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No todos los mutantes son proscritos al margen de la ley. Hay un grupo que lucha por la coexistencia pacífica entre humanos y mutantes a sueldo del gobierno, ellos son... Factor-X
 
Factor-X

FACTOR-X 155
La caza de la Hermandad III
Ilusiones de una mentirosa

Guión: Jose Cano

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PORTADA: Mística sonriente, de tamaño gigantesco, sólo se la ve de cintura para arriba. Sobre la palma de su mano está Factor-X, Shard se escurre entre dos de sus dedos, Random la sujeta, Fortachón está perdiendo el equilibrio y Forja cuelga del meñique.

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17. Breve interludio.

Jason Landscore está sentado frente a su escritorio, en actitud más bien relajada, la corbata aflojada, una taza de café en la mano. Sobre la mesa están colocados varios periódicos que cubren con titulares en primera plana el hundimiento de la carrera política de Graydon Creed, cada uno a su estilo según sus simpatias.

- El vacío de poder.. - murmura.

El vacío de poder. Los Amigos de la Humanidad han estado a punto de disolverse. Y ahora, mientras Creed se somete a un proceso judicial del que más que seguramente saldrá culpable, necesitan un líder. Lo que Landscore ha iniciado estaba planeado desde mucho antes de que Creed la cagara, incluso era un plan del mismo Creed. Ha juicio de Landscore, era un plan muy suave y ahora piensa llevarlo por donde él quiera. Además él tiene algo que Creed no llegó a imaginar. Él tiene a Sharpe. De repente la puerta de su despacho se abre con brusquedad. Es su ayudante, Maguiee Stevens. Con algo de precipitación Landscore esconde ciertos documentos que la ingenua Stevens no debe conocer.

- ¿Qué ocurre para que entres así?

- No te lo vas a creer. Valerie Cooper está en coma.

Jason Landscore sonríe......

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18. Reparto de papeles.

Aquello que una vez fue una moto, que acabó destrozada y reformada por Forja, que acabó destrozada de nuevo y con la que se hizo un apaño, que Mística escondió tiempo atrás y ahora ha utilizado como último recurso, por fin, y aceptando de una maldita vez las leyes de la lógica, se detiene.

- ¡Joder! - dice Mente Maestra. Se suelta de la cintura de Mística y baja al suelo. - ¿Dónde.....?

Mística echa un vistazo al lugar.

- Un parque de atracciones abandonado. - le sale una media sonrisa irónica. - Es.... apropiado.

Mente Maestra la mira. Se ha quitado el antifaz, empapado de sus propias lágrimas, y la capa, que le molestaba.

- ¿Apropiado para qué?

- Seguir huyendo a pie sería una tontería. Aquí es donde vamos a enfrentarnos a Factor-X.

Mente Maestra se sienta en el suelo.

- No sé si podré.

- Claro que podrás. No te queda más remedio. ¿Quieres ir a la cárcel?

- No.

- Entonces levanta y prepárate. Ya sabías a lo que venías.

Mente Maestra se pone en pie y observa a Mística con reproche.

- Me obligaste Raven.

- Me lo debías. Y estaba sin personal.

- ¿Y todo por una carta? No me gustaría pensar que he matado a una persona y hemos abandonado a Fantazia para nada.

Mística saca el sobre y lo mira.

- Debería leerla ahora mismo. Estoy segura de que es algo importante, algo que Irene vio y que tengo que saber... Pero no tenemos tiempo. Factor-X estará sobre nosotras en cuestión de segundos. Debemos movernos, intentar sorprenderlos, pegar y correr..... Si combinamos nuestros poderes podemos hacer auténticos estragos.

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19. Diferencias de criterio (por decirlo de algún modo).

Forja mira por la ventanilla del Águila Dorada a la feria abandonada que se extiende bajo ellos.

- Aquí es. Desciende, Shard.

Ella lo mira mientras comienza a ejecutar la operación.

