Iglesia de St. Michael. Chicago, Illinois. Hace veinte segundos.

John Jameson observa desde su parapeto frente a la iglesia los estallidos de electricidad que surgen de vez en cuando por los ventanales y vidrieras. No puede evitar preguntarse si Kaine está mordiendo más de lo que puede tragar cuando la voz de Dum-Dum Dugan irrumpe en la frecuencia secreta de su comunicador:

- Jameson - exclama el viejo comando ahullador -, los sensores del Heli-Transporte acaban de captar una nueva signatura acercándose a la iglesia.

Jameson se gira, ocultando su boca a la sargento Farewell, intentando evitar que ella le oiga.

- ¿Quién es? Kaine está sólo ahí dentro y creo que el asesino ya le está dando bastantes problemas.

- ¡Entonces manda un equipo ahí dentro, chico! - grita Dugan enérgicamente - ¡Es Dientes de Sable!

Interior de la iglesia. Ahora.

La escena la componen Dientes de Sable, colocado en mitad de la iglesia, con la puerta de entrada a su espalda e irguiéndose grande como la vida ante el muchacho con poderes eléctricos que SHIELD y la policía de Chicago acudieron a capturar, que acaba de ser consciente de la puerta de terror que se ha abierto en su cerebro al reconocer la mole que tiene tras él; y luego está Kaine, el violento clon del hombre araña, que contempla la escena paralizado. Y no precisamente por el miedo, sino por una especie de calambre que le recorre todo el cuerpo y que le dice que algo va muy mal.

- Yo soy quién ha venido a capturarte, David - ruge el enorme mutante, y su voz reververa por toda la iglesia -. Así que póntelo fácil y ven por las buenas, o no vivirás para que te salga otro grano.

El muchacho se apaga lentamente y sus brazos quedan colgando de sus hombros, resignado ante su inminente captura. Dientes de Sable sonríe enseñando sus colmillos.

- Eso está mejor, chico. Ahora nos iremos tranquilamente de aquí, ¿de acuerdo, hombre de SHIELD?

Kaine no tiene tiempo de responder. Siete agentes de SHIELD irrumpe por la puerta de la iglesia, apuntando a Victor Creed con sus armas energéticas. El mutante se gira lentamente, ni demasiado impresionado ni demasiado asustado.

- ¡Ponga las manos sobre la cabeza y póngase de rodillas! - grita Jameson, el jefe del grupo que acaba de entrar - ¡Como agente autorizado por SHIELD, está usted arrestado!

No lo ven venir. Dientes de Sable carga contra ellos con una velocidad que no parece corresponder con su tamaño. Con gran fiereza, derriba a los tres primeros agentes, Jameson entre ellos, con la fuerza de su carga, lanzándoles contra los laterales de la iglesia. Los cuatro agentes restantes, apenas tienen tiempo de disparar sus armas, pero las descargas no derriban al enorme mutante. Creed suelta una carcajada maliciosa y masacra a los agentes.

Kaine intenta moverse, pero su cuerpo aún no responde debidamente. Mareado, coge uno de los bancos de la iglesia y lo lanza contra Dientes de Sable, acertándole en la nuca. El tiro ha sido acertado pero muy débil. Aún así, el último de los agentes salva la vida porque el mutante se gira con curiosidad y, un nuevo banco, le golpea la cara, sacándole de la iglesia fortuitamente.

En el exterior, la sargento Farewell ordena que se abra fuego contra la mole que cae en las escaleras de la iglesia, siguiendo el plan trazado por Jameson en caso de que consiguieran sacarle por las malas, y una lluvia de balas cae sobre Creed, que se retuerce en el suelo ante la sorpresa del ataque.

En la iglesia, Kaine se ha incorporado y comprobado que cuatro de los agentes continúan con vida, aunque Jameson y sus hombres estén inconscientes, y se acerca al muchacho.

- Él te llamó David, ¿verdad? - pregunta el agente de SHIELD.

El muchacho le mira aún con miedo y asiente con la cabeza.

- Bien, David, tengo que pedirte algo - continúa Kaine -. No creo que la policía y los agentes de SHIELD del exterior puedan contener mucho tiempo a Dientes de Sable, y yo no estoy en la mejor forma, aunque noto que voy ganando enteros por momentos, así que estamos juntos en esto.

Dientes de Sable grita en el exterior y Kaine se gira al escuchar que, junto a ese sonido, resuenan los alaridos de varios agentes.

- No tenemos tiempo, David - dice, girándose de nuevo hacia el muchacho -, necesito saber que estamos en el mismo barco.

El muchacho duda unos instantes. Luego dice:

- Está bien, señor. Le ayudaré, pero tiene que prometerme que no dejará que me coja de nuevo.

Estas últimas palabras son pronunciadas con tanto miedo por el chico, que Kaine se enternece y piensa en lo mucho que ha debido sufrir, aún sin saber exáctamente de qué está escapando.

- Haré todo lo posible, chico - dice Kaine -, por lo menos mientras esté con vida.

David reconoce la gracia forzada en las palabras de Kaine, y le sigue el juego con una pequeña mueca que simula una sonrisa. Juntos se marchan hacia una de las puertas del coro, que da al despacho del cura, y de allí, al exterior de la iglesia.

Kaine se mueve trabajosamente, como si le costara incluso respirar, y David deja que se apoye en él. De repente, Kaine se para y levanta la cabeza, mareado.

- ¿Oyes eso? - pregunta al aire.

- ¿El qué, señor? - David intenta averiguar a que se refiere ya que no se oye nada.

