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Clonado del Asombroso Spiderman, su vida ha sido un constante martirio y una secuencia de elecciones equivocadas. Su cuerpo se deteriora rápidamente a causa de un factor de degeneración incurable. Ahora, antes de morir, intentará ser fiel al héroe que lleva dentro y compensar sus actos pasados en un intento de demostrar que ha estado vivo.
 
Kaine

KAINE #10
Lobos al acecho I
Entrando en la guarida

Guión y portada: Israel Huertas

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Saltó de la panza del avión bastante antes de llegar al objetivo, cuando pensaban que estaría fuera de los sensores que pudieran tener aquellos a los que buscaba. Eso le dejaba con dos kilómetros que recorrer a nado, pero se había preparado para ello y su resistencia era superior a la de un hombre corriente. Además, una conversación reciente con lo más cercano a dos hermanos que tendrá jamás, le había proporcionado tamaño embotamiento mental que necesitaba el frío del agua para apartar la turbia sensación de su cabeza. La sensación de que el pobre control sobre su vida se estaba desvaneciendo por completo. Nadando, aparta pensamientos y pesares y se centra poco a poco en su misión.

El hombre llamado Kaine divisa ya la pequeña plataforma petrolífera abandonada, según los registros mercantiles consultados por SHIELD, apostada a pocas millas de la costa noroeste de Estados Unidos, en mitad del océano Atlántico. Su nado, reforzado por un mecanismo de propulsión hidráulica, diseñado para ser indetectable por cualquier medio electrónico, le ha traído hasta la misma estructura.

Alza su mano derecha y dispara el garfio con forma de araña que lleva en la muñeca de su uniforme, disparando un fino filamento que le ancla con fuerza inesperada a la torre que se alza ante él y, accionando el mecanismo de recogida, le eleva hasta salir del agua y colgarse de los andamios que la rodean. La precaución es básica y las lecturas que obtuvieron en el Helitransporte, cuando situaron la biosignatura de Victor Creed, alias Dientes de Sable, en ese punto del mapa, no eran muy claras con respecto a la presencia de hombres armados que puedieran vigilar la instalación.

Levanta la cabeza sobre el andamio para poder otear en la superficie, pero no hay nadie apostado allí. Kaine sube a la plataforma y, pasando raudamente sobre la pista de aterrizaje para helicópteros, se refugia tras uno fila de bidones cubiertos de mugre, restos de la actividad que antaño tuviera la plataforma. Activa su comunicador y contacta con la base:

- Clon a Hombre Lobo. Contacto establecido.

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USS Venture, a varias millas del objetivo.

Actualmente cedido de forma temporal a SHIELD como base para esta operación, el barco alberga a todo un escuadrón de agentes y algunos de los aparatos de vigilancia más modernos del planeta. En la sala de mandos, el coronel John Jameson, al cargo de la operación, responde a la llamada de Kaine.

- Recibido Clon. Hombre Lobo autoriza entrada a objetivo para búsqueda y exploración.

Al otro lado de la línea, la voz de Kaine suena con fuerza:

- Roger, Hombre Lobo. Suspendo contacto por radio. Activaré el localizador en cuánto encuentre al objetivo.

El coronel Jameson se quita los cascos y se acerca al mapa desplegado en la consola que tiene detrás. Ahora ya sólo les queda esperar.

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Kaine fuerza la entrada con cuidado y se interna en el oscuro pasillo escalonado que se interna en la plataforma. Baja con sigilo, cerrando la puerta tras él. Continúa descendiendo más y más, comprendiendo que el exterior es sólo una fachada para la enorme estructura que, al parecer alberga, y se interna por fin por un pasillo iluminado por luces de emergencia.

El corredor frente a él se bifurca de golpe y el agente de SHIELD opta por dirigirse hacia el sonido que procede del pasillo de la izquierda. La luz va ganando intensidad conforme anda y, finalmente, llega a una sala que parece el control central de la fortaleza submarina. Varias personas, ataviadas con un uniforme gris de tipo militar, trabajan incesantemente en la habitación, entre diversos utensilios informáticos.

