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El Universo Marvel es un lugar amplio, por el que se mueven muchos héroes y villanos, y en el que las aventuras se suceden sin parar. Aquí os ofreceremos algunas de ellas...
 
Marvel Fanfare

MARVEL FANFARE VOL. 2 #17
El Poder II
La morgue

Guión: Carlos Correia

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El cuerpo de Martha reposaba en la morgue del hospital Monte Sinai, adonde había sido trasladado tras decretar el fiscal el levantamiento. No constaba entre sus datos ninguna persona de contacto en caso de accidente, y de momento no se había logrado averiguar si tenía algún pariente. Los representantes de Roxxon tampoco tenían ningún dato en sus archivos, pues aparentemente vivía sola, no tenía pareja y sus únicos amigos eran los compañeros de oficina.

Así pues, y hasta que se encontrara - si se encontraba - alguien que se hiciera cargo de sus restos, tendría que pasar una temporada en la cámara frigorífica del hospital.

Shawna Wright-Jones era la encargada de la morgue del turno de mañana. Era un trabajo bastante tranquilo - los de dentro no podían salir, y los de fuera no querían entrar -, así que lo habitual era que pasara la mañana colgada al teléfono o leyendo revistas. Excepto cuando venían de alguna funeraria a recoger algún cuerpo, o tenían que reconocer algún John Doe1, no tenía que levantarse de su mesa para nada.

Pero esta mañana no era una mañana normal.

Shawna cortó apresuradamente la animada conversación que mantenía con su madre cuando los vio aparecer al otro lado del pasillo. Eran dos hombres, vestidos con un traje negro que los delataba como agentes del FBI2. Si no fuera por el color de sus cabellos - uno era moreno y el otro pelirrojo -, hubiera dicho que eran clones: mismas facciones, con mandíbula cuadrada y nariz achatada, prácticamente misma estatura - cercana al metro ochenta - y complexión - bastante fornida, notándose a través de los trajes un físico musculado.

"¿Sí?", preguntó Shawna cuando llegaron junto a ella. "¿Qué querían?"

"Somos el agente Smith y el agente Thorne, de la NSA3", respondió el moreno, Smith, enseñando la placa que los identificaba como agentes de dicha agencia. "Venimos por el caso de la muerte de Martha Torres."

"Ah, sí. Pobre chica", dijo, con un cierto tono de lástima en su voz. "Pero creía que era un suicidio."

"Es un asunto de seguridad nacional, señorita...", cortó Smith.

"Wright. Shawna Wright-Jones."

"Como le decía, señorita Wright, es un asunto de seguridad nacional. Me temo que no puedo decirle nada más."

"Lo entiendo. ¿Qué necesitan?"

"Tenemos que examinar el cuerpo de la señorita Torres."

"Oh."

"¿Hay algún problema?", preguntó Thorne.

"No. Bueno, sí. Necesito una orden para eso. La policía dijo..."

"Señorita", volvió a cortar Thorne. Como le he dicho esto es cuestión de seguridad nacional. No podemos perder tiempo. La vida de mucha gente puede depender de esto."

Shawna consideró un momento la situación. No sabía si podía dejarlos pasar, pero se arriesgaba a que se le cayera el pelo como no lo hiciera... Finalmente tomó una decisión.

"De acuerdo. Síganme."

Entraron los tres en la morgue. Shawna revisó una planilla en la que venían listados los nombres de los ocupantes de las cámaras, y abrió la de Martha, sacando la bandeja sobre la que estaba su cadáver, tapado por una sábana blanca.

"Aquí la tienen."

Smith y Thorne se dirigieron hacia el cadáver, retirando la sábana que lo cubría. Ambos se intercambiaron una mirada de sorpresa al verla.

"Señorita, ¿dónde están las pertenencias? La ropa, objetos personales, etc.", preguntó Smith.

"Oh, pues están archivadas. Los cuerpos los guardamos siempre desnudos."

"Necesitamos esas pertenencias."

"De acuerdo, ahora mismo se las traigo."

Shawna salió de la morgue, dejando a los dos agentes solos.

Smith sacó una pequeña navaja de un bolsillo, y, cogiendo el brazo izquierdo de la fallecida, le practicó una incisión en la parte superior de su mano. Separó la piel y carne con la hoja, hasta encontrar lo que buscaba: un pequeño chip, que extrajo cuidadosamente y metió en una pequeña bolsita que le había entregado su compañero. Limpió la hoja con un pañuelo y volvió a guardarla en su bolsillo, mientras Thorne colocaba el brazo en su sitio y lo cubría con la sábana.

Shawna volvió minutos después, con una caja de cartón entre sus brazos.

"Aquí está todo. Ropa, cartera, bolso... excepto la pistola, claro, que se la quedó la policía."

"Perfecto", dijo Smith. "¿Dónde podemos echarle un vistazo?"

Shawna dejó la caja sobre una camilla y se apartó. Los dos agentes se acercaron, y comenzaron a rebuscar.

"No está", dijo finalmente Thorne.

"Maldita sea."

"¿Qué pasa?", preguntó Shawna.

"¿Alguien ha venido a ver a la señorita Torres antes que nosotros?"

"No. Que yo sepa, sólo el vigilante que la encontró y la policía han estado con el cadáver antes de que llegara aquí."

