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Clonado del Asombroso Spiderman, su vida ha sido un constante martirio y una secuencia de elecciones equivocadas. Su cuerpo se deteriora rápidamente a causa de un factor de degeneración incurable. Ahora, antes de morir, intentará ser fiel al héroe que lleva dentro y compensar sus actos pasados en un intento de demostrar que ha estado vivo.
 
Kaine

KAINE #9
La línea de la vida
Guión y portada: Israel Huertas

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Primero es una enorme mancha blanca, como mirar al centro de un cielo nublado o vagar por una estancia cubierta de lana. No hay sonidos. Ni respiración, ni viento, ni pulso.

De pronto, un pitido regular. Le mece con dulzura y hace que las luminosas paredes que le rodean en esa nada en la que flota comiencen a fluctuar. El pitido aumenta su sonido hasta ser atronador y cada vez más rítmico, menos casual. Una mente empieza a despertar y formas y colores se despliegan ante el durmiente. Voces se acercan desde la distancia antes cegadora hasta alcanzar una cercanía familiar. El entorno se muestra copioso y envuelve los sentidos apagados hace un momento. La vida vuelve poco a poco y, el hombre llamado Kaine, emerge del coma en una habitación médica, rodeado de gente.

A su alrededor, comienza el barullo de voces:

- Ha despertado.

- Tensión normal.

- ¿Cómo ha ocurrido?

- ¿Se encuentra bien? ¿Puede oirme?

Kaine trata de salir de su sopor y contestar alguna de las prguntas que le lanzan los médicos. Con la voz rasgada, consigue articular alguna respuesta:

- Le... oigo ... cuesta ... hablar... ¿dónde ...

- En la enfermería del Helitransporte - dice el médico más cercano a él -, dónde ingresó hace cuatro días con signos vitales muy leves. Media hora después de entrar en urgencias, se le declaró muerto hasta cinco minutos después, que volvimos a captar latidos y actividad cerebral comatosa. Pensamos que no iba a volver hasta que hace unos segundos todo volvió a funcionar, aparentemente.

Demasiada información de golpe que embota la cabeza del clon, que vuelve a desmayarse en la camilla, aunque su estado ya parece estable.

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Despierta horas más tarde y esta vez mantiene la consciencia. En su habitación aparecen la doctora Kafka y Dum Dum Dugan.

- Buenos días, dormilón - dice Dum Dum socarronamente -, pensábamos que te habíamos perdido. Nos diste un buen susto en Chicago.

- ¿Y el chico? - logra articular Kaine -. Dientes de Sable le perseguía de forma feroz. ¿Alguien lo interceptó?

- No sabemos dónde está el chico, pero tratamos de establecer la signatura mutante de Creed. Pensamos que, si le encontramos, podremos aclarar lo que ocurrió.

Kaine mueve la cabeza dándole la razón a su superior mientras este habla. Después, retira las sábanas de su camilla y se sienta en ella, luciendo su pijama de hospital.

- Bien - dice -, debería ponerme en marcha entonces

- Un momento - interrumpe la doctora Kafka, hasta entonces en silencio -. Hay algo que deberíamos comentar.

Ante la premura en su rostro, el clon vuelve a relajar su posición en la cama y pregunta con curiosidad:

- ¿De qué se trata? Han descubierto algo sobre mi condición, ¿verdad?

- En realidad - dice Kafka cogiendo un espejo de la mesilla -, más que descubrir nos hemos topado con algo para lo que no encontramos explicación.

La doctora le da el espejo a Kaine, que se mira en él y se sorprende grandemente. Sus manos empiezan a recorrer su rostro con nerviosismo, como si palparan una alucinación. Pues su antaño ajado rostro se muestra ante él libre de cicatrices. Contempla sus facciones, como un Peter Parker con la mandíbula más cuadrada y los rasgos más marcados.

- ¿Cómo... cómo ha ocurrido? - pregunta extasiado.

