HALCON OSCURO #54
Viaje a lo desconocido (parte 4 de 4): Levántate y anda
Guión:
Alex García
PORTADA: Al fondo, la cara de Chris Powell. Más cerca, el casco de la primera armadura y el de la segunda. Aún más cerca, una silueta en sombras, con brillos metálicos. Texto: Si Halcón Oscuro está muerto... ¿Entonces quién es éste?

Resumen de lo ocurrido: Mientras los más poderosos
héroes se enfrentaban a Onslaught, Halcón Oscuro tuvo
que investigar un extraño portal que servía de enlace con la Zona
Negativa, y que iba creciendo por momentos. Una vez allí, descubrió
que la puerta había sido abierta por Annihilus, quien pretendía
enviar una bomba de antimateria en dirección al Sistema Solar, con la
esperanza de aniquilar toda la galaxia. Halcón le derrotó con ayuda
de su aliado, Blastaar, quien le traicionó e intentó matarle.
Al final Halcón y Charles Little Sky, Portal, lograron mantener
a raya a los villanos, pero no lograron impedir que la nega-bomba fuese
lanzada en dirección a la Tierra; desesperado, Portal abrió una
puerta a otra dimensión, lanzando la bomba en su dirección. Halcón,
temiendo por la vida de los seres que podrían vivir en esa dimensión,
se lanzó tras la bomba, intentando contener la explosión con su campo
de fuerza...

Era la hora de comer, y el silencio reinaba en la casa de los Powell,
no porque no hubiese nadie en la casa, sino porque nadie tenía ánimos
de decir nada.
Llevaban así dos días, desde que el hijo mayor, Chris, había llamado
por teléfono para asegurarles que estaba bien y que volvería pronto a
casa1,
pero desde entonces no habían sabido nada sobre él, y Grace,
su madre, se temía lo peor. Hasta los gemelos Jason y Jon, que siempre
se hallaban enzarzados en discusiones y peleas, apenas abrían la boca,
tan preocupados por el estado de salud de su hermano como su madre o
incluso más. Mike, el cabeza de familia, no estaba en casa. Desde que
su hijo desapareció se había obsesionado por encontrarlo y se pasaba
el día buscando pistas e indicios que le llevasen hasta su hijo, y en
consecuencia sólo paraba por su casa para dormir seis horas y
ducharse.
- Podríamos pedirle ayuda a Halcón Oscuro - dijo Jason.
- No digas tonterías, ¿Es que crees que viene en la guía o qué?
Además, a él tampoco se le ha visto desde lo de Onslaught. De verdad
que a veces pareces tonto - dijo su gemelo.
- Como me vuelvas a insultar te enteras, listillo.
- Uuh, qué miedo.
Grace no prestaba atención a los gemelos; sólo un nombre había
llamado su atención: Halcón Oscuro. Todavía recordaba cómo Chris había
intentado convencerla a ella y a Mike de que él era el héroe que salvó
a su familia en varias ocasiones2. Pero era imposible, claro. ¿Cómo
podrían ser el mismo si los habían visto juntos? En ese momento Grace
hubiese deseado que lo fuesen, así al menos tendría algo más de
esperanza, después de todo los superhéroes desaparecían cada dos por
tres para salvar al mundo. Pero su hijo no era un superhéroe, y Grace
no estaba segura de que volviese a verlo con vida.
En la universidad Empire State, Alan Matthews saboreaba su café
mientras repasaba hojas impresas con complejos cálculos físicos. De
repente, la puerta del laboratorio se abrió de par en par cuando el
profesor Edward Williams entró a toda velocidad, apoyándose en una
muleta.
- ¿Profesor? No deberías estar aquí tan pronto. El médico te
recomendó al menos una semana más de descanso.
- Bah, tonterías. Mi cerebro - dijo, tocándose la cabeza vendada -
funciona igual de bien que siempre. Además - se ajustó las gafas -,
ahora es más importante que nunca que sigamos con mi proyecto, sobre
todo desde que he conseguido un patrocinador. Estoy seguro que estoy a
punto de dar con la solución.
