MarvelTopia
Marvel
 
 
 
Mutante de nacimiento, ladrón por vocación, ¿héroe como destino? Huyendo de un pasado oscuro y de un futuro trágico, Remy Lebeau ha perdido todo aquello que tenía... menos a si mismo. MarvelTopia presenta las aventuras en solitario del forajido mutante... Gambito.
 
Gambito

GAMBITO #17
Tesoro envenenado IV
Todo lo bueno...

Guión: Israel Huertas

-----

Jacques Beard se relaja con una copa de brandy en el salón de la casa familiar que regenta desde que sus padres fallecieron. Tumbado en su sofá de cuero, que antaño perteneciera a su abuelo y después a su padre, mece el licor dentro de la copa que lo porta y se permite una sonrisa maliciosa cuando piensa en lo bien que van sus planes.

Su padre estaría orgulloso si estuviera vivo para ver como Jacques está dando lustre al Gremio por el que dio su vida. Por él, revivirá lo que su padre denominaba "una gloria de tradición y poder", aunque para eso le haga falta una última hazaña.

Su hermano Armand entra en el salón, rompiendo el ambiente que Jacques se había creado y portando noticias desagradables:

- Lebeu estuvo en New York - dice Armand a su hermano, aunque este no parece prestarle excesiva atención -. Destrozó a Látigo Negro y recibió la información que tu querías que le dieran.

- Entonces, mi querido hermano, ¿dónde está el problema?

- El problema es que de esto hace dos días y que el hombre que mandamos a seguirle le perdió antes de que tomara vuelo alguno, por lo que no sabemos cuando salió de allí, cuando llegó o dónde estará ahora.

Como única respuesta, la gran ventana exterior que ilumina el salón con la pálida luz del atardecer, se quiebra en mil pedazos mientras la esbelta figura del ladrón mutante llamado Gámbito la atraviesa ágilmente. Cae calculadamente sobre el sofá de Jacques, orientado de espaldas al ventanal, y lo usa para impulsarse hacia Armand. El sofá gime y el respaldo se rompe ante el acto del ladrón, tumbando a Jacques sobre las ruinas de sus ancestros.

Armand saca su espada y frena con ella el primer golpe que Remy le lanza con su bastón desplegable. El cajún cae al suelo suavemente, como si fuera sobre nata, y apoya el bastón en el suelo, usándolo como un látigo contra la mandíbula de su rival, que suelta la espada en el aire y sale disparado contra la puerta, bloqueándola con su cuerpo. Remy recoge la espada de Armand y se gira a tiempo de parar un mandoble de Jacques.

Ambos pasan unos minutos esquivando o bloqueando los espadazos del otro, hasta que la partida acaba en tablas al estar tan igualados. Jacques baja su espada y se dirige a la licorera parsimoniosamente.

- ¿Una copa de brandy, Lebeu? - dice mientras coge la botella y un par de copas.

Remy le mira receloso. Por fin, arroja la espada de Armand al suelo y se acerca a Jacques sacando su paquete de tabaco de la gabardina.

- ¿Por qué no? - comenta -. Siempre has tenido buen gusto para el alcohol.

- Me adulas - Jacques ofrece la copa a Remy, que la coge y se la lleva a la nariz para oler su aroma -. Adelante, no temas que esté envenenada. Llegados a este punto creo que podemos hablar en confianza.

Remy saca un cigarrillo con los labios, directamente del paquete. Guarda la caja y saca su zippo, con el que enciende el cigarro antes de devolverlo a su lugar en la gabardina. Luego da una calada y se lo quita de la boca, aprovechando para darle un sorbo a la copa. Luego se dirige a Jacques:

- En confianza, creo que tu jugada ha sido excelente. Te has cubierto muy bien las espaldas y has cogido todos los ases de la baraja. Ahora mismo, creo que no tengo ninguna opción para derrotarte, o al menos no la veo. Así que la pregunta es, ¿qué quieres por el antídoto?

- Es una pregunta difícil, Remy - responde Jacques -. Ahora tengo el control del Gremio y la oportunidad de devolverlo a su grandeza, y me aseguraré que todo el mundo lo acate gracias al veneno que he liberado y al antídoto que aún me guardo, así que, en realidad, no puedes ofrecerme nada, Remy.

Jacques Beard observa complacido como Gámbito comienza a desesperarse. Le tiene dónde le quería, pero no es el lugar que le tiene destinado. Aún así, piensa en lo divertido que es tener la posibilidad de destrozar a tus enemigos al alcance de su mano.