- Ninguno de nuestros doctores ha sabido averiguarlo - dice Dum Dum -. Están tan perplejos como nosotros. Pensaban que, tal vez, tú podrías aclarárselo.

- No tengo ni idea - Kaine habla mientras sigue tocando su cara y mirándola desde todos los ángulos -. Se supone que la degeneración era irreversible. La mayoría de los clones de Warren la sufrieron y murieron al poco. Yo he sido el único que ha sobrevivido más tiempo y apenas logro mantener a raya la degeneración - Kaine se queda pensativo un momento y, a continuación, deja el espejo en la cama y mira a sus interlocutores -. Aunque ... bueno, podría haber alguien que nos ayudara.

Salta de la cama con renovado vigor y empieza a desabrocharse el pijama. Luego, casi instintivamente, levanta la mirada para toparse con una sonrojada doctora Kafka y vuelve a cerrárselo presurosamente.

- Ehm... tengo que hacer unas llamadas - dice el clon.

- C-claro... por supuesto ... - Kafka apenas logra dar un sentido a sus palabras - ... bueno, pues ... ¡tengo muchas cosas que hacer!

Y sale de la habitación corriendo, dejando a Dugan y a Kaine con una sonrisa en los labios.

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New York. Unas horas más tarde.

Peter Parker se sintió bastante extrañado por la llamada de teléfono que le convocó en la Cafetería de Al, un bar curioso y reservado situado entre Lexington y la 45. La última vez que tuvo noticias de violento clon llamado Kaine, fue en el cementerio de Queens, ante la tumba de su tío Ben, cuando este le confesó que se moría1. El hecho de que ahora le citase para conversar, le resultaba cuando menos, curioso. Así que, ni corto ni perezoso, llamó a Ben, su otro clon, para que le cubriese las espaldas por si Kaine volvía a las andadas. Además, quedaban tantas preguntas por contestar sobre el regreso de Kaine que, la verdad, ninguno quería perdérselo.

En esas estaban los dos, cada uno con un batido de chocolate bajo en calorías (porque cuando se pasea uno por ahí combatiendo el mal en mayas no se puede permitir el alcohol ni las calorías de más), cuando un enigmático hombre se acercó a ellos y se sentó a su mesa. El hombre era alto, fuerte y moreno. Aparentaba unos 35 o 40 años, pero tenía una voz muy familiar.

- ¡¿Kaine?! - dijeron al unísono.

- Bueno - dijo el clon con una media sonrisa -, en realidad ahora es Miles Kaine. Agente Miles Kaine del destacamento 12 de SHIELD. Por cierto, no es cirugía. Llevo un inductor de imágenes incorporado al uniforme.

Peter y Ben logran cerrar sus asombradas bocas y apostillan:

- Ya lo sabíamos.

- ¿Sabéis? - añade Kaine -. Vuestras caras no tienen precio. Y eso que aún no os he contado la ... sorpresa.

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Instituto Ravenscroft. New York.

La doctora Kafka recoge algunos documentos de su mesa tras haber pasado sus consultas habituales en el instituto. Ordena las notas de cada uno de sus pacientes lo más rápido que puede, pues sabe que, en breve, debe personarse de nuevo en el Helitransporte.

La puerta del despacho suena con el golpeteo de unos nudillos y luego se abre lentamente, mostrando al coronel John Jameson en el umbral.

- Coronel - dice Kafka -, ¿viene a recogerme? Aún tengo algo de lío por aquí.

- En realidad, venía a hablar contigo, Ashley. Quería saber ... verás, creo que dejamos algo en suspenso cuando empezó todo este lío de SHIELD y yo... bueno, quería saber en qué punto estábamos.

Ashley Kafka mira a Jameson sin saber que decirle. Nunca se le han dado bien las relaciones y no sabe muy bien como comportarse respecto a su compañero. Realmente, siente algo por él, pero no logra cuantificarlo ni hacerle un hueco en su alma, lo que hace que la respuesta no sea nada fácil.

