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Primero fue la Patrulla-X, luego los Nuevos Mutantes... la tercera génesis ha llegado: Generación-X. Inexpertos e incontrolables, bajo la tutela de Banshee y Emma Frost, intentando probar que sus capacidades son infinitas...
 
Generación-X

GENERACIÓN-X #43
Infierno III
Revancha

Guión: Tomás Sendarrubias

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Academia de Massachussetts. Ahora.

Jean Grey intenta forzar de nuevo el bloqueo psiónico, pero se encuentra de nuevo con muro infranqueable. Nota humedad sobre el labio, y se da cuenta de que está sangrando por la nariz.

-Scott...-masculla, y a su lado, Cíclope se revuelve, tratando de incorporarse. El ataque telepático que habían sufrido había sido devastador, incluso para ella, acostumbrada a moverse en el plano psiónico. Scott aún estaba aturdido, y por lo que Jean podía ver, ciego. Sus atacantes le habían quitado las gafas de rubí, y ambos estaban encadenados frente a frente. Si Scott abría los ojos, le volaría la cabeza a Jean. No hay luces en la habitación, de modo que Jean carece de cualquier punto de referencia sobre su ubicación.

-¿Jean?-pregunta Scott, y gracias a Dios, consigue reprimir el impulso de abrir los ojos-. ¿Qué ha pasado?

-No lo sé-responde ella-. Estábamos en el bosque y hubo un ataque telepático. Fue como... un tsunami que nos hubiera arrasado. Y hay un bloqueo telepático, es como si hubieran cerrado mi propia mente con un cerrojo. Tengo la impresión de que el cerebro se me está haciendo papilla dentro de la cabeza.

-Huele a comida-masculla Scott, y Jean frunce el ceño. No se había dado cuenta hasta ese momento, pero es cierto. Olor a conservas, a latas, y una sensación de frío procedente de su espalda.

-¿Estamos en la despensa?-masculla ella, y nota que Scott asiente.

-Seguimos en la Academia-afirma Cíclope-. Tienes las cámaras frigoríficas a tu espalda. Supongo que han seguido las normas de la academia de villanos, y si en este momento abro los ojos, te volaré la cabeza o algo parecido, ¿verdad?

-Completamente cierto.

-Alguien ha atacado la Academia y nos ha arrojado a la despensa, aunque antes de ha preocupado de inutilizarnos-dice Scott-. Y nuestra hija está ahí arriba. Noto grilletes en manos, tobillos y cuello. ¿Tu telequinesis...?

-Tan cortocircuitada como mi telepatía-responde ella, encogiéndose de hombros-. Scott, sea quien sea hay algo con lo que no cuentan.

-¿El Fénix ha vuelto?

-No-replica Jean, consciente de lo nervioso que debe estar Cíclope para hacer una broma así en ese momento-. Los chicos de ahí arriba pueden abrirle la cabeza a Magneto en un buen día. Nos sacarán de todo esto.

-Somos sus profesores, deberíamos ser nosotros los que cuidáramos de ellos.

-El trabajo del maestro, Scott. Ver cómo los alumnos acaban superándoles.

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Las luces estallan en el pasillo, llenándolo con el sonido de crujidos y pequeñas explosiones cuando Júbilo suelta sus bombas de plasma contra Ruina. Los ojos le escuecen, pero se niega a dejar salir las lágrimas. No así, no delante de él, no ante el tío que ha matado a Erika.

-¿Eso es lo mejor que puedes hacer, chinita?-ríe Ruina, esquivando la mayor parte de los fuegos de artificio de Júbilo, y dejando que los más débiles se estrellen contra la armadura de su uniforme rojo y negro. Sus manos parecen crepitar mientras avanza, tratando de alcanzar a la muchacha, que se aparta, dejándolo seguir adelante con su propio impulso y aprovechando para darle un golpe en la espalda con el codo que le hace trastabillar.

-Soy de California, gilipollas-responde Júbilo, mientras internamente da gracias a las clases de defensa de Estrella Rota... y al tiempo pasado con Lobezno en la Patrulla-X. El aire comienza a llenarse de humo cuando Vincente comienza a extenderse, y Ruina comienza a toser.

-Espero que esto te duela, cabrón-gruñe Vincente, esforzándose para convertir su vapor en ácido cianhídrico, tratando de consumirle los pulmones desde dentro. Ruina extiende las manos, y de pronto, Vincente grita, y el gas se disipa, mientras el muchacho comienza a recuperar su forma humana, retorciéndose de dolor. Ruina tose, y escupe algo de sangre, mientras Júbilo se arrodilla a su lado, gritando.

