.

- La "otra" gran manzana.

- Ah. Entiendo. Entonces nuestra partida de ajedrez se retrasará. O suspenderá. Según lo que encuentres.

- Siempre puedes entretenerte con la Playstation- ironiza Extraño.

- Soy algo mayor para eso. Continuaré con el libro que estoy leyendo.

- Si. Harry Potter.

La bandeja casi cae al suelo cuando Wong se vuelve sorprendido.

- ¿Cómo sabes...?

- Te lo dejaste en el baño- aclara el mago con una media sonrisa mientras abandona el pasillo dejando a su amigo y criado más bien avergonzado.

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La comitiva avanza en la noche. Siempre atenta. Siempre prudente. A estas horas y entre semana, el Greenwich Village esta prácticamente desierto.

Eddie y Claudio, del servicio de limpieza de la ciudad de Nueva York son una excepción. Ya están acostumbrados a encontrarse indigentes o drogatas al ir a recoger el contenedor de basura en el callejón.

Jamás a un grupo de atlantes con escafandras, salvo el embajador que ha tomado ciertas píldoras que le permiten respirar en la superficie.

Los dos trabajadores deciden vaciar otro día el contenedor, saltan a la parte trasera del camión de la basura y entre gritos y silbidos advierten al conductor que continué con su ruta.

Los atlantes dirigen sus pasos hacía la calle Bleecker siguiendo un mapa hecho con finas algas trenzadas.

En el numero 177, letra A, tocan a una puerta con rudeza e interrumpe la lectura de Wong.

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La luz eléctrica es sustituida por la de las velas. La capa roja flota en el aire como si estuviera colgada de un perchero invisible. Levitando en la posición del loto, Extraño, con los ojos cerrados y respirando lentamente, deja que su ser se desrame fuera de su cuerpo.

Mientras el mundo gira, su yo astral atraviesa pared y defensas místicas, y sale de la vivienda.

Viaja veloz, con la ciudad a sus pies. Si tuviera pies en esa fantasmagórica existencia.

Sobre el Bronx, la percibe como el calor de un fósforo.

La mujer se aparta del palomar vacío. Una cuarentona de color que se desnuda mientras se acerca al borde del tejado.

La bandada vuela en un amplio círculo. Cuando la mujer alza sus brazos al cielo, las palomas descienden de inmediato hacía ella. Cuando están a punto de embestirla, reducen su impulso con sus alas hasta quedar prácticamente rozándola. La envuelven hasta que su piel de ébano desaparece en un mar de plumas y aleteos.

Tras unos segundos de danza, las palomas regresan a los cielos. De la mujer no queda rastro alguno.

Ahora ella es la bandada. Suyos son sus ojos que ven a Extraño. Suyas las gargantas que le saludan.

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Cuando Wong abrió la puerta al oír nuevamente el timbre, se encontró mirando a una calle vacía. Fue al mirar abajo cuando descubrió la bolsa de deportes.

Se agachó, prudentemente, pensando en un abandonado recién nacido y se sobresaltó al oír la voz.

- ¡¿Hola?! ¿Hay alguien ahí?

El oriental miro dentro de la bolsa abierta y una cabeza humana con rasgos hispanos y ojos temerosos le saludo.

- Hola. Me han dicho que pregunte por un tal Doctor Extraño. ¿Es aquí?

- Así es.

- ¡Gracias a Dios! ¿Y... pasa consulta a esta hora? ¡JAAA JA JA JA JA JA...!

La risa histérica conmueve a Wong que, con cuidado, toma la bolsa y la pasa dentro.

- Aunque ahora esta... ausente, atiende a todas horas. ¿Puedo preguntarle como ha llegado hasta aquí?

- Un taxista. Tuve suerte. Ni se inmutó cuando dio conmigo. Si puedo me gustaría devolverle el favor, ¿sabe?. Me dijo que se llamaba Max Sellers. ¿O no?. ¿Peter Cady?. No lo sé. No lo sé.

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El yo astral del hechicero sigue su peculiar ronda. Es sobre Maniatan donde un nueva onda sobre el estanque sobrenatural de la ciudad asalta sus sentidos.

Junto a la valla de un edificio en construcción, un hombre. El rostro del hombre, extremadamente pálido y agrietado como sus manos. En sus manos, un grueso rotulador, negro como sus ojos. Ojos sin pupilas que ven al invisible mago.

El hombre saluda levemente con la cabeza y vuelve a su tarea. Su mano traza garabatos incomprensibles en el metal de la valla. Pero hay algo en la forma en el galimatías esta estructurado... frases. Esta escribiendo.