- ¿Un patrocinador para tu proyecto? ¿Sigues con eso de la Fuente de
la Vida? No me puedo creer que nadie quiera invertir dinero en ese
proyecto. El decano, y tengo que estar de acuerdo con él, manifestó
que le parecía cosa de locos.
- Comprendo que te parezca una locura, mi querido muchacho, pero es
necesario que lo intente... es mi única oportunidad de resucitar a mi
hijo.
La policía respondió casi inmediatamente a la alarma de uno de los
almacenes de la Roxxon en Nueva Jersey. El encargado del almacén
denunció el robo de varios componentes electrónicos delicados de alta
precisión y de valor incalculable; un estudio del lugar reveló a la
policía que el ladrón había entrado por el techo fundiéndolo. Algunos
testigos juraron que vieron una figura humana envuelta en llamas
volando.
Los agentes no sabían cómo le iban a explicar al comisario que su
mayor sospechoso era la Antorcha Humana...
Pocos segundos después de que Ned viese por los monitores de la nave
cómo Chris entraba a través del portal tras la nega-bomba, la armadura
Halcón Oscuro se materializó en su cámara de éxtasis. Apenas tuvo
tiempo de activar un campo de fuerza alrededor de la cámara antes de
que el contacto de la antimateria que componía la armadura con la
materia positiva de la cámara provocase una tremenda explosión que
sacudió la nave.
Después de poner en marcha los sistemas de reparación de emergencia,
la atención de Ned se volvió por completo hacia el asunto de la
armadura: ¿Por qué se había transformado Chris? ¿Tal vez para morir en
su forma original? Era una posibilidad; pero su instinto, y la parte
de su consciencia que compartía con Byron, uno de los Halcones Oscuros
originales, le llevaba a pensar que seguía vivo. No obstante, tras
varios intentos de comunicar con él telepáticamente, se dio por
vencido.
Estuviese Chris donde estuviese, estaba solo.
Oscuridad total. Pequeñas puertas que llevaban a extraños paisajes.
Un fuerte resplandor. Dolor. La imagen de un jardín.
Esos eran las únicas imágenes que acudían a Chris Powell sobre los
últimos acontecimientos que había experimentado. Recordaba estar
sujetando la inmensa nega-bomba, envolviéndola con su campo de fuerza
para contener la explosión, cuando se dio cuenta que las puertas que
veía en medio de la oscuridad eran precisamente eso, puertas; pero
llevaban a otras dimensiones, como comprobó al atravesar una a toda
velocidad, con el cuerpo casi destrozado por la explosión de
antimateria. Un segundo más y estaría muerto; por puro instinto se
transformó en Chris en el mismo momento en que entró, pues el
contacto de su forma androide, aún compuesta de antimateria, con la
materia positiva habría tenido consecuencias fatales. Se golpeó la
cabeza al caer y perdió el conocimiento.
Había despertado en una cabaña, tendido en una cama. Un anciano le
miraba fijamente.
- Al fin has despertado - le dijo.
Chris no respondió. Le costaba trabajo hablar, y aún se encontraba un
poco mareado; tosió.
- Mi nombre es Boldar - dijo el anciano - ¿Cuál es el tuyo, joven
amigo?
- Halc... - titubeó - Chris. Mi nombre es Chris Powell.
- Bien hallado, Chris Powell. Has tenido suerte de que te encontrase.
Te diste un golpe muy fuerte contra esa piedra. Supongo que
tropezaste.
- Sí, exacto.
- Fue un golpe realmente fuerte - repitió -, llevas unos dos días
inconsciente.
Los ojos de Chris se abrieron como platos ¡Dos días! Su familia ya
debía estar pensando lo peor; se incorporó.
- Escuche, tengo... tengo que llamar por teléfono.