-¿Creías que esa forma de vapor te iba a librar de mi toque?-sonríe-. Niños, estáis muertos.

Ruina da un paso al frente, y en ese momento se escucha un ruido sordo, un "thunk" seco, y sus ojos se ponen blancos. Da un paso hacia delante, y hay otro golpe, y cae como un peso muerto, sin sentido, y con una gran brecha en la parte trasera del cráneo. Anole aparece tras Ruina, sujetando una barra de hierro que parece comenzar a oxidarse en las zonas donde ha tocado a Ruina, además de estar manchada de sangre. Víctor alza de nuevo la barra, dispuesto a descargar un nuevo golpe sobre el caído Infernal, pero el grito de Júbilo le detiene.

-¡Víctor, no!-grita ella, y Anole la mira con el ceño fruncido. Lanza una nueva mirada al caído Kevin Ford, y deja caer la barra de hierro, acercándose a Júbilo y Vincente.

-Tienes una piedad con él que él no hubiera tenido contigo-gruñe Anole, y ella asiente, mientras Vincente se retuerce junto a ella-. La escuela está tomada. Los Cosechadores y un grupo de críos con poderes y mucha mala leche. He reconocido a los Cosechadores por los archivos de la escuela, de los críos no hay ningún dato. La Señorita Frost está en su despacho con Donald Pierce y Dama Mortal, y han encerrado a los Señores Summers en las despensas, Niño Bonito vigila la puerta. La última vez que vi al Señor Drake se dirigía a la Guardería. Quire se ha llevado a la mayoría de los alumnos al gimnasio, y Nezhno está dándose de ostias con dos de los críos. Y el profesor nuevo y la Doctora Reyes están reuniendo un grupo de alumnos en la enfermería.

-¿Cómo demonios sabes todo eso?-pregunta Vincente, tratando de incorporarse.

-No me ven si no quiero que me vean-replica Anole encogiéndose de hombros.

-¿Estás bien?-pregunta Júbilo, y Vincente asiente.

-No sé lo que tiene ese tío en las manos, pero duele como el infierno-responde, apoyándose en Anole para incorporarse-. Me ha dolido incluso en forma gaseosa...

-¿Qué vamos a hacer ahora?-pregunta Anole, mirando a Júbilo, y ella siente un vuelco en el corazón.

-No lo sé-replica-. ¿Por qué me lo preguntas a mí?

-Porque tú eres la que estuvo en la Patrulla-X, lo has dicho mil veces. Así que... si estuviera aquí la Patrulla-X... ¿qué haría?

-Ayudar a los más débiles primero-responde de inmediato Júbilo, tragándose otra vez las lágrimas-. Vamos a la Guardería.

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-Pierce...-gruñe Frost, con los gélidos ojos clavados en el líder de los Cosechadores. No se atreve a mirar hacia los monitores que Dama Mortal y Pierce han desplegado por la sala. Cristal está muerta, Fase también. Ha visto como uno de los Infernales de Pierce entraba en la habitación de Presagio y la mataba con un simple toque. Y si todo sigue así, los llamados Armadura y Ejemplar no tardarán en pasar por encima de Nezhno y llevar a cabo una verdadera masacre entre los humanos y los mutantes sin experiencia en combate. Y esa chica de ojos turbios continúa impidiéndole utilizar sus poderes telepáticos, así que está indefensa.

-Espero que sepas apreciar la ironía, Emma-dice Donald Pierce, pasando una de sus manos por la mejilla de la antigua Reina Blanca-. Niños matando a niños. Es la perversión perfecta de tu sueño y del sueño de Xavier. Y todo ello conseguido gracias a vuestras propias búsquedas, a vuestros preciosos archivos.

Y de pronto Emma se da cuenta de por qué todos aquellos niños le resultan familiares. Martha Johansson, Kevin Ford, Ben Hammill, Terrance Ward, Julian Keller, Hisako Ichiki, Armando Muñoz... Cerebra, Ruina, Antorcha, Trauma, Ejemplar, Armadura, Darwin... Todos esos nombres, todos esos chicos, habían salido de los archivos de la Academia, habían estado en las listas de posibles alumnos. Una sonrisa amarga se forma en sus labios. Moonstar1...

-¿Ahora compras datos de Hydra?-gruñe ella, y Pierce sonríe.

-Hay que mantener mercado abierto. Y la información es un producto más.

-Te voy a matar por lo que les estás haciendo a esos chicos. No había nada en sus historiales que hablara del comportamiento psicótico que están demostrando, Pierce. Les has convertido en monstruos.