- Los disparos han cesado - concluye Kaine.

Las garras de Dientes de Sable rasgan su espalda y el clon cae de rodillas. El mutante le lanza una fuerte patada a la cara, que le hace cruzar la calle e incrustarse con un coche aparcado en la cera de enfrente. Luego, agarra al chico por la camiseta y dice:

- ¡Se acabó, chaval! ¡Tu decides como quieres morir!

El chico mira a su agresor, que tiene el traje rasgado de tantos balazos recibidos, algunos de los cuales aún rezuman humo. Luego mira a Kaine, que trata de incorporarse al otro lado de la calle, y decide hacer algo que, por inesperado, desorienta y sorprende al mutante: le aplica una descarga eléctrica que le eriza todo el vello del cuerpo. Parte del traje de Dientes de Sable se deshace ante el estallido de energía y él mismo grita ante el dolor que recorre todo su cuerpo. Luego, lanza al muchacho al aire intentando frenar la agresión y cae al suelo de rodillas.

La sargento Farewell despierta en el interior de la furgoneta de vigilancia en la que estaba. Hace un momento, su cabeza chocó contra uno de los laterales cuando varios de sus agentes, arrojados por Dientes de Sable, chocaron contra la furgoneta y la hicieron volcar.

Sale como puede, con el arma cargada por precaución, y cruza la calle hacia la iglesia. Entra despacio y vigilante por la puerta principal y lo que ve la hace sentir una naúsea en el estómago, pese a sus años en homicidios. Tres agentes desmembrados demuestran que el mutante estuvo allí.

De pronto, ve al coronel Jameson, que trata de incorporarse trabajosamente, y le asiste. Después, escucha un nuevo estallido eléctrico en el exterior y decide salir a comprobarlo. Dientes de Sable está rodeado por una nube de humo, su traje destrozado y su piel chamuscada. El chico está a su lado, con las manos crepitantes de energía. No ve a Kaine, así que apunta con su arma a la cabeza de Creed que, en ese momento, salta hacia el muchacho fuera de sí. Antes de que este reaccione, algo golpea al mutante en el aire y Farewell apenas tiene tiempo de esquivar la mole que cae hacia ella y que destroza parte de la pared en su caída. Delante de ella, el cansado cuerpo de Kaine aterriza con poca gracia.

- ¡Buena jugada, chico! - le dice al muchacho - ¡Ahora vámonos de aquí!

Creed embiste al clon repentinamente que, como puede, hinca sus talones en el suelo y repele el ataque lanzando a su openente a un lado. Kaine se nota más fuerte, aunque sigue mareado y no se fía demasiado de sus reflejos. Se gira hacia David y le grita:

- ¡¡Vete!! ¡Le entretendré lo que pueda!

David echa a correr calle abajo, permitiéndose echar un vistazo por encima del hombre de vez en cuando, contemplando así como sigue la refriega.

Dientes de Sable vuelve a levantarse y trata de obviar a Kaine para perseguir al chico, pero este se interpone de nuevo. Le agarra de las muñecas y le encaja una patada en el abdómen que levanta a Creed del suelo. Luego, le lanza un cabezazo a la nariz y, sin darle tiempo a recuperarse, un izquierdazo que vuelva a enviarle a un lado.

Kaine cobra confianza pues piensa que el muchacho va a poder escapar, después de todo. Es entonces cuando todo se tuerce para el clon. Dientes de Sable se levanta de nuevo y carga contra él, pero la vista de Kaine comienza a nublarse y a llenarse de un fulgor blanco, como el de su visión. Aún así, aprecia lo suficiente el golpe de Creed como para parar las garras que le lanza con ambas manos y clavarlas en el suelo. Descarga una patada al lugar dónde piensa que están las piernas de Creed, para tumbarle en el suelo, pero ya no puede ver y falla.

Dientes de Sable, que no puede creer su suerte, suelta un manotazo al agente de SHIELD y le hace hincar las rodillas y apoyar las manos en el suelo. Para Kaine, lo peor es que su cuerpo empieza a contraerse de dolor y, el brillo blanco en su visión, se agudiza con nuevos brios. Recibe un nuevo golpe del mutante en la espalda y su pecho da en el suelo.

Kaine ya no puede moverse ni ver nada. No sabe si recibe nuevos golpes pues pierde la consciencia en ese mismo momento y su cuerpo queda inmóvil, a merced de Dientes de Sable.

La sargento Farewell contempla como el agente de SHIELD se viene abajo, y no sabe si por la paliza recibida o porque le ocurra algo más, pero no permitirá que sufra más daño. Apunta al cráneo de Creed y dispara. La bala golpea al mutante de refilón, pues se gira en el último momento, pero basta para desequilibrarse.

Creed mira a su agresora, de nuevo enfurecido, y duda si atacarla. Al final, decide marcharse a por el muchacho fugado, pues ya ha perdido demasiado tiempo allí.

Cuando se marcha, Farewell, se acerca a Kaine y le toma el pulso, pero no lo encuentra. En ese momento, aparece Jameson, apretándose las costillas.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta - ¿Dónde están Dientes de Sable y el muchacho?

- No lo sé - dice Farewell -, pero su hombre... Kaine...

- ¿Qué? ¿Qué ocurre?

- Creo... creo que está muerto.

PROXIMO NUMERO: ¿Habrá próximo número? Bueno, por lo menos para saber como acaba la persecución de Dientes de Sable y de qué va todo esto, aunque nos quedemos sin protagonista, ¿no? ¡Pues eso!

LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.