MarvelTopia
Marvel
 
 
PORTADA
Mutante de nacimiento, ladrón por vocación, ¿héroe como destino? Huyendo de un pasado oscuro y de un futuro trágico, Remy Lebeau ha perdido todo aquello que tenía... menos a si mismo. MarvelTopia presenta las aventuras en solitario del forajido mutante... Gambito.
 
Gambito

GAMBITO #21
lecciones
Guión: Israel Huertas

-----

Remy Lebeu despierta mareado y cabeza abajo. Le duele la cabeza y nota las piernas, que cuelgan del suelo gracias a unos férreos grilletes, completamente dormidas. Sus brazos están doloridos, atados a su espalda por una fuerte soga. Se haya en una habitación muy alta pero estrecha, y oscura salvo por unas ranuras en el techo por dónde entra algo de luz.

Deja que sus ojos se acostumbren a la oscuridad y luego visualiza el entorno: frente a él y a su alrededor sólo hay paredes llenas de nichos. Distingue alguno de los apellidos, por lo que confirma que su prisión es una de las catacumbas del cementerio del Gremio de Ladrones en el barrio viejo de Nueva Orleans.

Se pregunta por qué sigue vivo y un ligero escozor en el hombro izquierdo le confirma que lo que le dio no fue una bala, sino tal vez un dardo.

En vista de la situación en la que se encuentra y que no escucha mucho ajetreo fuera de la sala, decide que no está en peligro inmediato y se presta a descansar un poco más.

-----

- ¡¿ Dónde está mi hijo?! -grita Jean Luc Lebeu, entrando por la puerta principal del recinto de la Casa de Duelos, custodiado por dos hombres de Beard.

En el interior de la gran sala, rodeada de gradas, se encuentra la arena dónde los Gremios de Asesinos y Ladrones han resuelto sus disputas más graves desde que, con la llegada de Candra, fueran promulgadas las leyes de cortesía que hoy rigen a ambos. Al menos hasta la llegada de Jacques Beard y su "golpe de estado" al clan Lebeu; un Jacques Beard que, acompañado de su hermano Armand y de la bruja inmortal, Candra, encara al padre de Gambito desde el centro de la arena.

- Tu hijo, mi buen Jean Luc, está dónde tiene que estar. Al menos, hasta que tenga que hacer acto de presencia en la ejecución pública que tenemos pensada para él.

- Se te ve mayor, Jean Luc - dice Candra, socarrona -. ¿ No te está sentando bien la mortalidad?

- Tan bien como a ti la falta de juguetes en el nuevo continente, Candra - responde Lebeu, hiriente. La mutante inmortal aprieta puños y dientes y luego simula una sonrisa -. Te lo advierto, Jacques, si matas a un miembro del gremio te costará que el resto se someta.

- No conoces a los tuyos tan bien como crees, Lebeu - contesta Beard -. Tu gremio ha aceptado la muerte de Remy como pago para evitar más sangre. La clave es saber que teclas tocar. Además, tu hijo y yo hicimos un trato por el cuál te perdoné la vida. Él lo ha roto al volver. ¿ Prefieres ser tú el muerto, Jean Luc?

- Si esto fuera una propuesta, por supuesto que me ofrecería, pero sé que harás lo que quieras igualmente.

- Y tu muerte no me sabría tan dulce - apostilla Candra.

A un gesto de Jacques Beard, los dos ladrones se llevan a Jean Luc de nuevo, dejándole a solas con sus aliados.

- Entonces - dice Candra -, ¿ la muerte de Gambito bastará para los Ladrones?

- Sí, Candra. Son unos cobardes y siempre lo han sido, por eso me hice con el Gremio tan fácilmente. Y, gracias a Remy Lebeu, la colaboración de los Asesinos también está garantizada. Esta noche, sacrificaremos a Remy y a esa advenediza, Helena, para someter definitivamente a ambos Gremios bajo tu mando.

- Y, a cambio - concluye Candra -, tu tendrás en exclusiva para ti, tu familia y tu prole, los dones que ambos Gremios rechazaron y gobernaras estos clanes para mí.

Y, si estuvieras lo bastante cerca, tu también escucharías las carcajadas de Candra, resonando a través de la fría piedra de la Casa de Duelos.

-----

Un viejo y destartalado jeep baja por la Interestatal 10 hacia Nueva Orleans. Ayer por la noche esperaba una llamada de un amigo. Alguien a quién hacía meses que no veía y a quién, sinceramente, pensó que no vería jamás. Su petición fue tan sincera y sentida, tan apasionada, que no dudó en aceptar ayudarle.

Por desgracia, no recibió la llamada.

Por fortuna, también habían establecido un plan si el teléfono no sonaba.

Por eso ahora juguetea con el límite de velocidad, rezando por llegar a tiempo a la cita.

-----

Belladonna sabe dónde está pero no a dónde la llevan. Las frías criptas plagadas de nichos del cementerio de los ladrones le son conocidas, de cuando su hermana y ella jugaban de pequeños al escondite con Remy, el ladronzuelo de ojos extraños con el que tan buenas migas hacían. El recuerdo de infancia hace que piense de nuevo en lo intrincado de su relación con el hijo de Jean Luc Lebeu: primero amigos inseparables, luego, amantes y, ahora, enemigos. Y Belladonna sabe lo fácil que sería odiarle si no le quisiera tanto.

