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Clonado del Asombroso Spiderman, su vida ha sido un constante martirio y una secuencia de elecciones equivocadas. Su cuerpo se deteriora rápidamente a causa de un factor de degeneración incurable. Ahora, antes de morir, intentará ser fiel al héroe que lleva dentro y compensar sus actos pasados en un intento de demostrar que ha estado vivo.
 
Kaine

KAINE #7
Pequeñas venganzas
Guión y portada: Israel Huertas

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Chicago, Illinois. Hace dos noches.

Maurice Willard vive en la misma casa desde hace 10 años. Antes sólo iba y venía de dónde quería a su antojo. Hace diez años, su negocio se trasladó a Chicago y allí floreció. Él se quedó para organizarlo todo porque, a fin de cuentas, era un proyecto suyo. Y le va bien, aunque los últimos meses ha tenido un par de varapalos. El negocio de Maurice se llama prostitución infantil. En su último varapalo, hace siete meses, perdió a 5 chicos y un chulo en una redada. Del chulo se ocupó antes de que llegara el juicio. Los chicos han sido otro cantar. Uno de ellos, en concreto, lleva cuatro días en la ciudad, sacando información y asesinando de un modo horrible a todos aquellos a los que interroga. Sabe que, más tarde o más temprano, llegará a la copa del árbol de la "empresa" y dará con él.

Asustado, Maurice se levanta de la cama a medianoche. Su novia, Verónica, hace ademán de preguntarle a dónde va, pero se duerme enseguida. Sale a la terraza en ropa interior y se enciende nervioso un cigarrillo, pues Verónica no le deja fumar en casa. Da una fuerte calada y expulsa el humo.

- Una noche preciosa, ¿no, señor Willard? - Maurice reacciona a la voz, tan cerca de él, en la escalera de incendios a unos pasos de su terraza.

- ¡¿Qué quieres?! - pregunta, sin esperar siquiera una respuesta, sólo por dispersar su miedo buscando un motivo -. ¡¿Qué quieres?!

Suena un chispazo y un fogonazo de luz eléctrica surge de la mano del misterio que Maurice tiene ante él. Con la luz, se da cuenta que no es más que un chico, de unos quince años, y Maurice sabe que va a morir.

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Sala de reuniones número 15 del Heli-Transporte de SHIELD. Ahora.

- El lugar es Chicago - informa Dum-Dum Dugan con la habilidad que el tiempo le ha concedido -, y lo que tenemos entre manos son cinco asesinatos presuntamente cometidos por un superser en un plazo de 6 días. El último asesinato fue hace dos noches y desde entonces sólo se han tenido confirmaciones esporádicas de alguien con los mismos poderes que los relacionados con los asesinatos.

Los presentes: Kaine, el clon de Spiderman ahora conocido como Miles Kaine, John Jameson, el coronel y astronauta retirado, hijo del conocido J. Jonah Jameson, y la doctora Ashley Kafka, sicóloga especializada en lo más oscuro de nuestras almas. Juntos, forman el cuerpo especial de seguimiento y captura de super-asesinos. Empiezan a funcionar casi como un equipo, aunque algunas dudas aún les asaltan sobre sus compañeros.

- ¿Quiénes eran los cadáveres? - pregunta Jameson.

- De momento tenemos poca información, ya que la investigación la lleva la policía y sólo hemos podido ofrecer nuestra ayuda - concreta Dugan -. Os esperan en una hora en la central de policía de Chicago para poneros al corriente. Vuestro contacto es la sargento.....

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- ... Farewell, Sargento Tess Farewell, de homicidios. Encantada de saludarles.

Central de Policía de Chicago, Illinois. Una hora en punto más tarde.

La mujer se presenta con confianza y seguridad. Kafka piensa en ella como en una luchadora. No sólo ha llegado a jefe de homicidios siendo mujer, sino que además ha subido brillantemente en el escalafón siendo de color. Kaine piensa que tiene fuerza y es muy atractiva y dinámica. Jameson parece más pendiente del expediente que les ofrece.

- Igualmente - dice Jameson -, ¿ese es el expediente del caso?

- Así es - la sargento Farewell le ofrece el dossier con una pequeña sonrisa -. Encontrarán que es más completo que en la mayoría de estos casos, pero todos los asesinados tenían bastantes antecedentes.

Kaine le arrebata el expediente a Jameson, que le mira a medias sorprendido, a medias enfadado.

- ¿Antecedentes? - pregunta el clon, ataviado con el aspecto que le da su inductor de imágenes. Revisa el expediente buscando pistas -. Van de meros rateros a chulos, matones y, por fin, un "magnate" de la prostitución infantil. ¿Por qué estamos persiguiendo a su asesino?

