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Landau, Luckman & Lake. ¿Quienes son? ¿Qué quieren? ¿Por qué deberíamos temerlos?
 
LL&L

LL&L #5 de 12
Oscuridad
Guión: Correia

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Zoe Culloden se las había visto en todo tipo de situaciones en los años que llevaba trabajando como expedidora para LL&L, la firma de abogados multidimensional. Había sido compañera de Lobezno. Había asistido a la derrota de Onslaught. Había viajado a mundos alienígenas. Había perdido amigos. Había matado...

Lo de hoy no la había pillado desprevenida, aunque sí la había sorprendido. Tras entrar con su equipo en un templo badoon de Próxima-5 (el quinto planeta del sistema triple formado por Alfa Centauri A, B y Próxima, el sistema solar más cercano a la Tierra), habían quedado absorbidos por una oscuridad absoluta. Sus linternas de luz coherente no alumbraban más de unos centímetros a su alrededor, y las llamas que generaba Helke tenían el mismo efecto.

Era una oscuridad densa, que, además, había vuelto locos a los sensores. Tras encontrar el casco de los arqueólogos que buscaban, y ver en la grabación que habían sido atacados por eslizoides, los sensores se habían vuelto locos. En un instante, pasaron de detectar decenas de contactos en las proximidades, a no detectar nada. La entrada desapareció ante sus ojos. Estaban perdidos, e incomunicados.

Lola Herrera era la que estaba más asustada. La joven cubana, de memoria fotográfica, era la que tenía menos experiencia del grupo. Recién reclutada por Zoe, era su primera misión de campo. Zoe no se la habría llevado si hubiera sospechado que había peligro. En teoría, ver qué había pasado con dos científicos en un planeta deshabitado era algo relativamente sencillo para el tipo de asuntos a los que solían enfrentarse. "Le servirá de aclimatación", pensó Zoe en su momento... No sabía cuán equivocada estaba...

Dmitri Kirilenko, por su parte, a lo que no estaba acostumbrado era a no saber dónde estaba. Su poder impedía que fuera detectado por aparatos electrónicos, o que se le viera por visión periférica, si no se le miraba directamente. El que ahora fuese él quien no viese nada le resultaba... turbador.

Helke Bauer, la piroquinética, era la más tranquila, al menos en apariencia. Estuvo casada con Zoe, y fue su compañera, hasta que una misión salió mal y acabó encarcelada. Ya se las había visto en situaciones similares con anterioridad. Mantenía una pequeña llama encendida en todo momento, presta a lanzarla al primer signo de amenaza.

Los cuatro mantenían el contacto visual en todo momento. Al desaparecer la entrada, desaparecieron todas las referencias visuales y sensoriales. Zoe no se atrevía a moverse.

"¿Qué hacemos, jefa?", le preguntó Helke. "No podemos seguir así eternamente."

"Lo sé", le contestó. "Tenemos que averiguar cómo salir de aquí, o cómo deshacernos de esta oscuridad."

"Es como la energía de Capa, pero no tiene su textura", comentó Lola. "La materia oscura que controlan seres como Apagón, Estrella Oscura, Capa o Mortaja tiene densidad, y es maleable. Ésta es... oscuridad. Absorbe la luz, pero no tiene sustancia discernible."

"Bien, Google-Girl", le espetó Dmitri. "Eso no nos sirve para salir de aquí."

"Sirve para saber dónde no estamos", le cortó Zoe. "De la dimensión oscura sabemos salir, de hecho LL&L tiene allí una WC. La cosa es averiguar ahora dónde estamos. ¿Alguna idea, Lola?"

La chica no contestó. Zoe se giró hacia donde estaba, pero no había nadie. Sólo oscuridad.

"¿Lola? ¡Helke, estaba a tu lado!"

"Yo no he notado nada", dijo sorprendida la alemana. "Hace un instante estaba aquí, y ahora... ¡Dmitri tampoco está!"

"¡Mierda!", gritó Zoe, girándose. "Helke, dame la mano, rápido."

Pero Helke tampoco estaba ya.

Y Zoe se encontró sola en la oscuridad.

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Lola sintió un roce en su brazo, y perdió el conocimiento.

