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Alejandro Montoya descubrió en su juventud sus poderes eléctricos y su afición por la esgrima. Entrenado para ser un héroe, viajó por todo el mundo para convertirse en el defensor de los inocentes. Ahora, tras regresar a su país, él es el superhéroe español, es... EL ÁGUILA.
 
El Aguila

EL AGUILA #6
Especial Eurocopa 2
El triunfo del alumno

Guión: Ramón Vidal

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Portada: La Golondrina contempla desde lo alto de un edificio, el mismo en el que estaba el Águila en el numero anterior, la plaza de Colón abarrotada de gente animando a la selección.

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El sol del medio día brilla sobre una finca situada en las afueras de Toledo. El crepitar de espadas resuena como una música constante que retumba en la tranquilidad veraniega.

Alejandro habla por el teléfono móvil entre el bosque con el tintineo de espadas al lado.

- Lo entiendo, Nacho. Pero tú mejor que nadie debería saber lo que es un día libre - dice al teléfono. - Espera un segundo...

Nacho mira a Rocío sudando agotada frente a él intentando librarse de sus estocadas con frustración.

- ¿Quieres dejar de arquear las piernas? No sufras el terreno, aprovéchalo- dice, antes de volver a hablar tranquilamente con el Ingeniero.

Rocío frustrada se aprieta fuerte la empuñadura de su florete y da un paso atrás esquivando la roca que le impide el paso. Mira a Alejandro que habla tranquilo por el móvil intercambiando con Nacho su clásico rifi-rafe de reproches mientras con maestría su florete detiene cualquier ataque que ella intenta propinarle. Un paso adelante aprovechando que Alejandro tiene un árbol a su diestra cuando su maestro le da un fuerte golpe en el costado con la espada haciéndola caer.

-¡Tocado!- dice, bajando un poco el móvil de su rostro y saludando antes de marcharse a una esquina a seguir hablando con el Ingeniero.

Desde el suelo Rocío mira su espada aún aferrada a su mano con sorpresa. Le es tan natural no haberla soltado que parece que fuese una parte más de su cuerpo. Las muñecas y los tobillos le duelen a causa de esa especie de pequeñas cintas de kilo y medio que su maestro le obliga a llevar. La muchacha intenta incorporarse despacio mientras ve como Alejandro termina de hablar y tras cerrar su móvil de ultima generación lo guarda en el bolsillo.

El héroe se acerca a su alumna y le tiende la mano caballeroso.

-Buen trabajo, señorita. Veo que has practicado la primera regla.

La chica le mira con un gesto de rabia desde el suelo ignorando su mano.

-¿Que te pasa? - Dice el héroe con tono como cansado.

Ella señala con la cabeza al teléfono móvil de Alejandro.

- ¿Esto?- El hombre mira su teléfono móvil y tras pensar un rato cae en la cuenta y sonríe.- ¿Sabes a quien odiaba yo? A Lope.

La cabeza de Alejandro se llena de imágenes de una finca extremeña muy parecida a ésta en la que se encuentran él y Rocío ahora.

Don Rafael recita tranquilo mientras un joven y enfadado aprendiz intenta embestir con la espada a diestro y siniestro. La indignación, el rencor, la impotencia...

"¿Si supieses como te entiendo ahora Rafael? Ojalá hubiéramos hablado una sola vez más. No de maestro a alumno, sino de persona a persona."

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"Es como la labor de un cirujano. Tienes que extirparlos minuciosamente o volverán. Y será como si no hubieses hecho nada." Las palabras de aquel joven mulato, con su sonrisa colmilluda y sus enormes gafas de sol resuenan en la cabeza del Águila mientras avanza agazapado entre la maleza. Poco a poco se acerca a una figura escondida tras un árbol a unos pocos metros.

-¡Por fin has llegado!

La Capitán Estibariz de la Guardia Civil sonríe tras el transparente casco de su negro uniforme de la Unidad Especial de Intervención. Tras colocarse detrás del árbol nuestro héroe, caballeroso, le propina una leve reverencia.

-¿Seguro que son vampiros?- Pregunta Alejandro cauteloso intentando que el árbol cubra lo más posible su uniforme.

-¿Crees que hubiese conseguido movilizar a 24 UAI y un cercado total de un pueblo de este tamaño en plena semifinal de la Eurocopa si fuese algo menos importante? - dice la joven capitán con una sonrisa cínica.

- ¿Y la SEDA?

- No quiero que esos cabrones vuelvan a montar una como la de Galicia de hace dos meses- dice, ella enfadada.- Además...

- ¿Además qué?- pregunta el encapuchado ante el titubeo de la capitana.

-Se han cargado a nueve de los nuestros... Y han convertido a dos. -Estibariz mira al héroe con gesto de desesperación. -Quiero que les entierren con una bandera y todo el honor de alguien que muere en un acto de servicio. Nada de accidentes, ni familiares llorando por su mala fortuna, esa gente se merece que ser recordada como los héroes que eran.

Alejandro la mira extrañado y a su cabeza vuelve la modestia de aquel pequeño entierro de Don Rafael. Tiene que admitírselo a sí mismo, en muchas cosas le es casi imposible entender a los militares.