Stephen conoce muchas lenguas y escrituras; algunas olvidadas, otras actuales de este mundo y de otros reinos. Pero esta le es desconocida.

Extraño permite que el hombre pueda oírle.

Más que el hombre, lo que ocupa su cuerpo.

- ¿Quien eres?

- Il messaggero non è importante- responde con voz gutural.

"Italiano", piensa Extraño, "Quizás, en algún momento perteneció a este mundo"

- Porto il regalo della nostra conoscenza. Per mezzo del conoscenza tutti siamo uno. Insegnate la vostra.

"Fascinante. Un intercambio cultural desde otra dimensión"

El hombre se convulsiona violentamente. Sus ojos vuelven a ser azules. Su piel tersa. No sabe que hace allí. Sorprendido, suelta el rotulador y se marcha sin entender que le ha pasado. Él no puede ver a Extraño, que toma nota mental del nombre de la calle.

Enviará a Wong con una cámara por la mañana.

Es una lástima que antes de que este llegue, el capataz de la obra ordene pintar la valla para hacer desaparecer esos "estúpidos graffitis"

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Cuando el timbre suena otra vez, Wong está preparado para todo.

Esta vez se trata de una mujer negra con una marioneta de la cerdita Peggy.

- Lo siento, no hemos solicitado un espectáculo erótico.

- Uh, no señor. Nosotras... yo... necesitamos ayuda.

- ¡Yo SI que necesito ayuda!- grita la marioneta con voz femenina, separando la cabeza del pecho de la mujer y mirando al hombre.

- Disculpe. ¿En que puedo ayudarla?- mira al muñeco- Ayudarlas.

Ambas hablan al mismo tiempo, nerviosas.

- Comerciamos con antiguedades de naturaleza sobrenatural...

- ¡Yo solo leí la maldita nota!

- ...muñeco original de Jim Heston...

- ...mi cuerpo esta en coma en el hospital...

- ...sobrepasa nuestros conocimientos.

- Bien. Bien. Pasen. ¿Sus nombres?

- Rena.

- Peg. Peggy-Sue, ¿vale?- responde La mujer atrapada en la marioneta, enfadada con la ironía.

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Inmaterial, el hechicero supremo atraviesa varias paredes de un prestigioso hotel situado junto a Central Park y se dirige a la zona de los ascensores.

Por orden de los propietarios, nadie habla del ascensor numero tres. Por las noches, en cada planta se coloca, en la puerta de cada piso, el cartel de estropeado y se ruega que no sea utilizado.

Y es que, si alguien accede a la cabina, es recibido por un ascensorista vestido con chaqueta roja y pantalón negro, pelo castaño engominado, dirigente y con una amable sonrisa. Sin duda preguntaría, cordialmente, "¿a qué piso?", si no fuera por el hecho de que es un fantasma. Una aparición que ha provocado lipotimias y infartos; ninguno de ellos mortales, por suerte.

En los inicios de su "carrera mística", Stephen descubrió la existencia de este ente. Trabajó aquí desde los diecisiete. Toda una vida como botones y ascensorista. Un hombre que, verdaderamente, disfrutaba de su trabajo. Tanto es así, que vuelve cada día para realizarlo.

Extraño usó sus conocimientos para excortizar esta alma, llevándose la sorpresa de que no podía. Con los años empezó a sentir simpatía y respeto con la aparición.

No es raro el día en que, si esta de patrulla, sube al ascensor y deja que el hombre haga su trabajo.

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Tras eso, Extraño se interna en Central Park.

El parque está silencioso y solitario. Poca gente circula por él a estas horas; amantes sin un lugar donde estar a solas, policía, corredores tardíos obsesionados por su físico y delincuentes ocupados en sus asuntos.

Junto a una de las lagunas, el hechicero media en un conflicto que ya dura demasiado tiempo.

Las pequeñas hadas vuelan a un lado y a otro por entre las ramas de los árboles y le saluda entre risitas alegres.

Las risas no pueden ocultar el enfado de estas criaturas de la naturaleza. Ni la envidia que sienten hacía la comunidad de ranas que viven junto a lago.

Y es que estos anfibios tuvieron el privilegio de recibir entre los suyos a un dios1. Y eso las gráciles hadas no pueden soportarlo.

Así que se han dedicado a molestar a las ranas que a su vez se han defendido; provocando esto una tensión que hasta los humanos notan en el ambiente.

Con infinita paciencia, el mago habla con ambos bandos.

