MarvelTopia
Marvel
 
 
PORTADA
Escucha los muros caer. Huele el azufre que impregna el aire. Contempla a los Señores Infernales dirigiendo sus fuerzas. Siente el choque atronador de demonios en combate. Palpa el miedo de la humanidad.

Porque ha estallado una guerra oscura.

Y, para nuestra desgracia, se esta librando en la Tierra.
 

Guerras Infernales LS

GUERRAS INFERNALES #1
Guión: José González y Tomás Sendarrubias
Portada: Israel Huertas

-----

El pasado no tan lejano...

El salón del trono esta ahora en silencio.

Pero ese silencio esta cargado.

Energías invisibles vibran en la vasta sala. Procedentes del dios que se encuentra sentado, barbilla apoyada en un puño, gesto serio, y que espera como ha hecho una y otra vez desde antes incluso que el hombre pisase con arrogancia Midgard. Su vista esta perdida en el infinito. Sus pensamientos, indescifrables.

El leve ruido de aleteo se va acercando. Anuncia la llegada de dos cuervos de amplias alas a través de dos grandes ventanales.

Largo ha sido su vuelo. Siempre lo ha sido.

El dios no se inmuta ante su llegada. Ni observa como planean sobre el salón con la confianza del que se sabe bajo protección, y como terminan posándose sobre sus brazos.

Con pequeños saltitos llegan hasta los hombros; donde sus picos quedan a la altura de los oídos de su señor, que entiende la lengua en la que se expresan.

Los cuervos informan, como han hecho diariamente, a Odín sobre las andanzas de dioses, hombres, enanos y gigantes. Sobre el suave rotar de los cuerpos celestes del universo. Sobre tiempo y espacio. Sobre todo y más.

Inesperadamente, los ojos del señor de Asgard toman vida y se entrecierran.

Rumores de guerra. Fuerzas oscuras. Demonios inquietos.

Regiones infernales que arden con la intensidad de la ira. Grandes pesares para Midgard.

Odín da las gracias a Hugin y Bunin y les da su permiso para que se alimenten y descansen. Acto seguido, el trueno de su voz llama a su gran visir y le da una serie de ordenes para que las cumplan con presteza.

Pero, sobre todo con discreción.

Negra es la noche cuando el señor de Asgard se mueve discretamente por su palacio camino de los establos. Cubre su figura con una modesta túnica hecha con lana de oveja y piel de conejo. Sobre ella, una capa algo deshilachada. Un viejo sombrero de amplia ala oculta sus facciones entre sombras. Se apoya, aunque no lo necesita, en una sencilla vara nudosa de roble. De uno de sus hombros cuelga un gastado zurrón de cuero curtido. Calza viejas botas, compañeras fieles, sucias pero cómodas.

Tal y como ha ordenado, el carro de su hijo Thor, sencillo diseño de madera ornamentada, le aguarda. Rompediente y Crujedientes, robustos carneros con ojos como el fuego están enganchados a él.

Las pezuñas de las bestias provocan chispas en el aire cuando el carro asciende hacía la noche estrellada y el comienzo de su viaje.

Muy pocos saben que, durante varios días, el Padre de Todos esta ausente de Asgard.

Guiado por instinto y misticismo encuentra su objetivo entre las estrellas. Las negociaciones son largas. La paciencia de Odín, sorprendentemente infinita. Su insistencia, inagotable.

Se llega a un acuerdo sellado al calor de una estrella roja que ilumina un mundo donde la especie dominante adora a terribles aves ígneas.

Durante su viaje, el Padre de Todos, desarrolla más sus planes. A su memoria vuelve el recuerdo de un grupo de seres que combatieron el mal, establecidos en Midgard, antes de la historia escrita de los hombres.

Dichos seres ya no existían pero otros habían continuado la leyenda de los Hijos de la Medianoche.

Ya desde su reino, Odín observa a dichos héroes. Tocados por las sombras pero enfrentados a ellas. En espera de ser convocados para confrontar lo siniestro.

El señor del reino dorado convoca entonces a ciertos maestros de hechicería para que tejan una visión. Una de tintes apocalípticos. Del mundo de los hombres sangrando sin fin. De sus habitantes sufriendo sin medida.

Cuando la visión esta formada, Odín, tales son sus divinos dones, lo enmascara de forma que su origen sea desconocido pero a su vez convincente.

Completada la tarea, la visión es enviada en un arco parabólico entre dimensiones mil hasta que entra de nuevo en el plano terrestre y alcanza su destino.

El extraordinario mortal llamado Stephen Extraño.

-----

En la actualidad...

Su salón del trono es una cacofonía de lamentos de almas torturadas.

Pero ese bullicio esta eclipsado.

Energías invisibles vibran en la cavernosa sala de basalto negro. Procedentes del demonio, que se encuentra de pie observando, desde lo alto de su torre, cómo los condenados chapotean en un lago de fuego. Espera impaciente pero contenido.

El leve ruido de aleteo se va acercando. Anuncia la llegada de vasallos de alas membranosas con noticias sobre los preparativos.

El señor infernal no se inmuta por su llegada. Ni observa como planean sobre la sala con el temor de los que saben que su amo les destriparía sin vacilar, y que terminan posándose ante él.

Encorvados, temerosos, mano sobre mano, informan a Corazón Oscuro sobre los progresos actuales.

Inesperadamente, los ojos del señor infernal brillan y se entrecierran.

Pronto.

Despide con dureza a los alados engendros y les niega el placer de torturar alma alguna. Acto seguido, el trueno de su risa estremece por igual a engendros y condenados.

Nadie percibe la furia que recorre su ser.

No había podido evitar su retorno acabando con los Espíritus de la Venganza. Su odiado padre esta en alguna parte.

Venganza.

La de los espíritus no sería nada en comparación con la de Mefisto.

Para combatirle, necesitaba ser más fuerte. E iba a dar los pasos necesarios para hacerlo.

Entonces, y como le ha sucedido antes por breves periodos, la furia es sustituida por escalofríos.

¿Siente escalofríos un demonio?

Que se lo pregunten a Corazón Oscuro.

-----

San Francisco.

Se detiene ante el escaparate de un video club.

Ya no se hacen películas como las de antes. Ahora es todo pésimo guión, efectos por ordenador y nula actuación. Solo algunas se salvan.

Cuando él actuaba, cuando le bautizaron como el rey de Hollywood, todavía había profesionales en el mundo del cine. Todavía era el séptimo arte.

Antes de despeñarse por conducir borracho, de que Mefisto cambiara sus extremidades y le dejara un agujero en el vientre.

Había pasado cierto tiempo sin que Martin Preston se viera mezclado con lo sobrenatural. Como un iluso, llegó a creerse libre.

Se negó. Renegó una y otra vez. Así que lo tomaron, lo rompieron y lo volvieron a montar. Y ya no renegó más.

La luz roja detiene el tráfico de San Francisco. Preston avanza con seguridad hasta situarse en medio del cruce. Los transeúntes lo observan sin detenerse. Suena algún claxon desde los vehículos detenidos.

Todavía conserva su vena interpretativa. Se planta recto y, despacio, va levantando los brazos, hecha la cabeza atrás y cambia.

Martin Preston toma el aspecto de Pandemónium. Y a su alrededor crecen rosales retorcidos llenos de espinas. Un detalle de su nuevo señor. Cuan bella composición. Solo falta una buena banda sonora.

