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Guerras Infernales: Infierno Urbano LS

GUERRAS INFERNALES: INFIERNO URBANO #2
Guión: Ben Reilly

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El rostro, deformado por facciones demoníacas, no lo reconoció pero el traje... era el traje del Caballero Luna, su hermano.

Sorprendido ante la extraña deformación que había sufrido su hermano, no reaccionó a tiempo para esquivar el zarpazo que éste le propinó lanzándolo hacia la otra punta de la sala. Marc chocó contra la pared y notó cómo el hombro se le dislocaba con el golpe. Aturdido, notó de nuevo las garras de su hermano que le rasgaron el pecho con sus afiladas uñas.

Marc ignoró el dolor y rodó entre las piernas de su hermano para salir del rincón donde se encontraba. Se levantó de un salto e intento apuntar con su arma pero éste ya casi estaba encima y no quería dispararle a quemarropa, no sabía cuán dura podía ser ahora mismo su piel y no quería arriesgarse a herirle. En vez de dispararle, en cuanto lo tuvo de frente empezó a golpearle. Lanzó una combinación rápida de puñetazo, patada, puñetazo, codazo, patada de nuevo, uppercut, barrido y un puñetazo final en toda la cara de su hermano.

¿El resultado? Aún con el puño en la cara de su hermano, y jadeando debido al esfuerzo realizado ante tal combinación de golpes, Marc notó cómo su hermano se ría y le desafiaba enseñando los dientes. Estaba a punto de retirarse un par de pasaos para reevaluar su estrategia cuando su hermano lo coge por los brazos, apretando tan fuerte que casi le rompe todos los huesos, y lo alza en al aire como si fuera un muñeco. Marc intenta librarse del abrazo fraternal pero la fuerza de su hermano era demasiado para él. No contento con tener a su hermano a su merced, Randall comenzó a golpear la cabeza de Marc con su propia cabeza hasta que éste pareció desmayarse. Entonces lo lanzó contra la pared

Divertido ante la situación de su presa, Randall rió a carcajadas que fue todo lo que Marc necesitó, habiendo fingido anteriormente para que su hermano le soltase. Con la iniciativa de nuevo de su lado, Marc logró propinarle a su hermano demoníaco una fuerte patada en la rodilla haciendo que ésta se doblase y el demonizado Randall cayese. Marc no tuvo piedad y golpeó con la culata de la pistola el cráneo de su hermano hasta que éste cayó insconsciente.

Aún con su victoria, Marc estaba destrozado. Se apoyó en la pared más cercana y con gran dolor volvió a colocarse el hombro en su sitio. Tambaleándose se acercó a la ventana. La cúpula que cubría Nueva York seguía estando en su sitio, intacta pero el resto de la ciudad no tenía tanta suerte. Marc vio como las calles estaban llenas de demonios que campaban a sus anchas matando y divirtiéndose con la gente que no había sido transformada en demonios.

Aún quedaba mucho trabajado para hacer, demasiado para un solo hombre. En estos casos, sólo había un sitio adonde ir.

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- ¿Matt?

Pero aquél ya no era Matt Murdock, alias Daredevil, si no el demonio que le había poseído.

La mentalidad fría y calculadora que Elektra había desarrollado durante sus años de asesina entró en acción para sobreponerse a la sorpresa de ver a su antiguo amor medio demonizado. Era increíble la cantidad de veces que Matt y ella habían bailado el mismo baile, la misma coreografía básica de una pelea entre dos amantes destinados a no encontrarse de nuevo nunca más. Había demasiada historia entre ambos para que cualquier intento de acercamiento funcionase. Además ambos habían cambiado. El amor que habían compartido era propio de niños, de jóvenes que todavía no habían alcanzado la madurez y no habían visto el suficiente mundo como para entender ni de lejos lo que significaba amar a otra persona. Creyeron ser el uno para el otro pero nada más lejos de la verdad. De haber tomado ambos otros caminos y seguir juntos se habrían separado a lo largo del camino, probablemente con mucho rencor y odio acumulado.

Pese a todo, Elektra todavía guardaba a Matt en un rincón de su duro corazón y aunque no lo admitiría nunca, no disfrutaba peleando contra él ni disfrutaba de producirle dolor. Pero hoy había suerte. Aquél no era ni de lejos la sombra de Matt Murdock. Los movimientos rápidos, ágiles y concisos fruto del entrenamiento ninja proporcionado por Sitck estaban totalmente ausentes de aquella criatura demoníaca que lo único que hacía con cierta gracia era babear.