-¿Qué tengo que hacer? - Pregunta a su amiga mirándola a los ojos.

La capitán sonríe y extiende ante nuestro héroe un mapa explicándole los detalles tácticos de la operación.

Tras un rato dos agentes se acercan por detrás y se cuadran ante Estibariz.

- ¡Todo en posición, mi capitán!... Digo capitana.

Alejandro sonríe al ver la reacción extraña de su amiga. "¿El memorando sobre corrección sexual también ha pasado por la Guardia civil?" No puede evitar soltar una pequeña risilla.

-Colóquense en sus puestos. -dice ella mientras mira al héroe con cara de pocos amigos. -Daré la orden de intervenir en 1 minuto.

Los hombres desaparecen en la maleza cuando el deslizador del Águila aterriza silenciosamente a unos metros. El héroe da unos pasos y pone un pie sobre él mientras mira seguro a su amiga.

-¡Suerte! -Dice ella ante el gesto con la mano que hace él para despedirse.

El deslizador desaparece en el cielo haciendo ondear la capa del enmascarado como si fuese una mancha negra en el sol de la media tarde.

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En la soledad de una enorme sala de la academia de esgrima Rocío entrena con una espada negra, vestida con ropa deportiva y una extraña capa. Salta, coloca las piernas y ataca; salta, coloca las piernas y ataca... Es como una danza que se repite una y otra vez.

Nacho ataviado con una camiseta de la selección abre despacio la puerta y entra.

-He visto en las cámaras que estabas aquí -dice extrañado. -El partido acaba de empezar. ¡Ven a verlo conmigo!

La muchacha termina su ejercicio y le mira con gesto agotado.

-¿Y Alex?

- Esta en una misión sobre la que no ha querido decirme nada.

-¿Vosotros dos tenéis secretos? -Pregunta la chica extrañada.

El Ingeniero sonríe y levanta los hombros.

-¿Qué haces sola a estas horas entrenándote?

La muchacha mira hacia otro lado sin querer hablar de lo que siente ahora hacia su maestro.

-Tengo que acostumbrarme a usar esta capa de titanio que me hiciste. Es cierto que no pesa mucho pero descompensa mi esgrima. Cinco kilos más lenta se notan, además tiene una forma rara de moverse.

El hombre se acerca despacio a la chica y mira la espada que porta en su mano.

-Alex no ha encargado esa espada.

-Es mía, la he hecho yo -dice la chica mirando al suelo.

El ingeniero se acerca y ve lo que parece un florete rodeado de cinta aislante negra. Hace un ademán para que la chica se la deje y la toma en su mano.

-Debe de pesar...

-Siete kilos. Pero esta equilibrada. Solo la uso para los entrenamientos, la hice con cintas de metal para culturismo y un florete de segunda mano que compré en el Rastro.

-¿Qué pretendes dislocarte la muñeca?

-Si aumento el peso aumento la fuerza de la muñeca y también mi velocidad. Quiero tener el brazo más rápido. La pegada fuerte somete la espada del rival, pero si no tienes ni que cruzarte con ella es como si no hubiese rival alguno.

-¿Por qué últimamente no sales de misiones? ¿Estas haciendo algo?

-Por lo visto ahora estoy en otra fase de mi entrenamiento. -Contesta la muchacha como enfadada. -He asumido el icono por fuera pero ahora tengo que entenderlo por dentro antes de enfundarme las alas otra vez. ¿Y ese repentino interés?

El Ingeniero sonríe casi de forma maliciosa.

-Bueno quizás te haya construido una pequeña tontería que deberías estrenar y de la que por ahora no vamos a hablar a Alejandro. -El ingeniero toca un botón de su i-phone y tras ellos se abre una de las incontables puertas secretas que esconde la academia. -¿Te apetece ver el partido?

La muchacha sonríe y los dos bajan por el oscuro pasadizo.

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El deslizador del Águila se posa frente a la puerta de la iglesia mientras los agazapados guardias civiles toman posiciones entre la maleza. Con aire caballeresco el héroe se baja del deslizador y empieza a andar hacia la puerta de la iglesia. La antigua puerta parece haber sido sustituida por una enorme placa de contrachapado que resuena cuando Alejandro llama con gesto caballeroso.

POM, POM, POM.

Mira hacia la maleza con aire dubitativo mientras espera respuesta. Y vuelve a llamar más fuerte y con más insistencia.

POM, POM, POM, POM, POM, POM...

-¡Ya voy! ¡Ya voy! -Contesta una voz chillona desde dentro.

El inconfundible sonido de un par de rifles cerrándose precede por un segundo a una lluvia de balas que sale de detrás de la puerta contra nuestro héroe, mientras éste salta cubriéndose el rostro con la capa.

Tras unos segundos de silencio el Águila se pone en pie y deja la capa en el suelo.

-Menudo recibimiento.

Las vidrieras de la iglesia suenan cuando los guardias civiles disparan desde los matorrales bombas de humo.

El contrachapado maltrecho se rompe mientras un hombre vestido de guardia civil normal salta ahogándose.