- ¿El qué? - el viejo parecía sorprendido - ¿Llamar por qué? ¿Qué es
un teléfono?
Chris empezó a temerse lo peor; echó un vistazo a su alrededor: no
había ni un sólo aparato eléctrico en la casa; eso podría significar
simplemente que el hombre vivía apartado de la civilización, sin saber
lo que era un teléfono o una televisión, pero esa idea nunca se le
pasaría por la cabeza a alguien cuyos últimos recuerdos consistían en
dimensiones de materia negativa y portales entre dimensiones. Probó su
enlace telepático con la nave Halcón Oscuro, pero no obtuvo respuesta.
- Esto... no es la Tierra, ¿verdad?
El anciano le contempló atentamente, meditando.
- La Tierra - dijo por fin -; eso explica tus extraños ropajes.
¿Procedes del mismo mundo que los llamados 4 Fantásticos?
Por un momento, Chris se planteó el mentir; después de todo, la
última vez que había confesado conocer a los 4F había bajado la
guardia y le habían atacado por sorpresa3, pero luego se lo pensó y
decidió que no llegaría a ninguna parte si no contaba con ayuda.
Además, el hombre le caía bien.
- Sí. Lo soy.
Montado en el carro de Boldar y vestido con ropas del lugar, para no
llamar la atención, Chris vio por primera vez el palacio imperial
desde lejos.
- Ese es el castillo de la emperatriz Pearla - explicó Boldar -; si
alguien puede ayudarte a volver a tu mundo, es ella.
- ¿Crees que me recibirá?
Boldar guardó silencio.
- Será difícil - dijo al fin -. Recientemente, las urbes se han visto
agitadas por un culto que intenta deponer a la emperatriz y colocar a
su líder, un hombre misterioso conocido como Hermano Amor, en su
lugar; desgraciadamente lo intentan por la fuerza, en lugar de mediante
el diálogo, con lo que la emperatriz ha tenido que reducir sus
apariciones en público, y se ha doblado la guardia.
- ¿¿Hermano Amor?? ¿No es un nombre un poco contradictorio?
- De hecho, no. Todos los fieles profesan un gran amor por su líder,
de ahí su nombre. Lo más preocupante es que el número de seguidores
del culto aumenta cada día.
- Dada la situación creo que no conseguiré audiencia con la
emperatriz - dijo Chris, desesperanzado.
- Ten fe, joven amigo. La oportunidad surge cuando menos se espera.
Un enorme arco daba entrada a la ciudad que rodeaba el castillo. Los
guardias miraban nerviosamente a derecha e izquierda, como esperando
un ataque; la gente de a pie, igualmente, caminaba deprisa, mirando
por encima del hombro, casi con miedo. La tensión en el ambiente era
casi palpable.
- Ni siquiera en Nueva York vi algo así - murmuró Chris.
- La gente está aterrorizada; los cultistas de los que te he hablado
pueden llegar a ser muy violentos, y nadie sabe quién puede ser
miembro de la secta... Vaya, vaya - dijo, mientras miraba al frente y
sonreía -. Parece que la suerte te acompaña, Chris Powell. Hemos
llegado justo a tiempo de presenciar una de las apariciones de la
emperatriz.
A unos diez metros delante de ellos avanzaba una comitiva de veinte
soldados a pie, armados con espadas, escudos y armaduras de cota de
malla. En el núcleo del grupo cabalgaba una mujer, una de las más
hermosas que Chris había visto en su vida. Su porte no dejaba ninguna
duda de que aquella era la emperatriz Pearla.
Chris aún dudaba acerca de cómo y si acercarse a la emperatriz,
cuando uno de los soldados desenvainó su espada y la hundió en la
espalda de uno de sus compañeros, entre las costillas.
- ¡Muerte a la emperatriz! - gritó, con mirada vidriosa.
