PORTADA: Vista cenital de Factor-X, que se alejan de una Valerie Cooper que está en el centro de la portada.
"¿Cómo que NO?"
Lorna Dane estaba furiosa. Hacía una semana que su novio, Alex
Summers, más conocido como Kaos, y jefe del equipo gubernamental
llamado Factor-X había escapado, tras la lucha contra la Bestia
Oscura, con el cerebro lavado, creyendo ser un fiel servidor del ser que
era una copia maligna de Hank McCoy, el mutante miembro de la Patrulla-X
y de los Vengadores. Lorna, que había estado recuperándose
de las heridas sufridas en la lucha, quería recuperar a su ser
amado, pero el Gobierno no lo consideraba necesario.
Tres de los miembros de Factor-X, Forja, Polaris y Chico Salvaje, se
hallaban en el despacho de Henry Peter Gyrich, el recién nombrado
encargado del grupo. Dos miembros más, Mística y Dientes
de Sable, se hallaban encerrados en los sótanos del edificio. El
otro, Shard, el holograma viviente de la hermana del mutante miembro de
la Patrulla-X Bishop, no era conocido por el Gobierno, por lo que
permanecía oculta.
Gyrich había llamado a Factor-X hacía diez minutos para
comunicarles que pensaba incluir a los dos últimos prisioneros,
Fatale y la Bestia Oscura, en Factor-X, al igual que en su día lo
hicieran con Dientes de Sable y Mística.
Forja, como jefe del grupo y contacto con el Gobierno, se opuso, pero la
decisión ya estaba tomada y era irrevocable. Entonces fue cuando
Lorna preguntó:
"¿Qué pasa con Alex?"
"¿Qué se supone que pasa?", preguntó Gyrich.
"¿Cuándo vamos a ir a por él?"
"Kaos no es necesario para el grupo en estos momentos. Tenemos los
suficientes miembros para que sea prescindible."
"Pero, tenemos que encontrarlo y curarlo."
"No. Es una orden. Además, tenéis que..."
"¿Cómo que NO?"
Lorna, que llevaba enfadada toda la semana, no aguantaba más. Con
su poder mutante, apartó la mesa de Gyrich, estrellándola
contra la pared, mientras lo levantaba de su silla
"¿Qué quiere decir con que NO podemos ir a buscar a Alex?"
Lorna comenzó a elevarse, usando su control sobre el magnetismo
para levitar, mientras mantenía a Gyrich sujeto a la pared.
Estaba muy enfadada, y muy preocupada por su novio. Quería ir a
ayudarlo, y ahora este mequetrefe no le quería dejar...
"Polaris, te ordeno que... ¡¡¡¡AAAARRRRGGGGHHHHTTTT!!!!"
Gyrich gritó. El poder de Lorna lo estaba incrustando en la
pared, y comenzaba a sangrar.
"¡Lorna, por el amor de Dios, suéltalo!", dijo Forja,
acercándose a la irritada muchacha. Pero Polaris no
atendía a razones. Con una descarga, envió a Forja a la
otra punta del despacho, y apartó a Chico Salvaje, que se
preparaba para saltar sobre ella, al techo.
"¡Dejadme en paz!"
"¡Tranquilízate, chica!", gritó Forja, mientras
sacaba un pequeño aparato del bolsillo. Presionando su
botón, una onda de energía magnética surgió
del mismo, y, al ser exactamente la misma frecuencia que la usada por
Polaris, hizo que ésta cayera, quedando momentáneamente
sus poderes anulados.
Gyrich cayó al suelo, al dejar de actuar sobre él el
poder. Entonces, se incorporó, se sacudió el polvo de su
traje negro y pulsó el botón de alarma que llevaba
incorporado en uno de sus gemelos.
Mientras, Forja y Chico Salvaje levantaron a Polaris, que había
quedado aturdida, y, de repente, se vieron rodeados por agentes,
vestidos con una armadura dorada y gris, y portando un rifle de plasma.
"Señores", dijo Gyrich, "entreguen a la dama. Está
detenida."
"Supongo que estará de broma, Gyrich", respondió Forja.
"Estas armaduras las he creado yo. ¿No esperarás que
esté indefenso?"
Tras decir esto, chasqueó los dedos de su mano metálica, y
los soldados cayeron al suelo, con sus armaduras totalmente desprovistas
de energía.
"Y dado que has dejado bien claro que no confías en nuestro
trabajo", continuó, "presentamos nuestra dimisión
irrevocable."