Pandemónium la pondrá enseguida.

Descubre su vientre y los siente llegar. Pero esta vez es distinto. Grita. Grita desgaradoramente. Su cuerpo parece ensancharse para que no son solo las hordas de los Rakasha surjan del portal.

Les acompañan el ejército demoniaco de Corazón Oscuro.

Sus propios gritos se unen a los de los engendros y a los de la gente que huye.

Si. La perfecta banda sonora.

Una pena que no haya nadie para filmar la escena.

-----

Varias mujeres duermen profundamente en la habitación de al lado. Al menos una de ellas es una menor.

Daimon Hellstrom disfruta de una botella de vino tinto sentado en un enorme butacón que bien podría hacer de trono. Su camisa a medio abrochar deja al descubierto el pentagrama en su pecho.

Deja la botella en el suelo y se levanta en busca de un cigarro. De camino acaricia la barba de varios días. Debería afeitarse. Estar presentable para lo que viene.

Recoge su larga melena en una coleta, se enciende un rubio y se acerca a una ventana. Ojos inyectados en sangre contemplan la ciudad con nombre de santo y sonríe de forma burlona con unas gotas de maldad.

San Francisco no es más que otra ciudad de pecados.

O lo era hasta que percibe la oleada de demonios irrumpiendo en el plano terrestre.

Corazón Oscuro llama a las puertas de su casa.

-----

En el reino demoniaco de Hellstrom el miedo corre libre.

Las fuerzas de Corazón Oscuro golpean los muros de este infierno con tal poder que dichos muros caen.

Y el retumbar de la caída se oye lejos. Muy lejos.

-----

Daimon conserva su eterna sonrisa incluso con la caída de los muros.

Se sabía en inferioridad de condiciones con respecto al vástago de Mefisto. Pero verdaderamente no esperaba tal agresividad en sus acciones.

Mientras la realidad grita, el Hijo de Satán medita su próximo paso.

-----

La Balsa, Zona de Máxima Seguridad de la Isla de Ryker, NY.

- Bienvenido a la Balsa, agente Corelli -dice Ellen Newman, directora de seguridad de la Isla de Ryker, observando con mirada inquisitiva al nuevo recluta.

Stefan Corelli venía recomendado por las autoridades locales de Nueva York, sus referencias eran perfectas, pero aún así, la directora Newman le mira con su habitual mezcla entre condescendencia y seguridad en que no iba a durar allí más de dos días.

- Me gustaría decir que es un placer, directora- responde Stefan, estrechando su mano con firmeza y esbozando una leve sonrisa- pero en estos momentos estoy muerto de miedo. No dejo de pensar en que en cualquier momento va a salir de cualquier lado... no sé, Mister Hyde, y va a ser lo último que vea.

- Se acostumbrará- dice Newman, encogiéndose de hombros. Al menos era sincero- Acompáñeme, ya que está tan interesado por nuestros internos, le enseñaré el área de reclusión. Al fin y al cabo, cuanto antes mejor.

- Muy bien, ¿dónde están las armaduras?- masculla Stefan, y esta vez Newman sonríe con más sinceridad.

- De momento no hará falta.

Los guardias de seguridad de La Balsa abren las puertas que dan acceso al área interior de la prisión, y la directora Newman las franquea seguida por Stefan. Tras pasar otros tres controles de seguridad, Stefan llega a ver el primer rostro de uno de los internos de la Balsa. Un monitor de cristal líquido muestra a Armadillo, sentado en un rincón de una celda de metal cromado. Monitores como ese llenan varios pasillos completos, cada pocos pasos, como si fueran ventanas a las celdas. Pequeños letreros digitales indican el nombre de los internos: Armadillo, Bulldozer, Mimi Gritona, el Hombre Púrpura... Stefan no puede reprimir un escalofrío al pensar que en aquellos muros se encerraban decenas de personas capaces de hacerle cachitos con suspirar.

- Tendrás acceso a las fichas de todos, me gusta que mis hombres sepan lo más posible sobre nuestros invitados. Ven. Te enseñaré la cafetería, será mejor que dejemos lo de bajar a la zona de reclusión para más adelante.

- ¿Zona de reclusión?

- Sí, los internos no están en esta planta, sino a unos quince metros por debajo de nosotros, en aislamiento total, lo que nos permite extremar las medidas de seguridad...

En ese momento, la luz se apaga, dejándoles completamente a oscuras. Stefan siente que su corazón salta en su pecho, amenazando con salirle por la boca. No puede creer que vaya a morir en su primer día de trabajo, que los supervillanos vayan a liberarse por un apagón... Las luces vuelven a encenderse, y mira con ansiedad las pantallas que mostraban a los internos.

- Puede volver a respirar, agente Corelli- dice Newman, seria- Nuestros sistemas están preparados como para que un simple apagón no nos afecte. La Balsa está diseñada incluso a prueba de pulso magnético.

- Me alegra saberlo- masculla Stefan, que aún así, mira nervioso las pantallas. Y entonces, algo llama su atención- Directora... creo que debería ver esto.

- ¿Qué...?- comienza a decir Newman, pero cierra la boca bruscamente cuando ve el monitor que Stefan señala- No puede ser... ¡Brown, Collins, quiero acceso a la unidad B356Y ya! ¡Y línea con SHIELD! Johns, Craig, conmigo. Corelli, vas a ver la Zona de Reclusión antes de lo que esperaba.

Sin decir nada más, la directora Newman cruza varios pasillos, seguida por Corelli y los otros dos agentes a los que había llamado. Pasan dos controles con huellas, escáner retinal y hasta análisis inmediato de ADN (diseño de Forja, comenta uno de los guardias), y finalmente pueden acceder a un ascensor que se activa con una contraseña de doce dígitos y la tarjeta de acceso de la directora Newman. Segundos después, se encuentran en el verdadero corazón de la Balsa, una enorme galería donde se encuentran las celdas de los prisioneros.

Newman se dirige derecha a una de ellas, pasa su tarjeta por un lector, pasa un reconocimiento palmar, y da orden por el comunicador a los agentes del exterior de que abran la puerta. Con un chasquido y un silbido, la puerta de la celda se abre, y de inmediato, un olor espeso a podredumbre y azufre inunda el pasillo. La puerta se abre despacio, permitiendo a Stefan percibir todos los detalles: las paredes de metal cromado, el jergón que parece formar parte de la misma pared... Y la mujer, que yace en el suelo, obviamente muerta, arrugada y con la piel oscura, como quemada. Sus párpados están abiertos, aunque sus globos oculares parecen haberse disuelto y no son más que manchas blancuzcas. La boca aparece abierta en un grito silencioso, los labios tirantes, completamente secos y agrietados. Está desmadejada, como si fuera una marioneta a la que han cortado las cuerdas.

- ¿Cómo...?- masculla Newman, mirando la celda, y viendo sorprendida una de las paredes, en la que alguien había trazado docenas de extraños signos, formando un círculo de cabalístico aspecto.

- Madre de Dios-dice Corelli- ¿Quién era?

- Durante un tiempo fue Jinete de Apocalipsis, y antes de eso, estuvo relacionada de alguna manera con Xavier y su Patrulla X- dice Craig, cruzando los brazos ante el pecho- Se llamaba Madelyne Pryor.