- Bueno, bueno, hermano - dice jocosamente Beard -, no sufras. Aún hay una opción. Te propongo algo: ven esta noche a la Casa de Duelos, sólo, por supuesto, y veremos que puedes ofrecerme.

Remy apura la copa y la lanza contra la chimenea. Luego, se gira hacia la ventana rota pero, antes de saltar por ella, se gira de nuevo hacia Jacques y dice:

- Beard, mi padre. . .

- Tu padre morirá si no apareces. Le he contagiado también y su vida pende del mismo hilo que los demás.

Remy se va, furioso.

-----

Horas más tarde, Remy entra en un edificio que conoce bien. Se trata de un hospital clandestino, que regentan y dirigen a la par, miembros de los Gremios de Ladrones y Asesinos. Es un local para emergencias y, ahora mismo, dónde los afectados de ambos bandos por la plaga de Beard, se debaten entre la vida y la muerte.

Gámbito deambula por los pasillos hasta el despacho de una agotada doctora, a la que encuentra recostada en su silla, descansando los ojos.

- Hola, Patrise - susurra Remy -, espero no importunarte.

- ¡Remy! - dice ella, incorporándose de un salto - No me importunas. . . estaba. . . descansando un poco. ¿Qué . . . qué quieres, Remy?

El cajún empieza a andar por el despacho cabizbajo y se detiene a juguetear con varios papeles de la estantería más cercana a la puerta.

- Sólo quería saber más acerca de la plaga - dice, finalmente.

- No podemos pararla, Remy - admite la doctora -. No hemos logrado sintetizar ninguna vacuna aún y no creo que lleguemos a hacerlo a tiempo.

- ¿Y la central de emergencias?

- Lo intentamos. Hace dos horas hemos recibido una comunicación por su parte indicándo que no han llegado a ninguna conclusión y que, en vista de la situación, tampoco creen que puedan conseguir una vacuna en un plazo aceptable.

Gámbito da un golpe con el puño en la estantería y luego se queda parado, taciturno, de espaladas a su amiga. Ella sale de su escritorio y apoya la mano en su hombro.

- Tu padre está aquí, Remy - dice, dulcemente -. Beard le trajo anoche. Puedes verle, si quieres, pero su estado no es nada bueno.

Gámbito se dirige a la puerta y la abre. Cuando se dispone a atravesar el umbral, se para y mira de soslayo a la doctora.

- Gracias de todas formas, chere. Sé que haces lo necesario. Creo que ya es hora de que yo haga también lo mismo.

Y se va de allí.

-----

Antes de acudir a la Casa de Duelos, Remy para por la cieja casa de su padre, en el barrio viejo. Recorre las habitaciones nostálgicamente, parándose ante los recuerdos que le surgen al paso. Recuerdos de su padre y de su hermano. Dos personas que han marcado su vida bastante más de lo que le gusta admitir.

A su hermano ya lo perdió, y ahora su padre podría morir también en cuestión de horas.

A Remy Lebeu nunca le ha gustado como el destino juega sus cartas con él, como le lleva de un punto a otro y le obliga a admitir que no tiene ni el más mínimo control sobre nada de lo que ocurre a su alrededor, como es un pasajero más en su propio destino.

Gámbito, paseando por las habitaciones de la vieja casa, pondera su situación y se pregunta cuando perdió la capacidad de elección en su propia vida.

-----

La Casa de Duelos es casi tan vieja como la rivalidad entre los Gremios de Ladrones y Asesinos. Fue construída por ambos bandos como emplazamiento para la resolución de aquellas rencillas que irían más allá de las palabras. En esa casa, Remy se vió obligado a matar al hermano de Belladonna, muerte que le costó su afecto y ser separado de su familia.

Esta noche será distinto.

Jacques Beard observa a la congregación allí reunida, ladrones y asesinos, que darán fé de lo que ocurra y certificaran que todo sea llevado en orden a las máximas de la Casa. De pié sobre la lona central, saborea el triunfo antes de que se produzca, lo que podría ser su debilidad de cara a la confrontación que se acerca.

Remy entra majestuosamente, pese a todo lo ocurrido y a todo lo que se juega. Se dirige con paso firme a la lona y se para frente a Beard, a una distancia prudencial. De pronto, dos ayudantes le llevan una espada ceremonial y le ayudan a desprenderse de la gabardina.

- ¿Un duelo? - pregunta Gámbito - ¿Me has citado para un duelo?