Cogió a Polaris en brazos, y salió de la
habitación, seguido de Chico Salvaje, mientras Gyrich se
desgañitaba.
Horas después, en Dallas, Texas.
Forja condujo a sus compañeros a su nido del águila, su
hogar, un edificio equipado con la más alta tecnología,
ideada por él mismo. Desde allí, esperaban poder encontrar
alguna pista que les condujera hacia su compañero desaparecido,
Alex Summers.
"Bien, Kyle", dijo Forja. "Dejemos que Shard y Lorna descansen del viaje
mientras nos ocupamos de la búsqueda."
Chico Salvaje dejó a una sedada Lorna en una cama, al cuidado del
holograma viviente conocido como Shard, y siguió a Forja hacia el
centro de control del edificio.
"Forja", dijo, "he decidido volver a Canadá."
"¿Qué?", respondió sorprendido Forja. "Creía
que tú y Shard..."
"Entre Shard y yo no hay nada, ni nunca lo habrá. La verdad es
que va siendo hora de que me enfrente a la verdad. Estoy enamorado de
Aurora, y he decidido ir a buscarla."
"Está bien, Kyle, lo comprendo."
"Además", añadió, "soy un emigrante ilegal. Mi
carta verde estaba condicionada a mi trabajo para el Gobierno.
Así que cuanto menos tiempo esté aquí, mejor
será. Siento no poder ayudaros en la búsqueda, aunque,
seguramente, no serviría de nada."
"Como quieras, Kyle. Si quieres, puedes llevarte mi aerodeslizador. No
te preocupes por devolvérmelo, está programado para
regresar a la base automáticamente."
"Gracias, Forja. Os echaré de menos. A todos."
Se dieron la mano, y Chico Salvaje abandonó Factor-X.
16:35, Washington, D.C.
En una celda especial, cuatro caras familiares esperan a que el Gobierno
decida qué hacer con ellos. Son Dientes de Sable y
Mística, miembros de Factor-X, y sus dos últimos
prisioneros, Fatale y la Bestia Oscura.
De repente, un hombre se materializó en el interior de la celda
de Fatale. Esta, que estaba durmiendo, no se enteró de nada. El
desconocido sacó una especie de lanza de una funda colgada a su
espalda, y apuntó hacia la mutante. Presionando un botón,
una ráfaga de energía voló la cabeza de la mujer,
cauterizando las heridas, de modo que no sangró. Una mancha
oscura en la almohada eran todos los restos que quedaban del rostro de
la teleportadora.
El hombre se volvió, y se dirigió hacia la puerta de la
celda. De un golpe, la abrió, aun sabiendo que ese acto
dispararía las alarmas de la prisión. Esto haría
que se cerrasen todas las puertas del módulo en que se
encontraba. No le preocupaba. Tenía tiempo. Podía matar a
los otros tres mutantes en menos tiempo del que necesitarían los
agentes para desbloquear las puertas y entrar.
Se dirigió a la siguiente celda. Allí, Henry McCoy le
esperaba. Este ser procedía de una dimensión alternativa,
en la que Apocalipsis se había hecho con el control del mundo, y
en la que él era un cruel científico que disfrutaba
torturando tanto a mutantes como a humanos en aras de la ciencia1.
"Veo que has acabado fácilmente con la joven Fatale", dijo la
Bestia Oscura, "Ejecutor. Pero no podrás conmigo."
De repente, se abalanzó sobre la puerta de su celda, mientras el
Ejecutor disparaba su lanza Z'Noxx. Aprovechando el impacto del rayo, la
Bestia logró arrancar la puerta de sus goznes, y salió de
la celda, cayendo sobre el Ejecutor.
A continuación, los dos se enzarzaron en una violenta batalla, en
la que las garras y la fuerza de la Bestia combatían con el
cuchillo y el campo de fuerza del Ejecutor. Este, sabiendo que los
guardias de seguridad estaban a punto de llegar, y no queriendo luchar
contra humanos, decidió usar otra de sus armas, sacada del cuerpo
de un Centinela: un rayo sónico, que golpeó a la Bestia,
haciendo que este se retorciera de dolor.
Aprovechándose, el Ejecutor se puso en pie, y, activando su
lanza, la dirigió hacia la Bestia Oscura, mientras decía:
"Yo, el Ejecutor, te declaro culpable de crímenes contra
la humanidad. Como juez, jurado y verdugo, te sentencio a la MUERTE."
La cabeza de la Bestia Negra rodó junto a los pies del Ejecutor,
seccionada por su lanza.