Han pasado unos treinta minutos cuando un grupo de hadas trae la noticia del cuerpo decapitado junto a las frontera del hombre.

Veloz como el pensamiento, Extraño se presente, en espíritu, en escena... demasiado tarde.

La ambulancia ya ha partido con el cuerpo. En el aire se perciben restos de magia. No hay rastro de sangre alguno.

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El carácter del hombre lobo es amable y educado. Pero sus ojos, orejas y hocico demuestran que apenas mantiene el control. La luna llena está próxima y lo nota.

Fue Jack Russel2 quien le dio la dirección De Extraño.

Esta desesperado. Necesita ayuda. Vomita cuando regresa a su forma humana al sentir el sabor de la sangre en su boca.

Wong le ha conducido a una habitación apartada del salón que ocupan los atlantes.

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Las luces de Brodway brillan para las calles desiertas. No es eso lo que ha traído a Extraño hasta aquí. Las paredes de cierto teatro no son obstáculo para su forma astral.

Desde la platea, contempla a un grupo de siete mujeres danzar primorosamente. Todas vestidas como bailarinas de ballet clásico.

Sentado en el suelo del escenario hay un hombre joven.

Las mujeres son sus musas. Pero no las mira. Su mirada está fija en un punto vacío tras ellas

Las mujeres danzan en trance con una pasión desmedida. Su pasos de bailes, sus gestos, sus ropas; todo forma parte de un intrincado hechizo que solo sirve para este lugar en concreto, creado décadas atrás.

Su objetivo: la inspiración. Un secreto revelado a unos pocos afortunados. El pago: se dice que unos pocos años menos de vida.

Que le pregunten al hombre si no merece la pena.

Al fondo del escenario, el velo de la realidad se rasga.

La primera imagen, muestra a una adolescente desnuda sin cabellos y con orejas puntiagudas. De su espalda surgen alas transparentes. Su barbilla y brazos están apoyados en un oxidado escudo situado junto al cuerpo descompuesto. Su harapienta ropa se asemeja a la de un guerrero medieval.

La imagen explota en un fogonazo de luz y da paso a otra.

Un barco de velas azuladas, en las que se proyectan paisajes, surca un mar verdoso. Sus tres mástiles son troncos de árboles cuya ramas sujetan las velas; hinchadas por un gran gramófono que expulsa mariposas que desaparecen al tocarlas.

La imagen explota y da paso a otra.

Una mujer acostada de lado en una cama. Tras ella, un cisne con manos la punta de sus alas. Una apoyada en el costado de la mujer, otra acaricia su pelo.

Ambos contemplan como se abren los huevos que hay dentro de una cesta. De ellos surgen querubines.

Otro fogonazo. Esta nueva visión provoca exclamaciones de asombro en el hombre.

Una diosa. Tiene que ser una diosa.

Con forma mujer.

Cubierta con un firmamento nocturno.

Con ambas manos, levanta una luna sobre un planeta.

Un glorioso fogonazo final cierra lo rasgado y una fuerte viento derriba a las bailarinas.

El hombre escribe en un bloc con lágrimas en los ojos. No es hasta un rato después, cuando las siete mujeres se recuperan y llaman su atención que su concentración se rompe. Les paga y ella se van. Igual que hace Extraño.

Muchos dirían que desde este teatro se pueden contemplar otras realidades. Stephen, como gran conocedor de lo sobrenatural que es, sabe la verdad.

Solo es una ventana hacía un reino en particular.

El de la imaginación humana colectiva.

Inspiración pura y sin destilar para aquellos que tengan el valor de asomarse.

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Mientras pasa flotando entre calles y edificios, una fina hebra de material sintético atraviesa su yo astral. Balanceándose gracias a ella, una figura roja y azul. Alcanza una fachada y se queda pegada a la misma. Durante un rato se queda allí, tensa, mirando a todas parte. Su sentido arácnido vibra si parar advirtiéndole de algo.

Solo cuando el mago sigue su camino, su particular sentido vuelve a dormir.

- De noche, me hubiera venido bien que me mordiera un búho radiactivo- se dice en voz alta este amistoso vecino newyorkino.

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Cuando la riqueza permite tener y hacerlo todo y a todos, la vida se vuelve aburrida.

Y el adinerado ser humano busca aliviar ese aburrimiento. Por los medios más extravagantes y subrealistas.

En el lujoso ático de este rascacielos de Manhattan se ha reunido un grupo de hombres y mujeres. Los nombres de algunos aparecen en la lista más exclusivas del país. Los hay políticos, del mundo del espectáculo y de los deportes, magistrados, industriales y financieros.

