EXCALIBUR #103
Acceso directo
Guión: Doctor Comic y Carlos Correia
PORTADA: en plan manga, en plan Marmalade Boy, de multitud de Racheles y Nathanes sonriendo y alegres alrededor de un Pete Wisdom con gabardina negra y cara... a lo John Constantine...
Kitty se despereza, despertando de un profundo sueño, en el que ella y
Wisdom paseaban felices y contentos por una playa paradisiaca. Estaba
feliz, y parecía que iba a ser un día perfecto...
... hasta que abre los ojos.
"Hola, nena."
"¡AAAAAAAHHHHHHH!"
Encima de ella tiene un Rondador en miniatura, un Bamf, un personaje salido
de su imaginación1. Bueno, no era un producto de su imaginación. Rondador
se había encontrado con ellos cuando se perdió en el Pozo de Todos los
Tiempos, hace algunos años2.
Pero Kitty ahora no podía pensar en eso. Entrando en fase, atravesó el
suelo, dejando al perplejo Bamf tras ella.
"¿Qué te pasa, muñeca? ¿No quieres bamfear conmigo?"
Una mano metálica atrapó al Bamf, levantándolo del suelo.
"¿Quién eres tú? ¿Qué has hecho con Katzchen?", preguntó Coloso, que acababa
de llegar acompañado de Rahne.
"Tranquilo, Peter, estoy bien", contestó, saliendo del suelo.
"¡Oh, cielos! ¡Es el pirata Coloso! ¡Y tú eres Kitty la Pirata! ¡No os había
reconocido! ¡Soy yo, Bamf!"
El duende se teleportó con un estallido de azufre y humo, dejando al pobre
Coloso totalmente apestado, y reapareció en la rama de un árbol sobre ellos.
"¿Dónde está Lockheed? ¿Y el Demonio sin Nombre?"
"¿Sabes de qué habla?", le preguntó Coloso a Kitty.
"Aunque parezca mentira, sí."
"¿Dónde estamos?", preguntó Rahne.
"Estamos en otra dimensión. En una dimensión basada en una historia que le
conté a Illyana hace unos años. Kurt también acabó aquí hace algún tiempo."
"¿Otra dimensión? ¿Y por qué Rondador es un enano?", preguntó Rahne.
"No es Rondador, es un Bamf. No preguntes, es demasiado complejo para
explicarlo."
"Me duele la cabeza", concluyó Peter.
Un hombre vestido en ceñido traje negro con microcircuitos, y un casco y
unas muñequeras y guanteletes verdes, salía de una lujosa casa. Su dueño era
Thomas Smith, un mafioso de poca
monta al que acababa de matar por encargo de su jefa, la Arpía. De repente,
sintió la presencia de alguien mas a su alrededor. Se dio la vuelta
rápidamente y vio a un hombre
enfundado en una gran capa, y con el rostro escondido dentro de una capucha.
"¿Quién eres?"
"Soy tu oportunidad de venganza."
"¿Qué?"
"Te conozco. Tu eres James Stanford, y adoptaste el puesto de Maestro
Asesino de la señora del crimen británico, la Arpía, después de que tu
predecesor, tu hermano, fuera brutalmente asesinado por el Capitán Britania3.
Si quieres vengarte del Capitán Britania, ven conmigo."
"¿Te crees que te voy a seguir así por las buenas?"
"Claro que no. Pero si lo harás cuando sepas todo lo que puedes ganar..."
Meggan apareció a las afueras de una pequeña ciudad que reconoció a simple
vista, pues ya la habían visitado en múltiples ocasiones.
"¡Estamos en OtroMundo!", exclamo. "Brian, mira..."
En ese momento se dio cuenta de algo...
"¿Brian? ¿Dónde estás?"
"Tu Capitán Britania no está aquí, joven hada", dijo una voz tras ella.
Meggan se giró rápidamente, y vio a Saturnina, la señora omniversal,
flanqueada por un selecto grupo de Capitanes.
"¿Qué has hecho con Brian, Saturnina? Si le has hecho daño te juro que..."