- Sencillo, ¿verdad? - se regodea Beard -. Te doy la oportunidad de ganarlo todo a una sola carta. Si ganas, todo permanecerá como estaba. Administraré la vacuna y tu familia seguirá ostentando el patriarcado. Si gano yo, en cambio, tu padre morirá, así como aquellos que le han seguido hasta ahora. El duelo, por supuesto, es a muerte.

Remy empuña su espada y se dirige hacia Beard, que hace lo propio hacia él. No se cruzarán más palabras, pues el desafío ha quedado establecido.

Empieza la lucha. Los primeros toques son de tanteo. Los rivales golpean con levedad y fintan algunos golpes para probar al otro. Poco a poco, la lucha va cobrando intensidad hasta que el golpeteo de las espadas se vuelve ensordecedor.

Beard está más versado en la esgrima, y se nota. Golpe a golpe, hace bailar a Remy por toda la lona, aunque no intenta herirle ni acercar el acero a su cuerpo. Remy sabe que está jugando con él y que, en cualquier momento, cambiará las normas. Aún así, se defiende bien y logra apartar a veces a Beard, desorientándole lo suficiente como para encajarle varios golpes con su acero.

Entonces se derrama la primera sangre. El filo de Gámbito se empaña de sangre del muslo derecho de su rival. El gesto confiado de Beard cambia entonces y se torna de furia. Su contraataque es brutal. Empieza a lanzar estocadas con furia, algunas de las cuales cortan a Remy en varias partes de su cuerpo. No son mortales, pero van minando la resolución de Remy. No obstante, esto no desequilibra la lucha. Ambos contendientes siguen sosteniendo muy bien al rival, agotándose paulatinamente casi como si lo huebieran planeado.

Y Remy piensa en las posibilidades. Están tan igualados que sólo lo solucionará un golpe de suerte y, si no es la suya, todo lo que ama se perderá. Obviamente, Beard no le quiere cerca y, tal vez, esa sea su única moneda de cambio. Sopesa sus opciones durante la pelea y decide el resultado.

Gámbito bloquea la espada de Beard y le coge por la muñeca. Luego, aparta a su rival de una patada y, antes de que este reaccione, levanta su espada por encima de la cabeza y la agarra con las dos manos alzadas.

- ¡¿Te rindes?! - grita Beard - ¡¿Vas a rendirte?!

- Así es, Jacques - confirma Gámbito, tirando su espada a los pies de su rival -, me rindo. Sé que no sería nada fácil vencerte y no puedo permitirme perder a mi familia.

Beard se levanta del suelo, pues seguía en la posición en la que cayó, y se seca el sudor de la cara con la manga de la camisa.

- ¿Y cómo vas a salvarles? El combate era tu única opción.

- No tiene por qué ser así. Es obvio que no quieres que esté aquí, y tienes de tu lado a gran parte del Gremio gracias a tu estratagema con el tesoro. El Gremio de Ladrones es tuyo. Mi padre lo acatará si es aceptado por la mayoría, y tu coacción lo hará posible.

- ¿Y tú? - pregunta de nuevo Beard - ¿Lo acatarás tú?

Remy piensa muy bien sus siguientes palabras. Aprieta los puños y las madíbulas y, finalmente, dice:

- No hará falta. Me voy, Beard. Desde ahora, renuncio a mi lugar en el Gremio de Ladrones, y lo certifico en este lugar sagrado para que conste y sea inapelable. Ya no seré más un problema para ti o tus planes. Yo me iré, pero quiero que salves a todos.

Jacques Beard lo ha conseguido. Ha establecido su posición de poder y jugado magistralmente con el Gremio. Su enemigo final, el escollo que mantenía apartada a Candra, también está a su merced. Jacques Beard concluye:

- Está bien. Salvaré a tu padre y me llevaré el Gremio, pero tú . . . no vuelvas jamás a esta ciudad o la vida de los luyos no valdrá nada.

Remy recoge su gabardina y se enciendo de nuevo un cigarrillo. Sale de allí agotado y abatido pero consciente de lo que su sacrificio ha conseguido. Fuera le espera su moto, preparada de antemano para un viaje largo. Arranca la moto y parte.

Pasará primero por el hospital y, luego, se irá para no volver.

-----

PROXIMO EPISODIO: La vida sigue y la de Gámbito continúa siendo igual de emocionante.

-----

AS DE PICAS

Nos leemos.

 
 
   
www.marvel.com
(1) All characters and the distinctive likenesses thereof are Trademarks of Marvel Characters, Inc. and are used with permission.
(2) Copyright © 2003 Marvel Characters, Inc. All Rights Reserved.