Bellefleur, Oregón.

No es una comunidad violenta pero acaban de entrar en la estadística. La agente de Shield Laurie Sherman acompaña a la doctora Ashley Kafka en la escena del crimen. Un domicilio común, sin nada de particular salvo el cadáver de la mujer que yace en el suelo, brutalmente asesinada. Con ellas, el sheriff local y un par de agentes sellan la casa a ojos curiosos mientras, fuera, se arremolinan los curiosos y los periodistas más avispados. El forense estudia el cuerpo y toma fotografías. El sheriff está inquieto, no sólo por el crimen en sí, sino por la sensación de no tener el control.

- No sé por qué están ustedes aquí – dice nerviosamente -, creía que Shield no trabajaba dentro de los USA.

- Es un caso especial, sheriff Morter – explica la agente Sherman - . Somos un grupo de acción contra superasesinos. Con este asesinato sonaron todas las alarmas.

- Así es – interviene Kafka -. Esta mujer es...era la esposa de Dwight Faron, conocido como el Amo de la Venganza. Estuvo internado en Ravenscroft tras haber suplantado a Spiderman en un serie de crímenes pensados para desprestigiarle, como venganza por haberle enviado a la cárcel y haberle hecho perder a su familia. Fue detenido por Punisher y Spiderman¹, lo que agravó su psicosis. Se escapó agrediendo a dos guardias y asesinando a su médico y sembró el caos por Times Square antes de ser nuevamente reducido por Spiderman². Tras eso, se le retuvo en Ryker hasta que consiguió la condicional hace un mes.

- Descubrimos que se la había saltado y le monitorizamos desde entonces, pensando que volvería por sus fueros e intentaría, como mucho, atacar de nuevo a Spiderman – apostilla Sherman.

- Sí, bueno – interviene el sheriff -, obviamente han cambiado sus prioridades.

Kafka mira de nuevo el cuerpo inerte y vuelve a colgarse otra medalla de culpa en el pecho. Faron fue paciente suyo y está claro que no le ayudaron mucho. Ahora está suelto por ahí. ¿Cuántos más de sus fracasos estarán agazapados hasta estallar como este? Sujeta sus pensamientos y se concentra en el caso. No necesita más ansiedad de momento.

- Bien – indica -, ha debido culpar a su esposa por abandonarle, y ahora intenta matar a sus hijos. Espero que Kaine y Jameson puedan atraparlo antes.

- Al parecer – interviene el sheriff -, los niños huyeron cuando apareció su padre. Uno de los vecinos les vió yendo hacia el bosque, al parque Collum. Sus agentes parecen haberse dirigido hacia allí.

- Espero que puedan contenerlo – concluye Sherman.

El forense dispara un par de fotos más.

Parque Nacional de Collum. Bellefleur, Oregón.

Ha empezado a llover. Jameson no se queja y yo tampoco. Últimamente agradezco bastante la lluvia. Perseguimos a un asesino llamado Amo de la Venganza, que trata de asesinar a sus hijos en este bosque. Somos su única esperanza, pero hace media hora que estamos aquí y aún no tenemos un rastro. Mató a su esposa y ahora acosa a unos niños. Este tipo de aberración no debería existir. No deberían haberle dado ninguna oportunidad de hacer esto. Sí, claro, “le dijo la sartén al cazo”. Seguimos rastreando cuando Jameson ve algo.

- Mira ese árbol – señala los restos de una abrasión en el tronco con la forma de una mano -. Ha pasado por aquí y no hace mucho. Aún humea.

- Vamos por detrás de él – indico -. Tenemos que adelantarnos y encontrar primero a los niños o será muy tarde.

- ¡¡Ya es muy tarde!!

El grito nos sorprende, pero viene acompañado de una ráfaga de energía que arrasa el pedazo de bosque en que nos encontramos. Suerte que, gracias a que salto con rapidez y arrastro a Jameson conmigo, ya no estamos allí. Faron sale corriendo. Esta vez, al menos, se dónde está. Ayudo a Jameson a incorporarse.