-----

La estela de llamas gira un par de veces sobre la Torre de las Cuatro Libertades. En las apagadas manos de la Antorcha Humana, un aparato diseñado por su cuñado toma muestras del campo de fuerza que rodea el edificio desde que un pliegue de realidades dejó a los 4 Fantásticos sin su hogar.

Dentro quedaban sus cd´s, el plasma de 42 pulgadas y gran cantidad de ropa que le quedaba de puta madre.

Pero tenía a su familia, a Lyja y una abultada cuenta corriente con la que recuperar su guardarropa.

Terminada su tarea, Johnny vira y pone rumbo hacía Nueva Jersey; al estudio sobre el taller de un amigo que comparte con la Skrull. Pero su vuelo es interrumpido antes de que abandone Manhattan.

La ve llegar. Una nube rojiza que se extiende ante él. Tan rápida que le alcanza cuando comienza a virar para esquivarla.

Johnny se pierde dentro de la masa que no es un gas.

Centenares de demonios sin forma física golpean su cuerpo rasgando más allá de la carne.

Algunos helicópteros comerciales que sobrevuelan la ciudad avistan la nube y la ven desaparecer.

Ninguno ha visto como la Antorcha se ha evaporado con ella.

-----

Templo del Dios Pantera, Wakanda.

-Ai na alessan wo´kan, wo´kai le satari, wo´kan ai t´chak, wo´kan ai bessaka. Ai kiseo N´Air, kiseo mwamba, aleo bogati mbandsa...

La voz de L´Nebi levanta sutiles ecos en las profundidades del Tempo del Dios Pantera, el corazón espiritual de Wakanda, donde las Dora Milaje, las sacerdotisas de la Pantera, tenían su dominio. La plegaria que L´Nebi murmura arrodillada ante la imagen de piedra negra del Dios es un rezo de búsqueda y consuelo. Entre los suyos, L´Nebi era conocida por su sensibilidad, que algunos llamaban incluso precognición, y llevaba varios días inquieta y teniendo extraños sueños que luego no recordaba, pero que la hacían despertarse empapada en sudor frío y con palpitaciones en el pecho. Tenía la impresión de que alguien la buscaba, y en algunas ocasiones, al abrir los ojos, sobresaltada, había tenido la impresión de ver unos ojos felinos de color ámbar que la observaban en silencio antes de desvanecerse.

L´Nebi siente como la repetición de aquella plegaria como un mantra la llena de calma y tranquilidad, y aunque tiene la impresión de alejarse de aquella sala, realmente cobra más consciencia a cada instante de su entorno. Percibe el olor húmedo a madera y follaje que se cuela desde la selva, escucha el zumbido de los insectos mezclado con el de los aparatos eléctricos que pueblan la Tecnojungla de T´Challa, siente el aire fresco de la cascada mezclado con el más cálido que procede del norte. Su conciencia se diluye en la tierra que la había visto nacer, mientras cae en el trance que solía conducirla a encontrar las respuestas a las preguntas que la turbaban.

Algo iba mal.

L´Nebi quiere abrir los ojos, romper el trance, pero le es imposible. Puede notar como su cuerpo se tensa de pronto, como sus uñas se clavan en las palmas de sus manos, pero no es capaz de despertarse. El sonido de la jungla a su alrededor ha cambiado, ahora es como un rugido sordo, como docenas de leones que se acercan para darle caza. El rugido aumenta hasta convertirse en un trueno, y de pronto, ante L´Nebi aparecen los ojos que había visto en sueño, unos ojos ambarinos llenos de furia... pero hay algo más que L´Nebi no había visto hasta este momento. ¿Miedo? Un nimbo de luces oscilantes baila en torno a los ojos felinos, dibujando vagamente la figura de una mujer. L´Nebi quiere alejarse, quiere moverse, pero está inmóvil como una estatua, y no puede evitar que la mano de aquella figura difusa se acerque a su pecho. Cuando la toca, L´Nebi grita, primero de dolor ardiente, pero luego de ira y rabia por la tierra que les ha sido arrebatada, y después, clamando venganza. Sus recuerdos se rompen y rehacen, se mezclan con otros que no reconocen como propios, y tiene la sensación de que su propio cuerpo fluctúa, sus músculos se endurecen, sus tendones se tensan... El espacio entre los mundos se abre con un quejido de la realidad, y en ese momento un rugido de muchas gargantas brota del templo del Dios Pantera, en el corazón de Wakanda.

L´Nebi mira a su pueblo, y responde al rugido con su propia garganta, emitiendo un sonido inhumano que presagia sangre y batalla. De nuevo, su pueblo le entrega el liderazgo y ella lo acepta. Tigra dirige de nuevo al Pueblo Gato a la guerra.

-----

Ambos ladrones y su victima se apartan alarmados con los gritos del encapuchado que unos minutos antes había intervenido, junto a su compañera Puñal, para impedir el delito.

Capa se apoya en una valla metálica, encorvado y con los brazos apretando su vientre. Una oscuridad más oscura que la que lleva en su interior pugna por salir. Y cuando lo hace, no es en forma de sombras sino de luz.

La tela azulada se extiende en el aire y relámpagos púrpuras surgen de su figura y poniendo en fuga a los cuatro testigos que no son electrocutados por pura suerte.

La luces se extinguen. Temerosa y preocupada, Puñal regresa donde su amigo. Vapores negros, jirones de la dimensión de las sombras arrancados de la misma, se evaporan lentamente.

Tandy preferiría que no lo hicieran. Sus puñales luminosos podrían ocuparse de las sombras. Pero esos rayos, la carga eléctrica que continua sintiéndose en el aire... ese factor desconocido...

Pese a eso, no huye, no retrocede en busca de ayuda. Llevan mucho tiempo juntos, combatiendo el crimen en sus muchas formas. Mucho apoyándose el uno en el otro.

- ¿Ty?- le llama quedamente ella.

La capa azul vuelve a extenderse acompañada de un grito de dolor e incredulidad.

Tyrone conoce su propios demonios.

En nada se parecen a las hordas de Belial que aparecen a traves de su cuerpo ansiosas por complacer a su señor.

Lo que sigue es algo que Puñal recuerda vagamente.

Uñas. Puñales a diestro y siniestro. Correr sin parar. Gruñidos infrahumanos.

-----

Sancta Sanctórum de Extraño, Greenwich Village. Nueva York.

El texto es complejo. Mezcla de latín y hebreo. Pero muy interesante para alguien versado en magia.

Habla de practicantes de lo arcano que sobrevivieron al hundimiento de la Atlántida y como obraron prodigios antes de perderse en los vericuetos del tiempo.

Es cuando más enfrascado se encuentra el Doctor Extraño en el libro que sus sentidos son alcanzados por el maremoto que sacude las barreras entre los planos terrestre e infernales.

Se serena, reconstruye sus defensas místico/psíquicas, su yo vuelve a estar al mando.

Han pasado breves segundos. El bolígrafo con el que tomaba notas ha escapado de su mano. Varios objetos mágicos de la habitación brillan o gimen. Una señal más de que lo esperado, está teniendo lugar.

Sin perder tiempo, gesticula y recita un hechizo de llamada.

Espera que, como ocurre cada vez con más frecuencia y desconociendo la causa, el hechizo no falle.