-¡Es ajo!¡Bombas de ajo!. -Pronuncia tosiendo sus últimas palabras antes de convertirse en ceniza por el contacto del Sol.

Alejandro se adelanta dispuesto a entrar pero por su comunicador Estibariz le ordena esperar. Despacio el humo se empieza a disipar dentro de la iglesia.

Cuando por fin entra en la iglesia ésta parece completamente arrasada. Un coche aparcado en medio y restos de sangre y algunas balas por distintos lugares.

A la izquierda de la puerta un joven guardia civil parece estar quemado con ácido y se retuerce de dolor.

-¡Quema!¡Quema! -Grita con su colmilluda boca. Hasta que el héroe le asesta una compasiva estocada de plata en su corazón.

-Calculo que como mucho podéis ser nueve o diez. -El Águila habla con tono duro y expresión seria. -Dejadme adivinar. ¿Has convertido a los jóvenes del pueblo y juntos os habéis comido a los viejos?

El héroe anda entre trozos mutilados de carne con gesto de repugnancia mientras mira la puerta de la sacristía y un pequeño pasadizo que parece conducir a unas catacumbas.

-No hay juicio para los vampiros. ¿Lo sabéis? Todos estáis muertos de forma oficial.

Un muchacho sale de detrás de la esquina de la sacristía con una pistola y mira al enmascarado.

-Tú sí que estás muerto. -Grita antes de disparar.

Sin mucho miedo el héroe da dos volteretas hacia el flanco y hunde su espada en el cuello del muchacho convirtiéndolo en polvo. Tras esto se asoma despacio hacia la sacristía y ve los muebles destrozados y los restos podridos de un sacerdote.

-Primera planta despejada. -Dice al comunicador. -Me dirijo al sótano.

-Bien -dice, la voz de la capitán. -Procedemos a tomar y desinfectar. Ten cuidado.

El héroe abre su chaleco y deja ver unas cuantas granadas extrañas parecidas a las de los americanos en la segunda guerra mundial pero mucho más pequeñas. Se asoma un poco por la escalera y lanza una mientras el sonido de los pies de la unidad de intervención se oye tomando posición en campo abierto. Tras uno, dos, tres... El fuerte POUM.

-Ningún ruido. -Dice fastidiado el cruzado.

-No caerían dos veces en la misma trampa. Creemos que el líder es un superviviente de una de tus purgas en Valencia del mes pasado.

La capitana no ve como se retuerce el gesto de Alejandro al oír sus palabras ni sabe como aprieta fuertemente su espada.

"Y será como si no hubieses hecho nada" Las palabras del joven mulato resuenan.

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Una blanca habitación se abre ante Rocío y Nacho. El Ingeniero parece algo molesto mientras entran.

-No, nos va a dar tiempo a verlo en el descanso. -Protesta.

-Vamos te digo yo que sí. -La muchacha parece emocionada. -¿Quién de nosotros sabe de fútbol?

-Vale. -Más resignado que convencido Nacho toma aire y mira a la sala. -Proyecto Golondrina: Activación.

La sala se apaga salvo por la parte en la que se encuentran los dos y empieza a sonar una especie de sonido de maquinas.

Cuando la luz vuelve en mitad del cuarto ante los dos aparece un deslizador parecido al del Águila pero con un manillar similar al de una bicicleta y una enorme caja negra.

-¿Le has puesto un manillar a un Águila-Deslizador? Impresionante. -Dice la chica que parece algo decepcionada.

-¿Sabes mantenerte en el "Águila-Deslizador", como tú lo llamas, por ahora? Pues ésta es la primera parte de la solución. De todos modos esa no es la sorpresa.

El genial inventor anda hacia la enorme caja y teclea un código alfanumérico de quince caracteres. Suena un crujido cuando la tapa se separa despacio desprendiéndose del resto de la caja. La muchacha se asoma cada vez más curiosa.

-Un uniforme. -Otra vez suena el mismo tono de decepción.

Ingeniero resopla exasperado mientras aparta la tapa para dejar ver el maniquí que contiene la caja.

-No es solo un uniforme. Este, señorita, es el traje que cambiará por completo tu vida.

La muchacha mira sin mucho interés un uniforme parecido al suyo pero de cuero y que tiene unas extrañas protecciones en todas las junturas. En el pecho un extraño símbolo con la forma de una golondrina con las alas extendidas y un cinturón porta-espadas con un extraño aparato que parece un reloj de pulsera con muchos botones.

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El Águila permanece acantonado en una habitación antigua iluminada por un foco de principios de siglo con tres guardias civiles heridos y dos sentados junto a él al lado de la puerta. Al parecer durante la Guerra Civil el cura del pueblo había decidido construir un subterráneo muy parecido a un bunker al final de las catacumbas para protegerse por si decidían tomar su iglesia. Su paranóico plan es ahora casi medio kilómetro de trampa mortal donde los guardias civiles y el héroe intentan salir indemnes de los vampiros.

Uno de los guardias ataviado con su armadura se asoma y dispara ráfagas de balas de plata con su ametralladora, los vampiros responden con una potente ráfaga de lo que suena como al menos dos fusiles soviéticos AK 47.

