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Nacido en los suburbios de Nueva York, la vida quito las esperanzas a Sam Wilson convirtiéndole en un traficante de drogas. Pero el destino le hizo cruzarse con Cráneo Rojo y el Capitán América. Este, le dio una segunda oportunidad, haciéndole su compañero. Gracias a un prototipo de alas mecánicas creadas por T'Challa, La Pantera Negra, Sam Wilson se convirtió en... ¡el Halcón!
 
El Halcón vol. 2

EL HALCÓN VOL. 2 #19
Halcón desatado
Guión: Chinajqui

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PORTADA: Una pandilla de chicanos en primer plano con aerosoles y llaves inglesas operando sobre una Harley-Davidson. Al fondo, una silueta sólo insinuada con alas rojas y antifaz vigila atentamente en medio de la penumbra.

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Soy Sam Wilson. El Halcón.

Hace tiempo formé parte del grupo de superhéroes más poderoso del mundo. Combatí junto al Capitán América para liberar a la población de las grandes amenazas que se cernían sobre ella.

Pero ahora trabajo solo.

Mi amigo T'Challa me regaló unas alas de vibranium virtualmente indestructibles, pero muchas veces echo de menos el viejo ronroneo de la última máquina cien por cien americana. Por eso decidí comprarme una Harley-Davidson.

Por eso se me rompió al tercer día de usarla.

Pero la parte buena de haber colaborado con los Vengadores es que te surgen amistades de la nada; y así pude contactar con uno de esos auténticos genios del motor que ahora tanto escasean. Tanto las Industrias Stark como Ingenieríia Mecánica Adaptada u Oscorp intentaron ficharle, pero él siempre se negó y prefirió seguir trabajando en su viejo taller: el "Taller Clandestino Senén Menendes". O al menos eso fue lo que él mismo me dijo.

Por eso decidí dejarle en encargo mi vieja Harley. Y por eso hoy, con tres semanas de retraso del tiempo que él me dio de tope, voy a recogerla. Senén habrá estado haciendo maravillas con ella. Si no recuerdo mal, la señal para poder entrar en el taller eran tres golpes en la puerta de atrás y después tocar una vez el timbre. Los genios tienen unas manías muy raras cuando trabajan.

Whack Whack Whack Ring

- Pero si es el lisensiado Wilson, ¡cómo me alegro de verle! Ándese tantito para dentro, no vaya a ser que se resfríe nomás.1

- Gracias Senén, ¿todo bien por aquí?

- Si se refiere a su motosicleta, está más que arreglada, señor. Los chicos y yo nos tomamos ese trabajo como algo personal; aunque hemos tenido algún que otro problemilla que no nos ha dejado terminar antes.

- ¿Algo en lo que pueda ayudar?

- Ojalá, señor Wilson. Muchas veses tanto los chicos como yo hemos tenido que tener bien cuidado para llegar al taller porque merodea por aquí una wea de pendejos nasis que nos hase la vida imposible y...

- ¿Nazis? ¿En América? Imposible, te has debido equivocar Senén.

- No señor Halcón, le juro ante Santa Teresita Mauro de Veracrús que yo vi con mis propios ojitos sus los tatuajes que se habían hecho en los brasos...

- ¿Cruces gamadas?

- ¿Eso qué es? No señor, peor aún, llevaban calcomanías del Cráneo Rojo.

En este punto el Halcón no se puede contener y, con toda su ira, le suelta una patada a una papelera cercana.

- ¡No puede ser! ¡Estos malnacidos no sólo muerden la mano que les da de comer, sino que le dan de comer a la boca que les muerde! Te prometo Senén que me informaré de sus actividades y dentro de poco dejarán de molestaros.

- Aún tenemos otro problema, señor. Resulta que uno de nuestros mejores mecánicos ha tenido problemas. Al pareser sus papeles no estaban en regla y unos hombres de Inmigrasión vinieron y se lo llevaron. Pero debe de haber un error, porque Juanchi González es una estrella...

- Lo siento, pero no puedo hacer nada por ese hombre. Si los del departamentos de inmigración han trabajado sobre su caso y decidido que no es merecedor de la ciudadanía americana será por algo.

- ¡Pero Juan no! Juanchi fue un deportista famoso mundialmente, un enorme jugador de soccer que llegó a haserse una estrella en Europa. Lo más seguro es que haya debido haber un error, señor Wilson.

