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Drew. Jessica Drew. La antigua superheroína conocida como Spider-Woman intenta dejar atrás el mundo de los disfraces para volver a la vida normal... si la dejan
 
Drew

DREW: UN PEQUEÑO ASESINATO #1
Vuelta al trabajo
Guión: Gwen13 y Carlos Correia
Portada: Bit

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Jessica Drew paseaba por las calles de Manhattan, más concretamente por Little Italy. No le gustaba especialmente esta ciudad, prefiere más la costa oeste, especialmente San Francisco, pero últimamente pasaba demasiado tiempo en la Gran Manzana, debido a que estaba ayudando a los recien refundados Defensores en algunas de sus misiones.

No es que le hiciera especialmente gracia volver a hacer de superheroina. Esa parte de su vida pertenecia al pasado, o eso creia ella, pero le había prometido al Doctor Extraño que le ayudaría hasta que pudiera investigar la misteriosa recuperación de sus poderes arácnidos. Pero era necesidad. Nada más. En cuanto pudiera, se marcharía de esta ciudad... para siempre.

Un sonido familiar la sacó de sus pensamientos. Era un disparo con silenciador. Tantos años de detective y superheroína hacían que reconociera ese sonido en cualquier lado.

El disparo parecía venir de un callejón a unos metros de donde ella estaba. Sacó la pistola que llevaba guardada en la parte de atrás de sus vaqueros y salió corriendo hacia el lugar. Allí vio a un tipo trajeado tirado en el suelo, y a dos matones (por la pinta, supo enseguida que se trataba de matones a sueldo de algún mafioso) guardando sus pistolas tranquilamente.

Jessica no se lo pensó ni un segundo, guardo de nuevo la pistola y, usando sus poderes arácnidos, trepó por la pared del callejón, hasta situarse sobre los matones, y se lanzó sobre ellos. Quizás podría haber usado su rayo venenoso, pero prefería encargarse de ellos personalmente. Sería más satisfactorio. Siempre le habían caído mal este tipo de gente, la que abusa de su poder con los más débiles.

El primer matón no supo lo que se le venía encima. Jessica cayó sobre él, haciendo que se golpeara contra la pared de enfrente, quedando inconsciente en el acto.

El segundo sacó su arma de inmediato, y disparó a Jessica, que los esquivó saltando de un lado a otro del callejón. El matón siguió disparando, hasta agotar el cargador. Entonces, sacó un cuchillo y se lanzó hacia ella.

Jessica esperó. Cuando el tipo estuvo a su alcance, le sujetó el brazo y, mediante una llave, se lo retorció, obligando a que soltara el arma, y haciendo que cayera de rodillas por el dolor.

"Bien, chico, ya que tu compañero está inconsciente, me parece que me vas a contar tu unas cosillas... ¿Quién eres, para quién trabajas y por qué has matado a ese tipo?"

"Nu... nunca lo sabrás... ¡antes la muerte!"

Y sin que Jessica pudiera hacer nada, el matón apretó los dientes, rompiendo una cápsula de cianuro que llevaba escondida en una muela falsa, y muriendo en el acto.

"Mierda...", dijo Jessica, soltando al cadáver. Se dirigió hacia el otro. Como había sospechado, no estaba inconsciente, sino muerto. De algún modo había logrado usar la cápsula también.

Sacó un cigarro y lo encendió. Sabía que era malo fumar, pero en los últimos tiempos se había vuelto indispensable para ella. Cogió su teléfono móvil y llamó a la Policia. Mientras llegaban, registró a los tres cadáveres.

Los matones no llevaban identificación. Examinó sus manos, y vió que las yemas de sus dedos estaban completamente deformadas por quemaduras, haciéndolas irreconocibles. La única posibilidad de saber quienes eran sería por medio de sus dientes... suponiendo que sus datos no hubieran "desaparecido".

No llevaban tampoco más armas, solo las pistolas y los cuchillos que ya habían usado.

El otro tipo era otra cosa. Los disparos le habían alcanzado en el pecho, matándolo en el acto. Era un tipo de unos cincuenta años, muy bien vestido, quizás demasiado para esta zona de la ciudad. Parecía más un broker de Wall Street... Sacó su cartera. Mike Moran. Casado con Agnes Moran. Vive - vivía, se corrigió mentalmente Jessica - en el 1253 de Oak Forest, en Queens. Contable, por cuenta propia, según su carnet de conducir.

Registró los bolsillos de la chaqueta. Vacíos. Le miró las manos. Llevaba un extraño tatuaje en el dorso de su mano izquierda. Era un signo oriental, pero no acababa de reconocerlo... y el caso era que le sonaba mucho. Tendría que mirarlo. Tras tanto tiempo en Madripur tenía contactos capaces de ayudarla...

La policia llegó. Un coche. Bajaron dos agentes.

"Soy la detective Charlotte Jones, de la policia de Nueva York. Salga con las manos en alto."

"Tranquila", dijo Jessica, levantando las manos. "Yo soy quien ha dado el aviso. Me llamo Jessica Drew, y soy detective privado. Mi carnet está en el bolsillo de mi cazadora."