-Vamos, Héctor, diles a los demás draculines que bajen las armas. -Alejandro grita al pasillo desde un lado de la puerta. -Aunque consiguieseis salir de aquí todavía es de día. Solo podéis salir del fuego para entrar en la sartén.

El vampiro manco mira a sus tres compañeros supervivientes, dos chicas que no llegan a la veintena y un seminarista mejicano de veintitantos:

-¿Si eres tan listo cómo pude escapar de ti la última vez? -Grita al héroe medio enloquecido. La euforia tras el festín de sangre de la noche anterior sigue llenando su cuerpo por completo.

El Águila tuerce el gesto enfurecido mientras mira a los guardias civiles a su lado.

-¿Cómo esta tu pierna, chaval? -Pregunta a un muchacho que tiene una herida que parece muy fea.

-¡Me duele! Hace rato que la noto muy fría. Espero que la capitán tenga un plan para sacarnos de aquí.

-Es capitana. -Le corrige Alejandro sonriendo mientras alaza un dedo. -¿No has leído la circular?

-Con todos mis respetos. Estoy tan jodido que puedo permitirme el lujo de mandar a la mierda lo políticamente correcto. -Contesta el herido intentando vocalizar con la boca seca.

Los cinco guardias y el héroe ríen a la vez, mientras las balas resuenan en el pasillo.

El guardia que esta cerca de la puerta mira por un espejo.

-Ya están a tres habitaciones de aquí y solo nos quedan dos cargadores.

-Si nos atacan en cuerpo a cuerpo estamos perdidos. -Contesta el héroe. -¿Por qué tuve que perder mi espada en la explosión?

-Fue por salvarme a mí. -Dice el único de los guardias que no lleva casco y tiene la cara empapada en lágrimas. -Me apartó de esa maldita granada. Es culpa mía. ¡Vamos a morir por mi culpa! -Dice antes de volver a llorar desconsolado.

Los vampiros vuelven a cruzar el pasillo cuando el guardia dispara y consigue convertir en polvo a una de las dos vampiresas mientras su amiga grita aterrada.

-Dos habitaciones y una ráfaga más. -Dice el guardia del espejo. -Al menos me he cargado a uno.

-Más comida para los demás. -Dice el de la pierna provocando la risa en todos otra vez.

El héroe se acerca al hombre de la ametralladora y le susurra algo. A lo que el guardia contesta afirmativamente alejándose de la puerta.

El traqueteo de las balas resuena tan cerca que hace que todos se estremezcan una vez más.

Alejandro hace un ademán a los cinco para que se coloquen al fondo cuando las balas empiezan a rebotar en el quicio de la puerta.

Por fin tras unos segundos de calma que parecen eternos la figura del seminarista armado con un fusil aparece justo para recibir una buena cantidad de plata que le transforma en ceniza ante su impotente compañera que desparece segundos después. Los ocupantes del cuarto sonríen satisfechos cuando el sonido de un disparo les interrumpe matando al guardia civil de la ametralladora.

La figura del vampiro manco aparece entre la nube de polvo y ceniza portando una pistola que guarda en su pierna. Mira a su alrededor y ve como Alejandro intenta propinarle un golpe por la izquierda, con su brazo sano, para el puño del héroe sin mucha dificultad.

-Te acompañas de buenos amigos. Creo que los convertiré en mis hijos.

El enmascarado lucha por liberar su puño de la inhumana fuerza del vampiro.

-Pues os vais a aburrir mucho en las fiestas -dice, entre dientes. -No sabes lo difícil que es convencer a las chicas de que se acerquen a un grupo de tíos solos.

-¡Contestando hasta el final! -El vampiro cierra un poco la mano clavando las uñas en la piel del héroe. -Seguro que no eres tan ocurrente cuando me coma tu brazo delante de tus narices.

El héroe empieza a sentir miedo y desespero mientras lucha por escaparse cuando una gran explosión destroza la mitad del techo haciendo que el mundo empiece a temblar.

El vampiro mira hacia atrás sorprendido cuando la luz del Sol empieza a entrar por el pasillo hasta incinerarle completamente.

-Te quiero, Estibariz. -Dice sonriente el héroe mientras ve la luz antes de desmayarse en el suelo.

Cuando la oscuridad se disipa Alejandro abre los ojos en una camilla de ambulancia mientras un joven ATS tira de su capucha con todas sus fuerzas.

-No te molestes. -Dice mirando al muchacho que da un paso hacia atrás sorprendido. -La llevo pegada con un adhesivo especial. Por si me pasan cosas como esta.

-Pero... pero...

El joven no sabe bien qué decir mientras el Águila se incorpora en la camilla tocando su brazo escayolado. Después toca un botón de su bota y acerca la boca a él.

-Águila a Ingeniero: código de recuperación 482.

El móvil del ATS empieza a sonar. El héroe se pone en pie y se lo coge de la solapa.

-¿Me permites? -Pone su móvil delante de su cara y en el se ve escrito NUMERO OCULTO. -Es para mí.