- Forja, hay algo que quiero preguntarte.

- No es el momento.

- Si que lo es. Fantazia apareció con Mística en plena pelea. Por lo que dijeron tenía que sacarlas a ella y a Mente Maestra de dentro de Falls Edge. Forja, supongo que no crees que soy estúpida. ¿Qué hizo Mística? ¿Qué quería? ¿Ibas a dejarla escapar?

Forja no contesta. Su silencio es demasiado elocuente.

- ¡¿Por qué?! Forja, me gustaría saber si ahora, después de lo que le ha pasado a Valerie estás dispuesto a hacer lo que debes hacer.

- No sé que entiendes tú por eso. - contesta Forja de forma un tanto brusca. - Pero yo entiendo que debo entregar dos peligrosas criminales a la justicia... - una sombra cruza por su frente. - ....aunque una de ellas sea mi amiga. Dejaremos el resto de la conversación para luego Shard.

Forja se pone en pie.

- ¡Guido, Random! Vamos.

Ya fuera del Águila Dorada, Forja la sella y activa su dispositivo de camuflaje. Luego, tras echar un vistazo a su mini-cerebro, dice:

- Nos dividiremos. Shard, Random y tú os dirigiréis en esa dirección, es donde se encuentra Mente Maestra. Shard tiene cierta ventaja contra ella, al ser un robot puede "detectar" las ilusiones. - pausa. - Escuchadme bien: no le hagáis más daño del necesario para reducirla, Mente Maestra no es peligrosa en términos físicos, y si estáis prevenidos contra sus ilusiones no creo que os afecten, no os excedáis.

- ¿Y si no te fías de nosotros por qué no vas tú tras ella? - dice Shard, en tono ligeramente desafiante.

- Soy más útil contra Mística.

- Más bien tienes miedo de que le hagamos daño a ella y prefieres arriesgarte a que se lo hagamos a Mente Maestra.

Forja sostiene la mirada fría y llena de determinación de Shard con cierto fastidio.

- No es el momento. Yo diría que tenemos trabajo. Guido, tú conmigo por allí, tras Mística.

- Forja, tío, creo que...

- ¿Es esto un motín? Se os veía con muchas ganas de atraparlas hace un momento.

Shard desvía la mirada en la dirección en que debían buscar a Mente Maestra.

- Nos debes algunas explicaciones. - y sale corriendo en esa dirección, seguida por Random, que se vuelve un instante a mirar a Forja.

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20. Segundo breve interludio con traslado a Los Ángeles incluido.

Y de nuevo otro edificio abandonado. Aunque Espina ha tratado de alejarse del barrio marginal, hacerse con ropa de calle, e intentar salir de la ciudad, no ha sido capaz. Y no por falta de las habilidades necesarias para ello. Simplemente no ha podido, algo le ha impedido llevar a cabo cualquier acción con el objetivo de salir de Los Ángeles o del barrio marginal. Ahora, agazapada en un rincón en la planta baja de otro edificio en ruinas más, se pregunta como demonios librarse del peso de sus propios pecados. De improviso, una pared tras ella es derribada, sorprendentemente por un chorro de agua hirviendo, un géiser.

- ¿Lucía? - dice una voz femenina, con leve acento oriental.

Espina se asoma levemente, aunque por el olor ya sabía quien era.

- Hola Masako. ¿A ti también te pasa, verdad? Ni siquiera puedes salir de la zona baja.

- Sí. - admite la otra. - Es hipnosis, pero a un nivel muy bajo.

- ¿Qué podemos hacer?

- No lo sé. Cuando nos vuelva a llamar quizás lo olvidemos todo. Hay algo..., ¿somos amigas verdad?

- Supongo que sí, que no es otra trampa mental más.

- Eso me alegra. Creo que.... - se para. - Mi compañero acabará por encontrarme. Él nos salvará.

- Más nos vale.

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21. Primer Asalto.