La hora de que los Defensores unidos bajo un pacto de unidad ante lo oscuro respondan a su palabra.

-----

Fue idea de Betty contribuir a la lucha contra los incendios forestales.

Es por ello que corre el rumor sobre un fornido hombre verde que limpia los cortafuegos.

Una simpática musiquilla llega hasta los oídos de Hulk. Mira a derecha e izquierda antes de que aparezca en el aire ante él la figura de un fantasmita bajo un símbolo de prohibido.

- Spiderman- mientras frunce el entrecejo.

Luego se impulsa con sus poderosas piernas e inicia su viaje hacía Nueva York.

-----

Nada junto a ella. Manos y cabeza apoyadas en la ballena jorobada. En particular comunión con una de las maravillas de los océanos.

La música y el logo de los Cazafantasmas rompe el interludio de paz de Namor, el hombre Submarino, y le irrita profundamente.

"Maldito Spiderman", piensa.

Y uniendo pensamiento y acción, nada con prodigiosa velocidad recortando millas entre su situación en el Atlántico y la ciudad que merece ser nombrada dos veces.

-----

- Joder, ahora no.

Se levanta de la cama, perseguido por la imagen convocada mediante un hechizo y que anuncia que ha llegado la hora.

Desnudo, abre el armario y el doble fondo del mismo.

- ¿Jack? ¿Jack?- le llama la mujer en sugerente ropa interior al salir del baño- ¿Jack?

Jack Norris ha salido de escena. En su lugar, Halcón Nocturno acude a una cita surgida de un pacto.

-----

El pequeño fantasma hace su aparición ante Laynia en la cola para comprar entradas. Traga saliva.

Mira el cartel del grupo ruso a cuyo concierto quiere asistir. No es habitual que toquen fuera de su país.

Si las cosas van bien, volverá para verlos.

Si no, la humanidad no escuchará música nunca más.

Sale de la cola y, tras apartarse de ojos indiscretos, la fuerza que domina la lleva volando a la reunión.

Estrella Oscura saca valor de lo más profundo de su ser para enfrentar a lo que vendrá.

-----

No hay que alejarse tanto como parece de la ciudad para disfrutar del bosque.

Valkiria se siente cómoda con el ruido del viento entre ramas y hojas. Con el sol calentando su piel. Con los olores del campo.

No lo sabe con certeza, pero cree que esta afición viene de la vida que ha olvidado. Ese olvido que la atormenta.

¿Es quién parece ser?

La Gárgola salta de entre la vegetación en pos de un pequeño animalito.

Ya ha comido. Solo goza de la persecución.

Pese a ello, Val le reprende con dulzura.

Es en estas salidas a la naturaleza cuando, el que fuera orgulloso Defensor, se muestra más animado y accesible.

Lastima que la música, escuchada por los oídos místicos de ambos, y el logo acaben con el momento.

- Ven, Isaac. Los Defensores van a la batalla.

-----

Ante el colapso del tráfico neoyorkino, lo mejor es una buena telaraña. Así lo piensa Ben Reilly; oculto en un tejado mientras termina de adoptar su identidad enmascarada.

El tema musical de los Cazafantasmas le hace sonreír tras su máscara. La aparición de pequeño fantasma amplia esa sonrisa.

Un fino pero resistente hilo artificial viaja hasta un edificio cercano y, balanceándose se dirige a su cita con el destino.

- ¿A quién vas a llamar? A tu amistoso vecino Spiderman. El clon, no el original. Aunque nadie lo diría viendo su agilidad, su porte, como se le marca el paque... ¡UOAH! ¡Bandada de palomas!... el fino sentido del humor que tanto aprecian sus compañeros. Es verdad... soy la pera.

-----

Castillo de Tiffauges, Nantes, Norte de Francia.

Quiere gritar, pero no hay aire en sus pulmones. No ve nada, solo destellos de colores, y tiene el estómago encogido por el vértigo. Sus manos se crispan, y nota que una de sus uñas se rompe al rozar sobre la piedra fría con demasiada fuerza. Cada uno de sus nervios grita de dolor, cada una de sus neuronas aúlla de locura. No sabe quien es, no sabe donde está, sus recuerdos parecen mezclarse en un caos más hiriente aún que el dolor que siente en su cuerpo.

- Esteban Corazón del Diablo- dice alguien a su lado, y en ese momento, él recuerda. La niebla de su mente se disipa de golpe, y es como si su propio cuerpo decidiera de nuevo ponerse bajo sus órdenes. La boca le sabe a sangre, y la cabeza le duele como si le estuvieran atravesando las sienes con astillas, pero a pesar de ello, es una sensación infinitamente más aceptable que la cacofonía de sentidos que había sufrido hasta ese momento. Abre los ojos con cuidado, y ve que está en una sala prácticamente a oscuras, tumbado en el suelo, con la barbilla apoyada en la fría piedra. Y a su lado, hay un enano. Diablo trata de hablar, pero la boca se le llena de un líquido espeso y negro, que escupe al suelo y se pierde en la oscuridad.

- Tranquilo, amigo mío- escucha decir al enano, mientras le daba unas palmaditas en la cabeza. Le dan ganas de arrancarle la mano de un bocado, pero no tiene fuerzas ni para moverse- El tránsito dimensional puede causar estragos si no se está preparado.

Diablo escruta a su interlocutor. De cabello negro y ojos oscuros, parece vestir un traje de corte clásico, con camisa blanca y corbata negra. Su sonrisa de gato resplandece en la oscuridad. A pesar de que no llega al metro veinte de altura, no hay nada en él que apunte hacia una enfermedad, sus miembros nos están descompensados ni hay rastros de hidrocefalia.

- Supongo que a un hombre de vasta cultura como tú le encantará el sitio que he elegido para tu vuelta- continúa diciendo- Estamos en Tiffauges, el castillo que perteneció a Gilles de Rais. Si escuchas atentamente seguro que aún puedes escuchar los ecos de los gritos de sus cautivos, ¿verdad? Encantador.

- ¿Qué... qué quieres de mí?- consigue farfullar Diablo, escupiendo más flema negra, que le deja en la boca un desagradable sabor metálico.

- Mi querido Esteban, no espero nada de ti, sólo quiero ayudarte- ríe el enano- Te han humillado tantas veces que seguro que ni juntos podemos recordarlas todas. Has fracasado en todo lo que has emprendido, en todo lo que has intentado. Los Vengadores, los Cuatro Fantásticos... todos ellos se han puesto en tu camino, te han frenado, y se han burlado de ti- Diablo sintió que la ira prendía en su interior, y vio de reojo que el enano sacaba un sobre de alguna parte, un sobre negro con los filos dorados, y jugueteaba con él, antes de tenderlo en su dirección- Dime, Esteban Corazón de Diablo, si te dijera que dentro de este sobre está todo lo que necesitas para ponerles en su sitio, ¿aceptarías ser Diablo más allá de simplemente un nombre?

-----

Campus de UCLA, Los Angeles.

