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PORTADA
Cuando se derrama sangre inocente, Danny Ketch se transforma en el Espiritu de la Venganza. Ahora, conspiraciones infernales amenazan con cambiar irrevocablemente al Motorista Fantasma... y al mundo.
 
Motorista Fantasma vol. 3

MOTORISTA FANTASMA VOL. 3 #87
Venganza Metálica III
Guión: DOB

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PORTADA: Danny Ketch es el suelo, sentado, con una gran oscuridad rodeándole. Enfrente de él, una figura con las manos abiertas y extendidas, que despide un gran brillo, en las manos de esta última figura unas largas uñas afiladas crecen de sus dedos. No se puede apreciar en la silueta iluminada ningún rasgo.

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Belle,

Une rose qui a joue son role

Mon Miroir,

Mon clef d'or

Mon cheval

Et mon gant sont les cinq secrets de ma puissance

Je voulais livrer

Il vous suffira de mettre ce gant

A votre main droite

Il vous transportera ou vous desirez l'etre

ALL NIGHT LONG - Peter Murphy

Las sirenas se escuchaban por toda la calle. La policía había acordonado la calle donde residía el Bar " La guarida". Cientos de efectivos policiales rodeaban la estancia, armados y perpetrados tras los coches. La gente chillaba y cientos de flashes de cámaras iluminaban las paredes.

Numerosos testigos habían escuchado gritos de ayuda y de dolor. Pronto se habían presentado los periodistas, que agazapados, comunicaban la noticia en televisiones y emisoras de radio. Alguien había entrado y había realizado una masacre con todos los que se encontraban en el bar.

- Un mutante, debe de haber sido un mutante - comentaban

Sea quien fuera el que había realizado la matanza, todavía se hallaba allí dentro.

A alguien se le había ocurrido la brillante idea de llamar a algún grupo de super-héroes, pero los Vengadores estaban en una misión y Factor -X por alguna extraña razón, comunicaba.

Quizás por la misma extraña razón por la que ninguno de los héroes de la ciudad estaba en ese momento en casa, fuera a parar Roger Aubrey mas conocido por el Poderoso Destructor, por la zona. Quizás tan extraño, como que en ese momento estuviera buscando alguna oportunidad para retornar a la actividad, después de haber sido - por decirlo de alguna manera- un héroe de los años cuarenta, que colaboró algunas veces con los míticos Invasores. Las sirenas y las luces rojas y azules que inundaban la zona, le había llamado la atención. Por eso, con la gente tan distraída como estaba, nadie pudo verlo cambiarse en un callejón.

-Hola capitán ¿está a cargo de la operación? - Roger, ya vestido preguntaba al hombre que portaba el "megáfono" y que daba un ultimátum, a quien se hallaba detrás de la matanza.

-¿quién es usted?- preguntó el capitán al ver a Destructor.

-Soy el Destructor- dijo Roger clavando sus ojos sobre su interlocutor.

El policía se quedó en silencio.

- El Poderoso Destructor - repitió Aubrey con mas ímpetu

El policía movió la cabeza de un lado al otro, sin saber que decir.

- He batallado muchas veces al lado de los Invasores - Intentó que sonara lo más épico que pudo.

El capitán miró de arriba abajo al supuesto héroe.

- Ah, los invasores - Una sonrisa apareció en la cara del policía. - ¿Qué es, un nuevo grupo?

Después de que el policía le explicara la situación, la entrada de Destructor en el lugar del crimen no se hizo esperar.

La gente, al ver que se aproximaba a la entrada de "la guarida" empezó a vitorearlo. Eso despertó su Ego y lo animó mas en su empresa. Desde aquellos tiempos en los que era alguien, no recordaba la emoción que se podía sentir en una situación así. Algunas cosas no habían cambiado con el paso de los años.

Cuando había entrado, fuera todavía se oían los gritos. Dentro, en cambio, no se oía nada. Solo había sangre y vísceras por todos los sitios. Matones de la mafia - por los trajes adinerados y las pistolas- unos, desnucados, otros, simplemente parecían atravesados por algo o alguien muy duro y muy fuerte.