"No digas nada que no puedas cumplir, Meggan. Roma desea hablar contigo.
Síguenos."
Sin darle tiempo a responder, Saturnina y sus hombres emprendieron su marcha
hacia el palacio situado en el centro de la ciudad.
Rompepuertas lloraba desconsoladamente. Antaño fue la líder de la Tecno-Red,
una importante banda de cazarrecompensas trans-galacticos. Pero ellos la
abandonaron y volvieron a las estrellas, y ella estaba atrapada en la
Tierra. Para colmo, desde que envió a su creación Huevo Duro Henry a
destruir a Excalibur, y lo único que consiguió fue que muriera4, veía
visiones. Visiones en las que Henry se le aparecía y le pedía que le
vengase.
"¿Pod qué?", gritó Henry, que se le había vuelto a aparecer. "¿Pod qué
llodad en lugad de id a vengadme?"
"¡Porque yo sola no puedo!"
"Zi que puedez, podque no eztadaz zola. Hay alguien que te ayudadá. Zal
fueda y habla con él."
Rompepuertas salió de la habitación, cogiendo del pescuezo a su mascota Zap,
que dormía
plácidamente a sus pies, y vio a un encapuchado entre las sombras del
portal. Le hizo un gesto con la mano, indicándole que le acompañara, y
ella se fue tras él, perdiéndose ambos en la oscuridad de la noche.
Mientras, dentro de la casa, Huevo Duro Henry era feliz. Por fin iba a
vengarse de Excalibur. Y, con un poco de suerte, también de Rompepuertas.
Dejamos a nuestro Londoniense ex-miembro de organizaciones secretas de
oscuro pasado y fumador y bebedor favorito desamparado en manos de una
turba de chillonas sanas felices y asquerosamente sonrientes gentes, la
situación no ha progresado mucho, el señor Wisdom (¿O de quién te pensábamos
que hablabamos? ¿¿De Robbie Williams??) ha realizado un pequeño recorrido
por las instalaciones de esta aparentemente autosuficiente y utópica ciudad,
tras la cual ha llegado a las siguientes conclusiones:
"¿Donde @##%$ estoy? ¡¡¡¿Qué @#&%% droga me ha inyectado la &$$@@ bruja
escocesa?!!!"
[Noooo, en MarvelTopia no hay censura, pero nos leen los
niños, por lo que procuraremos limitar el número de tacos por el bien
de la salud mental de todos nosotros.]
Esa ciudad significaría la pérdida de trabajo para todos los concejales de
urbanismo y de orden público. Los habitantes eran cívicos, no había
suciedad ni ningún atisbo de criminalidad, el paraíso de los escrupulosos y
maniáticos de la limpieza y el orden. Los bloques de edificios no eran
superiores a cuatro plantas rodeados de árboles, arbustos y césped. Ningún
papel o suciedad en el suelo. Las buenas maneras y el civismo eran la única
forma de trato entre las personas.
Sacó el paquete de cigarrillos del bolsillo interior de su chaqueta, sacó
uno de ellos e intentó encenderlo. Pero no pudo, mejor dicho, no le
dejaron. Un policía, algo quizás discordante con ese lugar paradisíaco,
salió aparentemente de la nada.
"Se ha determinado que lo que estas haciendo es poco saludable, así que
deberás de dejar de provocar ese daño a tu cuerpo."
"Déjame en paz, Madre Teresa."
"Espero que eso no sean palabras destinadas a herir los sentimientos de su
interlocutor."
El tono paternalista usado por el encargado del orden público exacerbó
todavía más si ello era posible, los ánimos de nuestro valeroso y fumador
héroe inglés.
"¿Dónde @#!% estoy?"
"Está usted en Qandor, la ciudad más feliz del universo conocido."
Micromax llegó a la Mansión Braddock. Todas las luces de la casa estaban
encendidas, y Neil Diamond sonaba a todo volumen. Llamó a la puerta. Nadie
respondío. Volvió a llamar. Nada. Usando su poder de control de masa, redujo
su tamaño, hasta caber por debajo de la puerta, y entró en la casa.