El héroe sonríe y comienza a hablar por teléfono mientras el muchacho va hacia la parte de delante de la ambulancia para hablar con el conductor. Antes de que dé un paso Alejandro le devuelve su móvil y abre la cortina.

-Pare aquí, por favor. -Pide educado el enmascarado mientras recoge los restos de su camisa y sus guantes.

La ambulancia se detiene en seco y el héroe se pone en pie para salir. Tira del pomo de la puerta para abrirla cuando parece que recuerda algo y se gira al alucinado ATS.

-Una pregunta. ¿Qué pasó al final con el partido?

-¿Qué partido?

-La selección.

-Ganamos. -Dice con tono entrecortado el ATS.

Alejandro abre la puerta y ve la luz del atardecer en el cielo Santanderino.

-A este paso ganamos la Eurocopa. -Dice al paisaje mientras empieza a andar sin rumbo fijo.

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Una nave industrial rubricada con el cartel SOLUCIONES NACHO, en el municipio madrileño de Móstoles, esconde uno de los muchos laboratorios del genio inventor conocido como Ingeniero. En su interior Rocío ataviada con su nuevo traje de Golondrina, salta de forma pesada por un circuito parecido a los de entrenamiento de los marines americanos.

Mientras Nacho subido en una enorme escalera rebusca entre una kilométrica estantería llena de cajones sellados. Con una carpeta tira de otro de los cajones y lo cierra enfadado.

-¡No!¡No! -Dice el Ingeniero airado. -¿Dónde la pude haber metido?

Cansada la muchacha le mira mientras termina de trepar un gran muro y se desploma sobre su cima. Eufórica pero agotada.

El Ingeniero por fin abre uno de los enormes cajones de un tirón y sonríe.

-¡Aquí esta!¡La encontré! -Grita desde la escalera.

Tras un rato rebuscando en el cajón, saca un estuche negro del tamaño de un brazo aproximadamente. Y baja la escalera eufórico con él entre las manos.

-¡La encontré!¡La encontré!

La agotada muchacha gira la cabeza desde lo alto y mira al inventor con gesto extraño.

-¡Ven a verla! Ya verás te va a encantar. -Llama desde abajo el hombre.

Después de resoplar cansada la chica toca el botón de su cinturón y la pantalla cambia de +8 a OFF. Se pone en pie y baja por la pequeña escalera situada a un lado del muro.

El Ingeniero corre hacia ella con el estuche en la mano y se lo coloca en las manos. Intrigada la chica tira del pequeño cierre y abre despacio la caja dejando al descubierto un florete con un extraño mango.

- ¿A qué esperas? -La impaciencia se aprecia en la mirada del hombre, mientras la muchacha saca el florete de la funda y lo blande hacia el cielo. -Este es el primer invento que hice pensando en Alejandro. "La Garra". -El hombre sonríe sarcástico. -En aquella época aun les ponía nombres rimbombantes a las cosas.

La muchacha empieza a practicar estocadas con el florete.

-¡Esta perfectamente equilibrado! -Exclama Golondrina alucinada.

-La construí antes conocer la identidad secreta de Alex, antes de saber que su estilo de lucha no implicaba florete y antes de saber.... Bueno tú ya sabes.

-¿Qué es mutante? -Pregunta la chica con toda naturalidad.

-Si, bueno es una forma de decirlo. -Contesta algo incómodo.

Después de un rato de silencio el Ingeniero parece recordar algo.

-El caso es que no sólo es un buen florete. -El hombre acerca su boca a la empuñadura. -Modo conmocionador activado.

Un pequeño zumbido comienza a sonar y la espada parece cargarse. Ingeniero se aleja unos pasos y toma un vaso de agua que hay en una mesa cercana.

-Tu traje te protegerá de cualquier cosa. Pero si no te importa yo voy a apartar la mirada.

El hombre lanza el agua del vaso y de la espada empiezan a salir chispas y a sonar un zumbido eléctrico ante el cual Rocío queda alucinada.

-Como te dije. La hice pensando en construir un arma ideal para el Águila, cuando aun no conocía sus secretos.

Una sonrisa de auto satisfacción se dibuja en los labios de Nacho mientras Rocío equipada con su nuevo traje empuña entusiasmada su nueva "Garra".

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En un gran palco del estadio Happel, de Viena. Lo más granado de la alta sociedad madrileña disfruta de un pequeño cóctel previo a la final de la Eurocopa. Alejandro, completamente trajeado pasea de un lado a otro, sonriendo a estos, contando un chiste a aquellos y evitando cruzarse con esos otros. De repente entre la multitud nuestro héroe se cruza con un viejo conocido, Francisco Cobos-Valera, el superhéroe conocido como Raudo.

-¿Paco?

-Es curioso que nunca nos encontremos en sitios normales. -El jerezano apura su copa de vino despacio. -Solo podemos vernos en el más oscuro rincón o ante el más iluminado de los focos. ¿Qué haces aquí Alex? Siempre se dice que eres reticente a abandonar tus negocios en el país.

Alejandro arquea una ceja divertido y señala a su abuela que parece charlar divertida junto a la baronesa Thyssen.