Justo en ese momento, los guardias entraron en el
módulo-prisión. El Ejecutor, al verlos, activó su
teleportador, lamentándose de no haber podido acabar con sus
otros dos objetivos: Dientes de Sable y Mística.
Forja llevaba las últimas dos horas, desde que se fue Chico
Salvaje, intentando localizar a Alex. Pero era imposible. Estuviese
donde estuviese, no podía ser detectado.
Se dirigió hacia el dormitorio, donde estaban Shard y Polaris.
"¿Has encontrado ya a Alex?", preguntó Polaris,
impaciente.
"Aun no", respondió Forja, sin ser capaz de evitar que en su voz
asomase un tono de desesperanza.
"Tenemos que encontrarlo como sea", gritó Lorna. "Está
herido, lo sé."
Antes de que pudiera responderle, sonó una alarma.
"¡¡¡Es Alex!!!", gritó Forja.
Corrieron hacia el monitor.
"¡No es posible!", gritó. "¡Está en el
vestíbulo!"
22:42, Washington D.C.
La seguridad del módulo-prisión se ha visto reforzada tras
las muertes de Fatale y la Bestia Oscura. Ahora, diez guardias custodian
a los dos prisioneros que quedan: Dientes de Sable y Mística.
De repente, los guardias comienzan a caer uno tras otro, y la alarma
comienza a sonar de nuevo. Mística se asoma desde su celda,
preguntándose qué habrá pasado esta vez.
Una explosión tras ella. Algo o alguien ha destrozado el muro que
da al exterior. De hecho, toda esa pared ha sido completamente
destrozada.
De entre las sombras salen tres hombres y una mujer. Mística los
reconoce enseguida.
"Mole, Mímico, Sapo y Fantazia. ¿Qué hacéis
aquí?", pregunta.
"Hemos venido a rescatarte, Raven", dice el Sapo. "La Hermandad te
necesita."
Mística no contesta. Se limita a dirigirse hacia sus nuevos
compañeros y, juntos, desaparecen.
En la celda contigua, Dientes de Sable ve la libertad al alcance de su
mano, y salta, perdiéndose en la oscuridad.
23:32, Washington D.C.
Valerie Cooper entró en la Sala Oval, donde la esperaba el
Presidente. Saludó, inclinando levemente la cabeza, y se
sentó.
"Bien, Ms. Cooper, como sabrá, el proyecto Factor-X se nos ha ido
de las manos mientras usted investigaba las consecuencias de la batalla
contra Onslaught", dijo el Presidente.
"Si, señor, lo sé, y quiero dejar bien claro que todo se
ha debido a una intolerable intromisión de Gyrich. El no tiene
autoridad en este proyecto, señor, y, por su culpa, nos hemos
quedado sin Forja y los demás."
"El señor Gyrich será... reprendido. Pero
olvidémonos de eso. Lo hecho, hecho está. Quiero que vaya
a buscarlos, y les haga una oferta que no puedan rechazar. Los quiero de
vuelta."
"Me temo que no aceptarán así por las buenas,
señor", contestó Val.
"Lo sé. He decidido que tendrá usted total autoridad en el
proyecto. Los quiero de nuevo. Según parece, tras la batalla de
Onslaught, la popularidad de los mutantes ha subido algo en las
encuestas. El grupo es lo que necesitamos para subir nuestra propia
popularidad."
"Se hará como quiera, señor", contestó Val.
Se levantó, y salió de la habitación.
"Estos malditos políticos. Sólo piensan en encuestas",
pensó.
Se dirigió hacia el garaje. Sabía donde encontrarlos.
Estarían buscando a Summers, y ella sabías donde estaba.
Nueva York.
En los antiguos callejones Morlocks, Forja, Polaris y Shard caminan
guiados por Random, internándose en la maraña de
túneles.
"¿Cuánto falta, Random?", preguntó Lorna, nerviosa.
"Faltan dos túneles", contestó Random. "Pero recuerda que
Alex está bajo control hipnótico. Seguramente, se
enfrentará a vosotros."
"Si hace falta, lucharé con él para recuperarlo", fue la
respuesta de Lorna.
Siguieron avanzando. De repente, al doblar una esquina, un rayo
golpeó en Random, agujereando su pecho.
"¡¡¡¡¡¡AAAAAARRRRRRGGGGGGHHHHHHTTTTTT!!!!!!"
"¡Random!", gritó Shard. "A cubierto, nos atacan."
Kaos salió de entre la oscuridad. En sus ojos sólo se
veía locura.