"Smith, compruebalo."

El compañero de la detective se acercó a Jessica y sacó el carnet del bolsillo. Lo comprobó y se lo devolvió.

"Todo correcto. Aquí tiene, señorita Drew."

"Gracias."

"¿Qué ha pasado aquí?", le preguntó Charlotte.

"Paseaba por la zona, oi un disparo y vi a los dos matones estos", le contestó Jessica, señalando a los cadáveres, "que habían disparado al tipo ese. Me enfrenté a ellos y los reduje, pero se suicidaron, creo que con cianuro. No sé quienes son ni qué querían."

"Muy bien. Tendrá que acompañarnos a Comisaria, señorita Drew, para que le tomemos declaración."

"Está bien. Si no hay más remedio..."

Mientras Jessica subía al coche, llegaron un par de coches patrulla y una ambulancia.

"Nos vamos, señorita Drew. Ellos se encargarán de recoger pistas."

"De acuerdo. Cuanto antes empecemos, antes podré irme a casa..."

El coche arrancó, y Jessica no hacía más que pensar en el símbolo... Le era muy familiar...

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Tres horas después, Jessica salió de la Comisaria, cansada de tanta pregunta. Alguien la paró.

"Perdone, ¿es usted la que intentó ayudar a mi marido?", le pregunta una señora de unos cincuenta años.

"¿Es usted la señora Moran?"

"Sí. Quería darle las gracias."

"No se merecen, señora. No pude hacer nada por su marido."

"Llameme Grace, por favor. De todas formas, quería agradecerle el que lo intentara. No es muy normal en estos días."

"De nada, Grace. Era lo menos que podía hacer. ¿Necesita algo? ¿Quiere que le acompañe a casa?"

"Se lo agradecería mucho..."

"Jessica. Jessica Drew", le contestó.

"... Jessica. No tengo familia aquí en la ciudad. Sólo vivíamos aquí por el trabajo de mi marido..."

"¿En qué trabajaba?", siguió hablando Jessica mientras llamaba a un taxi.

"Era contable. Llevaba las cuentas de un par de hombres de finanzas de esta zona."

"¿Para quién?"

"No lo sé. Creo que uno se llamaba Luiggi Spinelli. El otro no sé su nombre."

"¿Cree que alguien podría haber querido matar a su marido?"

"No... no creo... mi marido no tenía enemigos... al menos que yo sepa... aunque..."

"¿Sí?"

"La semana pasada recibió una carta muy extraña. El sobre tenía un signo muy raro... parecía una letra china..."

"¿Guarda la carta?"

"No. Mike la quemó directamente. ¿Cree que era importante?"

"No lo sé, Grace". El taxi paró frente a ella. "Pero voy a averiguarlo. Váyase a casa. Iré a verla muy pronto. Y tenga mucho cuidado. Si recuerda algo, llámeme". Escribió su número de teléfono en un pedazo de papel y se lo dió. "Y no se preocupe por nada."

"Gracias, Jessica. Que Dios se lo pague."

Grace se montó en el taxi, que se alejó, mientras Jessica llamaba a otro para volver a su apartamento.

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Jessica vivía en un estudio alquilado en el barrio de Tribeca. No era una mala zona, y podía permitírse pagarlo con sus ahorros de su época en Madripur.

Apenas tenía mobiliario. Un sofá, una mesilla, una tele, la cama, un pequeño armario, el baño y una cocina con barra americana. No necesitaba nada más. Tampoco es que pensara quedarse mucho tiempo.

Se quitó la chaqueta, y la tiró sobre el sofá. Dejó la pistola en la mesilla, y se quitó las botas. Encendió la tele y puso la NBC. A ver si en las noticias locales decían algo del asesinato.

Nada. No era lo suficientemente importante.

El símbolo seguía intrigándola. Sabía que lo había visto antes. Pero no sabía exactamente dónde.

Decidió acostarse. Era tarde, cerca de las dos de la mañana. Y estaba cansada. Se metió en la cama y se quedó dormida. Cuando despertara iría a ver al tal Spinelli, a ver qué sacaba en claro.

CONTINUARÁ...

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Próximo número: ¡la investigación continúa!

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TELARAÑAS

Holitas!

Mi nombre es 13, Gwen 13, y soy la nueva guionista d MarvelTopia (con una ayudita de Carlos, que tiene más experiencia que yo en estas cosas, y corrige mis "deslices" tipográficos ^_^).

En esta cole os vamos a contar la vida de Jessica Drew, la primera Spider-Woman, haciendo algo q ya ha hecho antes: ser detective privado. Por aqui no vereis a tipos disfrazados ni amenazas cósmicas. Intentaré q sea una serie negra, detectivesca, con gangsters, y esas cosas. Creo q ya hay demasiadas series d tios con pijamas como para poner 1+...

Espero vuestras cartas.

Besotes a todos!

-- Gwen13

PD: Se q m ha quedado algo corto, pero, bueno, tengo q irme acostumbrando, no?

 
 
   
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