No estaba solo. Varios de los soldados y parte del público se
abalanzó sobre la comitiva, presas de un odio indecible, dispuestos a
acabar con la vida de la mujer. Instintivamente, sin pararse a
pensarlo, Chris aferró su amuleto y se concentró en el cambio.
Nada pasó. Chris miró sorprendido su amuleto, y entonces se dio
cuenta de la catástrofe que podía haber sucedido, si su cuerpo
androide aún estaba hecho de antimateria. Peor aún, se dijo, se había
transformado en humano, enviando su cuerpo androide a la nave Halcón
Oscuro. ¿Y si había hecho explotar la nave? Por su culpa Ned podía
estar muerto... sintió una punzada de culpa. Aún así no se podía
quedar mirando mientras la turba intentaba matar a una mujer
indefensa, así que saltó del carro.
Lentamente, las tropas leales a la emperatriz empezaban a cobrar
ventaja, pero uno de los renegados, después de deshacerse de uno de
sus oponentes con un golpe fatal en la cabeza, se acercó a la
emperatriz, quien se había caído de su caballo, sin que nadie pudiese
impedirlo.
- Muere - dijo.
Pearla miró serenamente el arma que estaba a punto de segar su vida;
después de todo tenía su orgullo, y no moriría suplicando. Lo
siguiente que vio fue un escudo que se interponía entre ella y el
instrumento homicida.
Chris había llegado por los pelos. Viendo al soldado que se dirigía
hacia la emperatriz, apenas había tenido tiempo de coger el escudo de
uno de los cadáveres e interceptar al asesino.
- Bueno, amigo - dijo -, ya ha habido bastante sangre por hoy,
¿no crees? Así que baja el arma antes de que alguien más resulte herido
- "Por ejemplo, yo", pensó.
El hombre sonrió. El era un soldado entrenado y armado, y su rival
sólo era un mozalbete con un escudo; descargó un nuevo golpe con su
espada, intentando decapitar a su oponente.
Chris no podía transformarse en Halcón Oscuro, pero no por ello
estaba indefenso; era cinturón negro de karate, y los combates
librados en su forma androide le habían proporcionado algo más de
experiencia. Cuando el soldado intentó golpearle con su arma, se dejó
caer, trabando las piernas del otro con las suyas y tirándole al
suelo. Antes de que se levantara, Chris se incorporó y le golpeó con
el escudo en la cara, dejándole inconsciente. Miró a su alrededor,
pero la lucha había terminado, y el bando de Pearla había ganado, no
sin pagar un alto coste en vidas.
- Mi gente - dijo ella -; ¿Qué locura es ésta? ¿Por qué derrama mi
pueblo su sangre inútilmente? No lo entiendo - sollozó.
- Su alteza, debemos volver al palacio. Este lugar no es seguro.
- Claro - dijo ella con voz apagada, y luego miró a Chris -; quiero
que este joven que ha salvado mi vida nos acompañe, para que pueda
recompensarle. ¿Cuál es tu nombre?
- Chris... Chris Powell, su alteza - respondió, algo incómodo.
- Bien, Chris Powell, a partir de ahora cuentas con el eterno
agradecimiento de la emperatriz Pearla... al menos mientras ostente el
cargo.
Mientras la comitiva empezaba a retirarse, Boldar se acercó a Chris y
le dio el fardo en el que habían guardado sus ropas.
- Ya te lo dije, Chris Powell: la oportunidad surge cuando menos se la
espera.
Paseando por los jardines, ya vestido con sus ropas normales, Chris
relató a la emperatriz lo sucedido en los últimos días.
- No sé si podré ayudarte, Chris - dijo ella -. Mi reino está
atravesando una gran crisis, como has podido ver; no obstante te debo
la vida, y por eso y por las veces que los 4 Fantásticos han salvado
este mundo, haré todo lo que pueda. Mañana al amanecer partiremos
hacia los restos de la fortaleza del Doctor Muerte, y veremos si allí
queda algo que pueda ayudarte a volver a tu mundo.