Moonstar cierra la puerta de su habitación en Newberry, la residencia de estudiantes en la que vive, muy cerca de la Universidad de UCLA. Siente la cabeza como si un regimiento de enanos se le hubiera metido dentro y estuvieran forjando hachas y afilándolas con su bulbo raquídeo. Da gracias a que su compañera de cuarto ha decidido quedarse en Marsh´s, lo que le da un poco de tranquilidad. Cierra los ojos, tratando de concentrarse en alejar aquellas punzadas de su cabeza, y frotándose las sienes, se acerca a la cama, baja la luz y sin quitarse siquiera las botas se deja caer en la cama, planteándose la posibilidad de prepararse un bocadillo de aspirinas o beberse una botella de tylenol.

El mundo cruje, deshaciéndose por las costuras, rompiéndose en fuego y gritos de dolor. La vista de Moonstar baila de un lado a otro, pero allá donde mira no ve más que destrucción y monstruosidades. Sombras informes brotan de las ruinas de lo que en algún momento debía haber sido una ciudad; el aire huele a ozono quemado y a azufre, el cielo está teñido de un color amarillo espeso de aspecto insalubre. Escucha batir de alas, y por el rabillo del ojo atisba a sus tenebrosos dueños, pero cuando trata de mirarles directamente, parecen desvanecerse, como si no existieran. Gira la vista hacia la izquierda, y ve docenas de seres humanos, harapientos algunos, desnudos la mayoría, con evidentes signos de desnutrición, apenas sacos de huesos embutidos en pellejos grisáceos, todos ellos marcados en la frente con lo que parecía ser la escarificación de algún tipo de signo que recordaba a una corona de espinas trenzadas. Caminan con los ojos vacíos, con pasos cortos y torpes, pero sin tropiezos, y Moonstar tiene la impresión de que murmuran algún tipo de salmo, aunque no es capaz de entenderlo.

Entonces, el suelo tiembla, arrojando a Moonstar contra una columna de basalto que se alza desde las profundidades de la tierra. Las ruinas de la ciudad que ha observado tiemblan y se desploman disolviéndose en polvo gris, mientras se alzan edificios de arcos apuntados y oscuras torres, puentes de piedra tan pulida y tan negra que absorben la luz en lugar de reflejarla, y a su mente acuden palabras que ha leído alguna vez en algún sitio que en ese momento no acertaba a recordar, "Abandonad toda esperanza los que crucéis estas puertas".

Y cuando la más alta de las agujas del más alto de los edificios rasga el cielo, Moonstar escucha siete truenos, y el mundo se deshace a su alrededor.

Abre los ojos ahogando un grito. La habitación está completamente a oscuras, fuera es noche cerrada. Aún siente punzadas en las sienes, pero el dolor ha disminuido notablemente. Moonstar se gira en la cama, incorporándose mientras enciende la luz, que aleja la oscuridad del dormitorio, aunque llena los rincones de sombras. Necesitada de aire fresco, se dirige hacia la ventana y la abre de par en par, observando las luces del campus de Yale, y escuchando remotamente los ecos de Dream On, de Aerosmith, que viene de alguna de las habitaciones cercanas. Silvia no ha vuelto, así que no debe ser demasiado tarde, aunque se siente aturdida, como si hubiera dormido durante días. Cierra los ojos, y puede ver de nuevo las imágenes de su sueño, incluso le parece sentir en la cara el viento ardiente procedente de las torres negras.

Se acerca a la pequeña cocina de que disponen todos los apartamentos de Newberry, y con deliberada lentitud mientras analizaba su sueño, pone agua a hervir en un pequeño cazo, y echa dentro una mezcla de naranja seca, flor de saúco, menta y canela, cuyo olor inunda de inmediato el dormitorio, un aroma relajante y fresco que ayuda a Moonstar a concentrarse cuando está tensa. Aún así, en aquellos momentos sigue notando una garra de hielo cerrada en torno a su corazón. Tiempo atrás, Moonstar había sido una valquiria, una de las diosas que recogían las almas de los héroes nórdicos para llevarles a Valhalla, había tenido una relación muy estrecha con la muerte, y sabía diferenciar muy bien entre lo que era una pesadilla y lo que era algo más. Tras colar los restos de hierba, Moonstar vierte la infusión en una taza, se sienta junto a su escritorio y tras calcular la diferencia horaria, descuelga el teléfono y marca. Respira cuando ve que alguien responde al otro lado.

-¿Rahne? Sí, soy yo, Dani. ¿Qué...? Sí, bueno, todo bien. Bueno, sí, estoy un poco tensa, he tenido un sueño... Bueno, creo que ha sido algo más que un sueño. Rahne, creo que va a pasar algo feo, algo muy feo. Y Rahne... algo me dice que Illyanna está metida en ello.

-----

De nuevo el Sancta Sanctórum de Extraño.

- San Francisco- declara tajante el hechicero supremo.

- Puedo teleportar a tres personas conmigo mediante mi fuerza oscura- propone Laynia- O crear un constructo en el que llevar a más. Pero necesitaré alguien que nos impulse. Y que soporte el peso de todos. Namor, quizás.

- Será más sencillo que nos envíe Extraño vía encantamiento- propone el Hombre Submarino.

- Sabéis que mis hechizos no son fiables.

- Escuchad- comienza Halcón Nocturno- da la casualidad de que tengo los códigos de un hangar secreto de SHIELD donde duerme un transporte de tropas. No es un Quinjet pero nos llevará a la costa oeste más deprisa que el puente aéreo. Y más barato.

- Me gusta la idea- afirma Extraño- Si no tenéis otra idea mejor...

- ¿Pedir prestado un Fantasticar tipo Jacuzzi?- Spiderman mira a Hulk que a su vez lo fulmina con la mirada.

- ...recitaré un hechizo de levitación para todos...

- ¿No quedamos en que tu abracadabra fallaba?

- ...y si Spiderman logra guardar silencio, alcanzaremos cuanto antes el hangar.

Como uno solo, los Defensores parten a la contienda siendo observados desde el peculiar ventanal del Sancta por... ¿el Doctor Extraño?

-----

Mientras los héroes sobrevuelan el centro del país, Wong recibe a Blade y lo conduce a una sala donde ya espera Extraño.

- ¿Todo bien?- pregunta el caza-vampiros de espaldas al hechicero, mirando fuera a traves del cristal de una ventana.

- Han salido acompañados de una forma conjurada de mi persona. Poco habladora pero eficaz. Permanecerá con ellos hasta San Francisco.

- ¿No fallará tu hechizo?

- Ruego por que no sea así- responde Extraño al tiempo que abre un viejo incunable de artes ocultas.

- Si no lo hace, ¿podrás mantenerlo?

- Existe como un hechizo individual. Si yo cayera inconsciente, seguiría su cometido igualmente. ¿Sabes algo de los demás?

- Los Hijos de la Medianoche estarán al llegar. Ha debido ser duro mandar a los Defensores...

Stephen se vuelve hacía el hombre negro que no se ha movido de su posición.

- Ya hemos hablado sobre ello. Es una penosa necesidad que espero que no cueste vidas- y dicho eso, vuelve al libro.

- Esos problemas tuyos con la magia son verdaderamente peligrosos. Es una suerte que no estés herido, mutilado o algo peor. Y esta lo de que no detectases a ese Hulk demonio.

- Quien lo enviase debía ser muy poderoso para sortear las defensas de mi casa.

- Si. Pero, ¿las has revisado?

- Si. Todo esta en orden.

- Eso crees.

- ¿...?

- Quiero decir que con tus conjuros fallando, ¿como sabes que tus defensas místicas no fallan también?

