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Clonado del Asombroso Spiderman, su vida ha sido un constante martirio y una secuencia de elecciones equivocadas. Su cuerpo se deteriora rápidamente a causa de un factor de degeneración incurable. Ahora, antes de morir, intentará ser fiel al héroe que lleva dentro y compensar sus actos pasados en un intento de demostrar que ha estado vivo.
 
Kaine

KAINE #18
Tábula rasa
Guión y portada: Israel Huertas

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Hace unos segundos, el clon homicida de Spiderman conocido como Spidercida, aparentemente muerto hasta hace unos días, disfrutaba como un enano masacrando agentes de Shield que le habían cercado en el Aeropuerto Internacional de Dulles, en Washington DC1. Ahora, ante él, la súbita aparición de un viejo conocido hace que su ya floja cordura se tambalee hasta lo indecible.

- ¡Estás muerto! - grita mientras se recupera del golpe que el hombre llamado Kaine acaba de propinarle a su llegada -. ¡ Yo te maté!

- Malas noticias, entonces - dice Kaine, ataviado con el antiguo uniforme que lucía cuando él y Spidercida lucharon por última vez en la guarida del Chacal2 -. Se supone que tú también lo estás.

Kaine, el pelo largo de nuevo, fruto de los meses que pasó sumergido en un tanque de reanimación en la nave de Traveller3, ajeno a cualquier cuidado estético, curando la degeneración celular que lo tuvo al borde de la muerte, se tensa ante la percepción del inminente ataque de Spidercida. Su recién recuperado sentido arácnido le avisa segundos antes de que su rival estire imposiblemente su brazo derecho para descargar un brutal golpe. Salta por encima del brazo y, apoyándose en la deformada extremidad para tomar impulso, descarga una patada en la cabeza del asesino que lo hace tambalear.

Spidercida se recupera rápido, convirtiendo en líquido su torso y envolviendo el cuerpo de Kaine con él. En un instante, lanza a su inmovilizada víctima contra el techo de la terminal, derribando con él varias vigas y cristaleras.

Como puede, Kaine maniobra en el aire para intentar aterrizar de la forma más honrosa posible. Aún así, el impacto en sus extremidades al chocar contra el suelo le deja paralizado un instante, que Spidercida aprovecha para lanzarse de nuevo sobre él y, con ferocidad, descargarle tres puñetazos certeros que le arrancan la máscara y le hacen sangrar.

El rostro barbudo de Kaine es recogido por la mano del otro clon, que le levanta con un solo brazo y envuelve la cara con la piel maleable de su extremidad.

- Te maté una vez - dice Spidercida, sonriendo -, puedo volver a hacerlo. Supongo que será igual de divertido que la última vez.

El único agente de Shield que queda con vida, aquel al que Kaine salvó con su aparición, recoge trabajosamente su arma y dispara contra el salvaje asesino. La descarga no es mortal ya que el disparo no es muy acertado, pero, al golpear a Spidercida en el brazo con el que ahoga al héroe, sirve para liberarle y que pueda recobrar el aliento.

Spidercida se vuelve hacia el agente, furioso, y carga contra él con espuma de rabia en su boca.

- ¡Nunca dejes un cabo suelto! - grita, frenético el clon.

Kaine, que aún ve borroso mientras trata de recuperar un cierto ritmo normal en su respiración, apunta con el garfio y el cable que lleva en su mano izquierda al enorme cuerpo de Spidercida. Milésimas de segundos antes de que éste alcance al agente herido, el cable rodea su cuello y Kaine lo tensa en un esfuerzo hercúleo, deteniéndole en seco.

- ¡Hablando de dejar cabos sueltos, malnacido! - logra articular Kaine, desafiante -. ¡ No vuelvas a cometer el error de darme la espalda!

Spidercida tira del cable inesperadamente y Kaine sale despedido del suelo en dirección a su oponente. El horrible clon, gira su cuerpo y, golpeando a su "hermano" en la nuca conforme pasa a su lado, acelera la trayectoria de este, que revienta un ventanal con su cuerpo y sale despedido hacia las pistas. Dolorosamente consciente, Kaine atraviesa un avión de la Pan Am, que estaba recogiendo a su pasaje, entre la cabina y el cuerpo, arrancando, aparte de la chapa y el fuselaje, el carrito de las bebidas y una auxiliar de vuelo que, milagrosamente, consigue agarrarse a uno de los laterales de la grieta.

