MOTORISTA FANTASMA VOL. 3 #77
Carnaval I
Guión:
DOB
Portada: Ana María Valera Sánchez
En algún lugar en la costa. 21:00
Él / ella sienten frío. Mucho frío. El / ella
aparecieron hace 2 noches, frente al establo de Mrs. Speck. Una dulce
viejecita que los alimento, los calentó al fuego de su chimenea,
les dio ropa limpia y les dio un sitio donde dormir.
El / ella durmieron toda la noche, soñando con él.
Por la mañana se levantaron temprano. Sonrieron a su lado.
Hablaron a su lado. Comieron a su lado.
Al anochecer comenzó la tormenta, y él / ella ahora
reposan en lo alto del acantilado. Con los dos ojos de la dulce anciana
clavados en sus caras. Que se encuentran abajo, muy abajo, en el fondo
del mar.
Sus manos llenas de sangre. Sangre que corre con la lluvia. Abajo, muy
abajo.
Él / ella, no saben porque lo hicieron. El / ella lloran ahora,
mientras no para de llover.
Sara - se oye tras ella.
Una joven chica rubia con el pelo mojado, vuelve su cabeza muy
rápidamente. Por una cara de bellos rasgos cae la lluvia
fría. El pelo se extiende con el movimiento del aire
¿Po..po. Por que lo he hecho?
- No lo sabes todavía Sara - La voz sale
de una figura alta, que se encuentra a pocos metros de ella, en la que
no se pueden distinguir los rasgos.
No, no ... creo...ella estaba ... allí...sentada...
me miro... no sé... lo hice...sin pensar...no lo entiendo
¿Cómo te encuentras ahora? - volvió
a decir la figura.
Ruge... creo... dentro....esta ahí...mi cabeza...duele.
- Tranquila mi niña, no pasara nada que no
quieras -
Pero me alimentó...me dio manzanas...rojas...como
su sangre....en mis manos ... mira.
Sara muestra sus manos a la figura.
Le di, grito...después cayo....seguía gritando,
oí sus huesos... ¿por qué? No lo entiendo.
- Buscabas algo. Sara, ¿te acuerdas? .
Si...buscaba...la moto, si....su moto... el esta...en
mi cabeza... dentro.. ¿Sabes?.
¿Podré comer manzanas?...eran rojas...buenas...me
gustaban.
-Si, Sara, podrás hacer lo que quieras.-
- Ve ahora con él, Sara.-
- Si ....iré - Sara se levanta, sigue
lloviendo. Por un momento piensa en mirar hacia abajo, al agua. Pero
sigue andando y tras de ella solo quedan rastros de fuego.
- Sr. Ketch - SR. Ketch, despierte.
Danny Ketch, mas conocido por el motorista fantasma, abre los ojos,
acomodándolos poco a poco a la fuerte luz que lo alumbra.
¿Dónde estoy? - dice con una seca voz,
mientras intenta tragar saliva.
¿No lo recuerda?
No. ¿Dónde me encuentro?
No lo recuerda, Tom, dice que no lo recuerda. Una
risa se oye en el fondo
- Abra la boca y trague esto -
¿Que es? dice Danny
- Pastillasparaponersebien - dice un hombre que
viste unas ropas blancas con una placa que pone Ken en el bolsillo de
la camisa.
Danny entonces, quizás por instinto, mira hacia abajo y comprueba
ante su asombro como esta envuelto en una camisa de fuerza.
- ¿Que es esto? - dice mientras intenta que esta
ceda.
- Nada Motorista Fantasma, solo una simple camisa
de fuerza -. Tras el enfermero se oye una nueva risa.
- Nada que Spiderman no pueda resolver - La risa
se torna en carcajada.
¡Que! - exclama mientras intenta reincorporarse.
¿Que decís? ¿Que hago aquí? ¿Por
que me habéis puesto esto? ¿Estoy loco? ¿Es eso?
Pero nadie responde, y después del cerrar de una pesada puerta lo
único que se escucha es una nueva carcajada.
Y el cansancio viene, y los ojos se cierran de nuevo. Y Danny Ketch,
más conocido como el motorista fantasma, duerme de nuevo.
El despacho del jefe medico del centro de salud mental "Constantine
Peek"
Fuma, cigarro tras cigarro. Para ahuyentar al sueño. Para que
paren los gritos. Dentro. Muy dentro de él.
Hoy todavía nadie ha llamado. Hay días en los que no para
de sonar el teléfono. Pero hoy no. Ha mirado el contestador 15
veces, quizás el timbre de llamada se perdiera con los gritos. El
sueño quizás le venció. Pero no hay nada.
Ningún mensaje. mas tarde mirara, tiene que llamar.
Lo mira, una y otra vez. Quiere que se encienda. La luz, como hace
días. Pero no ocurre, por mas que intenta abrir mas los ojos.,
nadie llama.
Lleva dos días allí, sin moverse de su habitación,
esperando la llamada, desde que llego aquel tipo que gritaba como los
demás su nombre. Soy el motorista fantasma. Soy el motorista.
Gritaba el loco. Mi nombre es Danny Ketch, debéis de reconocerme.
Gritaba, mordió a un guardia la mano y arranco dos de sus dedos.
Se agitaba como muchos antes que él. Lo apalearon como a muchos
otros. Son mierda, él lo sabe.
Hay desde 3 castigadores, hasta 3 que se creen el capitán
América. Pero no, aquí no hay héroes. Solo
alimañas, desperdicios de la sociedad, frutos del mundo
civilizado.
