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Landau, Luckman & Lake. ¿Quienes son? ¿Qué quieren? ¿Por qué deberíamos temerlos?
 
LL&L

LL&L #3 de 12
Ruinas
Guión: Correia

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PORTADA: el equipo de Zoe entre las ruinas de una extraña civilización.

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Los soles de Próxima-5 estaban cerca de su cenit, haciendo que la temperatura en la superficie del planeta rozara los 50 grados centígrados. Allí, dos exoarqueólogos de LL&L se afanaban en terminar su trabajo, sabiendo que la recompensa les esperaba a pocos centímetros.

En Próxima-5 se estaba realizando una de las múltiples excavaciones arqueológicas que llevaba a cabo la compañía, con las cuales intentaban recuperar tecnología de civilizaciones extraterrestres, para posteriormente comercializar con ellas. En este planeta en concreto habían hallado ruinas de una colonia rigeliana, de la que esperaban obtener muestras de tecnología de sus registradores.

Anya Parish y Yue-Jin Shan llevaban tres semanas en este planeta, cuya tenue atmósfera les obligaba a llevar sus trajes puestos continuamente, dificultando el trabajo, y aguantando temperaturas que oscilaban entre los -30 y los 50 grados. Siguiendo la política de la compañía, los equipos debían ser mixtos, y permanecerían en el lugar un mínimo de dos meses, no pudiendo - según las cláusulas de confidencialidad que habían firmado al aceptar sus contratos - tener comunicación alguna con formas de vida locales ni cualquier persona ajena a la compañía. El aislamiento al que estaban sometidos hacia que se concentraran más en su trabajo... o esa era, al menos, la opinión de los expertos de LL&L.

Tras estas tres semanas, apenas habían encontrado algunos restos dignos de mención - un par de fasers, un holoproyector de bolsillo -, pero ni rastro de su verdadero objetivo, un registrador, uno de esos robots autosuficientes capaces de almacenar casi ilimitadas cantidades de información.

Sin embargo, hacía un par de noches, dieron con algo que no esperaban.

Bajo las ruinas de un centro de descanso, encontraron la entrada a un templo badoom. Algo sorprendente, pues, hasta donde alcanzaban sus conocimientos sobre esa belicosa raza reptiliana, habían abandonado la religión hacía varios milenios, y, que se supiera, no convivían con los rigelianos - ni con ninguna otra raza, en realidad.

Habían informado inmediatamente a su encargado de zona, que les había indicado que aparcaran la excavación en el resto de la colonia para concentrarse en el templo.

Consiguieron acceder a las cámaras laterales sin problemas, y encontraron varias estatuas que representaban a una especie de dios-serpiente, muy similar a Set, que era adorado, entre otros lugares, en la Tierra, lo que parecía dar validez a la teoría que corría por el departamento de exoteología, según el cual todas las civilizaciones adoraban a manifestaciones de los mismos seres. Pero no encontraban la entrada a la cámara central. Además, los análisis que realizaron con todo tipo de sensores no les permitía detectar qué había en el interior de la misma... parecía como si no hubiera nada... literalmente.

Por fin encontraron la puerta, escondida tras un falso muro. Sin embargo, el mecanismo de apertura parecía haberse estropeado con el tiempo. Probaron con todos los medios a su alcance, pero ninguno parecía poder atravesar aquel panel de aspecto metálico. Finalmente pidieron a la compañía un cañón de iones, con el que esperaban poder agujerearlo. El cañón llegó hacia cinco horas, y desde entonces estaba funcionando sin pausa, concentrado en un mismo punto que, por fin, empezaba a dar muestras de resquebrajamiento.

Finalmente, el rayo de iones atravesó la puerta, que se deshizo como si fuera un castillo de naipes. El cañón se apagó automáticamente, al no encontrar ya la resistencia que esperaba.

Los dos estaban emocionados. Sabían que este podía ser el descubrimiento de sus vidas, que les permitiría ascender dentro de LL&L, y, con el tiempo, llegar a uno de los puestos directivos...

Por desgracia, lo que no sabían es que este descubrimiento sería lo último que harían en sus vidas.