Destructor miro hacia toda la estancia, la situación de todo parecía extrañamente un cuadro surrealista -por las caras de los muertos, como si hubieran pasado un miedo terrible - y por la sangre que surcaba las paredes en pinceladas aguadas - igual que la acuarela-

Allí dentro solo se escuchaban sus pasos, eso y un extraño goteo que parecía proceder de un reservado que había escaleras arriba.

Uno a uno fue subiendo los peldaños, y con cada pisada, su miedo aumentaba. Una vez arriba, y con el intenso goteo incrustado en su mente, solo una puerta lo separaba de --tal vez - su enemigo, el responsable de la escena "dantesca" que acontecía un piso mas abajo.

- Roger, tranquilo, eres un veterano, piensa solo en eso. O en la gente que te admira ahí fuera. Abre la puerta ya, y terminemos con esto cuanto antes - comentaba para así evitar la presencia del miedo

Gota.

Gota.

Gota.

Una patada abrió la puerta del reservado. Y quizás le podrían haber entrado ganas de vomitar. Aunque no le dio tiempo. Por un momento creyó ver a alguien conocido por él1

- ¡Tu! - Exclamó cuando vio al Motorista Fantasma

Y solo hizo eso, exclamar.

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Fuera la gente seguía gritando. Los mismo flashes de cámara de fotos. Los mismos policías agazapados tras sus coches. A un lado, procedentes de Harlem, aclamaban a El Halcón. Gritos que requerían su presencia. En el otro lado, alguien llamaba a Daredevil.

Junta un crimen -cuando más morboso mejor - la policía, la prensa y unos cuantos mirones, y tendrás a la sociedad americana en su mayor apogeo.

Los gritos pararon de golpe. Los policías comenzaron a temblar. Los flashes incrementaron su número. Todo al romperse una de las paredes como el corcho y atravesarla el Destructor.

Describió una línea recta imaginaria. Una línea imaginaria que todos siguieron, aun con el riesgo de romperse el cuello, hasta que se estrelló contra el edificio frente al bar.

No hubo sangre en el impacto. Sin contar claro, la que tenia en la boca. Frente a toda la muchedumbre yacía Destructor en el suelo, inmóvil. Un murmullo se escuchó entonces - ¿ha muerto? -

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Oscuridad, Oscuridad y silencio. Así empiezan las cosas.

Destructor abrió los ojos, ante él tenia al capitán de la policía

-¿Se encuentra bien? - Le preguntó.

-Estoy bien - pensó - Debo de tener un par de costillas rotas, por no decir nada del dolor de cabeza y las nauseas, pero estoy bien.

-Estoy bien- Destructor habló por fin

-Se ha ido por allí- El policía señaló hacia la calle principal

-¿Quién? - Destructor estaba todavía conmocionado

-El monstruo- El policía miró fijamente a Destructor

Destructor se levantó lentamente. Unos cuantos huesos crujieron

La noche lucia negra en el cielo. Un millar de estrellas relucía en lo alto. Destructor miró a la gente y después hacia el lugar que le habían indicado; por donde había escapado El Motorista Fantasma. Había oído hablar de él. Uno de los buenos, que por lo que veía, había cruzado la línea. La gente al verlo de pie, rompió el silencio y comenzó de nuevo a vitorearlo. Esto lo alegró y le dio coraje.

Cuando Destructor partió, una estrella que millones de años atrás había explotado, dejó vació un hueco en el cielo.

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Pedro "el puro" caminaba de un lado a otro muy nervioso, recorriendo círculos imaginarios, en lo que era una lujosa oficina en el centro de Nueva York. Fumaba un habano - tragándose el humo - y refunfuñía, blasfemando -unas veces - y otras simplemente nombrando a Ramón Gracia. Lo hacía desde que había visto el último informativo de la noche, donde habían comunicado un altercado en un bar llamado "la guarida" donde había perecido -entre otras personas -el blanco de su enfado. Lo más malo de esto era que la persona - por llamarlo de alguna forma - que lo había asesinado -junto al resto de los clientes de "la guarida" que habían estado allí esa noche - era el mismísimo Motorista Fantasma. O por lo menos eso decían en las noticias

Unos golpes se oyeron tras la puerta de su oficina, la base de operaciones de la banda. Alguien llamaba a la puerta.