Cuando lo recuperó, estaba en un escenario gigeriano. Colgaba bocabajo, de un techo orgánico pululante, del que surgían tentáculos que la rodeaban y mantenían inmóvil, crucificada, con los brazos totalmente fijos, separados del cuerpo, y las piernas ligeramente separadas.

Intentó moverse, pero le fue imposible. Uno de los tentáculos le había lacerado la espalda, penetrando en su cuerpo y afectando a su médula.

Quiso gritar, pero su garganta tampoco le respondió.

Respiró hondo, intentando tranquilizarse. Recordó las charlas que le había dado Zoe. Más calmada, echó un vistazo a su alrededor.

Supuso que estaba en el interior de un acanti, las ballenas espaciales que los eslizoides subyugaron para convertir en sus naves. Las descripciones que había leído sobre las mismas coincidían con lo que veía. No sentía movimiento, ni falta de gravedad, pero estas criaturas eran tan grandes que generaban en su interior su propio campo gravitatorio.

No veía a nadie, ni a sus compañeros, ni a los eslizoides que la habrían capturado.

De repente, cayó en la cuenta de que había luz. Le resultó extraño que el interior del ser estuviera iluminado, más tras pasar de la oscuridad absoluta anterior. Se fijó en las paredes. Parecían recubiertas de un liquen fluorescente, que generaba una luz ambiente que, aunque entre penumbras, permitía ver perfectamente. Supuso que la oscuridad anterior tendría un origen análogo, y que algún tipo de alga absorbía la luz en el habitáculo anterior...

El espacio en que se encontraba era amplio. Hasta la pared que tenía frente a ella, en la que se notaban las formas de los huesos del animal, había más de diez metros. No se veían aberturas por la que la hubieran entrado.

Oyó un ruido. La pared frente a ella se abrió, y de ella salió expulsado Dmitri. Al igual que ella, estaba rodeado por tentáculos, que lo transportaron por la estancia hasta colgarlo a su lado. Estaba inconsciente, totalmente inmóvil.

Un nuevo ruido, y otros tentáculos aparecieron transportando a Helke, y colgándola al lado de Dmitri. Ya estaban tres. ¿Cuánto tardarían en traer a Zoe?

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Interludio 1.

En un lujoso despacho, tres hombres trajeados charlan animadamente, sentados en unos cómodos sillones.

- Sr. Landau, ¿cómo va la investigación en Próxima-5?

- Bien, bien, Sr. Luckman. Uno de los equipos está en estos momentos investigando las ruinas. Esperamos un informe en un par de días.

- Perfecto. Sabe que tengo un especial interés en esa zona.

- Lo sé, Sr. Luckman. Sr. Lake, ¿qué sabemos de Neo Avalon?

- Las negociaciones para abrir una oficina en esa zona avanzan con dificultad, pero espero que en un par de semanas a lo sumo podamos tener ya nuestra propia WC en esa zona.

- Nos sería muy útil. Es un mercado con un potencial enorme, y deberíamos ocuparlo antes que nuestros competidores.

- Así será, Sr. Landau... Sr. Luckman, ¿se encuentra usted bien?

El Sr. Luckman, un hombre de unos 55 años, con el pelo canoso y vestido de Armani, tenía los ojos cerrados, mostrando señales de concentración.

- Hay alguien aquí...

Los otros dos se pusieron de pie de un salto. El Sr. Lake hizo un gesto con la mano, y una onda de energía atravesó toda la habitación, abriendo un agujero en el espacio, a través del cual se veía...

- ¡Vigilantes!-, exclamó el Sr. Lake.

A través del agujero se veía una pareja de Vigilantes uno de ellos hablaba mientras el otro escuchaba ávidamente.

- Lo siento, Uatu, pero nuestras oficinas están vetadas a vuestra raza-, dijo el Sr. Landau, quien, haciendo un gesto, cerró la ventana que había abierto su colega. El retroceso sacudió el consejo de los Vigilantes, tumbando a uno de ellos.

- Deberíamos revisar la seguridad. No queremos que nadie se entere de lo que hacemos, ¿verdad?-, dijo el Sr. Lake, con una sonrisa en su rostro.

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El tiempo pasaba. Lola no sabía cuánto llevaban ahí colgados. Dmitri había despertado también, y, al igual que ella, no podía moverse ni hablar. Helke seguía inconsciente.