Usar la fuerza sobre la mente era un error que demasiada gente cometía. Cometer ese error sobre alguien experto como Elektra era fatal. Por mucho que en su estado actual Daredevil pudiera romper el asfalto con sus puñetazos, Elektra usaba ese exceso de fuerza a su favor y jugaba con Daredevil lanzándolo de un lado a otro de la calle como si fuera un balón de playa. Por eso cuando, en uno de los enésimos intentos del demonizado Daredevil de agarrar y destripar a su antigua novia, ésta lo lanzó contra un poste de alta tensión provocando un cortocircuito y que el pobre abogado sufriese una buena descarga eléctrica que le sumió en el mundo de morfeo.

Pero los problemas parecían seguir a Elektra esa noche. Tan pronto como se deshizo de Daredevil varios demonios fueron acercándose hacia ella, intentando convertirla en su nueva presa. Lejos de amilanarse o de intentar huir, Elektra se lanzó vigorosamente hacia ellos con una fiereza que hacía desear a los demonios haber escogido otras víctimas. Patadas, puñetazos. La velocidad de Elektra hacía que los intentos de las criaturas del averno por defenderse fuesen inútiles. Con una decena de cuerpos demoníacos bajo sus pies y mirando fijamente a los ojos de las hordas que se acercaban por la calle, éstas decidieron que había presas más sencillas de conquistar en la ciudad que nunca duerme.

Elektra volvió a coger el móvil para intentar contactar con SHIELD o con algunas de sus compañeras de El Equipo pero las líneas seguían saturadas. Guardó el móvil en el bolsillo. Sólo le quedaba un sitio adónde poder acudir, pero no sabía si esos malditos santurrones la aceptarían

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... era la Jessica Drew poseída por un demonio y que la agarraba ahora mismo del cuello por lo que pensaba que aquélla noche podría describirse como un asco.

- Jess, cariño... me haces daño -consiguió articular mientras intentaba zafarse sin éxito de las ahora garras de su compañera de equipo-.

Comenzó a propinarle patadas a Jessica en un vano intento de librarse de ella pero sus golpes no parecían tener efecto. Al poco, notó cómo la visión se iba volviendo más borrosa, cómo sus patadas ya no tenían tanta fuerza y en definitiva cómo iba perdiendo el conocimiento.

Y de pronto notó que la mano de Jessica soltaba su garganta. Felicia cayó al suelo, tocándose la garganta, intentando recuperar el aliento tan rápido como pudiera. Entonces notó una mano delgada pero firme que se posaba en su hombro.

- Gata, ¿estás bien? -preguntó Peter Parker-.

- ¿Spidey? Gracias por el rescate.

- No me des aún las gracias -dijo Peter señalando en dirección contraria-. Mira.

Felicia se giró y vio al Doctor Octopus avanzar entre la multitud, demonizado al igual que su amiga Jessica.

- ¿Y Jessica?

- Creo que estará dormida un buen rato -dijo Peter haciendo que la Gata reparase en su amiga que se encontraba debajo de un muro que se le había venido encima cuando Peter la había atacado-.

- Entonces tú y yo contra Octopus ¿eh? Como en los viejos tiempos.

- Sí pero normalmente Octopus solía estar vivo.

- Hablando de eso. ¿Tienes idea de qué está pasando?

- Ni la más mínima. Pero eso será mi prioridad en cuanto nos ocupemos del bueno de Ock.

- Parrrrrrrrrrrrrkerrrrrrrrrrr

Los tentáculos del Doctor Octopus se abalanzaron sobre los dos héroes que saltaron ágilmente para esquivarlos. Spider-Man se apoyó en uno de ellos y se abalanzó hacia Octopus pero otro de los tentáculos lo golpeó en todo el pecho y lo mandó volando al tejado de un edificio.

Mientras, la Gata Negra que había sido más precavida cogía la tapadera de un cubo de basura y la lanzaba directamente a al cara de Octopus pero éste la desviaba sin más con uno de sus tentáculos. Lamentablemente, la acción de la Gata había servido para llamar la atención del antiguo científico. Octopus se irguió sobre sus tentáculos inferiores proyectando su sombra sobre la Gata Negra. Con los tentáculos superiores comenzó a atacar a la Gata Negra pero ésta se defendía con estilo entre voltereta y voltereta hasta que, en una de las acometidas fue demasiado lenta y el tentáculo la desequilibró haciéndola caer al suelo de culo, dejándola a merced del siguiente envite del villano.