Kaine cae contra una de las pistas centrales mientras que el avión, ante el enorme impacto, es arrancado de su puesto en la dársena de embarque y, volcado sobre el lado derecho, se arrastra por el suelo alquitranado hasta que, por fin, frena en una de las pistas.

El arácnido agente de Shield, trata de incorporarse a tiempo de ver como un 747 se dispone a tomar tierra en la misma pista en la que acaba de caer el otro avión.

Entretanto, Spidercida ya ha saltado a las pistas y corre hacia el otro clon relamiéndose ante la matanza. Kaine esquiva el salvaje puñetazo que le lanza el asesino, que levanta pedazos del asfalto al incrustarse en él. Haciendo acopio de fuerzas, Kaine consigue encajar a su rival un puñetazo en la boca del estómago y otro en la mandíbula. Esta vez, Spidercida sí siente el golpe y se tambalea hacia el avión derribado.

Kaine vuelve a observar el 747 a punto de impactar contra el avión caído. Sabe que no tiene ni fuerza ni tiempo suficiente para apartarlo, y toma una decisión desesperada.

Cogiendo carrerilla, se lanza contra Spidercida y, con uno de sus hombros, le empuja con furia contra el avión. El impacto del gigante mueve al avión fuera de la pista de aterrizaje y el 747 se posa a salvo. Kaine salta a un lado para esquivar las ruedas del tren de aterrizaje, rueda en el suelo y encara de nuevo a su rival, que trata de incorporarse tras el impacto.

Lo que sigue a continuación, sólo puede describirse como violencia extrema. Kaine cae sobre Spidercida, henchido de adrenalina, y comienza a encajar puñetazo tras puñetazo en el rostro del diabólico clon. Al séptimo golpe, Spidercida cae de rodillas, recuperando su proporción física humana normal, y dejando ver el rostro de Peter Parker con el que fue creado. Intenta articular alguna súplica, pero Kaine no cede y, de un golpe seco en la cabeza, lo tumba.

El peligro no acaba pues, el avión que ambos derribaron, estalla entonces en llamas, amenazando a los pasajeros que aún estaban dentro y que no podían salir al volcarse el vehículo. Dolorido, Kaine salta dentro del avión a través de la grieta y empieza a ladrar órdenes.

- ¡Rápido, aprovechen la grieta para bajar! ¡El avión está en llamas!

Su cerebro burbujea ante las múltiples señales de peligro que recibe su sentido arácnido y, en ese momento, su admiración hacia el Peter Parker original es más grande que nunca. No imagina cómo puede soportar la carga de ese poder y seguir cuerdo. Aún así, no cede. Ayuda a bajar a los pasajeros lo más rápido que puede. No le pasa desapercibido que el cuerpo de Spidercida ya no está dónde había caído, pero tiene suficientes cosas en la cabeza como para apartarlo y seguir a lo suyo.

Finalmente, sólo queda una niña en el avión, asustada en un asiento, que no se atreve a salir. Kaine se acerca a ella, tratando de no sonar amenazador:

- Vamos, pequeña, tenemos que irnos de aquí.

- No puedo. No creo que pueda.

- Claro que sí. Si yo puedo hacerlo, a ti te será aún más fácil. Ven, pequeña. Vámonos juntos de aquí - y le tiende una mano que, lentamente, ella coge. Justo cuando va a tomarla en brazos, ella abre los ojos, asustada, y grita:

- ¡Detrás!

El aviso casi no llega a tiempo. Atareado como estaba, omitió la señal de peligro de su sentido arácnido, en concreto, el que le avisaba que Spidercida estaba tras él, con un afilado trozo de fuselaje a punto de empalarlo en el suelo del avión.

Kaine esquiva el ataque, aunque el metal le hace un tajo largo en un costado. Arranca uno de los asientos y golpea con él a Spidercida, de nuevo en su forma de monstruo, y lo envía al fondo del avión. Al impacto, la otra punta del avión explota. Kaine agarra súbitamente a la niña y salta fuera mientras toda la nave se despedaza en un fuerte estallido.

Deja a la niña en el suelo y atiende su herida. Kaine sabe que está agotado y da gracias por que la acción haya terminado. Es justo en ese momento cuando Spidercida irrumpe entre las llamas en un salto desesperado, envuelto en llamas, a punto para descargar un golpe mortal en el cuerpo de Kaine.

