Mandy y Rachel: camareras de la cafetería Sonata, donde suelen después de clase. Una rubia y una morena, son ya parte del grupo.
Halloween.
Fiesta estúpida. Siempre he odiado disfrazarme. No sé por qué, la idea de
hacer el idiota en público nunca me ha gustado especialmente. Supongo que
será un defecto de fábrica...
Esta noche he quedado con Donna. Vamos a una fiesta de disfraces en casa de
Luke, el novio de Aly. Y me tengo que disfrazar, pero no puedo usar el
disfraz de Batman que tenía previsto. Alguien podría reconocerme, ya que lo
usé cuando llevé a Donna al hospital tras su intento de
suicidio.
Así que tras mucho pensar voy a ir de demonio. Por suerte, quedaba uno en la
tienda de disfraces, el típico demonio rojo con rabo y cuernos... bueno, al
menos no se me notarán tanto los michelines como el año pasado. He perdido
cinco kilos desde que descubrí que era mutante. El entrenamiento que hago en
la playa para perfeccionar mis poderes parece que sirve para algo...
"Joss, teléfono"
Mi padre ya está pegando voces para avisarme... espero que al menos se haya
acordado de tapar el auricular...
Bajo las escaleras hasta el salón. Joder, a ver si compramos ya un teléfono
inalámbrico. Odio tener que hablar delante de toda mi familia. Se quedan
esperando, como si no tuvieran nada mejor que hacer... Este verano me cogeré
un trabajo a tiempo parcial. Me tengo que comprar un móvil...
"¿Quién es?"
"Soy Donna. ¿A qué hora vas a venir a recogerme?"
"¿Te parece bien a las siete? Mi padre me deja el coche, así que tardaremos
poco."
"Vale, perfecto. Hasta luego, cari."
"Hasta luego."
Cuelgo. Seguro que estoy colorado como un tomate. ¿Por qué narices me
ruborizaré cada vez que hablo con una chica? Y encima toda mi familia
mirándome... luego dicen que por qué no traigo más a Donna a casa...
Las horas pasan tranquilas. Veo un rato la tele, esquivo lo mejor que puedo
las preguntas de mi madre sobre cuándo volveré, quién más estará en la
fiesta y ese tipo de cosas, y a las seis me preparo para disfrazarme. Ahora
viene la gran pregunta. ¿Me llevo el uniforme? Júbilo no hace más que
decirme que siempre lo lleve, que nunca se sabe cuándo lo necesitaré, pero
me resulta incómodo. Vale, de acuerdo, el traje es una chulada, es decir,
está aislado térmicamente, se ajusta a tu cuerpo como un guante, gracias a
que está hecho de algo llamado "moléculas inestables", está blindado, y lo
puedes guardar en cualquier sitio, porque no ocupa apenas nada. Pero aun así
no me siento cómodo... bueno, será mejor que lo lleve. Para lo que ocupa,
más vale prevenir. Y en la mochila en la que llevo la ropa normal hay sitio
de sobra.
En el fondo me alegro que Júbilo me mandara el traje. El que me dejó, el
uniforme rojo, era demasiado... no sé... rojo. Este es negro, con una franja
azul, y una capucha que me cubre por completo la cabeza, de modo que sea
bastante más difícil que alguien me reconozca.
Además, ¿quién iba a relacionar a un chico de diecisiete años con un
"superhéroe", suponiendo que se me pueda considerar como tal? Sólo Aly sabe
de mis poderes, ni siquiera se lo he dicho a Donna, ni a mis padres. Me da
miedo que no lo entiendan, o ponerles en peligro. En fin, será mejor que me
quite esas tonterías de la cabeza...
Me pongo el estúpido disfraz de demonio, pero me niego a pintarrajearme de
rojo. Ya es bastante malo ir con cola y cuernos por la vida, como para
encima llevar la cara roja. Además, seguramente acabaré con un color rojo
natural mucho más intenso del que conseguiría con la pintura...
"¡Déjame que te haga una foto! ¡Estás tan gracioso!"
Mi madre. Como todas las madres, considera gracioso ver cómo sus hijos son
humillados públicamente. Supongo que viene con el cargo. Se convierten en
madres y se les altera la mente, de tal modo que se dedican a vestir a las
pobres criaturas con los trajes más ridículos que pueden encontrar, los
ponen peinados estúpidos y, si les da la vena, les ponen los nombres más
horteras que conozcan...
"Déjame, que llego tarde."