Kaine observa la enorme espalda de un enorme ser que está parado de pié frente a una enorme pantalla de plasma que está dividida en pantallas más pequeñas. En ellas, el clon logra ver a varios niños haciendo exhibición de diversos poderes en lo que parecen salas preparadas para contenerlos. La inmensa mole ante él descruza los brazos y Kaine puede ver que, saliendo de sus antebrazos, están cubiertos de pequeñas púas. Su voz también es atronadora:

- Quiero que se dupliquen las pruebas diarias. A este ritmo no lograremos ejecutar ninguna de nuestras operaciones.

- Señor - dice uno de los lacayos al lado del ser, ataviado con el mismo uniforme que el resto de los soldados alrededor, pero con emblemas de oficial -, creo que no deberíamos seguir con las sesiones hasta haberles aplicado la doctrina.

- Sabe de sobra que nuestros problemas anteriores se debieron a eso - dice la inmensa criatura, girándose hacia su interlocutor y permitiendo a Kaine contemplar sus afilados dientes -. Nuestros soldados dependían tanto de las órdenes que transmitíamos que no supieron pelear sólos cuando perdimos nuestra anterior base. Necesito que esos niños controlen sus poderes a la perfección antes de pensar en adoctrinarles. Ya me ha oído: duplique las pruebas diarias con cada espécimen.

Kaine se aparta de la puerta al observar en una de las pantallas al muchacho al que conoció en Chicago1, y decide seguir su "paseo" hasta dar con los sujetos de las pruebas.

Cuando se pierde por el pasillo, a la sala llega Dientes de Sable, haciendo temblar a todos los soldados allí presentes, salvo al descomunal ser que parece dirigirles.

- Tus chicos han captado una transmisión cifrada - dice, dirigiéndose a la bestia -. Es de un barco de la marina, pero está demasiado lejos para ser preocupante. Nada fuera de lo normal.

- Bien, Victor - la voz suena de nuevo atronadora -, me alegra contar con alguien competente. Tendríamos que hablar de una asociación más duradera, quizás.

- De momento prefiero que no. Tus ofertas son difíciles de rechazar y tengo demasiadas cosas pendientes como para . . .

Creed se para a media frase, como si acabara de darse cuenta de algo inesperado. Luego, comienza a mover la nariz, olisqueando el ambiente. Se gira hacia la puerta y olfatea también el pasillo. Vuelve a entrar en la habitación y dice:

- Tenemos un intruso. Además, es uno que creía muerto.

- General Martillo, despliegue . . .

- No - interrumpe Creed -, no hagas grandes alardes. Seamos discretos y cobrémonos bien la pieza.

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Kaine deambula tranquilamente por los angostos pasillos de la fortaleza submarina, esquivando a los guardias que se va encontrando por el camino con mediana facilidad. Tras varios minutos de búsqueda, decide que es mejor acudir a alguna fuente y se introduce en uno de los camerinos que encuentra.

Observa al pasillo por una rendija de la puerta y, cuando pasa uno de los soldados, le agarra y le introduce en la cabina, cerrando la puerta tras él. Le tapa la boca y le aprieta contra una de las paredes, intimidándole con la mirada. Unos segundos de silencio más tarde, dejados a propósito para hacer crecer el miedo en su probable informador, Kaine empieza su interrogatorio:

- Voy a hacer una pregunta clara y espero una respuesta igual de clara. ¿Dónde están los chicos?

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En el Venture, Jameson continúa revisando los planes de intervención a la espera de que Kaine lance el aviso para que ellos acudan. La espera le mata, pues se está acostumbrando de nuevo a la acción de esta vida, y su mente acostumbra a distraerse hacia la doctora Kafka. Recuerda la conversación que mantuvieron hace un par de días en el instituto Ravenscroft y no puede evitar repasar sus palabras una y otra vez. Palabras que, a lo mejor, hubieran hecho que Ashley se decidiera más por su relación, que albergara menos dudas.

