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En un mundo fascinado por los superhéroes y supervillanos, un periodista humano dedica su carrera a narrar los acontecimientos. Superado por sus experiencias, lucha día a día por conseguir dos cosas: encontrar la verdad y encontrarse a sí mismo. Él es... Neal Conan.
 
Neal Conan

NEAL CONAN #5
Alicia va a morir mañana II
Guión: DOB

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PORTADA: Un inmenso reloj que llena toda la cubierta. El reloj anuncia las 20:00. Debajo del reloj, un espejo, reflejados en su interior, unos labios carnosos y ensangrentados. Frente al espejo, Neal conan besando los labios reflejados, con una botella de güisqui en la mano. Debajo de todo esto, un suelo negro burbujeante del que parecen salir figuras agonizantes. Encima de la masa oscura, seis vasos de cristal rotos.

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"¿Qué puede ver un muerto?

Flores y un campo verde. A lo lejos, una montaña que se pierde en el cielo. Más arriba, un precioso arco iris.

¿Y si no está muerto?

El logotipo de la CNN en un televisor de madera, que parece a punto de caer de una mesa de cristal. A su lado, yaciendo en el suelo, un cadáver descompuesto donde las moscas han encontrado alimento.

¿Qué piensa entonces de Alicia?

En el fondo de mi sé que la quiero. Su perfume me embriaga. Me gusta observarla cuando lee en la cama. Su pecho hinchándose y deshinchándose mientras duerme. Como me toca, como ríe. Todo en ella.

¿Y?

Alicia morirá mañana."

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FALTAN 7 HORAS PARA QUE MUERA ALICIA

Sirenas.

Escucha sirenas. Alguien le está mirando los ojos con una potente luz, que le anuncia que aun está vivo; su pupila que se contrae y se dilata. Después, los olores y el gusto: olor a una hamburguesa devorada y a una coca cola. Sal en sus labios. Y ahí sabe que no está muerto. Pero la cabeza parece que va a estallarle. Necesita una copa.

Gira la cabeza, como sabiendo que alguien le observa. Pero allí no hay nadie. Solo agua. Agua que fue antes una quinceañera, muerta a manos de un asesino mutante; pulpa, en el suelo sucio, que se expande intentando encontrar un sitio donde esconderse.

La ley.

Policías que rodean toda la hamburguesería Mcdonals. Que investigan, que buscan alguna pista que les haga entender que aquello fue antes una niña.

Enfermeros que suministran oxígeno a madres histéricas. Que lo ayudan a levantarse. A tomar consciencia de que aquello de verdad ha ocurrido. Que ha estado a punto de morir. Y que sin embargo, no ha muerto. Y se lo preguntan: ¿está bien?, ¿está bien?

Ahora debe salir fuera, mas tarde pensara porque no ha muerto. Porque no esta muerto. Y lo sabe aunque nadie puede decírselo.

Se ahoga allí dentro. Se asfixia. Le tiemblan las piernas y casi no puede andar. Está muy débil. Necesita beber. Una copa. Solo eso.

Fuera, en la calle, es observado por el ojo de la opinión publica. Mujeres que han ido de compras. Hombres que no se han afeitado y que huelen a colonia barata. Gente mayor, menor, rica y pobre. Y sus manos tiemblan sin su permiso, mientras alguien escupe a su lado.

No es la primera vez que ha estado dentro de la noticia. Pero es la primera vez que la ve tan clara. En sus ojos. Con el sabor salado en sus labios. Con su cuerpo dolorido y su mente nublada. Entonces, suena el móvil en su chaqueta. ¿Es esa la llamada? Y el reflejo de su cara se pierde con una ambulancia que marcha con dos heridos. Y cae.

Un policía se le acerca e intenta ayudarle. Coger su mano, evitar que caiga. Pero no quiere. No quiere que nadie haga nada por él. Es mas, que nadie haga nada. Que se queden todos quietos. Como figuras de silicona, brillantes y con los labios pintados. Su cabeza parece estallar. Quiere que pare, pero no puede. Quiere que acabe, pero no acaba. Quiere beber. Y ni siquiera pueden sostenerse en pie.

Cae y su teléfono móvil no hace mas que sonar. La llamada. Escucha al lado de él una risa y quiere que Alicia este a su lado. Entonces, cierra los ojos. Por segunda vez en ese día.