"Así que el engendro de McCoy ha decidido traicionarnos,
¿eh?", dijo. "Mejor. Así os podré matar a todos de
una sola vez."
Tras decir esto, comenzó a lanzar rayos en todas direcciones.
Shard se protegió creando un escudo con su poder fotónico.
Forja corrió hacia Random y lo apartó de la línea
de fuego. Polaris, al ver así a su novio, comenzó a
gritar. Emprendió vuelo, y usó su control sobre el
magnetismo para detener a Kaos. Este, sintiendo a Polaris,
dirigió todo su poder hacia ella. Pero Polaris no se iba a dejar
vencer. Esta vez no. Estaba harta de que la manejaran de una u otra
forma, y quería recuperar el control. Quería recuperar a
Alex.Así que detuvo durante un instante el flujo sanguíneo
de Alex, manejando el hierro contenido en su sangre, lo que
provocó que quedara inconsciente.
Forja, al ver a Alex caído, corrió hacia él, y le
puso un anulador, para impedir que usara sus poderes mutantes contra
ellos. A continuación, le administró un sedante.
Polaris aterrizó junto a su novio, se arrodilló a su lado
y comenzó a acariciarle el cabello.
"Todo irá bien, Alex. Xavier te curará. Te lo prometo",
dijo.
Media hora después.
Random se había recuperado enseguida del efecto de los rayos de
Kaos, y los había dirigido a la salida. Allí les esperaba
Valerie Cooper.
"Hola, Forja", dijo Val. "Y a todos los demás."
"¿Qué haces aquí, Val?", preguntó Forja.
"¿Cómo nos has encontrado?"
"Teníamos la localización de Alex, pero Gyrich no os la
quiso dar. Pero eso no importa. Queremos que volváis. Esta vez,
no habrá cosas raras."
"Lo siento, Val", dijo Lorna, "pero Alex y yo ya hemos pasado demasiado.
Nos vamos, y no volveremos."
Polaris cogió a Alex con su rayo magnético y salieron
volando, en dirección a la mansión de la Patrulla-X.
Esperaba que los poderes telepáticos de Xavier pudieran
devolverle la razón a Alex. Luego... Dios dirá.
Val los vio alejarse, y, cuando desaparecieron de la vista, se
dirigió a los demás.
"Quedáis vosotros tres: Forja, Random y la misteriosa Shard",
dijo, mirando a la joven negra. "Me temo que no nos han presentado
formalmente, pero te conozco. Eres la hermana de Bishop,
¿verdad?"
"¿Y a ti qué te importa?", respondió desafiante la
joven.
"Bien, Forja. Os ofrezco a los tres la posibilidad de volver. Guido
está mejorando, y supongo que podrá volver pronto. Y
Madrox..."
"¿Qué pasa con Madrox?", preguntó Forja.
"Está muerto."
"Si, eso parecía, pero el otro día lo vi. Era él,
estoy seguro. Tenemos que encontrarlo."
"¿Madrox... vivo?" Forja estaba asombrado. "Bueno, pero,
¿qué pasa con Mística, Dientes de Sable, Fatale y
la Bestia?"
"Bien, Mística y Creed han escapado esta tarde. Los otros dos han
sido asesinados."
"¡¿Qué?!", gritó Random. "¿McCoy ha
muerto?"
"Sí", respondió Val. "Alguien entró en la celda y
los mató a los dos antes de que pudiéramos reaccionar. Y
la Hermandad rescató a los otros dos."
"Bien, Val, el que no estén esos cuatro allana mucho las cosas,
pero, ¿quién estaría al mando?"
"Tengo autoridad total, Forja, y quiero que me ayudes. Necesitamos
nuevos miembros. No vais a se solo los tres, ¿no?"
Forja se volvió hacia sus dos compañeros. No se fiaba
demasiado de Random, que los había traicionado en el pasado. Y
Shard era solo un holograma. Pero, la idea de ayudar a los mutantes
desde el poder siempre le había seducido. No en vano llevaba casi
toda su vida trabajando para el Gobierno.
Habló brevemente con Shard y Random. Ambos asintieron. Forja se
volvió hacia Val.
"Está bien, Val, aceptamos", dijo, al fin. "Factor-X ha vuelto."
FIN
1.- Ver la Era de Apocalipsis.
CORREO GUBERNAMENTAL
El mes que viene empieza una nueva etapa en Factor-X. Escríbenos
al Correo del Lector, y el nuevo guionista, Xumer,
contestará a todas vuestras preguntas.