Mira de nuevo el contestador. Quizás entre sus pensamientos el
teléfono sonó. Pero no.
Ahora siente rabia. Quiere matarlo, romper todos los huesos de su
cuerpo. Pero perderá la llamada. No quiere, no debe.
Después ira a por él.
- Sr. Ketch, usted esta ya muerto - dice mientras escucha
de nuevo el contestador.
La lluvia cae punzante. Pero los altos faroles iluminan su camino.
Sara se encuentra ante un cartel que pone Centro de salud mental "Constantine
Peek"
- Hola, quien esta ahí - un guarda de seguridad con una linterna
ilumina la cara de Sara.
Sara se encuentra mojada, con un vestido corto negro muy ajustado que le
marca una perfecta figura, su pelo rubio mojado cae por su pecho
llegándole hasta los pechos.
El rimmel de unos ojos recién pintados, que ahora recorren sus
pómulos dejando sucos negros por toda su tez.
Un bolso pequeño y negro del que sobresale una pequeña
manzana mordida. Todo esto es observado por el guardia. Que en un tono
amable le pregunta:
¿Que hace usted aquí? ¿Se ha perdido?
- Te... tengo. frío - dice Sara con una débil voz.
El guardia mira hacia un lado y después hacia el otro. Apaga su
linterna y dice:
Ven, yo te llevare a un sitio donde estarás caliente.
- Gra..cias - dice Sara
- No hay de que - dice el guardia mientras introduce la linterna dentro
de sus pantalones.
Danny - se oye la voz.
Las paredes son acolchadas, pero parecen partirle la espalda. Se
encuentra mal. Nauseas. Muchas.
La medicación lo consume, intenta escuchar, le
parece haber oído un nombre. Danny, quizás el suyo.
Pero antes lo llamaron Motorista. Esta confuso. Las nauseas, de nuevo.
Es el suelo, el ambiente, el rosa que lo rodea. Lo marea. Y las arcadas
vienen, y con ellas el vómito.
Danny, ¿puedes oírme? - se oye de nuevo.
Es su nombre. Debe de serlo. Danny, se llama Danny.
- ¿Que quieres? - dice mientras escupe babas al suelo.
- Danny, soy yo, el Capitán América
-
- ¿El capitán que?
Si, soy yo, el capitán América, se quedaron
mi escudo los muy cabrones, no quieren devolvérmelo. Vale dinero
sabes. Se quieren hacer ricos a mi costa. Cabrones, me lo dio la bruja
Escarlata, sabes, el día del bautizo de mi hijo. Hijos de Puta
-
- ¿ Y que quieres de mí?
- Quiero avisarte, vienen a matarte. Los jodidos nazis. Han
poseído al caraculo del jefe medico. Los jodidos nazis. Hijos de
Puta, si yo tuviera mi escudo -
Danny escucha muerte, pero no puede moverse, la medicación le
marea, lo debilita. No puede levantarse.
- No, capi, los nazis no son. Son los jodidos charlies. Esos
putos amarillos. Quieren matar a Danny, y después a todos nosotros.
Porque ostentamos el único espíritu americano.
- No, Frank, los he visto, son los nazis, los huelo.
Y sé de que hablo. Yo solo quiero tener mi escudo otra vez -
grita desconsoladamente
- Jodidos charlies, se llevaron a mi mujer con ellos,
los putos amarillos - Frank se unió a los gritos de su compañero
de celda.
Danny, escucha los gritos y los lamentos. Que se mezclan con las risas
del exterior. Risas endemoniadas que hacen eco en toda la
habitación. Como si estas se hubieran introducido dentro de su
cabeza. Hasta que él grita también:
- Callaros - grita Danny
Pero nadie calla, y siguen los lamentos, los gritos, y las endemoniadas
carcajadas. Y Danny los acompaña, uniéndose a la locura.
El despacho del jefe medico
Los gritos han empezado de nuevo, no le dejan escuchar el
teléfono. Le duele tanto la cabeza.
Fuma, cigarros tras cigarro, apagando colilla tras colillas. Los gritos
le atrapan y corre hacia un estante donde hay un paquete de pastillas
rojas, que de tres en tres introduce en su boca.
Su rostro suda, aunque hace frío. Su cuerpo tiembla, aunque esta
tranquilo. Y lo escucha, no dentro de su cabeza sino en el exterior, el
teléfono suena.
- Doctor Mann al habla -
- Hazlo - se oye por el auricular. - Mátalo -
El doctor calla.
- Esta debajo de tu mesa, en una caja -
El doctor Mann cuelga el teléfono y durante unos segundos se
queda quieto, sin apenas respirar. Toca su frente y con un
pañuelo blanco seca el sudor. En un momento de aplomo, se coloca
en cuclillas, mira debajo de la mesa, y la ve. Tal y como le
habían anunciado EL doctor coge el gran paquete y después
de tirar al suelo todas sus notas, lo coloca encima de la vacía
mesa, justo al lado del teléfono
Una Caja de madera, que cuidadosamente abre.
Y allí la ve, ante él. Una escopeta recortada
de dos cañones. Una escopeta que antes había pertenecido
a Johnny Blaze.
Y al posarla sobre sus manos, notó un frío como nunca en
su vida había sentido.
CORREO AL OTRO LADO
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tanto para bien como para mal, escríbeme (nraven@teleline.es).
Tu misiva será contestada en el siguiente numero.
No esperarías que pusiera Fantasmales saludos.
¿verdad?