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EN UN HOSPITAL A POCAS MANZANAS DEL MACDONALS.

Se despertó dolorido. Pues es eso lo primero que se siente. Un dolor agudo que te despierta. Es la voz de la muerte, que te dice que te espera. Ya habrá tiempo para eso. Todos lo saben.

Abrió los ojos tras el dolor, como quien abre la puerta a un extraño. Estaba en una cama de hospital. A su lado alguien se quejaba de una pierna amputada que no dejaba de sentir.

Intento concentrarse. Apartar los alaridos de dolor que le rodeaban. Se levantó, aun le temblaban las piernas.

Su ropa estaba colgada de una silla.

Se vistió, desoyendo los consejos de un doctor calvo que le ordenaba que guardara cama.

Lo olvidó, como quien olvida su infancia. Y se marchó del hospital ¿Había estado muerto?

¿Quién no le decía que no lo seguía estando?

¿Quién le decía que aquel mundo no reposaba en su mente, que los coches que atronaban la calle, el niño que repartía el periódico y los policías de la esquina que reían, no eran un sueño?

¿Quién le decía que no estaba muerto?

Todo era confuso. El abrigo del sol que lo calentaba. El susurro de la brisa que revolvía su pelo. El murmullo de la ciudad que allí nacía.

Todo era confuso. Y debía averiguar que le había ocurrido.

Estar muerto y no estarlo daba lo mismo. Solo quería saber quien era aquel hombre que había asesinado a los dos niños mutantes. Sin olvidar la llamada. La que lo había llevado allí. Al punto de morir o no por ello.

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EN LA CALLE

Buscó el móvil en la chaqueta, un pequeño star-tac, aspecto clásico, poco peso. Buscó en las llamadas perdidas. Quería saber quien era el que lo había acosado durante todo el día. Pero allí tan solo figuraba una llamada ocurrida el día anterior. Alicia le había llamado para que trajera la cena. Por supuesto no se acordó. Mucho trabajo, ya se sabe.

¿Quien demonios le había llamado? Ocultación de llamada. No conocía ningún poder mutante que hiciera aquello. Sonrió.

Miró a su alrededor, la calle seguía en las dos direcciones. Optó por ir por la izquierda.

Caminó un buen rato sin saber que hacer. Tenía dos opciones: esperar o moverse. Eligió moverse y fue hacia el periódico.

Tomó un taxi. Al cabo de media hora de conversación intrascendente, llegó a su destino. Una vez en la puerta. Saludó a Peter, el portero, y este gustosamente le abrió la puerta.

No tenía tiempo ni ganas de hablar. Solo quería saber que era lo que estaba ocurriendo.

Subió por el ascensor y pulsó el botón de la cuarta planta: Documentación. Una vez allí busco a Jimmy, que andaba ocupado en un caso de trasfalco. Fue al grano.

-Quiero que me localices los datos de los dos adolescentes mutantes que han muerto hoy. Habla con quien quieras, pero consíguelo.

Jimmy no puso mas pega que una mueca de descontento. Neal no lo dejó hablar. Al salir de allí se encontró con Laura, una compañera, que parecía muy nerviosa, moviendo unos papeles que llevaba en la mano.

Neal, tan solo la esquivó.

-Mañana.

Entró en el ascensor y pulsó de nuevo la planta cero.

La música que acompañaba el descenso, sonaba rara, como distorsionada. Llegó a la planta cero, salió dedicándole un "adiós" a Peter.

-¿Señor Neal, le pasa algo?

Neal ni se inmutó.

Supongo que sí - se contestó a si mismo.

Neal anduvo por la calle, hasta que al cabo de quince minutos se preguntó a donde se dirigía. Miró a su alrededor: Selva metálica, rugidos de motor. El cielo nublado, aves en el cielo.

Bajó la mirada, buscó dentro de su chaqueta. Sacó un cigarro y lo encendió. Tragó la primera calada suavemente y después la expulsó al aire, frágilmente, como si fuera a romperse. Volvió a la chaqueta y sacó el móvil, quizás no lo había oído. Sereno, descansaba un salva- pantallas animado que le anunciaba que nada había ocurrido.

Tragó una nueva calada. Miró a la calle y después de nuevo al cielo, tomó aire y entró en el bar que había a su espalda. Algo fallaba y no sabía que era. ¿Era él o este asunto?

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EN UN TRANQUILO BAR

Neal hablaba:

-¿Sabes? Hace una semana conocí a una tía.