- Separémonos – ordeno -. Tu localiza a los críos y yo seguiré al tipo.

- ¿Y si necesitas ayuda? – Jameson siempre atento a los detalles.

- Llevamos los comunicadores. Tú ponlos a salvo.

Obedezco a regañadientes. Pese a lo ocurrido con Veneno, aún no estoy al cien por cien con este Kaine. Creo que podría descontrolarse y sería difícil volver a meterle en cintura. Al fin y al cabo se muere. No tiene mucho que perder. Por otra parte, es un clon de alguien de fiar. Retorcidamente, son la misma persona, y espero que eso sea lo que le impulsa y no esté haciendo ningún paripé.

Camino durante unos cinco minutos desde el lugar dónde Faron nos encontró. Si estaba allí, supongo que los niños no estarían lejos y que nuestra presencia le habrá hecho huir. Sigue lloviendo y eso hace que no haya huellas. Estoy pensando que va a ser imposible encontrales cuando, de entra la espesura, escucho un sollozo. Entonces los veo, agazapados en el interior de un tronco de árbol. Ocultos a plena vista. Tienen miedo, como es lógico, pero yo sé lo que es el miedo y creo que puedo llegar a ellos.

- Hola, chicos, soy el coronel Jameson. He venido a rescataros. Podéis salir. Todo va bien.

Desconfían pero, poco a poco, van saliendo a la luz hasta que llegan a mí.

- Eso es. Tranquilos, no va a pasar nada, ¿vale?

- Muy bien, señor – dice el niño, aún tembloroso. Abraza a su hermana y se acercan a mí. Ya creo que la cosa mejora, pero no es la primera vez que me equivoco. Una sombra tras los niños se ilumina como un sol con forma humana. No hay forma de que los ponga a cubierto antes de que su padre nos mate a los tres.

El muy cabrón me ha hecho ir en círculos. Le he bailado el agua hasta que ha sido demasiado tarde. Cuando por fin le veo, está frente a Jameson y los niños. Bien por el coronel por encontrarlos. Mal por mí por no encontrar a Faron. Está a punto de atacar y Jameson no podrá apartar a los niños a tiempo. Así que salto. Puede que no sea el original. Puede que no sea ni siquiera una persona de verdad. Pero llevo sangre irradiada por una araña radioactiva en mis venas y, original o clon, aún puedo saltar con la misma fuerza que Hulk.

Llego por los pelos. Los guanteletes de Faron ya lanzaban la descarga y lo aparto con poca delicadeza. La descarga brota y pela las ramas más altas del árbol sobre sus hijos. El bueno de Johnny los aparta cortésmente y nosotros chocamos contra dos árboles, que ceden ante nuestra fuerza, antes de que paremos.

- ¡Llévatelos, Jameson! – grito mientras golpeo a Faron en la cara -.¡ Sácalos de aquí y trae algo para retenerlo!

Jameson reacciona enseguida. ¡Bien por el entrenamiento militar! Yo, en cambio, no consigo encajarle bien los golpes y él reacciona. Pone su pierna derecha sobre mi pecho y lanza un fuerte puñetazo cargado de la energía de sus guantes. Menos mal que logro girar con el impacto y no me vuela la cabeza. Por desgracia, esto está lleno de árboles y me empotro contra uno. Lo que queda del tronco cae sobre mis piernas y, aunque esté de más el decirlo, duele.

Faron no se molesta en rematarme. No le intereso. Su furia es tal, que vuelve a correr tras los niños. ¡Maldita sea, debo moverme rápido!

Impongo mis manos sobre el tronco y aplico la variante de los poderes arácnidos que posee Peter y con la que me ha tocado cargar. Elevo el tronco, que se convierte en astillas ante mi poder. Estoy cansado, pero corro. ¡No voy a dejar que los mate!