- ¿Soccer? ¿Eso a lo que juegan los niños?

- Si.

- Entonces seguro que le echaron por pederasta, no puedo hacer nada por él Senen, lo siento.

- Está bien, sabía que iba a decir esto, lisensiado Halcón. Pero él nos dejó un recado importante cuando vinieron los de Inmigrasión a por él: nos dijo que por favor le confásemos a alguien, a alguien buena persona y que se preocupara por él a su perro Sonrisas. Y quién mejor que usted señor. Por favor, tómelo como un favor personal (Senén Menendes saca a "Sonrisas" de debajo de la mesa, un perro mezcla entre pekinés, caniche, chihuahua, pastor alemán, fox terrier y callejero encantador, que le mira con ojos de cordero degollado). ¿Verdad que lo hará? ¿si?

- Esto es chantaje emocional, Senén. Pero, ¡qué demonios! Me lo llevo, seguro que le encantará a Mercedes. Y ahora enséñame la moto.

- Muchas grasias, tiene usté un corasón de oro. La motosicleta está debajo de esta lona impermeable para que no se llene de polvo. Para que vea usté que no le engañaba con lo del trato preferente, señor. A otros encargos dejamos que se los coman las chinches.

Sam Wilson, El Halcón, levanta la lona que cubre a su adorada Harley, vuelve a cubrirla y mira inquisitivamente a Senén.

- ¿Y esto?

- Hemos personalisado un poco la moto dejado nuestra marca como señal de agradesimiento. ¿Verdad que queda bien, lisensiado?

- Psché...

Y Sam Wilson, El Halcón, sale atravesando las puertas del garaje, con su querido insecto metálico ronroneando entre sus piernas, en el que unas letras aparecen rodeadas de llamas pintadas con spray amarillo y rojo; y se lee perfectamente: "EL GAVILÁN"2. Mientras, piensa en la cara iluminada por la ilusión que pondrá Mercedes cuando vea el lado tierno y humano del superhéroe que le lleva una mascota a casa.

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Una Hora Más Tarde

Sam Wilson aparca rapidamente su preciada Harley-Davidson en la acera y va corriendo con Sonrisas en los brazos hasta su portal. Abre y sube las escaleras de 3 en 3 peldaños. Llama al timbre y le abre Mercedes.

- ¡Mira qué cosa más bonita te he traido!

- Euhhhhh sisisí, muy mono.

- ¿Te apetece que nos vayamos a tomar una cocacola por ahí?

- Es que ahora no puedo Sam, me voy ahora mismo a ver a mi tía que está indignada con los médicos. Dice que siempre que vuelve a casa del trabajo le empiezan a salir ronchas por toda la cara, y cree que es porque le suministraron Botox en mal estado.

- Pues nada, salúdala de mi parte y que se mejore. Entonces, ¿te viene mejor esta noche?

- Pues verás, es que el Sargento Tork me ha invitado a una fiesta que da la Policía...

- ¡Ah, pues me apunto!

- Es que al parecer sólo tenía dos entradas, Sam.

- Vaya. Bueno, no pasa nada. Os espero fuera y nos tomamos la cocacola después.

- Como quieras.

- De todas formas si es una fiesta de la policía seguro que sera un aburrimiento...

- No creas, yo me lo he pasado muy bien en fiestas con policías. Adiós.

Mercedes se marcha dando un portazo. Sam Wilson se queda sentado en el suelo, bajo los lametones de Sonrisas, meditando profundamente sobre la última frase de Mercedes.

Tan profundamente que no oye cómo una banda de chicos blancos y rapados, con tatuajes de Cráneo Rojo en los brazos, están destrozando una Harley-Davidson mal aparcada en la calle.

Y en ese mismo momento, en una sala del aeropuerto, Juanchi González mete un golazo por la escuadra en el campo que él y otros 21 inmigrantes provenientes de Sudamérica han creado, utilizando cuatro papeleras como postes de las porterías y una pelota hecha con bolsas de plástico, mientras que los guardias encargados de vigilarlos admiran maravillados el último Home Round de los NY Yankees por la tele.

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1.- Todo lo puesto en cursiva está en español en el original.

2.- Gracias al guionista de la putaobramaestra El Rector por haber inspirado esta imagen mental.

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CORREO DE LOS LECTORES

Ale ya tengo otros 6 meses pa que no me quiteis la serie. ¿A ver a quién engaño ahora para hacer el 20?

 
 
   
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