John espera una respuesta y, al ver la duda de ella y que la respuesta no llega, comienza a irse, cerrando la puerta.

- ¡Espera! - dice la doctora - No te vayas aún, por favor.

Y él entra y cierra la puerta.

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Peter y Ben escuchan atentamente a Kaine cuando este les va haciendo la relación de hechos que le han ocurrido estos últimos meses, poniéndoles al corriente de su nueva vida, como intentando esquivar lo que le ha llevado hasta allí. Finalmente, decide que no puede evitarlo siempre y desactiva su inductor de imágenes.

- ¡Vaya! - exclama Ben - ¿Te has curado?

- Creo que no - responde Kaine -. El resto de mi cuerpo sigue igual de magullado. Perdí el conocimiento en una pelea hace cuatro días. Creí que había muerto, pero no fue así. Al despertar, estaba así y los médicos de SHIELD no le han encontrado explicación alguna.

- Pero la degeneración era irreversible, ¿no? - Peter interviene intentando sacar el científico que lleva dentro -. Quiero decir que, salvo tú y el clon de Gwen, al que no sabemos si llegará a afectar la degeneración, el resto de los clones morían en muy corto plazo.

- No estoy seguro - interviene Ben -. Spidercida tampoco sufría degeneración y la mayor parte de los "chacalitos" tampoco parecían dañados. El mismo Warren con el que nos topamos por última vez era un clon y no sufría mal alguno2. Igual hemos pasado algo por alto en toda esta historia.

Kaine apoya los antebrazos sobre la mesa, con algo de impaciencia.

- Esperaba que en el diario del Chacal apareciera algo al respecto. Peter, tu has tenido ocasión de revisarlo.

- Sí, lo he hecho, pero las notas científicas son, cuando menos, vagas. Básicamente habla de su obsesión hacia mí y de su elaborado plan con el que os concibió, pero nada que pudiera servirte, Kaine. Lo siento.

Kaine agacha la cabeza y, ante este ademán, Peter le pone una mano en el hombro.

-Lo siento - le dice -. Si quieres, puedo darte el diario para que SHIELD coteje los datos con los que hayan podido averiguar ellos.

Taciturno, el siniestro clon levanta la cabeza hacia su donante genético involuntario con un gesto de agradecimiento.

- Te lo agradezco, Peter. Sólo me gustaría poder atenerme a algo.

- ¿Qué hay de Traveller? - pregunta Peter de pronto, como si un latigazo de recuerdos le asaltara de repente.

Kaine le mira desconcertado. De pronto, un fogonazo de información le deja fuera de la conversación. Siente frío y una extraña sensación de humedad.

- ¿Traveller? - consigue articular -, ¿Cómo iba a ayudarme él?

- Bueno - añade Peter -, la última vez que... cuando todo se solucionó, tu te fuiste con él3.

De nuevo la sensación. La mirada de Kaine se enfoca y ya no ve a Peter ni a Ben, sólo un líquido gelatinoso y ... burbujas.

- ¿Kaine? ¿Estás bien? - Ben intenta con sus palabras volver a traer a su clon de dónde sea que está ahora. El comunicador de Kaine suena en ese momento. Lo saca de su bolsillo y lo activa. La pequeña cajita negra despliega un holograma con un mensaje cifrado.

- Vaya, lo siento... acaban de localizar a mi última presa - Kaine trata de airear sus pensamientos -. ¡Debo irme volando!

Kaine se levanta con prisas y se gira para irse. Peter y Ben lo ven moverse dubitativo y pararse en la puerta. Se gira un instante en dirección a ellos y, todavía desconcertado, sale y se va.

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PROXIMO NUMERO: Comienza la caza de Dientes de Sable.

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1.- En nuestro número 1.

2.- Todo esto en la mítica Saga del Clon.

3.- En Conclusiones Omega.

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LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.

 
 
   
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