- Es una hipótesis lógi...

- ¿Y no te extraña no hallar la causa de tus males? Tienes libros y papiros y más de un medio de descubrirlo. A no ser que...

- Blade- Stephen habla con cierto tono irritante- lo que menos necesito ahora es volverme paranoico. Y algo lo estoy. Pero tengo que concentrarme en lo que se nos viene encima.

El mago vuelve al libro. Y percibe que algo no anda bien.

Ve el texto, la tinta con la que se ha escrito, los dibujos que adornan los bordes de las páginas. Siente el ajado papel bajo su tacto. Huele el aroma habitual de la estancia. Oye a Blade moviéndose. El sabor del último café en su paladar.

Y nada más.

El resto de sus sentidos, adquiridos durante su vida como practicante del arte, no están.

Alarmado, Extraño aparta la vista del texto. Levanta los brazos para iniciar los gestos, un encantamiento comienza a alcanzar sus labios procedentes de su cerebro, y el cuchillo de Blade se hunde dolorosamente en su espalda. La punta de su hoja surge por su pecho a la altura del corazón. No brota sangre alguna.

El grito del mago le acompaña cuando cae de rodillas, ambas manos buscando el origen del dolor. Luego, solo gemidos, respiración entrecortada y el largo silbido de Blade.

- Avergüénzate, brujo. La verdad es que esa nena tuya, ¿Clea?, te ronda tanto por la cabeza que no has prestado atención a tus labores- se sitúa en cuclillas a su lados y se quita las gafas. Ojos rojos, sin párpados, le contemplan sin piedad- Nos hemos tomado nuestro tiempo para minar tus talentos. El próximo enfrentamiento entre señores infernales ha adelantado tu caída, carne hereje que juega con cosas que no son para el hombre- fétida saliva salpica el rostro torturado de Stephen- ¿Blade?... ¡Ho!. Mucho me temo que el cazador cayó ante sus presas. Yo he asistido a todos los encuentros de los hijos de la Medianoche. Yo he propuesto, escuchado y aceptado vuestros planes.

Extraño gruñe, apretando los dientes.

- Si- continúa el regocijado atacante- Nací entre fuegos infernales. Bebí la agria leche del mal. Soy demonio, tomé la forma de un héroe oscuro y he capturado al odiado Stephen Extraño- El cuchillo, mucho más que una hoja de metal, brilla con tonos plateados que advierten al falso Blade que debe apartarse. Un pentagrama brillante va tomando forma en el piso- Vas a sufrir Extraño. Como vas a sufrir- El cuerpo de Stephen se va hundiendo en el pentagrama- Ahora, voy a ir a por tu siervo. Le desollaré vivo y colgaré su pellejo en la puerta de tu casa. Por ti, brujo.

Abajo, prácticamente a ras del suelo, Extraño gritando de dolor, impotencia e ira, lanza una última mirada desafiante al demonio antes de que una garra oscura tire de sus cabellos.

Así, con un cuchillo que es más que un arma blanca atravesando cuerpo y alma, el hechicero supuestamente supremo es derrotado y sacado del plano terrestre.

El demonio sale de la estancia, totalmente seguro de si mismo. Pero su confianza se quiebra cuando ve la puerta principal abierta.

Los gritos atrajeron a Wong. Y Wong ha actuado.

Primero, dejando a Héctor y Peggy, cabeza sin cuerpo y alma de mujer atrapada en una marioneta respectivamente, en un cuarto, con las paredes cubiertas de amuletos, objetos religiosos y joyas místicas, especialmente preparado para ellos.

Después, poniendo distancia entre él y el atacante.

Su amigo y señor le había dado instrucciones y, aun arriesgando su vida, debe cumplirla.

Bajo la puerta del 177 A de la calle Bleecker, el demonio Blade grita con garganta inhumana. Un preludio a la caceria del hombre oriental.

-----

El ritmo de la carrera de Wong es demencial. Su ritmo cardiaco, el de un hombre con un estricta preparación física además de un consumado artista marcial.

El empujón que recibe por la espalda es brutal. Aun así, Wong gira su cuerpo y cae rodando para volverse y adoptar una defensa estilo tigre.

El demonio Blade, sus piernas ahora de carnero con pezuñas afiladas, desenvaina la espada cuya vaina sujeta a la espalda. Y nada más hacerlo, se inflama con llama amarilla. Su hoja se antoja más ancha ahora que arde.

- Primero, el amo. Después el sirviente.

Wong esquiva una y otra vez, por poco. Rueda sobre el capó de un coche, hace gestos para que los transeúntes se aparten y busca un hueco en el ataque del demonio.

Es consciente de la naturaleza de su asaltante. La victoria parece difícil pero no imposible.

Pero la agilidad contorsionista del demonio acaba por tumbar al oriental. Lucha por incorporarse, por sortear la estocada final del demonio pese a saber que esta acabado.

El cuerpo de Morbius choca con el del demonio y ambos ruedan por la calle.

- ¿Has vuelto a tocar el Darkhold, Blade?- pregunta el vampiro viviente sin esperar recibir respuesta.

Lo que si recibe es un tajo a su cuello que esquiva por centímetros. Pero no así el fuego que provoca leves ampollas en su piel.

Volviéndose al oír el ruido de un motor, Wong se encuentra con el Motorista Fantasma que detiene su moto junto a él al tiempo que estira un brazo y de su mano brota un chorro de fuego infernal que aparta al criatura demoníaca del vampiro.

- Blaze- escupe el engendro con odio palpable.

Pero no hay tiempo para la confrontación.

Desde los tejados cercanos llegan gruñidos y aullidos de una cantidad apabullante de demonios.

- ¡Tenemos que irnos!- grita Wong- ¡Ahora!

- ¿Y Extraño?- pregunta el tres veces espíritu de la venganza.

- ¡Capturado! ¡Debemos retíranos ahora! ¡Ahora!

El Motorista levanta una cortina de fuego entre ellos y Blade que comienza a saltar buscando cornisas y ventanas donde apoyarse para alcanzarles.

Morbius coge a Wong y emprende la retirada. Los neumáticos del Motorista dejan un círculo de fuego al girar su vehículo. Luego levanta la rueda delantera de su máquina y acelera en pos de su aliado. En segundos, solo queda la estela en llamas de su paso.

-----

Atrás queda la cubierta del transatlántico desde la que Susan Richards ha despegado.

Su apoyo público al viaje del buque de lujo, con sus bodegas repletas de ayuda, servirá para que alcanzase el tercer mundo.

Aproximadamente tras quince minutos de vuelo remontando la costa en una aeromoto de los Vengadores, la conocida silueta de Nueva York se va agrandando en el horizonte. Girando hacia el este, acelera anhelante de contemplar rostros queridos.

La familiar estela flamígera cruza sobre el skyline de la ciudad antes de dirigirse hacía ella. Susan saluda con una mano la llegada de la Antorcha Humana.

Cuando es consciente de que algo va mal, el calor ya la golpea como algo físico.

Cae de la aeromoto rodeada por un campo de fuerza esférico. El vehículo arde, se medio derrite y termina por explotar en unos segundos.