Me escabullo lo más rápido que puedo, cojo las llaves del coche y salgo por
la puerta, aunque
creo que sin poder evitar la foto... mierda, tendré que destruir las
pruebas...
Me monto en el coche... que genial. Es la primera vez que mi padre me deja
el coche para ir a
una fiesta. Por suerte, las leyes de este estado no me obligan a llevarlo de
carabina... porque
si no, vaya coñazo. Imagínate tener que llevar a tu padre al lado cuando
llevas a tu novia a
una fiesta...
Llego a casa de Donna enseguida. Vivimos muy cerca uno del otro.
"Hola, Joss. ¿Te gusta mi disfraz?"
"uauh"
Me quedo sin aliento. Donna está preciosa. El traje de Batgirl no es
"correcto", como diría Peter, pero, jooooder. La capa y la máscara son las
del personaje, pero debajo solo lleva un top negro, con el logo del
murciélago, y una pequeña minifalda, también negra. Unos largos guantes y
botas por encima de la rodilla completan el disfraz. Une eso a su
espectacular forma física, y creo que mi decisión de no acostarme con ella
me va a ser más difícil de cumplir de lo que ya era.
"Tu también estás muy guapo, diablillo mío..."
Se monta en el coche y nos besamos, y tengo que poner toda mi fuerza de
voluntad para no tumbar el asiento...
"¿Nos vamos?"
"Si, claro", me contesta, colocándose la máscara.
Paramos cuatro manzanas después para recoger a Peter, mi mejor amigo. Como
no podía ser de otra forma, va disfrazado de superhéroe (si no me equivoco,
es Quasar, o algo así, uno de sus favoritos, del que nunca hubiera oído
hablar si no fuera porque cada vez que voy a su casa me obliga a ver todos
los recortes que tiene sobre él). Tiene una pinta horrible, pues es tan
delgado que el traje le queda grande por todos lados. Aunque lo peor es la
peluca rubia que lleva, puesta encima de su rizado pelo negro... Por Dios,
que no me dé la risa...
La casa de Luke está en la playa, a cinco kilómetros al sur de Santa Ana. Es
un caserón antiguo, de esos que salen en las pelis de miedo. Está en lo alto
de un acantilado, y sólo se llega a él por una pequeña carretera, por la que
sólo cabe un coche. La casa la acababa de comprar su padre, uno de esos
informáticos ricos que tanto abundan, y se la había dado a Luke al cumplir
los 19. Nunca entenderé por qué trabaja en el taller de su tío como
mecánico, teniendo la pasta que tiene. En fin, supongo que será de esas
raras personas a las que les gusta estar todo el día manchados de grasa...
Llegamos. Hay pocos coches en la entrada. Aparte de nosotros, creo que sólo
venían Mandy y Rachel, las camareras del Sonata, el novio de Rachel, y unos
amigos de Luke, además de Aly y el dueño, claro. En total, menos de veinte
personas.
"¡Hola, Joss! ¡Qué pinta tienes!"
Alyssa Douglas. Mi mejor amiga. Y la persona que creo es mi alma gemela. Y
de la que creo que estoy enamorado. Va disfrazada de vampiresa, con la piel
aun más blanca de lo normal y un poco de pintura roja en el cuello. Esta
preciosa, como siempre.
Quizás os preguntéis por qué salgo con Donna si estoy enamorado de Aly.
Bien, hay varias posibilidades. La primera es porque soy un cabrón y quiero
aprovecharme de Donna, que está buenísima y quiere llegar hasta el final
conmigo. La segunda es porque no quiero quedarme sin nada, y no la dejaré
hasta que tenga algo seguro con Aly. Y la tercera es porque en realidad
estoy indeciso y quizás las quiera a las dos. Podéis elegir la que queráis,
creo que ni yo mismo estoy seguro de cuál es la correcta.
"Tú también tienes una pinta rara, Aly."
"¡Hola, Donna! ¿Qué tal estás?"
"Bien, gracias. ¿Ha llegado ya todo el mundo?"
"Sí, pasad al salón. Hola, Peter."
"Hola", le contesta, mirando al suelo, como cada vez que le habla una chica.
Entramos. La casa es enorme. Tiene dos plantas, ático y sótano. Y unos 100
metros cuadrados por planta. La decoración es totalmente barroca. No sé
quién construiría la casa, pero vaya gusto que tenía, joder...
"Hola, J.C. Hola, Donna. Estás preciosa, niña."
"Hola, Luke."