-Un poco de nanotecnología y una poderosa telépata-responde Pierce-. ¿Acaso suspendiste tu master en aprovechamiento de recursos? Pero dejémonos de charla, Emma. Creo que a tu héroe wakandiano le queda poco de vida y sería una lástima que te perdieras sus últimos momentos.

Pierce coge el cuello de Emma y la obliga a girar hacia el monitor, donde puede ver como un golpe telequinético de Ejemplar tumba a Nezhno.

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Incapaz de borrar la sonrisa de sus labios, Antorcha arroja su fuego hacia las escaleras. No es consciente de que dentro de él, muy dentro, un chico llamado Ben Hammill, grita a pulmón roto, aunque nadie le escucha. El fuego sube por las maderas de las barandillas, devorando las tallas, las volutas. Dentro de poco, el ala este de la Academia se verá reducido a cenizas. Atrás quedaban los restos de dos humanos a los que Antorcha había convertido en cadáveres calcinados. Una mujer, profesora de Historia, que había tratado de salvar a uno de sus estudiantes, también un humano sin poderes. Si todo salía como Pierce quería, antes de acabar la noche, habría muchos muertos más.

No escucha nada, pero siente de pronto un dolor agudo en la parte trasera de la rodilla. Su pierna se dobla, y Antorcha cae hacia delante, viento mientras tanto una flecha que le atraviesa la pierna y que le ha destrozado la rótula. Se gira, y ve a una mujer... una chica más bien, vestida con un uniforme de Generación-X, y que sostiene un arco deportivo en el que ha vuelto a cargar una flecha. En su espalda, hay un carcaj.

-Puta-gruñe Ben, y una ola de llamas brota de sus manos en dirección a Kate Bishop, pero esta ni se mueve. Con un pesado golpe que hace temblar el suelo, Vaina cae desde uno de los pisos superiores, con ciertos reflejos metálicos en la piel. Cubre a Kate con su cuerpo, evitando que las llamas la alcancen.

-¿Te suena de algo el amianto?-dice Vaina, avanzando hacia Antorcha, que sin poder incorporarse, refuerza su ataque, pero el fuego no tiene efecto contra Paige Guthrie, que camina hacia él, con toda la velocidad que su forma metálica le permite. En ese momento empieza a llover, y Vaina sonríe. Michael van Patrick ha conseguido reparar los sistemas anti incendio. Sin embargo, cuando deja caer sus puños sobre Antorcha, no hay sonrisa en el rostro de Paige, igual que no la hay en el de Kate. Ninguna de las dos está disfrutando.

-Equipo Bravo a Alfa-dice Kate por la radio de onda corta que lleva-. Uno menos.

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Nezhno siente como si la cabeza le fuera a estallar. Los tatuajes vibranium parecen latir, pero apenas le queda fuerza para volver a alzarse. Cada vez que Ejemplar deja caer uno de sus golpes telequinéticos es como si le tirasen un muro encima. Y los puños de Armadura rematan las faenas con gran habilidad. Nezhno apenas ha conseguido asestar algún golpe a la chica, y ninguno a Keller.

Y sin embargo, piensa en todos los chicos que cuentan con él como única protección. Hinca las rodillas en el suelo, y vuelve a incorporarse.

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-Tú chico aguanta bien, Emma-dice Pierce, sonriendo, y Emma se muerde los labios. Nezhno Abidemi, padre wakanda, madre israelí. Capaz de aumentar su tamaño y su fuerza, aunque eso sometía su cuerpo a una gran tensión, que trataban de controlar con los tatuajes de vibranium. Judío, con una fe fuerte, y extremadamente tolerante. Leía a Tennyson, y era capaz de recitar a Shakespeare como si hubiera pasado años junto al bardo de Stratford-upon-Avon. Se sentía atraído por Juliette Descaigne, una estudiante canadiense hábil con la literatura francesa, el billar y una mutación de bajo nivel que le permitía ver el sonido, pero Nezhno era demasiado tímido y sobrio para acercarse a ella, que además salía con un chico mucho menos conveniente, por supuesto. Era una historia que Emma había visto tantas veces...Se obliga a no parpadear, verá la muerte de Nezhno, la recordará, un tributo al muchacho, a su valor. Alza los ojos...

Y la pantalla se llena de estática.

-¿Qué está pasando?-pregunta Pierce, dirigiéndose hacia Dama Mortal, que niega con la cabeza-. Cerebra...

-He perdido a Antorcha-dice la chica, sin inmutarse lo más mínimo-. Y a Trauma.

-¿Los Cosechadores?-pregunta Pierce, enarcando las cejas.