Recuperó su tamaño. Un poder muy útil, el suyo. Además de cambiar de tamaño,
podía cambiar de aspecto físico, lo cual le era muy útil, porque en realidad
era un tipo calvo y gordo, pero lo disimulaba transformándose en un tipo
joven y atlético. El inconveniente era que cuando se quedaba inconsciente
perdía esta forma, claro... lo que le había hecho perder varias citas...
Se dirigió hacia el salón. De allí provenía la música. La tele estaba
encendida. Y viéndola estaba...
"¡¿¡Ferón!?!"
"Hola, Micromax. ¿Qué tal te va?"
"Pero, ¿qué haces aquí?"
"Estoy esperando a Excalibur. Hace varias lunas que se fueron, y, como no
sabía dónde encontrarlos, me quedé aquí. Esta bola de cristal que llamáis
televisor es increible. No sabía que habíamos sido invadidos por una raza
de marcianos..."
"¿Marcianos?"
"Sí, pero por suerte cogieron una enfermedad y murieron todos. Y ahora he
visto al Fénix en un sitio que llaman Nueva York, y he encendido todo los
aparatos de la casa para atraerlo..."
DING-DONG.
"¡La puerta! ¡Que bien, más visitas!"
Levitando, Ferón se dirigió a abrir la puerta, seguido por un perplejo
Scott, que no sabía de qué hablaba el joven mago.
"Muy buenas", dijo Ferón. "¿Quién eres?"
"Me llamo Clive Reston, muchacho. Trabajo para el eme-i-se..., digo, para
el Primer Ministro. Tengo una misión para ustedes. Pero antes, apaguen ese
maldito disco..."
"¡DESPIERTA, DEMONIO!"
Rondador Nocturno despertó. Tenía un horrible dolor de cabeza, y lo último
que recordaba era que Cacharro había aparecido en medio de la batalla con
los Acólitos.
"Vas...?"
Estaba en una celda, con una pequeña ventana enrejada y una fuerte puerta de
madera, por la que acababa de entrar un grupo de personas ataviadas con
armaduras medievales. Uno de ellos llevaba una cota de mallas negra, y de su
cinto pendía una gran espada, que refulgía en la tenue luz de la celda. A
su lado permanecía una bella mujer, de cabellos oscuros, vestida con un
corsé
verde y una falda a juego.
"¡El Caballero Negro!", gritó Rondador, al reconocer al hombre. "Y tú eres
Sersi. Unglaubich!"
"En efecto, soy el Caballero Negro, señor de este castillo. Veo que mi
reputación como guerrero me precede. Dime, ¿nos hemos visto antes? Me
resultas vagamente familiar."
"No recuerdo que nos hayamos visto antes", dice Sersi.
"¿No me recordáis? Soy Rondador Nocturno, de Excalibur."
"¿Excalibur? ¿Qué tienes que ver con la espada del Rey Arturo?"
"¿No os suena? Vaya, que tonto, debe ser una realidad alternativa."
"¿Realidad alternativa? ¿No te suena eso de algo, Dane?"
"Si, mi amor, pero por mi vida que no puedo acordarme."
Rondador empieza a ver una pauta. "Caballero, ¿en qué año estamos?"
"En el Año de Nuestro Señor Mil Novecientos Noventa y-- ¿un momento? ¿He
dicho 1900? No puede ser, ¿en qué año estamos, Sersi?"
"No lo sé. Y lo que es peor, no recuerdo cuanto tiempo llevamos en este
castillo, ni siquiera cuanto tiempo hace que nos conocemos. Solo sé que
parece una eternidad... y como si fuera ayer mismo."
"A mí también me lo parece. Aquí algo anda terriblemente mal. Pero no te
preocupes, lo solucionaremos. Dinos, dem... Rondador. ¿Qué sabes de esto?"
"Sé que los Vengadores dijeron que habíais desaparecido juntos, pero no
sabia a donde. Dime, ¿Recordáis algo de ellos, de los Vengadores?"