- No habla en serio - dice Farewell -, ¿verdad?

Kafka sale al paso mientras Jameson recupera el expediente.

- Por supuesto que no. Supongo que habrán intentado hacer un perfil del sospechoso.

- Así es - afirma Farewell -. Yo misma establecí con nuestro sicólogo que lo más probable es que se tratara de una venganza. Todas las víctimas están relacionadas en lo que creemos es la misma organización pero...

- ... si pudieran probar eso - continua Kaine -, hubieran estado en la cárcel en lugar de muertos.

- El informe dice que murieron electrocutados y cada uno en sus casas - interrumpe Jameson -, es decir, que el asesino les conocía.

- Veo que hacen bien los deberes - dice Farewell -. Espero que con su ayuda podamos atraparle pronto.

- Podemos atraparle esta noche - dice Kaine.

Sus tres compañeros le miran extrañados. Como respuesta, Kaine vuelve a coger el expediente de las manos de Jameson, lo abre por una página concreta e ilumina a los demás:

- Los avistamientos. Hay testigos que han presenciado descargas de electricidad parecidas a las que el forense afirma que hicieron falta para los asesinatos. Todos están situados en la zona de Old Town, en la periferia de la iglesia de St. Michael. Apuesto a que es allí dónde el asesino se refugia.

Jameson, Kafka y Farewell guardan silencio momentáneamente. Después, Farewell se arriesga y admite:

- Esto sí que ha sido una pillada en toda regla. Prepararé los efectivos para esta noche.

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Mientras se elaboran los detalles para la noche, Jameson se lleva a un lado a Kaine.

- ¿Podemos hablar un momento? - le dice, intentando captar su atención.

- De acuerdo - contesta el clon, con un toque de duda en su voz -. Hablemos.

Jameson busca las palabras cuidadosamente antes de formularlas, pues no quiere darle una mala impresión a su compañero.

- Yo sólo quería agradecerte que me salvaras del Amo de la Venganza. Estuvo a punto de matarme y de matar a los niños. Si no hubieras aparecido . . .

- Se supone que ahora es mi trabajo, Jameson - responde el clon -, no necesitas . . .

- Sí. Sí lo necesito. Yo no hubiera . . . lo que hiciste, creo que era lo necesario, sin ninguna duda, pero yo no hubiera sido capaz de hacerlo, y los niños habrían muerto.

Kaine ve como su reciente compañero se viene abajo, así que, en un gesto que jamás pensó que sería propio de él, pone su mano en el hombro del coronel y le dice:

- No. . . no estoy muy orgulloso de lo que hice, pero. . . bueno, gracias.

John Jameson se permite una sonrisa. Algo alejada, la doctora Kafka mira la escena preguntándose sobre qué habrán hablado, pero lo aparca de momento pues, ahora, tienen trabajo.

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Iglesia de St. Michael, esa misma noche.

El edificio no parece tan viejo, pese a que se terminó de edificar en 1873. Durante años, fue el edificio más alto de todo Chicago y, de hecho, sigue siendo la iglesia más alta de la ciudad, con sus 88 metros de estructura. Tiene entradas en tres calles del barrio Lincoln Park, a saber: avenida North Hudson, el North St. Michael´s Court y la calle West Eugine. En cada una de ellas, tres grupos de agentes de policío de Chicago y agentes de SHIELD, vigilan la iglesia mientras Kaine juega al hombre en punta. Vigila el interior simulando, con su inductor de imágenes, que es un mendigo refugiado en la iglesia.

La sargento Farewell se dirige a sus hombres por radio:

- Quiero precisión absoluta. Ya hemos quedado en ridículo una vez con los agentes de SHIELD, así que ahora hay que espabilar.

El coronel Jameson, apostado al lado de la sargento no alcanza a entender del todo su táctica.

- Perdone, sargento, ¿está pinchando a sus hombres contra mis agentes?

- Oh, no - responde ella con una sonrisa, relajando el tono -, sólo intento que muevan el culo y estén atentos. Así seguro que se esfuerzan el doble.

Jameson asiente y sonríe. Luego, contacta con Kaine por radio. En el interior, Kaine yace sobre un banco de la iglesia y no contesta en el momento, por lo que Jameson insiste varias veces sin recibir respuesta.

- ¿Ha perdido la conexión? - pregunta Farewell.

- No lo sé - responde Jameson -. Kaine no contesta. No sé si no puede o si no me oye.

- T-te oigo, Jameson - la voz de Kaine surge tenuemente en el auricular de Jameson -. Todo va bien, no te preocupes.

En el interior de la iglesia, Kaine, aún disfrazado de mendigo, levanta la cabeza y la sacude consternado. Lo cierto es que había perdido el conocimiento durante unos segundos y, ahora, su cabeza no anda muy bien. Mareado, decide pasear un instante por la iglesia. Su auricular, no obstante, le transmite que no tendrá mucho tiempo para airearse.