La fortaleza del Doctor Muerte había sido un lugar inexpugnable, un
sitio desde donde el monarca de Latveria había planeado conquistar ese
universo, al que llamó su microverso, o Lo Infinito4. El paso del
tiempo y las luchas con sus enemigos, los 4 Fantásticos, la había
convertido en un montón de escombros.
- Me temo que quede poco que aprovechar - dijo Pearla -. La última
vez que los 4F estuvieron aquí una violenta explosión destrozó
casi todo lo que quedaba5. Pero puede que el artefacto que lleva de
vuelta a tu dimensión esté intacto.
- Eso espero - dijo Chris.
Entraron, acompañados por tres guardias. Por dentro, la fortaleza
presentaba peor aspecto aún que por fuera; no parecía que hubiese
nada aprovechable en aquel lugar. Tras dos horas de búsqueda, se
dieron por vencidos.
- No te desanimes, Chris Powell - dijo ella -. Algún día los 4
Fantásticos volverán y podrás irte con ellos; hasta entonces vivirás
en mi palacio.
- Qué consuelo.
- ¿Qué has dicho?
- ¿Crees que quiero vivir aquí, en este mundo olvidado de Dios?
Tu palacio. Por favor, ¿qué pasará cuando tus "leales súbditos"
echen abajo tu precioso palacio y acaben con tu miserable vida? Afróntalo,
Pearla, estás tan acabada como yo.
- ¡Retráctate ahora mismo! - dijo uno de los guardias.
- ¿Por qué? ¡Tiene razón! - dijo otro. Al instante se enzarzaron en
una pelea a puñetazos, mientras el tercer guardia miraba atónito.
Pearla estaba cada vez más confusa. ¿Podría tener razón el terrícola?
¿Estaba acabada? Sí, debía estarlo, ya que era incapaz de mantener el
orden, incapaz de impedir derramamiento de sangre, e incapaz de lograr
el afecto del pueblo. Se echó a llorar.
- Vaya, vaya - todos se volvieron para ver a una enorme figura
encapuchada -, qué escena tan divertida. Permitidme presentarme; soy
el Hermano Amor.
Chris se sobresaltó por un momento al oír el nombre, pero luego
decidió que no era de su incumbencia. Si fuera por él, se podrían
morir todos allí y en ese momento, con tal de que le dejaran en paz.
- Bien, emperatriz. Estáis lejos de vuestro palacio, y hacéis mala
cara - dijo el extraño; su túnica ocultaba todo su cuerpo -. Sin duda
habéis venido aquí abrumada por las presiones de vuestro cargo. Una
vez más me ofrezco a relevaros; ¿por qué cargar con ese peso? Sólo
tenéis que decir que abdicáis en mi favor. Los hombres que están aquí
servirán como testigos - bajo su túnica, sus brazos se movieron.
Pearla sintió entonces que el encapuchado tenía razón: ¿Por qué debía
ella preocuparse de esos ingratos que sólo sabían protestar? ¡Que otro
soportase esa carga! Estaba cada vez más decidida a abdicar.
El ánimo de Chris cambió de repente. ¿Qué estaba pasando? Hace unos
segundos se sentía pesimista, vacío, y luego... No había duda de que
el extraño individuo tenía algo que ver en todo el asunto. Se levantó
y se dirigió al encapuchado.
- Un momento. No sé quién eres pero sí que desde que has entrado
todos nos comportamos de manera extraña. Pearla, no creo que sea
sensato que tomes decisiones en este momento.
- Interesante discurso, joven - repuso el desconocido -. Veo por tus
ropas que eres un terrestre. No eres uno de mis enemigos, pero para
empezar servirás. Me presentaré, mi nombre es... Psico-Man - sus
brazos volvieron a moverse bajo la túnica, y Chris empezó a sentir un
miedo tan intenso como nunca había sentido. El hombre se quitó la
túnica revelando su aspecto: efectivamente, se trataba del infame
Psico-man. Un giro en uno de los controles y todos los presentes
cayeron al suelo, presas de un indecible horror.