-No hay señal de Rompehuesos, Abrecráneos, Reese, Macon y Cole-responde la muchacha, y las garras de Donald se clavan en la mesa.

-Cerebra-sisea-. ¿Por qué no me has informado antes?

-Porque no preguntó... señor-responde ella.

Por un instante, Emma siente la tentación de reír. Es más, piensa que va a perder el control y se va a echar a reír ante el rostro de Pierce. Nanotecnología y una telépata poderosa, había dicho él. ¿Y si la telépata comenzaba a rechazar sus órdenes?

¿Y si Donald Pierce no había tenido en cuenta algo tan básico como... el carácter rebelde de la juventud?

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El Hombre de Hielo está casi seguro de que nunca ha sentido tanto dolor. Claro, que con una vida como la suya, es difícil asegurar algo así, pero desde luego, lo que ese Darwin le está haciendo, es una de las diez peores cosas que le ha pasado en la vida. Nota incluso el ácido que parece exhalar en cada una de las partículas heladas que deja detrás de sí, en cada movimiento. Ha intentado ataques directos, que han fallado. Lo ha intentado con ataques indirectos, intentando congelar el aire alrededor de Darwin... y este ha desarrollado una epidermis aislante y ha transformado sus pulmones para adaptarlos a un ambiente cercano al cero absoluto. Los muebles a su alrededor están quebradizos, Bobby teme que en algún momento la casa se derrumbe sobre ellos, o que haya congelado a los niños de la Guardería.

Y sin embargo, Darwin sigue delante de él, sin mostrar rasgo alguno de esfuerzo.

En ese momento, estallan los fuegos artificiales, y Darwin, sorprendido, da un paso atrás. Vincente, manteniendo parte de sí mismo en forma gaseosa, tira de Bobby para alejarle de Darwin.

-¡Deja en paz al profe!-grita Júbilo, mientras una nueva andanada de fuegos artificiales estalla delante de él, pero esta vez, ya es tarde. Sus ojos se han adaptado a los cambios bruscos de luz, y su piel se ha cubierto de placas ignífugas. Extiende una de sus manos hacia Júbilo, y sus uñas, convertidas en púas, vuelan, clavándose en la pared tras la chica, que consigue esquivarlas por pocos milímetros. El icor espeso que derraman deja claro que harán daño más allá de los propios dardos. Júbilo lanza una nueva andanada de fuegos artificiales y cuenta en voz baja... Uno... dos... tres... ¡ahora!

Anole salta desde un rincón, pero Darwin mueve un brazo y le detiene en el aire, sujetándole por el cuello. La lengua de Anole trata de engancharse al cuello de Darwin, pero resbala mientras Víctor intenta de liberarse de la presa de hierro del Infernal.

-Te veo-dice Darwin, y Anole comienza a boquear en busca de aire. Júbilo maldice en silencio, todo su plan descansaba en el poder de Anole para pasar desapercibido...

Darwin suelta a Anole, y mira a su alrededor aturdido. Ante los ojos asombrados de Júbilo, Vincente, Bobby y Víctor, La piel de Darwin parece normalizarse, toma un tono oscuro, latino. Las placas de armadura desaparecen, al igual que las púas de su mano. Una imagen aparece flotando en el aire, un guante de boxeo y una flecha que señala hacia Darwin. Júbilo no pierde el tiempo, y de inmediato, conecta un derechazo con la mandíbula de Darwin, que cae al suelo, sin sentido.

-Como todos los machotes, tenía la mandíbula de cristal-gruñe Júbilo, sacudiendo la mano-. Creo que me he roto los nudillos. Buen trabajo, Sangui.

-Gracias-responde el crío, saliendo de las sombras del pasillo junto a Artie-. Fue idea de Taki.

-Era el chico listo que no faltaba-masculla Júbilo-. Bobby, ¿estás bien?

-Sí-responde el Hombre de Hielo-. Y deberías llamarme...

-Si tardamos cinco minutos más, te hubiéramos llamado muerto, así que no te pongas chulo ahora, que no es el momento-le interrumpe Júbilo-. Sangui, Artie, ¿están bien los niños?

Sangui asiente, mientras una proyección rojiza de Artie escribe OK en el aire.

-Vamos a echar un ojo-ordena el Hombre de Hielo, tambaleándose, y entra en la zona infantil. Según se van acercando, una serie de puertas presurizadas se van abriendo ante ellos, y Bobby enarca las cejas. Ellos no habían instalado ese sistema de seguridad. Y finalmente, llegan a la sala común, donde una docena y media de niños se reúnen alrededor de una de las estudiantes, Megann, a la que llamaban Hada, por sus alas de mariposa y su capacidad de generar un polvo alucinógeno. La joven estaba contándoles un cuento a los pequeños, que permanecían ajenos a todo lo que estaba ocurriendo en el exterior. Sin embargo, Megann está pálida, y suspira de alivio cuando ve entrar a Bobby y los demás.