Estaba sentado, en un bar que está en la esquina de mi calle, tomando una copa tras otra. Lo había pasado mal noches atrás en un 24 horas. Las cosas vienen con retraso, ya sabes. Pero tarde o temprano pagas el precio..

El local estaba abarrotado. Gente bailando o borrachas, ya sabes: las cosas que se hacen en un bar. A mi personalmente no me gusta bailar. No por ningún prejuicio interno ni ninguna chorrada, no. Podías pensar, bailar es de maricas, como dice alguno, o no baila porque no sabe bailar. Y no es así. No bailo porque no me gusta bailar solo.

Si, ya se que puede parecer una gilipollez pero no me gusta hacer nada solo. Odio estar solo. Puedo ganar el pulitzer, pero necesito que haya alguien a mi lado al que contárselo. No se si puedes entenderme. Pero yo si que me entiendo. No quiero estar solo. Esa es mi gran verdad.

Neal paró un momento, bebió del vaso y siguió hablando.

-Bien, sigo en el bar ¿Vale? Allí estaba, sentado. A mi lado la gente disfrutaba de la noche. Sin tapujos, mucha bebida y drogas. Puedes imaginártelo. La noche es la noche. Entonces la vi entrar. Morena, pelo corto, guapa. Con unos grandes ojos verdes. Abrigada con una chaqueta larga. La vi entrar como podía ver a cualquiera. Quiero decir con esto, que tampoco le hice mucho caso. Era otra mas allí. Lo único que la diferenciaba de las demás mujeres que poblaban el recinto era aquella mirada perdida; casi ciega que impregnaban sus ojos.

Entró como quien entra a su casa. Sin poder remediar parar allí por lo menos una vez al día. Como si aquello fuera "algo" que debía hacer esa noche. Y se sentó a mi lado.

Al principio no le di importancia. Copas de mas, ya sabes. Seguía bebiendo y bebiendo, copa tras copa. Solo esperando nublar mi mente y abandonar aquel mundo de locos en el que había ido a parar.

Bebo mucho, ¿sabes?. Cada vez más. Lo noto, pero es algo que no puedo ni quiero remediar. Es esa soledad que te atrapa y se te mete dentro. Esa Amargura y desidia que corroe el alma como si quisiera morir.

Bebí toda la noche. Bebí todo lo que pude y más. Quería estallar. Olvidar la llamada. La puta llamada que me impulsaba a ser alguien que no era, a hacer cosas estúpidas. Meterme en un terreno que no era el mío. ¿No se si me entie ndes?, quiero algo más de esta vida que tengo. Lo quiero. Lo anhelo, pero no sé verdaderamente lo que es.

En un momento dado de la noche, ni me acuerdo la hora para serte sincero, ella me pidió un cigarro. Je, je, le achaqué poca imaginación a su tentativa. Aunque supuestamente aun no sabía si quería algo conmigo. De un forma u otra, si he de ser de nuevo sincero, aquella chica me atraía. Algo había en ella. No sabría explicarlo.

Es como las veces en que entras a un sitio y tu ojos acaban descansando en una persona. La has elegido. Es tu persona. En este caso, y aun sin saberlo, ya la había elegido. Ella era la persona donde mis ojos había descansado entre toda aquella gente que abarrotaba el bar.

Si quieres preguntarme que paso después, he de decirte que no tengo ni idea. Solo sé lo que ocurrió al día siguiente. Al abrir los ojos, la vi en mi cama; durmiendo, con su mano recostada en mi pecho.

Desde hace una semana vive conmigo. Es algo especial. Me encanta mirarla y hablar con ella. Me siento único. No sé explicarlo. Como si yo hubiera sido, eso, el único que la hubiera visto entrar aquel día en aquel bar, que se hubiera sentado a mi lado y me hubiera pedido un cigarro.

Esta mañana la he llamado al trabajo. Y le he dicho que quería hablar con ella. Estaba convencido que quería que se marchara de mi vida. Pero al oír su voz, ...lo he comprendido.

Ahora sé que la quiero. La siento como la única. Esa es la palabra que mejor se acopla a lo que siento. Es la única, la que toca esa parte de mí que aun vive. Que me hace reír y pensar que estoy completo, que tengo todo aquello que necesito. Que me hace olvidar toda mi amargura y toda esa pequeña lucha que se debate en mi alma. Ella es "ELLA". Mi Alicia.