- Pasa - Pedro se intentó calmar y se sentó tras su mesa. Bajó la intensidad de la luz y colocó la mano en el revolver que yacía en el fondo de unos de los cajones que tenía a su lado.

La puerta se abrió. Un hombre corpulento con una amplia coleta entró en la habitación. Era su guardaespaldas personal.

-¿qué quieres?- preguntó en un tono casi amenazante. Asió con mas fuerza el revolver.

-Está abajo - dijo el matón con voz temblorosa

-¿Quien? - Una gota de sudor le recorrió la frente.

-Él - repitió con el mismo tono y el mismo temblor en su voz.

-Él, ¿quién? - la voz de Pedro subió de tono

-El demonio de la tele - sentenció

Las piernas comenzaron a temblarle, pero intentó serenarse

-Pues venga, ya sabéis....así que con un par de huevos - Ramón se recostó en el cómodo sillón de negro terciopelo.

No pareció lo suficientemente convincente. No hay nada lo suficientemente importante como para morir por ello. Y menos un cabrón de jefe. Así por lo menos lo entendieron los que intentaron huir -cosa que no hicieron, una cadena puede ser muy larga - Aunque, a favor de Ramón " el puro" hay que decir que algunos plantaron cara ante el demonio - que así lo llamaban - aunque no por ello su suerte fue menos desfavorable. Todos acabaron muertos.

Ramón, se fue, progresivamente, poniendo, más y más nervioso. Igual de progresivamente que los gritos de dolor y desconcierto se acercaban a su puerta. Para huevos los de él - eso pensaba - Y en vez de perder el control - como la mayoría haría - se recostó en el sillón, encendió un puro y colocó la pistola encima de la mesa. Así esperó al Motorista Fantasma.

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A Destructor no le fue difícil seguir el rastro del Espíritu de la Venganza. Nada mas había que ver la cara de la gente asustada. Aunque no por ello menos amable. Las personas a su paso parecían clones, todas hacían lo mismo: levantaban el brazo y decían - por allí -

Después de un buen trecho recorrido, llegó a la puerta de un alto edificio. ¿Cómo supo que allí se encontraba? No fue difícil a juzgar por los dos muertos en la puerta ni por el hombre que, en el momento de llegar, saltaba de unos de los últimos pisos -

No se paró a comprobar pulsos, ni a pedir ayuda. Debía parar aquello y tenia que ser rápido. Si hasta allí había llegado el Motorista, era porque algo o a alguien buscaba. Como también sabia que nada podría pararlo, hasta encontrar al objetivo por el que había venido hasta ese lugar. Bueno, tal vez él. Con un poco de suerte, claro. Aunque no conocía mucho de su oponente, sabia que era bastante fuerte, y no creía que aquel rostro calavérico fuera una mascara. ¿Mágico? Dios, como odiaba la magia.

Miró a lo alto, en ese momento, solo el último piso tenia las luces encendidas. Así que no esperó mas y entró corriendo por las puertas. La escena no era tan sangrienta como la del bar, pero se notaba que alguna de las personas había opuesto resistencia. Matones, por lo que veía. Pero fuera este un cubil de la mafia o de alguna organización criminal, no por ello debía de ser mas compasivo con "El cara de fuego" sobretodo viendo los rostros de los muertos que poblaban el primer piso. Había matado, lo demás poco o nada importaba.

Y fueron esas mismas caras las que se encontró a lo largo de los 12 pisos. Habían pasado mucho miedo, de eso no había la menor duda. Ya, cuando llegó al piso trece, escuchó un disparo, al que lo acompañó un grito. Se puso en alerta.

