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Clonado del Asombroso Spiderman, su vida ha sido un constante martirio y una secuencia de elecciones equivocadas. Su cuerpo se deteriora rápidamente a causa de un factor de degeneración incurable. Ahora, antes de morir, intentará ser fiel al héroe que lleva dentro y compensar sus actos pasados en un intento de demostrar que ha estado vivo.
 
Kaine

KAINE #20
Battle Royale IV
El ataque de los monstruos

Guión: Israel Huertas
Portada: Wish

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¡¡¡¡¡ALTO!!!!! NO SIGAS SI AUN NO HAS LEIDO EL NUMERO 2 DE SHIELD: BATTLE ROYALE

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Hace apenas unos segundos, un helicóptero de traslado de tropas de SHIELD aterrizó en la cubierta del Heli-Transporte. Un nutrido grupo de seres informes, mutantes todos ellos, liderados por un enorme hombre lobo, salieron a la carga del vehículo. La desoladora visión se registró en los ojos de Dum-Dum Dugan, Adrianna Phelps, la Condesa, Electra, la Gata Negra, la agente Laurie Sherman, Jessica Drew, ocho soldados de asalto y Kaine. Al instante, supieron que no eran rivales, que la batalla estaba perdida antes de empezar.

Después de todo lo que había sucedido hasta ese momento, con la toma del Heli-Transporte1 y la lucha sin cuartel contra Veneno y los miembros de los Cruzados, que había costado la vida de Cardenal y una seria dolencia para la Gata Negra2, este parecía realmente un obstáculo que no podrían superar.

Entonces Kaine recordó a doce niños mutantes, uno de ellos llamado David, con el que combatió en Chicago. Hacía poco que les había salvado de ser utilizados como los soldados mutantes de la bestia llamada Protocolo3, y podrían ser la única esperanza que les quedara.

- Lo más probable - apuntó Phelps-, es que hayan sido evacuados con el resto del personal de la base. No creo que sigan a bordo.

- Bueno - indicó Kaine-, Knigth se cubrió las espaldas usando a Veneno y a su pequeño grupo de super-seres, quizá les mantuvo a bordo como precaución, por si eso no bastaba.

- Sea como sea - concluyó Dugan-, merece la pena intentarlo. Phelps, quiero que tú y la Gata vayáis a la sala de celdas Beta, dónde se suponen que están. Los demás, trataremos de contenerlos aquí.

Mientras esto sucedía, el líder de los mutantes, el enorme lobo llamado Coppola, había desaparecido del frente, dejando a su letal ejército cargando contra el grupo de Dugan. Su misión era algo diferente de la del resto y requería un poco más de sigilo.

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Nick Furia había empezado su deambular por los pasillos de mantenimiento del Heli-Transporte. Probablemente, era la primera vez que los recorría desde que el enorme vehículo fue fletado como cuartel general de su agencia. Había visto los diagramas de la zona, pero la oscuridad de los corredores, sólo rota de forma casual por el fulgor rojo de las luces de emergencia, lo convertían en territorio peligroso.

No podía confirmar con certeza si Knight había pasado por allí, aunque el último video de vigilancia por el que había pasado parecía confirmarlo. Esperaba que sus ansias por capturarlo y cerrar por fin esa etapa de su vida no estuvieran nublando sus sentidos ni su capacidad para el rastreo.

Giró un recodo: allí no había más que una angosta plataforma que colgaba sobre el enorme cuarto del reactor principal del vehículo. La visión rojiza de las bocanadas de vapor que desprendía el calor que soportaba el mecanismo era casi terrorífica. Daba la sensación de que cualquier cosa podía pasar. Furia se adentró en la pasarela, notando el temblor de esta a sus pies. Un sexto sentido le hizo mirar hacia abajo a tiempo de ver como una de sus botas interrumpía un rayo de luz infrarroja. Sin pensarlo siquiera, el coronel saltó al tiempo que una pequeña bomba hacia caer la pasarela hacia el foso del reactor.

Colgando de una de las tuberías del techo, Furia se maldijo por su torpeza. En ese momento, la tubería comenzó a desgarrarse del techo con celeridad alarmante.

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El ejército de mutantes había alcanzado ya las puertas de acceso al hangar principal del Heli-Transporte. Tres de los soldados de Dugan habían conseguido bloquearlas a tiempo, sabiendo de todas formas que no bastaría. En el interior, Elektra y la Condesa se habían hecho con los mandos de dos de las torretas de ametralladoras de la pista y las habían apuntado hacia los mutantes, aún ajenos a todo esto mientras intentaban derribar las puertas.

- Muy bien, Natchios - dijo la Condesa -, se que no lo harías de ninguna forma pero, bueno, no es momento de mostrar piedad.

Al otro lado del comunicador, la asesina de la Mano no contestó siquiera. Apretó el gatillo y, ante la lacerante ráfaga, los hombres de Coppola empezaron a dispersarse por la cubierta, intentando no ser un blanco definitivamente grande.