"Los Vengadores... los recuerdo, como en un sueño..."
"¡No!", dice Sersi. "No, Dane, esto es el sueño, ¿no lo ves? Nosotros
vivíamos en el siglo XX, y éramos Vengadores, hasta que tuvimos que entrar
en aquel portal por mi culpa5. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas tu vida antes?
Eras un científico y un superhéroe, no un caballero."
"¡Dios mío! Ya lo recuerdo. Yo... nosotros, hemos estado viviendo engañados
estos meses. Esta dimensión trató de hacernos felices, creando estas vidas
perfectas para nosotros. Y probablemente habríamos seguido creyéndonoslas si
no llega a ser por tu intervención, Rondador. A todo esto, ¿qué haces aquí?"
"Veras, un robot, compañero mío, puede cruzar las dimensiones, ya
accidentalmente nos ha traído aquí. Si me ayudáis a encontrarlo, podremos
salir de aquí."
"Rondador, nosotros no podemos salir de aquí."
Manuel Alfonso Rodrigo de la Rocha provenía de una de las más antiguas
familias españolas, y estaba orgulloso de su estirpe... excepto de su
hermano, Miguel Alejandro. Bueno, en realidad no era su hermano. Era hijo de
su padre con una de las doncellas de la casa, al que adoptó para evitar el
escándalo.
Y ahora ese niñato desagradecido había decidido sacar un disco... y eso era
algo que Émpata no estaba dispuesto a consentir.
Llegó a su casa en Trafalgar Square, y llamó al timbre. Su hermano abrió la
puerta, embozado en un albornoz fucsia.
"Lolo, ¿qué haces aquí?", preguntó sorprendido.
"No me llames Lolo, Alejandro. Vengo a pedirte que no sigas adelante con el
disco. No me obligues a impedirtelo."
"Pero si sha no puedes hacer nada, ¿sbash? Esta noche es la presentación
mundial, y mañana comenzamos el recording, osea, total."
Manuel no pudo resistirlo más. Ese error de la naturaleza no iba a arruinar
su apellido. Haría cualquier cosa... y eso era fácil para alguien como él.
Porque Émpata era un mutante, con el poder de manipular las emociones de los
demás. Y alguien tan voluble como su hermano no era rival para él.
Sólo hizo falta un pequeño toque mental, un simple empujoncito, y Alejandro
se sumió en la mayor de las desesperaciones... una de la que no saldría
nunca.
"Creo que necesitarás pasar mucho tiempo en una residencia, hermanastro.
Tendremos que olvidarnos del asunto del disco, ¿no crees?"
"Sí, claro, osea, como tu quieras, Lolo. Yo no tengo fuerzas para nada..."
Una llamada, y en pocos minutos los enfermeros de un prestigioso manicomio
conducían al deprimido Alejandro a su nueva casa, una celda de 3x3 metros.
Cuando se fueron, Manuel se sirvió un brandy y se sentó frente a la chimenea
de la casa de su hermano. El disco ya no sería un problema. El honor de su
familia estaba a salvo, porque la prensa no se enteraría de nada. Ya podía
descansar.
Y se rió.
"¿Entonces eres amiga de Papi?", preguntó emocionado el Bamf.
"Sí, así es", dijo Kitty, "y nos gustaría volver con él. ¿Sabes cómo
podríamos hacerlo? Quizás con la ayuda de la Genio, o incluso obligando a
Shagreen a que nos lleve..."
"Shagreen desapareció hace mucho tiempo, y la Genio no puede ayudaros, pero
sé de alguien que si puede... ¡Seguidme!"
Tras decir esto, el Bamf se teleportó, dejando todo apestado a azufre. Kitty
y Peter se miraron con cara de asombro. Al cabo de unos segundos, volvió a
aparecer el Bamf.
"Ups, lo siento, se me olvidó. Venid por aquí."
Los condujo a través del bosque, durante unas cuantas horas, hasta llegar a
un pequeño claro, en el centro del cual había una gigantesca seta-casa, con
su puerta, ventanas y chimenea.