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Ramón sorbía pequeñas caladas de su puro, intentando no pensar si iban a ser las últimas. ¿Por qué no podía parar el temblor de sus piernas? A través de la puerta, podía observar como una figura bastante alta, se acercaba a la entrada de la estancia donde se encontraba. Su fiel guardaespaldas, se interponía a su paso - uff - se quejó al escuchar un disparo y un tremendo grito.

- bueno, ya sólo quedo yo - comentó intentado insuflarse un poco de valor.

En ese momento. la luz, tras la puerta, se apagó. Solo se vieron unas llamas, donde tendría que haber estado una cabeza. Y ahí, todo su aplomo cayó al suelo - junto al puro - Si hubiera sido creyente, hubiera rezado en ese momento. Aunque lo único - y estupido- que pudo decir fue:

--¿Quién está ahí? -

Fue penoso, patético. Tan penoso como notar su orín, bajar por la pierna. Se estaba meando del miedo.

Se aferró al revolver con fuerza., sus manos temblaban. La puerta se abrió muy lentamente, escuchándose el típico sonido de una puerta mal engrasada.

-¡Dios! - Exclamó olvidándose de su ateísmo. Era un demonio, sin duda alguna.

Las luces comenzaron a fluctuar. Un silencio sepulcral se hizo en el despacho de Ramón, que fue roto por dos disparos. "El puro" hizo blanco pero no sonrió, aquel demonio ni se había inmutado. Ni aun habiéndole dado en el corazón. Aquellas dos balas habían atravesado al demonio -estaba seguro- pero ni siquiera había agujereado aquella vestimenta de motero, o por lo menos, si lo había hecho, a efectos parecía lo contrario ¿cómo era posible? Ni siquiera un poco de sangre. No era humano, estaba seguro. Pero lo que más miedo le dio, mas siquiera de que un ser con un cráneo de fuego estuviera en su despacho, con claras intenciones de acabar con su vida, fue lo que vio detrás de él: Un Ricky Ronnie sonriente. Aquel hombre que días atrás había asesinado en un almacén

En ese momento, si no bastaba la presencia del demonio para confirmarlo, supo que iba a morir. Y no hizo otra cosa que comenzar a llorar.

Las luces terminaron su cometido. Se apagaron. Y en ese momento, solo vio llamas y escuchó el volteo de una cadena de plata.

-No puedes hacerlo - se escuchó una voz

- ¿un milagro?- pensó Ramón con un atisbo de esperanza.

Las luces se encendieron por arte de magia, en el despacho del mafioso. Allí, ahora, se encontraban tres personas. Él -era bueno estar vivo todavía- el demonio y su milagro. Alguien que parecía ser uno de esos superseres que poblaban el mundo. Y aunque no lo reconoció, se sintió inmensamente feliz ante su figura.

Destructor había atrapado la cadena con su mano derecha.

-Te has dado cuenta de lo que has hecho ¿eran personas.....? - Roger - pensó - cambia el discurso suenas a viejo, Aunque pensándolo bien. Eres un viejo - No puedes hacerlo - rectificó - No lo permitiré - finalizó.

Cuando se dio cuenta, estaba 5 metros más lejos de donde recordaba haber estado un segundo antes. Encima de unas mesas caídas y al lado de lo que parecía ser un brazo humano. Parecía, pues estaba amputado por dos sitios diferentes, sugiriendo mas un trozo de carne envuelto en una tela negra, que otra cosa.

-Te lo he advertido - se levantó enérgicamente - Corrió hacia su presa.

El Espíritu de la venganza alertado por un posible peligro, se volvió rápidamente y comenzó a blandir su cadena al viento. Destructor cogió fuertemente una mesa y la lanzó contra el Motorista Fantasma. La cadena, como provista de vida e influenciada por el peligro, destrozó la mesa, haciéndola añicos.

Destructor, con cada paso que daba, lanzaba una nueva mesa - de las muchas que había en el mobiliario de la oficina - Todas las destrozaba la cadena.