Tres de ellos, en cambio, permanecieron ante la puerta. Al parecer, la piel blindada de dos de ellos evitaba que las balas les dañaran, protegiendo así al compañero que, ante la puerta, estaba ejecutando con sus manos un truco que, seguro, iba a abrir la puerta. Hundió los dedos, finos como guantes de látex, por la microscópica rendija de la puerta y, una vez insertados, sus manos empezaron a hincharse hasta que, en un poderoso estruendo, estallaron, reventando las puertas hacia adentro.

El resto de los mutantes empezaron a correr hacia la puerta abierta, entrando en el hangar con furia inhumana. Los primeros cayeron, abatidos ante el fuego de los tiradores que Dugan había colocado en primera fila. El ejército invasor rehizo su estrategia y, aquellos que parecían repeler las balas, se pusieron en primer lugar, formando un ariete imparable.

La diferencia de número entre las tropas de Dugan y el ejército mutante era abrumadora. Los tiradores estaban a punto de ser alcanzados, la agente Laurie Sherman entre ellos. Entonces, como un relámpago inesperado, Kaine y Jessica Drew se lanzaron contra los agresores.

Kaine saltó con un enorme contenedor en los brazos, con el que enterró a unos cuantos monstruos. Luego, entabló combate cuerpo a cuerpo con toda la fuerza arácnida que pudo conseguir de su cansado cuerpo, casi agotado ya tras su combate con Spidercida4. Su compañera hizo lo mismo. Juntos parecían, al principio, imparables, si bien sabían que no serían suficientes.

Entonces Elektra se unió a la refriega. Con sus técnicas ninja, la despiadada asesina nubló su conciencia hasta que sólo quedó técnica y destreza, y los desdichados mutantes que se acercaban a ella fueron cayendo metódicamente ante sus sais y sus conocimientos letales.

Los tres, Kaine, Drew y Elektra, parecían estar conteniendo a la tropa, pero por los flancos comenzaban a rodearles y a adentrarse más y más en el hangar. Los disparos de los agentes de Shield, completados por Dugan y la Condesa, iban haciendo mella en ellos, pero no con suficiente rapidez como para repeler por completo el ataque.

Mientras, el abultado número de mutantes iba consumiendo las fuerzas de los tres pesos pesados del equipo de Dugan.

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La tubería estaba prácticamente arrancada ya. Furia intentaba asirse a la pared de la que había colgado antes la pasarela. Sus dedos apenas rozaban la superficie cuando, de pronto, la tubería cayó y el viejo soldado apenas tuvo tiempo de agarrarse como pudo.

Empezó a descender por la pared. Abajo, oculto por la entrada de uno de los pasillos en la base del reactor, Knight había acudido a comprobar el estado de la trampa que había saltado. No podía creer la suerte que tenía ni el blanco tan fácil que le estaba proporcionando Furia.

Apuntó su arma hacia el coronel y apretó el gatillo. Un fogonazo de vapor le hizo moverse en el último momento y la bala rozó el hombro de Furia, que se soltó de su asidero y empezó a caer por la pared. Consiguió frenar en parte su caída pero, al chocar contra el suelo, el golpe le había dejado un poco atontado y había hecho que soltara su arma.

Intentó cogerla inmediatamente cuando la enorme pezuña de un gigantesco hombre lobo de pelo oscuro la pisó y la dejó hecha añicos.

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En el hangar ya todos luchaban mano a mano. Mutantes caían y soldados también. Kaine recibió un tajo en la pierna derecha al intentar que uno de los mutantes no derribara a Drew. Heridos como estaban no iban a ser rivales de los mutantes mucho más rato.

Entonces, una descarga eléctrica se llevó a tres de los mutantes alrededor de Kaine y Drew, que miraron raudamente hacia la procedencia de la energía. Allí, el muchacho llamado David, rodeado por otros once adolescentes, la agente Phelps y la Gata Negra, se mostraban como la única esperanza de los rebeldes de Furia.

Los muchachos empezaron a cargar y Kaine sintió como su cuerpo se renovaba con esperanza y esta le daba un nuevo vigor. Puede que no todo estuviera perdido.

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Japón.

El viejo piso franco de Shield en Tokyo llevaba vacío más de una década. Aún así, estaba en el informe que portaba la Viuda como el último sitio dónde podía haber estado Watrick retenido tras su encontronazo con la Patrulla X5.

Aquello parecía desierto, con mueles tirados por el suelo y restos de basura amontonados por doquier. Iba a marcharse cuando, por el rabillo del ojo, Nastascha vio pasar una figura desde la otra habitación. Se volvió rápidamente y apuntó a la persona con sus aguijones. Ante ella, un decrépito hombre de algo más de metro noventa de altura, la apuntaba con una pistola. Tenía una barba larga, sucia y descuidada, a juego con su melena, y la ropa que llevaba también hacía meses que no conocía una lavadora.

- ¿Watrick? - preguntó la Viuda, sin dejar de apuntar.

- Me temo que no, mujer - dijo el desconocido -. Mi nombre es Clark. El Coronel Clark.

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1.- SHIELD: BATTLE ROYALE número 1

2.- KAINE número 19

3.- KAINE números 7 a 12

4.- KAINE número 18

5.- X-MEN números 57 y 58

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LA MARCA DE KAINE

Me despido de momento hasta el próximo número.

Nos leemos.

 
 
   
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