"¡Eh, Sabio!", gritó el Bamf. "¡Aquí hay alguien que quiere verte!"
De la casa salió un enano, con un cigarrillo colgando de sus labios y una
larga gabardina que arrastraba tras de si. Nada más verlo, no pudieron
contener la risa.
"¿¡Wisdom!?", logró preguntar Kitty.
"Es mi nombre, pedorra, no lo gastes. ¿Se puede saber de qué @#$! os estáis
riendo?"
El tren que la llevará a las High Lands tiene prevista su salida dentro de
algunos minutos. Seguro que Moira tiene acceso a información que no está al
alcance de todos. Le ha costado vencer su orgullo, darse por vencida en
encontrar a sus verdaderos padres por sus propios medios. Allison Crestmere,
conocida por el nombre clave Magma mientras formó parte de los Nuevos
Mutantes del profesor Charles Xavier, ahora tiene una ilusión en la vida,
ha descubierto que en Inglaterra tiene a quien acudir, sus amigos de
Excalibur. Allí hay otros alumnos de Xavier, Kitty Pryde y Kurt Wagner,
aunque no son los que más conoce, seguro que le echarán una mano. Los de
información de Brittish Telecom le han dado una dirección, después de tener
que moverse dentro del laberinto burocrático. Comprende las razones, sería
muy sencillo para los villanos descubrir la base secreta de los héroes
pidiendo el teléfono o mirándolo en las páginas amarillas. Isla Muir,
maldita sea, ¿por qué no lo pensó antes?
Mientras, ella espera en un banco de la estación, leyendo
la "Historia de Roma" de Indro Montanelli, es difícil perder
las costumbres. Aunque sus pensamientos están en otra parte, no en el
imperio romano, sino en su propio pasado. Como mínimo resulta fascinante
constatar que muchos de la etérea "comunidad superheróica" se
han visto inmersos en una circunstancia parecida, descubrir que todo
tu pasado es un recuerdo implantado en el cerebro. Para alguien que
durante toda su vida ha creído ser una patricia romana en una ciudad
perdida en el Amazonas, tener que luchar con megalomaníacos con deseos
de conquistar el mundo, dioses Lokis, digo locos, psicópatas y telépatas
sin escrúpulos es una minucia, anda que cuesta creer que los romanos
llegaron a América mil años antes que Cristóbal Colón, que creasen una
ciudad y que al ser redescubiertos por el resto del mundo supiesen hablar
perfectamente el ingles. Parece un chiste malo, de los que oyes en el
Saturday Night Live, emitido vía satélite desde los EE.UU.. Todo esto
le resultaría una broma si no le estuviese ocurriendo en sus propias
carnes. El que proclamó eso de que "un gran poder conlleva una gran
responsabilidad" debió imaginarse que también supone un gran dolor
de cabeza, por no decir que también es una jodienda. Descubrir que toda
tu vida ha sido una farsa es una situación frustrante, como puede dar
fe todo el que se ha encontrado en un caso análogo. Todas esta clase
de vivencias debe ser algo consustancial a los poderes.
La megafonía de la estación avisó de la llegada del tren. Allison cogió la
bolsa, en la que llevaba todas sus pertenencias, y subió a su vagón,
esperando que su vida mejorase al llegar a la isla Muir6...
Roma esperaba a Meggan sentada en su trono, junto a su tablero de ajedrez,
en el que las piezas representaban a los diferentes miembros de Excalibur y
a sus enemigos.
"¿Dónde está Brian, Roma?", preguntó Meggan nada más entrar en la sala.
"Tranquila, Brian está bien", dijo la señora omniversal. "Dejadnos solas,
por favor."
En unos segundos, solo quedaron ellas dos en la sala.
"Ven conmigo, Meggan. Tengo muchas cosas que explicarte sobre Brian y sus
recientes cambios..."
Wisdom llevaba varias horas intentando encontrar una cerveza en Qandor, algo
imposible, obviamente, pero no por eso desistía. Ya que no le dejaban fumar,
al menos intentaría emborracharse, hasta que le llevaran a casa...