"Pasad, hay comida y bebida en el salón. Ya conocéis a todos, ¿verdad?"
"Sí, claro. Hola a todos."
Cogemos un par de cervezas. Sí, ya lo sé, se supone que somos menores de
edad y no deberíamos beber, pero, vamos, todo el mundo lo hace... Además,
como pasamos aquí la noche (aún no sé cómo han aceptado nuestros padres), no
me tengo que preocupar por conducir después.
La fiesta transcurre con normalidad. Peter se emborracha enseguida, y Luke
lo manda a su cuarto tras reírse un rato de él. Los demás lo llevamos con
más calma, pero tras unas cuantas horas de comer, beber y bailar, estamos
cansados, y nos vamos a dormir. El gracioso de Luke nos ha dado una sola
habitación a Donna y a mi, y, por supuesto, con una única cama. A ver cómo
me aguanto ahora...
"¿Vienes a la cama?"
"Sí, claro, Donna", digo, mientras me quito el disfraz de demonio. Ella está
echada en la cama, en ropa interior. Dios, es preciosa. Me pongo los
pantalones del pijama y me tumbo a su lado. Me besa en la mejilla, la oreja,
los labios. Le devuelvo el beso, y le paso el brazo por la espalda,
acercándola hacia mi. Me sigue besando, mientras acaricio su pelo. Al final,
no puedo aguantar más, y le quito el sujetador, dejando al aire sus
perfectos pechos. Ella me mira, como esperando una confirmación, asegurarse
de que esta vez sí, esta vez llegaríamos hasta el final. Como única
respuesta, la vuelvo a besar.
Quizás fuera el alcohol. Quizás fuera el disfraz. Fuera por lo que fuera,
esa noche perdimos nuestra virginidad. Y fue maravilloso.
Donna se durmió sobre mi hombro, abrazada a mi. A mi me cuesta dormir. Tanta
excitación, el haber faltado a la promesa que me había hecho... El caso es
que, con cuidado, me levanté, y fui al servicio. Me estaba lavando un poco
la cara, cuando oigo un fuerte ruido en la planta baja. Me pongo la
camiseta, echo un vistazo a Donna, que sigue completamente dormida, y salgo
de la habitación.
El pasillo está completamente a oscuras. Hay una luz rojiza en la planta
baja. Que raro. Todos se fueron a acostar hace horas. Bajo con cuidado. El
brillo sale de la puerta que da al sótano. Pego el oído, a ver si se oye
algo. Hay una especie de cántico. Abro despacio, y no me puedo creer lo que
veo: son dos hombres que no conozco de nada. No sé como habrán entrado aquí.
Están vestidos con una especie de túnicas negras, y parecen estar rezando.
Entre ellos hay un círculo rojo, con una estrella de cinco puntas, y velas
negras en cada una de ellas.
No necesito mucha imaginación para saber qué están haciendo. Es una
invocación. Y mis sospechas se confirman cuando una gran bola de fuego sale
del círculo, y de ella un ser horrendo, que no puede ser más que un demonio.
Rojo, enorme, con rabo y cuernos, patas de cabra... Sí, definitivamente es
un demonio.
"Escúchame y obedéceme, ser de los avernos", dijo uno de los hombres. "Te
hemos invocado y nos debes obediencia. Queremos que hagas realidad nuestros
deseos."
"MoRtAl, No SaBeS lO qUe HaS hEcHo. ¿CrEeS qUe Un CíRcUlO iNcOmPlEtO pOdRá
ReTeNeRmE?"
La voz del demonio era gutural, parece que venga de ultratumba... bueno,
creo que de allí viene.
"Por supuesto que sí. No puedes salir del círculo mientras estemos vivos."
"Ah, PeRo NaDiE hA dIcHo QuE vAyAiS a SeGuIr ViVoS mUcHo TiEmPo..."
De repente, una de las mesas del sótano sale volando, y aplasta al primer
hombre. El otro, horrorizado, grita, mientras las patas de una silla le
atraviesan el pecho.
Siento arcadas. Quiero gritar, pero no me atrevo.
El demonio saca un pie fuera del círculo. Luego el otro. Joder, está
fuera... ¿qué hago? ¿Me enfrento a él? Si no lo hago, nos matará a todos.
Pero tengo que ponerme el traje. Vuelo hasta mi habitación, y, con mucho
cuidado, cojo la bolsa. Donna sigue completamente dormida. Espero que no se
despierte, o le tendré que dar muchas explicaciones. Me pongo el traje, y
salgo por la ventana. Las prácticas han servido para algo. Al menos ya puedo
volar sin chocarme con las cosas.