- ¡Dame a mis hijos! – la voz del Amo de la Venganza suena como hueca, pero muy furiosa - ¡Son míos por derecho y pagarán por abandonarme! ¡Como lo hizo su sucia madre!

Soy lo único entre este asesino y los niños. ¡Vas armado, John, ya va siendo hora de que se note! Me giro y disparo sin tregua con mi ametralladora Uzi transformada. Funde los primeros proyectiles con sus rayos sin inmutarse, y encaja tres de ellos en una pierna y el torso. No lo paran. Debe ir ciego de adrenalina o bien su uniforme es blindado. En cualquier caso, estoy jodido.

Carga hacia mí y me arrolla. Pierdo el arma y, antes de caer, ya sé que me ha roto una pierna. Ahora tiene a los niños a su merced y, como la sabe, se acerca despacio y amenazador.

- ¡Ahora ya no podéis huir! – les dice, con una voz que parece salir del bosque mismo.

- ¡Faron! – exclamo, pensando que me oye - ¡Faron, escucha! ¡Son niños, no tienen culpa de nada!

No me hace caso. No soy nada para él. Ahora los matará igualmente y delante de mí. ¡El gran héroe! ¿Qué dirías ahora si me vieras, papá? ¿Qué excusa pondrás en tu pasquín para encubrir que les dejé morir?

Uso el garfio para columpiarme por los aires. ¡El asombroso Kaine! Ojalá me lo creyera. Faron ha inutilizado a Jameson y los niños ya son suyos. ¡Se acabó!

Caigo sobre él cuando ya ha agarrado al niño por el cuello. Noto como su espalda cede bajo mis pies y sé que, si lo dejo ahí, no podrá volver a andar. Los niños siguen aterrados mientras su padre se revuelve bajo mi peso.

- Hay agentes de Shield y de la policía a la entrada del parque –les digo lo más dulcemente que soy capaz -, id para allá y os atenderán.

- N-Nos se...seguirá...él nos seguirá – farfulla el muchacho.

- No – confirmo tajantemente -, ya no podrá haceros nada nunca.

La niña se abraza a su hermano, rogándole que huyan. Él me mira fijamente, conteniendo el llanto. Sabe lo que va a ocurrir. Se seca las lágrimas.

- Gracias, señor – me dice antes de girarse y llevarse a su hermana corriendo

- ¡No! ¡Son míos! ¡Míos!

Le giro y le miro a los ojos. Están entre airados y confundidos. No creo que sea consciente de lo que iba a hacer, ni me importa. No puedo permitir que se repita. No voy a permitir que se repita. Lo siento, Peter. Se que no lo aprobarás, pero este cabo suelto no volverá a salir.

Veo lo que ocurre y no puedo pararlo. No sé si quiero hacerlo y, el hecho de que sea incapaz de gritar para detenerle, me dice más de mí mismo de lo que necesito.

Dwight Faron, el Amo de la Venganza, el esposo de una buena mujer y padre de dos buenos hijos que creyó que no tenía suficiente y que, una y otra vez, se destruyó a sí mismo y a su familia por un retorcido sentimiento de ambición, muere a manos del hombre llamado Kaine.

Una vez acaba, se levanta y se dirige hacia mí. Me mira, tal vez buscando un reproche en mi mirada, tal vez mi aprobación. Tal vez ninguna de las dos cosas. Entonces se acerca y me ayuda a incorporarme.

- Vamos, coronel – me dice -, es hora de volver a casa.

- Habrá....habrá que rellenar un informe sobre esto.

- Lo sé – dice Kaine, aún más sombrío de lo que le he visto nunca -. Lo sé.

Y, según nos vamos, yo sé que cargará con esto mientras viva. El tiempo que sea que le quede.

1.- Asombroso Spiderman nºs 4 a 6 (Forum)

2.- Spiderman, vol. II, nº 2 (Forum)

LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.