- Bien, imagino que todos, sobre todo tú, Pearla, os preguntaréis por
qué todo esto. En mi último enfrentamiento con los 4 Fantásticos, la
explosión que provoqué para eliminarlos tuvo efectos secundarios: sin
que yo lo supiera, mi manipulador de emociones había sido dañado, y la
explosión destruyó todos los posibles recambios. Así, mi máquina quedó
reducida a una parte de lo que era, tanto que sólo tras un
acondicionamiento previo puedo manipular las emociones de los demás. La
distancia también influye, claro. Por eso, al estar tu palacio tan bien
vigilado no he podido acercarme a ti, y por lo tanto tampoco influir en
ti hasta ahora. Así que pensé que si no podía tomar el control
directamente, lo haría mediante intermediarios, con lo que empezó el
culto del "Hermano Amor": un par de discursos con el manipulador
activado y ya tenía un ejército de babeantes idiotas. Pero ahora que
habéis salido del palacio todo ha sido más fácil: sólo he tenido que
seguiros, irradiándoos durante todo el camino con mi manipulador, y
ahora... ahora he vencido.
Las carcajadas del villano retumbaron en los oídos de Chris hasta que
su mente se cerró al exterior, en un intento de huir del terror que
sentía.
"¿Dónde estoy?"
Estaba en medio de un bosque. En realidad le recordaba mucho a
Central Park, donde su padre solía llevarle los domingos cuando era
pequeño, mucho antes de que nacieran los gemelos.
"¿Bonito, verdad?"
Chris se volvió para ver a quien le había hablado... y se encontró
consigo mismo. Para ser más exactos, se encontró con la figura de
Halcón Oscuro.
"¿Quién eres?"
"Bueno, creía que eso estaba claro. Soy tú."
Chris se dio cuenta de que su voz no era la habitual voz cavernosa del
Halcón Oscuro, sino que era su misma voz.
"¿Te importaría explicarte?"
"Verás, cuando tú y yo volvimos a unirnos la unión
no fue completa. Tú rechazabas algunas de las cosas que hice, y eso
causó una división entre nosotros. Podríamos decir que sufres de doble
personalidad, si bien es la misma."
"No me pareció bien que dejases a Portal al cargo
mientras tú te ibas al espacio, si te refieres a eso."
"Y sin embargo, tú habrías hecho lo mismo. Somos
el mismo. ¿Por qué te cuesta tanto aceptarlo?"
"...Tú...no, Halcón Oscuro... representa uno de mis
mayores sueños hechos realidad, ¿Sabes? Cuando me transformo soy un
ser poderoso, casi invencible, puedo volar e incluso levantar coches
con mis manos desnudas. Pero por otra parte, desde que tengo el poder
no he dejado de luchar por mi vida, cada día se convierte en una nueva
lucha por mi supervivencia."
"En primer lugar, si tú dejas de referirte a mí como
si fuese otra persona, yo haré lo mismo. Así: me estoy olvidando de
que gracias al poder del Halcón Oscuro he salvado a mi familia, a mis
amigos y al mundo entero en más de una ocasión."
"Lo sé. Tienes...tengo razón, pero..."
"No hay peros que valgan. Acepté mi responsabilidad
con gusto, y no debo abandonar por sentir un poco de miedo. Se me necesita."
Ambas figuras presentaban ahora un aspecto intermedio entre Chris y
Halcón Oscuro.
"No hay nada que pueda hacer. La armadura ha sido destruida,
y no puedo contactar con Ned para que me construya otra. Quizá incluso
le haya matado."
"Ned es un hombre de recursos, y yo sé poco acerca
de las capacidades de la nave. Y en cuanto a la armadura, siento una
llamada..."
"¿Una llamada? Imposible."
"La siento. La armadura me llama."
"Imposible. Debe haber sido destruida."
