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En un mundo fascinado por los superhéroes y supervillanos, un periodista humano dedica su carrera a narrar los acontecimientos. Superado por sus experiencias, lucha día a día por conseguir dos cosas: encontrar la verdad y encontrarse a sí mismo. Él es... Neal Conan.
 
Neal Conan

NEAL CONAN #1
Neal Conan I
Guión: Jesús Alonso AKA Cifra2

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PORTADA: Neal Conan, sin soltar su cámara mira hacia el lejano suelo colgado del mismo cable que Kaos, Mariposa Mental, Madelyne Pryor y el resto de la Patrulla X.

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Cuando la llamada llega, no hay manera de ignorarla.

Es algo que Neal Conan aprendió hace mucho tiempo. Por ello, poco le importa el frío de la noche cuando enfundado en su abrigo busca el Seven Eleven1 más cercano a su lujoso apartamento de Manhattan. Sí las cosas le han ido bien en la vida, pero...

Ahí estaba él. Respondiendo a la llamada como un corderito.

Gracias a Dios, había uno realmente cerca... no solía ir a él, porque es donde compraba habitualmente y era más conocido. No, no quería que trascendiera lo de la llamada.

Pero precisamente por ello - y porque su nevera estaba medio vacía - se había decidido a salir aquella noche. La llamada era más fuerte de lo habitual.

Las luces de la tienda, brillantes como el Sol a sus ojos, le cegaron momentáneamente... tardó en enfocar su entorno...

- Buenas noches, Sr. Conan.

Era el Sr. Song. Kim, para los amigos, y él se consideraba un amigo, más que un cliente... aunque no estaba del todo seguro de que el sentimiento fuera mutuo.

- Buenas noches, Kim... te tengo dicho que me tutees...

- Y yo le tengo dicho que no puedo tutear a los clientes - respondió sonriendo amablemente - porque si lo hago con uno, debo hacerlo con todos.

Neal Conan le sonrió... todos los días el mismo diálogo entre ellos... se había convertido en una especie de tradición. Malditas tradiciones orientales.

Casi se le escapa una carcajada.

- ¿Se encuentra bien, Sr. Conan?

- No, no me encuentro bien, Sr. Song. Pero tengo que hacer la compra...

- Podría haber llamado... mi hijo podría haberle llevado a su casa...

- ¿Y perderme hablar con Vd., Sr. Song?

Ambos rieron. Neal Conan cogió una cesta y se dirigió hacia las estanterías, sacando la lista de la compra del bolsillo. Miró la primera línea.

Café.

Dios, bendita droga que lo mantenía despierto.

Llegó a la estantería del café, y comenzó a mirar la oferta. En grano, molido, soluble, descafeinado, capuchino... hasta la deliciosa mezcla de cacao y café que tomaba en los desayunos. Bingo. A la cesta.

Pero le llamó la atención el café... su mente de pronto viajó al pasado... no hace mucho tiempo. Tomaba un café en Wetchester... y tuvo una de las mayores sorpresas de su vida.

- ¿Neal?

- Dios mío...

No podía ser... los vio morir... A LOS DOS. A Tormenta la había reconocido en el acto... El otro no podía ser otro que Lobezno2.

- Cálmate, Neal... mantengamos la discreción...

- Tormenta, Lobezno...

- Ororo y Logan... son nuestros nombres...

- ¿Cómo...?

- ¿Te acuerdas de Roma? Ella nos recreó. No era necesario que siguiésemos muertos... sólo necesitaba nuestras almas puntualmente.

Neal notó como le comenzaba a temblar el brazo. Igual que cuando se los encontró en aquel café de carretera. En la cesta, el bote de cacao + café rebotó como en un terremoto. Era la llamada, otra vez. Y no había tiempo para los recuerdos.

Pero seguían allí. Punzantes, hirientes.

Miró el segundo artículo de la lista. Leche.

Claro. No podía tomar el desayuno sin leche. El calcio es bueno para los huesos. Aún recordaba cómo su madre surfrió por la osteoporosis... cómo su cadera crujió delante suya al caer por las escaleras. Recordaba perfectamente cómo fue el sonido.

Piensaenotracosa, piensaenotracosa.

Se acercó decidido a la nevera de los lácteos. Abrió la puerta.

- ¿Qué demonios?¡Me compraré un helado!

Y entonces sucedió.

Al abrir la puerta, el aire frío le golpeó en la cara, y se vio transportado mentalmente a Dallas, hacía unos años.