Han seguido los caminos místicos y se consideran grandes magos.

Mejor ignoramos la opinión de Extraño sobre su arrogancia. Y más ante lo que está contemplado ahora.

Uno de los cuerpos fue comprado a una universidad. El otro llegó en un carguero procedente del Reino Unido.

Su lugar de origen es la resurgida Atlantis. Los cuerpos ahogados se pudrían al sol y comenzaron a ser enterrados3

Según un antiguo pergamino, lo más probable falso, comer carne atlante otorga a los hechiceros portentosos dones. Y este selecto grupo se ayuda a bajarlos por sus gargantas con un vino francés.

Si Extraño tuviera estómago en ese instante, se le revolvería.

¿Hasta donde es capaz de llegar el hombre?

Memoriza los rostros nuevos. Hace tiempo que vigila a algunos. Sabe que en el futuro, sus caminos volverán a cruzarse.

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Entre dos almacenes de los muelles, una hoguera crepita. Una anciana vagabunda esta sentada junto a ella. Siempre al calor del fuego.

En una ocasión en que Extraño vio a esta indigente en la calle, le dio todo su dinero y una chaqueta que llevaba. Luego le dio las gracias. La anciana le miró a través de la fétida barreara que era su olor corporal. Entendió y se echó a llorar.

La vagabunda enciende la hoguera casi al anochecer y mantiene el fuego hasta que los rayos del día la felicitan por su labor.

Cada vez se hace más difícil encontrar cartones, madera o algo para quemar pero ella no desiste. Sabe que no puede desistir.

Para el caso de una emergencia, guarda cerca varias botellas con gasolina; para encendidos de emergencia. Las preparó después de que unos malos compañeros de la fría acera trataron de apagarla.

La forma astral de Extraño se sitúa detrás de la mujer que mira fijamente a las llamas. Estas, arden con gran intensidad y se mueven violentas. Si se mira a través de ellas, se pueden distinguir horrores sin nombre que pugnan por entrar en el mundo. Y solo una cosa los detiene.

Una frágil mujer que lo perdió todo por guardar el fuego.

Stephen Extraño, el hombre, no el hechicero, se promete a si mismo llevar a la mujer comida, abrigo y esas viejas revistas de medicina que nunca se decide a tirar. Y hablar largo rato con ella

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Durante las estancias de Namor en los Defensores, Wong preparó para él diversos platos de la gastronomía atlante.

Esta noche, a la expedición de hombre submarino, solo podrá ofrecerles una bandeja de palitos de cangrejo descongelados.

Esta cerca del salón preguntándose como podrán comer si llevan escafandras cuando oye las voces.

Peggy reprocha sarcásticamente a los atlantes sus repetidas invasiones a Nueva York. La cabeza, colocada en un sillón, se lamenta en voz alta. Rena grita aterrada por el educado hombre lobo que se ha unido al grupo y trata de presentarse y darle la mano. Wong trata de calmar las aguas.

Un atlante desenvaina una espada y coge a Peg del cuello. Al verlo, Rena salta sobre el hombre y le golpea en la espalda con los puños. Tropieza con el sillón y la cabeza rueda por el cuarto. Los otros atlantes se tensan y van a intervenir en la disputa, lo que provoca que los instintos primarios del lobo y que los acuáticos se encaren con él.

Wong suelta la bandeja e interviene con ahínco en la disputa. Pronto, para todos se hace evidente que el hombre lobo ha dejado atrás todo raciocinio. Avanza feroz y el resto de los presentes retrocede, acorralados. Vuelan los muebles. La cabeza es pisoteada. El embajador grita como una niña. Dos de sus escoltas chocan entre si y uno de ellos ve que pierde agua. Asustado, deja caer su espada y atraviesa el cuerpo de Peggy sin que ella sienta dolor alguno. Pero igualmente grita aterrada.

El lobo avanza, avanza, avanza...

- ¡En el nombre de Vishanti! ¡¿Qué es lo que hacéis en mi casa?!- grita Extraño desde el umbral de la puerta.

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Tras reducir y encerrar a lobo humano y calmar a Peggy, Rena y la cabeza(de nombre Hector), dejándolos en manos de su ayudante, el místico atiende a los hijos de Atlantis. Y, ¡oh casualidad! Los atlantes buscan los desaparecidos cadáveres de su raza.

Usando su capa, aumentada de tamaño, como alfombra voladora; transporta a la expedición y a si mismo al infame ático.