- Aquí unidad 6 desde el lado de St. Michael´s Court - suena la voz de un policía -. Tenemos lectura del sospechoso acercándose a buen paso. Emite residuos de energía bio eléctrica, así que debe ser él. Se dirige a la puerta principal.

Jameson mira hacia la entrada con su prismáticos especiales y concuerda con el policía:

- Tenemos lectura en puerta principal. Parece que es él. Mucho cuidado, Kaine. Ahora es tuyo.

- No entiendo por qué ha entrado él sólo - comenta Farewell a Jameson -. Hubiera sido más seguro apostar un grupo de agentes.

- Creame, sargento Farewell - indica Jameson -, si la cosa se pone fea, Kaine es más que capaz de atraparle.

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Kaine ve como un muchacho joven, de unos quince o dieciséis años, rubio y con melena desatendida, vestido con harapos, entra en la iglesia. Parece agotado y, más que andar, se arrastra. Cuando pasa por su lado, de camino al altar, Kaine finge un ataque de tos fuerte y el muchacho se gira para ayudarle.

- ¿Puedo ayudarle, amigo? - dice con cierto trabajo.

- La pregunta es, chico - Kaine desactiva su inductor de imágenes, haciendo desaparecer los harapos de mendigo y surgiendo la textura de su uniforme de combate -, si yo puedo ayudarte a ti.

El chico se asusta y, con una descarga inesperada, lanza a Kaine contra la puerta principal, que se resiente del golpe con un crujir de la madera. El clon alza la cabeza hacia el muchacho, que se acerca amenazadoramente hacia él.

- ¿Vienes a cazarme? ¡No he hecho nada malo!

- Escucha . . . - intenta articular Kaine.

- ¡Sólo he limpiado un poco esta ciudad!

Kaine se da cuenta de que no puede moverse y que ha quedado a merced de su asaltante. No obstante, cuando el muchacho se dispone a lanzarle una nueva descarga, dispara el gancho que lleva en la muñeca derecha y hace que el mecanismo le arraste hacia una de las columnas laterales a tiempo de esquivar la descarga.

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Farewell comienza a inquietarse desde su puesto.

- Su hombre ha fallado, Jameson - dice violentamente -, a saber si sigue vivo.

- Creame - responde Jameson -, es mucho más duro de lo que piensa. Dele algo más de margen.

- Los poderes de ese chico han frito nuestra conexión por radio. No hay forma de saber que está pasando.

Jameson se gira hacia la iglesia y ve otro fogonazo repentino de luz en su interior.

- Esperemos un poco más, sargento - concluye Jameson -. Yo mismo daré la orden luego.

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La última descarga del muchacho destroza la columna tras la que se ocultaba Kaine. Por suerte, el clon nota como va ganando movilidad y puede esquivarla a tiempo.

- Así lo estás empeorando, muchacho - dice, intentando calmar a su agresor -. Sólo quiero ayudarte.

- ¡No me ayudaréis más! - grita el chico, fuera de sí -. ¡No voy a volver!

Un nuevo rayo explota contra la pared, haciendo saltar restos de piedra que caen sobre el clon y le queman, pese al aislante de su traje.

Kaine decide que no va a aguantar más, pese a que su forma física no sea la mejor. Se levanta y corre hacia los bancos del pasillo central y esquiva saltando una nueva descarga, que reduce a astillas el moviliario. Kaine se esconde y repta por el pasillo, lejos de la vista del muchacho, planeando el siguiente movimiento. El chico sigue fuera de sí.

- ¡No va a servirte de nada! ¡Acabaré cogiéndote y te convertiré en polvo! ¡No volveréis a hacerme daño, ¿me oyes?! ¡No voy a volver!

- Te has equivocado de persona, chico - la voz, casi un rugido felino, llega desde detrás. El muchacho se gira, asustado al reconocer el tono, y Kaine se asoma con cuidado para ver de quién se trata -. Yo soy quién ha venido a . . . "recuperarte".

Ante ellos, se alza una mole de músculos y salvajismo enfundado en un traje a medias marrón, a medias dorado. Una especie de melena peluda rodea sus hombros y cuelga por su espalda. Sus manos son garras afiladas y sus dientes, poderosos colmillos formando una sonrisa diabólica mientras exclama sus últimas palabras. Tanto Kaine como el muchacho no pueden evitar un escalofrío ante la visión del recién llegado, la máquina de matar conocida como Dientes de Sable.

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PROXIMO NUMERO: ¡Kaine contra Dientes de Sable! Y, el ganador, se lo lleva todo.

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LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.

 
 
   
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