"¡El vigilante!", exclamó Smith. "Ha debido ser él."

"¿Me pueden explicar qué pasa?", preguntó de nuevo Shawna, que empezaba a pensar si no debería haberles impedido entrar.

"Señorita, ha sido usted de gran ayuda", le respondió Smith. "Es una pena que no podamos dejarla contárselo a nadie..."

"¿Qué?"

Como única respuesta, y con un rápido movimiento, Thorne sujetó la cabeza de la enfermera con sus grandes manos, y, de un giro, le rompió el cuello. Shawna cayó al suelo muerta.

Sin mediar palabra, la levantaron entre los dos y la pusieron encima del cuerpo de Torres, tapando a ambas con la sábana y cerrando la cámara.

Los dos agentes abandonaron la morgue, dejándolo todo como si no hubiesen estado allí nunca.

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Jack se levantó, aun desorientado por el extraño sueño que acababa de tener4. El teléfono sonaba en el salón, insistente, acrecentando el dolor de cabeza que le martilleaba la cabeza. Entró en la habitación, vestido solo con el pantalón del pijama, y descolgó el auricular. Antes de que pudiera decir nada, una voz de mujer le habló desde el otro lado de la línea.

"Jack, agáchate. Al suelo"

"¿Qué? ¿Quién es?", preguntó, aturdido, Jack.

"¡AL SUELO! ¡AHORA!", gritó la voz desde el otro lado del teléfono.

Instintivamente Jack obedeció, tumbándose en el suelo... justo en el momento en que una ráfaga de fuego procedente de un arma de asalto, una metralleta o un subfusil, pasó por encima de su cabeza, destrozando el mobiliario que encontró a su caso. Jack, con las manos tapándose la cabeza para evitar el estruendo, y sosteniendo aun el auricular del manos libres apretado junto a su oreja, acababa de despertar de golpe. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Seguía soñando? No se iba a arriesgar a comprobarlo levantándose, eso lo tenía claro.

La voz volvió a hablarle al otro lado del teléfono, que, sorprendentemente, no había perdido la línea.

"Jack... en cuanto paren, sal corriendo del piso y sube a la azotea. Allí encontrarás ayuda."

Jack no dudó en ningún momento de la voz - ¡como para hacerlo! - y, giró su cuerpo en dirección a la puerta. Los disparos continuaban, pero no podrían durar mucho más. Tenían que estar disparando desde el otro lado de la calle, pensó, con unas gafas de visión nocturna, dado que su casa estaba completamente a oscuras...

Una idea cruzó su mente. A su lado tenía el interruptor de una lámpara de pie, que, al estar pegada a la puerta de su habitación, no se había visto afectada por los disparos. De un manotazo, la encendió. Los disparos pararon, quizás, pensó Jack, su atacante había quedado cegado momentáneamente por el resplandor, o quizás fuese casualidad. No esperó a comprobarlo, y salió corriendo a la puerta, la abrió lo más rápido que pudo y salió al descansillo, cerrándola tras él, justo cuando volvían a resonar los disparos.

Sus vecinos de rellano estaban allí, con cara de pánico, mirándolo, sorprendidos y asustados. Jack los gritó que salieran del edificio, que estaban en peligro, y salió corriendo al tejado. Eran sólo tres pisos, así que en un momento se plantó junto a la puerta que daba acceso al mismo... y en ese instante cayó en la cuenta que no tenía la llave para abrirla...

Se apoyó contra ella, dispuesto a echarla abajo, y la puerta se abrió de golpe, cayéndose Jack de boca al suelo. Se levantó, algo magullado, y no daba crédito a lo que veían sus ojos. En su azotea había un coche. Un Ferrari - Berlinetta, si no se equivocaba - rojo.

Se incorporó, y se acercó al coche. De su interior surgió la misma voz de mujer que le había llamado por teléfono.

"Sube al coche, Jack, antes de que lleguen", le instó la voz.

Jack abrió la puerta. El coche estaba vacío. Se sentó en el asiento del copiloto sintiéndose un poco ridículo, preguntándose cómo había llegado ese coche a su azotea... cuando, de repente, se accionaron los cerrojos de las puertas y Jack sintió un tirón en la boca del estómago...

El coche acababa de despegar.

CONTINUARÁ

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1.- John Doe y Jane Doe son los nombres que se les dan a los cadáveres no identificados en los Estados Unidos.

2.- FBI: Oficina Federal de Investigación.

3.- NSA: Agencia Nacional de Seguridad.

4.- Como se vio en el número anterior

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CORREO MARVELTOPICO

¡Buenas a todos!

Segunda parte de esta historia... espero que os intrigue, al menos, cómo avanza la historia... son números cortos, como suelen ser todos los míos, pero intento mantener la tensión... además, es la única forma que tengo de sacar algo...

Tomás nos ha dejado un mensaje en Facebook: "Hmmmm.... Varias cosas. Interesante cambio de estilo en la narración, jefe. Muy logrado. Y la historia... pinta bien, yo quiero más..."

El estilo es más currado, sí... porque originalmente esto iba para novela, aunque se quedó en el camino y decidí integrarlo en MarvelTopia... verás como va bajando el nivel poco a poco, jejeje

En fin, nos vemos en el próximo número, un mes de estos.

¡MarvelTópicos saludos!

Correia

 
 
   
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