-Pero no creo que haya problemas con ningún negocio esta noche. -Contesta Alejandro. -A fin de cuentas todo el mundo estará viendo el partido.

-Puede ser pero he oído por ahí que has tenido muchos negocios en esta Eurocopa. Parece que siempre que ha habido un partido has tenido que atender alguna llamada internacional.

-Tú en cambio has visto todos los partidos en tribuna preferente.

-Veo que lees los periódicos. -Dice con una sonrisa socarrona Francisco.

-No todos los días se ve un superhéroe sentando al lado del presidente del Gobierno en un partido de fútbol.

En ese momento un par de manos se abren paso entre los dos hombres. El afamado empresario Fernando Fernández Tapia mira a los dos con aire sonriente.

-¿Paco, el super vinatero, y Alejandro "altruista" Montoya? No sabía que erais tan amigos. -Comenta sarcástico el magnate.

-En realidad somos viejos compañeros de escuela. -Contesta Raudo.

-Debió de ser impresionante estudiar con un superhéroe. -Mira a los dos héroes. -Yo no quiero desmerecer a este caballero- dice, señalando a Raudo. -Pero os diré que el Águila nos salvó de ese tal Conquistador en la última reunión del círculo de empresarios y fue alucinante.

Mientras "Fefe" hace aspavientos comentando la increíble actuación del héroe, Alejandro sonríe divertido a su compañero héroe.

Las charlas continúan en los grandes palcos del estadio Austriaco.

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Si algún partido pudo tener expectación en la plaza de Colón sin duda ninguno ha reunido la mitad de la gente que llena ahora la plaza. En medio de toda la agitación unas enormes pantallas y la llamada zona Cuatro.

Desde la tarima la periodista Angels Barceló saluda a la masa mientras charla con el resto de contertulios sobre todo lo que allí acontece y la expectación de la final.

El público esta entusiasmado, es una verdadera fiesta. Viejos, jóvenes, niños... Todos saltan y todos animan a la selección. Entre el publico el comentarista deportivo conocido como Raúl se dedica a preguntar a distintos aficionados su opinión antes de comentarla con Angels que a su vez comenta con los enviados especiales de Cuatro en los lugares determinados.

Entre la multitud cerca de Raúl un hombre sospechoso con una sudadera roja de capucha sigue al periodista con la mirada. Tres hombres más vestidos como él se dedican a permanecer de pie en primera fila mientras todo el jolgorio continúa.

Casi en el otro lado de la plaza Nacho y Rocío vestidos con camisetas de la selección se dedican a disfrutar el ambiente.

-No puedo creer que hayas elegido quedarte en Madrid, pudiendo estar allí. -Dice Nacho señalando una panorámica del estadio que está mostrando una de las macro-pantallas.

-No me gustan los palcos de ricachones. -Le dice ella en alto antes de acercarse a su oído. -Además quería aprovechar que Alex se ha ido para entrenar esta noche con el nuevo traje.

El hombre sonríe complacido mientras camina entre la multitud con la muchacha en busca de un grupo de conocidos con los que han quedado.

Por fin desde la pantalla grande el árbitro pita el inicio del partido y un país entero se convierte en silencio.

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Caras de emoción, gestos de alegría en todo un país, de Pamplona a Santiago, de Santiago a Cádiz, de Cádiz a Gerona. Un país, un país entero delante del televisor se emociona con sus héroes. En medio de todos ellos la abarrotada plaza de Colón donde la euforia esta alcanzando limites insospechados. Los presentadores, los periodistas, el equipo de seguridad, hasta Nacho, el celebre Ingeniero, zarandea a Rocío entusiasmado rodeado del ambiente de alegría.

Entre toda la vorágine un hombre con una sudadera roja sonríe y se tensa. Siente como la adrenalina entra en todas partes de su cuerpo. Este es su momento y no tendrá otra oportunidad parecida. El hombre activa su emisor de onda corta y lo acerca despacio a su boca.

-Tomad la Plaza Roja. -Una sonrisa irónica ilumina sus labios mientras por un auricular oye las respuestas de sus compañeros.

En unos segundos caen tres guardias de seguridad, descoyuntados por hombres con sudaderas similares a la del hombre que habló, sus cuerpos desaparecen entre el ruido de la multitud y sus armas son tomadas. En un rato son nueve más los que caen de una forma similar.

El hombre del comunicador lo lanza al suelo mientras mira hacia arriba.

-Éste es vuestro momento. -Dice con una clara voz que se pierde entre el gentío. -Vuestra soberbia elegirá vuestro destino. Pues es cierto que soy un hombre justo.

La multitud grita y salta mientras en la pantalla las imágenes del estadio hacen enfervorizarse aún más a la multitud.

La voz del comentarista deportivo suena en los altavoces mientras el estadio se transforma en la misma plaza de Colón en las pantallas.

-¿Cómo esta la Plaza Roja, Angels?

El hombre encapuchado salta la valla amarilla de seguridad con agilidad felina y se encamina tranquilamente al escenario de la zona Cuatro, mientras la multitud parece no darse cuenta de su presencia.