-Bien hecho-dice Bobby, y Megann se limita a asentir, sin perder el hilo de la historia mientras se dirigen a la habitación donde está Genio. Lo encuentran sentado en su silla de ruedas, al frente de al menos media docena de ordenadores.

-Taki...-sonríe Júbilo-. No sé qué has hecho ahí fuera... pero no tengo palabras

-He hackeado los sistemas de la Academia-sonríe Genio-. Donald Pierce está ciego y sordo. Aunque he visto cosas que me hubiera gustado no ver nunca... Cristal, Logan... Erika, la señorita Humphrey y Dean...

-Dios mío-susurra Júbilo, y finalmente, no puede evitarlo.

Rompe a llorar, y Bobby Drake la abraza.

Taki mira hacia otro lado, sonrojado, mientras Vincente se acerca a él y mira las pantallas de los ordenadores.

-Tenía algo más que decir-masculla Genio, y Vincente asiente.

-Te escucho.

-El Profesor Russell ha organizado una resistencia-dice Taki-. Se comunican por radio de onda corta.

-¿Puedes meternos en su frecuencia?

-Claro.

-Pues hazlo-dice Vincente-. Hablemos con el profesor Russell... y luego-continúa, volviéndose hacia Anole-. Tú y yo nos vamos a ir a buscar a los Summers.

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-Ninguno de los sistemas de vigilancia funciona-informa Dama Mortal, y Pierce lanza un reniego. Esta vez, Emma se permite sonreír.

-Yuriko...-ordena Donald Pierce-. Si alguien entra en esta habitación... córtale el cuello a Miss Frost.

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-¿Tú o yo?-pregunta Armadura, y Ejemplar se encoge de hombros, mientras observa al caído Nezhno. Al wakanda le sangran los oídos, y tiene rota la nariz. Ha perdido la consciencia y ha recuperado su tamaño normal-. Hazlo tú, a mí me da pena. Es guapo.

-Oh, venga ya, Hisako-sonríe Julian Keller-. ¿Te gustan los...?

-Será mejor que no termines esa frase, mocoso racista, si no quieres que te dé con la armadura en los morros-responde Armadura.

Ejemplar sonríe, y el aire vibra a su alrededor. Y en ese momento, se dobla hacia delante.

-Oh Dios mío-masculla, y Armadura puede ver atónita como el vientre de Julian parece encogerse, como su piel parece adherirse a los huesos, como si adelgazara a ojos vista-. Oh, Dios mío...

Hisako apenas tiene tiempo de girarse antes de que algo la ciegue. Intenta sacudírselo, pero cuanto más se sacude, parece que lo que hay fuera más se agarra a ella. Concentrándose, la armadura psiónica se cubre de púas, y con un grito de dolor, Pellejo se aparta de ella. Otoño está a unos pasos, y Julian continúa retorciéndose en el suelo, con las manos apretándose el estómago, como si quisiera arrancárselo. Otoño le mira, con el ceño ligeramente fruncido, como si estudiase los últimos aleteos de una mariposa clavada en un panel de exhibición. Arrojando a Pellejo a un lado, Armadura avanza hacia Otoño, dispuesta a despedazarla. Y entonces nota el calor.

-Si puedes respirar, es que hay aire ahí dentro-dice Termo-. Y si hay aire, yo puedo calentarlo. Y ahora, dime qué habéis hecho con mi novia. Qué habéis hecho con Cristal.

Armadura se gira hacia él, sintiendo que la piel se le perla de sudor y que le cuesta respirar. El propio aire parecer hervir dentro de su armadura.

-Está muerta, gilipollas-dice Hisako-. Ella nos dejó entrar... y ahora está muerta.

-¡No!-grita Termo-. ¡No! ¡No! ¡No!

Armadura grita cuando las quemaduras empiezan a aparecer en su piel. El aire que entra a sus pulmones arde.

-¡Termo, para!-ordena Ángelo, sacudiendo al muchacho, que hace caso omiso. Hisako cae, la armadura desaparece, pero su piel no deja de crepitar-. ¡Richard, para, tío!

Richard O´Brien, Termo, grita cuando siente como si le arrancaran la vida. La sensación de hambre es tan grande que no puede evitar caerse, se siente tan débil que sus propios poderes desaparecen. No puede tenerse en pie, no puede tener si quiera los ojos abiertos. No puede ni pensar. Sólo tiene hambre. Ángelo corre hacia Armadura, haciendo un gesto de gratitud a Otoño, y se arrodilla junto a ella.