Tu me dirás: Llevas una semana con ella. Puedes creer que la quieres aunque no la quieras. Y yo te digo en cambio otra: Mírame a los ojos y pregúntame: ¿Es verdad que la quieres?

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FALTAN 3 HORAS PARA QUE MUERA ALICIA

Estaba borracho. Lo decía su equilibrio y su vista nublada. Por no decir nada de las tonterías que pensaba. Andaba tambaleándose, de un lado al otro de la calle. La gente lo miraba: "Vaya imbécil, con pasta y borracho" El no escuchaba nada, solo andaba y andaba.

A lo lejos vio a dos personas que se acercaban. Se podia decir que la calle estaba poblada, pero esas dos personas destacaban por algo. Sabía que algo los diferenciaba. Ya no por sus ropas; llevaban un atuendo común. Ni por la belleza de una de ellas. Una rubia de ojos azules y suaves rasgos. No era eso, era algo más. Cuando los tuvo ya muy cerca, pudo ver que uno de ellos, un varón de 35 años, pelo castaño, tenía media cara cubierta por un metal. Cuando se cruzó con ellos, intentó decir algo, pero no pudo por mas que lo intentó. Así que siguió andando.

A los pocos minutos de un trayecto a ninguna parte, optó por descansar un poco, así que se sentó en el suelo, al lado de unos contenedores. Allí rumió unas cuantas palabras sin sentido. Como tenía calor, se quitó la chaqueta. Al rato, se quedó completamente dormido. Al mismo tiempo, la noche se abrió paso.

Soñó con el aseo del bar que había frecuentado esa misma noche. El sueño era claro, muy claro, casi lúcido. En el sueño, entraba al aseo y comenzaba vomitar en una de las tazas. Los manises blancos que adornaban el aseo relucían ante él, dándole un sosiego tal que apartó de su mente el deseo de vomitar toda la bebida.

Se encontraba a gusto en el sueño, iluminado por ese blanco. Después de limpiarse la boca con un poco de papel higiénico, se dirigió al lavabo, donde, con un poco de jabón, se lavó las manos y la cara. Y allí la vio. Alicia. Su amada Alicia. Con la cara ensangrentada y la mirada distraída en el vacío. Muerta.

El plácido sueño se tornó entonces en una agria pesadilla. Primero, el cristal se rompió en mil pedazos. Después, comenzaron los gritos, que provenían del interior de las tazas del water. A continuación, empezó a brotar un líquido negro, con la misma apariencia del petroleo que inundó todo el aseo. Allí se podía ver como se formaban brazos y cabezas que parecían querer salir. Neal reaccionó inmediatamente. Saltó por encima de la masa oscura y salió por la puerta. Fuera, donde se imaginaba que habría gente, no había nadie mas que el barman. Se acercó tímidamente hacía él, mientras intentaba olvidar que alguien le gritaba desde el interior del aseo. El barman parecía normal. Parecía, claro. Pero no lo era. Barría con una sola mano, ya que tenía amputado el brazo derecho. Al ver esto, Neal esperó algún tipo de ataque. Pero no ocurrió nada. El barman tan solo le dio las buenas noches.

-Señor, ¿no escucha los gritos?- se atrevió a preguntar Neal.

-Sí. Los escucho. Es normal. Tienen hambre y quieren salir. No hay nada malo en ello-.

En ese momento Neal supo que estaba soñando. Aquello era completamente irreal.

Miró al frente, hacia la salida. Lo único que lo separaba de la calle era una puerta de cristal.

Volvió la mirada de nuevo hacia el barman.

-¿Sabe qué es lo que me ocurre?

-No.- le contestó el barman. - pero sé que dentro de media hora va a morir una persona muy querida para usted. Y en vez de intentar hacer algo por ella, está durmiendo a causa de una borrachera. Es lo mas que le puedo decir sin que cuente mas de lo debido- Los gritos seguían sonando aterradores y parecían acercarse poco a poco.

-Sueño, ¿verdad?- se dirigió de nuevo hacia el barman

-No, sólo duerme. Soñar sólo sueñan los que tienen sueños que soñar.

En ese momento sonaron las campanillas de la puerta, que por cierto,nunca antes habían existido, anunciando la entrada de un nuevo cliente al bar. Neal conan , con miedo, se volvió hacia la puerta de cristal. Frente a él había un tipo bajo, un poco regordete. Al mirar hacia él, este sonrió.