Entró en un sitio que parecía un bar (había una barra, había
mesas, había bebidas...), y se sentó en un taburete.
"¡Eh, tú, chica!", gritó, dirigiéndose a una de las muchachas que servían.
"¡Tráeme una birra!"
"Perdone, señor, pero... ¿qué es una "birra"?"
"Una cerveza, tía, alcohol."
"¿Tiene usted alguna herida? ¿Necesita que le atienda un médico?"
"¿Pero estás loca? Quiero beber alcohol, tía, no que me unten con él."
De repente, entraron en el bar dos figuras ataviadas con chillones
disfraces, de llamativos colores.
"¡Oh!", dijo alguien de entre la multitud. "Es el Dúo Dinámico, son el
Hombre Perfecto y Paloma Mensajera."
"Ciudadanos de Qandor", dijo el Hombre Perfecto, con su perfecta sonrisa y
su dentadura perfecta. "Estamos buscando a un extranjero que ha llegado a
nuestra maravillosa ciudad, para ayudarle y devolverlo a su lugar de origen.
¿Alguien lo ha visto?"
Todo el mundo señaló a Wisdom.
"¡Eh, apuntad a vuestra #!$@ madre, cabrones!"
"Señor", dijo el Hombre Perfecto, sujetando a Wisdom por el hombro.
"Acompáñenos, por favor, nosotros le ayudaremos."
Pete estaba ya hasta las narices de la ciudad y sus sonrientes ayudantes, y
estaba decidido a no salir de allí si no era con una cerveza en la mano, así
que apartó al Hombre Perfecto con un pequeño empujón, con tan mala suerte
que éste se tropezó con una mesa que había detrás, lo que hizo que se
tambalease, hasta chocar con una vitrina llena de botellas, que se le cayó
encima, dejándolo tirado en el suelo, totalmente KO.
"Uh-oh, señor", dijo Paloma Mensajera. "Creo que ha lesionado al Hombre
Perfecto."
"¡Eh, proyecto de animadora!", gritó Wisdom. "No ha sido culpa mía. ¡El muy
imbécil se ha tropezado!"
"Tiene usted razón, señor, y es por eso que tengo que pedirle que sustituya
a Hombre Perfecto mientras se recupera."
"¿¡¿Qué @#$% has dicho?!?"
CONTINUARÁ...
1.- En el Cuento de Hadas de Kitty, Patrulla-X Nº153.
2.- En la serie limitada de Rondador Nocturno.
3.- En Capitán Britania.
4.- En Excalibur Nº42.
5.- En Vengadores Nº375
6.- Léete X-Force #63 para ver lo que ve cuando llegue a su destino.
CARTAS A LA PERFIDA ALBION
Tras muchos meses de espera, por fin tenéis en vuestras manos un nuevo
número de Excalibur.
¿Qué ha podido pasar para que hayáis tenido que comeros las
uñas de impaciencia? Pues... que Beetle y GreM, los dos escritores originales,
se vieron reclamados por las fuerzas del mal (usease, la vida real),
y, muy a pesar suyo, tuvieron que dejar la serie. Así que, para bien
o para mal, alguien tenía que acabar la saga. Y ese alguien he sido
yo... bueno, Peter también, pero como el sólo sabe quejarse...
[Nota de Peter: Si, si, veríamos que hacías sin mí.]
Esperamos continuar la serie unos cuantos números más, al menos, hasta el
crossover con Fuerza-X, tras el que nada volverá a ser lo mismo. En el
próximo, más dimensiones alternativas, más locuras de espías, más chorradas
cósmicas, más suavizante, más sexo... bueno, sexo no, que esto es para todos
los públicos.
De todas formas, si alguien se siente con fuerzas para hacerse cargo de la
serie, ¡qué lo diga! Estaremos encantados de escuchar sus propuestas.
En fin, os dejo por el momento. Como siempre, cualquier comentario sobre
éste o cualquier otro número de MarvelTopia se agradece.
Un saludo.
Carlos Manuel Díaz Correia
Co-Editor de MarvelTopia