Entro por la puerta trasera. Uno de los amigos de Luke está tirado en el
suelo, totalmente trompa. Atravieso el pasillo, y llego a la puerta del
sótano. El demonio... oh, mierda... creo que se ha comido a esos dos
idiotas... joder... espero no vomitar...
¿Qué hago? ¿Me lanzo sobre él e intento meterlo dentro del círculo, a ver si
se queda allí? ¿O llamo a los Cazafantasmas?
Creo que no tengo más elección. Me elevo en el aire, cierro los ojos y me
lanzo como un obús contra el demonio, empotrándolo contra la pared.
"¿QuIeN oSa AtAcArMe?"
"Yo mismo, bicho feo", le contesto, intentando que no me tiemble la voz al
hablar. "Vuelve por donde has venido o te daré la paliza de tu vida."
"JaJaJaJaJa", su risa hiela la sangre. "CaChOrRo HuMaNo, ¿CrEeS pOdEr
VeNcErMe?"
"Bueno, si no puedo, al menos lo intentaré", le digo, mientras le vuelvo a
golpear con toda mi fuerza.
El bicho ni se inmuta. Joder... ¿y ahora que hago?
Vuelo a su alrededor, lo suficientemente lejos como para que no pueda
alcanzarme con sus zarpas. De repente, una de las mesas me golpea en la
espalda, desequilibrándome, y el demonio me coge con una de sus manos.
Aprieta, dejándome sin aliento. No puedo respirar. Intento hacer palanca con
mis brazos, separar los suyos... me duele la cabeza... y me pican los
dedos... me están brillando...
"¿QuE hAcEs, CaChOrRo? EsO dUeLe..."
De repente, sus manos comienzan a arder... es como si mis manos estuviesen
lanzando rayos o algo... he conseguido liberarme... y él se ha quedado sin
mano.
"PaGaRáS pOr EsTo, HuMaNo. VoY a DiSfRuTaR cOmIeNdO tU mÉdUlA..."
Se lanza hacia mi. He de conseguir volver a lanzar esos rayos... apunto hacia él con las manos, me concentro, y un rayo de luz blanca sale de la punta de mis dedos, atravesando el pecho del demonio... que queda reducido a cenizas.
Caigo al suelo, agotado. Este nuevo poder me ha dejado sin fuerzas... Pero ha merecido la pena. Todo se ha acabado. Parece que los he salvado a todos... bueno, menos a esos dos pobres infelices... ¿Y ahora qué hago? No quedan restos de ellos, no sé quienes eran... y si digo algo, la policia haría muchas preguntas... ya pensaré algo. Estoy demasiado cansado para pensar...
Vuelvo a mi habitación. Donna sigue dormida, plácidamente, sin saber lo cerca que ha estado de morir... Me tumbo a su lado, agotado, y me quedo dormido enseguida...
CONTINUARÁ...
Próximo número: Marvel Kid #5. Es Navidad... ¡y alguien muere!
KIDMAIL!
¡Hola a todos!
Con el retraso habitual en todas las series que escribo, aquí llega un nuevo número de Marvel Kid. Esta vez está ambientado en Halloween, esa fiesta extraña que tanto vemos en las pelis americanas. Y, como no podía ser de otra forma, hay un demonio
Tenemos una carta de Alex, el guionista de, entre otras, Aparecido, esa serie que copia descaradamente de esta, asi que le devuelvo la pelota y he escrito este numero en primera persona, para que aprenda, jejeje. Dice que me escribe sólo porque no hago más que quejarme. Bien, parece que entonces la táctica ha dado resultado, ¿no? Jejeje...
También comenta que no se me ocurra copiar a Sensación de Vivir, aunque si a Al Salir de Clase... bien, como comprenderás, yo he crecido viendo las vidas de Brandon, Kelly, Donna, Brenda, Steve, Valerie, Dylan... no puedo evitarlo, me salen las referencias sin querer.
Eso si, tranquilo, que copiaré mucho más Dawson Crece que cualquier otra serie. Para algo parece cada vez más que sus guionistas copian los argumentos de mi propia vida...
Gracias por decir que la serie es entretenida. Te debo una cena, pero no se lo digas a nadie, jejeje.
Bien, eso es todo. A ver si el próximo número sale para Navidad o así...
MarvelTópicos saludos...
-- Carlos