Guido y Forja avanzan por entre casetas, atracciones y carpas. El líder de Factor-X observa su mini-cerebro.

- La tenemos casi encima, atento.

Un disparo de pistola de plasma hace saltar el mini-cerebro en mil pedazos.

- ¡Joder! Debería aplicarme mis propias ordenes.

La risa de Mística se oye de fondo.

- A esa carpa de la derecha, rápido.

Fortachón llega mucho antes que su jefe.

- ¡Mística, ríndete! ¡No podrás esconderte, me he quedado con tu cara!

- Un chiste lamentable, Carosella. - contesta ella.

Guido observa como un cubo enorme cae sobre él. Sonríe con malicia, no creyó que Mística fuese tan estúpida.

- ¡Guido apártate! - grita Forja.

- ¿Pero qué....?

Con habilidad de equilibrista Mística abandona su vehículo, el cubo que cae sobre Fortachón, de un salto, mientras le aplica una cerilla. Acompaña el salto con un giro en el aire dándole una patada en la mandíbula a Forja. Guido se aparta justo a tiempo para evitar que el arma de Mística lo calcine, pero no puede evitar quemarse en un pie. La líder de la Hermandad se sienta sobre el pecho de Forja y le coloca el cañón de la pistola sobre la frente.

- Bueno, supongo que el resto te lo sabes, ¿no, Carosella?

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22. El truco de los espejos.

Random va por delante, en primer lugar, por cierto sentido estratégico adoptado por Factor-X, que al disponer de un miembro absolutamente - o casi - invulnerable lo hace ir siempre el primero en cualquier tipo de incursión para que reciba el grueso de cualquier posible ataque, en segundo, por cierto sentido del machismo que él mismo es incapaz de reprocharse o intentar deshacerse de él, y que lo hace tratar de proteger a Shard en toda circunstancia, aunque ella sea tan difícil de dañar como él. Se mueve con su confianza habitual, aunque esta se encuentre algo disminuida desde que descubrió que era vulnerable a ataques psíquicos y los poderes de Mente Maestra sean de este tipo, se sabe protegido por el poseer el conocimiento de antemano de que nada de lo que les envíe su enemiga es real.

- Random, para. - le ordena Shard a su espalda.

Se vuelve. Va a decir algo, pero cuando la ve entrar en la cercana Casa de los Espejos simplemente la sigue. Shard es un robot, habrá "visto" algo que el resto de sus sentidos robóticos no hayan "notado" y habrá llegado a la conclusión de que se trataba de una de las ilusiones de Mente Maestra. Por tanto, y sin abandonar su confianza rayana en la arrogancia, sigue a su compañera al interior de la Casa de los Espejos. Como esperaba, no la vé. Ya habían supuesto que el primer paso de Mente Maestra sería hacerles creer que había logrado separarlos.

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Shard ha oído entrar a Random, pero cuando se da la vuelta para llamarlo e indicarle por conde cree que se ha ido Mente Maestra escucha un ruido justo delante de sí, que la hace desviar su atención de la puerta un instante, el tiempo justo para que ese mismo ruido se repita, pero a su espalda, y se encuentre con que la puerta ya no está allí, y mucho menos Random. Su primer pensamiento es que Mente Maestra ha conseguido burlarla, que, pese a lo que creían, puede manipularla. Pero repasa sus sensores, los indicadores de calor, etc..., que le explican lo ocurrido. Las paredes de espejos se han movido. Parece que la villana ha decidido ayudarse de algo más que sus inútiles ilusiones para encargarse de ellos. Sopesa volar la pared para encontrar a Random, pero a partir de ahora corre el peligro de que si se encuentra con él, piense que ella no es real. Tiene que encontrar a Mente Maestra. Y entonces lo ve. Es Forja y está allí, delante de ella. Los infrarrojos y el resto de circuitos lo "ven". Es real.

- ¡¿Forja?! ¿Se puede saber que demonios haces aquí, cómo....?