Nuevamente volvió a abrirse la pared, y los tentáculos trajeron a Zoe. "La que faltaba", pensó Lola con resignación, mientras veía cómo su jefa era depositada junto a ellos, y los tentáculos se volvían a retirar.

"¿Y ahora qué?", se preguntó, pasando la mirada de Zoe a Dmitri, y de vuelta a su compañera...

... que, en ese instante, le sonrió.

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Interludio 2.

Quimera miraba entre asombrada y asustada el lugar en el que se encontraba. Estaba en el último nanosegundo del Universo, el instante previo al Big Crunch. Ese instante, congelado gracias a los sistemas de salto temporal y dimensional de su traje, que podrían fallar en cualquier momento, haciendo que el tiempo volviese a su cauce, y acabar desintegrada, desaparecida, implosionada.

Tras fracasar en su intento de asesinar al mutante Lobezno, con el arnés temporal averiado, escapó a donde pudo... que resultó ser este lugar, este momento... ahora, pensaba que morir a manos de las garras de adamantium del canadiense hubiera sido más sencillo.

A su lado, el mutante conocido como Polvete, que en este momento ocupaba el cuerpo de una rata, estaba a punto de perder la cabeza. Todo esto era demasiado para él. Y el cuerpo que ocupaba se estaba consumiendo... sólo veía una solución, absorber a la mujer y luego intentar escapar...

Decidido a dar el paso, se abalanzó sobre la pirata interdimensional... para verse congelado en pleno vuelo por una energía desconocida.

Quimera se giró y vio a Polvete paralizado en el aire, a escasos centímetros de ella. Se acercó a la rata, y le tiró del rabo, anulando el campo de éxtasis que la rodeaba y que lo había detenido.

"Ratita mala, ratita mala. ¿Acaso querías desayunarme?", le preguntó.

"Quimera, hija, ¿cómo estás?", preguntó una voz tras ella.

Volvió a girarse, sin soltar a Polvete, al que mantenía colgado por la cola, y frente a ella estaba el Sr. Luckman, mostrando una amplia sonrisa, aun vestido de Armani.

"¿Me permites?", continuó, cogiendo a Polvete. "Chico, tú no deberías estar aquí", le dijo, lanzándolo tras él. La rata desapareció1

"Y bien, hija, ¿cómo estás? Y lo más importante, ¿qué hago contigo?"

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Lola se había quedado boquiabierta al ver cómo Zoe le sonreía. Ni ella ni Dmitri eran capaces de hacer ningún movimiento, ni ningún gesto. ¿Por qué Zoe sí?

Y entonces, sin previo aviso, Zoe desapareció. En su lugar había una mosca que se alejó de los tentáculos hasta posarse frente a Lola... y volvió a transformarse, en este caso en un skrull.

"Hola, Lola. Lamento darte así la noticia, pero no soy Zoe. Me llamo Tr'lt. Soy, como puedes ver, un skrull. Y llevo siendo Zoe desde hace un par de meses."

CONTINUARA

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1.- Si quieres saber qué ha sido de Polvete, deberías echarle un vistazo a los primeros números de los Vengadores MarvelTópicos...

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WARP CHAMBER

Vuelvo a esta maxi, que desde el 2005 no toco, a ver si voy cerrando cosas que tengo abiertas. Continúa la aventura con los eslizoides, y avanzamos otras tramas... ¡Espero que os guste!

Tenía un correo pendiente, de Ben Reilly:

"¿Si te digo que odio al puñetero Nido?"

Pues mala suerte, jejeje.

"El primer interludio de Quimera me ha parecido bastante interesante y bastante bien contado, veremos como sigue."

¿Se nota que no lo escribí yo? Eran escenas de Serandel, que reutilicé para esta serie.

"El segundo interludio... te juro que no tengo ni puñetera idea de que estás hablando, no me he enterado de nada... excepto del final."

Igual, es un interludio escrito por otra persona, que poco a poco verás integrado en la trama.

"Y como siempre, el número se hace cortoooooo".

Si digo que es para ser más regular no cuela, ¿verdad?

Nos vemos... antes de lo que pensáis.

 
 
   
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