A los oídos de la Mujer Invisible llega un golpe sordo amortiguado por el rugido de las llamas. Su hermano se ha estampado contra su campo de fuerza y se abraza precariamente a la esfera mientras van cayendo. La frente de Johnny es más ancha. Cinco pares de cuernos se entrelazan en su flamígera cabeza. Saliva ardiente gotea fuego que resbala sobre el invisible escudo. Pero lo que más espanta a Sue son las vacías cuencas donde debería haber ojos.

La boca de la antorcha se mueve pero no puede oír lo que dice. Si pudiera, no escucharía una voz sino muchas. Hablando al mismo tiempo.

- ...mama, mamita... cuidando de su hermanito... siempre cuidando de su hermanito...

- ¡¡...quémateputaquémateputaquémateputaquémateputa...!!

- ...sin esperanza, sin salida, sin ayuda, sin marido, sin hijos, sin hermano, sin refugio, sin comida, sin amor, sin piedad, sin perdón...

- ¡Sométete mujer! ¡Pues terrible es su ira y...!

- ...mierda y menos que mierda. Eso es lo que eres. No vales una mierda…

El cuerpo poseído de Johnny se separa del campo invisible y cae varios metros como un peso muerto antes de reaccionar. Usando corrientes térmicas, empuja a Sue dando vueltas sin control hacía el mar. Antes de que pueda superar el vértigo y contraatacar, la esfera choca con el agua. El impacto es fuerte pero no letal.

Pero no hay piedad para la caída. La Antorcha pasa a nova. Toneladas de agua y vida marina se vaporizan.

El calor puede más que Sue.

Una cortina de vapor se eleva hacía el cielo. Las aguas se revuelven ocupando el lugar de las que han pasado a estado gaseoso.

Ni rastro del miembro femenino de los 4 Fantásticos.

Solo el ruido de la mar y el de muchas risas demoníacas que surgen de un solo hombre que arde como anticipo de lo que vendrá.

-----

Washington

Forja es reclamado para que abandone la fiesta a la que ha asistido. Preferiría estar en un labo que forzando una sonrisa ante congresistas, famosos creídos, altos mandos y demás jungla.

Por teléfono, se le comunica los sucesos que están teniendo lugar en Nueva York y San Francisco. Se solicita que Factor-X ayude en la primera en la medida de los posible.

Una sombra cubre la mirada del chamán indio.

Demonios.

-----

Neoavalon

La Luz avanza por el pasillo con paso apurado.

Este mutante no es hombre dado al nerviosismo. Pero las noticias que han llegado son inquietantes.

El despacho al que accede tiene toda una pared acristalada desde donde Magneto contempla como el Homo Superior se alza como sociedad.

- Si- afirma Erik antes de que la Luz abra la boca- Ya me han informado.

- Nuestros agentes encubiertos en Nueva York y San Francisco están francamente inquietos. Hay informes no confirmados en Europa. El hombre de Wakanda ha oído conversaciones. Creen que algo raro sucede en el reino de T´Challa.

- Yo mismo estuve en Nueva York durante otra incursión demoníaca. Usaron bebes mutantes para abrir un portal. Que los agentes, si pueden, proporcionen apoyo y ayuda a las familias mutantes con recién nacidos para que salgan de las zonas de conflicto.

- Es complicado. Con tan poco tiempo...

- Se idearon rutas de huida para proteger a los nuestros- sentencia tajante Magneto.

La Luz aguanta la seca respuesta con firmeza; consciente del carácter de Magneto.

- Veremos lo que se puede hacer. ¿Se informará a la Patrulla-X?

El don mutante de la Luz le permite saber cuando alguien dice la verdad.

Con Magneto en tenso silencio, su habilidad es inútil.

El silencio se prolonga.

-----

La mansión de los Vengadores.

Se ha insinuado que Reed Richards no ha sido el mejor de los padres.

En uno de los labo del subsótano, Reed ha montado una red defensiva de alta tecnología en torno su hijo Franklin.

El niño observa como su padre realiza los últimos ajustes, consciente de que, una vez más, le van a dejar atrás.

Reed se detiene. Reúne coraje para mirarle con una amable sonrisa.

- Es lo mejor. Ni mamá ni yo soportaríamos que estuvieras en peligro, hijo.

- Lo sé. No quieres que los demonios me cojan como la otra vez.

- No son demonios- miente Mr. Fantástico.

- He oído a Jarvis.

El corazón de Reed se encoge un poco más. Se esfuerza para deshacer el nudo en la garganta.

- Jarvis bajará cada diez minutos para hacerte compañía. Necesito- la considerada mente más brillante del planeta pugna por una idea que distraiga a su hijo- que, cuando baje, le des ánimos- una señal acústica advierte de que llega una llamada por la línea interna- Seguro que te has dado cuenta de que se pone triste porque los Vengadores no están aquí. De esa manera me ayudaras también a mi, ¿vale?

Franklin asiente y ve como el brazo derecho de su padre se estira para alcanzar el teléfono en la pared. El cuello también se alarga para que la cabeza alcance el auricular.

- Dr. Richards- se escucha al otro lado de la línea- La Casa Blanca se une a las llamadas del alcalde, el gobernador de California, el departamento de policía...

- Necesito que bajes para que pueda atender al presidente.

- Entiendo, señor- responde Jarvis comprendiendo que es su turno para velar por el niño.

Reed cuelga y observa la mirada triste de su hijo.

"Ojala Sue estuviera aquí", piensa el científico y padre.

- Cuida del fuerte. Y recuerda; tú también eres miembro de los 4 Fantásticos.

- Si- sonríe Franklin- 4 y 1/2.

Reed sonríe y abraza fuerte al niño.

- Te quiero.

- Y yo, papi.

-----

Aeropuerto JFK, Nueva York

Mientras el avión procedente de Moscú toma tierra, Natacha observa el exterior por la ventanilla, con las cejas enarcadas al ver las negras nubes que se cierran sobre la ciudad.

La tormenta había comenzado prácticamente en el momento en que su vuelo había comenzado a sobrevolar el espacio aéreo de Nueva York, y por unos momentos, la Viuda Negra había pensado que los fuertes vientos destrozarían el avión en pedazos. Al parecer, el piloto había sido más hábil, porque en esos momentos, las ruedas del tren de aterrizaje se posa sobre el suelo de la pista, y tras un último zarandeo, el avión se estabiliza, provocando un suspiro generalizado de alivio entre el pasaje, que inconscientemente, había estado conteniendo la respiración. Un relámpago de color púrpura cruza el cielo, iluminando el entorno, y el silencio vuelve a hacerse entre los viajeros.

- Maldito cambio climático- masculla un muchacho de unos veinte años, sentado justo detrás de Natacha, vestido con una camiseta que decía en caracteres cirílicos "Los Rusos Molan"- Un día de estos lloverán ranas de verdad...

Como si las palabras del chico hubieran roto la tensión en el interior del avión, la gente comienza a levantarse y recoger sus bultos de mano. Natacha espera a que su vecina de asiento, una mujer de aspecto maternal que había pasado todo el camino desde Moscú leyendo "Orgullo y Prejuicio", y cuya nieta, que viajaba en el asiento delantero había alterado ratos de profundo sueño con ruidosas partidas a alguna consola portátil.

Un trueno hace crujir las nubes mientras finalmente Natacha consigue coger su mochila y echársela al hombro. Podría haber hecho aquel viaje en un vuelo privado de SHIELD, pero el asunto que la había llevado a Rusia era estrictamente privado, y no había nada más anónimo que un viaje en clase turista bajo pasaporte falso.