Los allí presentes son tomados por sorpresa. Sus habilidades distan mucho de ser el portento que quieren creer. El embajador submarino, como era de esperar, rompe su promesa de no matarles y Extraño casi está a punto de consentirlo.

Los habitantes del fondo marino no aceptan los hechizos del mago respirador de aire y, finalmente, Stephen accede a que los caníbales sean brutalmente apaleados.

Difícil visión para un hombre que estudió medicina.

Luego, una vez recogidos los restos profanados, Extraño lleva la expedición hasta la orilla del mar.

La despedida es fría. Un paso atrás en las relaciones entre Homo Sapiens y Homo Meranus.

El siguiente destino del Hechicero Supremo es alcanzado con prontitud. De no ser por la insistencia de los atlantes, su primer destino hubiera sido el depósito de cadáveres.

La familia de Hector estaba horrorizada. El cuerpo sin cabeza de su hijo se movía como si estuviera vivo. No eran excesivamente religiosos pero semejante aberración...

Robaron el cuerpo, se fueron a New Jersey y le prendieron fuego en un descampado. El sacerdote católico al que llamaron para que rezara por el alma perdida fue quien llamó a la policía.

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Son casi las ocho y media de la mañana cuando el Doctor Extraño regresa a su Sancta Sanctorum, oculto a los ojos mortales.

Su capa levita, a un gesto suyo, camino de su Sancta Sanctorum. Él se da una ducha rápida. Al bajar al salón, Wong ya esta desayuno ante el televisor.

- Preparé una cena fría- explica- Ya esta en la basura. Supongo que hoy no tendremos nuestro entrenamiento de artes marciales habitual.

- Supones bien. Podrás ir a perseguir mujeres casadas al supermercado.

- Acalla las críticas de que viva con otro hombre. ¿Qué tal ha ido todo?

- Finalizado con los atlantes. Desagradable para los magos VIP. Y muy mal para Hector.

Ambos miran al televisor. Una presentadora de noticias casi se lleva la mano a una oreja y parece escuchar.

- Si... tenemos una noticia de última hora. Parece ser que hay un enfrentamiento entre superseres ante el edificio de la reserva federal; en Liberty Street.

La mujer es sustituida por imágenes en directo. El centro de atención es Bola Veloz rebotando sin control.

- ¡JANEEEE, PARA ESTA LOCURAAAA...!

- ...miembro de los Nuevos Guerreros ya esta en el lugar- sigue relatando la "voz en off" de la presentadora- Suponemos que el resto del grupo está de camino. La amenaza que deberán enfrentar surgió de el acceso a la línea del metro...

La cámara enfoca la boca del metro reventada de la que salen miembros del grupo Ultimátum al mando del Sinbanderas. Tras ellos, unos siete Mandroides en su versión antigua de color amarillo.

- Nueva York- afirma Extraño sonriendo - la ciudad que nunca duerme.

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1.- Thor, el vengador dios del trueno. Convertido en rana debido a un hechizo de su hermanastro Loki.

2.- Hombre Lobo oficial de Marvel(topia)

3.- La tierras del mítico reino volvieron a la superficie en La ascensión de Atlantis.

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¡POR BELCEBÚ, BAFOMET Y LOS TRES QUE SON UNO, YO OS INVOCO!

Un paseo por el Nueva York exotérico en este tercer numero.

Creo que con esta historia he alcanzado mi intención de reflejar que lo sobrenatural coexiste entre las sombras de lo científico en el universo Mtópico.

Pero he de reconocer que casi todo lo relatado arriba es fruto de ideas que han surgido de otras partes y que explicaré a continuación.

Acompañadme y quizás las recordéis.

La mujer y las palomas surgieron de uno de los primeros numeros de los Invisibles, en el que el joven protagonista veía, durante un breve momento a través de los ojos de una paloma.

La cabeza parlante... ¿del anuncio de coches?. Puede ser.

El hombre que escribe en la valla, de la película Stigmata. "Il messaggero non è importante" es una frase que tengo grabada en el subconsciente.

Las visiones del teatro son ilustraciones que he visto en Internet y cuya descripción guardaba esperando el momento de utilizarlas en esta serie.

La cena de los VIPs viene de una historia del Ultraverse a la que cambié el "plato humano" por "atlantes a la plancha" :)

Del vagabundo que vigilaba la caja de cartón en Marvel Vs DC surgieron la anciana y la hoguera.

En resumen, plagio, plagio, plagio.

Pero reunido con gracia. ;)

 
 
   
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