- ¡¡¡Ock!!!

Spider-Man volvía a la lucha. Saltando desde lo alto del tejado adónde había sido lanzado se pegó a la espalda del ya no tan fallecido científico, llamando su atención para evitar males mayores con la Gata Negra. Lanzando sus telarañas tapó la visión del Doctor Octopus. Utilizó la fuerza de sus puños para golpear continuamente el rostro de Octopus pero su renovada fuerza proveniente de su demoníaca transformación hacía que no fuera tan sencillo como antaño el dejarle sin sentido.

El sentido arácnido de Spider-Man le avisó de un tentáculo que quería atacarle por la espalda y se separó la espalda del viejo Ock. Se deslizó por uno de los tentáculos mientras agarraba otro que intentaba golpearle pero la fuerza de éste era superior a la suya y acabó siendo zarandeado por los aires hasta que no pudo más y tuvo que soltarse. La inercia le llevaba justo contra la pared de un edificio pero lanzó sus telarañas creando una gran red que amortiguó perfectamente el golpe. Desgraciadamente también lo dejó tremendamente expuesto. Los cuatro tentáculos de Octopus se cernieron sobre él y lo incrustaron contra la pared.

Aturdido por el golpe, sintió los tentáculos agarrarle y levantarle en el aire. La Gata Negra reaccionó entonces y se lanzó hacia Octopus pero éste reaccionó al instante y lanzó a Spider-Man contra ella. Felicia lo cogió en el aire como pudo pero la potencia del lanzamiento era tal que les hizo caer a ambos al suelo.

Sin tiempo para recuperarse Octopus se lanzó contra ellos y fue en ese mismo instante cuando el Doctor Octopus recibió el impacto de un taxi lanzando desde el otro lado de la calle por Luke Cage.

- ¿Alguien me quiere decir qué ******* está pasando aquí? Porque todo el mundo se ha vuelto loco. He tenido que darle una paliza a Danny para que se abstuviera de matarme y estoy de muy mala leche -dijo acercándose para ayudar a levantarse a la Gata Negra. Spider-Man ofreció su mano para que le ayudara pero Cage pasó de él-.

- La ciudad se ha ido al infierno -dijo la Gata Negra-. O el infierno ha llegado a la ciudad.

- Y los muertos están saliendo de sus tumbos por lo que parece -dijo Cage-.

- Sí. Al menos los... malos.

- ¿Qué ocurre? -preguntó Felicia viendo que Spider-Man había dejado de hablar y que de repente se había echado a temblar-.

- Si los muertos... la gente que tendría que estar en el infierno... puede volver, eso significa que... ¡¡MJ!!

Spider-Man lanzó una telaraña y se fue como alma que persigue el diablo.

- ¡¡Spidey!! ¿Pero qué le pasa?

- Lo de siempre: necesita un buen psiquiatra.

- Creo que es algo más. Deberíamos seguirle.

- Lo que deberíamos es buscar refuerzos e intentar averiguar qué está pasando. El chico es mayorcito y sabe cuidarse.

- Tienes razón.

- Vamos. En situaciones como esta sólo hay un lugar donde podamos ir.

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Natasha Romanoff tenía la virtud de la paciencia. Los años de espía la habían enseñado a esperar pacientemente. Había acudido a la mansión de los Vengadores porque sabía que era el único sitio donde podría encontrar ayuda y pese a encontrarla vacía sabía que el resto de los héroes, al verse impotentes ante la amenaza surgida, dirigirían su mirada hacia el cuartel general de los héroes desaparecidos en busca de respuestas.

Siendo la ciudad con más héroes por metro cuadrado. Natasha había esperado reunir a una decena o más de héroes con los que poder formar un grupo con el que, primero investigar la naturaleza de la amenaza, que a simple vista era de tipo místico así que habría que reclutar al Doctor Extraño, y segundo derrotar a quién estuviera detrás de semejante caos. Incluso había pensado que, de tener un número suficiente de héroes, dividirse en dos grupos dedicando uno a la tarea de proteger a los inocentes.

Y entonces se encontró con el panorama. De esas decenas de héroes que normalmente se encontraban en Nueva York se había quedado con 4: el Caballero Luna, Luke Cage, la Gata Negra y Elektra. Era desolador pero había trabajado con mucho menos.

- Es hora de ponerse manos a la obra.

FIN
 
 
   
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