-Mierda-masculla-. Está muerta.

-Luego me pensaré si me da pena o no, Ángelo-responde Otoño-. Avisa a Alfa, y diles que los chicos están a salvo. Y que Michael venga, tenemos que llevar a Termo y a este hijo de puta a la enfermería. A la Doctora Reyes se le va a acumular el trabajo.

-Equipo Charlie a Alfa-dice Pellejo-. Hemos hecho nuestra parte. ¿Qué? No sabía que teníamos un equipo Delta y un equipo Eco. ¿De verdad Taki ha hecho eso? Equipo Foxtrot, claro-sus ojos se detienen en el cuerpo quemado que había sido Hisako Ichiki y en Termo-. No, no ha ido todo bien.

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Donald Pierce observaba con los ojos inmóviles la puerta. ¿Cómo había pasado a convertirse de cazador en cazado?

-Cerebra, dame estatus-ordena.

-Imposible-responde Martha Johansson, y Donald Pierce se vuelve hacia ella y la golpea con el dorso de la mano. La muchacha vuela dos metros y cae sobre el escritorio de Frost-. Hay estática telepática-masculla la muchacha, sangrando por la nariz por el tremendo golpe.

-Emma...-dice Pierce, y esta sonríe.

-¿Crees que es cosa mía, Donald?-responde la antigua Reina Blanca, con una sonrisa-. Tú chica me sigue teniendo bloqueada.

-Cerebra-repite Donald-. Dame el estatus...

-Cuatro personas... en el pasillo...-masculla Martha Johanson, y de inmediato, Dama Mortal y Donald Pierce se vuelven hacia la puerta.

Es la ventana lo que estalla tras ellos cuando Estrella Rota y Penitencia entran en la habitación. De inmediato, Dama Mortal salta sobre Emma Frost, dispuesta a cumplir la orden dada por Pierce, pero cuando una de sus garras está a punto de caer sobre la garganta de Emma, es detenida por una de las espadas de Estrella Rota. El adamantium de Dama Mortal choca con el acero de Mundomojo, y hay chispas en el aire, mientras Estrella Rota salta para dar un golpe con los dos pies en el pecho de Dama Mortal, que trastabilla hacia atrás mientras el luchador gira sobre sí mismo en el aire y cae ante Emma, cruzando sus espadas ante él. Sólo por el rabillo del ojo ve a Penitencia, convertida en una fiera de color rubí, desgarrando con sus garras diamantinas el cuerpo mecánico de Donald Pierce. Pero Emma no aparta ojo de ella. Ve como la muchacha arranca pedazos enteros de metal y carne, de cables que transportan fluidos semejantes a la sangre que salpican las paredes y el suelo. Dama Mortal salta sobre Estrella Rota, y él vuela sobre Frost, girando la silla en la que permanece atada, de modo que por inercia, las garras de Yuriko cortan las ligaduras de Emma Frost. Sin pensárselo dos veces, Emma se incorpora y salta sobre el escritorio, donde aún yace Martha Johanson.

-Gracias-susurra-. Y perdona.

Sin más, golpea a la muchacha con una figura de bronce en la cabeza, dejándola inconsciente, y en ese momento, nota el muro telepático que cae. La conciencia de Emma crece, se expande por toda la Academia, y encuentra a Jean Grey, cuya telepatía ha vuelto. Y ambas son conscientes del horror, de lo que allí ha ocurrido esa noche. En las comisarías más cercanas, en SHIELD, todos saben que deben acudir de inmediato a la Academia de Massachussetts. El propio Madrox se despierta en el Nido de Águilas de Dallas, gritando que Factor-X tiene que ir de inmediato a la Academia.

Las garras de Dama Mortal desgarran el pecho de Estrella Rota, pero este aprovecha el impulso, y rueda en el aire, y al caer, atraviesa con una de sus espadas la rodilla de Dama Mortal, clavándola al suelo del despacho. Yuriko grita, mientras Estrella Rota se concentra, y la espada comienza a vibrar. Y el aire alrededor de esta, estalla, amputando las piernas de Dama Mortal. Estrella salta sobre ella, y con sendos mandobles, hunde sus espadas en los hombros de la asesina, inmovilizándola.

-Estrella...-llama Emma, y Estrella Rota se gira a tiempo de ver como Emma señala hacia Penitencia y Donald Pierce. La joven está en el suelo, y las garras de un destrozado Pierce rozan peligrosamente su cuello.