Los dos acompañantes de la matriarca abren una puerta del oscuro corredor y la empujan adentro, cerrando detrás. En el interior, oculto en sombras y apenas visible, se encuentra Gámbito, al que han descolgado de su incómoda posición y ahora se pasea para poder oxigenar algo sus piernas. Se gira hacia ella en cuanto la ve y le dedica su habitual sonrisa pícara.

- Hola, Belle. Por un momento pensé que Beard y tú estabais celebrando mi captura con una buena copa de champán.

- No he sido yo quién te ha traicionado. Tal vez deberías preguntarle a tu . . . ¿cómo la llamaste? ¿madrastra? Supongo que ahora te van ese tipo de perversiones y juegos depravados.

- Helena está enamorada de mi padre, Belladonna. Si he vuelto es porque creo sinceramente que ambos se merecen una oportunidad. Si es que aún están vivos.

Belladonna se arrepiente entonces de sus palabras al notar la sinceridad de Remy. Le observa mientras él se pasea de nuevo y se da cuenta de que la llama de ambos arde sin fin aunque las circunstancias traten de apagarla.

- Remy, yo . . . siento lo que dije. Por alguna razón, ver lo cambiado que estás en compañía de otra mujer, hizo que me sintiera celosa.

- Belle - dice Remy, acercándose entonces a la asesina -, no es ella la que me ha cambiado. He abierto los ojos y he madurado, por fin. Quiero poner orden en mi vida. Tal vez, enmendar errores pasados.

La agarra por la cintura y junta sus dos cuerpos. Sus labios casi se tocan ya.

- He jurado matarte - dice ella, entregada ya al inminente beso.

- Eso, chere, puede esperar.

La puerta se abre nuevamente y esta vez es Helena la que la cruza. Los dos se separan bruscamente, sabiendo lo claramente que Helena lo ha visto todo. Belladonna vuelve a su fría pose.

- Bueno - dice -, parece que ya estamos todos.

Gámbito se ríe y continúa paseando.

-----

Cae la noche en Nueva Orleans. La magia vuelve y los demonios salen de fiesta. En la Casa de Duelos, sumergida en el barrio viejo de la vieja ciudad, ladrones y asesinos se acercan de forma inexorable a un clímax definitivo en las vidas de ambos clanes.

Como un jefe de pista, Jacques Beard se pone en el centro de la arena con Remy y Helena esposados y arrodillados junto a él. A Belladonna la ha situado en la grada, con los suyos, pero con su hermano Armand vigilándola. Ella le mira, sabiendo que hay más en el pequeño de los Beard de lo que a simple vista se ve.

Candra preside el acto, disfrutando de una copa de excelente vino francés y esperando la muerte de su odiado Gámbito. A su lado, en un gesto sádico e inadecuado, se encuentra Jean Luc Lebeu, en una posición de honor para ver la ejecución de su hijo.

- Hermanos - empieza el discurso de Jacques Beard - y hermanas, ladrones y asesinos, hoy empezamos aquí una nueva vida. El futuro de nuestras familias, más unidas que nunca, se plantea hoy como un éxito, bendecido por nuestra antigua benefactora que, una vez más y para siempre, velará por nuestros destinos - no hay aplausos a la pausa de Beard, pero tampoco los esperaba -. Pero antes, para asegurarnos de que ningún cabo suelto hunda ese glorioso mañana, ejecutaremos a estos dos traidores que quisieron hundir a nuestras familias con sus sucios actos.

Remy se pone de pié entonces y habla:

- Gremios de Ladrones y Asesinos, yo, Remy Lebeu, hijo adoptivo de uno de vuestros mejores hombres, os escupo. Si voy a morir hoy es porque nadie en todo este recinto ha tenido jamás ni un ápice de valor para defender lo que es importante.

- ¡Cállate, Lebeu! - le increpa Beard.

- Ni hablar, Jacques. Ya que voy a morir de todas formas, ya que vas a exprimirles el resto de sus vidas, al menos que escuchen a la cara el motivo.

Beard le agarra del hombro y le tira al suelo de rodillas, desenvainando su espada al mismo tiempo. El gentío contiene el aliento.

- Ni una palabra más, Remy. Este es tu amargo final.

Entonces, el techo sobre ellos se abre de improviso al paso de una enorme mano embutida en un guante azul. Hecho el agujero, la mano se aparta y, segundos después, una enorme silueta, su tamaño adecuado para entrar por el agujero pero igualmente gigante, cae al suelo y crece otra vez hasta poder coger a Jacques Beard con una de sus manos. Bill Foster, el Goliath Nero, ha hecho su entrada.

- Joder, Foster - dice Remy -, no hacía falta que te cargaras el edificio. Es una reliquia histórica.

- De nada, Gámbito - dice Goliath -. Pensaba que llegaba tarde. Un . . . un momento . . . - la mente de Bill Foster es manipulada entonces y su cuerpo mengua poco a poco hasta un nivel razonable, soltando a Beard - . . . algo va mal.

Belladonna se da cuenta de lo que ocurre, pero no localiza a Armand Beard, que ha debido ocultarse para usar su don. En la arena, los atados Remy y Helena y el aturdido Goliath Negro encaran de nuevo a Jacques y a tres de sus hombres, que se acercan desde un lateral con sus armas desenfundadas.

- Y, ahora - ríe Beard -, tu canto de cisne, Lebeu.

CONCLUYE...

-----

AS DE PICAS

Nos leemos.

 
 
   
www.marvel.com
(1) All characters and the distinctive likenesses thereof are Trademarks of Marvel Characters, Inc. and are used with permission.
(2) Copyright © 2003 Marvel Characters, Inc. All Rights Reserved.