-Bien - dijo Destructor - veremos lo que me hace la cadena, estando yo preparado -

Destructor corrió muy rápidamente hacia el Motorista. Éste lanzó su cadena. Con un rápido movimiento la atrapó en el aire y tiró de ella. El motorista "comió" suelo

Destructor tensó todos sus músculos. - Como ves, cuando estoy preparado, no tienes nada que hacer contra mí -

Demasiado pretencioso - pensó para sus adentros

Ante su asombro, y nunca mejor dicho, la cadena, pareció de repente cobrar vida propia, y en un rápido movimiento de ésta, sin darse casi ni cuenta, se vio rodeado su brazo y su cuello por ella. Gritó de dolor. Se le acababa de desencajar el hombro.

El motorista, ya de pie, comenzó a zarandear la cadena y con ello a Destructor. Su cuerpo fue chocando rápidamente de pared a pared. Hasta que su resistencia llegó al limite y se desmayó del dolor.

La cadena se replegó. El Motorista se volvió hacia el objetivo de su venganza. Ramón seguía viendo a Ricky Ronnie sonriendo tras el Espíritu de la Venganza.

-Te daré dinero, mujeres, drogas, una isla. Pide lo que quieras pero no me mates - Había llegado la hora de morir. Lo supo.

El motorista clavó sus calavéricos ojos sobre su víctima, extendió su mano y la desplegó. En ella aparecieron unas uñas. El espíritu de Ricky Roonie clavó los ojos sobre Ramón y esperó. Las uñas, tras una luz, desaparecieron de la palma de la mano del M.F., apareciendo a la misma vez, en sus esqueléticas manos, unas huesudas uñas de una punta muy afilada. Ramón comenzó a temblar y a incrementar su llanto. El Espíritu de la Venganza, sin inmutarse, dejó la cadena en el suelo En ese momento, después de un tímido fluctuar, las luces se apagaron de nuevo. Nadie vivo escuchó los gritos.

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EPÍLOGO

EL INTERIOR DEL ESPÍRITU DE LA VENGANZA

La oscuridad lo llenaba todo. Danny Ketch había contemplado atónito todo lo que había acontecido en esos dos días. ¿En que se había convertido el Motorista Fantasma? ¿Tenia él la culpa? ¿Por qué no podía recordar ni la mitad de las cosas? Recordaba el manicomio, y antes que eso, el viaje al plano de las Manifestaciones. ¿Qué había ocurrido entre esas dos escenas? Parecía como si desde la aparición en el infierno, había estado drogado. Todo era como un sueño, peor, había sido una pesadilla. ¿Cómo El Motorista Fantasma, un ser creado para proteger al inocente, se había transformado en una terrible amenaza para todo ser que se cruzara a su paso? Aquella venganza, que había culminado ¿era justificada? Todas esas muertes que había dejado a su paso, los gritos, los ruegos ¿Por qué? ¿Cómo había sido capaz de hacer aquello? Él era el portador del Espíritu de la venganza y como tal, el máximo responsable de todo lo que había ocurrido. ¿Por qué? ¿Por qué?

- Tranquilízate, Daniel - se escuchó a su lado.

-Tú eres el culpable de todo lo que ha pasado - gritó Danny Ketch

- Si lo soy. Pero no por ello eres menos disculpable. Tú, en parte, por no decir casi completamente, eres el culpable de todo. La lastima es que no lo recuerdes.

-¿Quién eres? Muéstrate de una vez - gritó de nuevo Ketch

- Para qué. ¿Que quieres, que sea todavía peor tu estancia aquí dentro? -

-Muéstrate. Te digo que te muestres. Muéstrate de una maldita vez - Ketch parecía enfurecido, a punto de explotar

- Bien si así lo quieres. Así será -

Una luz se hizo en la oscuridad.

- No. Tu no. Dios mío, que he hecho... - La cara de Danny cambió de repente.

-No, por favor, no tiene que estar pasando esto - Danny comenzó a sollozar - No puede estar pasando...No -

La oscuridad volvió de nuevo, lapidaria y fatal, y Danny quedó sollozando y hablando solo, preguntándose una y otra vez:

¿Por qué?