-Hola Señor Conan, le gustaría acompañarme. Tengo que hablar con usted de un asunto.

-¿Con quíen tengo el gusto de hablar?- preguntó amablemente Neal.

-Se me conoce vulgarmente por el nombre de Tic-tac, ya sabe, como el reloj.

-¿Y qué tema quiere discutir conmigo?

-Quiero hablarle de Alicia y el asesino mutante que usted persigue, que por cierto, debemos darnos prisa, ya que dentro de 29 minutos y 59 segundos, matará a su novia mientras toma una ducha .

Neal sintió un escalofrío.

-Estoy soñando, ¿verdad?- volvió a preguntar, esta vez a Tic-tac.

-Digamos que sí, como ya le ha dicho el señor B, usted duerme. Pero eso no quiere decir que no sea verdad lo que le estoy contando. Usted podría deducir que esto es un sueño, y que como tal, todas las cosas que ocurren en él son mentira. Yo sin embargo, le podría decir que esta usted equivocado. Y que, aun tratándose de un sueño que usted esta viviendo, eso no quiere decir que no tenga su porción bastante grande de realidad para mí.

Verá, digamos que es la única manera que tengo de poder comunicarme con usted. Por lo tanto, lo que para usted es un sueño, para mí está siendo algo real que estoy viviendo desde mi humilde morada.

¿Tendría la amabilidad de escucharme cinco minutos? Creo que es un buen trato: cinco minutos por la vida de Alicia. ¿No creé?.

Siendo al principio un poco reticente, tratándose como se trataba de un sueño, aceptó de buena gana la invitación de su contertulio, así que se sentó en la silla, mirándose los dos frente a frente

-Escucho.

Verá, soy uno de esos que llama la gente engendro mutante. Mi cualidad, véase poder, es lo único que puede hacer posible salvar a su novia. Usted se preguntará cual es. Es fácil. ver el futuro, bueno, eso estaría francamente bien, aunque no es mi caso, no veo por así decirlo un único y real futuro, sino múltiples posibilidades. Hace tres días, me crucé con usted por la calle, por supuesto no se dio cuenta de mi presencia. Mas, si no quería ser visto, ya me comprende. En el momento en que me crucé con usted, vi un posible futuro. No le voy a decir cual fue, pero me pareció lo suficientemente atractivo como para fijarme en usted como persona. Pasé buena parte de estos días, aun sin usted siquiera saberlo, a su lado. Cuando comía, yo estaba mesas atrás comiendo; cuando escribía a máquina en su despacho, yo encogido, lo miraba desde una ventana; cuando usted hacía el amor con su novia, yo reposaba en su sillón, bebiendo su güisqui y degustando una buena película en su DVD último modelo.

En esos dos días que pasé a su lado, comencé a tener mas visiones. En una de ellas vi a aquel chico que murió convertido en una masa sin forma, y también, lo que después ocurrió con aquella otra adolescente en el Macdonals. Para serle sincero, aquello no me llamó la atención. Lo que si lo hizo, fue el causante de aquellas muertes, y siempre presente en todos los posibles futuros que yo veía. En uno de ellos, lo vi asesinando a su novia, y poco después intentándole matar a usted. Cosa que no ocurrió, por lo menos en mi visión, ya que usted conseguía tirarlo por la ventana. Pues bien, digamos que este asesino de mutantes me interesa, no me pregunte porqué, ya que no le voy a contestar. Lo que si le voy a decir es que quiero que usted me entregue a ese mutante. ¿Como? Preguntará - "yo soy solo un simple humano, ¿qué puedo hacer contra un mutante que puede hacer las cosas que les hizo a esos niños?." Bien, la respuesta es clara. Usted puede hacerlo, ya que sus poderes no le afectan, como , supongo ya habrá comprendido. Este sujeto tiene como poder desestabilizar los poderes mutantes, y solo puede usarlo sobre mutantes, nunca contra humanos. Por lo tanto, usted, al ser 100 % humano, puede hacer mucho más que cualquier mutante, incluido yo.

Las dos preguntas que seguro que le están viniendo a la mente son: ¿Alicia es mutante?. La respuesta es: Sí. Alicia es mutante. La segunda es: ¿Por que yo? Hay mucho supertipo con poderes no mutantes. Mi respuesta podia ser que no me interesa la ayuda y las posibles preguntas que me podría formular cualquier campeón de la justicia y demás. Sería completamente cierta, pero no es la respuesta que le voy a dar.