El día en que cambió su vida3.

Recordó como el cielo se acercaba y cómo él se elevaba más y más. Cómo un poco antes había agarrado su cámara como si su vida dependiera de ello... y cómo en aquel momento se aferraba a un cable porque su vida DEPENDÍA de ello.

(vive con ello, Neal)

(sobrevive a esto)

Ascendía y ascendía... había mirado hacia arriba... ahí estaban los mutantes, sin temor aparente. Madelyne Pryor, una simple humana, le había confesado antes que sí, que tenía miedo... ¿pero acaso él no estaba aterrorizado?

Habían sobrevivido a tantas cosas en tan poco tiempo... daba gracias a que Manoli, su compañera de las noticias, no estuviera allí con él. No iban a sobrevivir... ¿cómo iban a poder hacerlo?

Y estaba Leanne... su mujer. Y sus hijos.

NO.

Volvió a la realidad. Al presente.

(no fue culpa tuya, ¿verdad?)

La jodida leche a la cesta. ¿Qué helado cogía?

El sucio y deprimente presente.

Chocolate, Limón, Vainilla... Venga... uno de Avellana. El preferido de Liz.

- Papá, quiero más.

Ahí estaba otro recuerdo. Liz, con diez años, nunca tenía suficiente helado. Comenzaba a tener algo de sobrepeso, y ésa era una causa habitual de discusión entre Leanne y él.

- Claro, cariño... aquí tienes.

- Neal, la estás malcriando.

- No quiero hablar del tema otra vez, Leanne.

Y allí estaban, tras una opípara comida, discutiendo OTRA VEZ porque la niña comía demasiado.

- Leanne, la niña no está gorda...

- No, Neal, porque cuando tú no estás, lo que es casi siempre, yo le controlo la dieta... y el poco tiempo que estás en casa, vas y la cebas.

Neal sonrió amargamente... con trece años, la niña no paraba de ir de psicólogo en psicólogo para superar un principio de anorexia. Todo un récord de precocidad.

Y la llamada seguía allí. La típica llamada del viejo Jack.

O el recuerdo de su "cumbre" profesional. También seguía allí. El Pulitzer. El jodido premio Pulitzer. Su cumbre. Su ridículo.

Cómo se derrumbó emocionalmente en el discurso de agradecimiento. Cómo se mezclaron sus lágrimas con el tomate y el huevo que aún impregnaba su traje de 1.000 $. "El hombre del año" según la revista Time.

Un Judas para los grupos antimutantes.

El Leni Riefenstahl4 de la televisión, lo apodaban. Propaganda promutante.

Su mujer no lo soportó. No le soportó.

El día que tuvo que salir corriendo de su casa de los suburbios fue el día en que comenzó el principio del fin.

El cóctel Molotov entró por la ventana del salón, mientras dormían plácidamente arriba. Los niños estaban en su cuarto.

Dios, sólo había pasado un mes desde lo de Dallas. ¿Cómo se pudo generar tanto odio contra él en tan poco tiempo?

Mick no sobrevivió a aquello. El pequeño Micky. Apenas tenía seis meses, y era rubio y regordete. Siempre tenía una sonrisa para todos. Aquello no les importó a los adolescentes que incendiaron la casa.

En el juicio, los tres tenían la típica actitud irreverente... a pesar de lo que les decían sus costosos abogados, los tres les dedicaron a él y su mujer continuas provocaciones en miradas repletas de odio. No, no lamentaban haber matado al crío. Sólo había dos cosas que lamentaban (y así se lo dijeron después): que hubiesen sobrevivido y que en este país fuese delito intentar matar a gente de su calaña.

"De mi calaña".

Fue por eso que Tormenta y Lobezno le buscaron. Por eso, porque confiaban en él más allá de toda duda, que le invitaron a visitar la Mansión. Para ver a viejos amigos.

- ¡Pícara!

- Cuidado, Neal... mi piel...

Con cuidado, le dio un abrazo sincero. Le debía la vida. Aunque desde aquel momento se convirtiese en un infierno.

- Neal, sentí lo de...

Neal la calló con un gesto. Era una herida abierta todavía. Una parte de él sabía que nunca se cerraría.

- ¿Dónde están los demás? ¿Madelyne?

- Maddie murió, Neal. Cuando lo de los demonios en Nueva York5.

Neal se sorprendió al ver que no era el único que había tenido una pérdida reciente. También se sorprendió del hecho que Lobezno y Tormenta no se lo hubieran contado el otro día.