"No, me refiero a la armadura original6."
"¡También fue destruida!"
"No. Eso es lo que yo creía, pero si me concentro...
puedo sentirla."
"La...la siento."
"Con ella derrotaré al Psico-Man."
"Tengo miedo."
"Lo sé. Pero Pearla me necesita. Debo recordar las
últimas palabras de St.Johnny, cuando murió en mis brazos7. 'Haz el bien. Vive - o muere
- ...'" Ambos se dieron la mano.
- ...como un Halcón Oscuro - Chris abrió los ojos y se puso en pie.
El Psico-Man se había olvidado de él, concentrado en Pearla;
sorprendido, le miró.
- Así que después de experimentar el mayor de los miedos, vuelves a
por más; valor no te falta, aunque eso puede arreglarse - se llevó la
mano al manipulador de emociones -; antes de que te convierta en un
vegetal dime, ¿Cuál es tu nombre, loco?
- Me llamo Chris Powell, pero en la Tierra se me conoce mejor como -
el cambio comenzó; el cuerpo humano de Chris desapareció, siendo
relegado a otra dimensión mientras el de Halcón Oscuro tomaba su
lugar, dando la impresión de que un cuerpo se convertía en el otro.
Cuando acabó el cambio, concluyó con la característica voz cavernosa
de su forma androide: - Halcón Oscuro.
- Interesante - dijo el Psico-Man al tiempo que giraba el control de
miedo -. Ahora, de rodillas.
Nada pasó. Chris no experimentó ninguna sensación, ni miedo ni
siquiera un escalofrío. Avanzó hacia el villano.
- No... no lo entiendo - balbució.
- Creo que tu aparato no funciona con los androides - dijo Chris.
Permíteme que te lo demuestre.
Un rayo de fuerza oscura convirtió el artefacto que portaba Psico-Man
en chatarra inservible; claramente desanimado, el villano se lanzó
sobre Halcón, quien le recibió con un puñetazo a la altura del
estómago y otro en la barbilla que le lanzó por los aires. Tras unos
segundos, volvió a levantarse, tambaleándose.
- No - click - lo ent-entiendo. No - click - n-no - click...
- Un robot - dijo Pearla -. No es la primera vez que esto pasa. ¿Es
que nunca nos libraremos de él?
- Permíteme - otro rayo de fuerza oscura destrozó al robot por
completo, tras lo cual su atención volvió hacia la emperatriz -.
¿Entonces quieres decir que esto pasa a menudo?.
- Más a menudo de lo que yo quisiera. A veces creo que el auténtico
está muerto y los robots actúan por iniciativa propia, pero supongo
que sólo me hago ilusiones.
Como para contestarle, una risa demoníaca se oyó por toda la sala;
acto seguido, varios temblores sacudieron la fortaleza.
- ¡Explosiones! - dijo Chris - Esté vivo o no, creo que quiere que
nos vayamos de su casa. Sujetaos a mí, saldremos volando.
Así, con sus cuatro "pasajeros", Halcón Oscuro
abandonó la fortaleza del Doctor Muerte antes de que una nueva explosión
sacudiese el lugar hasta sus cimientos y sepultase la entrada bajo un montón
de rocas. Chris volvió a su forma humana.
- Bueno, supongo que si quedaba algo que pudiese ayudarme a volver a
casa, no me será muy útil ahora - dijo, resignado.
- No te preocupes, Chris - dijo Pearla -; como ya dije antes, eres
bienvenido en mi palacio todo el tiempo que quieras quedarte, máxime
desde que has salvado mi reino. Si no pones objeciones, claro...
Chris sonrió.
- Sería mucho pedir que tuvieseis la MTV, ¿verdad?
Pearla frunció el ceño, extrañada.
Un par de semanas después llegaron a palacio noticias sobre un hombre
que portaba una armadura color jade similar a la de Chris, que se
dirigía a palacio a pedir audiencia con la emperatriz. Chris adivinó
al momento la identidad del desconocido, pero prefirió no hacerse
ilusiones hasta que se encontró cara a cara con Portal.