Mi respuesta es que usted es el único que puede salvar a Alicia. Como también le digo que es el único que puede hacer que muera. Ya sabe, las posibilidades son muchas. Bendito libre albedrío.

Ahora mismo solo tengo dos visiones. En una, usted salva a Alicia y me entrega al "malo". En otra muere Alicia y el malo escapa. Siendo sincero hay otra, pero esta no es creíble ya que incluye la aparición del motorista fantasma, no sé si lo conoce, un tipo cadavérico y lleno de llamas. Aunque bueno, eso ya es otra historia.

La verdad es que solo barajo dos posibilidades, En una acabamos los dos con lo que queremos, yo con ese mutante y usted con la chica. En la otra, sin embargo, ninguno acaba con lo que desea. Aunque supongo que existen más. Es posible, y quizás las vea con el tiempo. Aunque, la verdad, no queda mucho, solo 30 minutos y 58 segundos. ¿Raro verdad?

Es un sueño, recuerde, las cosas ocurren más despacio ahí fuera. Eso nos da más tiempo del que tenemos.

Según mis estimaciones, le quedan 2 minutos de sueño. Por lo tanto, dispondrá de 28 minutos para ir hacia su casa e intentar salvarla. Si lo consigue, recibirá mi llamada. Si no lo consigue,...supongo que todos tenemos que tener una némesis que nos haga movernos en esta vida. Un rival al que perseguir y derrotar. Quizás, esa sea su llamada, eso que hará que lo reactive. El precio será duro, si ocurre, pero quizá encuentre una satisfacción plena en todo esto.

El destino es muy cabrón y le gusta jugar a los dados con nosotros. ¿Quién sabe...?

En fin, tengo que irme. Ha sido un placer hablar con usted, aunque haya sido solo yo el que haya hablado

Buenas noches.

Tic-tac salió por la puerta de cristal, acompañado por el barman que había dejado la escoba a un lado.

Mientras, Neal estaba callado. Hacía tiempo que había olvidado los gritos.

Ahora solo pensaba en Alicia.

Soñaba que pensaba en Alicia.

Y como pensaba en ella, soñó que quería despertar. Tres veces.

Hasta que lo consiguió.

Despertó

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FALTAN 28 MINUTOS PARA QUE MUERA ALICIA

Miró el reloj. Estaba confuso. La cabeza le iba a estallar. Y esta vez de verdad.

A pocos metros de él, contempló a dos figuras que anduvieron en línea recta hasta perderse en la lejanía. A una de ellas le faltaba el brazo derecho. Se levantó. Se acordaba perfectamente de lo que había soñado. ¿Aquello era verdad? ¿Podía confiar en un sueño? Pensó en Alicia. Recordó el espejo, su cara ensangrentada, sus ojos perdidos. Se le hizo un nudo en la garganta. Pero, ¿y si era verdad?, ¿y si Alicia moría?

Y sino se movía y no evitaba aquel destino que se cernía en la persona que secretamente amaba.

¿Qué debía hacer? ¿Qué iba a hacer?

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La Sala de Prensa

Hola a todos, ha sido una larga espera, pero creo que ha merecido la pena...

Dob nos ofrece el segundo capítulo de una de las sagas más atmosféricas (Lynchniana, diría yo) y conseguidas de Marveltopía. Una saga distinta para una serie distinta.

Tras tantos meses de vacio, la verdad es que tampoco ha habido excesivas quejas por la ausencia, lo cual nos fortalece como "serie de culto", avalada por la crítica (nótese, 6 nominaciones a los últimos topis, y una única victoria) e ignorada por el público general...

(sí, un poco de victimismo no viene mal, ¿vale?)

Pues nada, gente, aquí el correero oficial de "Neal Conan" que sigue a la espera de vuestras cartas. El próximo número acaba la saga de Dob y después, tiembla mundo, porque Cifra2 contraataca, y con ganas de polémica!!!

Tiembla, Marveltopía, tiembla.

Cifra2 / Jesús Alonso

Para dirigirte a este correo manda tus cartas a cifra2es@yahoo.es con el asunto "SALA DE PRENSA". Espero ansiosamente tus alabanzas y sobornos.

 
 
   
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