- ¿Era hermana de esta chica de Factor X, verdad?

- Sí, podríamos decir que eran... hermanas.

- Me encargaron un reportaje sobre ellos... sobre Factor X, quiero decir... no quise preguntarle. Fue en una época en que traté de hacer como si lo de Dallas no hubiese ocurrido.

Sí, la estrategia de la avestruz. Esconde la cabeza. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Pero era demasiado tarde. Vaya si lo descubrió.

(quiero más helado, papá)

Sí, y Neal también. Nunca tenía suficiente de nada. Más problemas, por ejemplo.

Como el día que no supo mantener la compostura y se acostó con Manoli. Sólo una noche. Suficiente para terminar de cargarse su matrimonio. Y aquel día estuvo a punto de acabar su relación profesional con la otra mitad de su equipo.

Por una tontería... un momento de soledad compartido con una compañera, con una amiga. Así de fácil se derrumba tu vida, sin que puedas hacer nada por evitarlo.

- Así que tú eres Neal Conan.

Júbilo. La mocosa. La conoció el día que Logan y Ororo le llevaron a la Mansión. Habían pasado unos pocos días desde que habían matado en Genosha a uno de los Estudiantes de Xavier... un niño alienígena llamado Warlock6. Otro niño inocente asesinado por el odio antimutante... como su hijo Mick. En un año, ambos habían muerto.

Cada uno tiene formas distintas de enfrentarse a la muerte de un ser querido. Pero Júbilo no tenía precisamente tacto. Júbilo era una la insolencia personificada... era una adolescente.

- Te creerás muy importante, ¿no?

- ¿Qué?

- Lo digo por cómo te forraste con el libro sobre la muerte de la Patrulla...

(para, para, para... tu mente se está colapsando, Neal)

A duras penas, sus recuerdos volvieron a ceder terreno en favor de la realidad.

(cómo te forraste a costa de nuestra sangre, Neal)

Ella NO quiso decir eso. Seguro.

Helado de Avellana. Liz. Júbilo. Podrían ser grandes amigas. Liz también había crecido hasta convertirse en la insolencia personificada.

- Papá, dame dinero... viene Pearl Jam a dar un concierto...

- ¿Quién te va a llevar, Liz?

- ¿Cómo que quién me va a llevar? Querrás decir que con quién voy a ir, ¿no?

- Tienes trece años, Liz. No puedes ir a un concierto sola con los amigos. Que te lleve mamá o su novio... o si quieres te llevo yo...

- Papá, si eres un carroza...

Neal sonrió al recordar el comentario. Un carroza. Recordó cómo fue él quien le hizo la última entrevista a Kurt Cobain. El que cubrió varios Lollapalooza7. El que...

- ... y no tienes ni idea de quienes son Pearl Jam.

Intentó controlar la risa... todavía tenía que hacerlo al recordar la cara de Liz cuando fue él quien la llevó al concierto, cuando exhibió sus pases V.I.P. y se fueron directamente al escenario, cuando Eddie Vedder se le ABRAZÓ, y sobre todo, cuando fue invitado a coger una guitarra y versionearon juntos "Smells like teen spirit", en memoria de Kurt Cobain... dejando que Liz hiciera coros. Cómo llevó la conversación con el grupo, después del concierto, para que Liz se tragase sus palabras, una a una.

- ¿Recordais aquellos grammy cuando los Red Hot Chili Peppers salieron a actuar vestidos de aquella guisa?

Eddie rió al recordar aquello.

- Te costó 100 $ aquello.

- Mereció la pena. En cierto modo, cuando lo aposté con Anthony y Flea8, sabía que iba a perder... pero que iba a ser el mejor momento de la ceremonia.

Los ojos como platos de Liz y su boca abierta como el túnel del Mont Blanc merecieron la pena.

"Carroza yo"

En el presente, a duras penas aguantó la risa. Tan a duras penas que una viejecita que cogía leche le miró con una cierta reprobación.

Neal miró al suelo con un poco de vergüenza. ¡Qué demonios! ¡Que la zurzan! Liz nunca volvió a mirarlo de la misma manera. Sus comienzos como reportero de Rolling Stone le habían abierto las puertas de Hollywood y de las casas discográficas. Dios, las juergas que se había corrido con Guns'N Roses. Aún se acordaba de cómo conoció a Dazzler y a Lila Cheney.

Allison Blaire.