Él se limita a sonreír con cierta malicia, se mete una mano en uno de los bolsillos del pantalón. Saca un pequeño aparato apenas del tamaño de un puño y con una lucecita roja encendida.

- Felices sueños. - dice.

Shard no tiene tiempo de reaccionar. Siente como su cuerpo se convierte en un armatoste sin vida, como sus ojos artificiales se apagan, como sus sensores se detienen, y se siente caer al suelo y seguir plenamente consciente de sí misma y de un cuerpo robot en el que habita pero que acaba de ser desconectado e inutilizado, en el que está atrapada e indefensa.

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Random estaba indeciso al principio, pero luego decidió dejarse llevar por el instinto de rastreador de mutantes e ir en dirección a uno de los pasillos de espejos. Para su sorpresa esos espejos que le devuelven su imagen multiplicada y deformada se mueven cerrándole el paso a un lado y a otro. "Estoy harto de estas putas ilusiones. Debería ponerme a disparar a todas partes para ver si me cargo a esa zorra. Pero no sé que es real y que no, podría darle a Shard, puede que sea resistente pero...." El golpe lo pilla totalmente desprevenido. Se desequilibra y casi cae al suelo, apoyándose con una mano en éste se incorpora de nuevo, para enfrentar a su adversaria. La muy estúpida de Mente Maestra ha decidido enfrentarlo cara a cara, o al menos hacérselo creer. Antes de que vuelve a intentar lanzarse sobre él le dispara a un tobillo, pero ella lo esquiva de un salto y se coloca a unos centímetros de él. Le da otro puñetazo, que apenas nota pero que lo desorienta un segundo. Ella le coloca una especie de interruptor en la cabeza.

- A ver que tal te sienta.

Y Random queda inconsciente.

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Atrapada. No es igual que cuando se desconecta ella misma para "dormir", intentando conservar una mínima noción del tiempo y de la alternancia entre el día y la noche, entonces pierde la consciencia y la recupera en el momento que ella misma ha preestablecido. Pero ahora su mente es plenamente consciente, aunque todas las funciones de su cuerpo estén anuladas. Se siente atrapada, quiere gritar, pero no puede.

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23. Segundo Asalto.

Fortachón está en el suelo, apoyándose en la pierna sana para intentar ponerse en pie de nuevo, mientras siente el escozor de las quemaduras de la otra. Enfrente de él, Forja en el suelo con Mística sentada sobre su pecho y colocándole una pistola sobre la sien.

- Bueno, Carosella, quedate muy quietecito si no quieres que le vuele la cabeza, ¿de acuerdo? - dice la líder de la Hermandad. - Y en cuanto a ti.., - se vuelve hacia Forja. - Ahora vas a ponerte en pie ¿de acuerdo cariño? - se agacha y le da un pico. - Y vas a hacerlo poco a poco.

Mística se levanta sin dejar de apuntar a Forja y se aleja de él para permitirle que se incorpore. Éste la obedece con lentitud. Cuando ambos están de pie ella vuelve a sonreír.

- Bien. Ahora.....

Mientras habla, Forja se hace con una barra de hierro situada en el suelo a apenas unos centímetros de su posición. Mística capta tarde el movimiento, para cuando comienza a dispararle, ante la alarma de Guido, Forja ya la ha atravesado con la barra. El grito de Fortachón es instantáneo, pero aún más lo es su sorpresa cuando "Mística" se disuelve en el aire y Forja se queda solo, sosteniendo una barra de hierro en el aire.

- ¡Mente Maestra!

La misma carpa que creían tener encima desaparece, y a unos metros alejada de ellos, en un punto indeterminado, escuchan una voz femenina profiriendo una maldición.

- Entonces mi pierna....., - dice Guido, comprobando que, como suponía, en realidad no se ha quemado.

Forja sigue en el lugar en que atacó a la imagen de Mística, aunque ha soltado la barra de hierro.