-Parece que mis garras también le hacen daño-sisea-. ¿Qué te parece, Emma? ¿Matamos a uno más de tus chicos?

-No-dice ella-. Creo que no.

La puerta estalla y astillas de madera salpican a todos los presentes cuando uno de los rayos ópticos de Cíclope impacta directamente en Donald Pierce, que vuela por la sala, estrellándose en la pared opuesta. Cíclope, Jean Grey y el Hombre de Hielo entran por lo que había sido una puerta. Dama Mortal, que aún trata de librarse de las espadas de Estrella Rota, nota el peso de la presa telequinética de Jean sobre ella. Escucha una carcajada entrecortada, y ve que Donald se levanta.

-A mí, mi Patrulla-X-ríe, prácticamente destrozado, con el rostro desgarrado y dejando ver buena parte de su estructura metálica-. Acabaremos hasta con el último de vosotros, sucia basura genética...

-Claro-asiente Bobby-. Estamos seguros.

El aire se congela alrededor de Pierce, el aliento de todos en la sala parece congelarse. Los metales que conforman a Donald Pierce se vuelven quebradizos, frágiles. Y en ese momento, Cíclope vuelve a disparar, y Pierce estalla en pedazos.

Emma corre hacia Penitencia, y a pesar de que su piel diamantina corta los dedos de la co-directora de la escuela, se arrodilla y la acaricia. Se desliza dentro de su mente y llora de alivio. Está bien.

-Quiero ver a mi hija-dice Jean, abrazando a su marido.

-Bueno, parece que aquí hemos terminado-comenta Bobby, y Emma niega con la cabeza.

-No-dice-. Esto no ha hecho más que comenzar.

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-Forja...

Forja se vuelve, y ve como Emma se acerca hacia él por el jardín de la Academia de Massachussetts. Los familiares de los alumnos están ocupando sus asientos, y tras ellos, los periodistas.

-Emma, siento mucho todo lo que ha pasado-dice él, y ella asiente-. Ha sido un servicio muy emotivo, es una verdadera pena lo que ha ocurrido.

-Sí lo es-asiente ella-. Quería saber cómo está Richard.

-¿Richard? Ah, Termo-asiente Forja-. Se encuentra bien, Emma. Tenemos instalaciones adecuadas para tratarle. El doctor Samson le hará un seguimiento, y cuando consideremos que está bien, podríamos incluso hablar de una reincorporación a la Academia.

-Que amable-rezonga ella, y Forja enarca las cejas.

-¿Algún problema, Emma?

-No, ninguno-responde ella-. Ah, Forja. Se me olvidaba algo.

-Dime.

No es una palabra lo que Emma le entrega a Forja. Le cruza la cara de un bofetón.

-Todo esto ha sido culpa tuya-dice Emma, mientras todos a su alrededor, padres, estudiantes, profesores y periodistas, se vuelven hacia ella-. Nos has convertido en parias, has alejado de nosotros a nuestra familia, a nuestros hermanos, a aquellos que podrían haber evitado lo que ha pasado. Que mis niños murieran. Tú y tus malditas leyes de apartheid, tu maldita idea de que los únicos mutantes buenos son los mutantes que están de tu lado, que están bajo tu bota y que obedecen tus putos caprichos. Y ahora, vete de aquí. Vete de mi escuela.

-Emma, estás muy nerviosa, no piensas en lo que dices.

-Forja... soy la Reina Blanca. Es como si me hubieran tallado en diamante. Todo lo que digo está pensado. Vete...

-No-dice Scott, apareciendo tras ella-. Que se quede.

-¿Qué?-masculla Emma, volviéndose hacia Cíclope.

-Que se quede. Se merece escuchar la rueda de prensa. Además, él nos representa, ¿no es así, Forja? Tú eres la única imagen válida del Sueño de Xavier. Es justo que esté aquí.

-Scott-sisea Emma, pero Jean y Bobby aparecen junto a ella.

-Emma, vamos. Nos esperan-dice Jean, y Bobby asiente, pasando un brazo por encima de los hombros de Emma. Entre los dos, llevan a Emma hacia los asientos que hay ante el estrado preparado para la rueda de prensa y el discurso para los padres y los alumnos.

-Scott-comienza a decir Forja-. Gracias. Sé que Emma...

Cíclope se da la vuelta y se dirige hacia el estrado, sin dejar al Cheyenne terminar su frase. Forja se plantea marcharse, quizá sea lo mejor para él... pero Cíclope estaba en lo correcto. Él representaba a los mutantes. Lo justo, lo adecuado, era que estuviera allí. Ocupa su lugar en uno de los asientos laterales, y ve como Scott sube al estrado.