Inesperadamente, el cuerpo de Spidercida queda inmóvil en el aire, para sorpresa del mismo, y Judas Traveller desciende desde el cielo, para asombro de todos los allí presentes.

- Se acabó, loco - dice el extraño, sin ningún humor -. Mío fue el error de tu renacimiento y mío será el remedio.

- ¡Suéltame y te mataré, cabrón! ¡Voy a comerme tus entrañas! - grita Spidercida.

- Bueno, eso no sería demasiado inteligente por mi parte, ¿no crees? Desaparece, clon. Vuelve a la nada de la que no debiste salir.

Spidercida gorgotea y gime mientras su cuerpo parece transformarse en arena poco a poco y va desapareciendo en el aire sin dejar ningún rastro de su existencia.

Acabada su misión, Judas Traveller toma tierra y se gira hacia Kaine.

- Bien, amigo, hemos acabado aquí - dice -. Debemos irnos.

- No - responde Kaine, tajante.

- ¿No?

- No, Traveller. Ahora, más que nunca, no puedo irme. Gracias a ti, ahora tengo lo más parecido a una segunda oportunidad que nunca he tenido. Gracias a tu gámbito, he encontrado el camino y he hecho las paces con las personas que más me han marcado en vida. Te agradezco mucho lo que has hecho por mí, pero no puedo irme contigo. Espero que lo entiendas ya que esto es obra tuya.

Judas Traveller no dice nada durante un instante. Su rostro no refleja emoción alguna, pero su mente sopesa las opciones de dejarlo estar o forzar a Kaine a cumplir con su parte del acuerdo. Finalmente, aquella lejana huella de humanidad que aún queda en él, le hace hablar como habla:

- Muy bien, Kaine. Si es lo que deseas, no me negaré. Disfruta de los dones que te he dado y vive tu vida como desees. Espero que, realmente, hayas encontrado lo que quieres.

Y Traveller desaparece. Kaine alza su mirada al cielo y, entrecerrando los ojos, susurra:

- Gracias, amigo. Yo también lo espero.

Nada más desaparecer Traveller, todo un destacamento de naves de Shield aterriza en el aeropuerto. Con el hábito de todos sus años de servicio, Dugan ladra órdenes para que se asista a los agentes de Shield y a los supervivientes del avión. Phelps, por su parte, se rodea de siete soldados y rodea al herido Kaine.

- Ni un movimiento, muchacho. Estás arrestado.

- ¡No! - interviene la niña a la que Kaine salvó, emergiendo de la multitud reunida -. Él nos ha salvado de ese monstruo.

El agente herido en la Terminal, ayudado por uno de sus compañeros, añade:

- Es cierto, Agente Phelps. Spidercida estaba fregando el suelo con nuestra sangre y Kaine ha acabado con él.

Phelps se muerde el labio inferior y enfunda el arma. De momento, lo dejará estar hasta que se acabe la emergencia, pero sabe que no acabará ahí.

Kaine se relaja y se deja atender por uno de los sanitarios. Mientras le miran el corte del costado, la voz de Laurie Sherman le hace girarse de nuevo:

- ¿Kaine? ¿Eres tú de verdad?

- Espero que sí - responde Kaine, agotado -. Laurie, yo... siento todo lo que ha ocurrido.

- ¿Lo que ha ocurrido entre nosotros? - pregunta ella, algo dolida.

Kaine se separa del sanitario y se acerca a ella. La coge una mano y la estrecha cariñosamente. Luego, dice cariñosamente:

- Siento que te despertaras con un extraño y que ese extraño haya causado todo esto. No ha sido culpa mía pero, en parte, sí ha sido mi responsabilidad. No quería hacerte daño.

Ella le abraza. Kaine, estrechándola, concluye:

- Pero sobretodo, siento que no fuera mi cuerpo el que te abrazó esa noche. Aunque, en todo momento, fui yo el que quiso que lo nuestro ocurriera.

Laurie Sherman le sujeta la cara con sus dos manos y le besa dulcemente. El calor que él sintió a través de los labios de Spidercida vuelve como una caricia y Kaine piensa lo buena que será la vida a partir de ahora.

FIN

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1.- En nuestro número 16.

2.- Durante Clonación Máxima.

3.- En el número anterior.

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LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.

 
 
   
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