Cogiendo las linternas, se internaron en la cámara. La oscuridad era tan densa que ni siquiera el foco conseguía aclarar algo más que un par de metros a su alrededor. Los sensores se habían vuelto locos. Los niveles de radiación estaban bajo mínimos, mucho menores que en la superficie del planeta, por ejemplo. Los análisis del aire indicaban una atmósfera rica en oxígeno. La temperatura estaba estable en unos 20ºC, con una humedad relativa del 60%. Sin embargo, aunque todo parecía normal, otros de los sensores, como el infrarrojo o el escáner de superficie, no detectaban nada. Es como si estuvieran en el vacío.

"Es asombroso", musitó Yue-Jin. "¿No crees, Anya?"

Nadie respondió.

"¿Anya, me oyes?"

El silencio era ensordecedor.

"¿Anya?"

Los sensores no la captaban... aunque, de hecho, tampoco lo captaban a él.

"¿Anya, dónde estás? Si es una broma no tiene ni puta gracia..."

Algo le rozó la pierna. Pegó un salto de la impresión.

"¿Qué diablos...?"

Notó calor en el pecho. Y luego no notó nada... nunca más.

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"Esto es lo último que sabemos: ambos entraron en la cámara hace dos días, y, desde entonces, no hemos vuelto a tener ninguna comunicación con ellos", dijo el coordinador Smith. "Zoe, tú y tu grupo tenéis que ir a Próxima 5 y averiguar qué ha pasado. Por supuesto, es importante encontrar a los dos arqueólogos, aunque vuestra prioridad será recabar toda la información acerca de la cámara."

"Por supuesto", respondió Zoe irónica.

"Partiréis dentro de dos horas, así que avísalos y estad listos para entonces."

"Perfecto, señor. ¿Algo más que necesitemos saber?"

"Nada más. Puedes irte."

Zoe se levantó y salió del despacho. Sospechaba que no le habían dicho todo, pero, por desgracia, ya estaba acostumbrada a este tipo de cosas. Pasó por el salón donde la esperaban los miembros de su equipo: Dmitri Kirilenko, Henke Bauer y Lola Herrera. Les informó de su misión, y, tras asegurarse de que lo habían entendido todo, se pasó por la Fábrica, el lugar donde los agentes de LL&L podían encontrar cualquier tipo de equipamiento que necesitasen en sus misiones. Escogió un par de artilugios y se fue a su cuarto - todo agente de LL&L tenía sus propias dependencias dentro de la sede, por si tuviera necesidad de usarlas en cualquier momento. Se tumbó en la cama y cerró los ojos. Este iba a ser la prueba de fuego de su nuevo equipo... esperaba que ninguno saliese escaldado... para la mayoría era su primera excursión interplanetaria... ojalá no hubiera sorpresas...

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"Ya es la hora", dijo Zoe.

Los cuatro estaban frente a la Warp Chamber que llevaba a Próxima 5. Se habían equipado con un pequeño generador de atmósfera, que se llevaba como si fuera un anillo, que les permitiría respirar y sobrevivir en el planeta.

Zoe abrió la puerta de la WC, y uno a uno atravesaron el portal. Zoe cerró la puerta tras de si.

Se encontraban en el lugar de destino. Frente a ellos estaba el templo badoon.

Llegó el momento de la verdad.

Entraron en el templo. Los escáners no mostraban nada anormal. La puerta a la sala central seguía abierta, pero la oscuridad era absoluta, no dejando ver nada.

"Bueno... adelante", instó Zoe. "Preparaos para cualquier cosa."

Los cuatro atravesaron la puerta...

CONTINUARA

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WARP CHAMBER

¡Hola a todos!

Bueno, por fin llegamos al tercer número... que no sé cómo me las arreglo que no hago más que retrasarme...

En fin, espero que os guste, aunque sea solo un poquito... intentaré no tardar tanto la próxima vez... más que nada porque en este número no pasa nada, parece que lo haya escrito Ellis para la línea Ultimate...

¡MarvelTópicos saludos!

-- Carlos

 
 
   
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