-Lo que ha ocurrido aquí es una tragedia-dice Cíclope-. Y eso es algo que nadie podrá discutir. Una escuela completamente legal ha sufrido un ataque terrorista protagonizado por un grupo racista que ha utilizado a niños para... para convertirlo en bombas sucias. Y aquí ha muerto gente. Cristal... No era su nombre, por supuesto, pero es cómo quería que la llamáramos. Erika Díaz. Logan, que ni siquiera sabía su apellido porque no conoció más familia que a Magneto primero y a nosotros después. Annabell Humphrey. Dean McKinney. Hisako Ichiki. Algunos eran mutantes, otros humanos. Y también juntos, fueron humanos y mutantes los que hicieron frente a este ataque. Niños y profesores. Si, algunos de ellos con poderes especiales. Otros lo hicieron armados con un arco y flechas, con sus habilidades atléticas, o sencillamente con su intelecto. Muchos más podrían haber muerto de no haber sido por el trabajo conjunto de humanos y mutantes en la defensa de la Academia. Y todo esto ha ocurrido porque nos encontramos con un proceso segregacionista iniciado por... por uno de los nuestros. No, discúlpenme. Por alguien que cuenta con el apoyo de algunos que los nuestros, alguien que ha expulsado a la Patrulla-X del país, que los persigue como si fueran renegados. Alguien que nos ha obligado a encerrarnos en los muros de nuestra escuela, que nos ha convertido en un blanco fácil. Y no tengo que decir quién es, porque todo el mundo lo sabe ya. Pero en este momento, ponemos fin a esto. La Academia de Massachussetts cierra sus puertas.

Hay gritos entre padres, alumnos y periodistas. Forja mira a Cíclope, con los ojos abiertos como platos. Pero Scott continúa.

-Después de lo ocurrido, no podemos seguir igual. No seremos una diana para todos aquellos que se opongan a la coexistencia entre humanos y mutantes. Pero seguiremos defendiendo el Sueño, señores. La realidad que hemos conseguido aquí, humanos y mutantes unidos. Los niños que harán el mañana, educados por los mejores. Por supuesto, no podemos obligar a nadie a que participe en este proyecto. Muchos de ustedes querrán sacar a sus hijos de nuestra academia, de nuestro proyecto. Lo aceptaremos, aunque lo lamentaremos. Pero les aseguro a todos que esto no es un cierre de puertas. La Academia seguirá, aunque lo hará fuera de aquí. Fuera de suelo americano, donde no nos afecten las leyes racistas que se han promulgado en este país. Señores, señoras... alumnos... A partir de ahora... a partir de mañana... Esta Academia continuará su trabajo. Pero lo hará lejos de aquí. Nos trasladamos a Isla Muir.

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Epílogo.

El sonido de los tacones de Isabel Trask resuena en los pasillos del Pentágono. La mujer se sube las gafas y sonríe a uno de los hombres con lo que se cruza, Trey Addams, uno de los agregados a la Secretaría de Defensa. Isabel entra en su despacho y se sienta en su escritorio, lanzando un suspiro, mientras una suave arruga se forma en su entrecejo. Comprueba en el panel de seguridad de su mesa que la puerta está cerrada, y deposita sobre la mesa un pequeño dispositivo triangular, con un escorpión rojo grabado sobre fondo negro. Isabel pasa la mano sobre el pequeño aparato, y de inmediato, una silueta holográfica se forma ante ella.

-Isabel-escucha decir a una voz procedente del dispositivo, una voz que le hace sentir un escalofrío-. He visto los resultados de tu trabajo... Muy interesantes.

-Tensión entre los mutantes, falta de confianza entre ellos. Pronto el proyecto de Forja se desmoronará sobre sí mismo...-responde Isabel Trask-. Y bueno, el precio ha sido aceptable. Tengo los engramas de Pierce grabados, podemos reactivarle en cualquier momento.

-Estoy orgulloso de ti, Isabel. Y tu padre también lo estaría-responde el hombre-. Que haya caos.

-Que haya caos-replica ella-. Hail, Skorpio.

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1.- Durante DOCE, Moonstar se convirtió en Sagitario y se infiltró en la Academia de Massachussetts, de donde robó unos datos... ya sabéis cuales. Por cierto, luego dejó a Sean Cassidy en coma. Hay mucho cabrón suelto... je, je ,je.

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SECRETARÍA DE LA ACADEMIA.

Y aquí acaba el segundo arco de esta nueva etapa de Generación-X, abriendo una etapa aún más nueva. ¡¡Espero que os haya gustado!!

 
 
   
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