- ¿Cómo lo supiste? ¿Y si llegas a darle a la de verdad?

- La verdadera Mística se habría apartado a tiempo de mi golpe, es más, no me habría dado la oportunidad de golpearla. Y la verdad es que no estaba seguro de que fuese un engaño, pero la actitud de la falsa Mística no encajaba. Demasiado, no sé, frívola.

Fortachón esboza una media sonrisa maliciosa.

- ¿No habrá sido por el pico, eh?

Forja ignora el comentario, extiende ante sí su brazo metálico y pulsa un botón. Una pantalla de radar aparece, marcando un puntito en azúl.

- Hey tío, tenemos que atraparla, ¿la tienes localizada?

- Ahora mismo tenemos otra prioridad, Guido. Aunque antes destruyeran el cerebro portátil es evidente que no ha funcionado bien. No creo que lo poderes de Mente Maestra sean capaces de engañar a los sensores electrónicos, o hubiesen podido burlarse de nosotros mucho más fácilmente. No, creo que sé como han conseguido recorrer tantos kilómetros en tan poco tiempo cuando se suponía que iban a pie y como han hecho fallar a cerebro. Debemos movernos rápido, ahora la que más peligro corre es Shard. Es imposible saber donde está, no me fío de la radio, pero a mi brazo no le ocurre nada o no podría moverlo, así que seguiremos la pista de Mística.

- Euh, ¿me explicas lo qué pasa?

- Es largo de contar a detalle, pero creo que Rav....., Mística se ha hecho con uno de mis anuladores de urgencia.

- ¿Lo qué?

- Un aparato que diseñé para desconectar mis propios inventos en caso de que se convirtiesen en una amenaza, creí que sólo quedaba el que siempre llevo encima, y me olvidé del que ha conseguido ella. Ya lo usé en un par de ocasiones. Y el cuerpo de Shard es uno de mis inventos. Debemos darnos prisa.

- Claro.

Comienzan a moverse en la dirección que señala el radar, y Guido vuelve a hablar.

- ¿Y Mente Maestra? ¿Vamos a dejarla escapar?

- No puedo monitorizarla en el ordenador de mi brazo. Sólo capta objetivos marcados previamente.

- ¿Marcados? - el ex-guardaespaldas sonríe - ¿Y cómo "marcaste" a Mística?

Forja lo mira con reprobación.

- Eh, venga... Yo no pienso chivarme a Tormenta ni nada.

- ¿Crees que es el momento de bromas?

- Bah...

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24. Desde la oscuridad.

Atrapada. Incapaz de ser consciente de nada más que de su propia mente. Encerrada en la cárcel más amplia del mundo: su imaginación. Lisiada, incapaz de ponerse en contacto con su propio cuerpo, ese cuerpo artificial que le dio autonomía pero la hace moverse como una marioneta, sentirse como un maniquí cuando se pone ropa encima, hacer acercarse al llanto - otra frustración más, ni siquiera puede llorar - cuando ve las demostraciones de cariño de otras parejas que ella y Random son incapaces de llevar a cabo por culpa de ese maldito cuerpo robot, que la hace incapaz de sentir nada realmente y que da lugar a que cuando él la toca, cuando trata de acariciarla, se encuentre con una superficie fría y metálica, tan cálida y humana como el chasis de un coche. Y todo por la ocasión en la que fue de carne durante unas horas. Más habría valido que no pasase nunca, sólo sirvió para empeorarlo todo, para que sufriese recordándolo, para que Random..... Más hubiera valido que Bishop hubiese dejado morir a su mente junto con su cuerpo en el futuro. Bishop. Según les dijo la Patrulla-X, ahora su hermano estaba en coma. Tenía que ir a verlo. ¿Y si no despertaba? Oh Dios. "Random, amor mío....., sálvame, por favor. Forja, Guido, quién sea. No puedo soportar esto más."

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Jose A Cano

 
 
   
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