-No hay palabras para definir este ambiente. -Comienza a comentar la sonriente presentadora. -La roja ha demostrado...

El sonido se corta y las luces de todas las pantallas se apagan. Los televisores de un país entero se quedan negros mientras sólo algunos entre la multitud se giran hacia la plataforma de Cuatro para ver qué sucede.

Rocío mira a Nacho con gesto serio pero sonriente mientras busca entre la zona.

-Envíame el traje, la garra y el deslizador a la azotea de ese hotel. -Dice mientras señala el NH Sanvy y sale corriendo en su dirección.

Nacho duda por un momento pero la mirada de decisión de la chica termina por convencerle. El ingeniero saca su teléfono móvil y empieza a pulsar botones como un loco.

-Alejandro me va a descuartizar. -Dice mientras ve como aparece una sola luz y las pantallas zumban antes de reactivarse.

Un foco ilumina el oscuro escenario mientras las pantallas apuntan a un hombre tendido de pie. El Capitán España sonríe bajo su mascara negra, luciendo un chaleco antibalas rojo y amarillo en el centro del cual brilla una metálica chapa con la forma de un Águila bicéfala.

Sus pies embutidos en unas enormes botas militares y en su brazo una aterrada Angels Barceló mira como pasea su puñal militar de la SS cerca de su gaznate.

-¡En pie, Españoles! -Resuena clara su voz por toda la plaza de Colón.

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El palco de Viena es pura alegría y celebración. Lo más granado de la sociedad saltando, emocionándose y mostrando su alegría como todos los demás españoles. En medio de la euforia el estadio se silencia por un momento y suenan avisos.

Alejandro ve como muchos de los móviles empiezan a sonar. Con gesto serio Raudo cuelga su móvil y se acerca a una de las azafatas.

-Ponga el canal Cuatro. -Dice con tono autoritario a una de las azafatas cercana a un televisor.

Sonido de duda empieza a resonar en todo el palco mientras la muchacha se dedica a buscar el modo de emitir una cadena española en mitad de Austria.

Paco se acerca a Alejandro.

-Esta pasando algo en Madrid.

En una de las gigantescas pantallas aparece con gesto frió la cara del Capitán España que empuña su cuchillo en torno al cuello de una presentadora.

-No me gusta que esto haya llegado hasta este extremo. -Dice tras un carraspeo el patriótico defensor. -Os habéis descuidado. Habéis dejado que una panda de patanes decidiesen por vosotros. Habéis elegido olvidar. Y es por eso que he elegido esta hora alegre, esta hora de unidad, para hablaros a todos a la vez.

La presentadora se agita y sin ningún titubeo el enmascarado aprieta un poco más el cuchillo mientras brota un casi imperceptible hilero de sangre. La cámara apunta al público, completamente paralizado.

-Se me ha tachado de monstruo, de delincuente, de ultra derechista. ¡A mí! Y mientas. ¿Quiénes son vuestros héroes? ¿Raudo, esa extraña maga del norte, ese mutante que se ha declarado homosexual en una revista? ¿O quizás ese Águila que no para de aparecer en los periódicos? Nunca habéis sido capaces de elegir, no os entendéis a vosotros mismos. Por eso yo quiero que decida algo que esta por encima de toda duda. ¡Desafío al Águila a un combate singular! -Exclama histriónico.

La cámara apunta a un grupo de encapuchados con sudaderas con distintas consignas fascistas apuntando con pistolas a distintos periodistas y famosos de la mesa.

-Cada media hora que el auto proclamado protector español no aparezca matare a uno de estos personajillos.

En el palco solo dos personas entienden lo tenso de la situación, Raudo y Alejandro se miran alarmados. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar?

Los dos hombres miran hacia la pantalla donde se ve al público mirar hacia el cielo. La cámara apunta hacia arriba y en el cielo de Madrid aparece la figura de un águila deslizador.

-No puede ser ella. -Exclama Alejandro sorprendido.

-¿Dices algo hijo? -Pregunta la abuela que esta detrás del héroe.

-Nada, abuela. Ya sabes que no entiendo mucho de esto de los superhéroes. -Dice sonriente. -Te voy a destripar, Nacho. -Dice para sí.

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La plaza de Colon parece aún más atestada desde arriba. Rocío, ahora la Golondrina, toma aire mientras contempla la situación agarrando fuerte el manillar de su deslizador. Tras tomar aire pone su mano en su cinturón y toca un botón. La pantalla cambia de -4 a -19.

-Recuerda respirar bien y no pasarte con la bajada o no caerás. -Dice la voz de Nacho a través de un comunicador en su oído.

La muchacha escucha sin contestar. A casi 20 pisos flotando sobre la plaza de Colón la adrenalina se empieza a notar tomando el control de todo su cuerpo. Es difícil no sentirse agarrotada, es difícil no mirar hacia abajo, es difícil pensar en lo que tiene que hacer. Todo es realmente difícil. Recuerda lo que le dijo Alejandro. "No hay nada parecido a la sensación de estar ante ellos. Te hace sentir tan pequeño, pero siempre debes recordar que no eres una persona. Los héroes somos algo más. Yo intento sonreír, esa sonrisa les vuelve locos, esa sonrisa es mi escudo."