Lo cierto es que entiende su comportamiento, dado que ella nunca ha parecido demasiado resuelta fuera del plano laboral. Entiende que tal vez la haya presionado demasiado y que quizás debería dejarla cierto margen.

- Señor - la voz del operario del radar devuelve a John Jameson a la realidad -, hemos captado algo con rumbo al objetivo.

- ¿Qué es, soldado?

- No estoy muy seguro. Está propulsado, de eso no cabe duda, dado que avanza muy deprisa, señor, pero el tamaño es demasiado pequeño.

El coronel observa la pantalla del radar pensativamente. Se pregunta que tipo de amenaza se dirige hacia Kaine en ese momento, pero las normas y planes de la operación le obligan a esperar a que este lance su señal.

- Preparen las unidades - ordena de todas formas -. Quiero que todo el mundo esté listo en cuánto Kaine encienda su localizador.

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Desde el momento en que su "contacto" le pone en la dirección adecuada, Kaine no tarda más de unos pocos minutos en encontrar la sala dónde se encuentran los chicos. Se trata de un cuarto cuadrado, rodeado de mamparas de lo que parece una fusión entre cristal y metacrilato, pero más duro que ambos. Se encuentra en el centro de una habitación acorazada de dimensiones superiores, de cuyos muros salen tubos de diferentes grosores que conectan con la "pecera".

Los muchachos parecen tranquilos y Kaine, observándolos, consigue localizar a David, el muchacho de Chicago. Éste también le ve y su rostro se llena de esperanza al reconocer al hombre que intentó librarle de la amenaza de Dientes de Sable. Se produce un movimiento de los niños en el interior, preguntando al muchacho por esa persona, pero David los tranquiliza en el acto.

Kaine se acerca a la puerta de la "pecera" y David sigue su movimiento desde el otro lado. La cerradura parece muy sofisticada y el clon le hace una seña al chico para que la fría con sus poderes, a lo que este responde, también por señas, que no le es posible. Kaine decide que el interior debe inhibir los poderes de cada uno, así que la única opción es forzar la puerta.

Un crujido metálico suena a su espalda: la puerta del cuarto acorazado se abre pesadamente. La imponente figura del mutante llamado Dientes de Sable se muestra en toda su gloria. Kaine, que se ha girado al escuchar el ruido, se prepara para protegerse del ataque. Dientes de Sable no se mueve.

- Hola de nuevo, chico - dice socarronamente el mutante -. Tú y yo dejamos cosas pendientes en Chicago.

- Yo al menos lo doy por zanjado - contesta Kaine -. Me bastó con la paliza que te estaba dando antes de desmayarme.

Dientes de Sable sonríe y, de repente, cruza la habitación en dos zancadas, golpeando con su cuerpo a Kaine, que choca brutalmente contra la pared de la celda de los chicos, haciendo temblar la estructura.

El clon a duras penas había conseguido moverse a la vez que se producía el impacto, razón por la que sigue consciente. Aún así, gran parte del aire que guardaba en sus pulmones desaparece con el golpe.

Dientes de Sable le agarra por el cuello y golpea la cabeza del agente de SHIELD contra el suelo un par de veces, abollando la estructura metálica que lo compone. Kaine cae a un lado, semi inconsciente. Oculta su brazo izquierdo de la vista del mutante y aprieta un interruptor oculto justo antes de que las manos del mutante caigan sobre su cabeza y lo tumben de nuevo.

Varios de los soldados entran entonces en la habitación y algunos apresan a Kaine. Sus brazos son inmovilizados por grilletes electrónicos y su cuerpo alzado por dos soldados.

- Vuestro jefe querrá conocerle - dice Creed -. ¡Llevaoslo!

Dientes de Sable mira a los niños en la celda, de nuevo descorazonados, y ríe con saña. Luego, abandona la habitación con un fuerte portazo.

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PROXIMO NUMERO: Un nuevo contendiente se suma a la liza y Kaine descubre la identidad de su captor.

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1.- En los números 7 y 8.

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LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.

 
 
   
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