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1.- Se refiere a Cráneo Ardiente, otro héroe de los años 40 que colaboró con los Invasores, que tenia un aspecto similar al Motorista Fantasma.

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CORREO AL OTRO LADO

La siguiente carta es de Rocket, el guionista de Alpha Flight. Que se lo está currando mucho y seguro que le haría ilusión de que le escribieras una carta. Muy recomendable. Además, creo que ahora ha recuperado la esperada continuidad en la aparición de números.

Hola, DOB.

Acabo de leerme tus siete primeros números y, como prometí, aquí tienes una carta para el correo.

Antes de nada, quiero decir que nunca había leído nada del Motorista Fantasma, así que ésta es mi primera aproximación al personaje, ¿o debería decir personajes?, porque por lo que veo el Motorista son dos: Johnny y Danny, ¿verdad?

Bueno, en teoría solo es uno: Danny Ketch. Lo que pasa es que a falta de uno, en esta serie, hasta que se diga lo contrario, son tres. El citado Ketch. Johnny Blaze y Sara.

La historia no me ha dejado indiferente, al contrario, me ha parecido diferente al resto y de una calidad bastante alta. Es un tipo de historia oscura, compleja, con una atmósfera opresiva en algunas partes (especialmente las escenas de Constantine Peek y el hombre del gancho) que me ha gustado mucho.

Mi trama preferida ha sido la de Sincara y Sandy, con un final impactante. Aprecio especialmente esta manera de resolver la trama, pues la otra opción, que los dos vivieran felices, resultaría poco creíble.

Tienes razón, muy poco creíbles. En próximos números sabrás mas de estos personajes. Aun después de muertos van a dar mucha guerra.

Y ahora vamos con las preguntas:

- ¿Se dejara ver el Castigador por estas páginas?

Como habrás visto, lo hemos tenido en dos episodios. Uno en su confrontación con El Motorista, y la otra recordando lo que ocurrió antes de su amnesia y después de cerrar la serie.

¿Cómo se transmite el poder del Motorista Fantasma de una persona a otra? (no sé como pasó el poder de Johnny a Danny, ¿o acaso lo poseen los dos?).

El primer Motorista Fantasma fue Johnny Blaze, que se convirtió gracias a un pacto que hizo con Mefisto, con la condición de que éste salvara a su padre de un cáncer. Mefisto aceptó pero a la semana el padre de Blaze murió. Por lo tanto Blaze quedó con la maldición de portar un demonio esclavizado por Mefisto, Zarathos - no confundirlo con un espiritu de la venganza- y con su padre muerto.

Danny Ketch, en cambio se convirtió en el segundo Motorista Fantasma al tocar una extraña motocicleta mientras su hermana, Barbara, se estaba muriendo ¿?

Aquí hay que hacer una aclaración y es que Daniel Ketch y Johnny Blaze son hermanos. Por lo tanto el Espíritu de la Venganza solo lo podría poseer la familia, supuestamente, claro. Digo esto, porque también un segundo Espíritu de la Venganza posee a un tal Michael Badilino, que es también conocido como Venganza. Aunque ahora se halla en el infierno de Corazón Oscuro. Pero ya es bastante casualidad que dos Espíritus de la venganza posean a dos miembros de la familia ¿No crees?

Y basándonos en el universo Marveltópico.... deberás esperar un par de números para que yo lo cuente, por lo menos, en lo que a mi respecta.

Además, en una pequeña introducción en el siguiente línea argumental explicare como fue y con es ahora, un poco mas extensamente de lo que aquí lo hago, pero, mas que nada, centrándome en lo que es mi serie. Lo mismo que haré en el siguiente numero, el 88 con Blaze y Sara. Paciencia. Y eso va por todos.

Saludos,

Israel López Fernández (también conocido como Rocket)

Guionista de Alpha Flight

Gracias Rocket por la carta.

Un saludo a todos, Dob

Si quieres decir algo, lo que sea a: Nraven@teleline.es

 
 
   
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