Quién le iba a decir que iba a retransmitir su muerte en directo. En cierto modo, sobre el escenario. Pero luchando a muerte contra un ente.

"El hombre que hizo la última entrevista a Kurt Cobain"

"El hombre que retransmitió en directo la muerte de la Patrulla X"

"Cenizo. Desde luego que eres gafe"

Y ahí estaba la llamada - otra vez - aún más punzante que antes. Cuando el tío Jack llama, es muy difícil decirle que no. Precisamente esos años de abusos fueron los que le condujeron a depender de la llamada.

Por eso su memoria le atacaba. Sus recuerdos reclamaban atención. Pero para eso estaba el tío Jack.

Daniels, Jack Daniels. Él sí que ahogaba sus penas.

Bueno... era hora de responder.

Giró con su cesta... y se dirigió hacia el Sr. Song. Hacia los licores y el alcohol.

- Sr. Song, esto y...

Un momento... se le olvidaba algo.

Papel higiénico. En la otra punta de la tienda.

"Mierda"

- Espere un momento...

Cogió la cesta... esquivó a una madre con su bebé y en un segundo llegó a por el papel higiénico.

- ¡Todo el mundo al suelo!

Neal, en un acto reflejo, se escondió sentado detrás de una columna de paquetes de papel higiénico. A hurtadillas miró lo que pasaba.

Dos chavales jóvenes con una escopeta recortada. Mierda. Y cogiendo a la madre como rehén.

"¿Y ahora, qué?"

Porque a Neal lo que le asaltó no fue la posibilidad de que estuvieran atracando al Sr. Song. A Neal, el "Salman Rushdie" occidental, lo que le aterrorizaba es que estaba seguro de que venían a por él.

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1.- Tienda de 24 Horas.

2.- Este encuentro ocurre después de la saga Proyecto Exterminio. Han pasado un año aproximadamente entre su anterior encuentro (en La Caída de los Mutantes, Uncanny X-Men 225-227 USA) y éste.

3.- La Caída de los Mutantes (UXM 225-227 USA).

4.- Directora alemana de cine, dirigió magistralmente varios filmes para mayor gloria de Adolf Hitler, y por ello fue denostada, como propagandista oficial del nazismo.

5.- En Inferno. Saga que reunió por primera vez a Factor X y a La Patrulla X, aproximadamente por el 242 USA de UXM.

6.- En Proyecto Exterminio... murió en Genosha a manos de Cameron Hodge, en The New Mutants #95 USA.

7.- Macrotour de varios grupos alternativos por todos los U.S.A. Sirvió para lanzar o consagrar a grupos como Green Day, The Smashing Pumpkins...

8.- Anthony Kiedis y Flea... cantante y bajista de los Red Hot Chili Peppers.

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La Sala de Prensa

Bienvenidos a la primera entrega de la serie más experimental de Marveltopía. No es un héroe. No tiene poderes. Es sólo un humano en un mundo peligroso... es Neal Conan.

Surgido de la añoranza por una de las mejores sagas de la Patrulla X, y cimentado por el entusiasmo de Dob (guionista a partir del número 4), la idea de rescatar a este personaje claramente Claremontiano (eso parece una redundancia, XD) fue al principio peregrina, pero poco a poco se fue formando el proyecto que hoy tenéis delante de vosotros.

Si bien es verdad que la asociación entre Dob y un servidor no podía pasar desapercibida, así como la idea de una serie NO SUPERHEROICA encuadrada en Marveltopía era algo arriesgada... además me suponía la oportunidad de entrar directamente en continuidad marveltópica.

Y sí, como he avisado en multitud de ocasiones, ésta va a ser una serie experimental. Tremendamente experimental. Como muestra, el baile temporal de la memoria de Neal Conan en éste número... que por cierto, no es gratuito. Es la mejor forma de cimentar un personaje relativamente nuevo y poco desarrollado.

Y aún así, de todos modos, ésta va a ser una serie marveltópica con todas las consecuencias... incluidos crossovers.

Finalmente, los dos próximos episodios resolverán esta saga, para dar paso al incomparable Dob, que nos presentará otra... y luego VOLVERÉ (je, je, je).

Para cartas a esta colección, dirigiros a cifra2es@yahoo.es, especificando La Sala de Prensa como "asunto". También podeis dirigir vuestras cartas a Dob en su dirección habitual.

Hasta el mes que viene...

Cifra2 / Jesús Alonso

 
 
   
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