- Buff, creí que no te encontraría nunca - dijo Portal -; llevo
pateándome unas quince dimensiones.
- ¿Cómo me has encontrado?
- Repasando las grabaciones vimos que el portal que yo había abierto
llevaba a la Encrucijada, un nexo entre dimensiones; cada puerta lleva
a un lugar distinto. La explosión debió lanzarte a través de una de
las puertas y fuiste a parar aquí.
- Creía que me habríais dado por muerto.
- Lo hicimos, pero la aparición de tu armadura (por cierto, casi te
cargas la nave) y unos débiles intentos de contacto telepático nos
llevaron a pensar que podrías estar en alguna otra dimensión, una en
la que la comunicación contigo resultase imposible desde la nave. Así
que llevo viajando todo este tiempo por todas las dimensiones que
cumplieran esos requisitos. Has tenido suerte: tres dimensiones más y
me iba a casa; por suerte, el aparatito que Ned me prestó para
rastrear tu amuleto - le mostró la máquina - empezó a hacer pitidos,
con lo que supe que había dado con la dimensión correcta. ¿Nos vamos?
- En seguida - se volvió hacia la emperatriz -; ha llegado la hora de
irme, Su Alteza.
- Mi corazón está triste por tu partida, Chris Powell, pero comprendo
que debes reunirte con tus seres queridos. Sólo espero que algún día
nos visites de nuevo.
- Dadlo por hecho.
- Esto... si puedes conseguir algo de protección para el viaje sería
aconsejable, Chris - dijo Portal -; cada vez domino mejor mis poderes,
pero de vez en cuando me despisto y voy a parar a sitios muy poco
saludables, y ya que tu armadura fue destruida...
- No es problema - y se transformó en Halcón Oscuro, ante la
estupefacta mirada de Portal.
- Vaya, vaya. Nuevo look, ¿eh? Y luego te metías conmigo...
- ¿De qué estás...? - entonces, por primera vez desde la lucha contra
el Psico-Man, Chris pudo ver su cuerpo androide reflejado en uno de
los espejos del palacio; efectivamente, su aspecto era ligeramente
distinto, y cuando se elevó un par de metros del suelo, comprobó que
unas alas plateadas se extendían desde sus brazos hacia su tronco, al
igual que en la primera forma de su armadura.
- Cuando acabes con el desfile de pasarela, nos vamos - Portal
conjuró una puerta que debería llevarles de vuelta a la Tierra.
- Ya voy, ya voy - con un último gesto de despedida entró en la
puerta tras su compañero.
Sola en su trono, la emperatriz Pearla se quedó meditando. Un joven
interesante y valeroso... como todos los terrestres que había
conocido. Realmente, ese planeta debía ser una cuna de héroes...
1.- En el número anterior.
2.- En Halcón Oscuro #42.
3.- En Halcón Oscuro #52.
4.- En Cuatro Fantasticos #16
5.- En Cuatro Fantasticos Unlimited #8
6.- ¿De qué habla? La explicación, en un
especial, algún día...
7.- Al final de "La Búsqueda
del Amuleto", en Halcón Oscuro #41.
PROXIMO NÚMERO: Halcón y Portal vuelven a la Tierra.
EL NIDO DEL HALCÓN
Bueno, en primer lugar quiero pediros disculpas por el retraso.
En segundo lugar deciros que éste es el último número de la colección,
al menos de momento. Eso no significa que abandone a Halcón Oscuro,
puesto que seguiré con él en otra colección, así como con sus subargumentos.
Hago esto por varias razones (los editores lo saben), y aparte
para poder hacer otros proyectos. No obstante, está el tema de un número
especial que haré en el que explicaré lo ocurrido entre el último nº
USA y el 51 de Marveltopía.
Nos vemos en otras colecciones. Adiós... por ahora.