-¿Me escuchas? -Suena la preocupada voz del Ingeniero, sacando a la muchacha de su ensimismamiento.

La muchacha cae en que la cámara esta apuntando hacia su deslizador y que todas las miradas están en ella.

-¡Vuela, Golondrina!¡Vuela! -Se dice a sí misma sonriendo antes de tirar del manillar de su deslizador.

El deslizador cae como un rayo contra el escenario haciendo que todos los secuaces del Capitán se lancen hacia el suelo. La muchacha salta en el momento adecuado y empieza a correr en paralelo a la pared como una exhalación golpeando con su florete a los malhechores, dejándoles inconscientes. La multitud exclama asombrada, mientras el Capitán mira a la muchacha sorprendido con la presentadora aún en los brazos. Uno de los hombres que no ha caído en el primer lance de la pared se pone en pie y apunta a la chica con la pistola en cuanto ésta cae al suelo. La muchacha salta los 7 metros de mesa sin la menor dificultad y golpea en la cabeza, dejándolos inconscientes a él y a uno de los matones que se esconde bajo la mesa. El Capitán da dos pasos hacia delante y se acerca a una plataforma que hay ante el público mientras lanza a la presentadora contra el suelo. El público mira silencioso la situación mientras el último de los hombres en pie toma su pistola y levanta al periodista deportivo Raúl encañonado. La Golondrina da otro salto y no puede evitar conmocionar al terrorista y a su rehén haciendo que los dos queden inconscientes en el suelo. Viendo que todos han caído la muchacha se gira hacia su líder dispuesta a dar un salto para terminar la situación.

-No tan deprisa, pajarilla. -Dice el hombre mientras saca un pequeño dispositivo parecido a un detonador. -He dejado unas cuantas mochilas entre la multitud. Si pulso este botón o este aparatito siente una conmoción eléctrica. POUM-. El público se vuelve histérico alrededor empezando a intentar salir mientras el maligno Capitán sonríe. -Me has impresionado, niña. ¿Te ves capaz de un uno contra uno?

Rocío acerca la empuñadura de su florete a su boca y desactiva el modo conmocionador, mientras se coloca en posición defensiva de esgrima, en su cinturón aparece un +5. El villano cierra el puño dejando dentro el detonador y se abalanza con su cuchillo sobre la chica. La muchacha da un paso para atrás y frena el cuchillo de combate con su florete haciendo caer al Capitán, que se pone en píe casi inmediatamente. La heroína se pone frente al Capitán y da un paso para atrás, una jugada arriesgada en la esgrima, momento que aprovecha el villano para intentar acertar el pecho de la niña con su cuchillo. El intento es detenido por un fuerte golpe lateral haciéndole caer con una fuerza impresionante. Desde el suelo el villano ve como el detonador y el cuchillo caen de sus manos, justo antes de sentir como un golpe eléctrico le hace quedar sin sentido.

La multitud pasa de la histeria a la celebración. La muchacha esta allí de pie orgullosa frente a toda la plaza de Colón, frente al país entero, frente a su maestro lejos en Austria. Uno de los periodistas se pone en pie y toma un micrófono del suelo, mientras resuelto se acerca a la chica que está como paralizada.

-Gracias por salvarnos. -Dice el periodista al micrófono. -¿Cómo te llamas?

-Me llamo R... -Chica se da cuenta del error por una milésima de segundo. -Perdón, soy la Golondrina. La Golondrina.

El público enloquece y empieza a corear su nombre mientras la heroína se acerca a su deslizador. El periodista la sigue insistente micrófono en mano intentando sacarle algunas palabras más.

-¿Qué edad tienes?... ¿Eres mutante?... ¿Puedes decirnos algo sobre el tipo al que has vencido?... -Y por fin la pregunta que hace girarse a la muchacha. -¿Tienes alguna relación con el Águila?

-Sí. -Exclama orgullosa. -Es mi maestro.

El sonido del deslizador activándose atrona a todo el escenario y la muchacha se agarra al manillar saliendo propulsada sobre la multitud que la corea. Tras dar dos vueltas sobre la plaza de Colon el deslizador desaparece en el cielo.

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En el palco de Viena Alejandro nota como las lagrimas de emoción caen sobre sus mejillas.

-Maldita, niña. -Se dice, mientras se limpia con un pañuelo las lagrimas. -Cuando vuelva a casa pienso matar a Nacho.

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LA ESTAFETA

Al fin el segundo numero de la pequeña pareja que he escrito que tiene como principal protagonista a Rocío. Este fue más difícil de escribir, sobre todo en la parte en la que me metí en el berenjenal del los vampiros, pero me apetecía mostrar que una semana para el único super héroe español era tan variopinta en aventuras como uno pudiese imaginar. En cuanto a lo de poner aparatos a la Golondrina supongo que José me matara se reirá o ambas cosas, pero me parecía un experimento divertido y una forma de tocar las narices a nuestro protagonista.

Hispánicos saludos.

Ramón

 
 
   
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