La Viuda Negra consigue salir del avión, cruzando la pasarela con paso ágil. El cielo tiene aspecto de ir a estallar en cualquier momento, probablemente con una de esas lluvias que paralizan Nueva York de vez en cuando, y prefiere estar en su domicilio, recién duchada, envuelta en un albornoz caliente y con una taza de café negro en la mano cuando eso ocurra. Si puede ignorar los relámpagos púrpuras, es posible que hasta pueda disfrutar de alguna película, o incluso retomar la lectura de Los Pilares de la Tierra allí donde lo dejó. También debería llamar a sus conocidos del NYPD y enterarse de como se encontraba Ash, pero ya era tarde, así que piensa que mejor se acerca mañana al hospital para verla.

- ¡Venga ya, señorita!- escucha que grita alguien-. ¡He dicho que quiero mi maleta y la quiero ahora! ¿Qué parte de ahora es la que no entiende? ¡Joder, son sólo cinco letras!

- Señor, baje la voz, por favor-responde la azafata de American Airlines, mirando turbada al hombre que grita, de unos cuarenta años, vestido con traje oscuro, camisa de rayas azules y blancas y corbata blanca- Estamos haciendo todo lo posible por encontrar su maleta, pero como ya le he dicho, usted facturó tarde, así que es posible que...

- ¡Déjese de memeces!- grita él, golpeando la mesa con el puño, haciendo que varios folletos caigan al suelo- No quiero excusas, ni quiero justificaciones, ni mucho menos acepto que intente culparme a mí por su ineptitud...

- Si sigue gritando, señor, tendré que llamar a seguridad...

- ¡Me tocan los huevos usted y su seguridad!

Natacha cierra los ojos y toma aire. En esos momentos, y con gente así, le cuesta mucho no actuar en consecuencia y hundirle la tráquea en la nuca. Aún así, no era más que un broker enfurruñado, la seguridad del JFK podría encargarse de él, así que continúa andando hacia el interior del aeropuerto, siguiendo las indicaciones que conducen a la salida.

Pero en ese momento, escucha como el hombre comienza a hablar de nuevo, y de pronto, su voz se convierte en un gorgoteo húmedo. La azafata grita, y Natacha se gira a tiempo de ver atónita como las venas del broker parecían hincharse azuladas, y de la boca le brota una sustancia oscura de aspecto corrosivo. Golpea de nuevo el mostrador, pero esta vez con tal fuerza que la madera se deshace en astillas. De inmediato la gente empieza a correr, asustada, y la azafata trata de alejarse, pero trastabilla y cae hacia atrás mientras el broker enloquecido alza una mano (¿¿con garras?? observa Natacha sorprendida), dispuesto a dejarla caer sobre la asustada joven.

Sin esperar un segundo más, la Viuda Negra salta hacia el broker, golpeándole la espalda con las rodillas, y teniendo en ese mismo momento la sensación de haber chocado contra un muro. Cae de nuevo al suelo y gira sobre sí misma para alejarse algunos pasos del bestial hombre, que parece olvidar a la azafata al decidir que ella es una molestia mayor.

- ¡Alto o disparo!- grita uno de los policías del aeropuerto y en ese momento el broker, con los ojos fuera de las órbitas, produce un húmedo sonido con la garganta, y escupe una sustancia viscosa hacia el policía, acertándole en el rostro, que de inmediato empieza a disolverse, provocando grandes gritos del hombre.

Otros policías comienzan a aparecer, apuntando al monstruo, que ahora luce placas de aspecto quitinoso en el rostro mientras sus ropas se rompen cuando los músculos se ensanchan y hacen su aparición púas en los hombros y los codos.

Maldiciéndose por llevar los disparadores en la mochila, Natacha vuelve a saltar hacia él, evitando por milímetros un zarpazo que podría haber cortado su carne como si fuera mantequilla, para luego golpear con los talones el dorso de la rodilla del broker, consiguiendo al menos que se tambalease. Aprovechándose de esa momentánea debilidad, Natacha se apoya en la espalda del broker, y consigue subirse a horcajadas sobre sus hombros, evitando las púas. Maldecía lo que iba a tener que hacer, pero no le quedaba más remedio. Sin más, cruzó las piernas ante el cuello del broker, apretando con fuerza y girando bruscamente hacia la izquierda hasta que escucha un crujido, y la bestia se derrumba como si de pronto se hubiera convertido en gelatina.

Natacha trata de recuperar el aliento mientras busca en su chaqueta su identificación de SHIELD y los Vengadores para identificarse ante los policías. Sabía que podía despedirse de su noche tranquila. Y en ese momento, comienzan más gritos en el aeropuerto. Natacha se aleja del cuerpo muerto en busca del origen de esos aullidos, y de pronto, se detiene ante un ventanal. La tormenta continúa fuera, los relámpagos púrpura continúan quebrando las nubes. Pero hay algo entre la ciudad y la tormenta, una bóveda de algo que parece ser cristal negro traslúcido, pero con cierta cualidad evanescente, como si no fuera del todo real. Y hay algo aleteando ahí fuera.

Los gritos continúan en el aeropuerto, y entre ellos, Natacha descubre una palabra que se repite una y otra vez.

Demonios.

-----

- Los Hijos de la Medianoche fuisteis engañados antes incluso de participar en lo que viene- explica Wong a Morbius- Los planes que hicisteis...

- ...son inútiles- termina por decir el vampiro- Sin Extraño y con Blade poseído...

- No esta poseído. Blade murió.

Morbius le mira con cierta expresión de sorpresa. Su relación con el cazador de vampiros era, lógicamente, tensa. Pero su muerte hincha su pecho con rabia.

- Pero Stephen estaba preparado. Aparte de sus proyectos con Los Hijos de la Medianoche, dispuso de otros planes- el oriental mira hacía las calles bajo ellos hasta localizar la estela de fuego- Debemos reunirnos con el Motorista.

CONTINUARÁ EN: Guerra Infernal: Vengadores, Guerra Infernal: Infierno Urbano, Guerra Infernal: Mutantes, Guerras Infernales: Capitán Britania y los EuroCorps, Guerras Infernales: Tras las Líneas y Guerra Infernal #2.

-----

INFIERNO DE GUERRA

Ha costado; pero aquí esta el comienzo de esta megahistoria que fue planteada hace años (si no es así lo parece, oye)

Si todo va bien (pa´mi que no va) de este primer numero derivarán otras miniseries que reflejaran la participación de mutantes, vengadores, héroes urbanos y (que se yo) más.

Estáis cordialmente invitados a presenciar (leer) como la Tierra Marveltópica se convierte en zona de guerra.

José González.

Ha costado dice... con huesos rotos y todo de por medio... pero aquí está, y más vale tarde que nunca, ¿no? ¡¡¡Pero aquí está el primer número de Guerras Infernales!!! Alea iacta est! La historia que cambiará Marveltopía para siempre, ya está en vuestras manos. ¡¡Que la disfrutéis!!

Tomás Sendarrubias.

 
 
   
www.marvel.com
(1) All characters and the distinctive likenesses thereof are Trademarks of Marvel Characters, Inc. and are used with permission.
(2) Copyright © 2003 Marvel Characters, Inc. All Rights Reserved.